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Un especial agradecimiento a Reeckless Pretty por todos sus reviews; chica, en serio me sorprendiste con tantos comentarios que dejaste para este y el otro fanfic, te pido una enorme disculpa por no poder responderte a todos pero te aseguro que leí y atesoré cada uno; más o menos voy con la anemia, pero lo importante es mantenerse viva, ¿no? Jeje, espero este capítulo sea de tu agrado; no sé cómo agradecerte por el enorme apoyo que les has dado a estas dos historias.
¡Te mando un fuerte abrazo!
NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. -Gracias.
…
—6—
…
En medio de la oscuridad, Shinobu Kochō colgó la llamaba que había sostenido con la pequeña dama Ubuyashiki, la hija de sus jefes.
Volvió a sus asuntos en el ordenador, pero no esperó que la puerta de su pequeña oficina fuese abierta de forma casi abrupta y al otro lado se hallase el ser humano (si es que se podía llamarle así) que ella menos toleraba en el mundo.
Trató de ignorarlo.
—¿Quién era? —preguntó Sanemi Shinazugawa, llegando hasta su escritorio, con un folder negro en sus manos.
Él se acercó y dejó el folder a un lado de la mano de la chica, la cual sostenía el mouse del computador. Ella se ocultaba tras la pantalla de su computadora. Acomodó sus lentes y procuró no ser tan obvia en el desagrado que le provocaba tener a este tipo cerca.
—Nadie que te importe —respondió ella, fría y agresiva, volviendo a su partida de Minecraft. Picando en una mina, recolectando diamantes.
Ambos se quedaron en un breve silencio; lo único que se oía era el ruido del jueguito y las presiones a los botones del teclado y el mouse.
—¿No deberías estar trabajando? —la miró él, mordaz. Claramente, esperando a que Shinobu tomase el folder que le había traído.
—¿Y tú no deberías estar en alguna calle oscura asustando niños?
Los ojos afilados y molestos de Sanemi se dirigieron a la pequeña figura femenina que se hallaba sentada frente al computador.
—¿Es que ustedes dos no pueden llevarse bien? —interrumpió una mujer, una cuya cara tierna ablandó el semblante del hombre que la miró de vuelta.
Kanae Kochō era una mujer muy hermosa, tanto como su pequeña hermana, quien se encontraba inmersa en su partida.
—No —respondió la joven, que se mantenía picando en la mina subterránea; avanzando y poniendo más antorchas para no perder la luz.
—Tú dile algo, yo me largo —le dijo Sanemi a Kanae, entre dientes, yéndose.
—Gracias a dios —resopló la joven, fingidamente aliviada.
Deteniéndose por breves instantes, Sanemi miró de reojo sobre su hombro a Shinobu Kochō, pero no le dijo nada; sólo se fue dando un portazo; devolviéndole la completa oscuridad a la pequeña oficina y a su pequeña habitante. A su vez, la mujer que acababa de llegar, miró con desaprobación a su hermana menor.
—Shinobu —espetó la mujer, sin dejar de ser amable, pero siendo estricta—. Tu comportamiento es inaceptable. Debes mostrar más respeto.
—Lo inaceptable es que le sigas hablando como si nada después de lo que te dije sobre él —apretó la quijada antes de seguir diciendo—: sobre lo que hace.
—Sus asuntos personales, mientras no afecten a la organización o a alguien dentro de ella, deben ser irrelevantes para nosotras.
Shinobu Kochō puso pausa a su partida, sin separarse de su silla de rueditas, se impulsó con sus pies hacia la izquierda para salir del escritorio y ver a su hermana desde abajo.
—Te guste lo que él haga o no, Shinazugawa no está infringiendo ninguna regla de Oyakata-sama. Y es tu superior. Si vuelves a hablarle de ese modo, quizás él no te reporte, pero yo sí.
—¿Lo vas a defender? —preguntó Shinobu entre dientes.
—A nosotras no nos corresponde juzgarlo —decretó ella en respuesta.
—Hermana… él está dispuesto a sacrificar a un niño con tal de tener información de un grupo Yakuza; un sádico grupo Yakuza —gruñó, levantándose y hablándole a su hermana en susurros—. Y no sólo es un niño; es su hermano menor. ¿Tú harías eso conmigo?
Parpadeando lento, Kanae se mostró triste; eso era innegable.
—No. Pero eso no nos incumbe. Es asunto de ellos —repitió, como si hacer eso también fuese difícil para ella.
—No puede ser que digas eso, hermana. Genya-kun podría morir… horriblemente, si es descubierto. Shinazugawa es un maldi…
—Shinobu, si no estás al tanto de toda la situación, no tienes derecho a opinar sobre ella —le dijo su hermana, ya más seria—. Y te reportaré ante Oyakata-sama por la forma en la que te diriges a Shinazugawa. O paras de hablarle de ese modo, o ahora tendrás que responder ante mí; que también soy tu superiora.
Con sus manos temblando, Shinobu miró a su hermana yéndose por el mismo camino que tomó el imbécil que cada día mandaba a su hermano menor a un matadero. Mientras que en la academia lo alejaba, en la calle lo orillaba a infiltrarse en ese peligrosísimo grupo criminal, famoso por desollar, destripar y/o desmembrar (literalmente) vivos a sus infiltrados… fuesen de la edad y sexo que fuesen.
Shinobu soltó un suspiro y se sentó de regreso sobre su silla; se giró y trató de seguir recolectando diamantes en el juego.
Pensaba… pensaba mucho…
Genya Shinazugawa.
Pobre chico. Tan desesperado estaba por tener la aprobación de su imbécil hermano mayor, que había accedido a convertirse en un halcón. Un informante. Un espía. Y eso era muy peligroso. Extremadamente peligroso. Si lo descubrían…
Shinobu había visto ya demasiados vídeos en donde se mostraban a los pobres ingenuos que creían que ese tipo de puestos eran una maravilla.
Torturas. Ejecuciones. Todo… mientras las víctimas estaban vivas, gritando, llorando.
A estas alturas, Shinobu ya tenía pesadillas con lo que esos monstruos podrían hacerle a Genya-kun si lo descubrían. Cada día, ella vivía con el pendiente de qué le depararía a ese muchacho.
Él daba la apariencia de ser un buscapleitos, un rufián, un bravucón incluso; pero en realidad, Genya-kun era un chico inmensamente tierno y gentil; adorable incluso; un buen muchacho que tenía un potencial académico que nadie sabía que tenía por sus malas notas pero Shinobu lo había visto, él era muy bueno en química. Su único problema, su más grande problema, se llamaba: Sanemi Shinazugawa.
«Si Genya-kun muere… torturado, será culpa de ese bastado» pensó Shinobu, furiosa y preocupada, guardando su partida, sabiendo que no podía concentrarse en el juego.
Apagó el ordenador y preparándose para quedar ciega por breves instantes, se dirigió a las ventanas que tenía atrás de ella y, cerrando los ojos, deslizó las cortinas negras dejando pasar la luz del atardecer.
Parpadeó lento, acostumbrándose a la luz.
Se giró para tomar un spray en lata de alcohol desinfectante que tenía en uno de sus cajones y roció un poco sobre el folder negro. Se pondría guantes, pero incluso para ella eso era una exageración.
Tomó el folder y lo abrió.
Otra misión exitosa: Sanemi Shinazugawa había recuperado el dinero de Oyakata-sama, con intereses altos. El dinero, que según el reporte, estaba la joyería, platería y ciertas pinturas que Sanemi había traído consigo, se encontraban muy bien guardadas en una de las 9 bóvedas que se tenían distribuidas en el país.
Su trabajo sería mandar el reporte de dichos objetos a su jefe, encontrar su valor más alto y (si Oyakata-sama no las quería consigo tal cual estaban) venderlas al mejor postor en una de las tantas redes de venta que se tenía en la web profunda.
A veces aquellos que perdían sus posiciones en los operativos de los cobradores de Oyakata-sama, tenían la oportunidad de recuperarlas, a un valor muchísimo más alto del que pagaron anteriormente. Pero eso era lo que había.
—Sádico enfermo… cobarde —musitó Shinobu, leyendo que Sanemi había mandado a la morgue a varios sujetos que fueron puestos como guardias de seguridad para aquel que tuvo como objetivo.
Supuestamente, su identidad seguía estando oculta.
Shinobu cerró el folder y se mantuvo quieta un rato; volviendo sus pensamientos el pequeño Shinazugawa. Durante ese tiempo, su celular sonó en su cartera.
—Habla —dijo fastidiada, poniendo el celular cerca de su cara sin llegar a pegarlo a su piel.
—¿Oyakata-sama ha leído el expediente del "carnicero" nuevo? —preguntó Sabito Urokodaki al otro lado de la línea.
—¿Si ya lo conoces por qué lo llamas así? —quiso saber Shinobu, alzando una ceja.
—Protocolo, supongo.
—Oyakata-sama está informado; él aún no ha leído nada, pero yo sí; ya le he mandado mi reporte y… —suspiró no del todo convencida—. Creo que es adecuado. No sé si pueda estar al mismo nivel que el otro, ya que seguro le falta entrenamiento, pero no parece ser un vagabundo. ¿Tú te harás responsable de él?
—Claro que sí, yo lo recomendé.
—Bien, bien; que mañana se presente a mi oficina en la Academia. Por cierto, ya he pedido que se te envíe el dinero en efectivo que me pediste; es una gran cantidad. No puedo creer que las Armas del Diablo ya pidan esos cobros tan altos a pequeños comerciantes. Saben que no pueden pagarlos. Y menos cuando se les queman sus negocios —Shinobu hizo un gesto pensativo, y seguramente Sabito también—. Presiento ahí algo muy raro.
—¿A ti también te parece sospechoso, verdad?
—Te lo acabo de decir —refunfuñó, haciendo una mueca—. Pero no creo que este sea un caso excepcional. Investigaría más, pero no tengo tiempo de estar tras esos sarnosos, tengo otros asuntos, mi partida de Minecraft, por ejemplo.
—Bruja —bisbiseó Sabito.
—Lo siento. Shinazugawa me ha hecho molestar otra vez y en alguien tengo que desquitarme sin que me reporten; y ya que tú y yo somos iguales en la jerarquía, te toca soportar.
—Sólo te lo permito porque me has ayudado bastante con Tomioka.
—De nada, sabes que siempre es un placer —ambos sabían que ella mentía; Sabito iba a tener que devolverle ese favor algún día—. Por cierto, infórmale bien a tu recomendado que entra por ti y tu recomendación, pero saldrá por él mismo con los pies por delante si no vale lo que cuesta.
—Él lo sabe bien, y considerando lo mucho que le urge el dinero, te puedo asegurar que trabajará bien.
—Wow —Shinobu hizo una sonrisa burlona—, hablas tan bien de él que me estoy sintiendo celosa. ¿Seguro de que no es tu novio o algo así?
—¡Cállate! —espetó enojado, luego carraspeó la garganta—, ¿Makomo no te oyó o sí?
—Está en una misión en Kyoto, con suerte volverá en un par de días.
Oyó a Sabito soplar con cierta preocupación.
—Tranquilo, Romeo. No tiene mucho que se reportó conmigo, dice tener todo en orden.
—No estaba preocupado.
Shinobu sacó la lengua y giró los ojos. ¿Por qué siempre le tocaba trabajar con tipos tan orgullosamente idiotas?
—Pero claro que no lo estabas —dijo sarcásticamente—, si vuelve a llamar, le diré que no preguntaste por ella.
—Te agradecería que no me nombraras y ya.
—Voy a colgar, ¿algo más que tengas que decirme?
—Sí… necesito sacar a la hermana de Tomioka del país apenas se realice el pago a esos imbéciles.
—¿Ahora me vas a tomar como agente de viajes? —respondió hastiada—. ¿Sí sabes que no trabajo para ti, verdad?
—Por favor, Kochō.
—¿Estás arrodillado, implorando?
—Más o menos. Oye, Tsutako Tomioka es una mujer que vale la pena ayudar, ¿podrías considerarlo otro favor?
—Ya van muchos —espetó Shinobu.
—Y te los pagaré todos.
—Mmm. Escucha… hablaré con Himejima.
—¿Himejima? ¿Para qué?
—¿Qué te crees que soy, Superman? No sé volar. Y no pienso ser tu agente de viajes. Él por otro lado, tiene un helicóptero y una avioneta que pilotea bastante bien —se miró las uñas de su mano libre, pensando en el modo más fácil de no evitar ser la secretaria de Sabito—, él no tiene misiones, que yo sepa; y creo que me será más fácil conseguirte un vuelo en alguna de esas cosas, que un vuelo en un avión y pasar el martirio de hacer la reservación.
—Personalmente creo que lo de pedirle el favor a Himejima es más complicado. El viaje sería a Taiwán.
—Qué coincidencia, Himejima ha hablado sobre sus deseos de vacacionar allá.
—¿De verdad?
—Claro que no, estúpido —espetó Shinobu, aguantando la risa—, eso sería demasiado conveniente, ¿verdad? No, de hecho ha hablado de Corea del Norte.
—Ay, por dios —resopló fastidiado—. Creo que me complico menos buscando yo mismo un vuelo.
—Suerte con eso.
Shinobu no le dio tiempo a Sabito de decir nada más, sólo colgó la llamada y de inmediato, entró a sus contactos; todos tenían nombres incorrectos; el de Himejima era "Satoshi".
—¿Qué ocurre, Shinobu? ¿Alguna misión nueva? —la voz de Himejima era bastante gruesa y profunda, pero de alguna forma él lograba hacerse sonar amigable.
—No del todo —respondió ella en un tono más amigable y ligero; a Himejima, Shinobu nunca le hablaría con altanería ni sarcasmos; nunca—. Verás, Sabito, me pidió un favor, y creo que tú podrías ayudarlo mejor que yo.
—¿Qué necesitan?
—¿Crees que alguna de tus "maquinas voladoras" puede hacer un viaje de emergencia a Taiwán?
—Qué extraña petición.
—Lo sé. Verás, Sabito tiene a una amiga en problemas; al parecer quiere sacarla de Japón lo más rápido posible y llevarla a Taiwán, donde tiene un familiar que puede cuidarla —se preparó para mentir, porque realmente no quería estar horas en llamadas a aerolíneas en busca de un viaje oportuno—, no encuentro vuelos disponibles y digamos que el asunto es algo urgente. ¿Crees que pueda molestarte con eso?
—¿De quién se trata?
—Su nombre es Tsutako Tomioka, está casada… pero tal vez esté a punto de divorciarse —respondió entre dientes, recordando lo que había encontrado sobre ella al buscar su información.
—Siento que conozco ese apellido.
—Debería, es la hermana mayor del nuevo sabueso que Sabito recomendó. Giyū Tomioka; él empezará a trabajar, apenas Oyakata-sama dé la orden.
—¿Y cuáles son los problemas?
—Por lo que sé, Tsutako y su marido cometieron la estupidez de pedirle prestado dinero a la banda las Armas del Diablo y no pagarles a tiempo.
—Con esos sujetos, nunca hay cómo pagarles a tiempo.
—El punto es que el marido fue secuestrado, el hermano del año no lo sabía, y ahora le debe tres millones de wons a Sabito porque van a pagar su rescate. El nuevo también te deberá un favor a ti; puedes verlo como una oportunidad para ponerlo a prueba, si quieres.
Shinobu guardó silencio en espera de que Himejima dijese su respuesta. En caso de que él dijese que no, ya le tocaría hacer lo de la reservación y romperse la cabeza en…
—De acuerdo.
Sorprendiéndose, Shinobu alzó las cejas.
—¿De verdad? —susurró, ella sabía que Himejima a veces era muy amable, pero no sonó en lo absoluto negativo—. Oye…
—Sabes que no puedo negarme ante una petición de ayuda de un colega.
—Ni siquiera lo conoces —se rio ella.
—Me refiero a Sabito.
—Ah, él. Sí, bueno, sabes que Sabito fue el que recomendó a Tomioka y no quiere ninguna presión extra para él.
—Le cobraré el favor a Sabito. A su tiempo, claro.
—Y ten por seguro que él pagará —dijo Shinobu; ella se encargaría de eso.
—¿En cuánto tiempo debo tener listo mi avioneta?
—En el menor tiempo posible, creo que quieren hacer primero la entrega de los tres millones antes de sacar a la pobre Tsutako del país.
—Está bien. Dile que en una semana espero a la señorita Tomioka, con pocas pertenencias. Nada de muebles ni armas.
—A la orden —respondió; y aunque Himejima no podía verla, Shinobu hizo un gesto militar con su mano.
Él fue quien colgó la llamada.
—Eres un bastardo suertudo —se rio Shinobu pensando en Sabito, a quien no marcó, pero sí le mandó un mensaje de voz—. Oye, idiota; adivina, Himejima estaba de muy buen humor y ha accedido a serle de transporte a la señorita Tomioka; en una semana, con pocas pertenencias, sin nada más que no sea ropa y documentos especiales, y por encima de todo, nada que pueda ser considerada un arma en sus manos. ¿Estamos bien?
Shinobu estiró las piernas y los brazos mientras esperaba la respuesta de Sabito, la cual llegó pronto a modo de otro mensaje de voz.
—De acuerdo, muchas gracias, Kochō. Giyū y yo les debemos esto.
El tono dulce y agradecido en su voz casi la hizo pensar en la posibilidad de ver a Sabito Urokodaki como algo más que un amigo, un colega del trabajo… pero adoraba a Makomo muchísimo, y sabía que ella correspondía los no-declarados sentimientos que Sabito tenía por ella y aún no tenía los testículos para decirlo.
Ese par de bobos…
Shinobu mandó un último audio a Sabito.
—Y sabes que haré que me devuelvan ese favor. Los veré pronto.
—Continuará—
…
¡He estado actualizando algunos fanfics!
Este, en el caso del fandom de KNY, y otros dos en el fandom de Saint Seiya xD estoy muy entusiasmada con los fanfics cuyas continuaciones debo y amo traerles más material de mis universos.
Ah, por si sintieron a Shinobu muy OOC, les aviso que casi todos los personajes lo tienen debido al contexto de este fanfic, básicamente estamos en un Universo Alterno; ¿saben? Siempre trato de mantener las personalidades originales de los personajes que uso para mis historias, pero cuando la situación lo amerita, debo hacer algunas cosas que no son comunes para mí, como en este caso el uso del OOC.
¿Cómo ven la relación de Shinobu con Sanemi? La verdad, adoro ponerlos como aliados; un frente unido contra todo por su lazo en común, Kanae. Pero acá vemos un resentimiento palpable en Shinobu por la seguridad Genya; pero, ¿está justificado su trato hostil hacia el mayor de los Shinazugawa? ¡Los leo!
Espero no tardar en actualizar, ya sea este fanfic o el de las Crónicas; con la nueva temporada del anime en pleno apogeo, es todo un gusto ver el fandom reviviendo xD
¡Saluditos! Gracias por leer, comentar y votar.
Aviso importante: Por motivos de salud, me vi en la necesidad de abrirme un p4tr30n. Donde estará a disponibilidad de ustedes material inédito que no se mostrará al público, y se haya escrito para este y otros fandoms y ships; por el momento está siendo armado para pronto "abrir" las suscripciones, quien desee apoyarme, se lo agradecería enormemente.
El link ya se encuentra en mi perfil; acepto consejos, sugerencias y si deseas suscribirte sin pago alguno, también sería de gran ayuda.
Les prometo esforzarme para dar a cada miembro de la máxima calidad que sea capaz de dar. Por el momento, seguiré haciendo y recolectando material.
¡Muchas gracias por el apoyo!
Espero leernos pronto.
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