Día 5. Regalo
7 años después
Roy
No podía creer que ya habían pasado poco más de 7 años desde que Riza y yo nos habíamos visto en persona, siendo una despedida que hasta la fecha lo tengo muy presente: nuestro primer beso. A pesar del tiempo, no podía evitar recordar de vez en cuando los suaves labios de Riza sobre los míos. Ese día fue como un sueño, porque mi mejor amiga correspondía mis sentimientos y habíamos compartido nuestro primer beso. Aunque también debía admitir que fue un día difícil al tener que dejarla ir quedando simplemente como amigos, pero, desafortunadamente, en ese entonces no tenía ninguna otra opción.
Ahora, ya tenía una carrera universitaria y un máster al igual que Riza y además tenía un buen empleo como publicista en una importante compañía. Debido a mi desempeño y porque empecé a trabajar desde que estaba en mi último año de universidad, ahora tenía la suerte de ser uno de los mejores de la empresa a pesar de mi juventud. Riza se había quedado en Aerugo debido a una oportunidad laboral que le habían ofrecido pero a pesar de la distancia, seguíamos en contacto.
Después de nuestra despedida hace 7 años, ninguno de los dos quiso hablar nuevamente de nuestros sentimientos en nuestras conversaciones porque ambos sabíamos que hacerlo solamente lo haría más difícil y provocaría sufrimiento en el otro y era lo último que queríamos hacer. Estoy seguro que por eso mismo ninguno de los dos se atrevió a decirle al otro las palabras "Te amo".
A pesar de los años, no había podido sacar a Riza de mi corazón y ni de mis pensamientos y la verdad no estaba seguro si algún día lo haría. Todavía llevaba el dije que me había regalado y atesoraba cada uno de los mensajes y videollamadas que teníamos. La extrañaba, y estaba considerando seriamente tomar unas vacaciones e ir a visitarla, aunque mi parte racional me decía que eso podría terminar lastimándome al recordarme que nunca podría pertenecer al círculo social que sus padres esperaban del pretendiente de su única hija. El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos y no pude evitar sonreír al ver que la musa de mis pensamientos me estaba haciendo una videollamada.
"Hey, Riza. ¿Cómo estás?"
"Hey, Roy. Estoy muy bien, gracias. ¿Y tú?" Me dijo con una gran sonrisa.
"Estoy muy bien, gracias. ¿A qué debo esta sorpresa?"
"Bien, pues quería saludarte y también quería contarte las buenas nuevas."
"Estoy deseando saberlo."
"Regresaré a Central."
"¿En serio?" Mi corazón comenzó a latir a toda velocidad.
"En serio. Recibí una oferta de trabajo muy buena en una reconocida compañía de publicidad que tal vez te sea familiar."
"No puede ser-" No lo podía creer.
"Créelo." Me dijo sonriendo. "Me dijeron que están armando un grupo de gente joven para llevar cuentas importantes y que trabajaría codo a codo con uno de sus mejores publicistas que se hace llamar Roy Mustang. ¿De casualidad lo conoces?"
Sonreí de lado. "Me suena familiar, me dicen que es un joven prodigio, muy bueno en su trabajo, carismático, y muy atractivo."
"Y muy engreído."
"¡Oye!" Me quejé provocando que Riza se riera y que yo me uniera con ella. "¿En serio trabajaremos juntos?" Le pregunté cuando paramos de reír.
"En serio. Comenzaré el próximo mes, así que prepárate porque tu nueva compañera no te dejará holgazanear." Me dijo bromeando.
"Déjame decirte que soy un hombre muy trabajador que nunca ha holgazaneado en su vida-"
"Y las veces que te quedabas dormido bajo el árbol, o cuando íbamos a casa de mis abuelos o-"
"Hey, era sólo un niño."
Volvimos a reír al recordar viejos tiempos.
"Nos volveremos a ver en persona." Me dijo sonriendo.
"Me emociona hacerlo, pero, ¿qué hay de tus padres? No creo que estén satisfechos de que estés trabajando para alguien."
"Ya sabes cómo son y no me importa. Su compañía no es de publicidad y no me la quiero pasar sin hacer nada. Por el momento ellos ya lo han aceptado mientras me tengan cerca."
"Wow, jamás creí que trabajaríamos juntos."
"Ni yo, pero será increíble."
"Ya lo creo. Pero dime, ¿no dejarás ningún corazón roto por ahí?" La pregunta salió de mi boca antes de que pudiera detenerla.
"No, ya dejé uno en una ocasión y no pienso volver a pasar por eso." Me dijo con seriedad.
"Riza-"
"Dejaré algunos amigos que he hecho por aquí, pero al menos Becky y yo seremos contratadas para el mismo equipo." Se apresuró a decir, probablemente porque no quería tratar ese tema y yo no la presionaría, al menos hasta que lo meditara seriamente.
"Me alegrará mucho tenerlas en el equipo, sobre todo ahora que contamos con un par de clientes que quieren mejorar las relaciones con su clientela de Aerugo. Su experiencia en ese país nos vendrá de maravilla."
"¿Y qué hay de que vas a tener a tu mejor amiga cerca?"
"Esa será la mejor parte."
"Más te vale." Reímos un poco y platicamos por una media hora más. "Tengo que irme, Roy, pero estaré en contacto contigo."
"Cuídate mucho, Riza."
"Tú también, Roy."
Al terminar la llamada, no podía evitar sonreír como un idiota. Riza volvería a casa y por lo que me había dicho seguía soltera y sin compromisos, y lo mejor de todo es que sentía que todavía sus sentimientos por mí seguían ahí. Sabía que no era bueno que me ilusionara pero no podía evitarlo, solamente esperaba que en esta ocasión los padres de Riza no intervinieran.
1 Mes después
"Tierra llamando a Roy." Escuché a mi amigo Maes decirme.
"Oh, lo siento." Estaba tan absorto leyendo la información preliminar de la próxima campaña publicitaria que no me había dado cuenta de que mi amigo, quien también trabajaba conmigo, me estaba llamando.
"Vaya, hasta que me haces caso."
"Lo siento, es que estoy tratando de entender todo esto para la junta de mañana, tal vez con un poco de suerte pueda tener una idea preliminar para partir de ahí."
"Vaya, tú sí que no pierdes el tiempo cuando te enfocas. Bueno al menos tu esfuerzo se ha visto recompensado con ese jugoso incremento en su salario. Tienes que pasarme el secreto porque con mi pequeña Elicia en camino, me convendría tenerlo."
Sonreí. Maes era mi mejor amigo. Él llevaba 3 años felizmente casado y esperaba a su primer bebé junto con su esposa Gracia, quien era una mujer muy buena, perfecta para Maes.
"Ya sabes, tienes que juntarte más conmigo."
Maes rió. "Y convertirme en un adicto al trabajo sin vida personal, no gracias." Golpeó mi espalda amigablemente. "Pero creo que eso se va a terminar próximamente porque la musa de muchas de tus campañas si no es que de todas ya está firmando su contrato en recursos humanos junto con su amiga."
Miré a mi amigo sorprendido. Riza no me había dicho que ya estaba de vuelta. "¿Estás hablando en serio?"
Maes sonrió. "Así es, iba pasando por ahí y la gerente de RH me las presentó y me pidió que te informara que en cuanto terminaran con el papeleo les dieras una introducción de sus labores y les dieras un tour por el edificio."
Miré a mi alrededor, por suerte la oficina general estaba ordenada, así que comencé a guardar mis notas que había realizado en la computadora. "De acuerdo, gracias por decirme, tengo que guardar todas mis notas y cambios en unos documentos antes de que ellas vengan."
"Debo decir mi amigo que ya entiendo porqué Riza te ha traído loco todos estos años, es una mujer tan hermosa como mi Gracia y a leguas se ve que es una buena persona."
Moví mi cabeza de un lado a otro. "Riza es mi amiga-"
"Pero sigues deseando que sea algo más."
Cerré mi laptop, me puse de pie y tomé mi saco que estaba sobre mi silla para colocármelo. "No lo niego pero a veces el mundo se pone en mi contra."
"No te rindas, amigo, sobre todo cuando existe la posibilidad de que ella te ame de igual manera."
"No lo sé, Maes, han pasado 7 años, ya veremos qué ocurre."
"Bueno, enfócate en las cosas buenas. Ella está de vuelta y la empresa no prohibe las relaciones románticas entre compañeros de trabajo."
Sonreí de lado. "Eso sí que es una ventaja."
Escuchamos que alguien tocaba la puerta. "Adelante." Mi corazón se aceleró al ver a Riza acompañada de una mujer pelinegra y de la gerente de RH.
"Hola, señor Mustang. Permítame presentarle a los nuevos miembros de su equipo, las señoritas Riza Hawkeye y Rebeca Catalina."
Sonreí mientras extendía mi mano hacia Rebeca. "Encantado de conocerte, Rebeca." Ella retornó el saludó.
"Es un gusto volverte a ver, Riza." En cuanto nuestras miradas se encontraron y sentí su mano sobre la mía, una sensación electrizante recorrió mi cuerpo.
"Lo mismo digo, Roy." Me dijo con una gran sonrisa.
"Oh, ¿se conocen?" Preguntó la gerente.
"Así es, madame. Riza y yo somos viejos amigos."
"Sí, nos conocemos desde que éramos niños pero no nos habíamos visto desde que nos fuimos a estudiar a la universidad." Dijo Riza.
"Oh, vaya. Qué pequeño es el mundo. Bueno, espero que el acoplamiento de este grupo sea más fácil." Dijo la gerente. "Bueno, si necesitan algo más, ya saben dónde encontrarme. Las dejo con el señor Mustang."
Cuando la puerta de la oficina se cerró, renuentemente despegué mi vista de la de Riza y comencé con el protocolo, presentándoles oficialmente a Maes, mostrándoles la oficina y dándoles una introducción a las cuentas que estábamos manejando antes de darles un tour por el edificio. Debo admitir que estaba siendo muy difícil concentrarme y comportarme profesionalmente cuando lo que más deseaba era abrazar fuertemente a Riza. Cuando llegó la hora de la comida, Maes y yo invitamos a las chicas a comer a un restaurante que estaba cerca del edificio. Maes y las chicas se adelantaron ya que me habían pedido que mandara un reporte, por lo que me quedé unos minutos más en mi oficina privada.
Estaba tan concentrado en mandar esa información cuanto antes para poder alcanzarlos que no me percaté que alguien me miraba desde la puerta de mi oficina.
"Jamás creí verte tan serio y profesional." Escuché la voz de Riza diciéndome divertida.
Alcé mi mirada para encontrarme con la hermosa mirada caoba de ella. No pude evitar sonreír antes de regresar mi mirada a la pantalla de mi computadora para terminar de enviar la información solicitada mientras respondía. "Sabes que siempre lo he sido." Le dije divertido.
Ella rió. "Si tú lo dices..."
Bloqueé mi computadora antes de ponerme de pie y colocarme frente a Riza. "¿Por qué no me avisaste que ya estabas en el país?" Le pregunté.
"Porque quería sorprenderte."
"Vaya que lo hiciste."
"Bueno, ya que es nuestra hora de comida, ¿podríamos ya saludarnos propiamente como amigos?"
Antes de que mi mente me dijera lo contrario la abracé fuertemente y, tras su sorpresa inicial, ella correspondió mi abrazo. "No quería que te sintieras incómoda frente a tu amiga, por eso decidí irme por el lado profesional."
"Eres un tonto. Becky sabe todo sobre nuestra amistad aunque debo decir que decidí esperar hasta ahorita porque no sé qué tanto sepa Maes."
Me separé ligeramente de nuestro abrazo. "Lo sabe todo." Sonreí ampliamente. "Me da mucho gusto volver a verte. Te extrañé mucho."
Ella correspondió mi sonrisa."También te extrañé mucho. Hay muchas cosas que tenemos que platicar, después de todo han sido 7 años."
"Sí, tienes razón. ¿Me aceptarías una invitación al cine y a comer el próximo sábado? Claro, si es que no tienes algún plan o quizás todavía sigues desempacando-"
"Me encantaría." Me interrumpió. "Ya he terminado de desempacar esta semana, así que me gustaría salir contigo y recordar viejos tiempos."
"No se diga más." Mi mirada captó el dije que ella llevaba puesto, el mismo que le había regalado años atrás. Me costaba trabajo creer que después de todos estos años ella lo siguiera utilizando. "No puedo creer que sigas usando el dije." Le dije mirándola a los ojos.
"¿Por qué no? Me gusta mucho, me hace recordar a una persona muy especial y además prometí que siempre lo usaría."
Sonreí. "Éramos prácticamente unos niños cuando hicimos esa promesa."
"Tal vez, pero aún así me gusta mucho este dije." Me dijo tomando el dije en su mano.
Renuentemente me separé del abrazo para aflojarme la corbata y desabrochar los primeros botones de mi camisa para así poder sacar mi propio dije para enseñárselo. "Como puedes ver, pensamos igual."
La sonrisa de ella se ensanchó. "Ya veo, debo admitir que también estoy sorprendida." Dijo mientras tomaba mi dije con su mano derecha.
"¿Por qué?"
"Porque los hombres creen que este tipo de cosas son un poco ridículas." Me dijo antes de soltar mi dije sin dejar de sonreír.
Sonreí de lado mientras colocaba mi dije dentro de mi camisa antes de volver a abotonarla y ajustarme la corbata. "Ya ves que no todos los hombres pensamos eso."
"Es realmente bueno volver a verte Roy."
"Lo mismo digo, Riza." Miré mi reloj. "Creo que será mejor que vayamos a alcanzar a Maes y a Rebeca antes de que se haga más tarde."
Ella asintió y con una sonrisa ambos nos dirigimos al restaurante.
Después de un mes, Riza y yo estábamos encabezando los proyectos sin ningún problema y trabajábamos muy bien juntos. A pesar de los años de separación, nos habíamos reconectado muy bien como amigos y… mis sentimientos por ella solamente crecían haciendo que mi corazón me gritara una y otra vez que lo intentara pero no estaba seguro.
Además en cuanto se enteró de que Riza estaba de vuelta, mi tía no tardó en pedirme que fuera cuidadoso en la comida mensual que solíamos tener en su departamento. Poco después de que Riza se fuera a estudiar fuera del país, los abuelos de Riza pidieron que mi tía se fuera a trabajar con ellos dado que su ama de llaves se había retirado. Cuando comencé a ganar un buen salario, le dije que dejara de trabajar pero ella me dijo que necesitaba mantenerse ocupada, así que al menos la convencí de pagarle la renta de un bonito departamento para ella, ya que con los abuelos de Riza solamente necesitaba trabajar 4 días a la semana, además deseaba que mi tía por fin tuviera su propio hogar. Deseaba darle una casa, pero ella me dijo que no era necesario y que era demasiado para ella sola, por lo que ahora tenía un departamento cerca de la casa de los abuelos de Riza donde iba a visitarla al menos una vez al mes.
"Roy-Boy, por favor ten cuidado. Puedo ver que tus sentimientos por ella no se han ido." Me dijo mi tía cuando terminamos de comer.
"No puedo mentirte, mis sentimientos por ella siguen ahí y me temo que siguen creciendo al tenerla cerca de mí."
Mi tía suspiró. "Por favor, Roy, te lo he dicho durante todos estos años. Tienes que dejar ir ese enamoramiento tuyo, hay más mujeres en el mundo."
"Pero ninguna como Riza."
Mi tía colocó su mano sobre la mía. "Lo sé, sin embargo no olvides que ella pertenece a otro mundo. No hay duda que te has superado, muchacho, te has convertido en un hombre de bien, tienes un buen trabajo y estoy muy orgullosa de ti, pero desafortunadamente los padres de Riza no han quitado el dedo del renglón acerca de casarla con Archer."
"Ella no lo ama… cuando me mira siento que sus sentimientos por mí siguen ahí y que está esperando a que haga el primer movimiento."
"Es probable que Riza te siga amando, pero sabes el gran poder que sus padres tienen. Tienes un buen trabajo, te puedes comenzar a permitir ciertos lujos pero todavía no es posible que le des una vida como la que sus padres esperan. No quiero que pienses que no te apoyo, sino todo lo contrario. Sin embargo, quiero protegerte, sé lo doloroso que fué para ti cuando ella se fue, no me gustaría verte sufrir nuevamente."
Sonreí ligeramente. A pesar de ser un hombre independiente, mi tía me seguía tratando como un niño. "No sé qué voy a hacer aún, pero pase lo que pase me haré responsable de las decisiones que tome. Ojalá que todo me salga bien y si no es así…" Suspiré profundamente, no quería siquiera pensar en el peor escenario. "No me quedará de otra más que seguir adelante."
"Es más fácil decirlo que hacerlo, Roy-Boy."
"Sí, lo sé, pero no tengo dudas de que, aunque me llegara a resistir, tú estarías ahí impulsándome a ser fuerte y seguir esforzándome." Le dije sonriendo de lado.
Ella sonrió. "Tenlo por seguro, Roy-Boy, nunca dejaré que te quedes estancado así tenga que patearte el trasero."
No pude evitar reír.
1 mes después
Riza
Cada vez que veía a Roy, no podía evitar observarlo aunque fuera por un momento. No podía negar que estos 7 años le habían venido muy bien, había crecido un poco más y era más que obvio que el gimnasio estaba haciendo maravillas en su cuerpo. Era un hombre muy atractivo y verlo en la oficina con sus trajes era una de mis partes favoritas. Pero lo mejor, era que internamente seguía siendo ese muchacho humilde, sincero y de gran corazón del que me había enamorado. No tenía dudas de que lo seguía amando y podía ver en su mirada que él sentía lo mismo o al menos eso era lo que yo quería creer, solamente el tiempo lo diría.
Mientras tanto tenía que seguir evitando las reuniones que mis padres organizaban para que pasara tiempo con Frank, porque todavía insistían en que nos casáramos, pero no lo iba a permitir. Me casaría porque yo lo deseara y con quién yo quisiera, no con quién mis padres desearan.
Desde que Roy me había invitado a salir en mi primer día de trabajo, tratábamos de salir como amigos cada sábado y era como en los viejos tiempos cuando nos escabullíamos a la casa de mis abuelos para poder pasar un tiempo juntos. Me sentía cómoda con él y él conmigo.
El día de hoy habíamos hecho un picnic en el parque y al ver que las nubes amenazaban con una gran lluvia, comenzamos rápidamente a juntar nuestras cosas y como el caballero que era, me llevó en su auto al departamento que estaba compartiendo con Becky, ya que estaba cerca de la oficina y me daba la libertad que estaba deseando. A pesar de que fuimos en el auto de Roy, durante el trayecto del parque al estacionamiento, nos empapamos ya que un aguacero se soltó repentinamente. Por suerte, el estacionamiento del edificio donde se encontraba mi departamento estaba en el sótano, por lo que ya no nos mojamos más ahí.
"Deberías venir arriba conmigo. Estás empapado y por el momento no es conveniente que vayas manejando de regreso a tu departamento por muy cerca que esté."
"Riza, no creo-"
"Vamos, insisto."
"De acuerdo."
Subimos a mi departamento, Roy colocó la cesta que habíamos llevado sobre el comedor y yo me dirigí a mi cuarto para ir por un par de toallas para él.
"Toma, no quiero que te resfríes. El baño está al final del pasillo a la derecha." Le dije mientras le daba la toalla.
"Gracias, pero ¿y tú?"
"Me cambiaré en mi cuarto. Deberías quitarte esa ropa, como dije no me gustaría que te enfermaras. La pondremos en la secadora."
"Oh, de acuerdo."
Cuando me cambié por ropa seca, salí a la sala y me sorprendió ver que Roy todavía no había salido, pocos minutos después salió del baño con una de las toallas alrededor de su cintura y con la ropa y toalla mojada en la otra. Tomé las prendas mojadas y no pude evitar mirar por unos segundos su pecho desnudo. Nos sonrojamos ligeramente y me disculpé para llevar las prendas a la secadora. Fui a mi cuarto y tomé un par de pantuflas extras que tenía que esperaba que le servirían a Roy.
"Usa estas, sé que no te van a quedar perfectamente pero serán mejores que tus tenis mojados." Le dije mientras se las daba y le pasaba otra toalla seca.
"Gracias, Riza." Dijo mientras se colocaba la toalla encima de sus hombros.
Me senté a su lado en el sofá. "Bueno, ¿qué tal suena la idea de palomitas y ver una película? Becky me acaba de mandar un mensaje para decirme que hoy se quedará en casa de sus padres por el aguacero."
"Suena bien. Déjame ayudarte."
Me puse de pie. "No te preocupes, vuelvo en un momento."
Regresé con un tazón de palomitas y un par de refrescos que coloqué frente a nosotros en la mesita de centro. Tras decidir la película que veríamos, nos acomodamos y comenzamos a disfrutarla, aunque al principio ambos estábamos un poco tensos por la cercanía del otro y sobre todo por el estado de vestimenta de Roy.
"Si quieres puedo prestarte algo de ropa, pero dudo que te quede y que sea tu estilo." Dije bromeando para alivianar el ambiente entre nosotros.
Él me miró y comenzó a reír. "Tienes razón, no creo que sea mi estilo. Si soy sincero, creo que este es el estilo que más les gusta a todas las mujeres."
Ese era Roy, un bromista y con un ego grande cuando se lo proponía, el cual me gustaba desinflar para evitar que perdiera el piso. "Estás muy seguro de ti mismo."
"Bueno, no puedes culparme, después de todo tengo la impresión de que te gustó lo que viste." Me dijo sonriendo de lado.
Por más que lo evité, sentí como mis mejillas se sonrojaban ligeramente, pero traté de negarlo. "¿Eso crees? Pues me temo que estás equivocado, a estas alturas ya deberías saber que me gusta más una persona por su interior que por su exterior."
Nuestras miradas se encontraron. "Claro que lo sé, porque yo opino totalmente lo mismo."
Permanecimos en un agradable silencio mirándonos fijamente a los ojos, hasta que, como si una fuerza magnética surgiera entre nosotros, nos inclinamos hacia al otro hasta encontrar los labios del otro a medio camino. Él tímidamente colocó su mano sobre mi mejilla y yo coloqué mi mano sobre la de él para confirmarle que no me molestaba mientras seguíamos besándonos tiernamente. Cuando nos separamos, colocamos nuestras frentes sobre la del otro sonriendo de oreja a oreja.
"Riza… te amo, jamás he dejado de hacerlo." Me dijo sin dejar de mirarme a los ojos y no pude evitar que un par de lágrimas se me escaparan, ya que era la primera vez que me decía eso aunque yo sabía que él deseaba hacerlo cuando nos besamos por primera vez.
"Yo también te amo, Roy, nunca dejé de hacerlo."
Sus ojos brillaban de alegría, se acercó y nuevamente me besó. "¿Aceptarías ser mi novia? Sé que jamás estaré a la altura de lo que tus padres quieren-"
Coloqué mi dedo índice sobre sus labios para interrumpirlo. "Sí, Roy, quiero que seamos una pareja. No me importa lo que mis padres digan ni cuánto quieran forzarme a casarme con Frank, no lo haré porque al hombre que amo es a ti y no por lo que tienes sino por lo que eres, al igual que yo sé que tú me amas por mí misma, no por mis riquezas."
Me atrajo a sus brazos y besó mi cabeza. "Te amo mucho, Riza, jamás lo olvides."
Lo abracé fuertemente. "Ni tú olvides lo mucho que te amo, Roy."
A partir de ese día nos volvimos mucho más unidos y ahora pasábamos tiempo propiamente como pareja, saliendo en citas, tomándonos de la mano y compartiendo besos. Todavía no podía creer lo mucho que había esperado para tener este momento. Mi novio era mi mejor amigo y no podía estar más feliz.
Desafortunadamente, 6 meses después mis padres me habían exigido que fuera a verlos, regañándome como si fuera una niña por andar con Roy en lugar de con Frank. Les dije que no haría lo que ellos deseaban sino lo que yo quería porque ya era adulta. Lo que jamás me esperé es que en el patio trasero ellos tenían armada una fiesta de compromiso con periodistas esperando.
Como estaba sumamente molesta con ellos, salí enojada de la sala y quería salir por el patio trasero y fue cuando me encontré con toda ese alboroto. Me agarraron desprevenida lo cual aprovecharon para que el imbécil de Frank colocara un anillo de compromiso en mi mano mientras los fotógrafos tomaban cientos de fotos sin cesar.
Después de un par de segundos, por fin salí de mi shock justo antes de que Frank me besara, actuando de inmediato para abofetearlo.
"¡Déjame en paz!" Le espeté.
"Disculpen, todo esto ha sido un tanto sorpresivo para mi amada Riza, ¿no es así, cariño?" Pronunció el imbécil de Frank tratando de pasar su brazo en mi cintura pero yo me alejé de inmediato.
Ya entendía el siniestro plan de mis padres, querían que cediera a sus caprichos por la presión de la prensa y los invitados. Ya estaba harta de siempre hacer lo que esperaban de mí y no lo que yo realmente quería. Al diablo con lo que dirán de mí. Empujé a Frank cuando nuevamente intentó acercarse, alcanzó a tomar mi brazo y lo apretó fuertemente con la clara intención de lastimarme.
"Basta, cumple con lo tuyo, ya has hecho demasiadas tonterías. Ese imbécil que dices amar solito se alejará cuando vea todas nuestras hermosas fotografías sin mencionar que tu padre le ha pedido amablemente que se aleje." Frank me susurró en mi oído. "Ahora coopera."
Me hirvió la sangre al enterarme de todo. Con todas las fuerzas de mi ser, me liberé del agarre de Frank, lo pateé en la entrepierna ante las caras estupefactas de los invitados para después arrojarle el anillo en el rostro.
"¡Déjame en paz!" Grité y me abrí paso entre la multitud para ingresar a la casa e irme de ahí.
"¡Riza! ¿Qué no te das cuenta del gran ridículo que has hecho allá afuera?¿Qué van a pensar nuestros amigos?" Me regañó mi madre.
"¡Me importa un comino! Yo quiero ser feliz y con ese imbécil jamás lo seré."
"Pues tampoco lo serás con el muerto de hambre de Mustang. Jamás podrá darte la vida a la que estás acostumbrada. Así que deja de comportarte como una mocosa malcriada y sal a arreglar las cosas." Me ordenó mi padre.
"No lo haré. Ya me dijo Frank lo que hiciste y te advierto que si le haces daño a Roy o a su tía, no me tocaré el corazón para hacer que te arrepientas de tus idioteces, aunque seas mi padre."
Me dí media vuelta y continué mi camino.
"Si te largas así, mocosa ingrata, te juro que no verás ni un solo centavo de mi fortuna y ese muerto de hambre te dejará al darse cuenta de ello. Te vas a quedar en la calle." Dijo mi padre molesto.
"Déjate de tonterías y haz lo que debes hacer. Tu compromiso con Frank se definió mucho antes que ese infeliz apareciera en tu vida." Mi madre pronunció.
Me detuve y giré mi rostro para verlos.
"Ustedes están muy equivocados. Roy realmente me ama por quién soy no por lo que tengo. Él es un hombre bueno, responsable y trabajador, siempre lo ha sido desde niño. Él puede valerse por sí mismo y no tiene que andar de caza fortunas para vivir la vida que él quiere. Más bien el muerto de hambre es el idiota con el que quieren que me case, porque ese imbécil no sabe siquiera lo que es trabajar, solamente es un vividor." Miré a mi madre. "¿Por qué olvidaste todas las enseñanzas que te dieron mis abuelos?"
"¡¿Cómo te atreves?!" Espetó mi madre.
"¡Te exijo respeto para tu madre!" Dijo mi padre molesto.
"Solamente estoy estableciendo los hechos, dejaste que mi padre te lavara el cerebro con sus creencias retrógradas y machistas. Pues bien, yo no seré parte de se juego, así que aunque me duela saber que mis padres prefieren su estatus social y dinero que la felicidad de su propia hija, yo seguiré mi propio camino porque no caeré en sus provocaciones para complacerlos, ya no más."
"¡Riza!" Gritó mi padre.
Regresé mi vista al frente y continué caminando. Subí a mi auto y salí a toda velocidad de ahí, no quería que los medios me impidieran el paso. Cuando me alejé de la casa de mis padres me detuve en un centro comercial para controlar mis nervios antes de continuar con mi trayecto. Saqué mi celular y marqué el número de Roy, pero me preocupé al ver que no me contestaba. Mierda, espero que mi padre no le haya metido ideas locas como lo hizo con mi madre. Seguí insistiendo, pero nada, guardé el teléfono en mi bolso y me dirigí al departamento de Roy, no iba a permitir que mis padres ganaran y que me separaran nuevamente de la persona que amaba, de la persona que me había dado el regalo del amor de pareja.
Roy
Estos últimos meses habían sido increíbles, no podía creer lo feliz que era con Riza. El tiempo y la distancia no habían acabado con nuestros sentimientos y ahora cada día nos amábamos más y más. Sabía que llevábamos poco tiempo como novios pero no había duda de que nuestros sentimientos siempre han estado ahí desde hace mucho, por lo que la semana pasada había comprado en compañía de Maes un hermoso anillo de compromiso para Riza.
Estaba nervioso pensando en cómo le pediría que se casara conmigo, cuando esa mañana tuve la visita del padre de Riza en mi departamento.
"Señor Hawkeye, ¿cómo supo dónde encontrarme?" Le pregunté sorprendido mientras él ingresaba en mi departamento.
"Contraté a un investigador privado. Iré al grano porque no me gusta perder mi tiempo. Aléjate de mi hija de una buena vez."
No pude evitar sentir la ira que comenzaba a querer salir de mi ser. "Con todo respeto, señor, jamás lo haré a menos que ella me lo pida, lo cual dudo mucho ya que sé que ella me ama al igual que yo la amo a ella."
El padre de Riza rió. "¿Amarla?" Bufó. "Más bien amas la posibilidad de convertirte en un hombre rico si te casas con ella, pero debo advertirte que eso nunca sucederá porque, aunque una tragedia como esa sucediera, no permitiré que toques ni un solo centavo de la fortuna que le heredaré a mi hija. ¿Qué opinas? Seguramente esto cambia tus ambiciosos planes ¿cierto?"
Inhalé profundamente para tratar de controlar mi ira. "No busco su dinero, me ofende que lo diga. Yo realmente amo a su hija, con o sin dinero mis sentimientos no van a cambiar por ella así como ella siempre me ha amado a pesar de que antes yo no tenía nada.
Se acercó hacia mí para encararme, yo me planté ahí y no mostré temor. "Déjate de estupideces, jamás podrás estar a la altura de mi hija y jamás dejarás de ser un muerto de hambre. Te doy una oportunidad para que te alejes de ella y que saques un poco de provecho, tal vez no el que esperabas originalmente pero será bueno. Dime Mustang, ¿cuál es tu precio para alejarte de mi hija?"
Apreté mis manos en puños, tratando con todas mis fuerzas de no golpearlo. "¡Váyase! Yo no quiero ni necesito de su dinero." Dije entre dientes. "No me alejaré de Riza a menos que ella me lo pida."
"Quise ser amable, así que tendré que hacerlo por las malas. Riza se tiene que casar con Frank, y tú saldrás de su vida si es que no quieres que bloquee tu carrera profesional."
"Ya se lo dije, no voy a alejarme de su hija le guste o no."
"Si no te importa ni el dinero ni tu carrera profesional, entonces tal vez tu tía te haga recapacitar."
Aunque era el padre de la mujer que amaba, no podía evitar desear sacarlo a golpes por ser un maldito infeliz. "Deje a mi tía fuera de esto, ella no tiene nada que ver en esto."
"Eso dependerá de ti." Me dijo antes de darse la media vuelta y dirigirse a la puerta. "Pronto se hará público el compromiso de Riza con Frank para que te quede claro que no hay otra opción. Tú decidirás que tanto quieres hundirte por tus tonterías."
En cuanto se fue, golpeé la puerta tratando de sacar la ira que contuve para no golpear a ese hombre que no entendía como podía tener a una hija tan buena e increíble como Riza.
Un par de horas después mientras meditaba qué debía hacer para proteger a mi tía, me llegó un email con las fotos del famoso compromiso del que el padre de Riza hablaba. No dudaba del amor que ella me tenía, pero no pude evitar que un profundo dolor se posara sobre mi corazón. Abrí la pequeña caja donde se encontraba el anillo de compromiso y no pude evitar que un par de lágrimas se me escaparan.
Fuí a mi cocina y me serví un trago, traje la botella conmigo antes de sentarme en la mesa. Tomé el anillo y lo observé con atención. Realmente deseaba compartir mi vida con Riza, pero desde el principio siempre había algo que se interponía en nuestra felicidad. Cuando éramos un par de adolescentes, ni siquiera tuvimos la oportunidad de comenzar una relación, a pesar de que solamente éramos amigos, teníamos que cuidarnos de sus padres y ahora que éramos adultos y que creíamos que por fin podíamos disfrutar libremente nuestros sentimientos, la historia se repetía.
Sabía que mi tía tenía razón al advertirme una y otra vez acerca de seguir mis sentimientos, pero mi corazón simplemente no me permitía dejar ir este amor y creí firmemente en que podríamos superar cada uno de los obstáculos que se nos cruzaran. Deseaba pelear contra todo y todos por defender nuestro amor, pero no podía hacerlo si la seguridad de mi tía se veía comprometida. Jamás me atrevería a ponerla en peligro, no cuando prácticamente era mi madre.
Escuché mi teléfono sonar, lo tomé y ví el número de Riza en el identificador. No podía tomar la llamada en ese momento, tenía que pensar seriamente cómo proceder.
Después de un rato, escuché que alguien llamaba a mi puerta y de inmediato me imaginé que era Riza, lo cual se confirmó al escuchar su hermosa voz llamándome. Inhalando profundamente para tomar el valor suficiente para enfrentar lo siguiente, me puse de pie, fui hacia la puerta y en cuanto la abrí, Riza me miró a los ojos preocupada. Entró al departamento, cerró la puerta y rodeó mi cuello con sus brazos.
"Lo siento tanto, Roy, en verdad. Ya me enteré lo que mi padre hizo y seguramente te mandaron esas horribles fotos." Me miró a los ojos y colocó sus manos en mi rostro. "Te juro que yo no sabía nada de esto, me tendieron una trampa, pero tan pronto como pude salí corriendo de ahí, no me quiero casar con ese imbécil. Solamente te amo a ti, Roy." Me besó tiernamente y no pude resistirme más y la abracé fuertemente mientras correspondía el beso.
"Lo sé así como sé que sabes que te amo con todo mi ser, Riza." Dije cuando terminamos el beso.
"Encontraremos la forma de salir de esto." Acarició mi mejilla y yo me incliné hacia su caricia. "Por favor, no sigas tomando."
"Necesitaba un trago."
"Lo sé, amor, pero sabes que eso no te ayuda en nada"
"Riza, te amo como no tienes idea, pero no puedo poner en peligro a mi tía aunque se me parta el corazón. No puedo poner en peligro a la mujer que considero mi madre. De otra forma, créeme que no haría caso a las palabras de tu padre."
"Yo tampoco pondría en peligro a tu tía, la quiero mucho, y sé lo mucho que significa para ti. Créeme que ella va a estar bien. Hablaré con mis abuelos, ellos la protegerán, mis padres tienen poder, pero el de mis abuelos es mayor."
"¿Y si algo falla? No me importa lo que me pase a mí, pero sí lo que pueda pasarte a ti o a ella. Jamás me lo perdonaría."
Ella volvió a besarme tiernamente. "No pasará nada, confío plenamente en mis abuelos. Les llamaré ahora mismo." Me dijo cuando nos separamos y se alejó para hacer su llamada.
Tuve un poco de tranquilidad al saber que Riza le pediría ayuda a sus abuelos pero aún así estaba inquieto. Me senté en mi silla frente a la mesa, mirando mi vaso antes de beber el último trago que le quedaba. Sentía una gran ansiedad ante esta situación y trataba de tranquilizarme controlando mi respiración y cerrando los ojos. No podía perder la cabeza porque en estos momentos había demasiado en juego.
De repente sentí cómo mi cabeza era atraída hacia el pecho de Riza mientras comenzaba a masajear mi cuero cabelludo y a depositar besos en mi cabeza.
"Tranquilo, Roy. Todo estará bien, mi abuelo me aseguró que personalmente iría por tu tía, le explicaría la situación y la llevaría a su casa. Ahí estará segura." Me dijo Riza con voz suave.
Me separé ligeramente de ella y alcé mi cabeza para mirarla. "Muchas gracias, Riza."
Ella sonrió antes de inclinarse y besar mi frente. "No tienes que agradecerme nada, todo esto es culpa mía-"
Negué de inmediato. "No, es culpa de tu padre, así que no te atrevas a culparte. En todo caso, sería también mi culpa por enamorarme de ti." Le dije sonriendo ligeramente.
Ella correspondió mi sonrisa. "Entonces también es mi culpa por enamorarme de ti." Se agachó y me besó gentilmente en los labios. "Y nunca voy a dejar de amarte, Roy Mustang."
"Ni yo lo haré, Riza Hawkeye." Dije antes de abrazarla fuertemente.
Permanecimos abrazados por un momento hasta que ella habló.
"¿Qué es eso?" Dijo mientras se estiraba sobre la mesa para tomar la pequeña caja que contenía el anillo. Cuando reaccioné ya era demasiado tarde, porque ella la tenía entre sus manos y la había abierto. Me miró a los ojos. "Roy, ¿esto es lo que creo que es?"
Suspiré. Definitivamente esto no estaba entre mis ideas de cómo le pediría matrimonio, pero ya había visto el anillo y sabiendo que mi tía estaría protegida, tal vez sería mejor pedirle matrimonio de una vez.
Tomé el anillo de la caja y me hinque sobre una de mis rodillas, provocando que Riza soltara un jadeo de sorpresa. "Sí, Riza, lo es. No hace mucho conseguí este anillo por lo que estaba planeando la mejor forma de pedirte matrimonio pero como pasó todo esto pensé que quizás jamás podría hacerlo. Pero ahora que tenemos el apoyo y protección de tus abuelos y que sabemos que nuestros sentimientos no van a cambiar pase lo que pase, y sobre todo que ya me has descubierto, creo que será mejor que te lo pida de una vez." Tomé su mano con mi mano libre y sin dejar de mirarla a los ojos comencé a hablar. "Riza, te amo mucho, como jamás imaginé que podría hacerlo. Sin darme cuenta te robaste mi corazón hace mucho tiempo y no veo mi vida con nadie más. Muchas veces creí que jamás podríamos siquiera tener una relación de pareja y mucho me temí que algo como lo de hoy se volviera a interponer en nuestro camino por lo que nunca podríamos estar juntos. Pero hoy me has demostrado una vez más lo mucho que me amas y lo comprometida que estás en luchar por nuestro amor por lo que me has regresado las fuerzas para hacerlo también. Sé que llevamos poco tiempo como novios pero no tengo dudas de lo que siento por ti por lo que ya no quiero esperar más. Riza, ¿aceptarías casarte conmigo?" Internamente estaba sumamente nervioso pero esos nervios se fueron rápidamente al escuchar su respuesta.
"Por supuesto que acepto, Roy." Me dijo mientras las lágrimas se desbordaban de sus ojos al igual que las mías al escuchar su respuesta.
Cuidadosamente deslicé el anillo en su dedo antes de acercar su mano hacia mis labios para besarla. Me puse de pie y ella de inmediato rodeó mi cuello con sus brazos y me besó mientras yo la estrechaba fuertemente.
"Te amo, Roy." Me dijo Riza sonriendo.
"Y yo te amo a ti." Respondí sonriendo ampliamente antes de besarla nuevamente.
"Casémonos de inmediato, Roy. Al hacerlo oficial, mis padres tendrán que dejarnos en paz." Me pidió Riza.
"¿Estás segura? A mí me gustaría darte la boda de tus sueños." Le dije mientras acariciaba su mejilla.
"Gracias, Roy. Eres muy tierno y considerado, pero prefiero asegurarme de que estemos casados para que no puedan separarnos nunca más."
"De acuerdo, mañana mismo iremos al registro civil entonces."
"Me parece bien."
En ese momento, el teléfono de Riza sonó y renuentemente nos separamos para que ella lo contestara. Era una videollamada de sus abuelos, la cual tomó y me pidió que me acercara. Después de los saludos y una disculpa por las acciones del padre de Riza, nos mostraron que mi tía estaba ahí, así que la saludamos y por fin pude respirar tranquilo. Ella me dijo que no me preocupara por ella, que estaría bien. Tras compartir una mirada con Riza, decidimos decirles de nuestro plan de casarnos y pedirles que fueran nuestros testigos. Ellos nos felicitaron y al igual que yo deseaban que pudiéramos tener una boda hermosa, por lo que insistieron en que nos casáramos en su casa en el enorme jardín que tenían. Nos dijeron que tenían muchos amigos y conocidos que le ayudarían a tener todo listo para mañana para que al menos tuviéramos una boda mejor de lo que podríamos tener en el registro civil. Riza y yo les agradecimos y aceptamos su oferta.
"Riza, querida, no creo que sea buena idea que pases la noche en tu departamento el día de hoy, no sabemos lo que tus padres puedan hacer. Me gustaría que te quedaras con nosotros, pero creo que sería el primer lugar donde te buscarían tus padres." Dijo el abuelo de Riza preocupado.
"Ella puede quedarse conmigo, no pienso dejarla sola." Dije con convicción.
Los abuelos de Riza y mi tía sonrieron. "Gracias, Roy, pero me temo que tu departamento tampoco es un lugar seguro." Me dijo su abuela.
"Roy-Boy, dado que me quedaré aquí con los abuelos de Riza, usa la llave de repuesto que tienes de mi departamento y quédense ahí." Me dijo mi tía.
"No estoy seguro si ellos sepan del lugar, el papá de Riza me dijo que había contratado un investigador privado para obtener mi dirección." Dije preocupado.
"Toma la oferta de Chris, muchacho. Mi yerno suele pedir exclusivamente lo que le importa, así que con un poco de suerte no se metió a indagar mucho más de tu vida." Dijo el abuelo de Riza.
Riza y yo nos miramos y decidimos que seguiríamos ese plan. "De acuerdo, eso haremos. Muchas gracias por su apoyo." Dijimos los dos al mismo tiempo.
"No hay nada que agradecer, muchachos. Solamente queremos que sean muy felices." contestó la abuela de Riza. "Así que no se preocupen por nada más que por venir mañana a la casa. Tendremos todo listo como a las 5pm pero vengan como a medio día para que podamos preparar a Riza."
Riza y yo sonreímos. "Lo haremos, muchas gracias."
Cuando terminamos la llamada, sonreímos y nos abrazamos fuertemente. "Todo estará bien." Me dijo Riza.
"Así será."
Tras hacer unas llamadas rápidas a nuestro trabajo para pedir una semana libre para Riza y para mí y llamar a nuestros amigos para invitarlos a nuestra apresurada boda, hice una maleta antes de que nos fuéramos al departamento de Riza, quien rápidamente hizo la suya para después dirigirnos al departamento de mi tía. Cuando la noche cayó, habíamos decidido que Riza tomaría el cuarto de huéspedes y yo el de mi tía.
"Sabes, no me importaría si dormimos en la misma cama. Después de todo, mañana estaremos casados." Me dijo Riza mientras sus mejillas se sonrojaban.
Sonreí, tomé sus manos y besé su frente. "Créeme que me encantaría dormir a tu lado, pero quiero ser un caballero, así me enseñó mi tía. Solamente será esta noche, porque a partir de mañana y por el resto de nuestras vidas dormiremos juntos."
Ella me abrazó. "Estoy deseando hacerlo."
La estreché fuertemente. "Yo también."
"Espero que no ronques." Me dijo bromeando.
"Espero que no patees." Ambos comenzamos a reír antes de besarnos tiernamente para irnos a dormir.
Al día siguiente, después de desayunar, nos dirigimos a la casa de los abuelos de Riza, donde fuimos recibidos con abrazos y felicitaciones por parte de ellos y por parte de mi tía. Posteriormente nos sentaron y nos preguntaron si estábamos seguros de seguir adelante con la boda, a lo cual respondimos sin ninguna duda que sí. Poco después llegaron Rebeca y su novio Jean, junto con Maes y Gracia, quienes nos ayudaron a prepararnos.
Antes de que me retirara a cambiarme, el abuelo de Riza me pidió que lo siguiera a su estudio ya que quería tener unas palabras conmigo.
"Muchacho, espero que sepas que mi esposa y yo siempre te hemos tenido mucha estima y si soy sincero, siempre deseé que esto pasara porque desde que eran muy jóvenes era más que obvio la fuerza de sus sentimientos. Queremos que mi querida nieta sea feliz con alguien que la ame por quien es y que la respete, cosa que estamos seguros no ocurrirá con el imbécil que mi hija y su esposo han elegido. Por ello, Roy, quiero que sepas que tienes nuestra bendición pero si haces sufrir a nuestra querida nieta te las verás con nosotros." Dijo el abuelo de Riza con mucha seriedad al final.
"Descuide, señor. Al igual que usted solamente deseo hacer feliz a Riza, ella significa mucho en mi vida y me dedicaré el resto de mi vida a hacerla feliz. Nunca me atrevería a hacerle daño, la protegeré y la amaré siempre." Dije con vehemencia haciendo sonreír al abuelo de Riza.
"Más te vale, muchacho. Sé que estabas dudando de seguir con esto por la amenaza sobre tu tía, pero tranquilo, ella estará bien y a ese yerno mío solamente le gusta intimidar, así que no te preocupes por ello."
"De verdad se lo agradezco mucho, señor." Dije con sinceridad.
"Bien, entonces no me queda más que darte la bienvenida a la familia y darte mi bendición." Me dijo mientras estrechaba su mano, la tomé y me dió un abrazo el cuál correspondí.
"Muchas gracias, señor, es un honor."
Cuando me dirigí a la habitación donde me cambiaría con Maes, mi tía también habló conmigo por unos minutos.
"Roy-Boy, ¿estás seguro de esto?" Me preguntó.
"Lo estoy, no tengo dudas de lo que siento por Riza y tampoco tengo dudas de lo mucho que ella me ama. Estoy consciente de que no será fácil con el odio de sus padres sobre nosotros, pero los dos estamos dispuestos a luchar por nuestro amor. El abuelo de Riza me dijo que estarás bien y si te sientes en peligro, no dudes en decirme-"
"Estaré bien, muchacho, no te preocupes por mí, soy perfectamente capaz de cuidarme. Solamente quería estar segura de que tú estuvieras seguro de esto, porque ante todo quiero tu felicidad." Me dijo mientras acariciaba mi mejilla.
Coloqué mi mano sobre la de ella y sonreí. "Seré muy feliz con Riza, no tengo dudas. Sé que tendremos momentos difíciles pero confío en que los superaremos como este. Ya estamos hartos de que una u otra cosa se interponga en nuestro camino, ya no lo permitiremos. Por eso me hace feliz saber que tengo tu apoyo y cariño."
Ella sonrió. "Siempre lo tendrás, Roy-Boy." Nos abrazamos y después de unos minutos, besé su mejilla antes de separarnos. "Bien, arréglate. No debes hacer esperar a Riza."
Besé nuevamente su mejilla antes de que ella saliera de la habitación y junto con Maes nos preparamos.
"¿Listo, amigo?" Me preguntó Maes.
"Listo, no puedo esperar a ver a mi hermosa novia." Respondí con una gran sonrisa.
"Bienvenido al club de los hombres casados."
Riza
Mientras me arreglaba, la tía de Roy me pidió tener unos minutos a solas.
"Te estimo mucho, Riza y mi muchacho te ama mucho, siempre lo ha hecho, así que por favor te pido que lo hagas muy feliz como sé que él lo hará contigo." Ella me dijo.
Sonreí. "No hace falta que me lo pida, porque yo también he amado a su sobrino desde hace mucho tiempo. No tengo dudas de que seremos muy felices."
"Bien, pero en caso de que él no se comporte como debería contigo, dime y me encargaré de enderezarlo."
Reímos.
"Gracias, aunque dudo que eso sea necesario."
"No me queda más que decirte Bienvenida a la familia, Riza." Me dijo sonriendo mientras nos abrazábamos.
"Muchas gracias."
"Oh, antes de que me vaya, espera un momento." Salió por un momento de la habitación para entrar nuevamente con un hermoso arreglo floral. "Roy me pidió que te diera esto."
Tomé el hermoso arreglo y sonreí de oreja a oreja al leer su nota:
Para mi hermosa, reina.
No puedo esperar a que seamos marido y mujer.
Te amo como loco,
Roy
"Es hermoso, muchas gracias. Dile a Roy que tampoco puedo esperar a desposarlo."
Chris sonrió. "Claro que lo haré."
Cuando Chris salió de la habitación, Becky me ayudó a darle los últimos toques al vestido que mi abuela había conseguido en la casa de modas de una de sus amigas.
"Te ves hermosa, Riz. No puedo creer que hayas decidido casarte literalmente de un día para otro." Me dijo Becky emocionada.
"Muchas gracias, Becky. Créeme que nunca me lo imaginé de esta manera pero aún así estoy muy emocionada."
Becky me abrazó. "Me alegro por ti, amiga y estoy muy feliz de formar parte de esto."
Abracé fuertemente a mi amiga. "No podría ser completamente feliz sin mi mejor amiga en un momento tan importante de mi vida."
Nos separamos y limpiamos las lágrimas que amenazaban con desbordarse para evitar arruinar nuestro maquillaje.
"Vamos, Riz. Gracia dice que todo está listo, tu galán ya te está esperando."
Reí. "Vamos."
Cuando me acerqué a la puerta doble de vidrio que daba al patio trasero, encontré a mis abuelos esperándome con una gran sonrisa.
"Te ves preciosa mi niña." Me dijo mi abuela antes de abrazarme seguida de mi abuelo.
"Muchas gracias, de verdad. Jamás podré dejar de agradecerles el que me apoyen con esto." Les dije con sinceridad.
"Ni lo menciones mi niña. Eres nuestra única nieta y estamos muy felices de que hayas encontrado el amor en un hombre bueno y responsable que te ama de la misma manera." Dijo mi abuelo.
Mi abuela besó mi mejilla. "Iré a tomar mi lugar para que ustedes puedan caminar por el pasillo, porque tu querido prometido se muere por verte." Me dijo sonriendo.
"Gracias."
Mi abuelo tomó mi brazo y poco después comenzamos a caminar por el hermoso pasillo que habían decorado de flores. Cuando ví a Roy esperándome al final del pasillo, mi corazón comenzó a latir a toda velocidad. Se veía tan apuesto con su traje y su cabello peinado hacia atrás pero lo que más me cautivó fueron sus hermosos ojos que no dejaban de verme con un profundo amor, de la misma forma que yo lo veía a él. No podía creer que después de conocernos desde que éramos unos niños y amarnos por varios años, por fin podíamos hacer realidad y oficializar nuestra relación. Mi abuelo me entregó a Roy y en cuanto él tomó mi mano le dí un ligero apretón con una gran sonrisa que él correspondió.
"Te ves hermosa, Riza." Me dijo Roy en voz baja.
"Gracias. Tú te ves muy guapo."
Su sonrisa se ensanchó. "¿Lista?"
"Por supuesto."
Después de una hermosa ceremonia, en cuanto nos declararon marido y mujer, Roy me atrajo hacia él y me besó apasionadamente ante los aplausos de nuestra familia y amigos.
"Te amo, Riza. Me has hecho el hombre más feliz del planeta."
"Te amo, Roy y también me has hecho la mujer más feliz del planeta." Dije antes de besarlo.
"Juntos podremos con todo y contra todos." Me dijo Roy mientras colocaba su frente sobre la mía.
"Juntos." Le dije mientras acariciaba su mejilla antes de que me besara.
"Vamos par de tortolitos, hay que festejar." Dijo Maes.
A pesar de que me dolía que mis padres no apoyaran mi decisión, estaba feliz de que Roy y yo nos habíamos casado. No tenía dudas de que ellos se molestarían todavía más, pero ya no habría forma de que me alejaran de mi esposo y no podía esperar a disfrutar mi vida de casada junto con Roy.
"¿Todo bien?" Roy me rodeó con sus brazos por detrás mientras veía el hermoso pastel que íbamos a cortar.
Giré en sus brazos y rodeé su cuello. "Todo está maravilloso." Besé sus labios. "¿Listo para partir el pastel, mi querido esposo?"
Su sonrisa se ensanchó. "Más que listo, mi hermosa esposa." Me besó tiernamente.
Era el inicio de una nueva aventura en nuestras vidas que estábamos emocionados por vivir al lado del otro, tendríamos momentos difíciles pero confiábamos que mientras estuviéramos juntos superaríamos todo.
A/N:
Espero que hayan disfrutado la Semana Royai de este año y que les haya agradado esta historia :D
Que tengan un excelente día y nos vemos para la próxima historia!
Saludos,
Flame
