Prologo

La cuarta guerra ninja terminó con Naruto, en su duelo final contra Sasuke algo salió mal. Naruto no logró controlar su ataque final, terminando con un Sasuke gravemente herido, su sistema de chakra destruido y debiendo volverse un civil, muy a su pesar. Debido a esto y al hecho de que no representaba un peligro para el mundo, se le otorgo el perdón, terminando por radicarse en su vieja Konoha, iniciando una relación con Sakura que concluyó en un matrimonio.

Kakashi ascendió como Hokage y Naruto volvió a Konoha, cambiado.

Durante el duelo final algo había despertado dentro del Uzumaki, un poder oscuro, un pensamiento maligno que se había impregnado en él, cubriéndolo como si fuera una débil telaraña. Algo él había sucedido y tenía miedo de contárselo a alguien, solo Kurama sabía lo que estaba pasando con él, y callaba.

Naruto entró en el hospital, estaba sudado, cansado y tenso luego de una larga mañana de entrenamiento, podía sentir la punzada de aquella voz en su cabeza, como un suave susurro instándolo a dejarse llevar por sus deseos, eran unos pensamientos que no había tenido nunca antes. Pero que ahora, poco a poco, parecían cobrar sentido en su interior.

Aguardó hasta la hora de almorzar, sabía que en esos momentos el hospital solía vaciarse y solo habría unas pocas personas, esperaba encontrarse con Tsunade, tal vez la única persona con la que podría hablar sinceramente sobre su problema sin temor a sentirse avergonzado. Pero para su desgracia se encontró allí con Sakura. La mirada de la mujer se congeló durante un instante al verlo, luego de la guerra y la pelea entre Naruto y Sasuke la relación entre ellos se había enfriado, después de todo, el Uzumaki terminó destruyendo la red de chakra del Sasuke, volviéndolo un simple civil más, incapaz de volver a ser un ninja el resto de su vida. Poco después de eso, Sakura y él terminaron casándose. Era la primera vez en meses que se veían.

-Hola… ¿Esta la vieja Tsunade? –Preguntó Naruto, incomodo.

-No, y no estará durante semanas, está de viaje… -Sakura dejó la carpeta que tenía en sus manos y le indicó a Naruto que entrara por una puerta. –Puedo tratarte yo sin problemas, tonto. ¿Qué te sucede? ¿Te has vuelto a exceder como siempre?

Naruto notó como intentaba aparentar calma, pero notaba su tensión. Aun así, él necesitaba repuestas por lo que entró y tomó asiento en la camilla como hacía siempre, mostrando su brazo.

-Lo sigo notando lento. Más que el otro al menos… -No era del todo mentira, pero era la razón por la que estaba ahí. Sakura se acercó a él, posando ambas manos sobre el brazo y estos de inmediato tomaron un color verdoso, aplicando su magia de sanación.

Para Sakura era imposible no sentir extrañeza al tocar aquel brazo, después de todo, su esposo tenía un brazo igual. Solo que el de Naruto era funcional, lo examinó a consciencia, pero no notó nada raro.

-Aun debes acostumbrarte a él, pero con el paso del tiempo será como el tuyo propio. Tenemos muchos casos de miembros fantasmas últimamente, solo requiero algo de tiempo… -Sakura soltó su brazo y retrocedió tomando notas en su carpeta, pero Naruto no se levantó de la camilla. Parecía incómodo.

Y no era para menos, durante todo el transcurso de su examinación el rubio no pudo evitar posar su mirada sobre el escote de la rosada, con el paso del tiempo había comenzado a desarrollar un busto interesante. O tal vez siempre lo había tenido y esta era la primera vez que él posaba sus ojos en ellos. Ahora tenía una creciente erección en sus piernas.

-¿Qué pasa Naruto? ¿Hay algo más?

-Si… -Naruto se detuvo y desvió la mirada, era un tema demasiado incómodo para hablar con Sakura, y sabía que quizás se llevaría un golpe por su parte por solo mencionarlo. -¿Segura de que Tsunade no volverá pronto? ¿Y Shizune?

-Venga, tonto. Que yo soy igual de buena ninja médico que ellos. Dime lo que tienes. –Ante las palabras del rubio ella se lo tomó como una ofensa, como si creyera que no igual de buena que su mentora, todos sabían que luego de Tsunade ella era la mejor médico del mundo.

-No, no es eso. Es… es complicado de explicar. –Inspiró hondo, tratando de calmar sus propios nervios. Ordenando las ideas en su cabeza antes de volver a hablar. –Es que últimamente tengo un problemita…

-¿Un problemita? ¿Tiene que ver con tu chakra? –Sakura de repente se interesó más, acercándose a él, examinándolo con más atención. Notó su cuerpo tonificado por el entrenamiento, sus músculos firmes.

-No, no tiene que ver con mi chakra. Verás últimamente siento que me "activo" por cualquier cosas… -Sintió los ojos de Sakura clavarse en él, pero no intuyó que no lo comprendió pues no sintió el golpe estrellarse contra su rostro.

-¿A qué te refieres con "activarte"? –Y para cuando la médico dijo eso, su mirada captó de soslayo como el pantalón la entrepierna del hombre presionaba contra sus pantalones de manera violenta. Era grande. No dijo nada.

-Eso, que me activo, que me excito por cualquier cosa. Es como si una parte de mi buscara activamente cualquier motivo para empalarse. –Suspiró, cansado. Al final había tenido que usar sus palabras para explicarlo. Notó una suave sonrisa en el rostro de Sakura, descolocándolo. -¿Qué?

-Pues… es normal. Luego de todo lo que ha pasado el cuerpo necesita relajarse y disfrutar. ¿No le has pedido ayuda a Hinata con eso?

-A ver, sí. Pero no es solo con Hinata, es todo el tiempo. –Se quejó, hablar de su vida sexual con Hinata no le hacía mucha gracia, mucho menos con Sakura. –Es todo el tiempo, es como… Un hambre voraz. No puedo tener suficiente.

-¿"Un hambre voraz"? –Repitió la mujer, soltando una leve risita, un tanto sorprendida por las palabras y la sinceridad del rubio. -¿No estas siendo un poco dramático?

-No. –A pesar de la risita de Sakura, él se mantuvo serio. Hablaba cada vez más en serio.- Ya me cuesta controlarlo… ¿No puede ser un problema de mi cabeza? Recuerdo que Jiraiya-sensei en uno de sus libros tenía un personaje así. Que era incapaz de controlarse.

-Es imposible, esas cosas no suceden la vida real. Es más probable mi primera teoría, tu cuerpo lo está pidiendo. El cuerpo no es una máquina, no puedes forzarlo a salvar el mundo una vez tras otra y luego no darle a cambio. Y las relaciones suelen ser una excelente forma de recibir placer. –Comentó Sakura, inspiró hondo y desvió la mirada durante un momento, para ella misma estaba resultando ser un tópico incomodo, más aún porque las palabras no aplicaban para ella. Desde su casamiento la situación en su casa no estaba del todo bien.

-¿Así que tendré que a todos lados empalado? –Preguntó el rubio, la respuesta no le gustó demasiado. –Esa no me parece una buena solución.

-O puedes tener sexo. ¿Quieres que llame a Hinata?

-¡No! –Naruto la tomó del brazo antes de que de ella pudiera incluso levantarse de la pequeña silla en donde estaba sentada. –No quiero que esto salga de aquí.

-Ya, ya. Tranquilo, solo bromeaba. –Se apuró a decir, y pudo notar la firmeza del agarre. Se quedó sentada. –Pero tienes que solucionar ese problema… -Enfatizó la palabra "ese", desviando ahora si su mirada hacía la entrepierna del rubio. Notó como resaltaba en sus pantalones, apretándose contra el mismo, grande. Incluso sin verlo por completo sabía que era más grande que el de su esposo.

-¿Lo ves? Es un problema que no me deja estar tranquilo. No puedo salir sin temor a empalmarme. He tratado de todas las formas pero siempre vuelve a levantarse.

-Ya, deja de quejarte, Naruto. Pareces un niño. –Sakura bufó y se puso en pie. Un instinto primal se encendió en su interior, el mismo que tenía todas las noches desde hacía más de un mes, pero que nunca lograba encender del todo. Solo podía sentir el pequeño resquicio del mismo. –Venga, quítate los pantalones. Te ayudaré con eso.

-¿¡Cómo?! ¿¡Sakura pero que dices?! –El rubio no se levantó de la cama, pero aun así no pareció entender las palabras de la médica. ¿Le estaba tomando el pelo? ¿Estaba soñando?

-Vamos, Naruto. Esta no es la primera vez que tengo un paciente en las mismas condiciones, que soy una ninja médico. –Miró al Uzumaki con seriedad, como si solo estuviera siguiendo un protocolo, pero ella misma en su interior sabía que no era así. Estaba mal, Naruto siempre había sido su amigo, era el mejor amigo de su esposo, el mismo estaba en una relación con Hinata. Todo en su interior le gritaba que lo que estaba a punto de hacer era imperdonable, pero la insatisfacción podía más.

Naruto la miró de manera inquisitiva durante unos segundos, tratando de descubrir si se trataba de una broma pero no era así. Una parte de él quería levantarse e irse de allí. Sakura en el pasado había significado mucho para él, pero ya no era así, ella había elegido a Sasuke, y Naruto amaba a Hinata. Tenía que irse de allí.

En cambio, terminó por bajarse los pantalones, liberando su miembro empalmado. Sakura abrió ligeramente los labios, sorprendida por la sola visión de aquel miembro. Veintiocho centímetros de largo y un grosor que podía superar fácilmente los diez centímetros. Firme y grueso, surcado de venas. Ante la visión de aquel miembro la rosada calculo a ojo que incluso con las dos manos alrededor del miembro no sería capaz de abarcarlo por completo.

-¿Sakura…? –Inquirió el rubio. ¿Había cometido un error al sacarse la polla?

-Perdona. Te ayudaré pero ni se te ocurra dispararme en la cara o te matare. ¿Vale? –Sakura sonrió, intentando aparentar calma, incluso camarería. Era solo una ninja medico atendiendo un paciente, pero no era así. Era una mujer insatisfecha y ante sus ojos se encontraba un miembro a simple vista delicioso.

Un tanto indecisa, Sakura llevó una mano al miembro rodeándolo con su calma en la parte inferior y sus sospechas fueron ciertas, no cubría ni la mitad del miembro. Poco a poco, comenzó a subir y bajar su mano. Podía sentir las venas del miembro palpitar en su palma, incitándole a seguir. Desvió la mirada hacía un costado avergonzada de su propio accionar. Pero no se detuvo.

Por su parte Naruto apenas emitió un leve suspiro al sentir la mano de la rosada atrapar su miembro y comenzar a masturbarlo. El suave vaivén de arriba y abajo, lo estaba enloqueciendo. El mismo solía masturbarse pero no se comparaba en nada a ese momento, a ser masturbado por la mujer que una vez amo. Él no desvió la mirada pero en cambio la posó sobre su escote, de pronto sus pechos se le antojaban demasiado apetecible quería probarlos.

Sakura notó que necesitaría algo más si quería lograr que el rubio acabara pues su sola mano no alcanzaba, tomó acciones en el asunto y llevó la otra mano al resto del miembro, aún quedaba la cabeza fuera. Su agarre se tornó más firme y comenzó el sube y baja. Sus ojos en el miembro, en la cabeza rosada del mismo. Podía sentir como si tuviera vida propia y esto a su vez rascaba ese interior dentro de Sakura, esa parte insatisfecha que buscaba sentirse satisfecha. Aumentó la intensidad.

Antes de poder darse cuenta, Sakura se había vuelto a sentar en la silla, frente a Naruto y usaba sus dos manos para masajear aquel miembro, llevaba ya varios minutos con el mismo y el rubio no daba señales de estar a punto de acabar, pero estaba soltando suaves suspiros que ella captaba, encendiéndola, podía sentir como su propia intimidad comenzaba a mojarse y pedía ser llenada. Los movimientos de su mano estaban volviéndose más rápido, más apremiantes y necesitados.

Naruto ya hacía tiempo que se había rendido no solo a su decoro y sentido de la vergüenza, sino al placer. Pero en el rubio no era solo la necesidad de placer lo que había tomado lugar, esa oscuridad que antes sentía ahora estaba allí, era como si eso lo hubiera guidado hasta ese momento. Y quería más.

-Sakura, métetelo en la boca. –Incluso la propio Naruto le sorprendió la agresividad en sus palabras, la seguridad con la que lo había dicho.

-No, no Naruto… -La orden le sorprendió, pero a la vez la trajo de nuevo a la realidad. ¿Qué estaba haciendo? ¡Estaba casada! El hombre frente a él era amigo de su esposo, también era un paciente suyo debía detenerse. Y sus manos perdieron fuerza.

-Sakura. –Naruto llevó una mano a la nuca de la rosada y la tomó con fuerza, firme. –No te lo estoy preguntando.

Y antes de que Sakura pudiera reaccionar, el rubio la acercó a su miembro, ella ya tenía la boca abierta y al hombre no le costó nada introducirse en su interior de manera decidida. De inmediato sintió la húmeda calidez de su boca invadiendo su miembro, atrapándolo y su lengua comenzó a moverse, saboreando cada centímetro de su falo a medida que avanzaba. Naruto no se detuvo, siguió avanzando hasta el fondo, y Sakura sentía que le faltaba el aire, podía sentir aquel miembro por completo dentro de su boca, podía sentir su dureza, como palpitaba dentro de su boca. Nunca había tenido una así de grande en su boca, mucho menos en su interior.

Naruto aguardo durante unos segundos, dejando que la húmeda calidez de la mujer atrapara su miembro por completo y pronto comenzó a guiarla, retirándola con lentitud de su boca y luego volviendo a entrar, más deprisa. Al principio Sakura colocó ambas manos sobre las piernas del Naruto, haciendo un leve gesto de retirarse, pero en cuanto el miembro comenzó a moverse en su interior perdió las fuerzas y no solo se dejó llevar por el mismo, sino que ella misma comenzó a dejarse llevar y su lengua recorría cada centímetro del falo. Ansiosa, hambrienta. Nunca se había sentido de esa forma, nadie la había llenado de esa manera.

Naruto seguía con el agarre firme en su nuca, pero ahora era Sakura quien se movía por voluntad propia, chupando el miembro con un hambre voraz. Pasaron los minutos y ella no parecía detenerse, Naruto poco a poco sentía como estaba al borde del abismo, sabía lo que estaba a punto de pasar y por ello sujeto a Sakura de la nuca.

-Sakura… Estoy a punto… -Sakura se forzó a levantar los ojos, mirando a Naruto y este simple gesto alcanzó para que la excitación del rubio explotara, Sakura sabía lo que estaba a punto de pasar y trató de retirarse pero él no la dejó, la sostuvo impidiendo que se retirara. – ¡Ahhh!

En un punto culmine de placer, el rubio explotó dentro de su boca, disparando su semen en el interior de Sakura. Esta trató de retroceder e incluso tosió debido a la sorpresa, pero Naruto no la dejó. Al final, a ella no le quedó otra opción que tragar o de lo contrario se ahogaría. Cuando Naruto disparó la última descarga de semen en su interior, Sakura podía sentir las palpitaciones del miembro en su boca. Ahora, con lentitud, se retiró de su boca.

-Naruto…- Volvió a toser, Aun sentía el sabor de su semilla en la boca. No era desagradable. Pero lo que habían hecho no estaba bien.

-Todavía no termine contigo. –Declaró el rubio poniéndose en pie. Y si bien acaba de correrse, su miembro seguía igual de erguido que antes, incluso parecía más duro.

Sakura sabía lo que estaba a punto de ocurrir y su interior rugía. ¡Por fin! Luego de tanto tiempo podría sentirse satisfecha, podría descargar toda su calentura en un buen polvo. Pero por desgracia para ella, el destino no quiso que fuera en esos momentos.

-¿Sakura-chan, estas por ahí? ¡Te traje el almuerzo! –La voz de Shizune desde la otra habitación sorprendió a los dos ninjas que se miraron, volviendo a la realidad de lo que habían hecho.

-V-vete… -Alcanzó a decir la rosada. Naruto se vistió deprisa y lanzó una última mirada antes de desaparecer de allí usando su jutsu de rayo.

Sakura tenía muchas cosas en que pensar, pero lo primero era asegurarse de que Shizune no descubriera lo que había pasado en esos momento. Inspiró hondo, tratando de relajar su respiración y se arregló la ropa, tomó un espejito de mano y se miró el rostro, que no hubiera nada raro en él. Notó una leve gota de semen cayendo por su barbilla. Usó el pulgar de su mano libre para atraparlo y lo lamió. No estaba mal. Se obligó a sonreír y salió por la puerta.

Naruto por su parte ahora se encontraba sola, respirando agitado en el bosque de entrenamientos, un lugar que solía usar cuando necesitaba estar solo o practicar alguna técnica que podía ser peligrosa. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había dejado llevar por las emociones? Lo que había hecho no estaba para nada bien. Sakura era la mujer de su mejor amigo, él estaba a punto de comprometerse con Hinata. No podía estar pasando aquello.

No obstante, se sintió tan bien.

-¿Qué he hecho…? –Susurró para sí, comenzó a caminar lentamente hasta acercarse a un árbol y posó sus brazos en él, perdiendo la mirada en el suelo.

-Te has follado la boca de la esposa de tu mejor amigo. –El suave susurro vino de su interior, Kurama como siempre, presenció todo lo que había pasado y reía en su interior. Él mismo había gozado con la imagen. –Una mamada de la enfermerita caliente. Y yo que pensaba que eso solo pasaba en las películas.

-No estas ayudando… -Le recriminó el rubio. Y de inmediato entró en su mente, para ver cara a cara al zorro de las nueve colas. La criatura hasta parecía sonreír. –Lo arruine todo…

-¿Qué arruinaste? –Inquirió el zorro, poniendo sus ojos a la altura del rubio.

-Mi amistad con Sakura, mi relación con Hinata. ¡Todo! – Soltó un gruñido de enojo, se estaba comiendo la cabeza con todos los problemas futuros que vendrían con el solo pensar en lo que había hecho.

-Veo dos grandes mentiras en tus palabras. –Empezó Kurama. –Primero, tu amistad con Sakura ya estaba rota. ¿O me equivoco? La última vez que tú y yo hablamos de ella ¿recuerdas lo que dijiste?

-Que ya no sentía amor por ella, es verdad.

-No, aquella noche que te emborrachaste, cuando aún no habías recuperado tu brazo.

-Que ya no sentía nada por ella, ni siquiera amistad… pero estaba borracho.

-Pero no por ello estabas siendo deshonesto. Hablabas en serio, puedo sentir tu sinceridad, Naruto. Tú le diste todo. Joder, incluso le diste lo que no tenías ¿y que hace ella? Va y termina casando con aquel que intentó matarla más de una vez. Se casó con él incluso cuando ya es un puto civil incapaz de usar el chakra, en vez de contigo, el ninja más poderoso del mundo. Hasta te culpó por haberle roto su red de chakra cuan…

-Se disculpó por eso… -Trató de defenderla, pero las palabras de la rosada seguían incrustadas en su mente, jamás podría olvidarlas.

-Se disculpó para luego pedirte que protegieras al Uchiha, sabía que todo el mundo ninja pediría su cabeza por el terrorista que era, pero solo tú podías salvarlo. Y así lo hiciste, caíste en sus mentiras de nuevo, manchando tu nombre al asociarte con una persona que trató de destruir el mundo. ¿Y todo para qué? ¿Para que ella pueda vivir su final feliz? –Naruto podía sentir la furia y el enojo en las palabras del zorro, pero a diferencia de cuando aún no habían entablado amistad, en esta ocasión podía sentir como a pesar de su dureza, hablaba con sinceridad. Incluso a su manera buscaba velar por el bienestar del rubio.

-Lo hice por Sasuke, el…

-¿Es tu amigo? Desde que ha vuelto a la aldea no te has contactado ni una sola vez con él, ni el contigo. Tú mismo ya no lo llamas amigo, porque sabes que no lo es. ¿Qué clase de amigo trata de matarte ante la menor oportunidad? ¿De destruir la aldea que tú quieres proteger? ¿Qué clase de amigo se roba a tu chica semanas después de volver a la aldea gracias a tu ayuda?

Naruto sabía que no estaba errado, desde la vuelta a la aldea de Sasuke ellos no se habían reunido para hablar en ningún momento, más aun, Naruto ya no lo consideraba su amigo, había hablado en su favor debido a que Sakura se lo pidió, pero solo por eso.

-Aun así, lo que hice con Sakura estuvo mal…

-¿El qué? ¿Metérsela en la boca? Te recuerdo que puedo verlo todo, Naruto. Puede que tú se la hayas metido en la boca, pero quien comenzó todo fue ella. –Y ante eso, Kurama comenzó a reír, descolocando a Naruto quien lo miró desconcertado. –Ella quería su final de cuentos de hadas junto a un civil, pero lo que no se dio cuenta es que los civiles no tienen mucho aguante. Y una kunoichi de ese nivel no puede ser satisfecha por un simple polvo.

-¿Qué quieres decir?

-El sexo no es más que otro método que utiliza la resistencia como base, por ello tú podrías aguantar durante meses follando y ni lo notarías, tienes un aguante inmenso debido a tu entrenamiento y a tu chakra. Pero un civil no. Por más que entrene, por más que se esfuerce su cuerpo tiene un límite que no puede rebasar antes de caer desmayado. ¿Tú lo notas, verdad? Un segundo después de haber acabado en su boca estabas listo para otro round. Un civil no puede pasar hacer eso.

-¿Por eso estoy caliente todo el tiempo?

-No, eso es por otra razón que no viene al caso en estos momentos. –El zorro negó suavemente y volvió a retomar la conversación anterior. –Sakura, como toda hembra joven, tiene predisposición a estar cachonda. Usualmente entre usuarios de chakra pueden satisfacerse mutuamente, pero cuando se trata de un civil y un ninja hay dificultades, y si a eso le sumas el hecho de que Sakura es tal vez una de las mejores ninjas actuales, la situación se complica. Imagínate, frustrada, completamente insatisfecha y luego vienes tú, un ninja joven, su amigo de la infancia que siempre estuvo enamorado de ella, el ninja más poderoso del mundo actualmente, con el cuerpo musculoso todo sudado. Se sienta frente a ella y le dice que tiene problemas para quedar satisfecho, que está constantemente caliente. Joder, fue un regalo caído del cielo para esa tipo.

-Pero yo la obligue a… -Empezó a hablar, aun no estaba contento con la explicación, él nunca había hecho nada como eso.

-¿Tú crees? Yo lo vi todo, y a diferencia de ti, no me veo afectado por las emociones de la culpa. Lo que mis ojos presenciaron fue que llegaste al hospital con un problema serio, le contaste como tenías un problema para dejar de estar caliente, de cómo tenías erecciones constantes. Un ninja medico hubiera pedido revisar tu mente, hacerte pruebas psicológicas, asegurarse de que no tenías ningún tipo de virus o problema sanguíneo. En cambio, ella no lo hizo nada de eso, sino lo contrario. Tomó asiento, dejándote una posición elevada, con completa visión de su escote, te ordenó que te bajaras los pantalones y comenzó a masturbarte como si fuera un simple procedimiento médico. ¿Alguna vez has escuchado de un medico haciendo eso con un paciente? Si hasta en los bancos de semen te dan una revista para que te des placer a ti mismo.

-Eso es verdad…

-Incluso con las dos manos, como si le fuera la vida en ello. ¿Qué la tomaste del cuello y la obligaste a metérselo en la boca? Es una forma de verlo, pero ella lo quería, si hubiera querido podía simplemente morder y allí se terminaba la historia. Una simple mordida y ¡Puf! Adiós a tu polla y la calentura constante.

-Esa no es una imagen muy agradable… -Naruto se removió inquieto en su lugar ante la idea de su miembro cercenado. –Pero hice que…

-¿Se la metiera en la boca incluso cuando dijo que no? Fuiste dominante Naruto, no hay nada de malo en eso. La querías y la tomaste, es el ciclo natural de la vida. Y ella quería ser tomada, de lo contrario no hubiera pasado. Deja de tratar de auto flagelarte, no hiciste nada malo, querías algo y lo tomaste, incluso la hiciste feliz en el proceso. Porque puedo asegurarte de que esa mamada fue mucho más emocionante que cualquier polvo que haya echado con su esposo.

Naruto no estaba del todo contento con la explicación del zorro, pero era mejor que la explicación que se daba a sí mismo. Y le gustaba más, la había pasado bien, había querido follarle la boca y lo había hecho. Había querido más, pero Shizune les interrumpió. Y quizás eso había sido bueno. Pero tenía cosas más importantes en las que pensar.

-Pero le metí los cuernos a Hinata, yo la amo…

-Ah, ahora podemos avanzar a lo importante. –Dijo Kurama, su sonrisa se amplió y se acomodó mejor sobre sus patas delanteras antes de hablar. –Hinata, tu futura esposa. ¿La amas?

-¡Por supuesto que la amo!

-Entonces no hay nada más que decir. –suspiró y antes de que el rubio protestara, continuó hablando. –Reconozco que contarle el asunto sería algo demasiado escabroso, por lo que te recomiendo que por el momento te lo guardes para ti.

-¡No quiero mentirle!

-Y no tienes por qué mentirle, simplemente no le digas nada por el momento. Además ¿Qué sentido tiene? Arruinarías tu relación, la de Sakura, la de Sasuke. ¿Y todo por qué? ¿Por una simple mamada? Naruto, voy a serte completamente sincero, debes separar el amor del sexo desde este mismo momento. Los dos sabemos que tu intimidad con Hinata no es la mejor del mundo.

-No hables de mis cosas con Hinata, zorro pervertido. –Era consciente de que Kurama podía ver todo lo que hacía con su novia, y eso no le agradaba demasiado. Pero llevaba razón, él y Hinata no habían tenido muy buena intimidad.

-Pero sabes que es verdad. Un poco de agua en las noches no sirve para calmar tu sed. Carajo, ni siquiera un océano podría calmar la sed de un ninja como tú. Y tampoco debería, después de todo. Estoy seguro de que ella será tu esposa, pero no la única, tienes un clan que mantener y eres el ninja más poderoso del mundo.

-¡No! ¡Me niego! Estas diciendo exactamente lo mismo que los viejos del consejo que quieren casarme con quien sabe quién solo para poder tener más Uzumaki. –Naruto ya había tenido una charla parecida con los miembros del consejo, de la cual gracias a la ayuda de su mentor Kakashi y Tsunade, logró salir victorioso y no casarse con nadie, pero sabía que los viejos seguían presionando.

-Deja de comportarte como un niño, tratas de tapar el sol con una mano y eso es imposible. Eres el último heredero de uno de los clanes más poderosos del mundo, descendiente directo del sabio de los seis caminos, salvador del mundo entero. ¿Crees que no terminaran casándote con quienes ellos quieran?

-No los dejare.

-Está bien, asumamos que lo haces, que te casas solo con Hinata y tienen unas hijas muy bonitas juntas. ¿Qué pasara después? ¿Crees que no intentaran casar a tus hijas con algún depravado de dinero o poder? ¿Crees que no las usaran a ellas como vacas paridoras?

-Si intentan dañar a mis hijas los matare. –Rugió el rubio, plantándose por primera vez ante el zorro, este notó la firmeza en su voz. Y la claridad en sus palabras. Le agradó.

-Y por ellos, ellos esperaran hasta que mueras. ¿Y luego qué? ¿Qué pasara cuando no estés tú? ¿Cuándo tus hijas no tengan tu poder, tu habilidad para el combate, cuando ellas no tengan mi poder? ¿Crees que ellas solas podrán imponerse ante toda una aldea? ¡¿Ante todo el mundo?! No, no podrán. Y tú estarías condenándolas a esa vida de sufrimiento. ¿Y todo por qué? ¿Por qué no aceptas eso para ti? Tu estas en una posición increíble, podrás elegir con quien casarte, con quien procrear y cuando tus hijos nazcan, lo harán bajo tu protección, las de tu clan. Pero si decides solo tener una esposa, podrás tener que ¿tres, cuatro hijos, tal vez cinco a lo mucho? Un clan de cinco personas no es nada. En cambio, si aceptas múltiples esposas, no es solo los hijos que estas podrán darte, sino que estarías firmando una alianza con esos clanes. Y así, cuando alguien ataque a su familia, ellos deberán responder en tu ayuda. Incluso cuando ya no estés ahí para protegerlo.

-Guau, Kurama. Qué manera de venderme la idea de tener tantas esposas, como si realmente te preocuparas por mí y no solo quisieras verme follar con toda mujer que se atraviese en mi camino. –Naruto rodó los ojos, muy a su pesar estaba comprando el discurso de la criatura.

-Si bien la idea de verte follar a otras mujeres no me desagrada, estoy harto de ver cómo eres la puta del mundo entero. Siempre recibiendo, siempre humillado, pisoteado. Incluso cuando te volviste el ninja más poderoso del mundo volviste a humillarte ante el mundo entero por unas palabras bonitas que te dijo Sakura.

-¡Eso no es así! Salve el mundo porque merecía ser salvado.

-Te sacrificaste mil veces por el mundo. Pero ¿el mundo se sacrificaría por ti? Luego de terminar la guerra, te juntaste con Hinata, todo el mundo lo sabía ¿y que hicieron? Enviarte cartas con proposiciones matrimoniales, presionándote para que te casaras con esta o con ella. Ni siquiera fueron capaces de dejarte disfrutar tu vida en paz. Y ten por seguro de que no lo harán con tus hijos e hijas. –Kurama bufó en su dirección y se irguió. –Has dado demasiado, pero es hora de que tomes lo que desees, aquello que quieres. Hoy, has probado de primera mano el placer de tomar aquello que querías. ¿Se sintió bien, verdad?

-Si…

-No tienes por qué destruir el mundo, pero no dejes que el mundo te destruya a ti. Hinata terminara aceptando el ser una de tus esposa, incluso compartirte con ellas, solo debes dejar que las cosas se desarrollen a su ritmo. Y no ser un maldito imbécil.

-No soy un imbécil.

-Lo eres, pero por suerte para ti, estoy aquí para ayudarte. –Kurama rió nuevamente y cortó la conexión.

Naruto alzó la mirada y sus ojos se posaron sobre la corteza del árbol, sin darse cuenta estaba anocheciendo y era hora de volver a casa.

La mansión Uchiha siempre había sido fría y carente de amor, incluso antes de la masacre que hubo lugar en ella. Pero ahora Sakura buscaba darle algo de vida, poner color en ella, tratar de formar una familia junto con Sasuke, ella lo amaba, por fin luego de tanto tiempo eran felices juntos, creía que todo podría ser mejor ahora. Pero se equivocaba.

-¡Si…Si…Si sigue estoy a punto… -Sakura, completamente desnuda y con una pierna a cada lado de Sasuke, lo cabalgaba como si no hubiera un mañana. Ambas manos posadas en el pecho del moreno para ayudarse a moverse mejor, podía sentir como estaba tan cerca, solo un poco más y podría acabar. Luego de su encuentro con Naruto en el hospital había quedado caliente y necesitaba por fin llegar el clímax, olvidarse de todo por un momento, de disfrutar. Estaba tan cerca…

-¡AAhhhh!- Y antes de que pudiera darse cuenta, todo termino. Sasuke llegó a su clímax primero, acabando en su interior. De inmediato sintió como su miembro perdía dureza, volviéndose flácido en su interior, y ella había perdido la oportunidad de ese punto máximo de placer. –Lo siento, amor. Yo…

-No pasa nada… -La respiración de Sakura comenzó a normalizarse y terminó por desplomarse sobre el pecho de su esposo. –No pasa nada, te amo…

"Con Naruto hubiera acabado…" pensó la rosada. Y de inmediato se sintió culpable. Cerró los ojos y cayó dormida.