El último baile capitulo 6

—¡¿Pero que dices?!

Akane preguntaba ya un poco asustada. Mientras Ranma solto una carcajada.

—¡Deberías de ver tu cara Akane!. —¡No le veo lo gracioso Ranma! —grito ella con una vena en la frente, Una gota de sudor resbalaba por la cabeza de Ranma mientras intentaba calmarla "Extrañaba verla molesta" —penso—. Ven —La tomo de la mano

La pareja corría bajo la lluvia, buscando un refugio. A lo lejos saludaba un árbol enorme en dónde por fortuna su follaje hacia un perfecto techo.

Resguardos del agua debajo de aquel árbol de cerezos, Ranma rápidamente tomo asiento en el césped. Akane de pie se quedó por un minuto admirando al chico de ojos azules, con los brazos cruzados se dirigía hacia el lentamente dejando unos centímetros de separación —y ¿Yo? ¿Dónde me voy a sentar Saotome?

Con la vista hacia arriba Ranma hizo un espacio entre sus piernas, la tomo de la cintura y con suma delicadeza la sentó en medio. —Aquí ¿te parece?. La peliazul lo miraba con un tenue carmesí en las mejillas, el chico la tomo de la barbilla delicadamente, fue acercando su rostro y de un momento le dio un beso que la chica correspondió gustosa.

—¿Lista? —le decía Ranma mientras rodeaba la cintura de Akane con sus brazos y así tenerla aún más cerca de el.

—Cuando tu te fuiste, corte toda relación con TODOS. No quería saber de nadie. Así que me decidí a irme a buscar una cura para la maldición. Fueron meses de viaje, trabajaba en pequeños pueblos, y volvía al camino, no te lo voy a negar. Tuve la mejor de las experiencias y vistas del mundo.

Hasta que llegue a Tianmen , ahí me encontré con monjes. Tenía la esperanza de que ellos me ayudarán a encontrar una cura y gracias a los Dioses así fue. Ellos me presentaron con el Monje Maestro. Le platique de los estanques en jusenkyo y de mi transformación.

Por un momento tenía miedo de que no pudiera ayudarme, pero fue todo lo contrario. El me advirtió que sería un entrenamiento duro, todo estaría en el poder de mi mente y de mi aura.

El me explico que al ser una maldición por obvias razones alguien tuvo que hacerla y en este caso era encarar directamente al espíritu de la pelirroja ahogada, tenía que concentrarme y acumular todo el poder espiritual de mi cuerpo para que esa alma pudiera ser libre, me dijo que tenía que empezar en "La puerta del cielo" ella me daría la respuesta a mis plegarias y ruegos. Fueron muchos meses de entrenamiento mental, no comía ni bebía agua, día y noche meditaba.

Hasta que un día, en el centro de aquella avertura rocosa, ella se apareció ante mi, no te lo voy a negar, fue algo impresionante. Realmente era muy linda. Tenía un cabello pelirrojo intenso y grandes ojos negros. Vestía un kimono bastante antiguo.

—Yo quedé helado al mirarla pero ella me sonrió…

Flashback

—¡Hola! —La pelirroja sonreia.

—…H-oo-l-a —¿Tu eres Ranma? ¿Cierto?

—Ella se acercó al chico

—… S-s-i…—.

—Dime Ranma, ¿Qué deseas? ¿Para que me invocaste?. — La pelirroja se ponía en cuclillas

Ranma frunció el seño, se levantó de golpe y con voz enérgica le ordenó al espíritu

—¡Quiero que me quites está maldición de convertirme en mujer! ¡He tenido muchos problemas por ello!. La pelirroja lo miro extrañada pero un gran sonrisa se formó en su cara para después golpearlo en la espalda con la palma de la mano.

—¡Que llorón eres querido!, Yo me he divertido mucho!

El la miraba incrédulo, una gota resbalaba por su nuca.

Ranko se acercó a él seductoramente. —¿Estás seguro que quieres dejar está maldición?. —

¿¡TU QUE CREES!? Con la cabeza enorme le gritaba el a la pelirroja

Ranma esto no te será tan fácil.. —. Ella Cruzaba los brazos.

—¿y ahora que?

Ranko se acomodaba el kimono y su cabello suelto pelirrojo.—Primero vámonos de aquí

El marcialista aún no dejaba de mirarla con asombro.

../..

Ranma mujer y Ranma hombre caminaban por un sendero cubierto por árboles, ambos parecían bastante serios. Ranko se veía perdida en sus pensamientos mientras Ranma la miraba extrañado. Aún no podía creer que en frente de el tuviera a la verdadera pelirroja, el ojiazul trago un poco de saliva. —¿Cómo fue que caíste en el pozo?

—Estaba Huyendo—. La pelirroja respondió en tono casi inaudible

—¿Cómo?— pregunto Ranma acercando su oreja a ella.

La mujer aclaro su garganta

—Estaba huyendo.

—¿De qué o quién?—. El estaba algo confuso.

—Estaba recolectando víveres para mi casa, cuando me di cuenta que me seguían, corrí lo más rápido que pude, llegue a un lugar lleno de estanques, trate de cruzar el pozo pero no pude, solo sentí un golpe en la cabeza y ahí fue todo, percibía como el agua absorbía parte de mi, poco a poco me fusionaba con ella. Desde entonces surgió la "Maldición. Contigo he pasado infinidad de aventuras Ranma y por un lado tengo que darte las gracias, ya que gracias a ti volví a "vivir". Estoy feliz por ello. Yo era una persona bastante tímida a cuando cosas de amor se refería pero con lo demás era muy alegre y creo que también eso hizo que influyera mas en ti. No sé si lo percibiste

Ranma hizo una remembranza de su vida después de la caída al estanque. se torno serio, ahora muchas cosas empezaban a tener un "POR QUE".

—…Entiendo.. —.Dijo el—.

Ranma y Ranko siguieron caminando, sin hablar. En la cara de ella se podía notar una pequeña tristeza. El ojiazul podía suponer el por qué de su estado de ánimo, así que una nueva idea se planto en su mente.

—Te propongo algo—. Le dijo Ranma Mientras se detenía a medio camino.

—Seamos amigos, ¿que te parece?

Ranko lo miro extrañada.

—¿enserio?

—¡Claro! A pesar de todo fuiste parte de mi y te tome cierto cariño, Si pudiera te abrazaba, te quiero como si fueras mi hermana, mmm o algo asi.

De repente; La pelirroja salió volando hasta desaparecer por los árboles. Ranma se quedo confundido al ver que el espíritu desaparecía en un instante.

—¿Di-di-je algo malo?. —Se preguntaba confundido

—¿Qué no vas a venir bobo? Ranko aparecía de entre un matorral.

El ojiazul comenzó a correr, trataba de seguir a la pelirroja pero claramente ella era más rápida, sus piernas se apresuraban lo más rápido que podían, A lo lejos podía verla, apresuró el paso. Hasta que de golpe se detuvo ante ella. sus ojos veían un paisaje hermoso, era un manantial, sus aguas eran cristalina y de un azul perfecto. En su vida había visto tal visión. A un lado se encontraba Ranko.

—No hay mejor manera de probar tu cura que con este lugar. ¿No crees? le decía la pelirroja con un gesto amable y bastante noble.

Sin duda era algo que el anhelaba con la vida, poder bañarse en agua fría sin sufrir ninguna transformación, pero después de tantos años había visto la cura como algo lejano, se había hecho a la idea de que jamás lo lograría.

—¿Qué esperas bobo? Le decía la pelirroja

—No lo sé, tengo miedo, me hubiera gustado que …. Bueno, ya sabes quién estuviera conmigo. No me malinterpretes por favor, pero.. —.

—Ya lo sé, ¿Por qué crees que te digo Bobo? Sé perfectamente lo que pasó, y si te puedo decir que si quieres buscarla … pienso que sería un hermoso detalle que ya estés curado. Y ya sabes a lo que me refiero y a qué detalle—. Lo miro pícaramente mientras levantaba las cejas.

Ranma sentía que su cara explotaría —¡CALLATE!—.

Ranko rio burlonamente —¿Qué esperas entonces? —La pelirroja cruzo los brazos—.

—… Esta bien…—El chico tomo impulso, respiro profundamente, cerro los ojos y salto. Sintió como el agua cubría cada parte de su cuerpo, pensó en desmayarse. Pero la imagen de una akane sonriendo vino a su mente, ahí estaba ella en sus pensamientos, como siempre haciéndole compañía en lo bueno y lo malo.

—" DONDE QUIERA QUE ESTÉS, TE AMO"

Pensó Ranma apretando los párpados

Era hora de salir a la superficie. No quería mirar sus manos ni nada de su cuerpo. Los nervios estaban a flor de piel. Una vez fuera, el marcialista tomo una gran bocanada de aire fresco, Ranko lo observaba feliz.

El ojiazul miro las palmas de sus manos, una pequeña lágrima caía sobre el agua.

—…¡LO-LOO LOGRE! ¡MALDITA SEA, LO LOGRE!—.

—¡GRACIAS!— le gritaba extasiado hacia donde estaba Ranko.

La pelirroja disfrutaba de la felicidad de Ranma, nadaba cuál pez devuelto a su libertad.

Ella decidió acostarse en el césped a admirar el cielo. —Hace tanto que no te veía así, yo misma.. eres hermoso. Le hablaba al azul del cielo mientras cerraba los ojos . En su mente pudo ver y sentir el aura de una mujer, que acomodaba sus libros sobre un escritorio, caminaba tranquilamente hacia un aula. Ella tomaba asiento, enfrente se encontraba un pizarrón enorme. Las visiones que tenía la pelirroja eran casi como neblina. Una voz tenue apareció en las imágenes, quería comunicarse a lo que la pelirroja concentro toda su energía.

—¿Que me quieres decir?—. Ranko se sentó de golpe. No logro escucharte bien… —.decía ella seriamente. Permaneció en silencio por unos minutos con el seño fruncido y ojos cerrados. ¡Ya te entendí!—.alzo la voz ¿Pero por qué?. Su tono de pregunta era algo triste pero continúo entablando la conversación con alguien. Esta bien, así será entonces —abría los ojos—.

Mientras el ojiazul caminaba hacia ella.

—¡Ranko! gritaba Ranma quitándose la camisa para colgarla en un árbol. —¿Pasa algo?. La miraba dudoso.

—Siéntate querido, lo que te voy decir es de suma importancia y es imperativo que lo sigas por favor. Suspiro. —Tu no puedes buscar Akane.

—¿Cómo DICES? —El chico abrió los ojos enormes—. ¡TU NO PUEDES DECIRME QUE HACER! —Le gritaba—.

—¡ELLA NO QUIERE SER ENCONTRADA! al menos por este momento. Hay algo importante que se debe cumplir. Lo siento cariño tendrás que esperar.

—¿COMO SE TE OCURRE QUE VOY A ESPERAR?¡YO NO PUEDO! … YA ESTOY CURADO PARA ELLA. —El ojiazul caía de rodillas ante el verde pasto—.

—El plan es otro, lo siento Ranma, Akane tiene un guardián, el fue el que me pidió que te dijera.

—¿Por cuánto tiempo tengo que esperar?—Preguntaba derrotado

—El tiempo acomodara todo, existirán señales que ignoraras pero que te llevarán poco a poco a tu destino—.La pelirroja miraba a un ojiazul triste, toda aquella alegría que había experimentado hace unos momentos se había esfumado por completo.

El chico de trenza se levantaba del césped, tomaba su mochila para dar unos pasos adelante. —Vámonos Ranko. —Limpiaba una pequeña lágrima de su mejilla.—Sigamos con la aventura —Le sonreía—.

La pelirroja lo miro y se adelanto con el, depósito su mano en el hombro del ojiazul mientras caminaban por los arbustos. Poco a poco ambos iban perdiéndose de la vista. Ranko creía que el paraíso solo existía en otro plano, maravillada admiraba los valles y sus curvas, la vegetación estaba tan VIVA tan cálida, le gustaba pasar sus transparentes manos por las hojas verdes y arbustos, del canto de las aves y los animales que avisaban de su existencia en la tierra.

Ranma guiaba el viaje, sumido en sus pensamientos y su culpa. Aún estaba tratando de digerir la "noticia" que le habían hecho llegar. —Quien carajos se atreve a decirme lo que tengo que hacer—. Reclamaba pensando en voz alta. —¡EN FIN!

—Ranko ¿vas bien?—.

….

—... Ranko…—.

El ojiazul volteó atrás al no recibir respuesta de su compañera la cual ya no se encontraba siguiéndolo.

¡DIABLOS! —Pensó mientras regresaba corriendo —¡Ranko! ¡RANKO! —gritaba volteando para todos lados —¡¿DONDE ESTAS?!De lejos podía visualizar al espíritu de la mujer jugueteando con un mono. —…Aquí estás, si quieres detenerte solo avísame por favor—.El ojiazul ponía sus manos en las rodillas mientras inhalaba aire.

—¿Qué me puede suceder Ranma? Eres un bobo. —de repente ella abrió los ojos. Y como si de una gacela se tratase Ranma esquivo el ataque de una espada. —¡QUE TE PASA! ¡QUIEN ERES! —gritaba hacia todas partes—. De nuevo Ranma volvió a sentir la presencia pero ahora más agresiva, el chico de la trenza esquivaba los ataques de aquella espada que de un solo toque podía cortar hasta el mismo viento. Con velocidad tomo un puño de tierra para arrojarlo aquella sombra.

—¡¡YA TE VI!!—. exclamó victorioso

—¡EL TRUCO DE LAS CASTAÑAS!—.

Ranma atacaba una y otra vez a su oponente sin parar hasta que por fin cayó el hombre en el suelo, la cara del oponente era cubierta por una máscara de tortuga y su ropaje era de un kamishimo. La espada seguía en el aire, el Samurai salió brincando por los aires para tomarla y con una sola tajada Ranma se derrumbo en el piso herido, el samurai con un sorpresivo ataque le había hecho una cortada profunda en el pecho. Ranko se dirigió hacia el chico lo más rápido que pudo, al llegar podía notar que perdía mucha sangre, estaba al borde del llanto cuando de los matorrales salió otro hombre; su ropa era idéntica a la del sujeto pero el tenia puesta una máscara de León. Se acercó a Ranma, observaba la cortada se agachó y lo cargo como si fuera un saco de papas.

—¡QUE ESTA HACIENDO!

—¡DEJELO EN PAZ!

—¡MAL NACIDOS!

La pelirroja les gritaba desconsoladamente.

—Si tu eres su guía, es mejor que nos acompañes—. Decía aquel hombre de máscara mientras acomodaba a ranma en su hombro.

—¡A DONDE SE LO LLEVA!—.

El samurái hizo caso omiso ante la pregunta de ranko.

—¡Hattori!; Koko kara ikimashou—.

Con un grito el captor hizo que bajara de un árbol el atacante.

Ranko seguía perpleja, limpio sus lágrimas y se dispuso a seguirlos.

../..

—En medio del bosque, llegaban a una choza construida con pedazos de madera. El hombre de la máscara depositaba a Ranma en una tabla con mantas, prosiguió a despojarlo de su camisa para observar la herida. Tomo un mortero y de una caja de madera saco un puño de hiervas secas y las comenzó a moler.

Ranko se acercaba con preocupación al chico herido.

—Eres fuerte Saotome, tu no puedes terminar así, tienes mucho por vivir y por quién luchar. No te rindas por favor.

El hombre eligió una botella de Sake y vertió el líquido por sus manos, tomo un poco de la pasta que preparo y fue untando poco a poco en la cortada del muchacho. Con los dientes corto un pedazo de tela, la humedeció con el licor y se dispuso a vendar. —Esto toma su tiempo, fue una herida profunda pero no mortal —Decía el hombre mientras se retiraba la máscara. Su cara era de gesto muy duro , tenía bigote y poca barba que apenas salía de su barbilla, cejas muy pobladas y el cabello recogido con una coleta pequeña.

—Me llamo Kotaro; Fuma Kotaro y el es mi aprendiz Hattori . Le pido por favor y le disculpe. Está aún aprendiendo nuestras artes.

—¡Hattori! Masuku o hazushimasu

El aprendiz prosiguió a retirar la máscara de tortuga.

Ranko quedó asombrada al ver la cara del chico Samurai.

—mi aprendiz es ciego y mudo. Pero su sentido del oído está subdesarrollado. Cualquier ruido el más mínimo que sea desata su alarma, Lo abandonaron cerca de la cima de una montaña, estaba a punto de caer cuando lo pude sostener. Desde entonces ha Sido como mi hijo—.

Ranko miraba a ambos hombres perpleja

—Lo mas importante ahora es que Ranma se recupere pronto es un buen hombre. La pelirroja suspiraba con una lágrima que caía al suelo —Tengo que protegerlo por qué hay alguien que lo está esperando.

—No te preocupes, el sanará, por su aura puedo suponer que es un hombre bastante fuerte hablaba seriamente el Samurai. El hombre de mediana edad se levantaba para ir por paños limpios y una jarra de agua. —Pronto comenzará a tener fiebre, es mejor que lo mantengamos a buena temperatura y limpiar su herida, perdió mucha sangre.

Los días pasaban, y el chico de la trenza seguía postrado. Las noches se hacían eternas, la fiebre era terca de ceder y su cuerpo aguantaba cada crisis de dolor. El maestro samurai como guerrero continuaba al pie del cuidado del ojiazul. Ranko salía por las tardes para recolectar más hiervas para la herida del marcialista.

Preocupada escuchaba a Ranma delirar.

El chico tenía una barba bastante crecida que mostraba los días que habían pasado ya desde aquel ataque. Cada vez en la mente de Ranma se hacían más frecuentes las pesadillas.

—¡No, No te vayas!

—¡Tengo que hacerlo Ranma!

—¡Eso no te lo voy a permitir!

—¡Ranma huye por favor!

—¡Ya te dije que no Akane! ¡sostén mi mano fuerte!

—¡No puedo Ranma! ¡TE AMO!

—¡AKANEEEEEEEEEE!

Grito desesperado Ranma mientras abría los ojos de golpe, se enderezaba de la cama empapado de sudor. Ranko tiro al piso las plantas secas para acercarse con el ojiazul.

—¡Por fin despertaste Ranma!—. Ranko gritaba de emoción

Ranma quedó en silencio y con los ojos de plato, tocaba su cara y miraba su pecho cubierto por vendajes. —¿Do-nn-de estam-oos Ranko?

La pelirroja iba a hablar cuando alguien más lo hizo por ella.

—En mi casa muchacho—El samurai parado en la entrada miraba al chico seriamente.

—¿Quién es usted?—. Ranma preguntaba con el seño fruncido.

—Me llamo Fuma Kotaro y soy Maestro Samurai Mi aprendiz fue el que te hizo esa herida

La cara del ojiazul se llenó de rabia y coraje, quería matarlo en ese precisó instante —¡TE VAS ARREPENTIR MALDITO! —Ranma se levantaba a toda velocidad con el puño cerrado cuando enfrente de el lo detuvo Hattori.

—Mañana iniciaremos tu entrenamiento chico. Tienes que estar preparado, descansa—. El hombre samurai se retiraba dándose la media vuelta

—¿Qu-e-e?—. Ranma quedó inmóvil ante esas palabras para después mirar a la pelirroja. —¿Me puedes explicar que demonios paso Ranko?—.

La chica se levanto y camino hacia ranma, lo tomo del brazo e hizo que volviera a acostarse. Ella se sentó en flor de loto y comenzó a relatar lo sucedido. Ranma se encontraba acostado escuchando todo, mirando hacia el techo. —Aunque aún no comprendo por qué el maestro Fuma me quiera entrenar El de un golpe se levantó de un salto

—¡SERE EL MEJOR ME ESCUCHAS! ¡EL MEJOR! HARE QUE ESE HOMBRE HAYA DESEADO JAMAS HABERME ENTRENADO! —La faz de Ranma era sería y decidida llevaba un puño a la altura de la cara.

../..

Al día siguiente..

—Este será tu traje de entrenamiento, ten y póntelo rápido que ya es hora —Le dejo en la entrada el samurai su vestimenta a Ranma

Ranma tomo el kimono de entrenamiento y lo miro detenidamente.

Unos minutos después, salía de aquella cabaña ya con su atuendo.

Ranko regresaba de un paseo mañanero, se quedó observando.

El marcialista salió de la choza, pudo divisar samurái. el hombre le daba indicaciones para que tomara posición.

Ranma y el maestro Fuma se colocaban de extremo a extremo.

El ojiazul fruncía el seño mirando hacia el maestro. Y Fuma con total tranquilidad miraba a su nuevo aprendiz.

—Veremos de que estás hecho Ranma, ¿estás listo? Esta es la primera y ultima vez que te aviso, el enemigo no lo hace—.

—¡Ya cállate fanfarrón!—. Le gritaba Ranma al samurai.

Fuma cerraba la ojos, sus manos las levantaba por encima de su cabeza, rápidamente las bajo hasta el suelo para después hincarse. Estiro los brazos hacia cada lado. Las palmas de sus manos miraban hacia arriba, su dedo índice y pulgar se unían para hacer un círculo.

Kazekyōdai — dijo entre dientes el Maestro mientras seguía con los ojos cerrados El marcialista miraba detenidamente al Samurai, estudiaba hasta su parpadear. Los ojos del maestro fuma se abrieron de golpe mirando hacia Ranma. Una ráfaga de viento se acercaba a toda velocidad, Ranma cruzaba los brazos cerca de la cara De repente sintió un golpe en la espalda que lo hizo balancearse.

La concentración lo es todo Ranma—. Una onda de aire y polvo le hablaba.

El de trenza volteó hacia todos lados, una gota de sudor se asomaba en su frente. Ranma experimento como una fuerza golpeaba sus piernas, fue tanta la presión que cayó sobre su cadera y sin poder reaccionar recibió un golpe en el pecho que hizo quejarse ante el dolor. Tumbado en el suelo lo levantaban del antebrazo un remolino de viento para ponerlo de pie.

—¡PARATE HARAGAN! La verdadera fuerza no está en los músculos, sino en el espíritu—. De nuevo la voz salía de la nada y la arena se disipaba.

El ojiazul recibía un par de cachetadas, eso solo lo hizo enfurecer. A diestra y siniestra comenzó a patear y golpear sin tener un atacante fijo. Los dos brazos de Ranma fueron tomados para llevarlos hacia atrás y así detener la ola de puños perdidos que el dirigía hacia la nada. El ojiazul visiblemente cansado trataba de que soltaran sus extremidades pero una fuerza sobrehumana lo impedía. Forcejeaba fuertemente pero sentía más fuerte el agarre de sus brazos. Ranma lanzo una patada hacia arriba de su cabeza, sintió como lo soltaban. Se disponía a contraatacar cuando una presión en el cuello impedía el paso del aire, llevo sus manos a la garganta, la vista se nublo para después caer desmayado.

El maestro Fuma abrió los ojos , cerro sus manos lentamente y prosiguió a levantarse. Hizo una reverencia de agradecimiento

—kyōdai-tachi, arigatō—. Exclamó el samurai

caminaba hacia donde estaba el de la trenza inconsciente.

Ranko corrió al auxilio del muchacho.

—Déjalo espíritu, ahí se quedará, debe meditar un buen rato—. Le decía el Samurai a la pelirroja

—¡ESTA DESMAYADO! ¡COMO QUE MEDITAR! ¡NO ESTA VIENDO¡—. Ranko le gritaba enojada a Fuma. Después de unos largos minutos Ranma recobraba el conocimiento, con un dolor en su herida y en el cuerpo. se levantó y a paso veloz se dirigía a la cabaña. —¡DIGAME! ¡COMO LO HIZO! Ranma le gritaba al hombre

Mientras, Fuma se encontraba sentado tomando una taza de té tranquilamente. Tomo un sorbo y dejo la taza sobre la mesa. —La observación y la percepción son dos cosas separadas; el ojo que observa es más fuerte, el ojo que percibe es más débil. Si no estás dispuesto a prestar atención a tu yo interior, te sugiero que te des por vencido y te largues.

Ranma casi quería arrancar el borde del arco de la puerta. —¡JAMAS ME DARE POR VENCIDO!

—Eso quiero verlo niño. Mañana entrenaremos de nuevo, prepárate para que no me hagas perder mi tiempo

Ranma furioso, se retiró de ahí. corría para perderse en la maleza. — Que clase de poder es este—. Se preguntaba el de la trenza. Pronto había encontrado un lugar perfecto, el único ruido que se escuchaba era el de los animales.

Se sentó y cerro los ojos.

Repasaba en su mente cada instante de la pelea, cada movimiento minuto por segundo hacia un resumen tratando de encontrar la respuesta.

../..

Las horas pasaron y un nuevo día había comenzado. Maestro y aprendiz estaban de nuevo cara a cara. Fuma le hablaba con seriedad.

—sígueme niño, nuestro escenario será otro.

Ranma siguió los pasos del hombre, entraban por un camino desconocido, estaba lleno de rocas y varas, pareciera como un laberinto hasta que llegaron a un pequeño rio.

Tenía varas de bambú que sobresalían del agua.

— Quítate el Kamishimo. —le ordeno el samurai

Ranma sin escusa acato las órdenes, con el torso ya desnudo que solo cubría la venda. el de la trenza se acercó a Fuma.

—¿Y ahora que?

—Sostén el equilibrio en una de las varas—. Le ordenó el samurai.

—¡eso es fácil!— contesto Ranma confiado.

Ranma salto hacia una vara y parado sobre de ella con perfecto equilibrio. Burlonamente miro a su maestro.

—QUITATE EL VENDAJE—. Le ordenó fuma

Ranma abrió los ojos y accedió.

—PARA SER UN VERDADERO SAMURAI DEBES DE CONECTAR CON TODOS LOS ELEMENTOS, SABER DE QUE ESTAN HECHOS Y SUS DEBILIDADES. ¡BOCA ABAJO RÁPIDO! TUS BRAZOS Y PIES TE SOSTENDRAN EN LAS VARAS!—.

Ranma aun estaba torpe por la herida y el dolor que le causaba, como pudo acato las órdenes.

—HASTA UNA TORTUGA LO HACE MAS RAPIDO QUE TU—. Se burlaba el de mediana edad hacia Ranma

El ojiazul sentía como su cortada poco a poco se tensaba, una gota de sangre caía al agua. Ranma pudo ver cómo se movía algo de entre las profundidades del aquel rio. El chico tragó saliva, el sudor se apoderaba de el. Poco a poco lo que se movía de adentro del agua se iba acercando cada vez más, el marcialista sentía como el corazón se le quería salir del pecho. Un mar de pirañas salían del agua llamadas por el olor a sangre.

—DERROTALAS SIN QUE TUS EXTREMIDADES SE RETIREN DE LAS VARAS. —¡HATTORI! TRAE LO QUE TE ENCARGUE—. Hattori cargaba un costal que entrego a su maestro, Fuma se acercó hacia Ranma, y lo abrió para soltar su contenido. Miles de abejas salieron hacia el chico de la trenza. La imagen de Ranma apenas sosteniéndose esquivando los ataques de las pirañas y ahora de las abejas era desgarrador.Gritos de dolor llenaban el espacio boscoso. Las pirañas saltaban hacia la cortada de Ranma cuál festín se tratase. El maestro Fuma observaba la imagen con brazos cruzados su rostro rígido no mostraba ninguna emoción. Se dio la media vuelta dándole órdenes a su aprendiz —Hattori; Komebukuro o tori ni iku —. Le ordenaba el Maestro. El joven se encamino hacia el chico que ya estaba prácticamente vencido, Su cuerpo mordido y picado por los animales ya era prácticamente un harapo. Hattori llegaba dónde se encontraba Ranma, cerro los ojos y las pirañas dejaron de saltar, las abejas salieron volando.

El ojiazul se dejó caer en el agua, Hattori lo levantaba de una pierna para después arrojarlo a tierra firme. La pelirroja al ver a Ranma se soltó a llorar suplicando piedad. Ranma se encontraba tumbado en la tierra su cara reflejaba dolor y evidentes heridas, como pudo abrió la boca para articular

—…R-an-koo Tran-tran-quila —. El marcialista se incorporaba poco a poco para mirar a los samurais. —¡Ssi-gamos CON EL ENTRENAMIENTO! —Les gritaba a los dos hombres.

El Maestro Sonreía —Mientras más calmado seas más claro pensarás —Le contestaba mientras seguía caminando. —medita y encontrarás la respuesta niño—. El samurai se retiraba junto con su discípulo mientras dejaban a un Ranma visiblemente afectado física y emocionalmente.

El chico engarruñaba sus manos sobre la tierra, Se maldecía a si mismo.

—Ranko—. Déjame solo.

La pelirroja asintió y se marchó.

El marcialista se sentó en el suelo mirando hacia el estanque, podía mirar algunas varas con sangre, de su sangre aún. Una piraña saltaba por el olor. Y como si lo hipnotizaran veía como saltaba una y otra vez aquél pez

—" mientras más calmado seas más claro pensarás"—.

Repetia las palabras de Fuma su nuevo maestro.

—"PARA SER UN VERDADERO SAMURAI DEBES DE CONECTAR CON TODOS LOS ELEMENTOS, SABER DE QUE ESTAN HECHOS Y SUS DEBILIDADES"—.

Ranma cerro los ojos. Visualizaba en su interior la imagen de aquel pez saltando.

../..

La noche llego, el ojiazul llegaba a la cabaña cansado y mal herido.

—¡Maestro Fuma! Quiero que sigamos el entrenamiento ¡ME ESCUCHO!—

El samurai se encontraba sentado en un rincón, abrió los ojos, su mirada se penetro en la imagen de Ranma.—Cura tus heridas, el entrenamiento continúa, te espero afuera en media hora.

El de la trenza apretó la quijada y asentó. Pasados los minutos, Ranma curo su última cortada y se levantó. La selva se encontraba en total oscuridad, era difícil ver más allá de su nariz. El marcialista observaba cada espacio oscuro, el maestro no estaba ahí ni Hattori. Ranma percibió como el suelo aumentaba su temperatura.

La tierra comenzó a abrirse creando pequeños agujeros, un viento descomunal lo jalaba hacia adentro de un socavón , Ranma intentaba zafarse, de aquella fuerza, pero poco a poco la tierra introducía su cuerpo.

—¡PERO QUE ESTA PASANDO! ¡QUE ES ESTO!—. decía desesperado apretando los dientes

Un grito conocido se escuchó al fondo de la tierra.

—¡RANMA!—.

—¡RANMAA!—.

—¡AYUDAME!—.

—…A-kka-nn-e—. El Abrió los ojos como plato

—¡DONDE ESTAS!—. Gritaba Ranma desesperado mirando a los lados

la cara de Akane apareció en un segundo frente a el, aunque la mirada de la chica era diabólica su sonrisa dejaba asomar un par de colmillos largos y sus ojos cambiaban de color a un rojo sangre con la pupila blanca, su cuerpo era largo pero con la forma de lagarto.

—TU NOVIA ESTABA EX- QUI- SI- TA— el monstruo acariciaba la cara de Ranma con una de sus garras.

Ranma intentaba zafarse

— ¡RUGIDO DEL LEO..

—DE NADA TE SERVIRA ¡ERES MIO GRANDÍSIMO ANIMAAAAAL!— Aquel monstruo lo tomo del cuello mientras de su boca salía una lengua de víbora, poco a poco se enrollaba en el cuerpo de Ranma hasta dejarlo sin respiración.

—"mientras más calmado seas más claro pensarás"—.

Ranma repetía las palabras en la mente de su maestro. Soltó el cuerpo, y concentro toda su energía espiritual.

—¡SERE EL CONTROL DE MI PROPIA MENTE!

Abrió los ojos y con el poder de su aura, expulsó energía explosiva que hizo que aquel monstruo volara en mil pedazos. El de la trenza Cayo al suelo desmayado.

El maestro Fumo sonrió y se acercó al chico, palmeo su rostro y se retiró dejándolo en el suelo.

—Komebukuro omedetō— decía mientras se alejaba el hombre samurai.

Hattori Ie ni mochikaeru—. el aprendiz tomo a ranma para cargarlo y llevarlo a la choza donde descansaría.

Ranko esperaba en la puerta.

CONTINUARA…


Kazekyōdai: hermanos de viento

Kyōdai-tachi, arigatō: gracias hermanos

Komebukuro o tori ni iku Recoge esa bolsa de arroz.

Komebukuro omedetō: Felicitaciones por la bolsa de arroz.

Le ni mochikaeru: llévalo a casa.

Pues bueno, esta es una nueva propuesta de como nuestro prota puede acabar con la maldición, quise agregar a la historia a Ranko como una persona por que pues es lo que es, una chica que tuvo la mala suerte de morir ahogada. me propuse rescatar un poco ese personaje y espero, les haya agradado.

si alguna traducción esta mal, haganmelo saber, estamos aprendiendo aun. :)

Gracias a todos!