Commitment.
Recuperarse no fue una odisea pero le afectó bastante el hecho de que ya no podría jugar con su sombra como antes lo hacía. A partir de aquel momento, Andrew se lo pensaría dos veces antes de meterse con su gemelo, ya que tendría que estructurar un plan de respaldo a cualquier violenta o silenciosa contingencia con la que su hermano lo contraatacaría. Sin embargo, no podía decir que no estaba orgulloso de él por ello. Habían pasado unas semanas muy cómodas. Los tres hermanos habían estado planeando solventarse un departamento cercano a sus universidades para por fin alejar a su Ashley de los maltratos de su madre, pensando que con un empleo cada uno podría funcionar, a pesar de que todavía dejaban en duda cuál sería la suerte de alguien que no había mantenido un empleo en su existencia.
Pero tal parecía que la vida les tenía destinada la ruina.
Andrew caminaba sin ganas de vuelta al refugio después de que las clases fueran interrumpidas por la ausencia de la profesora de turno por motivos personales, así que estaba decidiendo cómo pasar las horas que faltarían para estar junto a su hermanita y gemelo. Más en cuanto vislumbró a la lejanía una patrulla con las sirenas encendidas tuvo un mal presentimiento, y escuchando los comentarios que lanzaron las personas a su alrededor se enteró que aquellos policías estaban solicitando indicaciones para llegar a la universidad que cursaba Andy para investigar a cierto estudiante que había sido visto estrangulando a una muchacha en la calle.
El menor de los gemelos abandonó todo pensamiento o compostura para impulsarse correr por toda la calle hasta donde se estacionaban los taxistas, consiguió un conductor disponible y le pidió apresuradamente que se dirigiera a dicha universidad, suplicando al universo llegar antes que cualquier policía. Cuando llegaron a su destino, ni siquiera se molestó en recibir el cambio del pago, dejó hasta la puerta abierta en su carrera por encontrar a su gemelo por un sitio tan inmenso. Grandes fueron las casualidades que después de unos momentos (que para él se sintió una eternidad) consiguió encontrar a Andy caminando junto a un compañero de clase, así que sin molestarse siquiera en tomar un respiro, el menor de los gemelos corrió hasta él.
— ¡Andy! —El aludido miró contrariado a su hermano, incapaz de evadir la mano que lo sujetó del brazo y arrastró lejos de su confundido acompañante.
— ¿¡Qué carajo!? Andrew, ¿qué haces aquí? —exigió saber mientras corrían lejos de las vistas de otros alumnos y docentes.
— ¿Hay algún sitio privado aquí donde podamos hablar? —interrogó en cambio, recuperando un poco de aliento cuando creyó que estaban relativamente a salvo de curiosos. El mayor de los gemelos frunció el entrecejo pero al final decidió llevarlos a un almacén en las orillas de la institución, en la parte más silvestre y silenciosa de entre salones y talleres solitarios.
— ¿Vas a decirme qué pasa?
—Lo saben. —Andy sintió a su sangre helar con esa sola oración—. La policía encontró un testigo y se dirigen acá para interrogar a los estudiantes.
— ¿Qué…? E-Estás bromeando, ¿verdad? Ya hace un tiempo de eso, no es posible que…
—Créeme, yo mismo quisiera equivocarme. Pero si tienen una descripción adecuada de cómo lucías ese día o algún familiar de la tipa supo con quién saldría, podrían no tardar en encontrarte.
—Me estás jodiendo… no… no puede ser… —Andy se estremeció, a punto de perder el control.
—No puedes quedarte alrededor, será mejor que nos vayamos ahora.
— ¿A dónde? Si preguntan a mis amigos y no me encuentran cuando ya me han visto, será sospechoso. Si piden datos no tardarán en dirigirse a nuestro domicilio. No importa lo que hagamos, me encontrarán.
—Puedo esconderte, desde niño he estado preparándome para cosas como estas. ¿Por qué te imaginas que no encontraron nunca el cuerpo de Nina? ¿Qué me dices de mi último asesinato? Por eso sé que puedo ocultarte a ti y será igual de efectivo.
—Ocultar un cuerpo es distinto de una persona viva, Andrew.
—Vamos, bastará con que dejemos pasar suficiente tiempo. Podríamos darte por muerto y no necesitarán ir tras un cadáver.
—No… no soporto la idea de vivir como un fugitivo. Aún si me librara de esta no hay forma que todo vuelva a la normalidad sólo porque sí.
— ¿Prefieres que te atrapen y seas sentenciado a cadena perpetua? Porque como están las leyes, podrías hasta alcanzar la pena de muerte, grandísimo imbécil.
—Yo… —Andy se tomó de la cabeza y se deslizó hacia abajo hasta quedar arrodillado en el suelo con los pensamientos corriendo a extrema velocidad, mientras las palpitaciones de su corazón se volvían más y más ruidosas para sí mismo a medida que el pánico aumentaba.
—Ven conmigo, Andy. Podemos salir de esta, huyamos. Esto está perdido.
Andy cerró los ojos con fuerza, sin saber cómo estaba resistiendo las ansias de llorar por toda la presión arterial que estaba experimentando, siendo incapaz de escuchar más a su gemelo quien estaba dando mil razones por las que deberían moverse antes de que fuese demasiado tarde, pero no podía escuchar. No se arrepentía de haber asesinado en nombre de Ashley, pues sabía muy bien que lo volvería hacer si tuviera la oportunidad pero la sola idea de desaparecer y ser alejado de lo único que verdaderamente le importaba lo tenía paralizado. Sin embargo, pronto algo causó que todo el caos que era su mente sufriera una pausa abrupta y eso fue lo próximo que hizo su gemelo. Notó el movimiento de reojo pero en cuanto sintió el impulso de alzar la vista se dio cuenta que Andrew sólo estaba en interiores.
—Quítate la ropa y ponte esta —le ordenó extendiéndole sus prendas, Andy finalmente pudo reaccionar y comprender lo que su gemelo tenía en mente.
— ¿Qué…? ¡No!
—Sólo hazlo, ¿quieres?
—Andrew-
— ¡Hazlo! —Aunque todavía titubeante, Andy obedeció con manos temblorosas e intercambiaron su ropa y mochilas sin dificultad—. Ahora quiero que saltes esta barda como el delincuente que eres y vuelvas a casa a perder el tiempo, ya que tus clases terminaron hoy por una profesora que debe atender su maldita esquizofrenia. ¿Entendiste, Andrew?
—No puedes simplemente-
—Andrew. —La forma en que pronunció su nombre compartido fue firme—. No te preocupes, solucionaré esto. Si no puedo… al menos, puedes pensar que soy quien más se lo merece, ¿cierto? Te prometo no lloriquear esta vez —bromeó con una sonrisa derrotada.
—No puedes-
Andy una vez más guardó silencio cuando las manos de su gemelo sostuvieron sus hombros, usándolos de soporte para inclinarse hacia él suavemente, sólo para murmurar en su oído.
—Ahora yo seré tu sombra… —El mayor de los gemelos tembló frente aquella declaración, algo que los había marcado desde que eran pequeños. Era injusto que él lo utilizara ahora, para protegerlo cuando se suponía que pudo tomar esto como su oportunidad de quitarlo de en medio de una vez por todas. No debería querer salvarlo de un error tan absurdo. Todo eso Andy quiso decírselo pero la pena le había formado un nudo ciego en la garganta—. Cuida de Ashley por mí.
Y con eso tomó la mochila que le correspondía para salir de la oscuridad y encaminarse a la que debía ser su siguiente clase, después de todo había aprendido recorrer ese lugar por tantas veces que fingió ser su gemelo para jugarle bromas pesadas al mismo o cobrarse una venganza. Andy lo vio alejarse, apenas resistiéndose de arruinar su plan y dejar que los arrestaran a ambos. Con el corazón en el puño se dio la vuelta y se dispuso cumplir sus deseos de escapar. Escaló el muro a marchas forzadas, tomó un autobús (desde donde observó a un par de patrullas manejar por la carretera) y volvió a casa. No se inmutó cuando se encontró con su madre ni fue capaz de generar alguna emoción cuando llamaron a la puerta del departamento horas más tarde. Fingió estar escuchando cuando los oficiales les contaron el motivo de su visita.
Y conmocionado tomó posesión de una silla en el comedor y ahí se quedó el resto del tiempo. Pero cuando sintió la presencia de su hermana pequeña en el mismo espacio que él, el motor de su cuerpo trabajó de nuevo, motivo por el que levantó su mirada muerta hacia ella, leyendo a la perfección la expresión de horror adornando ese rostro femenino que tanto amaba.
—Se lo llevaron… —dijo, hueco—, en mi lugar…
—Andrew...
La voz de Ashley se quebró sin remedio y se lanzó en busca del consuelo que podría brindarle su hermano mayor, completamente rendida a un llanto desolador. Mientras que el otro sólo la sujetaba con fuerza, su semblante muerto permaneciendo sobre su figura para evitar nublar su mente como hacía tiempo estaba intentando. Los hermanos Graves estaban viviendo lo que más temían; habían sido separados.
