Descargo de responsabilidad: NARUTO y sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen al mangaka Masashi Kishimoto. yo sólo utilicé a Naruto para hacer esas historias, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"El amor es una fiebre que llega y pasa, pero el que esta fiebre produzca la muerte no se debe a la fiebre misma, sino a la debilidad del paciente."_(Marcel Proust)
Mientras seguían por la cueva, Charasuke, la Karin formal, Sasuke y la Karin original oyeron una explosión que resonó en toda la cueva. Un camino de antorchas, que no sabían que estaban allí, se comenzaron a encender como si nada.
Después, un montón de talismanes de colores que estaban pegados por todas las paredes de la cueva, se comenzaron a despegar y se fueron dirigiendo más profundo en la cueva. Destellaban con una luz negra misteriosa, que daba algo de escalofríos y parecían pequeñas luciérnagas de colores.
–¿Qué está pasando aquí?
Preguntó curiosa la Karin original, con la voz teñida de preocupación.
–Parece que alguien o algo está activando los talismanes.
Respondió serio Sasuke, sus ojos de Sharingan brillando con intensidad mientras observaba Los talismanes moverse. Charasuke frunció el ceño, observando las luces negras que iluminaban la cueva de manera inquietante.
–Debemos seguirlos. Esto puede estar relacionado con el plan de Sinju Sanada.
Dijo firme Charasuke, avanzando con determinación. La Karin formalmente asintió, y los cuatro avanzaron juntos, siguiendo la estela de talismanes que se adentraban cada vez más en la cueva. El aire se volvía más frío y denso a medida que se acercaban al corazón de la cueva.
Ambas Karin sintieron un chakra enorme, mientras que los Sasuke con los sharingan activados, revisaban el lugar para evitar toparse con un enemigo. Mientras seguían adentrándose en la cueva, el ambiente se tornaba cada vez más opresivo.
Las antorchas, que iluminaban su camino con una luz trémula, proyectaban sombras danzantes en las paredes, dándoles una sensación de inquietud. Las Karin intercambiaron miradas de preocupación, sintiendo una presencia ominosa que resonaba en el aire.
Sasuke y Charasuke se adelantaron ligeramente, sus Sharingan parpadeando en la oscuridad, atentos a cualquier peligro. Los talismanes seguían flotando más adentro, guiándolos hacia una cámara más profunda.
Al llegar, encontraron una puerta enorme semi abierta de piedra con inscripciones antiguas, cubierta de talismanes que se arremolinaban y se introducían por el hueco que formaba la puerta semi abierta. Karin original sé giró a ellos, preguntando en un leve susurró.
–¿Qué ¿Hacemos?
Charasuke se acercó, diciendo animado.
–Vamos a pelear, ¿Qué más?
Karin formal y Sasuke negaron con la cabeza, diciendo con seriedad y poniendo un dedo en sus labios para que Charasuke se callara.
–Shhh. Callado, hay que asomarnos y ver que nos espera allá adentro.
Charasuke asintió, frunciendo el ceño al aceptar la precaución de sus compañeros. Los cuatro se acercaron lentamente a la puerta de piedra, con cuidado de no hacer ruido. Las antorchas temblaban, proyectando sombras que parecían moverse con vida propia.
Sasuke, con su Sharingan activado, observó cada rincón antes de dar el siguiente paso. Con un gesto sutil, indicó a los demás que lo siguieran.
Al asomarse por el hueco de la puerta, vieron una vasta cámara iluminada por la misteriosa luz negra de los talismanes y unas cuantas antorchas. En el centro, un altar de piedra se erguía majestuoso, rodeado por símbolos antiguos que parecían pulsar con una energía oscura y unas cuantas veladoras de brillo verde.
En el altar, dos figuras se mostraban levemente iluminadas. Una de ellas estaba acostada y cubierta desde los pies hasta el cuello con un manto negro, rodeado por las velas de brillo extraño como si fuera una invocación.
La figura de pie junto al altar era inconfundible: Sinju Sanada, con su distintivo cabello granate y sin su máscara de gato. Sus ojos naranjas brillaban con una intensidad sobrenatural, mientras sus manos realizaban complejos sellos.
Los talismanes giraban a su alrededor, concentrándose en la figura acostada. El viento que hacía con su poder provocaba que su cabello se moviera, haciéndola ver más preciosa para cualquiera que la viera, sobre todo por su piel blanca que brillaba por la tenue luz, su vestido rojo pasión y sus sandalias negras de tacón mediano.
–No te preocupes, amor, pronto volverás a mi lado, más joven y haremos tu mundo perfecto.
Sinju murmuró suavemente, mirando con suavidad el rostro de Madara recostado en el altar. La tensión en la cueva se hacía palpable, mientras los cuatro observaban a Sinju Sanada en su ritual.
La figura de Madara Uchiha, aún en reposo, era un recordatorio de la amenaza que enfrentaban. Sasuke hizo una seña a los demás para que se prepararan, pues sabía que ya era hora de actuar, aunque Itachi les hubiera ordenado que no actuaran hasta que se comunicaran con él y su equipo de apoyo.
Sus ojos rojos brillaban con determinación, mientras estudiaba cada movimiento de Sinju. Sabía que cualquier error podría ser fatal, así que debían ser cautelosos al moverse.
–Tenemos que interrumpirla antes de que termine.
Murmuró serio Sasuke, susurrando lo suficiente para que solo sus compañeros lo escucharan.
–Pero, ¿cómo?
Preguntó curiosa la Karin original, sus ojos moviéndose entre Sasuke y la figura de Sinju. Charasuke sonrió con una confianza renovada, tratando de darles ánimos a todos.
–Una distracción. Sasuke y yo la atacaremos de frente. Karin y tú se encargarán de los talismanes. Si podemos dispersarlos, tal vez podamos romper el ritual.
La Karin formal asintió, su mirada fija en los talismanes que giraban alrededor del altar.
–Puedo sentir que estos talismanes están canalizando una gran cantidad de chakra. Si los destruimos, podríamos interrumpir el flujo de energía.
Sasuke se preparó, sus músculos tensándose mientras se preparaba para el combate.
–A la cuenta de tres. Uno, dos...
Antes de que pudieran terminar la cuenta, Sinju Sanada levantó la vista, sus ojos naranjas fijándose directamente en ellos. Una sonrisa lenta y peligrosa se extendió por su rostro, abriendo la puerta de piedra con su propio chakra.
–Parece que tenemos visitantes no deseados, mi amor.
Los cuatro shinobis sintieron un escalofrío recorrerles la espalda cuando la sonrisa de Sinju se amplió. Sabían que habían sido descubiertos y que no habría tiempo para una sorpresa total. Sasuke, sin dudar, asintió a sus compañeros, dando la señal de atacar.
Charasuke y Sasuke se lanzaron hacia adelante, sus movimientos rápidos y precisos, mientras ambas Karin se preparaban para enfrentarse a los talismanes. La Karin original comenzó a canalizar su chakra, sintiendo la energía que emanaba de los talismanes. La Karin formal, con su mirada fija en el altar, analizó rápidamente los patrones de los talismanes, buscando un punto débil.
Sinju Sanada no esperó a ser atacada sin defensa. Sus manos se movieron con agilidad, realizando sellos a una velocidad vertiginosa. De repente, una barrera de chakra rojo apareció a su alrededor, protegiéndola y a Madara del ataque inicial de Sasuke y Charasuke.
–¿Creen que pueden detenerme tan fácilmente?
Se burló divertida Sinju, dando una carcajada cruel. Sinju Sanada levantó una mano, y los talismanes comenzaron a girar más rápido alrededor del altar.
El aire se cargó de electricidad, y una vibración profunda resonó en la cueva, haciéndoles temblar los huesos. Sasuke y Charasuke intercambiaron miradas, ambos sabiendo que no había tiempo que perder.
Con un grito de batalla, los dos Uchiha se lanzaron hacia adelante, Sharingan brillando con ferocidad. Algunos talismanes se posaron en los brazos, piernas y frente de Madara, mientras que los demás talismanes seguían girando con velocidad.
–¡Ahora!
Gritó serio Sasuke, mientras él y Charasuke se dividían, atacando a Sinju desde diferentes ángulos. La Karin original y la Karin formal se movieron rápidamente hacia los talismanes, usando su propio chakra para intentar romper la conexión que los talismanes tenían con el altar. Sinju rio con un sonido helado, sus manos moviéndose en un borrón mientras defendía los ataques de los Uchiha con una facilidad que hablaba de su formidable habilidad. Sin embargo, su atención estaba dividida entre mantener el ritual y defenderse de los atacantes.
–¡No permitiré que interrumpan mi ritual!
Exclamó con furia, sus ojos ardiendo con una luz sobrenatural. La Karin original extendió sus manos hacia los talismanes, sintiendo la intensa energía que fluía a través de ellos.
Se concentró, intentando usar su propio chakra para desestabilizarlos. La Karin formal hizo lo mismo, sus manos temblando mientras luchaba contra la fuerza que emanaba de los talismanes.
–¡Vasta de juegos!
Gritó furiosa, lanzando cuatro talismanes negros a los dos Sasuke y a las dos Karin. Sasuke y la Karin formal esquivaron por poco los talismanes, pero la Karin original y Charasuke no tu vieron tanta suerte. Cayeron al suelo con un azotón, mientras Sinju exclamaba.
–Arte ninja, jutsu de reducción de edad.
Sasuke y Karin formal giraron a ver, viendo como el humo se dispersaba, para mostrar a un Charasuke y una Karin original inconscientes y ahora de edad de 5 años. Sasuke y la Karin formal se quedaron boquiabiertos por un instante, viendo a Charasuke y a la Karin original reducidos a niños.
Sinju Sanada se rio con una malicia palpable, mientras la barrera de chakra rojo seguía protegiéndola a ella y al cuerpo de Madara. Se giró y siguió alimentando su jutsu de resurrección, sabiendo que ellos estarían distraídos con sus compañeros iguales a ellos con diferencia de edad a la de ellos.
–¡Levántense y prepárense para luchar de nuevo!
Gritó furiosa la Karin formal, tratando de mantener la calma ante la inesperada situación. Los dos niños se levantaron, confundidos y asustados. Charasuke niño miró a su alrededor, sus ojos grandes llenos de asombro y un poco de miedo.
–¿Qué está pasando? ¿Dónde estamos?
Preguntó con una voz infantil que contrastaba fuertemente con la situación, mirando a Sasuke y a la Karin formal con ojitos negros inocentes. La Karin original, ahora también una niña, se aferró al brazo de Charasuke niño, sus ojos llenos de lágrimas.
–¿Por qué somos tan pequeños?
Sollozó levemente, escondiéndose en el brazo de Charasuke. Sasuke frunció el ceño, su mente trabajando rápidamente para encontrar una solución. No podían permitirse perder tiempo tratando de revertir el jutsu ahora. Necesitaban detener a Sinju antes de que completara su ritual.
–Escuchen, ustedes dos.
Dijo Sasuke con firmeza, arrodillándose para estar a su altura.
–Necesitamos que se queden atrás y se mantengan fuera de peligro. Nosotros nos encargaremos de esto.
Charasuke asintió, pero antes de que se pudiera hacer algo, oyeron a Sinju exclamar.
–Bastante tarde, idiotas, ¿Arte ninja, jutsu de resurrección!
La cueva retumbó con una fuerza abrumadora, mientras una explosión de energía negra y roja se desataba desde el altar. Empezaron a caer rocas de la cueva, que no dañaban a Sinju ni a Madara al tener una barrera que los protegía.
–¡Tenemos que salir de aquí!
Gritó alterado Sasuke, cargando a la Karin original en brazos. Sinju Sanada sonreía con triunfo, sus manos alzadas hacia el cielo de la cueva, mientras el cuerpo de Madara empezaba a moverse bajo el manto negro.
–¡No puede ser!
Exclamó la Karin formal, su rostro mostrando una mezcla de horror y desesperación. La figura de Madara Uchiha comenzó a levantarse del altar, el manto negro deslizándose lentamente para revelar su rostro rejuvenecido.
Sus ojos se abrieron, mostrando el brillo siniestro del Rinnegan. La energía oscura que lo rodeaba era palpable, y los talismanes que habían estado girando alrededor del altar se desintegraron en el aire, habiendo cumplido su propósito.
–He vuelto.
Murmuró firme Madara, su voz profunda y resonante, llenando la cueva con una presencia aterradora. Sinju Sanada sonrió, avanzando hacia él con una mirada de adoración en sus ojos anaranjados.
–Mi amor, estás aquí.
Dijo Sinju con dulzura, extendiendo una mano hacia él. Madara la tomó, y por un momento, el tiempo pareció detenerse mientras los dos se miraban con intensidad.
–Hay que huir ahora con los niños, luego intentaremos otra cosa para volver a matar a Madara con Sinju incluida.
Ordenó Sasuke con seriedad, la Karin formal asintiendo y llevándose en brazos a Charasuke. Así ambos corrieron fuera de la cueva, con Karin original y Charasuke sollozando.
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/14 de junio de 2024/
