Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y el hermoso poema en el que basaremos nuestra historia de hoy es del talentosísimo poeta chileno Pablo Neruda quien fue uno de los poetas más influyentes y reconocidos del siglo XX. El poema 20, es parte de su obra "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" (1924). Espero lo disfruten


Poema 20

By Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Edward observaba el cielo estrellado desde el balcón de su apartamento. Las luces centelleantes parecían burlarse de su soledad, recordándole a Bella y los momentos compartidos bajo el manto estrellado. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras recitaba en voz baja los versos del poema de Pablo Neruda que tanto le recordaban a ella.

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche..."

Cada palabra resonaba en su alma, evocando recuerdos dolorosos de su relación con Bella. Recordó el amor apasionado que compartieron, las risas, los abrazos y los sueños compartidos. Pero, sobre todo, recordó el día en que Bella decidió partir, dejándolo con un corazón roto y versos tristes por escribir.

Recuerdos en la Penumbra

Edward cerró los ojos y se dejó llevar por la corriente de recuerdos que lo inundaba. Recordaba el día en que conoció a Bella en aquella cafetería acogedora, donde una mirada fue suficiente para encender la chispa del amor entre ellos. Recordaba las largas conversaciones nocturnas, las risas compartidas y los momentos de ternura que parecían detener el tiempo.

Pero también recordaba los días oscuros, cuando las discusiones y las diferencias de opinión amenazaban con separarlos. Recordaba las noches de insomnio, preguntándose si su amor sería suficiente para superar los desafíos que enfrentaban. Y finalmente, recordaba el día en que Bella le dijo que se iba, llevándose consigo una parte de su corazón y dejándolo con una sensación de vacío que parecía insuperable.

Bajo el Manto Estrellado

Las estrellas brillaban en el cielo como testigos silenciosos de su dolor. Edward sintió un impulso repentino de salir y caminar bajo el manto estrellado, como si las estrellas pudieran ofrecerle consuelo en su hora más oscura. Se puso un abrigo y salió a la fría noche, con el eco de los versos de Neruda resonando en su mente.

Caminó sin rumbo fijo, dejando que sus pensamientos vagaran libremente. Pasó por lugares que solía frecuentar con Bella: el parque donde compartieron su primer beso, el café donde solían reunirse por las mañanas y el puente donde prometieron amarse por siempre. Cada lugar evocaba recuerdos vívidos de su amor perdido, y Edward se aferraba a ellos como a un salvavidas en medio de un mar tormentoso.

En Busca de Respuestas

La noche avanzaba lentamente, pero Edward se negaba a rendirse. Decidió buscar a Bella, aunque sabía que era una tarea casi imposible. Recorrió las calles de la ciudad, preguntando a los transeúntes si habían visto a una mujer de cabello oscuro y ojos brillantes que respondía al nombre de Bella. Pero sus esfuerzos fueron en vano, y la noche lo envolvió en una sensación de desesperación y desamparo.

La Carta de Despedida

De regreso a su apartamento, Edward se sentó frente a su escritorio y sacó un trozo de papel y un bolígrafo. No podía soportar la idea de que Bella se fuera sin saber cuánto la amaba, así que decidió escribirle una carta de despedida. Las palabras fluían de su pluma con una facilidad sorprendente, como si el papel mismo estuviera impregnado con su dolor y su amor.

Querida Bella,

Esta noche, mientras observo las estrellas desde el balcón de mi apartamento, no puedo evitar pensar en ti. Recuerdo los momentos felices que compartimos juntos, pero también las lágrimas y los desafíos que enfrentamos. Sé que nuestra relación no fue perfecta, pero siempre pensé que nuestro amor era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo.

Me rompe el corazón pensar que te has ido, pero también me da esperanza saber que estás siguiendo tu propio camino. Quiero que sepas que te amaré siempre, sin importar dónde estés ni lo que hagas. Tu recuerdo vivirá en mi corazón para siempre, y nunca dejaré de buscarte en las estrellas del cielo nocturno.

Con todo mi amor,

Edward

El Amanecer de un Nuevo Día

Edward dobló la carta con cuidado y la guardó en un sobre. Luego, se dirigió a la ventana y contempló el amanecer que se asomaba en el horizonte. A medida que los primeros rayos de sol iluminaban el cielo, sintió una sensación de paz y renovación llenar su alma.

Sabía que el camino por delante sería difícil, pero también sabía que tenía el coraje y la determinación necesarios para seguir adelante. Con un suspiro de alivio, se alejó de la ventana y se dirigió hacia el nuevo día que se abría ante él, listo para enfrentar lo que el destino le deparara.

Y así, bajo las estrellas del adiós, Edward comenzó su viaje de autodescubrimiento y sanación, sabiendo que, aunque Bella ya no estaba a su lado, su amor perduraría por siempre en su corazón.