Capítulo 16: Archie descubre la verdad

Las dudas atormentaban a Archie desde la conversación con Candy. Cada palabra de ella resonaba en su mente, y no podía ignorar la sensación de que algo estaba mal. Un día, cuando Candy se encontraba trabajando en el hospital, Archie decidió resolver sus dudas de una vez por todas.

Con el corazón pesado y la mente llena de remordimientos, se dirigió al dormitorio de Candy. Al entrar, sintió una punzada de culpabilidad, pero su necesidad de saber la verdad era más fuerte. Se acercó al taburete donde recordaba haber visto a Candy guardar algo con tanto cuidado. Revisó los cajones, pero no encontró el periódico. Sin embargo, sus manos encontraron un pequeño diario de tapas gastadas.

—No debería hacer esto —murmuró para sí mismo, pero su mano ya estaba abriendo la primera página.

Archie comenzó a leer, y a medida que avanzaba, su corazón se hundía más y más. Cada palabra escrita en esas páginas era un testimonio del amor que Candy sentía por Terry. El diario estaba lleno de recuerdos, momentos compartidos y confesiones de un amor que nunca había desaparecido.

"Hoy lo vi en mis sueños de nuevo... Terry, nunca podré olvidarte. Aunque estoy casada con Archie, mi corazón siempre te pertenecerá a ti..."

Archie sintió que las palabras se le clavaban como puñales. Cerró el diario con fuerza y se dejó caer en una silla, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas. La traición no era tanto el amor de Candy por Terry, sino la mentira que le había dicho.

—Me dijo que no lo amaba... —susurró, sintiendo una mezcla de celos, enojo y una profunda tristeza.

Cuando Candy llegó a casa esa tarde, notó la tensión en el aire. Archie estaba sentado en la sala, con el diario de Candy en sus manos. Su expresión era una mezcla de dolor y resignación.

—Archie, ¿qué ocurre? —preguntó Candy, aunque en el fondo ya sabía la respuesta.

Archie la miró, sus ojos llenos de lágrimas reprimidas.

—Lo sé todo, Candy. Leí tu diario.

Candy sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Se acercó lentamente, pero Archie levantó una mano para detenerla.

—¿Por qué, Candy? ¿Por qué me mentiste? —su voz era un susurro lleno de amargura.

Candy se quedó en silencio, incapaz de encontrar las palabras adecuadas.

—Lo siento, Archie. No quería hacerte daño. Solo... quería intentar ser feliz contigo. Quería cumplir con mi promesa a Annie.

Archie se levantó, su rostro una máscara de dolor.

—¿Feliz? ¿Cómo puedes ser feliz si tu corazón pertenece a otro hombre? —la acusó, con la voz temblando de emociones encontradas—. Me dijiste que no lo amabas, que estabas aquí conmigo, pero todo era una mentira.

Candy intentó acercarse, pero Archie se alejó, incapaz de soportar su cercanía en ese momento.

—Archie, yo... —Candy intentó hablar, pero las palabras no salían.

—No, Candy. No puedes seguir viviendo una mentira. Yo te amo, y he intentado todo para que me ames, pero no puedo competir con un fantasma. —Archie se frotó la frente, tratando de calmarse—. Te prometí a Annie que te cuidaría, pero no puedo obligarte a amarme.

El silencio entre ellos era palpable, lleno de palabras no dichas y emociones reprimidas. Finalmente, Archie tomó una profunda respiración y miró a Candy a los ojos.

—Necesito tiempo para pensar, Candy. No puedo seguir así, sabiendo que nunca podré tener tu corazón completo.

Candy asintió, sus ojos llenos de lágrimas.

—Lo entiendo, Archie. Lamento mucho haberte causado tanto dolor.

Archie se dirigió a la puerta, sintiéndose más perdido que nunca. Al salir, sabía que tenía que enfrentarse a sus propios sentimientos y encontrar una manera de reconciliar su amor por Candy con la necesidad de honrar la memoria de Annie. La verdad había salido a la luz, y ahora, cada uno debía encontrar su propio camino en medio del caos de sus corazones.