Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.
Esta historia es de mi inspiración sin fines de lucro.
De boca en boca
Era semana Santa, en la propiedad de los Andrew todos se extrañaban porqué el jefe de la familia no bajaba a almorzar, sería el último almuerzo en el cual estaría presente antes que todos partieran a sus vacaciones. El encargado de avisarle que estaba dispuesto aquel banquete fue George, tocó la puerta, un poco temeroso pues el día anterior estuvo de mal humor todo el día, él siempre era amable con sus empleados, recordó que en la junta les dijo "bola de inútiles". Al terminar aquella horrorosa reunión, algunos lloraron en sus oficinas, se sintieron deprimidos por no satisfacer las expectativas de su jefe con respecto a las utilidades del mes.
― ¿Y ahora qué diablos quieren? Les di instrucciones que me dejaran en paz.
―Siento molestarte William, pero solo faltas tú, estamos esperando para que nos des la bendición antes que nos vayamos a nuestros destinos.
―No tengo hambre. Que se las de la tía abuela, yo estoy con un dolor de muela que ni yo mismo me soporto.
― Ah ¿Es eso lo que tienes?
Albert le abrió la puerta a su fiel amigo ―Sí, todo el día de ayer me estuve aguantando, me recetaron una pastilla para el dolor, pero no me hizo efecto, al parecer esos pastelillos que hornea la tía Elroy ya me cobraron la factura, me salió caries en una muela, tanta jalea y mermelada hasta gané tres kilos, debes checarte, quizá estás en las mismas condiciones que yo, hemos sido sus víctimas, nadie más los ha comido.
―Te sacaré cita con el dentista.
―Ese desgraciado dentista se fue de vacaciones, perdona por expresarme así, pero casi nunca lo necesito y ahora que sí, se larga. Dejó a su hija a cargo del consultorio. Creo que dejaré que me apliquen una intravenosa para que se calme el dolor ―comentó Albert con manifiesto dolor en el rostro.
―De seguro que encontraremos otro.
―Mi secretaria se encargó de eso, en toda la zona VIP de Chicago no hay, salvo la hija de mi dentista, pero al parecer es inexperta, acaba de egresar de la facultad.
Después de una hora de disertaciones sobre si era conveniente de ir con aquella dentista inexperta y con dos pastillas de diclofenaco ,Albert accedió a darles la bendición, no probó bocado aunque todo fue marisco.
Al terminar el almuerzo de despedida se fueron al consultorio. Albert se sabía el camino a la perfección, el dentista era el mejor, ¿Cómo se le ocurría irse de vacaciones dejando a una niña a cargo? ¿acaso no le importaba perder el prestigio que ganó a través de los años? Si la muchacha aplicaba mal un medicamento podría traer consecuencias terribles, cavilaba Albert en sus pensamientos. Sin duda Albert era valiente, practicaba deportes extremos, le encantaba llenarse de adrenalina, pero ir al dentista era su fobia.
La sala de espera era lujosa, no había ni un solo paciente esperando turno, solo estaba la recepcionista, una chica llenita (choby) con gafas haciendo bombas con su goma de mascar. Era la amiga de la dentista que le estaba haciendo el favor.
―La doctora se desocupará en unos minutos, tomen asiento, ahorita está haciendo una extracción toda la mañana ha estado en lo mismo, pero me dijo que le faltaba poco.
Albert y George se miraron, en sus rostros se reflejaba el miedo.
―Ya va a salir, ya está saliendo, si aplico toda mi fuerza…
Albert y George escucharon esas palabras, de pronto alguien salió corriendo del consultorio.
― ¡Vaya por fin! ahora le aviso a la doctora que la están esperando ―dijo Paty, el chicle era visible mientras hablaba.
―Todavía me puedo escapar ―comentó Albert.
― ¿Qué tal si se le intensifica el dolor? Y luego esta chica no abra el consultorio, es ahora o nunca ―lo convenció George, aunque temía lo peor.
Candy salió para recibir a su cliente tenía su cubrebocas puesto. Albert notó que en su filipina tenia unas gotas rojas, se imaginó que era sangre de su paciente anterior.
Fue como si Candy le leyera la mente, porque comentó―: Disculpe mi aspecto, mi papá me advirtió que debía traer más de cinco uniformes por si los manchaba, solo traje cuatro, pase vamos a darle de una vez matarile rile ro (I'm going to finish you).
― ¡¿perdón?! ―preguntó Albert.
George se apretó los labios para no reírse, sabía de la única fobia que tenía su pupilo.
Hola, chicas este es un microfic solo son dos capítulos. Depende de los comentarios subo el otro en seguida, ya lo tengo listo. Nada de dramas. Este lo hablamos Mayra exitosa y yo desde hace uuuh… desde cuando tenía el pendiente de subirlo. Estoy aprovechando ahorita que tengo vacaciones. Por cierto ¿Cuál fic quieren que actualice? ¿O subimos otro fic nuevo?
