Capítulo 12: El reencuentro con Terry

La tarde en Chicago era oscura y lluviosa, reflejando el estado de ánimo de Terry mientras recorría las calles en busca de Candy. Su determinación de encontrarla no había disminuido desde su confrontación con Archie. Sabía que necesitaba respuestas de ella, que solo Candy podría aliviar el peso que llevaba en su corazón.

Finalmente, después de horas de búsqueda, Terry la vio. Candy estaba de pie bajo un viejo roble en un parque casi desierto, mirando al horizonte con una expresión de profunda melancolía. Al verla, el corazón de Terry latió con fuerza, lleno de una mezcla de esperanza y desesperación.

Se acercó lentamente, sus pasos resonando en el suelo mojado. Candy, sintiendo su presencia, se giró y sus ojos se encontraron. El aire se llenó de tensión, recuerdos y amores no resueltos. Durante unos instantes, ambos permanecieron en silencio, atrapados en una tormenta de emociones.

—Candy... —dijo Terry finalmente, su voz temblando—. Necesito entender por qué tomaste esa decisión. ¿Por qué te casaste sin amor?

Candy sorprendida por la aparición de Terry, no se explicaba cómo era posible que él se hubiera enterado de la boda y sobre todo que hubiera tenido la osadía de llegar a reprocharle aquello. Como sabía que se había casado sin amor?. En realidad ya no importaba, no tenía interés en saber cómo es que parecía estar enterado de todo y aparte llegar ahí hasta Chicago solo a reprochar aquello. Así que solo bajó la mirada, incapaz de sostener la intensidad de sus ojos.

—Terry, no deberías estar aquí —susurró, tratando de evitar sus preguntas—. Tienes a Susana, ella te necesita.

Terry dio un paso más cerca, su rostro lleno de dolor y decepción.

—No te dejé en libertad para que fueras infeliz. Pensé que si tú eras feliz, aunque yo no lo fuera, podría seguir adelante. Pero ahora, saber que tú también estás sufriendo... me ahoga. Me hace sentir vacío. —Su voz se quebró, revelando la profundidad de su herida—. Candy, te sigo amando. No he podido olvidarte y nunca lo haré. Siempre tuve la esperanza de volver a tu lado.

Candy levantó la mirada, sus ojos llenos de lágrimas. Las palabras de Terry la habían golpeado como una tormenta, removiendo sentimientos que había intentado enterrar.

—Terry, por favor, no me hagas esto. —Su voz era apenas un susurro—. No puedo cambiar lo que he decidido. Archie y yo... estamos tratando de hacer lo correcto. No puedes venir aquí y reclamarme, cuando tú deberías estar con Susana. Ella te necesita más que yo. Ni siquiera entiendo por qué estás aquí, si nuestras vidas ya no tienen ninguna relación.

Terry la miró, incrédulo ante sus palabras.

—¿Cómo puedes decir eso, Candy? ¿Crees realmente que puedes ser feliz con Archie? —Su voz estaba llena de desesperación - Yo sé que no es así, yo sé que no lo amas.

Candy tragó con dificultad, sintiendo que su corazón se rompía un poco más con cada palabra.

— Por qué estás tan seguro de eso, Terry. Estoy intentando ser feliz, estoy haciendo lo correcto. Por favor, entiende eso y déjame en paz. —Su voz se quebró, mostrando su propio dolor.

Terry cerró los ojos, dejando que las lágrimas cayeran. Sabía que no podría cambiar lo que estaba sucediendo, pero el dolor era insoportable. Sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se alejó, dejando a Candy de pie bajo el roble, con lágrimas rodando por sus mejillas.

Mientras caminaba bajo la lluvia, Terry sintió que el peso de su amor no correspondido lo aplastaba. El reencuentro con Candy no había hecho más que profundizar su tristeza, y ahora, más que nunca, se sentía perdido en un mar de emociones desbordantes.

Candy, por su parte, quedó sola, su corazón roto y su alma llena de dudas. Sabía que el camino adelante sería difícil, pero tenía que seguir adelante, por Archie, por el bebé, y por la promesa que había hecho a Annie.