Capítulo 5
Edward POV
Embarazada. No. Bella no podía estar embarazada. Todavía estaba intentando saber qué iba a suceder con nosotros, me aferraba a la posibilidad de que ella se hubiera olvidado de su amante y yo pudiera perdonarla pero no podría aceptar un bebé que fuera producto de su aventura.
Unos días antes de la noche que cambió todo le pregunté si estaba embarazada y ella lo negó ¿es que me había mentido también en eso? La simple idea de que supiera que estaba esperando el bebé de otro hombre me daba náuseas. Y era peor pensar que lo sabía y esa fuera otra de las razones por las que decidió divorciarse de mí.
Ahora estaba en mi oficina, era media mañana y no había podido concentrarme en nada, sólo le daba vueltas una y otra vez a las posibilidades. Si ella esperaba un bebé mío quizás sería esa la fuerza que me impulsara a olvidar pero aún en ese caso lo sentía poco probable porque nunca más podría confiar en ella si ya me había engañado una vez. Y si el niño no era mío… en ese caso todo sería más sencillo porque podría entregarle sus papeles firmados del divorcio y llevarme a mis hijos mientras ella averiguaba la identidad de su amante olvidado.
Así se me pasaron el resto de las horas, luchando contra la tentación de llamarla y preguntarle si había hecho la prueba, aunque en realidad no me quedaban dudas de que otra complicación se había añadido a este infierno. Dejé la oficina y fui por los niños a la escuela apenas poniéndoles atención a sus pláticas en el trayecto a casa.
Cuando llegamos vi que Renée y Charlie seguro estaban ahí porque la patrulla del jefe estaba aparcada en la entrada. Los niños fueron corriendo escaleras arriba a saludar a su madre sin notar a Sarah que estaba en la sala esperándonos para marcharse. Ella fue una recomendación de mi padre, trabajaba en el mismo hospital que él desde hacía mucho y prefería los turnos de la noche pero bajo petición del Dr. Cullen aceptó estar unos días encargándose de Bella más allá de sus labores como enfermera.
- Sr. Cullen. –me saludó con una sonrisa.
- Sarah ¿cómo estuvo… todo?
- Ella está físicamente bien pero ha sido un día agotador emocionalmente. Creo que le hará bien tenerlos en casa ahora.
- ¿Se hizo la prueba de embarazo? –entendí que no era a ella a quien debería preguntarle pero no pude contenerme.
- No. Llamé al Dr. Halton y le expliqué la situación, pensó que lo mejor era suspender las medicinas y que mañana que vaya Bella al hospital le hagan pruebas de sangre que son más confiables.
- Hasta mañana... –suspiré intentando averiguar cómo soportar horas más de incertidumbre.
- Voy a llegar una hora antes para estar allá lo más temprano posible. –me prometió con una sonrisa amable y mientras se iba me hizo una caricia maternal en el rostro ¿qué tanto sabría ella?
Escuché la puerta cerrarse y luego unos pasos firmes bajar las escaleras. Sólo por hacer algo fui a la cocina a servirme agua, ahí estaba cuando Charlie apareció, se veía más preocupado que el día anterior y noté cierto reproche en su mirada.
- Edward, sabes que no me gusta meterme en cosas que no son me incumbencia. –empezó a hablar en tono de policía y supe que no sería nada bueno. – Pero Bella está muy frágil ahora y es mi deber protegerla. Algo sucedió anoche porque está hecha un manojo de nervios y no nos ha dicho por qué.
- No quiere preocupar a nadie hasta que no confirme sus sospechas. –respondí lo primero que se me ocurrió aunque sabía que era verdad.
- ¿Sospechas de qué? ¿Le mencionaste lo del divorcio?
- Ella cree que está embarazada. –las palabras me salieron fluidas porque no tenía escapatoria, la cercanía de la familia venía con un precio a pagar, la falta de privacidad. Él me miró sin poder creerlo y me encogí de hombros, no deseaba darle más explicaciones.
- Por eso va a ir al hospital mañana… esto sólo complica las cosas, lo entiendo. Pero si van a tener otro hijo entonces no puedes seguir posponiendo decirle la verdad. Ella tomó una decisión antes del accidente y tiene que enfrentar las consecuencias. –por su tono supe que estaba triste, él como todos los demás siempre pensó que yo era suficiente para su hija, que la merecía, y las noticias de la separación no le cayeron bien.
- No quiero adelantarme a lo que va a pasar. Primero necesita saber si es cierto o no.
- Lo dices como si fuera sólo su problema. –me reclamó con algo de ira y decidí que era mejor irme de ahí antes de que las cosas se complicaran, desafortunadamente mi boca actuó más rápido.
- Quizás lo sea. –le dije y en cuanto me di cuenta de lo que había hecho también sentí su agarre de hierro sobre mi hombro, nunca pensé que tuviera tanta fuerza.
- Estás pisando terrenos peligrosos, Edward. –me advirtió viéndome a los ojos. – Otras palabras así y yo me voy a encargar de que te olvides de tus hijos, eso, si me siento benévolo.
- No sabes lo que dices, Charlie. Suéltame. –le ordené pero él hizo lo contrario, me empujó hasta que topé con la pared más cercana, sentí su furia irradiar y me alegré de que no estuviera armado.
- No voy a soportar que la trates así. Si no puedes enfrentar las cosas como un hombre…
- ¡Ella no me necesita como hombre! –lo interrumpí alzando la voz, más allá del punto en que me importaran las consecuencias. – Para eso fue y se metió con otro. Yo no voy a cargar con el hijo de algún imbécil.
Como si lo hubiera electrocutado, me soltó. La confusión en sus ojos casi era graciosa, lo hubiera sido de no encontrarnos en esa situación tan horrible. Su respiración se agitó y traté de calmarme, ya le había dicho demasiado.
- Lo siento, no quería que ustedes se enteraran de eso. Mañana sabremos si está embarazada y si lo está, voy a hablar con ella. Tienes razón, no es justo que la mantenga a mi lado con mentiras, especialmente si ella ya tiene a alguien más y yo no puedo perdonarla. –no sé de dónde salió la calma para decirle eso, pero lentamente las palabras se fueron arraigando en su mente y la incredulidad dio paso al dolor.
- Cómo sabes…
- Ella me lo dijo. –interrumpí su pregunta. – Por esa razón me pidió el divorcio. Si está embarazada y el bebé es mío puedes estar seguro de que me haré responsable y lo amaré como a Nessie y Anthony. Pero no será hasta que una prueba de paternidad lo confirme. –suspiré y vi en su silencio que apenas podía procesar las cosas. – Voy a traer algo para cenar. Vuelvo después.
Salí de ahí para escaparme de nuevo y dejarlo digerir lo que acababa de decirle, no debí hacerlo, ningún padre tendría por qué enterarse de eso sobre su hija pero en un instante simplemente no pude contenerme. Ahora lidiaría con las consecuencias.
Fin Edward POV
….
Bella POV
Cada vez que estaba en una situación difícil y pensaba que jamás podría ponerme más nerviosa, algo nuevo aparecía y me empujaba un paso más allá. Esa era mi vida desde el accidente y, una vez más, sentía que estaba al límite de mi resistencia.
El día anterior fue digno de olvidarse, no fui una buena compañía para mis padres ni para mis hijos y me fui a dormir en cuanto cayó la noche, aunque no conseguí conciliar el sueño. Escuché cuando Edward entró en la habitación y se metió en la cama, creo que tampoco durmió mucho. A la mañana siguiente me arreglé en silencio sabiendo que él me escuchaba de todas formas pero decidía no hablarme.
Cuando Sarah llegó y me fui con ella entré en modo de depresión. Nunca antes tratándose de alguno de nuestros bebés Edward me había permitido asistir sin él a ver al médico, inclusive siempre era mi esposo quien hacía más preguntas y sonreía como un niño pequeño cada vez que podíamos escuchar un corazón latiendo. Pero esta vez fuimos mi enfermera y yo.
En el hospital lo primero que hicieron fue tomar muestras de sangre, luego, Liam llegó y revisó otra vez que mi cerebro no tuviera daños aparentes al hacerme preguntas y pequeños ejercicios que parecían juegos. Eso fue tolerable, pero ahora que ya había conocido a una ginecóloga y me encontraba recostada en la camilla lista para el ultrasonido… todo me daba vueltas.
Podía sentir que estaba embarazada, esa mañana vomité igual que las anteriores y eso fue confirmación suficiente. Quizás era el instinto pero no necesitaba que un examen me lo confirmara, un bebé estaba en mi cuerpo y aunque su padre no lo amara, yo lo haría feliz.
De repente escuché mi teléfono sonar y Sarah se apresuró a pasármelo. La pequeña esperanza de que se tratara de Edward murió cuando vi que era papá el que llamaba. Jamás debí hacerme ilusiones.
- ¿Bella? ¿Estás en el hospital? –me dijo sonando un poco alterado.
- Sí, ya estaba planeado…
- Lo sé. –suspiró un segundo y noté la tensión en su voz. – Tu madre y yo vamos para allá.
- ¿Qué? ¡No! Papá, es sólo una revisión, voy a salir de aquí pronto. –le reclamé pensando en que esa misma mañana regresaría a casa.
- No vas a protestar. Vamos para allá. –me regañó como cuando era niña y colgó.
Le extendí el teléfono a Sarah y cuando lo tomó la puerta se abrió y entró la ginecóloga junto con Liam y mi expediente. Sus expresiones eran serias y no me gustaron nada, supuse que a Sarah tampoco porque de inmediato me tomó la mano en gesto consolador.
- Bella, tenemos los resultados de tus análisis. –me informó él y levanté ambas cejas, sí, otra vez estaba más preocupada de lo que creí humanamente posible. – Estás embarazada.
- Lo sabía. –murmuré porque era cierto pero de todas formas me sentí palidecer. Ya amaba a mi pequeño bebé pero estaba segura de que era el último clavo en el ataúd de mi matrimonio.
- Pero estamos un poco preocupados. –agregó él e imaginé mis nervios como un abismo, ahora me aferraba al borde con la punta de los dedos.
- De acuerdo a tu último periodo y los niveles de hormonas que tienes, concebiste apenas días antes de tu accidente. –me explicó la ginecóloga. – Por eso cuando te realizaron la primera prueba de embarazo la noche de tu ingreso, salió negativa.
- El problema con eso es que nunca fuimos cuidadosos. –tomó el hilo de la conversación Liam y comencé a confirmar mis temores. Algo andaba mal con mi bebé. – Tu condición era grave y te dimos todos los medicamentos correctos para eso… sin tomar en cuenta al bebé.
- ¿Entonces? –murmuré apenas y vi el abismo imaginario abrirse más y más.
- La gama de posibilidades es muy amplia. Puede ser que el embrión esté sano y resulte en un bebé completamente normal, pero también existen posibilidades de que tenga malformaciones o inclusive de que suceda un aborto.
- Pero… me voy a cuidar… lo voy a cuidar añora… -sabía que sonaba tonta, pero necesitaba algo que me diera tranquilidad, cualquier cosa para no soltarme y caer al abismo.
- Tú tienes dos niños sanos, Bella, eres una buena madre. –me aclaró Liam viendo cómo estaba a punto de desmoronarme. – Ahora la doctora va a hacer un ultrasonido para ver al bebé ¿puedo quedarme? –por su expresión y el tono de su voz supuse que se sentía culpable, pero él no había hecho nada más que salvarme la vida y ayudarme a cada paso desde que desperté perdida. Sólo asentí.
El ultrasonido tenía que hacerse vía vaginal, así que cuando el objeto frío cubierto en lubricante entró en mi cuerpo sólo pude apretar la mano de Sarah para aguantar la sensación desagradable. Eso sin contar lo incómodo de la posición con un yeso en la pierna. Vi el monitor con imágenes que no entendía y a la ginecóloga que fruncía el seño cada vez más y ajustaba la posición una y otra vez al igual que algunos botones en el aparato. Liam tampoco se veía muy confiado.
No sé cuántos minutos pasaron así hasta que los dos médicos se vieron a los ojos y él suspiró algo desconsolado, ella congeló una serie de imágenes en la pantalla y me sacó el aparato del cuerpo antes de girar el monitor a donde pudiera verlo yo perfectamente.
- Bella, lo siento mucho pero…
- No. Él está bien… -protesté en vano, como si eso pudiera cambiar algo.
- No está bien, Bella. Tú estuviste embarazada, pero el embrión no se desarrolló. No pude encontrar un latido. –me explicó con la mirada llena de pesar.
- Pero está ahí… él… mi bebé… ¿por qué? –los sollozos hacían que cada palabra apenas fuera entendible.
- No es posible saberlo, pero quizás fue alguno de los medicamentos. El embrión dejó de crecer hace una semana aproximadamente pero tu cuerpo lo retiene aún y siente como si siguiera la gestación, por eso los síntomas. –me aclaró la ginecóloga pero no me dio consuelo.
- Bella, vas a tener que quedarte esta noche. Hay que hacer un legrado…
Liam intentó ser amable, lo sé, pero la idea de algo sacando a mi bebé muerto terminó de empujarme al borde del acantilado y sólo caí sin oponer más resistencia.
Fin Bella POV
…..
Edward POV
Esa mañana Bella se fue temprano con Sarah y me sentí un monstruo por no acompañarla, pero si estaba a su lado cuando confirmaran el embarazo no iba a poder contenerme de gritarle todo lo que me estaba guardando. Entonces me concentré en los niños, los arreglé para ir a la escuela y les prometí que mamá estaría en casa cuando regresaran. Ellos lloraron y se quejaron tanto que me sentí un poco aliviado al entregarlos en las puertas del colegio. En ese momento sonó el teléfono y vi que era Sarah, no sería nada bueno.
- ¿Qué sucedió? –contesté tenso.
- Sr. Cullen, sería bueno que viniera al hospital ahora. –me dijo con tono de voz profesional.
- Voy para allá, pero dime qué sucedió. –le ordené intentando no ser grosero.
- Señor, es mejor que venga y la doctora…
- No, Sarah. –la interrumpí esta vez implorando. – Confío más en ti. Por favor.
- La ginecóloga encontró un embrión sin latido cardíaco. No saben las causas exactas de que eso haya pasado pero van a hacerle un legrado a Bella y a analizar… al producto. Lo más probable es que ella tenga que pasar aquí la noche. Estaba muy nerviosa, necesita apoyo ahora.
- Estoy ahí en quince minutos. Y… gracias por decirme.
Terminé la comunicación e intenté concentrarme en el camino pero no podía. Entonces Bella estuvo embarazada y el bebé había muerto, quizás por los medicamentos o por el accidente. De todas las situaciones que imaginé ésta no se me ocurrió jamás. Daba por hecho que si estaba embarazada el bebé nacería… ahora ni siquiera tenía idea de cómo sentirme.
Una gran parte de mí deseaba ir y abrazarla para también encontrar consuelo porque si ese bebé fue mío… me sentiría mal. Pero ahora no tendría forma de saber eso, iba a quedarme con la duda por el resto de mi vida y la idea me daba náuseas.
Llegué al hospital y al entrar vi a Sarah acompañada de un médico, de inmediato se dirigieron hacia mí con los semblantes serios y él me extendió la mano.
- Liam Halton, es un placer conocernos al fin. –fue cortés y le regresé el gesto.
- Edward Cullen.
- Podemos ir a la habitación de Bella, pero ella no está ahí. –me informó Sarah y se dirigió hacia los elevadores, nosotros la seguimos.
- ¿Dónde está? –pregunté sabiendo que más bien debería preocuparme el "cómo".
- La llevaron a quirófano para hacerle el legrado ahora, no debe tardar mucho. Quizás podría ir hoy mismo a casa porque es un procedimiento sencillo, pero quisiera que se quedara esta noche. –Liam me explicó y luego guardó silencio pues otras personas se acercaron también esperando el ascensor.
El resto del camino tuvimos compañía y nadie dijo nada otra vez hasta que entramos en un cuarto y hubo privacidad. Vi que ahí estaban las cosas de Bella. Yo seguí tratando de procesar lo que me acababan de decir, otra vez estaría internada y los niños iban a resentir eso pero aún tenía horas antes de enfrentarlos a ellos, ahora me urgía más saber cómo realizar la prueba de paternidad.
- Dr. Halton. –le dije y él me miró casi con desconfianza, para él de seguro yo era el peor de los esposos y esa opinión estaba por caer aún más. - ¿Cómo puedo ordenar que le hagan una prueba de ADN al… bebé? Una prueba de paternidad.
- No puede. –respondió él en tono profesional, pero vi la ira cruzar sus ojos, Sarah simplemente desvió la mirada. – Sólo Bella puede pedir eso.
- Tiene que haber alguna forma, soy su esposo. –sentí que mis palabras sólo sonaban mal pero no pude detenerme pues decirle a Bella que hiciera la prueba significaría explicarle todo.
- Las únicas formas son si ella estuviera mentalmente incapacitada o si un juez firma una orden. Pero Bella es mentalmente capaz y… si quiere buscar un abogado, Sr. Cullen, es su decisión. –se encogió de hombros.
- ¿A qué horas puedo hablar con ella? –contesté tenso, comenzando a caminar por toda la habitación.
- Cuando se recupere de la anestesia y la traigan a la habitación, pero como su médico tratante no me gustaría que la alterara más de lo que va a estar. –me advirtió.
- Ella estaba… muy mal. La afectaron mucho las noticias sobre el bebé. –intervino Sarah.
- Necesito esa prueba de paternidad. –les aclaré a ambos ya sin importarme parecer un monstruo. – Si espero hasta mañana para decírselo a Bella ¿aún podrían hacerla?
- Si es la única forma en la que le permita descansar hoy, yo mismo haré los arreglos para que la muestra aún sea viable mañana. –me prometió Halton extendiendo una mano para que se la estrechara y cerrar el pacto.
Le correspondí el gesto y lo vi marcharse después. El silencio que reinó entre Sarah y yo fue algo incómodo, afortunadamente un teléfono sonó y ella fue a sacarlo del bolso de Bella, luego me lo entregó y vi que era Charlie. Perfecto.
- Ya estamos aquí. –dijo en cuanto respondí pero sin dejarme hablar. - ¿Dónde te encontramos?
- Charlie, soy yo. –le aclaré.
- No sabía que estabas con ella. ¿Dónde los vemos?
- Habitación 423. Hubo una complicación y Bella va a pasar aquí la noche. –para ese momento no tenía idea de cómo manejaría las cosas. De nuevo sólo deseaba poder huir de todo aquello, no estaba preparado para lidiar con tanto yo sólo, necesitaba a la mujer que amaba a mi lado.
- ¿Qué le pasó, Edward? –no supe si intentó sonar amenazador, pero así fue.
- Le están haciendo un legrado, Charlie. El bebé no lo logró. Aquí los veo.
Terminé la llamada y con un suspiro pesado me dejé caer en la silla más cercana preparándome para otro día en el infierno en el que se habían convertido nuestras vidas.
Fin Edward POV
…
Bella POV
Cuando abrí los ojos vi que era de noche y poco a poco recordé que no era la primera vez que despertaba. Esa mañana me hicieron un legrado porque mi bebé había muerto y luego Liam insistió en darme algo para que estuviera tranquila… creo que se le pasó la mano porque pasé todo el día más dormida que despierta.
La habitación de hospital era mucho más grande que esa en la que estuve antes, también noté que estaba menos equipada. Quizás porque en esta ocasión mi vida no corría peligro. Miré hacia el sillón y vi a mamá dormida ahí, Charlie hacía lo mismo en una silla, no se veía muy cómodo. Tal como era de esperarse no sabía nada sobre Edward ¿alguien le habría comentado lo que pasó? Quizás no y a él no le extrañaba mi ausencia.
De repente un suspiro se escapó de mi garganta y fue como liberar lo que me estaba conteniendo. Comencé a llorar. No quería despertar a nadie ni armar un escándalo, pero no había forma de detenerme. Era demasiado. El accidente, el dolor en las expresiones de mis niños, perder a mi bebé… el que no le importara a Edward. Y sobre todo… no poder recordar nada, no tener idea de qué fue lo que hice para arruinar nuestras vidas.
Quizás era inevitable y nunca fui buena para él, tal vez estuvimos condenados desde el principio. Pero no podía vivir sin él, no era fuerte para seguir adelante sin tenerlo a mi lado. Lo amaba demasiado, mi alma le pertenecía… pero no sabía cómo hacer para arreglar lo que salió mal.
Poco a poco sentí como si las lágrimas me ahogaran, no podía respirar y me senté intentando jalar aire. Eso ayudó un poco pero no fue suficiente, las paredes a mi alrededor parecían acercarse y el aire se sentía viciado. Tenía que salir de ahí.
Por fortuna ya no tenía suero, así que no hubo necesidad de quitármelo y hacer un desastre. Las muletas no estaban por ningún lado pero no me importó. La suave luz que entraba por las ventanas del pasillo me sirvió para bajar el barandal de la cama, me senté en la orilla e ignorando el mareo me puse de pie. Traté de no recargar mucho peso sobre la pierna enyesada mientras di pasos torpes hacia la puerta.
Me detuve con la mano en la manija y miré a mis padres, aún estaban dormidos y lo agradecí porque no tenía cabeza para lidiar con nadie. Cuando salí de la habitación esperaba ver un pasillo y que estuviera vacío para respirar y llorar un rato antes de que alguien me encontrara, pero no había nada de pasillo y no estaba sola.
Para mi sorpresa la habitación tenía una sala de espera privada. Y para mi terror… Edward estaba ahí. Lo encontré sentado en un sillón con la cabeza entre las manos… se veía totalmente abatido. Me hubiera gustado tener un minuto para recomponerme… o regresar corriendo a la cama y no tener que enfrentarlo, pero de inmediato él alzó la mirada y se puso de pie.
- ¿Qué haces? –preguntó en voz baja pero muy alterado y fue directo para ponerme ambas manos en la cintura, supuse que quería asegurarse de que no fuera a caerme.
Yo me quedé estática y cerré los ojos. Las lágrimas seguían corriendo y ahora que su aroma me había llenado cada poro del cuerpo todo era aún más confuso. No quería estar con él. Yo necesitaba los brazos de mi esposo, del hombre que me amaba tanto como yo a él… pero este Edward no era el mismo y sus fríos ademanes no harían nada más que destruirme.
- Ven acá. –murmuró y cerró la puerta con cuidado antes de levantarme en brazos y llevarme hasta uno de los sillones donde se sentó conmigo en su regazo y me abrazó.
Por un momento sentí como si fuera de nuevo mi Edward y le rodee el cuello con los brazos enterrando mi rostro en su pecho y dejando que todas las lágrimas y los suspiros se escaparan. Él se quedó quieto y escuché su corazón mientras su simple presencia me fue calmando. No sé cuánto tiempo pasó pero me alegré de que nadie nos interrumpiera… tal vez, sólo tal vez, aún había esperanza para nosotros.
- Gracias. –murmuré una eternidad después cuando pude hablar.
- Debí haber estado aquí antes. –se disculpó él y negué contra su pecho, sí… él debió acudir antes, pero no quería culparlo de nada, sólo deseaba prolongar nuestro momento un poco más. - ¿Te lastimaste la pierna? –sentí una de sus manos sobre el yeso y volví a negar pero esta vez respiré profundo y lo miré a los ojos. - ¿A dónde ibas?
- No lo sé. –respondí inhalando su dulce aliento e intentando no perderme en la tristeza infinita de sus ojos verdes. – No quería que Charlie y Renée me vieran así… -él sonrió un poco y me besó la frente. - ¿Por qué no entraste a la habitación?
Quizás mi pregunta fue muy osada pero no lo pensé antes, en ese instante sólo éramos Bella y Edward. También supuse que debería preguntarle por nuestros niños pero él era un maravilloso padre y sabía que los dejó seguros al cuidado de alguien.
- Prometí no hacerlo hasta mañana. –contestó también con naturalidad y me estrechó un segundo entre sus brazos. – Tienes que dormir, si Halton te ve así no va a dejar que vayas a casa.
- ¿No te grada Liam? –por el tono de desprecio en su voz fue muy fácil saberlo.
- Creo que es mutuo. –sonrió de nuevo sin vida y mil preguntas más aparecieron en mi mente pero antes de que pudiera hablar, me interrumpió. – Puedo llevarte a la cama.
- No quiero volver. –respondí volviendo a aferrarme a su cuello y a enterrar el rostro en su pecho. Supe que iba a intentar convencerme así que preferí indagar algo. - ¿Por qué no ibas a venir hasta mañana?
- Prometí no molestarte, Bella. Lo que tengo que hablar contigo no es fácil y Halton no quería que te alterara.
- Sólo dímelo. No dejes que me torture toda la noche pensando lo peor. –le rogué sin moverme ni un centímetro.
Pude sentir la tensión en su cuerpo y escuché su corazón acelerarse. Quizás me había equivocado y habría sido preferible torturarme con dudas antes de saber la verdad. Pero necesitaba enterarme. Quizás este espacio de paz que tuvimos fue el último de nuestras vidas y Edward ya se había decidido a dejarme. Pasaron un par de minutos antes de que hablara de nuevo.
- Voy a pedirte algo… horrible. Puedo decírtelo o explicarte por qué antes. De todas formas vas a querer saber la razón. –me ofreció y supe que esta vez no se iba a echar para atrás como cuando nos encontramos en casa de sus padres. Pero para ese punto yo le daría lo que fuera, podía pedirme cualquier cosa.
- Pídeme lo que quieras. –susurré y cerré los ojos como preparándome para recibir un golpe.
- Quiero una prueba de paternidad del embrión, Bella, y sólo tú puedes ordenar que la hagan.
Efectivamente, tuve razón en prepararme para ser golpeada y Liam en querer que él esperara un día para decirme eso. Si creí que antes me sentía mal… estaba equivocada. Edward también tuvo razón al pensar que iba a pedirle que me explicara su petición.
- ¿Por qué? –articulé con trabajo y sin soltarlo. Haciendo un esfuerzo muy grande por no aceptar lo que él acababa de implicar. Las lágrimas recorrían mi rostro otra vez.
- La noche del accidente cuando peleamos… tú me dijiste que hay… otro hombre…
- No. –negué con certeza y me separé para verlo a los ojos. Tenía que ser mentira pero el dolor en su mirada era tan real que casi podía tocarlo.
- No lo recuerdas. –me acarició el rostro y sonrió un poco, pero estaba destrozado por dentro. Yo le había hecho eso.
- Nunca podría… nuca, Edward. Jamás. Eres tú, siempre has sido tú. –le supliqué para que me creyera.
- Debí decírtelo antes, la primera vez que hablamos en casa de mis padres, pero no pude. De hecho, no sabía cuándo ni cómo… pero… necesito saber si ese bebé era mío. –la calma en su voz lo hacía sonar como alguien que verdaderamente no estaba ahí y un par de lágrimas recorrieron su rostro.
- Haz la prueba, Edward. Mañana le diré a Liam que la hagan. No importa… ese bebé era tuyo. No sé qué te dije esa noche o por qué lo hice pero nunca…
- No lo digas. –me ordenó pero más bien sonó a súplica. – No puedes recordarlo ahora pero esa noche estabas muy convencida de que… de… de que él es mejor que yo.
Con un impulso fiero me abrazó más fuerte y esta vez fue él quien escondió el rostro en mí. Sentí sus lágrimas mojarme el cuello y la presión de sus brazos alrededor me lastimó un poco pero sólo me quedé inmóvil, llorando también.
Si él me hubiera dicho que se cansó de mí… lo hubiera creído. Si quizás me hubiera jurado que estaba aburrido de nuestra vida… lo hubiera entendido. Inclusive si hubiera aparecido de repente asegurándome que del cielo llovían flores… me hubiera parecido más posible que eso que me acababa de confesar.
Yo no pude haber hecho eso. Nunca ni en un millón de años, ni en un millón de vidas. Él era mi todo.
Pero yo no tenía recuerdos de nada. No podía siquiera imaginarme esa pelea de la que me hablaba y no había testigos que lo desmintieran. Sólo tenía su palabra y su dolor como prueba de que decía la verdad.
- No me crees. –murmuró aún contra mi piel.
- No. –admití de inmediato ¿cómo podría?
- Tampoco lo recuerdas pero… esa última semana… una noche… tuvimos relaciones… -hizo una pausa y levantó la mirada para verme a los ojos, también aflojó un poco la fuerza de su abrazo. – Tú no lo estabas disfrutando, Bella. Quien quiera que te haya tocado lo hizo mejor que yo. –se encogió de hombros derrotado y me horroricé aún más.
Ni siquiera podía imaginarme otras manos que no fueran las suyas, la simple idea me daba náuseas y él estaba ahí afirmando con toda la certeza del mundo que otro hombre me había arruinado para él.
- No puedo creer eso. –afirmé con vehemencia pues era nada más que la verdad pero su sonrisa rota volvió a aparecer.
- Lo sé. A mí también me costó mucho creerlo. No sé si se lo hayas contado a alguien o si tengas su número guardado en tu teléfono… pero yo… preferiría que no lo busques ahora. Los niños nos necesitan…
- ¿Qué? –lo interrumpí, esta vez estaba enojada. - ¿Cómo sería capaz? –demandé sintiendo que la sangre me hervía en el rostro.
- Tampoco creí que fueras capaz de engañarme así, pero sucedió. –se encogió de hombros otra vez con un gesto tan frío que desee nada más que golpearlo pero su teléfono sonó interrumpiendo el momento, él lo sacó de su bolsillo y presionó algo. – Tengo que irme, ya va a amanecer. Alice se quedó en casa con los niños, debo llegar pronto para yo encargarme de Nessie y Anthony. No quiero que noten mi ausencia.
Antes de que tuviera tiempo de nada se levantó conmigo en brazos y entró silencioso a la habitación donde mis padres aún dormían. Me dejó sobre la cama y luego se acercó para besarme el cabello y llevar sus labios hasta mi oído.
- Haz la prueba, por favor. Necesito saber. –murmuró muy bajo y luego se marchó.
Cuando el sol salió lo único que tenía para darme la certeza de que esa conversación no fue una pesadilla, era el aroma de Edward pegado a mi cuerpo y a la bata del hospital. Por fortuna no encontré nada afilado a la mano porque en ese momento ni saber que mis niños me necesitaban era suficiente para que deseara respirar un minuto más.
Fin Bella POV
….
Edward POV
Manejé hasta la casa con la mente en blanco, no podía detenerme a hacer un recuento de la conversación con Bella si pretendía ser un padre funcional esa mañana. El camino fue rápido y muy pronto estaba entrando a mi habitación, donde Alice dormía aún. Me acerqué y le puse una mano en el hombro.
- Alice… ya amaneció. –murmuré y ella abrió los ojos un poco antes de revolverse en la cama. Odiaba despertar temprano.
- Café. –me pidió como si estuviera al borde de la muerte y sonreí.
- Si no bajas en diez minutos, voy a regresar por ti.
Me levanté y fui a la cocina, encendí la cafetera y comencé a hacer otros preparativos para el desayuno de los niños, luego, serví dos tazas y miré el reloj. Justo cuando me disponía a subir por ella, Alice bajó aún con los ojos medio cerrados, antes de que dijera algo le entregué la taza en las manos.
- ¿Se lo dijiste? –me preguntó y suspiré.
- Casi todo. Le pedí la prueba de paternidad y obviamente tuve que explicarle por qué…
- Pero no le dijiste del divorcio. –afirmó pareciendo más despierta.
- No. –esos documentos estaban muy bien guardados en un cajón debajo de muchas cosas, no estaba listo para recordarle eso a Bella y que se marchara.
- Tal vez no sea necesario. Quizás puedas perdonarla… con el tiempo, ir a terapia… -sonaba insegura, nada como solía ser ella y no me gustó.
- Desearía pensar que puedo hacerlo. –respondí sentándome a su lado en la barra de la cocina y mirando el café entre mis manos. – Pero ahora sólo quiero pensar en Nessie y Anthony. Quiero que Bella regrese y ellos nos tengan aquí, reparar el daño que les hice cuando ella estuvo en el hospital.
- Tú no los dañaste, Edward. Ellos van a estar bien. –me aseguró sonriendo un poco, yo guardé silencio porque no estaba de acuerdo con su opinión, además, quería pedirle algo.
-Alice… ella no lo tomó muy bien. Supongo que hasta donde llega su memoria, las cosas aún estaban bien entre nosotros. –le expliqué mirándola a los ojos, ella asintió. – Tú eres su mejor amiga, supongo que no va a querer discutir esto contigo… pero si llega a hacerlo, si te dice algo, lo que sea… necesito que sólo seas su amiga.
- No te entiendo. –me respondió de inmediato, aunque ambos sabíamos que era mentira.
- Si te pide ayuda para buscar a su amante, ayúdala. Si recuerda algo, escúchala. Haz lo que sea necesario para estar a su lado y no sientas como si me estuvieras traicionando. No me cuentes nada y no te sientas mal al respecto. Sólo sé su amiga, por favor.
- ¿Por qué? –murmuró con los ojos llenos de lágrimas.
Yo sabía que le pedía mucho porque ella nos amaba a ambos y yo la estaba arrojando a la línea de fuego, pero al final sabía que Bella necesitaba a alguien de su lado y prefería que fuera mi hermana y no Jacob Black. Era egoísta, pero no pude evitarlo.
- Ella te necesita. –le contesté al fin. – Y además, así puedes estar segura de que no me estás traicionando, yo te lo estoy pidiendo.
- La amas demasiado. –me dijo y se bajó de la silla de un brinco para abrazarme.
Yo le correspondí el gesto y puse mi frente en su cabello encontrando consuelo en ese gesto dulce y silencioso. Alice y yo siempre tuvimos un vínculo especial… uno que hace meses tuve miedo de haber dañado y por eso mentí… pero este no era momento para pensar en todo eso, tenía cosas más importantes que resolver ahora. Ya me preocuparía de mi relación con Alice y el resto de la familia después.
Fin Edward POV
Continuará...
Holi! Muchas gracias a tod s por todo el apoyo. Ya llegamos a la mitad de la historia y de verdad amo leer sus opiniones y teorías. Si tienen un minuto, nos vemos en los comentarios. Y nos leemos el próximo sábado.
