Capítulo 14: Un loco psicópata quiere ingresar a un colegio, dos veces.

La salida de Hogsmeade no fue tan mala, fue bueno estirar sus pies, ver algunas tiendas, comprar un poco de juguetes para que su estúpido hurón dejara de morderlo en la nariz. Mientras caminaban, Lavender señala al chico llamado Goldstein y aunque Draco piensa en ir a hablarle, solamente lo deja para otro momento. Theo lo hace caer en la nieve en algún momento del camino, pero lo deja pasar, de todas las venganzas que puede tomar, caerse delante de un grupo de Gryffindor (los gemelos Weasley se ríen de él) puede ser una ofensa bastante inocente.

Theo no pregunta por Percy.

Draco no quiere hablar con él de Percy.

Se siente mal tener ambos mundos tan separados, pero siempre que quiera actuar un poco modo Fangirl, puede ir con Lavender quien ya parece acostumbrada a sus charlas continuas de su mejor amigo; meramente platónicas.

La comida esa noche es deliciosa.

Tenían algo con hacer que los 31 de octubre siempre fuera un gran banquete, Draco se metió suficientes manzanas dulces a la boca, para hacer que Pansy lo empujara apuntándolo que se parecía a Gregory; fue un insulto duro. Se despidió de Lavender quien caminaba curiosamente al lado de Neville Longbottom, cuando vio a su amiga, esta solamente le guiñó un ojo antes de caminar con el niño que lo ignoró en todo momento. Draco prefirió seguir su camino hablando con Blaise sobre un tema de venenos que estaban hablando todo el banquete.

Luego, cuando llegaron a su sala común, Severus apareció.

Luciendo miserable.

10 minutos después estaban de regreso en el gran comedor, porque aparentemente alguien intentó colarse al castillo (Sirius Black probablemente) y por eso ahora todos tienen que dormir juntos, Draco duda que sea la mejor solución, pero lo realmente indignante es cuando le dan sacos para dormir; no porque no pueda dormir en el suelo, sino por el color.

¿Rojo?

Qué son ellos… ¿Gryffindors?

Draco gruñe mientras prepara el saco de dormir con velocidad alarmante, estaba acostumbrado a dormir en el suelo cuando estaba en el campamento mestizo, ya que la cabaña de Hermes no suele tener tantas camas; aunque ahora tiene una fija para él. Toma asiento tranquilamente sobre su cama improvisada, mientras recibe miradas curiosas de sus compañeros de casa, especialmente de Pansy.

—No te has quejado ni una vez.

—¿Por qué debería quejarme?

—Eres una reina del drama que va a dormir en el suelo.

—Cállate Pansy.

Su amiga le arroja una almohada en la cara, que Draco esquiva y le saca el dedo del medio, lo que hace que ella chille indignada antes de intentar ahorcarlo. Vincent se arroja sobre el saco de dormir también luciendo tranquilo, Gregory come una galleta mientras Theo solo lo ignora para acostarse tranquilamente; parece molesto de no poder leer el libro que compró en Hogsmeade. Blaise, por otro lado, toma asiento en el saco de dormir al lado de Draco, dándole miradas curiosas, antes de acostarse tranquilamente sin decir mucho; Daphne se acerca a Pansy rápidamente para hablar de cosas de chicas.

Draco mira de reojo hacia el lado Gryffindor, donde Lavender está hablando con Parvati para dormir.

Bien.

Se arroja sobre el saco de dormir y probablemente es el cansancio, quien provoca que se duerma apenas su cuerpo toca este, acostumbrado a guardar cualquier energía en medio de una misión. En la mañana siguiente, cuando Blaise erróneamente intenta levantarlo, los instintos de Draco lo enviaron volando en una llave que provocó que más de un Slytherin lo viera con renovado temor.

Vaya.

Ups.

Percy como el pésimo amigo que era, se quedó sin aire de la risa cuando le contó la historia.

Otra vez.

.

.

Draco espera una semana, antes de terminar cediendo a la presión de Lavender… y de Percy, su maldita amiga lo incluyó sobre sus dilemas con su hurón, así que sin más termina caminando hacia la biblioteca; porque los malditos Ravenclaw no salen de ahí nunca, tampoco Granger que Draco ha jurado anteriormente verla en dos lugares al mismo tiempo, probablemente volviéndose loco. En la biblioteca puede notar el grupo de Ravenclaw de su generación, los cuales no ha tratado tan mal… este año. Maldice antes de caminar casi de forma gruñona hacia ellos, el chico de cabellera clara es su objetivo y cuando los ojos del chico se levantan para verlo, se congela un poco incómodo.

Hay un silencio muy incómodo cuando los otros voltean a verlos.

Sí.

Draco se siente incómodo, pero agradecido que no hubiera venido Lavender, porque cuando se siente incómoda solamente habla y habla; es difícil silenciarla.

Bueno, eso no importa ahora.

—Goldstein —dice con voz tensa, el chico levanta una ceja y aunque no lo acusa como un Gryffindor normal (Lavender es su hermosa excepción), tampoco parece que esté muy feliz de verlo—, quisiera hablar contigo en privado, para una negociación —añade un poco incómodo, es casi peor que cuando tuvo que hablar con Hades.

En ese entonces no lo parecía, pero ahora lo hace.

Una de las chicas, que debe ser la hermana gemela de la amiga de Lavender le da una mirada poco agradable, Goldstein le sigue viendo con duda en su mente, probablemente analizando cualquier posibilidad. Draco levanta una ceja levemente curiosa cuando este se pone de pie dispuesto a seguirlo a otra mesa, Boot y Corner parecen intercambiar miradas curiosas cuando se sienta en una mesa un poco más lejos.

—Habla. —Frío como el hielo.

Los Ravenclaw son tan serios y aburridos.

Draco aun así piensa que son la segunda mejor casa de Hogwarts.

—Escuché que tienes un hurón. —Por la mirada de Goldstein parece ser que eso era lo último que esperaba escuchar—. Yo tengo un hurón mascota. —Maldice a Potter por eso—. Y sé que los hurones les gusta socializar, por lo cual quería poder saber tu precio para coordinar algunas tardes de juego. —Si fuera por Draco le daría a Sparky para que este lo cuidara todo el tiempo.

Solamente era una pantalla para Draco, pero bueno, Lavender decía que eso lo hizo mal padre y Percy lo amenazó de acusarlo con Grover si lastimaba al pobre hurón; que parecía salido del mismo Hades por su mal humor.

Goldstein coloca una mano en su mentón.

—Parece un buen trato para mí, no solo Thorin. —Draco tuvo que morderse el labio para preguntar si ese nombre fue colocado por el enano que salía en la historia del Hobbit, porque eso revelaría mucho más de lo que debería sobre sus conocimientos muggles—. No solo tendría un nuevo amigo, sino que pareces dispuesto a pagarme al respecto —añade con cierto interés, que Draco solamente sonríe de forma tensa.

Le gustaría la idea de amenazarlo hasta que aceptara, pero aparentemente Percy estaba en contra de eso.

Idiota.

—Soy rico. —Ante eso el Ravenclaw solamente lo mira poco impresionado—. Y un poco desesperado por ese hurón, así que podría darte algo para demostrar mi generosidad.

—Humilde.

—¿Qué dijiste?

—Nada.

Draco le da una mala mirada, pero Goldstein parece un poco pensativo como si estuviera buscando en que sacarle provecho. Solamente tendría que pedirles a sus padres un poco de ayuda, ellos siempre decían que utilizara su nombre para algo, así que iba a tomarle todo el provecho que pudiera.

Ojalá pudiera hacer eso en el campamento mestizo, aunque amaba mucho la idea de que ahí solamente era Draco.

—Un libro. —Predecible, piensa Draco antes de asentir, encontrando casi todo un poco aburrido—. Ocupo "Las Guerras de Teseo" —añade provocando que Draco sea ahora quien se ve sorprendido, levantando la mirada curiosa a Goldstein.

Interesante.

"Las Guerras de Teseo", Un documento histórico que detalla las guerras y hazañas militares de Teseo, narrando sus estrategias y batallas legendarias. Detalla las campañas militares lideradas por Teseo, incluyendo sus estrategias y tácticas en la lucha contra amenazas externas y la expansión de su reino. Explora las alianzas que Teseo formó con otras ciudades y reinos, así como las traiciones que enfrentó en el camino. Destaca cómo sus relaciones políticas influyeron en su papel como líder. Profundiza en el mito del Minotauro. Narra las expediciones y exploraciones de Teseo en regiones desconocidas, enfrentándose a criaturas mitológicas y descubriendo nuevos territorios para su reino.

Examina las intrigas políticas en Atenas durante el reinado de Teseo, incluyendo rivalidades internas, desafíos a su liderazgo y las decisiones que tomó para mantener la estabilidad. Concluye el libro destacando el legado de Teseo, cómo sus acciones moldearon la historia de Atenas y dejaron una huella duradera en la mitología griega.

Un libro extremadamente raro, lo había leído con su madre y ahora que sabe porqué, piensa que debe haber estado en la familia Black por generaciones.

¿Cómo sabe Goldstein de este?

—Lo tengo en la mansión. —Los ojos del niño brillan emocionados—. Tristemente, no creo poder entregártelo, pero podría prestarlo para su estudio, siempre y cuando lo regreses en perfectas condiciones; confió en los Ravenclaw para cuidar un libro tan antiguo. —El niño asiente demasiado animado dejando de lado el papel de Ravenclaw frío ante un niño emocionado por un libro—. Te despellejaré con vida si este obtiene una sola hoja arrugada. —Y puede hacerlo.

Por un momento el niño parece dudoso, antes de asentir un poco más lento esta vez.

Comprensivo y ahora consciente de las implicaciones.

—Prometo cuidarlo bien, hay varios hechizos para mantener bien los libros, así que juro por mi vida cuidarlo. —El niño no sabe sobre que jura.

La vida.

Esa es una promesa bastante dura.

Draco suspira.

—En realidad no es tan bueno, Teseo tiene sus historias, pero Atenea es… bueno, los libros de Perseo son muchos más interesantes.

—¿Te gusta la mitología griega?

Goldstein parece curioso, Draco frunce el ceño, de niño era un amante de la mitología griega y ahora simplemente es parte de su diario vivir.

Eso es bueno o malo.

No puede decidirse.

—Algo —admite sin querer decir más.

No importa.

Goldstein logra detenerlo al menos dos horas en la biblioteca, Draco solamente se va porque tiene que practicar para el quidditch, pero el niño parece interesado en hablar con alguien sobre mitología griega y tiene la sensación de que se ha metido en la trampa de un oso.

Percy se vuelve a reír cuando lo cuenta esa noche.

—Solo te ríes de mis desgracias.

—Mi bebé Draco está creciendo y tiene amigos.

—Jodete, tenemos la misma edad.

—Soy mayor que tú casi un año.

Draco le saca el dedo del medio, el cumple años en junio y por casi dos meses tienen la misma edad, hasta el cumpleaños de Percy en agosto.

.

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El día del primer partido de Quidditch Draco se encuentra bastante tranquilo, Flint parecía querer hacer todo lo posible por no jugar ese día, intentó que utilizara su herida como excusa, pero cuando vieron su brazo perfectamente sanado y a Draco con ganas de jugar; casi lo sacan del equipo. El clima es una verdadera tortura para cualquiera, pero Draco por algún motivo se siente mucho más motivado a participar; prefiere mil veces un día de tormenta en lugar de estar en medio de un mar de monstruos. Lo único malo del día de hoy es que tendrán que jugar en contra de Harry Potter, pero no todo puede ser perfecto.

Nadie parecía de buen humor.

Probablemente porque Severus tomó el día anterior la clase de Remus, lo que hizo que Draco tuviera que participar en lugar de dormitar como siempre; su padrino les había dicho que investigaran sobre hombros lobo. No estaba seguro si todo eso era para hacerlos trabajar más, o su padrino serpiente tendría algo en mente que Draco dejaría para después del partido.

Iba a ganar.

Cuando llegó al campo era difícil poder ver a las graderías, pero estaba seguro de que desde la distancia pudo ver el pelo rubio de su padre y eso lo hizo sonreír emocionado. Tanto su equipo como el de Gryffindor parecían horrorizados por el clima, pero Draco cuando tomó su Nimbus simplemente pareció como pez dentro del agua. Percy parecía triste de que no pudiera ver el partido, dudaba que entendiera el quidditch, pero este había escuchado durante horas la noche anterior que hablaba del tema, había parecido más que todo emocionado por él.

Draco se eleva en el cielo con una leve risa infantil ahogada por la lluvia, tiene un hechizo contra el agua en sus gafas, mientras sus compañeros de equipo y los leones parecen en medio de una carnicería. Se topa con Potter en dos ocasiones, pero la Snitch parece esconderse de ambos. Deja que el aire choque contra su rostro sin sentirse incómodo porque su ropa esté totalmente empapada a estas alturas.

Su visión debería dejar ver fácilmente la Snitch.

No lo hace.

Hija de puta escurridiza.

Un silbato lo hace salir de su concentración, cuando baja porque los Gryffindor han pedido el tiempo muerto, puede ver el rostro de Flint luciendo totalmente molesto.

—Nos llevan 50 puntos, encuentra la maldita Snitch ahora Malfoy —gruñe antes de voltearse para ladrar órdenes a los demás.

Encantador, piensa Draco con sarcasmo, levantando la vista al cielo sin entender por qué el mal clima solo parece empeorase; su ceño se frunce pensativo. Ignora como Flint señala a los golpeadores que ataquen sin piedad a los Gryffindor y muchas cosas que moralmente no serían muy adecuadas, cuando cuente la historia a Percy simplemente omitirá estos detalles.

Otra vez a las escobas.

Esta vez hubo rayos incluidos, Draco maldijo por lo bajo, pensando que tal vez Zeus estaba siendo un gran bebé o que alguien más había osado burlarse de él; los Olimpos tenían formas estúpidas de enojarse. Draco de pronto, cuando otro rayo cayó, fue cuando lo vio, un diminuto punto dorado y su cuerpo se movió instintivamente hacia este.

La Snitch.

Era suya.

Bueno, estaba lejos, pero Draco solamente aceleró sintiéndose emocionado. Gruñe cuando Potter aparece a su lado, no sabe si este había visto la Snitch, si lo estaba siguiendo, pero el idiota era molesto. Ambos aceleran y por un instante la escoba de Draco es más rápida que la de Potter y puede sentir un poco la Snitch a punto de tocar sus dedos.

Pero algo pasa.

Frío.

Todo se siente frío.

Como cuando estaban en el inframundo.

Ahhh… dementores. Draco los ignora porque, aunque la sensación levemente entumecida, es solamente un pequeño cosquilleo que estar frente al rey del inframundo, así que solamente se alegra de que Potter dejara de presionar para tomar la Snitch con una de sus manos.

Sonríe.

Es suya.

La Snitch es suya.

Se voltea listo para frotarle en la cara a Potter que fue más rápido que él, cuando todo queda congelado, puede ver en cámara lenta al chico tambalearse sobre la escoba como si no estuviera consciente; tal vez no lo está, porque se va de lado. Su cuerpo se tensa al verlo moverse lentamente de lado, está lejos, no puede levantar la mano para estabilizarlo y va a caer.

Al suelo.

Muchos metros de altura.

Su cabello desordenado le recuerda un momento a Percy, cuando caía de la mano del cíclope, su cuerpo se mueve solo.

Es ver a Percy cayendo nuevamente.

Se agazapa en la escoba y acelera en dirección a la caída, no puede llegar donde está cayendo, pero tal vez pueda interceptarlo; todo pasa en segundos. Como semidiós, Draco está acostumbrado a ejercicios de batalla, capturar la bandera, enfrentarse con los campistas, ir a todo tipo de misiones suicidas por su vínculo con Percy; su cuerpo está entrenado para reaccionar rápido.

Por eso había salvado a Neville.

Instinto.

Está cerca de tocar el suelo, cuando literalmente Draco se posiciona mejor en la escoba para saltar de forma horizontal (más adelante vería que tal vez no era la mejor idea, pero a falta de opciones y tiempo, no tenía muchas opciones), y atajar el cuerpo de Potter en el aire, antes que ambos se muevan violentamente por el impacto de esa forma y se estrellen contra el suelo. Hay un momento donde ruedan y Draco intenta proteger el cuerpo del idiota contra él, siente las piedras raspar parte de sus brazos y sus gafas salir volando por ahí.

Gime cuando se detienen.

Abraza el cuerpo de Potter contra él, molesto, mientras siente su cabeza palpitar, puede jurar que su cabeza impactó con alguna piedra en su rodaje por el suelo.

La lluvia sigue cayendo sobre ellos.

Joder.

Estúpido Zeus.

—¡Harry! —El primero en llegar es Oliver Wood, el capitán de Gryffindor y luego los gemelos, todos parecen confundidos, preocupados y rápidamente el niño es quitado sobre él.

Genial.

Porque esta aventura le sacó el aire.

Cuando su propio equipo llega, la mayoría dándole miradas incrédulas, porque salvar a alguien a costa de casi tu propia vida no es algo muy Slytherin; Draco los silencia levantando su mano izquierda aún con la Snitch en su mano.

¿Qué puede decir?

Tiene prioridades.

Hay un caos entre las gradas, la lluvia, Oliver hablando con Madam Hooch y Flint gritando que ganaron limpiamente porque él tenía la Snitch.

Miles Bletchley el guardián de su equipo, fue quien le ofrece una mano, que Draco acepta para ponerse de pie, su pie arde y supone que podría tener un esguince por la forma en que duele al colocarlo sobre el suelo.

Intenta dar un paso al frente, solo para que su pierna ceda y termine de frente contra un charco de lodo.

Humillante.

.

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Todos son enviados a la enfermería, dejando atrás un poco el caos de los espectadores y que Slytherin fuera declarado ganador, Draco se sienta tranquilo en la camilla; explica que no es importante revisarlo a él, cuando fue ciertamente alguien que solamente se raspó a diferencia de cierto idiota que se desvaneció. Flint no estaba de acuerdo y señaló la sangre de sus brazos, su pierna, su cabeza sangrante, entre otras cosas. Ignoró a los Gryffindor al otro lado, simplemente salvar a Potter fue un reflejo, no tenía ningún interés en hablar del tema y una parte de él se maldice por haberlo hecho.

Otra parte sabe que Percy lo alabará por sus acciones.

Se siente bien pensarlo.

—¡Draco! —chilla Lavender al llegar con Pansy y otros Slytherin, no solo el equipo de quidditch se reúne sobre él, también sus cercanos y amigos.

Casi puede imaginarse en el campamento mestizo, con Will, Annabeth, Percy y Grover rondándolo como siempre.

Es bueno el sentimiento.

—Salvar a un Gryffindor, has caído tan bajo —se burla Blaise.

—Parecías volar —anima Vincent un poco demasiado feliz.

—Creo que puedo traficar unos panecillos si pasas la noche —asegura Gregory con un pulgar en alto.

—Idiota —dicen Theo y Pansy de forma coordinada.

Lavender lo abraza casi sollozando al verlo herido, ella debe saber que no es lo peor que se ha visto, pero Pomfrey llega alejando a todos. No dura más de unos minutos de hechizos el que su tobillo vuelva a estar sin dolor, la sangre se seca cuando las heridas son cerradas y aunque Pomfrey parece querer dejarlo en la enfermería por su cabeza; no se siente mal.

—Vendrás mañana a primera hora, si tienes mareos o visión nublada que traiga alguien inmediatamente; parece que tienes una cabeza dura joven Malfoy —habla primero con tono de orden y lo último lo dice pensativa, como si realmente pensará que es una anomalía.

Lo que sea.

Draco se pone sobre sus pies examinando su equilibrio, ser un mestizo semidiós provoca que tenga un cuerpo más resistente que el de muggles o magos normales. Estira un poco su cuerpo, no siente ningún mareo y aunque Vincent le ofrece cargarlo, Draco solamente se ríe mientras niega.

No ve al equipo de Gryffindor cuando se marcha, no sin antes agradecerle a Pomfrey (Will le enseñó a ser amable con los médicos) quien parece complacida de sus palabras. Cuando sale del lugar puede sentir la mirada en su espalda de un grupo de Gryffindor, que nuevamente piensa que solamente están dementes.

—En serio… ¿Potter? —habla Pansy caminando con él por el pasillo como todos sus cercanos.

Va a contestar, pero al doblar el pasillo, Draco ve a sus padres caminando rápidamente seguidos de Severus. Sonríe de forma radiante, antes de que su sonrisa caiga al ver la mirada preocupada de sus padres.

—Draco Lucius Malfoy Black, ¿en qué rayos estabas pensando? —Es lo primero que dice su madre perdiendo un poco su compostura, mientras su padre al lado de ella da un paso lejos por su propio bienestar.

—Puedo explicarlo, madre.

—Ahora mismo.

Se encoge en su lugar, viendo a su padre en una muda súplica y este solamente desvía la mirada como si no lo hubiera visto.

Traición.

Luego de un regaño de su madre, su padre en realidad parece complacido de que hubieran ganado y que capturara la Snitch en este tipo de juegos con el temporal en su contra. Aunque este parece un poco decepcionado de que salvara a Potter, cuando Draco le explica que también se encuentra decepcionado de eso, tanto su padre como Severus parecen más tranquilos por la honestidad de su persona.

En lugar de ir con su equipo a la sala común, se queda en la oficina de Severus hablando con sus padres el resto de la tarde noche.

Sonriendo emocionado de verlos.

Su madre lo abraza.

Su padre lo alaba por los comentarios de sus profesores y su papel en el equipo de Slytherin.

Se siente brillante, radiante, que se olvida de Potter.

.

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Todos hablaron de eso el fin de semana, a donde quiera que fuera, todos señalaban y susurraban a su alrededor, como si no pudiera escucharlos. Algunos Slytherin se burlaron de él, llamándolo el "Salvador de El Salvador del mundo mágico", parecía más una forma de desprestigiar a Potter; no los detuvo, no los alimentó, solamente siguió caminando ignorando a todos. Nadie lo señaló gracias a esa acción, como causante de ser quien pusiera, caramelos con sabor a vómito en las comidas, polvos pica pica en su ropa y gusanos muertos en los bolsos de ciertos Gryffindor como venganza de su amiga; fue bastante más suave porque los malos tratos se habían detenido y Annabeth lo hizo sentir culpable. Bueno, tal vez con algunos en específico les lanzó un hechizo que les hizo caer su cabello, pero Pomfrey lo solucionó relativamente rápido. Lavender parecía radiante, todos en Gryffindor lo odiaran o no, hablaban que, aunque no les gustara, había sido algo muy heroico y Draco quiso vomitar ante la idea que un puñado de idiotas pensaran eso de él.

No fue un héroe.

Fueron reflejos.

—¿Qué dijo Percy? —preguntó Lavender maliciosamente el lunes antes de clases de defensa, la clase que tendrían juntos.

—Dijo que estaba orgulloso de mí —susurra Draco ligeramente sonrojado, haciendo que Lavender suelte un chillido emocionada antes de tomar asiento a su lado.

Los Gryffindor lo ignoraron, solo una que otra mirada se iba hacia él, se preguntó si ellos esperaban que pidiera algo a cambio por salvar a alguien; Draco casi se vio tentado. Ignoró todo lo que pudo a Potter, este lo había visto, pero Draco huyó de su mirada y, en cambio, notó también que Longbottom no dejaba de ver en su dirección como todo el fin de semana.

Lavender sonreía misteriosamente.

No le gusto.

Cuando Lupin llegó, luciendo miserable y anunciando que no ocupaban entregar el trabajo de hombres lobo, Draco maldice porque había pasado la noche anterior terminándolo. Lavender a su lado se ríe, al igual que Theo sonríe, porque ambos lo habían tomado con calma. Draco quiere decirles que tuvo una clase especial de hombres lobo con algunos chicos de la casa de Atenea el verano pasado, al cual Lavender y Percy no quisieron asistir.

Ve de reojo a Lupin curioso.

¿Hace cuanto fue la luna llena?

Aunque hay algunas criaturas que se diferencian un poco del mundo de los magos a otras en medio de la mitología griega, Quirón señala que los romanos, egipcios (Amos aceptó eso) y Nórdicos también tienen diferencias entre especies. No habló de todas las miles de culturas donde hay otros dioses, porque sería demasiado largo de explicarlos todos.

Si Severus no iba a dar clases.

Eso significaba que… podría dormir.

—Tu mirada es estúpida —señala Theo sacando sus notas, Draco lo ignora y solamente se acomoda mejor en su asiento y saca su nueva habilidad.

La capacidad de dormir en cualquier lado.

Espera no roncar.

Durante unos momentos, dentro de su sueño, es como si pudiera ver el hilo azul de su pecho y cuando levanta la mirada (en una especie de Deja vu), puede ver a Percy luciendo igualmente sorprendido. Es raro verlo con Pijama, pero tampoco tan anormal, el niño abre la boca como si quisiera decir algo, pero no hay nada en su voz.

¿Está diciendo su nombre?

—Draco. —Esa voz no es de Percy, suena femenina—. Draco despierta. —Es cuando Percy hace un puchero, que Draco es arrancado de su sueño.

Se levanta viendo sorprendido a Lavender, puede que fuera un instante, pero la clase ya terminó y Draco se levanta con un bostezo cansado. Camina ignorando como Potter debe quedarse o la mirada de Lupin, sigue su camino con Lavender criticándolo por babear.

Fue un sueño raro.

.

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Ravenclaw le ganó a Hufflepuff.

—No entiendo eso, ¿qué es una snitch? —dice Percy ladeando la cabeza, Draco solamente gruñe mientras utiliza una especie de figuritas de pequeño tamaño.

—Guarda silencio, estoy intentando replicar el partido para ti.

—¿Por qué vuelan?

—Somos magos, idiota.

—No entiendo la snitch, muchos puntos, tu trabajo es casi no hacer nada.

—Blasfemia.

Percy sigue luciendo claramente confundido, en este momento desearía poder que Annabeth supiera también su secreto, porque ella sería una mejor oyente que Percy.

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Draco recibe una carta de su madre, anunciando que se irá un poco más temprano del colegio que sus amigos (ya hablaron con Severus y Dumbledore), así que esta última visita a Hogsmeade antes de Navidad, será la última, ya que esa misma noche saldrá del colegio; al parecer su madre parece más interesada en enviarlo a USA una semana antes, para que pase las celebraciones con ellos. Tiene curiosidad de qué rayos pudo haberle dicho a Severus, pero si es una petición formal de sus padres, parece que el viejo Dumbledore tuvo que aceptarlo.

Lavender estaba haciendo pucheros por no poder ir con él.

Las vacaciones de Navidad y año nuevo las pasaría con su familia.

—Goldstein cuidará de Sparky todas las vacaciones, parece ser que el libro era bastante especial —comenta de camino hacia Hogsmeade con Lavender a su lado.

Theo se había apresurado a viajar con Blaise, Gregory y Vincent por una nueva promoción de dulces; su amigo puede ser muy silencioso cuando quiere, pero tiene un diente dulce. Lavender, por otro lado, quiere hacer compras de Navidad y por eso va con Draco a ver tiendas cada que pasan por una; aunque la nieve parece bastante espesa.

—Haciéndote amigos de Ravenclaw, insólito y escandaloso —habla Lavender con una mano sobre su boca de forma divertida.

Draco le da una mirada divertida, antes de detenerse y levantar la mirada.

No hay nada detrás de ellos, pero por un momento pudo sentir como si algo estuviera ahí, sus ojos se entrecierran seguro de que ha escuchado la respiración de alguien cerca. Lavender un poco más ajena a esto, debido a que no ha entrado a tantos combates de vida o muerte, señala rápidamente hacia la derecha y cuando Draco deja de ver a su espalda.

Seguro que hay alguien por ahí.

Su mente deja de pensar al ver a Longbottom.

—¿Longbottom? —Ahora esto parece bastante, poco común, mira de reojo esperando otra manada de Gryffindor entremetidos, pero no ve a nadie más.

Lavender lo empuja emocionada para que se acerque y Draco debió haber anotado eso como la primera señal de alerta de que puede que hubiera algo más "coordinado" en esta pequeña interacción no tan inofensiva. Ignora la sensación de estar siendo observados por alguien más, hasta donde sabe, sus sentidos podrían estar alertas por Longbottom.

Se cruza de brazos sin tener nada que decir, el niño parece pálido y un poco menos regordete que en primer año, pero sigue luciendo patético.

—Y-yo… —tartamudeó, pésima primera impresión—, quiero decir gracias —dice un poco más abruptamente, antes de volverse lentamente rojo.

Draco pestañea un poco confundido, ve de reojo a Lavender.

—¿Gracias? —pregunta por bajo, a lo cual la niña rueda los ojos.

—Por salvarme del hipogrifo, gracias. —Ahora hace una reverencia demasiado marcada, Draco solamente pestañea antes de levantar la mirada.

Recuerdos de los malditos pajarracos vienen a su mente, había olvidado el incidente de la primera semana y no lo habría recordado; su cuerpo tiene varias cicatrices para pensar en las de su brazo. Así que le toma un poco más de tiempo el meditar sobre el asunto, antes de notar la mirada persistente de Lavender y Longbottom sobre él, como si esperaran que dijera algo.

Lo odia.

Odiaba cuando alguien le agradecía.

Usualmente era Percy, y la relación de ambos sería con Percy agradeciendo algo, Draco molestándolo diciendo que era demasiado genial y obligando a que le agradeciera más, antes de que este se cansara y se lanzara para iniciar una pelea con él.

Obviamente no puede hacer eso.

—No quería salvarte. —Está seguro que escuchó un jadeo a su espalda, pero al voltear no ve a nadie, regresa su mirada a Longbottom quien parece expectativo—. Fue un reflejo, así que no hay nada que agradecer, no me debes nada Longbottom —añade porque sabe que todo eso de las deudas de vida son bastante duras en el mundo mágico.

Podría incluso tenerlo como sirviente si quisiera y jugara sus cartas.

No tiene interés en eso.

Se rasca la oreja aburrido.

—También salvaste a Harry —comenta el niño Gryffindor casi de forma pensativa, no como si hubiera hecho algo mal, solo señalando un hecho.

Draco arruga el labio.

—Un reflejo también.

Ahora Longbottom parece pensativo, pero Draco se siente más incómodo y está seguro que ya puede darse la vuelta e irse.

—Igualmente, muchas gracias. —Parece más sincero ahora, menos estresado y Draco mueve su mano quitándole importancia—. También por salvar a Harry, por no aprovecharte de eso… yo… —El niño duda, lo ve en todo su rostro—, veo que Lavender tenía razón, has cambiado mucho, para bien. —Luego de decir eso apresuradamente, el niño hace una inclinación más antes de salir corriendo rápidamente.

Muy rápido, mucho para su cuerpo algo regordete, Draco lo ve por donde se fue con el rostro pensativo; voltea a ver a Lavender enojado.

—Tú hiciste eso —la acusa. La sonrisa de la niña es suficiente para inculparla.

—Algo así, hace tiempo que quería agradecerte, aunque parecía más obligado al inicio, esta vez sí se notaba sincero. —Su rostro se suaviza—. Me alegra que otros puedan ver que has cambiado, sigues siendo un idiota, pero un idiota amable.

Suelta un bufido antes de empezar a caminar, pasan por un callejón donde parece haber un perro enorme y desastroso, Lavender parece horrorizada cuando Draco deja parte del emparedado que habían comprado en las 3 escobas; se encoge de hombros antes de decir que es algo que haría Grover.

El perro solo les ladra antes de devorar la comida.

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Severus lo lleva a la Red Flu, este no parece impresionado cuando Draco muestra el regalo de Navidad de este anticipadamente, que es un gorro navideño verde; Draco está casi seguro de que terminará en medio de la chimenea, apenas se marche. Volver a la mansión Malfoy es agradable, se puede estirar, puede hablar con su madre que lo abraza con tal cariño que lo hace derretirse. Su padre decide que pasará dos días antes de que se marche a Estados Unidos. Hay una especie de mensaje Iris de Percy que dice que están esperándolo para una a misión importante; Lucius los ignora.

Pasa gran parte del día con su padre en la biblioteca, este afilándolo en cualquier cosa que hubiera olvidado para ser heredero.

Genealogías.

Negocios familiares.

Un poco de contabilidad y una advertencia sobre mantener bien sus relaciones sociales con futuros socios políticos. Draco comenta que aparte de Lavender nadie más es su amigo y cuando su padre pregunta, Draco admite que la niña es una semidiosa también y que eso los une.

—No dejes que eso guíe toda tu vida, tu sangre es importante, pero eres un Malfoy. —No es un regaño, es un recordatorio y por la forma en que este palmea su hombro, es más que todo una muestra de afecto.

—Por supuesto que eres mi padre —bufa casi con cariño, su padre no lo reprende por bajar el decoro, siempre y cuando se comporte en las próximas fiestas.

Lucius sonríe.

Narcisa, por otro lado, lo obliga a tocar un poco el violín antes de irse, Sally Jackson lo va a estar esperando cerca de donde es el ministerio de magia (no es que ella sepa, por Sally piensa que vendrá en avión y ya está en camino). Su padre también lo escucha al mismo tiempo que su madre, toca una canción que desafina al menos dos veces y sabe que tendrá que practicar más.

Sus padres le permiten llevar el violín.

—Has crecido mucho —susurra su madre camino al ministerio de Londres para que use el traslador que ya tenía preparado gracias a su padre.

Draco voltea a verlos con una sonrisa divertida.

—¿Me veo atractivo? —pregunta moviendo sus cejas, a lo cual su madre sonríe.

—Tal vez, aunque eres muy joven para tener una pareja, aunque podríamos pensar en futuros pretendientes para contratos matrimoniales —habla su madre mientras su padre llega, Draco hace un encogimiento de hombros restándole importancia.

Cuando toma el traslador y se despide de sus padres con una gran sonrisa, que ambos imitan con unas más ligeras, es cuando nota que su madre habló de forma que fuera un pretendiente masculino no uno femenino.

Entrecierra los ojos confundido.

Tal vez fueron imaginaciones suyas.

Cuando sale a la calle, es atacado por una masa potente que casi lo lanza al suelo.

—Draco —chilla Percy Jackson a su oído y Draco se ríe encantado mientras le regresa el abrazo, Sally rápidamente se une para abrazarlos.

Ama a sus padres, son su familia y es algo que siempre guardará en su corazón.

Pero una parte de Draco piensa cuando abraza a los Jackson, que ha regresado a su hogar, luego de muchos meses.

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Draco le gustaría decir que tendría un día para descansar, pero Percy lo apresura al coche y es en medio de esa locura que descubren que la misión en realidad inicia ya. Percy asegura que tienen armas letales y en realidad Draco tiene su lanza siempre como un brazalete en su brazo. Durante el recorrido donde Sally debe llevarlos, Percy parece abochornado al respecto, Draco prefiere eso a tener que tomar su propio medio de transporte. Hasta ahora, en su primer verano fue una locura buscando el rayo y luego, en medio de un barco, prefiere mil veces a la adorable Sally Jackson.

—¿Kim-sam soon sigue trabajando como pastelera para ese idiota de Jin-heon? —pregunta horrorizado sobre los eventos nuevos del dorama que había dejado pausado.

Sally suspira.

—No, ella va a abrir su nueva pastelería con su hermana.

—Eso es lo justo, ese idiota no la ama.

—Creo que son lindos juntos.

—Aburrido —dice Percy, luego de que ambos siguieran hablando sin detenerse por varios minutos. Draco empuja a Percy decidido a tomar el asiento de copiloto para hablar mejor con Sally.

Es la mejor opción cuando recogieron tanto Annabeth y Thalia durante el viaje.

Desde Nueva York a Bar Harbor, en Maine, había un trayecto de ocho horas en coche. El aguanieve caía sobre la autopista. Todos parecían nerviosos mientras Draco habla sin parar sobre las galletas que Sally le envió y sus ideas para una novela, siente la mirada inquisidora de Thalia en su nuca, pero Annabeth lo ha saludado con cariño.

Su interior brota de alegría al verlo y para sorpresa de Draco, puede ver que es premeditada.

—Eres mejor que Percy con el vínculo —dice viéndola sobre el hombro, la niña ríe mientras Percy hace un puchero de brazos cruzados.

Cuando llegaron finalmente a Westover Hall estaba oscureciendo y Sally ya les había contado las anécdotas más embarazosas del historial infantil de Percy, sin dejarse una sola. Cree que es una buena idea luego de que el idiota tenga por ahí una fotografía de Draco en ropa interior, lo peor, es que nada sexual de por medio, solo para humillarlo.

Thalia limpió los cristales empañados del coche y escudriñó el panorama con los ojos entornados.

—¡Uf! Esto promete ser divertido.

Lo duda.

Westover Hall parecía un castillo maldito: todo de piedra negra, con torres y troneras y unas puertas de madera imponentes. Se alzaba sobre un risco nevado, dominando, por un lado, un gran bosque helado y, por el otro, el océano gris y rugiente.

¿Cómo esto se transformó en su vida?

Podría estar en medio de una cena con sus padres o incluso hablando animadamente con Lavender y sus compañeros Slytherin.

Pero no.

Aquí está al borde de la muerte.

De nuevo.

Lindo.

—¿Seguro que no quieres que los espere? —preguntó Sally.

Draco iba a decir algo como: "si queremos que nos esperes", pero Percy le dio un pisotón.

—No, gracias, mamá. No sé cuánto tiempo nos va a llevar esto. Pero no te preocupes por nosotros.

—Claro que me preocupo, Percy. ¿Y cómo piensan volver?

Percy se sonrojó avergonzado y Draco lo maldijo, porque ella tenía un buen punto.

—Todo irá bien, señora Jackson —terció con una sonrisa Annabeth—. Nosotros nos encargaremos de mantenerlo a salvo.

Sally pareció calmarse un poco. Annabeth es para ella la semidiosa más sensata que ha llegado jamás a octavo curso, Draco se siente ofendido de estar metido en el mismo saco de problemas que Percy para ojos de Sally. Está convencida de que, si no los han matado, más de una vez ha sido gracias a Annabeth. Lo cual es cierto, pero eso no significa que le guste reconocerlo.

—Muy bien, queridos —dijo la madre de Percy—. ¿Tienen todo lo que necesitan?

—Sí, señora Jackson —respondió Thalia—. Y gracias por el viaje.

—¿Jerséis suficientes? ¿Mi número de móvil?

—Mamá…

—¿Néctar y ambrosía, Percy? ¿Un dracma de oro por si tienen que contactar con el campamento?

—¡Mamá, por favor! Todo va a ir bien. Vamos.

Pareció algo dolida por su respuesta, así que Draco solamente gimoteó antes de empujarlo y que Percy lo viera mal. Draco se despidió de la encantadora señora, antes de comenzar a caminar detrás de Percy, curioso. Annabeth y Thalia les siguieron. El viento atravesaba el abrigo con sus dagas heladas.

—Tu madre es estupenda, Percy —dijo Thalia en cuanto el coche se perdió de vista.

—Pse, bastante pasable —reconoció, luciendo abochornado ante su mirada de muerte, Percy sabe que ama a su madre—. ¿Qué me dices de ti? ¿Tú estás en contacto con tu madre?

Mal tema.

El rostro de Thalia se volvió oscuro.

—Eso no es asunto tuyo, Percy…

Draco empujó a Annabeth quien captó la indirecta rápido, era una chica muy lista.

—Será mejor que entremos ya —la interrumpió Annabeth—. Grover debe de estar esperándonos.

Thalia echó un vistazo al castillo y se estremeció.

—Tienes razón. Me pregunto qué habrá encontrado aquí para verse obligado a pedir socorro.

Draco alzó la vista hacia las negras torres de Westover Hall.

Mientras no fuera otro cíclope que quisiera casarse con él.

Todo bien.

¿Qué podría salir mal?

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Menos de unos minutos después, luego de que Thalia hiciera un exceso uso de la niebla para hacerlos pasar por estudiantes (Draco se quejó de que nadie les había enseñado aún a utilizarla), estaban en medio de lo que parecía un extraño baile escolar. Grover estaba con vida y sin casarse por el momento y todo habría sido estupendo, si ahora Draco no se encontrara en medio de la pista con Thalia entre sus brazos en un muy incómodo baile. Se supone que estaban aquí por dos mestizos de diez y doce años.

Bianca y Nico di Angelo.

El suelo del gimnasio estaba salpicado de globos negros y rojos, y los chicos se los lanzaban a patadas, o trataban de estrangularse unos a otros con las serpentinas que colgaban de las paredes. Las chicas se movían en corrillos, como siempre; llevaban bastante maquillaje, blusas con tirantes finos, pantalones llamativos y zapatos que más bien parecían instrumentos de tortura. De vez en cuando rodeaban a algún pobre infeliz como un banco de pirañas, soltando risitas y chillidos, y cuando por fin lo dejaban en paz, el tipo tenía cintas por todo el pelo y la cara llena de graffitis a base de pintalabios.

—No miren a los críos —había ordenado Thalia—. Tenemos de esperar una ocasión propicia para llevárnoslos. Entretanto tenemos que fingir que no tenemos ningún interés en ellos. Hay que despistarlo.

Luego sugirió el baile.

Draco sabe que no podría bailar con Percy, ni en sus fantasías se había atrevido a tanto, incluso siendo amigo sabe que no se le ve de esa forma. Igualmente, habría querido luchar por bailar con Annabeth y Grover antes de que le tocara Thalia.

Ella era.

Bueno.

Diferente.

—Parece feliz —había dicho Thalia, luego de darle una vuelta bastante fuerte, Draco era buen bailarín, pero ella tenía formas bastante molestas de bailar.

Demasiado rudo.

Mira de reojo y aunque por un momento puede pensar que Thalia habla de Percy, quien parece tener ojos brillantes al escuchar a Annabeth hablar mientras bailan, supone que se refiere más a Annabeth. Su amiga tiene ahora el cabello suelto luego de quitarse su gorra, parece casi una señorita y su sonrisa es brillante que provoca un dolor leve en su pecho.

Lo había sospechado en su anterior verano, pero era obvio que no solamente Percy estaba despertando sentimientos.

—Entonces fue adrede que me elegiste —habla Draco con curiosidad, sin un rastro de queja. Thalia lo ve a los ojos, como dos hielos mortales, sin parecer afectada o sentirse culpable—. Percy es mi mejor amigo y Annabeth es bastante amiga mía, sé que no tengo oportunidad y no pienso entrometerme. —Se pregunta qué tanto sabe Thalia sobre él, pero todos en el campamento deben sospechar sobre los sentimientos de Draco.

Menos Percy.

Percy era un idiota.

¿Por qué le gustaba?

—No pareces mentir.

—No tengo ningún motivo para mentir, ambos son importantes para mí, aunque admito que Percy es más importante porque es mi mejor amigo… —Mira de reojo al chico reír de algo que dice Annabeth—. Soy egoísta, lo admito, pero quiero verlo feliz.

Thalia solamente suspira un poco ruidosamente, antes de hacerlo girar de forma violenta, esa niña nunca obtendría una pareja de esa forma. Estaba por quejarse cuando Annabeth apareció de golpe frente a ellos, diciendo que perdió de vista a los niños, cuando voltearon no eran los únicos en desaparecer.

Percy no estaba.

Draco se golpeó la frente con su mano.

Ese idiota es capaz de perderse aun cuando solo hay que ir en línea recta.

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El subdirector era un monstruo, había admitido Grover, pero mientras corren para buscar al idiota de su amigo… y a los dos nuevos mestizos, parece ser que están en problemas. Draco siente el pánico de parte del vínculo de Percy y aunque quisiera saber dónde está, no puede encontrar alguna imagen clara en su mente; deberían haber puesto más énfasis en practicar sobre su vínculo.

Mal momento para pensarlo.

O tal vez no es un mal momento.

"Grover, Draco, ocupo ayuda".

Se detuvo abruptamente, tanto que impactó con una de las mesas que parecían tener comida de reserva para la fiesta, porque terminó empapado de un líquido que parecía gaseosa y que lo hizo sentir pegajoso. Thalia le da una mirada asquerosa, pero Grover parece haberlo comprendido.

—Percy —dice este y Draco asiente.

Un poco irritado, de hecho, se supone que hay un vínculo entre ellos. Percy siempre se queja de sus vínculos adicionales, pero el hijo de perra (por parte de su padre, Sally era una santa) llama a Grover primero.

Idiota.

Pero sabe dónde está, como si por un momento, algo se iluminara en su mente y sabe que es gracias al vínculo que comienza a correr, puede sentirlo a lo lejos y solo es por Annabeth que se detiene. Claramente, la hija de Atenea tiene un plan, coloca una mano sobre sus labios y Draco asiente.

Estúpido Percy que se mete en problemas.

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La jugada de Annabeth fue genial cuando llegaron al lugar. Con su gorra de invisibilidad puesta, embistió contra los Di Angelo y Percy al mismo tiempo, derribándonos al suelo, lo cual pilló por sorpresa al doctor Espino y lo dejó paralizado durante una fracción de segundo. Lo suficiente para que la primera descarga de proyectiles pasara zumbando por encima de sus cabezas. Thalia y Grover avanzaron entonces desde atrás: Thalia empuñaba a Égida, su escudo mágico.

—Apestas. —Es lo que dice el niño de diez años al verlo, como si estar cubierto de líquido rojizo no fuera suficiente.

Le da una mala mirada a Percy, quien se ríe, nervioso, antes de empujar a Bianca también contra Draco. La niña está confundida cuando Percy parece listo para unirse a la lucha.

Tampoco es que fuera tan necesario.

Si nunca han visto a Thalia entrando en combate, no sabes lo que es pasar miedo en serio. Para empezar, tiene una lanza enorme que se expande a partir de ese pulverizador de defensa personal que lleva siempre en el bolsillo. Pero lo que intimida de verdad es su escudo: un escudo trabajado como el que usa su padre Zeus (también llamado Égida), obsequio de Atenea. En su superficie de bronce aparece en relieve la cabeza de Medusa, la Gorgona, y aunque no llega a petrificarte como la auténtica, resulta tan espantosa que la mayoría se deja ganar por el pánico y echa a correr nada más verla.

Hasta el doctor Espino hizo una mueca y se puso a gruñir cuando la tuvo delante.

Thalia atacó con su lanza en ristre.

—¡Por Zeus!

¿En serio?

Ella parece emocionada por sorprender a su padre, como cualquier semidiós promedio.

Odia eso.

—Ella es asombrosa —arrulla Nico emocionado. Draco le da una mirada como el pobre idiota que es, antes de suspirar sin querer usar su lanza.

La prepara solo como última línea de defensa.

Draco creyó que Espino estaba perdido: Thalia le había clavado la lanza en la cabeza. Pero él soltó un rugido y la apartó de un golpe. Su mano se convirtió en una garra naranja con unas uñas enormes que soltaban chispas a cada arañazo que le daba al escudo de Thalia. De no ser por la Égida, habría acabado cortada en rodajitas. Gracias a su protección, consiguió rodar hacia atrás y caer de pie.

El estrépito del helicóptero se hacía cada vez más fuerte a sus espaldas, Draco no quería saber qué estaban pensando en hacer con ellos.

El doctor le lanzó otra descarga de proyectiles a Thalia, Draco notó algo raro. Tenía cola: una cola curtida como la de un escorpión, con una punta erizada de pinchos. La Égida desvió la andanada, pero la fuerza del impacto derribó a Thalia.

Grover se adelantó de un salto. Con sus flautas de junco en los labios, se puso a tocar una tonada frenética que un pirata habría bailado con gusto. Ante la sorpresa general, empezó a surgir hierba entre la nieve y, en unos segundos, las piernas del doctor quedaron enredadas en una maraña de hierbajos gruesos como una soga.

Espino soltó un rugido y comenzó a transformarse. Fue aumentando de tamaño hasta adoptar su verdadera forma, con un rostro todavía humano, pero el cuerpo de un enorme león. Su cola afilada disparaba espinas mortíferas en todas direcciones.

—¡Una mantícora! —exclamó Annabeth, ya visible. Se le había caído su gorra mágica de los Yankees cuando nos tiró al suelo.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Bianca Di Angelo y ahora lo ve a él, antes del anterior director humano—. ¿Y qué es esa cosa?

—Una mantícora —respondió Nico, jadeando—. ¡Tiene un poder de ataque de tres mil, y cinco tiradas de salvación!

Draco le lanzó una mirada incrédula a Percy, pero este solamente parecía igual de perdido que él.

¿Qué rayos eran esos niños?

—¡Al suelo! —gritó Annabeth viéndolo a los ojos, Draco reaccionó rápidamente derribando a los Di Angelo sobre la nieve.

Percy usó su escudo.

El de Tyson.

Todo era una locura, pensar que hace menos de una semana estaba en Hogwarts era ridículo a estas alturas, su vida era más esta locura andante al lado de Percy Jackson y sus amigos.

—¡Ríndanse! —rugió el monstruo.

—¡Nunca! —le chilló Thalia desde el otro lado, y se lanzó sobre él.

Draco no pudo ver bien qué pasaba con Nico y Bianca bajo él, el helicóptero emergió de la niebla y se situó frente al acantilado. Era un aparato militar negro y lustroso, con dispositivos laterales que parecían cohetes guiados por láser. Sin duda tenían que ser muggles quienes lo manejaban, pero ¿qué estaba haciendo allí semejante trasto? ¿Cómo era posible que unos mortales colaborasen con aquel monstruo? En todo caso, sus reflectores cegaron a Thalia en el último segundo y la mantícora aprovechó para barrerla de un coletazo. El escudo se le cayó a la nieve y la lanza voló hacia otro lado.

—¡No! —gritó Percy mientras corría en su ayuda y logró desviar una espina que le iba directa al pecho. Alzó su escudo para cubrirlos a los dos.

El doctor Espino se echó a reír.

Nico al lado de Draco, soltó una exclamación de asombro con sus ojos puestos en Percy, mientras Draco contenía rodar los ojos.

Idiota suicida.

Debería ir a ayudarlos ahora, pero al ver a Bianca temblando como un ternero recién nacido (ese documental no debió verlo nunca con Sally) y Nico con un claro rostro de admiración que dice: "me acabo de enamorar de un héroe", no tendría un cuidado sobre su propio bienestar.

—¿Se dan cuenta de que es inútil? Ríndanse, héroes de pacotilla.

Un sonido nítido y penetrante apareció de la nada: la llamada de un cuerno de caza que sonaba en el bosque. La mantícora se quedó paralizada. Por un instante nadie movió una ceja. Solo se oía el rumor de la ventisca y el fragor del helicóptero.

—¡No! —dijo Espino—. No puede…

Se interrumpió de golpe cuando pasó por el lado de Percy una ráfaga de luz. De su hombro brotó en el acto una resplandeciente flecha de plata.

Espino retrocedió tambaleante, gimiendo de dolor.

Eso era inesperadamente útil para ellos.

Draco se encontraba asombrado.

—¡Malditos! —gritó. Y soltó una lluvia de espinas hacia el bosque del que había partido la flecha.

Pero, con la misma velocidad, surgieron de allí infinidad de flechas plateadas.

Casi le dio la impresión de que aquellas flechas interceptaban las espinas al vuelo y las partían en dos, aunque probablemente sus ojos lo engañaban. Nadie —ni siquiera los chicos de Apolo del campamento— era capaz de disparar con tanta precisión.

Draco menos.

Sigue apuntando a Clarisse, incluso cuando es sin culpa.

La mantícora se arrancó la flecha del hombro con un aullido. Ahora respiraba pesadamente. Percy intentó asestarle un mandoble, pero no estaba tan herida como parecía. Esquivó la espada de Percy y le dio un coletazo a su escudo que lo lanzó rodando por la nieve.

Entonces salieron del bosque los arqueros. Eran chicas: una docena, más o menos. La más joven tendría diez años; la mayor, unos catorce, un año mayor que él piensa preocupado. Iban vestidas con parkas plateadas y vaqueros, y cada una tenía un arco en las manos.

Avanzaron hacia la mantícora con expresión resuelta.

—¡Las cazadoras! —gritó Annabeth.

Thalia murmuró asombrada:

—¡Vaya, hombre! ¡Estupendo!

Bianca también parecía sorprendida, al tiempo que Nico parecía apretar los puños emocionado como si estuviera en medio de una película.

Como si su vida no dependiera de eso.

¿Cazadoras?

¿Como las cazadoras de Artemisa?

Una de las chicas mayores se aproximó con el arco tenso. Era alta y grácil, de piel cobriza. A diferencia de las otras, llevaba una diadema en lo alto de su oscura cabellera, lo cual le daba todo el aspecto de una princesa persa.

—¿Permiso para matar, mi señora?

No supo con quién hablaba, porque ella no quitaba los ojos de la mantícora.

El monstruo soltó un gemido.

—¡No es justo! ¡Es una interferencia directa! Va contra las Leyes Antiguas.

—No es cierto —terció otra chica, esta algo más joven que Draco; tendría doce o trece años. Llevaba el pelo castaño rojizo recogido en una cola. Sus ojos, de un amarillo plateado como la luna, resultaban asombrosos. Tenía una cara tan hermosa que dejaba sin aliento, pero su expresión era seria y amenazadora—. La caza de todas las bestias salvajes entra en mis competencias. Y tú, repugnante criatura, eres una bestia salvaje.

Miró a la chica de la diadema

—Zoë, permiso concedido.

—Si no puedo llevármelos vivos —refunfuñó la mantícora—, ¡me los llevaré muertos!

Y se lanzó sobre Thalia y sobre Percy, probablemente sabiendo que estaban débiles y aturdidos.

—¡No! —chilló Annabeth, y cargó contra el monstruo.

—¡Retrocede, mestiza! —gritó la chica de la diadema—. Apártate de la línea de fuego.

Ella no hizo caso. Saltó sobre el lomo de la bestia y hundió el cuchillo entre su melena de león. La mantícora aulló y se revolvió en círculos, agitando la cola, mientras Annabeth se sujetaba como si en ello le fuese la vida, como probablemente así era.

—¡Fuego! —ordenó Zoë.

—¡No! —gritaron Percy y Draco, quien se puso de pie ignorando a los niños nuevos. Ahora con más guerreros, no iba a dejar que algo le pasara a Annabeth.

Pero las cazadoras lanzaron sus flechas. La primera le atravesó el cuello al monstruo. Otra le dio en el pecho. La mantícora dio un paso atrás y se tambaleó aullando.

—¡Esto no es el fin, cazadoras! ¡Lo pagaran caro!

Y antes de que alguien pudiese reaccionar, el monstruo —con Annabeth todavía en su lomo— saltó por el acantilado y se hundió en la oscuridad.

—¡Annabeth! —chilló Percy.

Draco intentó correr, pero esta vez fue Bianca, la niña inocente, quien se lanzó sobre él en la espalda para taclearlo cuando las balas pasaron sobre su cuerpo, donde antes había estado de pie. Sus enemigos no habían terminado aún. Se oía un tableteo procedente del helicóptero: ametralladoras.

La mayoría de las cazadoras se dispersaron rápidamente mientras la nieve se iba sembrando de pequeños orificios. Pero la chica de pelo rojizo levantó la vista con mucha calma.

—A los mortales no les está permitido presenciar mi cacería —dijo.

Abrió bruscamente la mano y el helicóptero explotó y se hizo polvo. No, polvo no: el metal negro se disolvió y se convirtió en una bandada de cuervos que se perdieron en la noche.

Las cazadoras se les acercaron.

La que se llamaba Zoë se detuvo en seco al ver a Thalia.

—¡Tú! —exclamó con repugnancia Percy.

Draco sigue viendo el lugar donde Annabeth cayó, sigue sintiendo un poco de pánico en su interior, quiere ir, pero siguen en problemas.

—Zoë Belladona. —A Thalia la voz le temblaba de rabia—. Siempre en el momento más oportuno.

Zoë examinó a los demás.

—Cinco mestizos y un sátiro, mi señora.

—Sí, ya lo veo —dijo la chica más joven, la del pelo castaño rojizo—. Unos cuantos campistas de Quirón.

—¡Annabeth! —gritó Percy—. ¡Hemos de ir a salvarla!

La chica se volvió hacia él

—Lo siento, Percy Jackson. No podemos hacer nada por ella…

Trató de incorporarse, pero un par de cazadoras lo mantenían sujeto en el suelo. Draco se sacó al fin de Bianca para correr al barranco, ignorando a las demás y sin saltar, no había nadie a la vista y cualquier conexión con Annabeth estaba en blanco.

—… y tú no estás en condiciones de lanzarte por el acantilado —sigue la charla en su espalda.

—¡Déjame ir! —exigió Percy—. ¿Quién te has creído que eres?

Zoë se adelantó como si fuese a abofetearme.

—No —la detuvo, cortante—. No es falta de respeto, Zoë. Solo está muy alterado. No comprende. —Y le miró con unos ojos más fríos y brillantes que la luna en invierno—. Yo soy Artemisa —anunció—, diosa de la caza.

Cuando habló, le lanzó una rápida mirada a Draco quien se quedó arrodillado junto al acantilado, viendo al vacío, sin sentir nada.

Sus puños se apretaron.

Soltó un grito que silenció a todos, mientras golpeaba el suelo con un puño.

Maldición.

Continuará…

Es curioso, había planeado mucho sobre la línea del tiempo, encontré algunas en internet y esta fue la que mejor lo acomodé. Cualquier pensaría que la maldición del titan pasaría hasta el verano, pero no, fue en vacaciones de navidad y ahora todo va ser un caos.

Los Di Angelo han aparecido.

Que emoción.

También me da risa lo que paso con Draco antes de irse de viaje en Hogsmeade, notando que alguien lo estaba viendo, me pregunto quién podría estar siguiéndolo sin ser percatado con alguna capa de invisibilidad.

Yo digo.

Fue muy corto, pero volvemos al universo de Percy Jackson, pero apenas termina misión, Draco deberá volver por su tercer año.

¿Volverá?

Lo descubriremos.