La guerra que se libraba en el cielo era brutal. La supremacía imperial cada vez era más notoria, y tanto cazas rebeldes como droides, apenás podían hacer algo frente al poder de los cazas TIE y los cañones anticazas de los siete acorazados imoeriales, los cuales cada vez estaban más cerca del conflicto.

Mirana y Vander dirigían las fuerzas que le quedaban en una resistencia desesperada. El campo de batalla era una danza caótica de explosiones y naves estelares, batallando en un aparente sinsentido.

El desgastes tanto físico como mental ya le estaba pasando factura a los pilotos orgánicos. Y las baterías de los droides tampoco duraría demasiado.

Se suponía que este sería un ataque relámpago, pero estas flotilla simplemente no estaba en los planes. Según los cálculos de Ícaro, la flota imperial de respuesta más cercana tardaría otros seis días en llegar. El como y el porqué siete acorazados imperiales estaban sobre la órbita de Kergans, era todo un escalofriante misterio.

Mirana mantenía su mirada al frente. Los cazas TIE se avalanzaban sobre su nave Tridente mejorada con furia, pero la habilidad de su piloto eran muy superiores. Mas, Mirana se vió a sí misma opacada cuando tres escuadrones de cazas imperiales fueron visibles, rumbo hacia su posición. Esto de seguro liquidaría los pocos pilotos que le quedaban, y no estaba segura siquiera de poder salir viva de esto.

De pronto, una lluvia de blaster se catapultó desde espaldas de la capitana. Mirana vió como los TIE caían como moscas frente a sus ojos, y antes que siquiera pudiesen darse vuelta para saber de quien se trataba, un enjambre de cazas Vulture rodearon a su escuadrón, siendo las propias Lanza y Tifón, aquellos que se colocaron justo al lado de su nave.

Mirana no sabía que estaba pasando, pero pronto una respuesta apareció en forma de holoproyección frente a su panel de controles.

Doom: - Capitana Mirana. -

Mirana: - ¿¡Qué ocurre comandante!? ¡Nos están machacando aquí arriba! ¡Son demasiados! ¡He perdido a la más de la mitad de mis hombres! -

Doom: - Órdenes del general. Todas los pilotos deben replegarse de inmediato. Los cazas Vulture asegurarán su retirada. -

Mirana: - ¿¡Qué!? ¡No! Si nos retiramos, serán superados en poco tiempo. Debemos seguir luchando. -

Doom: - Negativo... Sus órdenes son retroceder. -

Mirana: - Pero... Pero... -

La mujer apretó los dientes ante la impotencia. Sabía que no tenían la más mínima oportunidad, pero se negaba simplemente a dar la espalda y huir. Había luchado en tantos frente junto a los cazas Vulture, que prácticamente los consideraba como otros de su escuadrón. Sobre todo con Lanza y Tifón, los cuales siempre se los podían ver pasando el rato con la capitana mientras esta permanecía en los hangares con su nave.

Sin embargo... Esta vez era diferente.

La mujer alzó la mirada, capaz de escuchar los pitidos de Lanza, ubicado a la izquierda de su nave y brindándole cobertura. El droide Vulture tenía la cabeza levantada, dada vuelta mirando a la mujer a través de los cristales de su nave.

Una serie de pitidos emergieron de su interior. Pitidos en código binario que no todos en esta galaxia conocían, pero que Mirana dominaba a la perfección. Pues ella fue quien le enseñó a Toba después de todo.

El agarre de la capitana sobre sus controles se hizo más fuerte, así como las presión sobre sus propios dientes. Se negaba con todo su ser a abandonarlos allí, pero no había mucho que pudiese hacer al respecto. Fue entonces, que la voz binaria de Tifón se hizo presente.

Para aquellos que no entendamos el lenguaje binario, simplemente no hubiese mucho diferencia entre los ¨comentarios¨ de ambos droides. Sin embargo, este último tenía una carácter algo más... desafiante. Lo que el droide le dijo a la humana fue todo un misterio, ero uno que, la obligó a alzar la cabeza, y dejar escapar una risa temeraria a pesar de sus cristalinos ojos.

Mirana: - Más les vale regresar en una pieza... O yo misma los convertiré en chatarra. - Curiosamente, tal amenaza parecía divertir a los droides Vulture de algún modo. - ¡A todos los cazas! ¡Retirada! -

Y como si fuese una flor abriendo sus pétalos, la estela de los cazas pilotados por orgánicos, dejó marcado el trayecto de las naves hacia la retirada, mientras el estilo de dicha flor, era marcada por la densa nubosidad que los cazas Vulture dejaban sin detener su ataque hacia el frente.

Lanza y Tifón voltearon una vez más sus cabezas al frente. Allá, donde la horda de cazas TIE se abalanzaba sobre ellos. A sus espaldas, los pocos más de cien cazas vulture los seguían de cerca. Ambos intercambiaron una serie de pitidos inentendibles, como si se estuviesen comunicando de algún modo... Y entonces, ambos guiaron su última arremetida contra las fuerzas imperiales.

Mirana: - Comandante Doom... Nos aproximamos a la nave. Prepare los hangares para aterrizar. -

Doom: - Negativo... Capitana. -

Mirana: - ¿¡De qué está hablando!? -

Doom: - No aterrice en la fragata bajo ningún concepto. -

Mirana: - Pe... Pero... -

Doom: - Es una orden. -

-0-

Mientras tanto, en tierra firme:

Holdo: - TR-1. ¿Por qué el frente del ejército está avanzando? El general no nos ordenó acercarnos a la fortaleza. - Hablaba por el telecomunicador.

TR-1: - Capitanes Holdo y Howser. Tomen sus batallones y repliéguese del campo de batalla. El Batallón de Acero marchará hacia la fortaleza imperial. -

Howser: - ¿De qué está hablando? Aún si consigue apoderarse de la fortaleza, es solo cuestión de tiempo antes que las fuerzas de los acorazados retomen el lugar. Debemos retirarnos... Todos. -

TR-1: - Los droides de batalla no tenemos la capacidad de ejecutar una retirada de esta índole. A diferencia de los orgánicos, nuestros movimientos serían muy visibles y solo comprometeríamos la operación. -

Howser: - Entonces nos quedaremos con ustedes. -

TR-1: - Negativo... Todos los orgánicos deben retirarse de inmediato. -

Holdo: - No... Si vamos a caer... Caeremos juntos. -

Howser: - Estoy con la capitana, comandante... No nos retiraremos solo porque nos superen en número. -

TR-1: - No... Este no es el lugar donde ustedes morirán. -

¿Qué podría saber un droide sobre la muerte? Ese era un concepto que incluso los orgánicos no entendían del todo. ¿El fin de todo? ¿Un nuevo comienzo? Muchas razas y culturas a lo largo y ancho de toda la galaxia se hacían las mismas preguntas. Todas, mentes libres de ataduras terrenales.

Entonces... ¿Cómo un droide, siendo tan lógico y coherente, podía referirse a algo tan abstracto que de seguro no entendía? Aún así... Sus palabras calaron profundo en aquellos que lo escuchaban.

TR-1: - Es muy probable que el enemigo no conozca de la existencia de los batallones de orgánicos. Deben replegarse y dispersarse hacia el norte. Hay varias ciudades y pueblos. Deben huir, pasar desapercibidos, y sobrevivir. -

Holdo: - Pero... Nuestro deber está aquí. No podemos simplemente mirar a aun lado e ignorarlo. -

TR-1: - No... Su deber es sobrevivir para luchar otro día. -

Tanto Holdo como Howser eran soncientes de sus palabras. Sabían que intentar avanzar sería una sentencia de muerte. Pero habían sacrificado tanto, se habían arraigado tanto a esta causa que la consideraban parte de ellos mismos. Su propósito de ser. Mas, el droide aún tenía una última orden para ellos.

TR-1: - Capitana Holdo. Lo que pasó aquí debe llegar a oídos del senador Organa, cueste lo que cueste. Esa es su máxima prioridad. Capitán Howser, lo mismo para usted. Debe hacer contacto con el clon conocido domo Rex e informarle al respecto. -

El droide táctico tenía razón. Si el senador o Rex no llegaban a enterarse de tal desastre, era posible que las operaciones de ambos grupos se viesen afectadas, al desconocer de la caída de las fuerzas de Gwori.

Tanto clon como mujer miraron al campo de batalla una vez más. La fortaleza se veía distante, pero no imposible de alcanzar, aún con sus cañones comenzando a abrir fuego contra las interminables columnas de droides que se lanzaban al ataque.

Sobre sus cabeza, las vista de los cazas abandonado la zona de combate, mientras los droides Vulture eran destruidos uno por uno. Y al mismo tiempo, la fragata Muníficent cargando de frente contra los acorazados imperiales. Algo que parecía carecer de sentido, pero en una situación tan precaria, era imposible saber que pasaba con exactitud en los diferentes frentes de combate.

Pero sin lugar a dudas... Lo más escalofriantes era ver a doce Destructores Imperiales sobre la órbita de Kergans... Imposible... Se suponía eran solo siete la última vez que posaron la vista sobre los cielos. No había forma que pudiesen ganar esa batalla.

TR-1: - Si siguen adelante, su lucha terminará hoy. Aquí, en Kergans... Pero si retroceden por esta vez... Puede que tengan más posibilidades de realmente ganar esta guerra. -

No había que decir nada más. Ambos solo tenían al frente la holoproyección del droide, pero podían sentir el peso de sus palabras. Este, no apartaba la mirada de ellos, como si en silencio suplicara que acataran la orden. Que dejaran su orgullo a un lado y actuaran de la forma más lógica posible. Y de algún modo, las plegarias de un cuerpo de metal se hicieron realidad.

Howser: - Jamás pensé decirle esto a una hojalata pero... Ha sido un honor luchar a su lado... Comandante. -

Si el destino y la ironía decidiesen unirse por un segundo, este sería el momento justo. Frente a él, un clon, se paraba en firme militar, y a través de su holoproyección, TR-1 vió como este le dedicaba un saludo militar de respeto. Uno al que Holdo no dudó en sumársele.

Holdo: - Muchas gracias por todo... TR-1. -

El droide los miró y, a pesar de su inamovible rostro, tal vez, ambos orgánicos pudieron ver una leve sonrisa sobre su cara de metal. Fue entonces, que este correspondió al saludo.

TR-1: Larga vida a la Alianza Separatistas. -

Holdo / Howser: - Larga vida a la Alianza Separatista. -

-o-

Kurt: - General. Hemos cargado todo lo que podíamos en la Kestrel Nova y el Aurora. Estamos listos para despegar. -

Ícaro: - Váyanse de inmediato. Diríjase al oeste antes de subir a la atmósfera. Salga del alcance de los rayos tractores y trace una ruta indirecta hacia Gwori. -

Kurt: - Entendido. Vamos en camino. -

La situación de Ícaro y el resto no era tan afable como la del segundo grupo. Perseguido por los stormtrooper bajo el mando de Katalina, los droides tuvieron que entablar combate en el interior de los enormes almacenes, donde Hera, Zeb y Foxely hacía lo posible por terminar de desatorar el elevador de carga del Fantasma, el cual había fallado ante un peso demasiado grande, y sería imposible despegar en ese estado.

Los droides comando dirigidos por Delta pronto se unieron a la refriega, y a duras penas lograban mantener la posición. El lugar era mucho más grande que los corredores de la fortaleza, y los imperiales podían buscar cobertura tras la infinidad de contenedores para intentar flanquearlos.

La batalla se prolongó por innecesarios minutos, y para cuando lograron acabar con los stormtroopers que habían logrado colarse al almacén, solamente quedaban siete droides comando en funcionamiento, con Delta incluido.

Ícaro: - No podemos seguir esperando. Foxley, arregle eso de inmediato. -

Foxley: - Hago lo mejor que puedo. -

Hera: - Tenemos que apurarnos... Más deben venir en camino. -

Zeb: - Es demasiado peso... Los pernos deben estar bloqueados. -

Ícaro: - Si no logra arreglarlo, lo mejor será que... -

De pronto, la voz del droide se congeló. Algo lo había perturbado, al punto de dejarlo paralizado de miedo. Aquellos que estaban a su alrededor se quedaron mirándolo, confundidos, pero ese incómodo silencio era tan escalofriante como el rugir de un campo de batalla. Entonces:

Ícaro: - ¡ENCIENDAN LA NAVE! ¡AHORA! -

Verlo actuar de esa manera asustó a todos los orgánicos presentes, sobre todo cuando encendió s sable de luz, dándose la vuelta hacia la entrada de la bodega, al mismo tiempo que los droides comando alzaban sus blaster y los magnaguardias se ponían en posición de combate.

Algo se acercaba... Algo extremadamente peligroso.

El silencio que era interrumpido solo por los cañonazos de la batalla distante, fue profanado por el lento andar de una botas metálicas que retumbaba dentro de los pasillos. Un ser que podría ser clasificado solo como una calamidad se acercaba hacia ellos.

Su ira, haría que cualquier ser de esta galaxia sintiera el verdadero terror. Su aspecto, haría retroceder hasta los más valientes. Su poder, haría palidecer a cualquier estilo de guerra. Por muy brutal o sanguinario que fuera.

Un ser negro como el abismo. Iracundo como la rabia misma. Incontrolable como la peor de las tormentas. Un ser que no dudó en encender su sable de luz carmesí tan pronto vió a esas ratas que rapiñaban las sobras de este imperio. Un ser mitad hombre... Mitad máquina.