Ni glee ni sus personajes me pertenece… solo está historia.
(Advertencia Rachel G!P)
Tres días después…
Después del intento fallido de Rachel por hablar con Quinn Fabray, la morena siguió intentándolo, lamentablemente con el mismo resultado.
Santana se había dado cuenta de que Annie trataba de ayudar a la morena, por lo que se las había ingeniado para darle trabajo extra, y mantenerla muy ocupada.
Quinn no se enteró de lo sucedido.
Y aunque tratara de ocultarlo, se moría por ver a Rachel.
Celda 1512
La chicas se encontraban sentadas en el piso de la celda, todas con su cara de derrota, incluida Danielle, a la que ya se le había hecho costumbre pasearse por la celda de Rachel.
— Nunca me perdonará — dijo Rachel con los ojos cerrados.
— Todo se ha complicado, López parece que hace guardia afuera de la puerta de subdirección — Mercedes lo había visto con sus propios ojos.
— Lamento no haber sido de mucha ayuda Rachel — ahora era Danny la que hablaba — te juro que estaba dispuesta a todo.
— Danielle, ¿Sabes cada cuanto la oficial López tiene que presentar sus reportes ante servicios internos? — Brittany estaba demasiado consentrada en sus pensamientos.
— Creo la última semana de cada mes Britt ¿Por qué? — preguntó curiosa.
— ¿Podrías corroborar la información con Annie? — todas la miraron.
— claro, pídeme la luna y ahora mismo te la bajo rubia — Danny le hizo un guiño y Britt se ruborizó.
— ¿Para que quieres saber eso rubia? — Mercedes estaba intrigada, era raro que la intrépida Brittany hiciera esas preguntas.
— Pues porque yo, a diferencia de ustedes, no pienso darme por vencida — las otras abrieron la boca, pero no dijeron nada.
Danny sacó su móvil y marcó el número de Annie.
— Joder, si López llegara, estarías muerta hermana — bromeó Mercedes al ver que Danny estaba usando un teléfono móvil, pero esta sólo sonrió con maldad.
Saunders se paró y se acercó a la puerta, quería asegurarse de que no llegara la oficial López, tampoco quería tentar su suerte.
La llamada duró casi dos minutos y Danielle volvió con las chicas.
— Annie viene para acá — les dijo la chica.
— ¿Qué dijo? — Brittany estaba muy intensa.
— No pudo decirme nada, solo dijo que estaba en una reunión, pero venía enseguida.
— Muy bien, ahora solo queda esperar.
Rachel no había dicho ni una sola palabra, su cabeza era un lío, se sentía tan culpable por lo sucedido, y el solo imaginar que Quinn la odiara , no la ayudaba en nada.
— Llegué lo más pronto que pude — dijo Annie al aparecerse en la celda — ¿Qué necesitas Danny?
— Yo no, es Britt la que quería preguntarte algo.
Annie miró a la rubia.
— ¿Qué pasa pierce?
— Tengo entendido que la oficial López presenta mes con mes un reporte ante servicios internos ¿No es así?.
— Si, así es ¿Por qué lo preguntas? — Mercedes miró a Brittany, esa chica sabía demasiado.
— ¿Este mes ya entregó su reporte?
— Justo se acaba de retirar, va a entregarlo.
— Perfecto — Sonrió Brittany — ¿Cuánto tiempo tardará?
— Pues, debe estar aquí como a las seis de la tarde.
Brittany miró a Rachel sonriendo.
— ¡Está es tu oportunidad Richie! — la morena no entendió — Sin López cerca, podrás hablar con la subdirectora.
— Eso es imposible rubia — dijo Annie desconcertando a las demás — López ya no confía en mí, y advirtió a toda las celadoras que no me dejaran entrar a las oficinas, será imposible llevarte allá — la sonrisa de todas desapareció.
— Debe haber una manera Annie — habló Danielle.
— La única manera sería quitando del camino a todas la celadoras , pero lo veo difícil, más bien imposible.
— Si hubiera un problema, un gran problema — habló Brittany sin mirar a nadie — y sin la presencia de López, ¿quién se tiene que hacer responsable?
— Normalmente sería yo la responsable, pero ya dejé de ser la segunda a cargo, así que todo queda en manos de la subdirectora.
— O sea que, si Rachel se metiera en problemas ¿tendría que ir a la subdirección? — todas las miradas se posaron en la celadora.
— Tienen que ser problemas graves, muy graves, solo así tendría que presentarla con la máxima autoridad del reclusorio, pero si, así es — dicho esto, Rachel se convirtió en el centro de atención en la celda, eso la asustó un poco.
— ¿Estás dispuesta a meterte en problemas Rachel? — la forma en la que hablaba, no parecía ser Brittany — Quizás sea la única oportunidad que tengas para hablar con ella.
— Haré lo que sea Brittany, lo que sea.
— Este sería el mejor momento, todas las chicas y celadoras se dirigen a los comedores — agregó Annie
— ¿Y que tendría que hacer la enana?— A Mercedes no le estaba gustando el plan.
— Lo que sea que vaya a hacer, tiene que ser un caos, para así, mantener ocupadas a todas mis compañeras.
— ¿Qué tal una pelea? — las chicas miraron a Brittany como si a esta le hubiera salido otra cabeza — ¿Qué? Todas saben que una pelea de dos, siempre termina siendo un caos.
— Pierce tiene razón, al iniciar Berry una pelea, todas se meterán, lo cuál será necesario llamar a todas las celadoras del reclusorio — apoyó la celadora.
— Creo que es una muy mala idea, si esto se sale de control, puede salir herida — Danny no quería arriesgar a su prima.
— Tranquila Saunders, solo necesito que todas vean que ella inicio la pelea, en cuanto comience, me encargaré de ella, no dejaré que pase nada.
Rachel seguía sin hablar, todas esperaban su respuesta.
— Hagámoslo — la morena no tenía nada más que perder, pero si mucho que ganar.
— Muy bien, vayan llendo — ordenó Annie — iré a verificar que todas mis compañeras estén en el comedor, nos vemos allá.
Las chicas salieron de la celda, no se separaron en ningún momento.
Ninguna parecía nerviosa o mostraba una pizca de temor, ni siquiera la morena, quien sabía lo que era una golpiza en una prisión.
Llegaron al comedor y trataron de encontrar a la chica perfecta para iniciar la pelea.
Pero Rachel ya tenía en mente a una.
— Creo que deberías ir por una pandillera, ya después me encargo de calmarlas — Danielle miraba a todas las chicas.
— Se perfectamente quien me va a servir en este plan — dijo Rachel mirando a una persona en específico.
Danny seguía la línea de visión de la morena y no le gustó lo que vió.
— Rachel no, no es una buena idea — dijo tratando de hacerla cambiar de opinión.
Pero era demasiado tarde.
Rachel ya caminaba en dirección de aquella chica.
Danielle trató de detenerla, pero Brittany no se lo permitió.
— Déjala, al fin y al cabo, todo esto es su culpa — la rubia la tenía prácticamente abrazada.
Sin temor alguno, Rachel caminó hasta el grupito de chicas que esperaban su turno para tomar su comida.
— Tu y yo tenemos algo pendiente Wilde — la furia se había apoderado de Rachel.
— Pero miren quien me vino a saludar — su tono era sarcástico, alzando la voz para llamar la atención de todas — ¿Y que es lo que tenemos pendiente Berry?
— Esto…
Lo que vino después nadie lo esperaba, Rachel estrelló su puño contra la nariz de Kitty con tal violencia, que la rubia cayó al suelo enseguida.
La rubia se levantó cubriéndose la nariz, la sangre escurría por entre sus dedos.
— ¿Pero que carajos te crees Berry? Te acabas de meter con la persona equivocada — se agachó para tomar su charola.
Rachel pensó que ya era todo, que no iba a encontrar lo que estaba buscando.
Y en una fracción de segundo, la charola que había tirado Kitty se estrelló en su cara, sintiendo enseguida, como cortaba una parte de su ceja.
Annie, quien iba llegando al comedor , al ver la acción de la rubia, sonó el silbato.
Esta era una especie de alarma que usaban las celadoras.
La pandilla de Kitty se lanzó contra Rachel.
Y como lo habían planeado, todo se convirtió en caos.
Para sorpresa de todas, Brittany fue la primera en apoyar a la morena, prácticamente se lanzó como una luchadora profesional contra Kitty y su grupito , haciendo que más de una cayera al piso.
Mercedes y Danielle tomaron una charola y comenzaron a golpear a quien se atravesara.
A estas alturas, todas las reclusas se golpeaban contra todas.
Sue Sylvester se acercó sigilosamente a Rachel, y la tomó fuerte del overol, miró a Kitty y ambas sonrieron.
La morena ya no pudo defenderse.
Annie se percató y llegó de inmediato, tomó a Kitty por los hombros y la tiró al suelo.
— Gracias compañera, pensé que no podría separarlas — dijo Sue Sylvester como si nada.
Pero la pelea parecía no tener fin.
Sue Sylvester sacó su pistola y sin que nadie se diera cuenta disparo al aire.
Todas se tiraron al suelo.
— ¿Has perdido la cabeza? — Annie le arrebató el arma — ¿Por qué disparaste? Pudiste herir a alguien.
— Lo siento, todo se estaba saliendo de control, fue lo único que se me ocurrió — mintió.
— Te has metido en un grave problema Sylvester — hablaban en susurros — Quiero que todas se levanten lentamente y pongan las manos sobre la cabeza — Ordenó Annie, a pesar de ya no ser la segunda de Santana, todas sus compañeras la veían como la autoridad — ¡dije lentamente Wilde! — la rubia queria hacer de las suyas.
Su celular vibró, era un mensaje de la subdirectora, había escuchado el disparo.
Todas las reclusas se levantaron y poco a poco llevaron las manos a sus cabezas.
— Quiero saber que fue lo que pasó, y no pienso preguntarlo dos veces — ninguna dijo nada — De acuerdo, apartir de mañana, sus jornadas de trabajo serán de doce horas y ya no de siete.
Todas protestaron, si ya siete horas eran realmente pesadas, doce serían un suicidio.
— No es justo oficial — habló Kitty — No es justo que paguemos todas por una idiota.
— ¿Pagar? Cuando llegué estabas repartiendo golpes.
— ¡Tenía que defenderme! — gritó.
— ¿Defenderte de qué?
— De Rachel — la señaló , la morena solo rodó los ojos — esa estúpida llegó y me dió un puñetazo.
— Wilde tiene razón oficial, yo Vi cuando llegó y sin más la golpeó — Sue Sylvester metía su cuchara, si castigaban a Rachel, ella era la más beneficiada.
— ¿Es cierto eso Berry? — Annie se esforzó demasiado para no reírse de la cara que puso la morena.
— Kitty me las debía — respondió retando con la mirada a la rubia — Y aún me las debe — se acercó, quería seguir con la pelea, pero Annie la frenó.
— Basta Berry ¿Te crees muy valiente? Espero que tengas una buena excusa para la subdirectora, porque estoy segura que te mandara al calabozo.
— Si usted quiere, yo me encargo de llevarla a la subdirección oficial — se ofreció Sue Sylvester.
— De ninguna manera Sylvester, lo haré yo, quiero que tú y las demás se encarguen de llevar a todas a sus celdas, pediré a tencion médica para que las revisen.
— De acuerdo — su tono era molesto, pero sabía que si Rachel era castigada, podría aprovecharse de ello.
Annie se acercó a Rachel y la esposó.
— Hora de irnos boxeadora.
Las celadoras comenzaron un conteo y separaron por grupo a las chicas.
— ¿Estas bien? — preguntó Annie mientras seguía a Rachel de cerca
— Mejor de lo que me veo — bromeó
— Sue Sylvester no perdió su tiempo, se metió también en la pelea.
— Si lo sé, mejor momento no pudo tener, Annie ¿Crees que la subdirectora me castigue?.
— Pues, es lo que debería hacer, iniciaste una pelea, y eso está prohibido, pero pues quién sabe que vaya a pasar.
Llegaron a la subdirección y la celadora tocó un par de veces la puerta, hasta que escuchó la voz de Quinn.
Abrió la puerta y fue ella quién entró primero.
— Permiso Subdirectora .
Quinn caminaba por toda la oficina, unos minutos antes había escuchado un disparo, eso le había puesto los nervios de punta.
Se preocupó por Rachel.
— ¿Se puede saber que está pasando? Escuché un disparo hace un rato — su voz sonaba angustiada.
— Así es señorita Fabray, hubo una pelea en el comedor, y a una de mis compañeras — no pudo terminar
— ¿Una pelea? ¿En este reclusorio Annie? — preguntó molesta.
— Si señorita.
— ¿Qué pasó exactamente?
— La reclusa 1512 golpeó a a la reclusa 1323 — Quinn la miró enseguida.
— ¿Berry? — Annie solo asintió — ¿Por qué hizo eso?
— No lo sé, la reclusa solo dijo que Wilde se la debia, por eso la traje — Quinn palideció — Sin la oficial López me pareció necesario traerla acá , y que sea usted quién decida el castigo — Annie salió de la oficina y volvió con una Rachel toda golpeada, y bañada en sangre — también quería saber si puede llamar a la doctora pillsbury, la pela se salió de control y hay más de una que necesitará atención médica.
Quinn no la escuchó, miraba a Rachel quien no había levantado la cabeza, miraba al piso perdidamente.
La rubia se preocupó, de nuevo la veía en estas condiciones
— ¿Señorita Fabray? — sacó a la rubia de su trance.
— ¿Si? — le prestó atención.
— ¿Podría llamar a la doctora entonces?
— Por supuesto, ahora mismo la localizo — tomó su teléfono fijo y tecleó lo más rápido que pudo — ¿Emma? — dijo cuando alguien respondió del otro lado — Perdón que te moleste, sé que te había dado unos días libre pero, hubo una pelea entre varias reclusas y necesito que vengas a revisarlas ¿ Será que puedes venir? O sino ¿podrías enviarme a alguien que se haga cargo? — escuchaba lo que su amiga y compañera le decía, mientras que Rachel y Annie se sonreían victoriosas — ¿En serio? Por dios Emma no sabes cuánto te lo agradezco, si sí, acá nos vemos — colgó la llamada y miró a Annie enseguida, y trató de no mirar a Rachel — La doctora ya viene para acá.
— De acuerdo, iré a apoyar a mis compañeros — trató de irse.
— Annie espera — se detuvo — lleva a la 1512 a su celda, en cuanto llegue la oficial López la pondré al tanto para que sea ella quien dictamine un castigo.
— Pero subdirectora — se tensó — en el comedor están todas la reclusas, necesito ir y dar indicaciones.
— Es una orden celadora — no quería estar a solas con Rachel — y eso no se discute.
El ánimo de la morena cayó.
— De acuerdo — miró a Rachel con culpa, esta sólo bajo la mirada — Permiso.
La radio de Annie sonó, eran voces distorsionadas .
— ¿Qué sucede celadora? — respondió Annie a través del radio — la escucho.
"Annie, tenemos un problema, la pelea se salió de control de nuevo, tienes que venir ya"
— Ahora no puedo, se supone que todas las celadoras están ahí ¿Acaso no son suficientes? —
"No, Sue Sylvester golpeó a una chica, y todas se nos echaron encima, hay varias celadoras en problemas"
— Joder — eso no era parte del plan, pensó Annie — De acuerdo, voy enseguida — tomó a Rachel del brazo, tenía que llevarla primero a la celda — andando reclusa.
Quinn escuchó el llamado de Annie, se preocupó, jamás había pasado algo similar en la prison, pero sabía que solo Annie o Santana, podrían controlar aquello.
— Annie, ve ahora mismo al llamado, necesito que controles esa bendita pelea.
— Debo llevar primero a Berry subdirectora.
— No te preocupes por ella, yo me hago cargo, ahora estás al mando, la doctora ya viene en camino.
Rachel y Annie la miraron.
La celadora asintió y dejó la oficina de Quinn.
— ¿Se puede saber cuál fue el motivo de la pelea? — preguntó la rubia sin mirar a Rachel.
— Kitty me las debía.
— ¿Deberte qué? — la morena no dijo nada — En todo el tiempo que llevo trabajando aquí, nunca había pasado esto, y si mal no recuerdo , cuando entraste te dije que no permitiría este tipo de comportamiento.
— Lo sé.
— ¿Solo eso dirás? — preguntó al ver que Rachel no agregó nada más.
— Yo solo quería hablar con usted — la mirada de Quinn ya no vagaba por la habitación, se posó en el rostro maltratado de Rachel.
— ¿Qué? — preguntó incrédula — Todo esto ¿solo para hablar conmigo?
— Si, necesitaba hablar con usted, desde hace días.
— Berry usted y yo no tenemos nada de que hablar — dijo molesta recordando lo que había pasado.
— Se equivoca, hay algo de lo que debemos hablar.
— ¿De qué?
— De lo que sentimos — una risa áspera por parte de la rubia es lo que obtuvo.
— Entonces no hay nada de qué hablar — se levantó de la silla y se posó frente a la enorme ventana, dándole la espalda a Rachel.
— ¿Ya no siente nada por mi? — sus puños débiles por la pelea, no lograban aflojarse.
— No — dijo segura, aunque por dentro, su alma se rompía en pedazos — y ahora que lo pienso, nunca sentí nada por usted reclusa.
— Miente — cerró los ojos con la misma fuerza que sus puños — se que miente.
— ¿Mentir? — la rubia sabía que se arrepentiría de todo lo que salía de su boca en ese momento, pero estaba cegada por la rabia — Jamás, más bien creo que era compasión, o lástima — aquellas palabras afiladas, tuvieron el efecto esperado en la morena.
Rachel sintió que su corazón dejó de latir.
No pudo soportar lo que escuchaba, comenzó a llorar, a derramar amargas lágrimas.
Pese a que la rubia no podía verlo, ahogó el sonido de su sufrimiento y respiró profundo.
Requirió de todas sus fuerzas para volver a hablar.
Sus siguientes palabras se sintieron tan fríamente dolorosas para Quinn.
— Gracias — la rubia se giró y miró sus ojos, no sabía que era más frío, si el tono de sus palabras, o su mirada — Por destrozar mi corazón, y por jugar con mis sentimientos.
La morena trató torpemente detener el llanto, la rubia se maldijo por eso.
— Por esta vez no habrá castigo Berry, pero si esto se repite, no tendré opción — añadió al ver el sufrimiento de la morena, muy parecido al suyo.
— Cumpliré con mi castigo — dijo en voz baja, secando sus lágrimas con la mano, dejando a su paso, un rastro de sangre — ¿Por cuántos días?
— Berry no es necesario — dijo sintiendose la peor persona del mundo.
— ¿Cuántos días? — su mirada y su voz eran realmente fríos.
— Tres — respondió la rubia, sintiendo un nudo en el estómago.
La celadora Annie apareció por la puerta, llevaba la ropa toda desalineada y uno que otro rasguño en el rostro, la pelea si que estuvo fuera de control.
— Lamento la demora subdirectora, El comedor parecía un ring de boxeo — Annie se percató de lo tensa que estaba la situación, notó que la morena había llorado, y también que necesitaba revisar sus heridas — ¿la llevo a su celda?
Quinn miró a Rachel, quizo ver en sus ojos a la tierna y tímida morena que llegó meses atrás.
Pero solo tuvo una mirada fría y retadora, de pronto recordó a Danielle, y la ira se apoderó de ella.
— De ninguna manera — Annie observó a Quinn, temiendo lo que vendría — Rachel estará unos días en la celda de castigo — abrió uno de los cajones y sacó un juego de llaves que tenía, en el y en el de Santana López tenía una llave extra, y era la de la celda de castigo, ellas dos eran los única autorizadas para tener esa llave, miró por unos segundos a la morena y después le entregó las llaves a Annie.
— ¿Qué? — preguntó Annie viendo el juego de llaves que le había entregado.
— ¿Pasa algo celadora? ¿Acaso no entendió?
— Perdón subdirectora, es solo que, nunca habíamos usado la celda, bueno, no en el tiempo que llevo trabajando aquí.
— La razón por la que no se había usado, es porque nunca nadie había ocasionado un problema como el que ocasionó la reclusa 1512 el día de hoy — quizás al siguiente día se arrepentiría por lo que estaba haciendo, pero no podía dar marcha atrás — Cuando ingresó al reclusorio se le advirtió que si pasaba algo como esto, tendría consecuencias, y ahora tendrá que enfrentarlas.
Annie miró a Rachel, se sorprendió al ver que no parecía tener miedo, su mirada era fría, y ausente, eso le preocupó.
Pero la preocupación se hizo mayor al pensar lo que sería de Rachel en un sitio así, sabía que estaba por pasar los peores días de su vida.
— ¿Cuantos días permanecerá ahí?.
— La respuesta creo la debe saber de memoria oficial — la mirada de Quinn también era fría, pero más retadora, definitivamente ambas estaban en una batalla, y Annie se sentía incómoda de estar ahí — Y si vuelve a ocasionar estos problemas, o cualquier otro, será una semana completa reclusa, así que piense muy bien las cosas. Su estadía en ese lugar le servirá para ello — se abofeteo mentalmente al decir eso.
— De acuerdo — la celadora tomó a Rachel del brazo sin usar la fuerza, no quería lastimarla más — me retiro entonces subdirectora.
— En cuanto la doctora pillsbury terminé de revisar a las reclusas, necesito que la lleves a la celda de castigo, para que también revise a Rachel — dijo su nombre tratando de que la morena se girara, pero está sólo le dió la espalda y salió de la oficina sin esperar a Annie — Cuando la reclusa sea atendida, quiero las llaves de vuelta — la rubia sabía que era muy peligroso que esas llaves anduvieran vagando por ahí.
— Si señorita.
Quinn esperó a que saliera la celadora, y comenzó a llorar.
¿Que acababa de hacer?
La peor estupidez en la vida.
El trayecto hacía la celda de castigo estuvo cargada de silencio.
Ninguna habló nada.
La morena contó más de cinco pasillos hasta que llegaron al final, el más largo y silencioso de todos.
No había visto a ninguna reclusa, probablemente seguían en el comedor.
El corredor era oscuro.
Las luces solo se encendían por unos sensores.
Había dos celdas de castigo, una frente a la otra y se encontraban al final del pasillo.
Cada una contaba con una pequeña ventanilla en la puerta.
Annie abrió y le indico que entrara, la morena se detuvo de golpe.
Parecía que ni un rayo de luz entraba en el lugar.
Estaba sucio, y muy frío, parecía abandonado.
No había camas, ni una sola prenda que la cubriera del frío.
Solo había un retrete.
Ni loca voy a usarlo, pensó la morena.
— Lamento que todo haya terminado así Berry — Annie lo decía enserio — A pesar de que era un riesgo grande el que corríamos, no pensé nunca que la subdirectora terminaría castigandote — se acercó a Rachel y le quitó las esposas.
— Tranquila Annie, al final, logré lo que quería.
— ¿Y qué era? — Rachel la miró.
— Que todo quedara claro entre nosotras — suspiró.
— Temo decirte que no podré ayudarte esta vez, la única que puede venir acá, es López, y aunque aprovechara que ella no está, si te trajera algo, sería chica muerta.
— Está bien, no pasa nada — dijo mirando sin ganas su hogar por tres días.
— Debo irme, vendré más tarde — abrió la puerta pero no salió, se giró y habló de nuevo — trata de no volverte loca Rachel, sería muy fácil en un sitio como este.
Salió y cerró con llave.
La barbilla de Rachel temblaba, quizás era por el frío, o quizás por el dolor de los golpes recibidos.
Aún era de día y podía sentir mucho frío.
Sería una dura noche.
Tiró de la manga del overol para cubrir sus manos, las cuáles estaban manchas de sangre.
Trató de buscar un lugar cómodo, aunque sabía que sería imposible encontrarlo.
— Bien hecho Rachel — susurró para ella misma.
Una hora más tarde…
Emma había terminado de atender a la reclusas con ayuda de las celadoras, aunque la pelea había terminado, el ambiente seguía algo caliente, y no querían arriesgarse.
Tanto Mercedes como Danny, habían estado buscando a Rachel, pero no aparecía por ningún lado.
Cuando vieron llegar a Annie sola, supieron que algo malo pasaba, la celadora solo las miró y negó con la cabeza.
— Doctora ya no falta ningúna — Annie se acercó a Emma y después se dirigió a las reclusas — Quiero que se reúnan por secciones, para que las oficiales las lleven a sus respectivas celdas, y mucho cuidado con empezar una pelea de nuevo.
Las reclusas hicieron lo que Annie les ordenó y por grupos fueron llevadas a sus celdas.
— Iré a llevarle las recetas a Quinn — comentó Emma.
— Aún falta una reclusa por atender doctora Pillsbury, la subdirectora me pidió que la llevara.
— De acuerdo vamos — Pillsbury siguió a la celadora de cerca — Oficial ¿Dónde están las demás reclusas?
Annie se detuvo y la observó.
— Todas las reclusas estaban en el comedor doctora — respondió sin entender la pregunta pero siguió caminando
— Berry no estaba — soltó tratando de alcanzar a la celadora, Annie de nuevo se frenó.
— La reclusa 1512 se encuentra castigada doctora — trató de caminar de nuevo pero Emma la detuvo del brazo.
Annie miró el agarre y luego a Emma, esta se dió cuenta y la soltó de inmediato, sonrojándose por completo.
— ¿Castigada? ¿Por qué? — preguntó preocupada, y Annie le pareció extraña se preocupación.
— Fue Rachel la que inició la pelea.
— ¡Dios! Esto debe ser una broma.
— No lo es doctora, y al igual que a las demás reclusas, también necesita ser revisada.
— Pero por aquí no se llega a su celda — dijo al ver que ya habían pasado el área dónde se encontraban todas las celdas.
— La reclusa no se encuentra en su celda junto a las demás, se le ha aislado como castigo.
— ¿Aislado? ¿Dónde? — Emma sabía perfectamente dónde, pero deseaba con todo su ser que estuviera equivocada.
— ¿Dónde más seria doctora? En la celda de castigo.
— ¿La subdirectora Fabray sabe de esto? — estaba segura que no, ella jamás permitiría que Rachel fuera llevada a un lugar así.
— Doctora, la señorita Fabray me dió la orden de que aplicará el castigo en contra de la reclusa.
— ¿Qué? — ¿Qué había pasado en su ausencia?
— Lo que escuchó doctora, y será mejor que nos demos prisa, la reclusa necesita ser revisada.
Emma no dijo más y caminó en silencio por el enorme corredor que daba a las celdas de castigo, aunque seguía sin poder créer lo que había dicho Annie.
Al llegar, Annie se asomó por la ventanilla, vio a Rachel sentada en el piso.
— Berry llegó la asistencia médica.
Rachel levantó la cara.
— No quiero ver a nadie Annie — dijo molesta.
La celadora no esperaba esa respuesta.
— No estoy pidiendo permiso reclusa, la doctora Pillsbury ya está aquí.
— Dije que no quiero ver ni hablar con nadie oficial.
— Rachel, necesito revisar esos golpes — dijo Emma tratando de ver por la ventanilla.
— Estoy bien doctora.
— Berry no me iré de aquí hasta que no te haya revisado.
— ¡Que no quiero carajo! ¿Por qué no se largan y me dejan en paz?
Emma y la oficial se miraron sorprendidas, y preocupadas.
— Hora de irnos — dijo Annie echándole un último vistazo a Rachel.
— ¿Qué? No voy a dejarla así oficial.
— Es inútil doctora, no dejará que la revise, vámonos — la tomó del brazo y la llevó casi arrastrándola.
— ¿Qué demonios te pasa? — forcejeo con Annie para tratar de zafarse pero fue inútil, Annie la tenía abrazada prácticamente.
— ¿Qué demonios le pasa a usted? Ella está en una celda de castigo, no debe de tener visitas de ningún tipo — dijo sin soltarla.
— ¿Entonces por qué me trajiste? — dejó de luchar contra el agarre de Annie.
— Porque la subdirectora trata de calmar su culpa como sea — Emma no dijo más, era verdad, pero no pudo descifrar el tono que usó, quizás sabía algo acerca de Quinn, pero no sabía qué.
Annie aflojó el abrazo y la doctora se liberó enseguida.
Salió casi corriendo.
— Doctora espere — le gritó pero fue inútil.
Emma no se detuvo.
Subdirección…
— ¿Se puede saber qué pasa? Tengo veinte llamadas perdidas — su tono era molesto, no había tenido un buen día.
La rubia no respondió, Santana supo que algo ocurría
— ¿En qué demonios estabas pensando Quinn? — Emma entró sin tocar y casi tirando la puerta, estaba molesta.
Santana abrió la boca pero no pudo decir ni media palabra, estaba sorprendida por la forma en que llegó la doctora.
— A mi también me da gusto verte Emma — dijo molesta, sabía que cuando emma se diera cuenta de lo sucedido con Rachel, sería la primera en reclamar.
— ¿Por qué lo hiciste? — ignoró el sarcasmo.
— Porque cometió una falta Emma — puso sus manos en el escritorio y enfrentó a la doctora — no podía ser condescendiente con ella.
— ¿Te das cuenta del peligro al que la expones?
Quinn iba a responder pero Annie entró a la oficina, también sin tocar.
— Lamento la interrupción subdirectora — Santana la miró amenazante — Las reclusas ya fueron llevadas a sus celdas, todo está bajo control, aquí tiene las llaves.
Santana vió el juego de llaves, y enseguida miró a Quinn, esas llaves solo se usaban para la celda de castigo, la oficial López comenzó a preocuparse.
— Gracias oficial, necesito que prepare un reporte con lo sucedido el día de hoy para la oficial López.
— Ahora mismo me encargo de eso señorita — observó por un momento a Emma y salió de la oficina, ésta salió tras ella, Santana se percató de ello.
— ¿Me quieres explicar qué es lo que está sucediendo? — preguntó Santana mirando a Quinn.
La rubia suspiró profundo y habló.
— Hubo una pelea en el comedor, todo se salió del control de las celadoras y hubo un disparo — Santana abrió los ojos — Annie vino unos minutos después a informarme lo que estaba pasando, me dijo que necesitaba que llamara a Emma, porque las reclusas necesitaban atención médica, y así lo hice, pero de nuevo comenzó la pelea y Annie tuvo que ir y apoyar a sus compañeras.
— Quinn ¿Me estás diciendo que las presas se agarraron a golpes? — la rubia asintió — ¿Pero cómo pasó? ¿Quien demonios comenzó la pelea?.
— Berry — respondió Quinn.
Santana la miró, estaba segura de que en cualquier momento diría que era una broma, pero no fue así, la rubia no dijo nada más.
— ¿Qué rayos le pasa a esa niña? — preguntó incrédula.
— Dijo que lo había provocado para poder hablar conmigo — bajó la mirada.
— ¿Hablaste con ella?
— Si, Annie la trajo cuando vino a ponerme al tanto de lo que pasaba, pero después tuvo que volver al comedor y nos dejó solas.
— ¿Qué te dijo? — a Santana no le estaba gustando hacia dónde se dirigía todo.
— Pues que solo lo había hecho para hablar conmigo.
— ¿Y? — preguntó Santana al ver que su amiga no decía nada más.
— Y fui una verdadera idiota Santana — comenzó a llorar.
López se acercó de inmediato a ella.
— ¿Qué fué lo que pasó rubia? ¿Por qué dices eso?
— Le mentí Santana, le dije cosas horribles pero te juro que no siento nada de eso — su llanto aumentó y Santana la abrazó — ahora debe estar odiándome.
— ¿Qué fue exactamente lo que le dijiste Quinn? — se arrepintió enseguida de hacer la pregunta.
— Le dije que no sentía nada por ella, y que nunca lo había sentido, que quizás solo era compasión o lástima.
— Dios Quinn ¿En qué estabas pensando?
— Estaba molesta, furiosa, no me percaté de lo idiota que estaba siendo, le dije que por esta vez lo dejaría pasar, pero si volvía a ocurrir, sería castigada.
— ¿Y qué pasó? — Santana sintió más el agarre de Quinn, y comenzó a acariciar su espalda, se venía lo peor, lo sabía.
— Dijo que cumpliría con su castigo, le dije que no era necesario pero no le importó, y al ver sus ojos, solo ví odio y recordé el porqué habíamos llegado hasta eso, no pude evitar pensar en Danielle y ella juntas, cuando llegó Annie no me importó nada, le ordené que la llevara a la celda de castigo — Santana detuvo las caricias.
— ¿Qué hiciste qué? — no podía creer lo que escuchaba.
— Lo siento Santana, lo siento — su llanto era desgarrador y lleno de culpa — Estaba molesta, muy molesta y me cegaron los celos.
En el pasillo…
— Es evidente el miedo que le tienes a López — Emma alcanzó a Annie, tenía que decirle unas cuantas palabras.
Annie se detuvo y con molestia encaró a la octora Pillsbury.
— No le tengo miedo, más bien se cuál es mi lugar en este reclusorio, se lo que puedo y no hacer, la que no sabe aún cuál es su lugar es usted.
— ¿De qué hablas?
— ¿De qué hablo? De que se está tomando atribuciones que no le corresponden, y me doy una idea el porqué, pero déjeme decirle una cosa doctora — caminó lentamente hacia Emma — yo sé lo que hago en esta prisión, sé para quién trabajo y sé lo que gano a cambio, esta es mi operación y no dejaré que ni usted ni nadie acabe con lo que he logrado hasta ahora, así que ande con mucho cuidado señorita Pillsbury, no le busque tres pies al gato, porque se las va a encontrar — dijo esto y se fue por el pasillo sin mirar atrás.
Emma quedó muy confundida.
Regresó a la oficina de Quinn, aún tenía algo que aclarar.
Entró de nuevo sin tocar y dejó las recetas de las reclusas.
— Revisé a las reclusas y aquí están sus recetas, ninguna presentó un daño grave, fueron golpes leves, mañana solo habrá moretones, pero esto les calmará el dolor — dijo mostrando las recetas.
— ¿Qué hay de Berry? — Preguntó la rubia.
— ¿Qué pasa con ella?
— tenía varios golpes en su rostro ¿La revisaste?
— No — Santana y Quinn se miraron.
— ¿Por qué no? — fue Santana la que preguntó.
— Porque simplemente no quiso — dijo restándole importancia.
— Pero yo di la orden de que la revisaras también, y no debió importarte si quería o no ser revisada, era una orden Emma.
— Ella está en una celda de castigo, lo cual le impide recibir algún tipo de atención, sea cual sea, no podía obligarla.
— Sabes perfectamente que…
— Sé perfectamente cuál es mi lugar en este reclusorio subdirectora — la interrumpió — y no pienso incumplir mi contrato, es hora de que usted también vaya entendiendo cuál es su lugar.
Dicho esto salió de la subdirección.
— Dios — la rubia se cubrió el rostro — ¿Que he hecho? — lloró de nuevo
Ahora todo se había ido a la basura.
¡Hola a tod s! Lamento la demora (como siempre) pero aquí estoy de nuevo y vengo a decirles unas cuantas cosas.
Nota: El final de esta historia está cerca, los capítulos que vienen son fundamentales y demasiado importantes en la historia, a partir del siguiente capítulo comenzarán a revelarse grandes y oscuros secretos de muchos personajes.
Nota: Odio el drama pero creo que es necesario para lo que viene.
Nota: Lamentablemente he notado que ya no hay comentarios, lo cual de verdad me quita las ganas de continuar, pero hice la promesa que iba a terminar la historia y eso haré.
Nota: Al terminar esta historia publicaré otra faberry llamada "la chica del internado" está no es una historia creada por mi, pero la dueña de dicha historia me permitió adaptarla en mi cuenta, esta historia me encantó y la verán más adelante.
Nota Final: en la plataforma de Wattpad también publicaré historias próximamente, por si quieren ir y seguirme estaría genial , me encuentran como FaberryMC08.
Nos leemos pronto!
