Photograph:
Our Last CITRUS Love Song

Track 1

Look what you've done to this rock n' roll clown (Photograph – Deff Leppard)

—¡One, two! —exclamó una joven de cabello rosado tras la batería. Llevó la cuenta con sus baquetas, golpeándolas—. ¡One, two, three!

Las primeras notas de la guitarra sonaron en el amplificador y al poco se sumó el ritmo de la batería. Al principio solo dos chicas de la banda tocaban sus instrumentos: la baterista pelirrosada al fondo de la habitación y la guitarrista de cabello color ciruela a su izquierda. Una tercera integrante, la más joven del grupo y peinada con unas coletas, miraba con atención a su colega guitarrista, alistando su participación en el ensayo. Como guitarra rítmica debía esperar la indicación de la guitarra principal. Y al centro, con un bajo colgado en su hombro y un micrófono al frente, la líder de la agrupación respiró hondo. Miró la pantalla de su teléfono, lo que dibujó una sonrisa en su rostro. Era momento de cantar.

I'm outta luck, outta love
gotta photograph, picture of
passion killer, you're too much
you're the only one I wanna touch

Terminada la primera estrofa, la guitarrista principal tocó un breve requinto y la baterista marcó un redoble de tambor. Esto marcó a las otras dos integrantes el inicio de su participación instrumental. Apenas inició, la segunda guitarrista sintió que las notas le quedaban fuera de ritmo, error que logró corregir. Fue solo un instante, pero a oídos entrenados resultaba evidente su equivocación. Sabía de antemano que no debía mirar a su compañera porque a veces intentaba repetir sus notas y eso arruinaba la canción. Tornó la vista a la líder de la banda, cuya cabellera rubia recogida en una coleta se mecía con la melodía.

La líder, a pesar de ser bajista y vocalista a la vez, no fallaba en ninguno de sus roles. Cantaba con toda seguridad, no necesitaba leer la letra de la canción que ella misma eligió hace dos semanas. La aprendió en una noche y memorizó la partitura en menos de tres días. Estaba obsesionada con Photograph de Deff Leppard, no paraba de escucharla y propuso a sus amigas que ese debía ser su siguiente cover. A ellas les pareció buena idea; nunca viene mal añadir canciones al repertorio y al tratarse de una composición ya conocida, bien podría darles varias reproducciones en su canal de YouTube y algunas suscripciones nuevas. Aunque no cuestionaron la elección de su siguiente grabación en su debido momento, a la baterista le pareció una decisión curiosa.

Oh, look what you've done to this rock n' roll clown
Oh-oh, look what you've done

Photograph
I don't want your (photograph)
I don't need your (photograph)
All I've got is a photograph

Para los coros, ambas guitarristas sumaron sus voces. Era lo que siempre hacían cuando una canción lo requería. Aunque podían cantar bien, se notaba que ese no era su fuerte. Desde un principio se había decidido que la vocalista sería su bajista, pues su voz, a gusto del resto de la banda, era la más versátil y potente. Además, su carisma y energía naturales eran adecuados para un dominio del escenario completo. Su desenvolvimiento siempre tenía efecto con el público y, aun cuando lo dudaba, se había hecho de varias fanáticas a lo largo de su modesta carrera musical.

Miró de reojo a la guitarrista principal. Estaba tan concentrada en lo suyo, como era de costumbre. Sabía que sin importar la canción que les propusiera tocar, ella pondría todo su empeño. Era su mejor amiga desde hacía años, una mujer talentosa que se hizo de varios fanáticos tanto en redes como en la escena local gracias a su combinación de talento y una figura envidiable. De pronto, unas notas fallaron en la canción por lo que las tres roqueras miraron de reojo a la menor del grupo. Entró más tarde de lo debido, pero de nuevo acertó en sus acordes. Las tres sabían que la chica era habilidosa a pesar de su tendencia a distraerse, aunque sobre todo comprendían que sus peores días en los ensayos se debían al poco tiempo que tenía para practicar en casa. Aún era estudiante y había días en que sus deberes le impedían acercarse a una guitarra.

En vez de parar, como solía hacerse, siguieron adelante con la canción. La líder ya hablaría más adelante con su segunda guitarrista, no para reñirle, sino para que le dejara conocer sus preocupaciones o si necesitaba tomarse algún tiempo de la banda hasta concluir con sus pendientes. Los coros de la canción acompañaron su voz cuando una aguda punzada llegó a su nuca. Fue una sensación incomoda que solo una persona lograba producirle. Miró hacia atrás aprovechando el solo de guitarra y se encontró con la mirada maliciosa de su baterista. Bajo ese cabello rosado y el gorro con orejas de gato se ocultaba una mente astuta y a veces malvada. Esta le sonrió con fingida inocencia, pero la rubia ya sabía lo que ese gesto significaba, en especial cuando estaba dirigido a ella: problemas. Lo preocupante era saber qué tramaba y por qué decidió hacérselo saber en ese momento.

La canción llegó a su final y las cuatro tomaron aire en cuanto terminaron. La líder tomó una pequeña botella de agua que había dejado sobre su amplificador y le dio un trago largo. Suspiró con cierto nerviosismo, pues ya se temía que la baterista planeara algo vergonzoso. La miró de reojo. Estaba sentada detrás de su instrumento, las baquetas descansaban sobre uno de los tombs y se limpiaba el sudor de la frente con una pequeña toalla morada. Tal vez solo quería fastidiarla, lo cual no era extraño dada su naturaleza traviesa.

—Buen trabajo chicas —les dijo la rubia con una amplia sonrisa. Tornó la vista hacia su segunda guitarrista. No estaba molesta con ella, pero a lo largo de todo el ensayo había cometido varios errores y tenía que hacer algo al respecto. Comenzó a dirigirse a ella con una voz suave—. Oye Nene…

—¡Lo siento! ¡En verdad lo siento! —chilló la chica de coletas apenas escuchó su nombre. Hacía varias reverencias a sus compañeras quienes solo la miraban asombradas por su repentino comportamiento—. Fue una semana difícil por la temporada de exámenes y apenas pude practicar. ¡Pero ya terminaron! Me pondré al corriente en estos días para grabar la canción.

Y mientras hablaba, las reverencias no paraban. Daba la impresión de que en cualquier momento se arrojaría al suelo para pedir perdón de rodillas. En su mente, la ausencia de una respuesta significaba que sus colegas no le perdonaban su irresponsabilidad con la banda; sin embargo, ellas no decían nada por la impresión generada ante tan enérgica disculpa. Solo la baterista miraba el espectáculo divertida.

—No lo sé —dijo con seriedad la pelirrosada—. Quizá si me compras un pastel y una malteada, podría considerar perdonarte.

—¡Lo que sea! —exclamó la chica.

—Oye, no seas aprovechada, Matsuri —le amonestó su líder—. Todas hemos pasado por eso, sabemos lo que se siente hacer a un lado algo que adoras. Así que no te preocupes Nene, justo para esto son los ensayos. Si necesitas un poco de tiempo para aprender las canciones solo tienes que decirnos.

—No pasa nada por retrasarnos un par de días —agregó la guitarrista principal—. No tenemos ninguna presentación por el resto del mes, así que no tenemos prisa.

—Yuzu-senpai, Harumi-senpai… —balbuceó la joven guitarrista al borde de las lágrimas. De nuevo les hizo una reverencia—. ¡Ustedes siempre son tan amables conmigo!

Ambas se miraron con nerviosismo y se dirigieron unas sonrisas temblorosas. Conocieron a Nene durante la preparatoria y desde el primer día ella dejó muy claro que las admiraba a ambas, en especial a Yuzu. Desde ese momento, comenzaron a convivir hasta forjar una sólida amistad; por lo tanto, ya estaban acostumbradas a todas las rarezas que conllevaba tratarla. Aunque claro, sus reacciones tan escandalosas no son lo más extraño en ella.

—Está bien, Nene-chan no tiene que comprarme nada. Aun así —dijo Matsuri alejándose de su batería. Había personalizado los tombs y el bombo con pegatinas de gatos. Se acercó a sus amigas mientras estiraba de manera perezosa sus brazos—, tengo ganas de comer algo dulce.

—Tengo un frasco con caramelos en la sala —le respondió Harumi sin emoción alguna.

—No me refiero a eso.

—Creo que todas hicimos un buen trabajo hoy —interrumpió Yuzu antes de que una discusión diera inicio—. Nos merecemos una pequeña recompensa, así que vamos a comer algo.

La banda salió de la casa de su guitarrista principal y se encaminaron hacia el restaurante que solían visitar desde sus días de estudiantes. La casa de Harumi resultaba ideal para los ensayos; era espaciosa y tenía un jardín lo suficiente grande para alejarse de las viviendas vecinas. Ya que ahí solo vivían dos personas, Harumi y su abuela, había habitaciones de sobra para montar un pequeño estudio. Tras un tratamiento acústico, ordenar numerosos cables y realizar la nada sencilla labor de instalar la batería de Matsuri, la agrupación musical conocida como "CITRUS" tuvo lista su base de operaciones.

Comenzaron la banda en sus tiempos de preparatoria. Ya que ni Yuzu ni Harumi se unieron a algún club, ambas podían ir a practicar después de clases, aprendiendo a su ritmo acerca del instrumento que más les gustaba. De esa manera tuvieron su propio club improvisado. Al poco tiempo se sumaron otras chicas cuya permanencia fue breve hasta que llegó Matsuri, amiga de la infancia de Yuzu y que por simple capricho quiso aprender a tocar la batería. La última en unirse fue Nene, quien inspirada por un par de animes y su gran admiración por Yuzu, comenzó su carrera como guitarrista.

Por supuesto, el mundo de la música es una constante competencia de la cual no todos resultan vencedores. En la escena local no destacaban demasiado, excepto por ser una de las pocas bandas conformadas solo por mujeres. Aun así, al menos una o dos veces al mes algún club les daba un espacio para presentarse. Uno llamado Starry siempre tenía una fecha disponible para ellas. Fue en YouTube donde encontraron cierta fama gracias a su canal especializado en covers, la mayoría de estos siendo de canciones emblemáticas del rock & roll en inglés, aunque no descartaban interpretar una que otra canción de anime. Matsuri, sin decirle a sus compañeras hasta que recibió el primer pago, había monetizado sus videos, algo que se volvió un pequeño ingreso extra para el mantenimiento de sus equipos. Por supuesto, la pelirrosa estaba segura de otras maneras para conseguir dinero que requerían el consentimiento de Harumi. Dicho consentimiento nunca llegó ni lo hará.

Antes de llegar a su destino, las cuatro amigas se detuvieron en una tienda de maquillaje y accesorios que les quedaba de paso. Solían visitarla desde hacía mucho tiempo, incluso Yuzu y Harumi estaban suscritas a su boletín informativo y recibían cupones de descuento cada mes como recompensa a su lealtad. En aquella ocasión no era que necesitaran algo en espacial, solo se dieron el gusto de buscar alguna oferta que se les cruzara en el camino y husmear entre las novedades que ofrecían. Al ser clientes frecuentes, eran bien conocidas por las empleadas quienes no paraban de ofrecerles varios productos.

—¡Señorita Taniguchi! —saludó una de las empleadas acercándose a Harumi con demasiada alegría. No era secreto para nadie cuales eran sus intenciones—. Nos ha llegado un perfume nuevo que le sentaría de maravilla.

—Ahí viene tu admiradora —le susurró Yuzu al oído.

—Oh, muchas gracias —respondió Harumi con nerviosismo. Sabía a la perfección que buscaba aquella trabajadora—. Pero hoy vamos con algo de prisa…

—No se preocupe por eso, tengo una muestra a la mano —insistió aquella mujer y sin darle tiempo de reaccionar, se llevó a Harumi hasta la sección de perfumes—. Ya verá, le encantara esta nueva fragancia.

Yuzu solo miró como su amiga era llevada al otro extremo de la tienda. No era la primera vez que ocurría algo así; siempre que visitaban ese negocio, Harumi era perseguida por la misma vendedora por toda la tienda y le ofrecía toda clase de artículos. Aunque no le gustaba admitirlo, Harumi tenía una buena cantidad de admiradoras por toda la ciudad gracias a su talento como guitarrista. Y pensar que durante sus años de preparatoria, ni ella ni Yuzu eran especialmente populares; no eran alumnas problemáticas, pero al tratarse de una escuela estricta, ninguna alumna quería relacionarse con un par de gals quienes frecuentemente eran regañadas por usar maquillaje o peinados que atentaban contra el reglamento interno. A esto se le sumaba la creación de su banda de rock, por lo que eran vistas como unas rebeldes dentro de la institución.

—Ahí está esa chica de nuevo —gruñó Matsuri pasando a un lado de Yuzu. Su andar era tan firme que podía escucharse a pesar de la música que ambientaba la tienda—. Ya vera…

Cerca de la entrada, Harumi recibía una serie de botellitas de perfume, algunas de tamaño regular y otras tantas pequeñas que servían de muestra gratis. A un lado de Harumi, Matsuri miraba con atención a la vendedora con unos ojos sumamente molestos. Yuzu sabía que debía acercase cuanto antes para evitar una imprudencia de su baterista; no sería la primera vez que una potencial rival amorosa le hace actuar de manera indebida. Había empezado la marcha cuando desde uno de los aparadores se encontró con una fotografía. Al instante se detuvo.

Podía parecer un anuncio como cualquier otro, solo un cartel publicitario más entre todos los que estaban repartidos por la tienda. Sin embargo, Yuzu reconoció el rostro de la modelo; ya había visto esos profundos ojos violetas que desprendían una luz de misterio, ese cabello negro y largo tan brillante, aquel rostro de delicadas facciones que parecían haber sido dibujadas con sumo cuidado. Era la segunda vez que veía el rostro de esa modelo. Como una habitual clienta de tiendas de ropa y de accesorios estaba familiarizada con la gran mayoría de las modelos contratadas para los anuncios, incluso sabía que producto era más habitual que determinada chica promocionara. Pero a ella nunca la había visto hasta hacía pocos días mientras revisaba un catálogo en línea. La misteriosa modelo aparecía en un anuncio de la famosa y prestigiosa Aihara, empresa dedicada al maquillaje, perfumería y ropa femenina. Por supuesto, Yuzu estaba familiarizada con dicha marca, tendría un par de labiales y a su madre le regalaron un perfume; eran buenos productos aunque su precio solía ser elevado. Pese a todo, nunca habían llamado tanto su atención hasta la aparición de esa misteriosa mujer.

—¿Está bien, senpai? —le preguntó Nene. Yuzu volvió a la realidad de pronto. Aquella modelo de cabello negro y ojos violetas solo era una fotografía y con dificultad sus destinos se verían entrelazados. Incluso, era posible que ni siquiera vivieran en la misma ciudad.

—Sí —dijo al fin—. Me pareció ver algo interesante pero… ya lo compraré después.

Dicho esto, Yuzu se alejó del anuncio, dejando a Nene un tanto confundida.

—Pero… no hay nada —murmuró la joven guitarrista.

Yuzu seguía sorprendida por encontrar la fotografía de aquella modelo. Sin duda, verla ampliada en el anuncio de la tienda provocó que se perdiera más en su mirada; pudo mirar a detalle su rostro y esa extraña aura que desprendía. Su belleza era innegable, rasgos finos, una larga cabellera negra, unos profundos ojos violetas. Era poseedora de una expresión que denotaba muchas cosas a la vez, una extraña seducción que nacía desde el misterio, una madurez que ostentaba aquella mujer a pesar de su evidente juventud, sin duda era una persona seria y comprometida con su trabajo, aunque también se reflejaba una melancolía en su mirada. Tenía que saber su nombre. Si ya había participado en la propaganda de una marca tan importante como Aihara, debía tener un portafolio llamativo y, sobre todo, redes sociales para publicitar su trabajo. No parecía la clase de persona que se dedica a YouTube, menos a TikTok, pero mínimo debía de usar Instagram. Quizá Twitter. No se detendría hasta encontrar todos sus perfiles, necesitaba más fotografías de ella.

A modo de leyenda se dice que Joe Elliott, vocalista de Deff Leppard, se inspiró en una experiencia personal para la letra de la canción Photograph. Una vez se encontró con una fotografía de Marilyn Monroe; quedando maravillado por su belleza, desarrolló una obsesión por ella y el resultado fue esa canción. También se ha dicho que se trata de un homenaje a la difunta actriz, o bien, que es la historia de una persona que experimenta un amor por alguien incansable. Sea como sea, Yuzu podía comprender a la perfección el sentido de la canción y por eso la eligió. Estaba fascinada por la fotografía de una modelo que no conocía, de quien ni sabía su nombre. Si alguien podía comprender a Joe Elliott, esa era Yuzu.

—¡Yuzuchi! —le gritó Harumi, regresando a la rubia de golpe a la realidad. Desde que pidieron su comida, la mente de Yuzu comenzó a divagar pensando en aquella chica del anuncio.

—¿S-sí? —balbuceó.

—Te pregunté sobre las fechas del próximo mes.

—Ah, eso… claro —la mente de Yuzu comenzó a trabajar de nuevo con normalidad. La imagen de la misteriosa modelo de ojos purpuras se desvaneció y la reemplazó una hoja de calendario—. La única presentación segura es en el Starry, como siempre. Seremos la banda principal el primer sábado del mes.

—¿Y qué pasó con el Hawaii Yankee? —preguntó Matsuri.

—Ellos aun no confirman la fecha —Yuzu se llevó la mano a la barbilla. Había pasado dos días mandando mensajes a ese negocio sin obtener muchos resultados—. Es seguro que tendremos una fecha con ellos, pero aún no determinan cuando.

—Que poco profesionales —murmuró Matsuri luego de dar una largo trago a su soda—. No creo que debamos presentarnos ahí si es que esa será su actitud.

—Si no me equivoco cambiaron de gerente hace poco —mencionó Nene—. No creo que den fechas a nadie hasta que terminen de organizarse.

—Un lugar menos este mes —suspiró Matsuri—. El gerente anterior me agradaba, siempre me regalaba una pizza...

—Esto es malo. No podemos quedarnos sin lugares para presentarnos —le contestó Harumi—. No podemos depender todo el tiempo del Starry.

—Sería genial que siempre pudiéramos tocar en el Starry —comentó Nene. Hasta ese momento había estado escribiendo algo en una libreta—. Las chicas que trabajan ahí son muy lindas.

—Algo difícil. Ni la hermana de la gerente goza de ese beneficio —comentó Harumi.

—Por ahora tenemos que enfocarnos en YouTube —Yuzu adoptó un aire más serio, pero eso no cambiaba en nada la determinación y energía en sus palabras—. Nuestras reproducciones y suscripciones están aumentando de manera considerable. Es un público que no podemos descuidar.

—Ya les dije como podemos traer más público, pero no quieren aceptar mis ideas —Matsuri recalcó con cierta molestia.

—¡No pienso hacer un directo tocando guitarra en traje de baño! —la respuesta de Harumi no se hizo esperar. Matsuri comenzó a reírse ante tal reacción.

—¿Y no lo harías en privado para mí? —insistió la baterista.

—En verdad te gusta hacerme enojar…

—Está bien, si ustedes se niegan a seguir mis estrategias no hay nada que pueda hacer —Matsuri se cruzó de brazos. En ocasiones como esas, no estaban seguras si hablaba en serio o solo estaba jugando—. Mejor cambiemos de tema.

En esta vida existen muchas cosas capaces de causar pánico a las personas, desde animales salvajes conocidos por su ferocidad, la inmensidad del espacio, la profundidad de los mares o la crueldad humana. Los ojos azules de Matsuri también entraban en esa lista y Yuzu, en ese momento, los tenía encima. Apenas lo notó, su rostro palideció y su cabeza comenzó a dar vueltas, tratando de imaginar todos los escenarios posibles. Sabía que esa mirada podía englobar un sinfín de posibilidades; desde pedir un favor tan simple como comprarle una rebanada de pastel, hasta solicitar su complicidad para cometer un fraude fiscal millonario. Aun recordaba con horror cuando, en sus días de colegiala, Matsuri tenía un negocio de venta de fotografías eróticas. Ninguna era suya, todas eran imágenes descargadas de internet y modificadas con Photoshop. A la fecha, Yuzu no podía saber que era más impactante, que una chica de secundaria vendiera tal contenido o que encontró la manera de hacerlo lo más seguro posible.

—Yuzu-chan —canturreó Matsuri. Tomó su teléfono y le enseñó una fotografía.

La primera reacción de Yuzu fue estremecerse con miedo. No sabía a qué se enfrentaba, con esa chica nunca se sabía. Lo primero que pensó fue que aquello se trataba de una fotografía vergonzosa; no sabía que podría ser ni en qué momento la consiguió, pero Matsuri era una criatura peligrosa que podía conseguir imágenes comprometedoras de quien quisiera. Pronto descubrió que no se trataba de una fotografía suya, aunque eso no volvía la situación más favorable.

—¿Y bien? ¿Quién es ella? —preguntó Matsuri directa y fría.

—¡Oh! ¡Es la chica de ese anuncio! —expresó Nene al ver la fotografía.

¿En qué momento se dio cuenta? Yuzu quedó congelada ante la pregunta de su amiga y comenzó a preguntarse en qué momento se enteró. Obviamente, no ocurrió en la tienda, pues Matsuri estaba muy ocupada estorbando a la vendedora en cualquiera de sus pequeños avances con Harumi. En redes tampoco había algo para sospechar, la modelo de ojos purpuras apenas y tenía anuncios, un "me gusta" a la publicidad donde apareciera no sería nada que llamase la atención. Había sido muy cuidadosa para no levantar sospecha alguna ante sus amigas, en primer lugar porque Nene comenzaría un escándalo al ver que sus fantasías no se cumplirán y en segundo, porque Matsuri utilizaría esa información para molestarla. Para su mala suerte, el peor escenario se cumplió. ¡Eso era! De inmediato Yuzu recordó el ensayo que tuvieron más temprano. Antes de cantar, miró la fotografía de la misteriosa modelo que llevaba días viviendo en su mente. En ese momento, Matsuri debió notarlo.

—Ella… bueno, no lo sé —respondió Yuzu con una risa nerviosa. En verdad no estaba mintiendo y era justo por eso que prefería mantener en secreto su pequeña obsesión por una desconocida.

—Solo es un anuncio de perfume. ¿Por qué Yuzuchi tendría que saber quién es ella? —intervino Harumi. Era frecuente que ella interviniera cada que Matsuri quisiera pasarse de fastidiosa.

—Porque tiene una fotografía de ella en su teléfono. La vi durante el ensayo de hoy.

—Deberías concéntrate en el ensayo y no en espiar a Yuzu —le regañó. Esperaba que su mejor amiga dijera algo al respecto, pero esta prefirió guardar silencio.

—¿Yuzu-senpai? —preguntó Nene al verla tan nerviosa y apenada.

Yuzu estaba segura de que en algún momento tendría que hacer frente a esto, aunque hubiese preferido que ocurriera tiempo después, cuando el impacto que esta chica fuera menor. Ahora no le quedaba más opción que aceptarlo ante sus amigas y soportar todos los señalamientos que podrían hacerle por obsesionarse con la fotografía de un completa desconocida. Las cosas serian diferentes si se tratase de alguna celebridad, incluso un personaje de manga, pues son actitudes más usuales en las personas. Pero al tratarse de una completa desconocida, las cosas se miraban un tanto extrañas, en especial cuando llevas años sin suerte alguna en el amor.

—Verán yo… la verdad es que no sé quién es ella —admitió sin resistirse, aun nerviosa—. Vi su fotografía en un catálogo y, no sé, me pareció hermo… digo, linda.

Sus tres amigas la miraron en silencio por unos momentos, los instantes más incomodos que había experimentado en mucho tiempo. La primera en reaccionar fue Nene; bajó los hombros en señal de derrota y el brillo de sus ojos desapareció. Tomó su libreta de nuevo y comenzó a escribir con desgano mientras murmuraba algo incomprensible. Harumi dejó escapar un suspiro cargado de fastidio, llevó ambas manos a su bolso y sacó un billete que entregó a Matsuri, quien lo recibió con un gesto triunfal.

—¡Te lo dije! Había un motivo especial para elegir esa canción —dijo con una amplia y picara sonrisa en los labios.

—¿Eh? ¿Apostaron solo porque elegí una canción? —preguntó Yuzu al borde de la indignación.

—Yo no quería, pero la manera en que nos hiciste la propuesta… —Harumi fue directa y sincera con sus palabras—. Sabes que nunca cuestiono las canciones que eliges, solo que con esta fuiste demasiado insistente.

—Eso y que en cada ensayo mirabas el teléfono con una sonrisa tonta —le interrumpió Matsuri, pecando de sinceridad.

—No tienes de que preocuparte —le tranquilizó Harumi—. No está mal tener estos amores platónicos, todo mundo tiene uno así. Solo no hay que dejarse dominar por este.

—Lo sé, lo sé —Yuzu se relajó al ver que su banda, sus amigas de años, no encontraron nada malo en su actuar. Y es que no había nada que reprochar—. Estoy segura que en algún tiempo podré superar a esa chica, digo, ni siquiera la conozco.

—Si lo necesitas, mis padres conocen un buen terapeuta.

—¡Matsuri! —gritaron al mismo tiempo Yuzu y Harumi.

La puerta del departamento se abrió y Yuzu entró en total silencio. Encendió las luces apenas avanzó hacia la sala. Dejó su bajo y el bolso sobre el sofá más cercano. Estaba sola, lo que solo podía significar que su madre aún se encontraba en la oficina y, como era una buena hija agradecida por todo lo que se le ha dado, debía preparar la cena. Aquello era casi la rutina diaria, excepto por los fines de semana.

Como no estaba segura de la hora en su madre regresaría, optó por cocinarle una cena ligera. No estaba dispuesta a dejar que se alimentara con ramen instantáneo o cualquier comida pesada que le hiciera pasar una mala noche. Una vez se cambió de ropa, se puso el delantal para evitar alguna mancha molesta y dirigió sus pasos a la cocina. Estaba por llegar al refrigerador cuando noto que había mensajes en la contestadora. Sin mucha emoción, presionó el botón para escucharlos y volvió a concentrarse en la cocina. El primer mensaje era de un compañero del trabajo de su madre quien pedía desesperado que no olvidara los planos para la junta de ese día; nada del otro mundo, mensajes como ese llegaban casia diario. El segundo mensaje no decía nada, solo se escuchó como colgaron. El tercero era muy diferente.

"Buenas tardes señorita Yuzu Okogi. Mi nombre es Himeko Momokino, asistente de la dirección de recursos humanos de Aihara Company".

Yuzu quedo paralizada al escuchar el nombre de la compañía. Miró el teléfono, como si estuviera mirando a la mujer que la llamó hacia quien sabe cuántas horas. No podía creer que hacía poco estaba hablando sobre una modelo que trabajó para esa empresa. Lo primero que pensó fue que se trataba de una broma de mal gusto, alguien con mucho tiempo libre se hizo con su número para jugar un poco. No sería tan difícil, en sus presentaciones solían entregar tarjetas con los datos para contactar a la banda en las cuales figuraba el numero de la casa de Yuzu para facilitar su contacto. Sin embargo, la seriedad con que aquella mujer hablaba le hizo dudar, sin mencionar que no había ninguna gracia en una broma que no puedes ver.

"En nombre de mi departamento y de la empresa, me comunico con usted ya que nos interesa contratar los servicios de su banda CITRUS. Le he enviado un correo electrónico con nuestra información de contacto. Agradeceríamos que se comunicara con nosotros a la brevedad posible para agendar una junta con ustedes o su representante".

El mensaje llegó a su fin. Lo primero que hizo Yuzu fue repetirlo para asegurarse que escuchó bien. No era una ilusión suya motivada por la modelo del anuncio, la llamada era real. Enseguida tomó su celular y abrió la bandeja de correo. Ahí estaba. El remitente era la misma mujer que había llamado, en el cuerpo del correo estaba una transcripción de lo que acababa de escuchar además de los datos para el contacto con la empresa. La cena podía esperar un poco, antes debía atender a la gran oportunidad que le dio la vida para realizar un trabajo importante y, si la suerte seguía mostrándose amable con ella, podría encontrarse a la misteriosa modelo de cabello negro y ojos violetas.


Volvemos a las andadas! Después de un buen tiempo, tenemos una nueva historia. ¿Notaron la referencia a otra serie? No será la única, eso lo aseguro.

Hace mucho tiempo que tenía en mente la idea de un fic así, con nuestras chicas citricas mayores de edad en un ambiente distinto a la academia Aihara. ¿Y que mejor que volver a Yuzu una rockera que conoce a una Mei que pertenece a un mundo por completo distinto? Que no muera mi costumbre de no introducir a Mei en el primer capitulo. ¿Qué les puedo decir? Este es el fic en el que he trabajado desde hace unos meses, pero no por eso habrá actualización cada día. Creo que cada tres semanas esta bien, aunque no me gusta comprometerme con fechas. Ah claro, una cosa mas. Quiero agradecer a Veguinsky [ Veguinsky en Twitter, /veguinsky en FB] por su genial trabajo con la portada!

Espero que este primer capitulo les gustara. Acompañemos a Yuzu y Mei en esta nueva aventura repleta de rock!