—Tenias razón Jack, montar en un dragón es una experiencia diferente —murmuró lo más discretamente que pudo la pelirroja debido al viento. Ella estaba detrás del joven vikingo sobre el adorable dragón furia nocturna; dado a que Chimuelo era el más tranquilo de todos los dragones, se decidió que la pelirroja fuera con el castaño para decepción de Patán.

—Que te dije, vale la pena intentar otra vez ¿no?

—Creo que sí.

—Oye ¿Quién es Jack?. Haz estado hablando al aire desde que llegaste aquí —llamo su atención el castaño mirándola por encima de su hombro; la veía con una curiosidad extrañada—, y dudo que te hayas referido al Terrible Terror.

—Ah, emm b-bien…mi amigo es invisible ante algunas personas y su nombre es Jack…Jack Frost en realidad.

—¿Jack Frost, eh? —la mirada de Hipo fue hacia el cielo pensativo tratando de retener un recuerdo fugaz que pasaba en su mente.

Jack por su parte solo lo miro de manera interesada, esperando alguna reacción de realización; desafortunadamente así como llego ese recuerdo se fue con el viento e Hipo bajo la mirada encogiéndose de hombros, talvez la chica tenía un amigo imaginario.

—Demasiado bueno para ser verdad —susurro Jack mirando hacía otro lado.

—Mira ya llegamos al Acantilado del Dragón Salvaje —Hipo señaló unas plataformas dónde al final de estas había una especie de altar donde un dragón podía posarse. Chimuelo aterrizó al comienzo de esta, dónde terminaba el bosque; los dos chicos bajaron e Hipo saco un pescado de una bolsa colgada a un lado del furia nocturna y se la dio a la pelirroja.

—Bien, normalmente cuando ayudamos a cada jinete a encontrar su dragón. Ellos escogen de los que ya tenemos domesticados, pero a veces no llega a ser suficiente y no hay esa conexión con el dragón. Algunos tienen que trabajar para conectar con el dragón adecuado, por eso hemos implementado está nueva tradición. Cuando los jóvenes cumplen los doce años es momento de su iniciación para convertirse en un jinete; de escoger a su dragón; su mejor amigo para toda la vida.

—¿A los doce años?

—Creemos que es adecuado…además de que fue lo que logré acordar con Astrid, ella insistió mucho que los más jóvenes iniciarán a los diez años e incluso a los siete y eso que también mi padre sugirió desde los cuatro años…para formar carácter jeje.

—Oh …entonces ¿Qué tengo que hacer?

—Acércate a ese altar con el pescado y espera; si un dragón se acerca, acepta el pescado y siente curiosidad a ti, entonces empezara tu entrenamiento para trabajar en la conexión y confianza en tu dragón.

—Bien…creo que puedo hacerlo —la pelirroja camino hacia el altar; se sentó cruzando las piernas y extendiendo los brazos dejando a la vista el pescado a los dragones que volaban cerca del acantilado.

Algunos se quedaban un tiempo mirando curiosos hacía el pescado para después se irse sin más. Otros deliberadamente la ignoraban.

La pelirroja soltó un suspiro: Probablemente debería seguir buscando al líder de los sicorazón pensó con su vista al pescado. Hasta que sintió una fuerte brisa que le levanto su flequillo; al mirar hacía arriba sus ojos se abrieron estupefactos al contemplar al dragón que se acerco: Un gran dragón que aterrizó en sus cuatro patas, sin embargo lo curioso de ellas era que en vez de tener tres o cuatro dedos, solo tenía una que terminaban en una garra en forma de anzuelo; a diferencia de los demás dragones como Chimuelo que tenían piel escamosa a simple vista, este dragón la tenía extrañamente lisa de color verde oscuro con algunos detalles amarillos y violetas en la cola, patas, alas y lo que pensaba eran sus cuernos y su "pico". Pero lo que hizo que Kairi entrecerrara más sus ojos, examinándolo más al ver la frente del dragón: Una extraña marca. Una marca que le era vagamente conocida.

El dragón la observaba, fijamente a sus ojos, sin miedo, solo examinándola (y sospechosamente de reconocimiento pero la pelirroja no entendía porque). Kairi recordó el consejo que le dio Hipo y le ofreció el pescado bajando la mirada. Él dragón acepto el regalo, comiéndoselo de dos bocados (algo parecido a las grullas), después la chica procedió a estirar su brazo, expandiendo la palma de la mano, bajando la mirada para que la criatura no lo interpretara como un desafió. Pudo levantar la mirada una vez que sintió como el dragón recargo su frente en su palma.

—Vaya eso…no estuvo tan complicado —ella volteo hacia Hipo, Chimuelo y Jack. Que en silencio la felicitaban desde los arbustos. Regreso su mirada al dragón, esté ya se había dado cuenta de los demás en los arbustos, que sorpresa resultó en no verlos agresivamente sino con curiosidad cautelosa.

Chimuelo fue el primero en acercarse después Hipo y Jack. Ambos dragones se olieron y el furia nocturna jugueteo un poco con el otro para entrar en confianza.

—Listo hora de poner la siguiente prueba: Tratar de montar al dragón —dijo Hipo.

Kairi asintió, recordando los trucos iniciales; con una caricia hizo que el dragón bajara su cuerpo hasta que su lomo estuvo a una altura accesible para la chica; dejó que el dragón la viera en todo momento para evitar sorpresas bruscas; lentamente se subió (después quedaba la parte no muy agradable para Jack: Escupir en su mano para restregar su saliva en la piel del dragón y así impregnar su olor para acostumbrar a la criatura a ella). Una vez que realizó los pasos con cuidado, finalmente podían comenzar el siguiente paso:

Las lecciones de vuelo.

—Muy bien Kairi, es hora de volar —dijo Hipo emocionado ya encima de Chimuelo que también estaba ansioso por volver al aire. Hipo dio la orden y el furia nocturna ya estaba volando.

La chica hizo lo mismo y con una palmada suave, el dragón vatio sus alas de arriba abajo elevándose lentamente.

—Muy bien ahora así podremos localizar al líder de los sincorazón —dijo Jack al lado de Kairi, cuyo dragón lo observaba curiosamente—.Me consuela saber que los dragones pueden verme—susurro, acariciando al dragón.

—Bien ya que tu dragón está en aire; iniciaremos con un ligero paseo para acostumbrar al dragón a ti; después harás algunos giros y biros para ambos aprendan confianza; y talvez para el atardecer, pasemos a sortear y disparar obstáculos para que vayan en sincronía. Descuida, será bastante sencillo.

—Entendido.

—Intenta seguirme el paso —Hipo y Chimuelo se adelantaron con la pelirroja, el dragón y Jack siguiéndolos.

—¿Qué nombre le pondrás a tu dragón? —pregunto con curiosidad Jack dando una vuelta por arriba para estar del otro lado de Kairi.

—Creo que lo llamare "Kaito".

—¿Kaito? —Jack arqueó una ceja, reflexionando sobre el nombre, antes de encogerse de hombros.

(…)

Nada pudo ser más indescriptible para Kairi. Cuando su corazón estaba en el interior de Sora; a veces podía ver lo que él veía; podía sentir las emociones que él sentía; cuando Sora voló por primera vez fue un sentimiento increíble el que compartieron en aquel momento; pero ahora con el viento soplándole a la cara, el viento peinando su cabello y cosquilleando en todo su cuerpo. Podía decir con toda convicción que sus emociones: su miedo, su alegría, su asombro eran auténticos, su propia experiencia arriba de un dragón. La sensación de flotar, a una gran altura sin sentir el frío es como estar…

—Libre…—hablo en voz alta la pelirroja. Inmediatamente se percató de que no venía sola volteó algo avergonzada a su lado donde volaba Hipo con Chimuelo. Esté solo le sonrió.

—No te apenes, te entiendo perfectamente. Así fue la primera vez que volé —Hipo contesto.

—Y eso que todavía es un pequeño paseo —Jack susurró.

—¡Hipo! ¡Kairi! —llamo su atención Patapez, quién junto a los demás jinetes se habían unido a ellos; cuidadosamente para probar si "Kaito" toleraba a otros dragones además de Chimuelo. Para fortuna de todos, el dragón de la pelirroja siempre se mantuvo tranquilo, casi indiferente —, he consultado el libro de dragones y las notas de Borjk, no hay ningún dragón al que se parezca Kaito, ni ninguna clase a la que pueda pertenecer. Parece que estamos ante una nueva especie de dragón y hasta el momento el único visto de su especie.

—Por supuesto, una hermosa chica merece a un dragón especial —Patán dijo en un intento de alagar a Kairi.

Siendo ignorado olímpicamente por todos.

—Bueno creo que ahora es un bien momento para averiguar todo sobre este dragón; su velocidad y habilidades —dijo Astrid intrigada.

Empezaron con una carrera a distancias cortas, conforme la chica agarraba confianza; las distancias se hacían más largas; sobre volando las nubes, volando hacia el Sol (Kairi sentía que podía tocarlo). Después con carreras para averiguar que tan veloz era Kaito; logro superar al dragón de Patapez, Albóndiga; el de los gemelos, Guacara y Eructo; al de Patán, Colmillo; estuvo a la par de Tormenta y Chimuelo, por lo que su rapidez era alta.

Pasaron después a unos ejercicios de confianza donde entre Astrid y Patapez le enseñaron a como llamar a su dragón y descubrir su rugido (que resultó ser un sonido parecido ave gigante; agudo al inicio y después grave conforme se prolongaba) y a mantener el equilibrio de pie sobre su dragón antes que llegara la parte arriesgada: dejarse caer libremente para que su dragón fuera en su búsqueda.

—Se ve que te estás adaptan muy bien a la situación Kairi —dijo Jack divertidamente viendo a la pelirroja; quién estaba cayendo en picada y ya sea por miedo o por el viento o ambas, no le contesto de inmediato.

—¡No puedes pedirle al viento que no me haga caer tan rápido o tú no me puedes atrapar! —grito temblorosamente.

—¡¿Y arruinar esta sesión de confianza?! No creo. Tenle fe a Kaito, te atrapará —Jack sonrió como un gato antes de contestar:

—Lo estás manejando muy bien. Me adelantare a buscar al líder de los sincorazón en lo que terminas con tus lecciones de jinete…

—¡¿Qué?! ¡No, Jack espera! —La chica lo miro con los ojos abiertos. No creyendo que la iba dejar caer—¡Tenemos que estar juntos!

—Si encuentro algo, vendré a buscarte —el chico se alejo volando entre las montañas no sin antes voltear hacia la pelirroja—¡Tenle fe a Kaito, hasta luego!

—¡Jack!

Hadita que salió de la capucha de Jack dando chillidos reprochando al chico escarcha.

—Ay estará bien, hay que tenerle fe —el albino le dio una caricia a la hadita mientras está rodaba los ojos.

La pelirroja no pudo ponerse más nerviosa de lo que estaba al ver a Jack desaparecer entre las montañas. No fue hasta que el rugido de su dragón; su caída que fue frenada de golpe la hizo volver a suspirar de alivió y aferrarse como un gato al lomo de Kaito.

Hipo inmediatamente llegó a su lado, viéndola sumamente preocupado y apenado.

—¿Estás bien? Lo siento, no creí que a Kaito le tomaría tiempo ir a buscarte —Hipo se masajeo el cuello —. Creo que es momento de tomar un descanso, ¿Te parece bien?

—Sí, lo tomaré —asintió la pelirroja.

Mientras los jinetes buscaban un lugar para tomar una pausa cerca de un islote; no se habían dado cuenta que una sombra los acechaba desde la playa.

—Creo que es hora de interrumpir su pequeño juego y comenzar con el plan —dijo el misterioso ser antes de convocar pequeños portales, donde emergieron sincorazones wyvern. Ambas criaturas miraron a su amo para recibir órdenes:

—Tráiganme a la llave de luz pura.


Muchas gracias por leer.