Capítulo 1: El Dolor De Una Perdida
En un mundo separado por un plano dimensional se encontraba un enorme monte de extremada belleza con estructuras majestuosas e imponentes este lugar era donde habitaban los antiguos dioses, ese lugar era el mundo mitológico para ser más exactos el monte olímpico.
En los pasillos del palacio del monte Olimpo se encontraba Zeus; El Rey de los Cielos también llamado El Rey de los Dioses caminando con una sola cosa en mente. Hace apenas unas horas habían pasado desde que él y sus hermanos, Poseidón y Hades habían sellado un pacto sobre las aguas del río Estigia, este pacto era sobre él no volver a tener más hijos con mortales.
Pero antes de sellar ese pacto ellos, junto con la ayuda de Hécate, la Diosa de la Magia habían tenido un niño. Un niño creado por la mezcla de la sangre de los tres y magia dada por Hécate.
Un niño inmortal desde su nacimiento y por derecho propio, este niño en un futuro reclamaría el Título del Príncipe de los Dioses, un niño que los uniría para evitar más disputas entre sí.
Sin dejar de pensar en eso no tardó en llegar a la habitación del infante la cual había sido especialmente decorada por él y sus hermanos, esta tenía una combinación de los tres reinos que gobernaban cada uno de los padres del pequeño. El Cielo que representaba a Zeus, el Mar que representaba a Poseidón y el Inframundo que representaba a Hades y que pese hacer opuestos entre sí, los tres elementos se mantenían en completa armonía.
En el centro de aquella habitación se encontraba una cuna hecha de oro con detalles de corales, tumbado sobre las mantas hechas de nubes, yacía dormido el bebe. Zeus se acercó a la cuna y tomó con suavidad y delicadeza al infante pensando que se podría romper entre sus brazos en cualquier momento.
El niño era la imagen de la pureza e inocencia misma, con algunos mechones de pelo oscuro ébano, piel pálida como alabastro y unos rasgos delicados como el cristal tan pequeño pero a la vez poderoso, no le sorprendería si al crecer el pequeño robaría muchos corazones y miradas.
Zeus, que seguía viendo a su hijo, sintió la presencia de uno de sus hermanos cerca, sin más levantó la mirada para ver a la persona que había entrado en la habitación, era su hermano Poseidón; El Rey de los Mares.
Este al ingresar pudo notar la mirada que le daba su hermano menor, la cual era de advertencia, dándose cuenta que el pequeño que estaba en brazos de Zeus estaba dormido.
Con pasos lentos y calmados se acercó hasta donde estaba su hermano y su hijo, con delicadeza y suavidad acarició la mejilla del niño, el rostro del pequeño reflejaba paz y tranquilidad mientras dormía.
-Los demás están deseando conocerlo- mencionó al Dios del Mar viendo a su pequeño mientras Zeus asentía en comprensión.
-¿Cómo reaccionó Anfitrite ante la noticia de que tienes un nuevo hijo?- Pregunto un poco curioso pues conocía el temperamento de la Oceanide.
-Mejor de lo que esperaba, aunque talvez se deba a que esta vez no he estado con ninguna otra mujer para ayudar a su concepción- respondió un tanto divertido Poseidón - ¿En tu caso como reacciono Hera? –pregunto un poco ansioso pues conocía el temperamento de la Reina del Olimpo, no por nada la historia decía que era muy celosa.
-De hecho Hera ha estado muy ansiosa de conocer a este pequeño- dijo viendo como su hijo se removía entre sus brazos - Tengo entendido que Perséfone reacciono del mismo modo que Hera ella está ansiosa de tener un nuevo bebe en la familia, por lo que Veo ambas le han estado tomando cariño a pesar de no conocerlo.
-¿Cómo no iba a hacerlo?, el pequeño es están dulce e inocente dudo que en un futuro tenga problemas con los demás Dioses y no solo de nuestro panteón- replica el Rey de los mares con seguridad en sus palabras
Mientras Poseidón estaba hablando él bebe se volvió a remover en los brazos de su padre, pero no se despertó, ambos Dioses se quedaron viendo a su hijo sabiendo que este era el último hijo que tendrían, el cual no verían morir.
-Hermanos la familia espera conocer al pequeño debemos presentarlo ante la familia, como nuestro hijo, como el Príncipe del Olimpo- una voz les trajo de vuelta a la realidad esta provenía desde la entrada de la habitación
Los otros Dioses dirigieron su mirada en dirección a la puerta, viendo a Hades; El Rey del Inframundo, él bebe el cual estaba dormido abrió los ojos cuando escucho la voz del otro dios mayor
Hades entró en la habitación para ver a su hijo, cuando los ojos esmeralda del bebe se encontraron con los suyos se reflejaron sus emociones las cuales nunca había mostrado, sus hermanos solo pudieron sonreír en respuesta pues hace muchos milenios que no habían visto ese lado de su hermano mayor no desde la antigua época del mito, sin más él pequeño volvió quedarse dormido entre los brazos y las miradas dadas por sus amorosos padres.
Con un leve cambio de voz Zeus hablo - Pues no hagamos esperar a la familia hermanos – ante esas palabras, los otros dos Dioses Mayores asentían en respuesta mientras salían de la habitación con él pequeño entre sus brazos.
Los tres caminaron a pasos lentos con temor a despertar a su apreciado tesoro mientras recorrían el inmenso pasillo que llegaba hasta la sala del Consejo donde los otros Dioses, ya se encontraban muy ansiosos por conocer a su nuevo hermano, sobrino e hijo postizo.
En la sala del Consejo ya se había creado el nuevo asiento, el cual ocuparía el pequeño cuando fuera más grande, los padres del niño caminaron hasta llegar a enfrente de sus respectivos asientos y por su parte Poseído y Hades tenían un leve puchero en el rostro pues Zeus se había llevado al bebe consigo.
-Familia quiero que conozcan al nuevo integrante de esta revoltosa pero cariñosa familia- menciono con un ligero aire de cariño que a todos los presentes se sorprenderá, ya que generalmente era muy serio y reservado.
Cada uno de los Dioses se empezó a cerca un poco temeroso hasta él bebe, por la mirada que les daba Zeus pues el pequeño se encontraba en sus brazos. Este un poco renuente permitió que cada uno de los dioses tomara al pequeño no sin antes que Poseidón y Hades lo pudieran sostener, para posteriormente cada uno otorgarle su bendición.
Con el pasar de los días se fueron convirtiendo en semanas y las semanas en meses, ya hace que él bebe al cual todos querían estaba con ellos en el Monte Olimpo los Tres Grandes adoraban tener tiempo para su hijo, del mismo modo que los demás Dioses ya que fue ganándose el corazón de todos hasta de Artemisa y Atenea las cuales lo consentían del mismo modo que los demás Dioses
Apolo le había regalado una pequeña caja musical hecha de oro con detalles de diamantes y distintas piedras preciosas. Artemisa le regalo un pequeño pegaso el cual había creado con la ayuda de Zeus el mismo día que lo presentó. Atenea le había regalado un escudo el cual podía repeler cualquier tipo de ataque además de distintos tipos de libros que le servirían en un futuro. Ares le regala una lazo que nunca fallaría en ningún golpe. Hefestos le había regalado una pulsera la cual se convertiría en cualquier arma además que estaba escrito su nombre en ella. Hermes le había regalado un amuleto con el cual podría volar o correr a velocidades increíbles. Hestia le concedió una armadura que podría protegerlo de cualquier maldición, veneno o ataque mental que sufriera. Afrodita le regalo una tela de cualquier forma. Por su parte las madres adoptivas Hera, Anfitrite y Perséfone le habían regalado distintos tipos de ropa junto con varios animales de felpa y varios dulces para los pequeños.
Todos los Dioses sabían que el pequeño, se volvería un Dios poderoso como estaba a destinado hacerse desde el momento de su nacimiento su príncipe, el Príncipe de los Dioses.
Ya que se ganó a todos en el Monte Olimpo Dioses y Seres por igual, pues cualquier pobre diablo que hiciera llorar, a su pequeño príncipe pues tenía unos hermanos terribles, pero nada de ello se comparaba con lo que le harían los padres del pequeño.
Los días con el pequeño bebe fueron lo mejor que les había pasado a los dioses en los milenios que habían estado con vida, pero lamentablemente esos días no duraron demasiados. Porque al año de haber estado en el Olimpo con sus padres, hermanos y tíos. En una noche en el que el Olimpo se encontraron reunidos todos los Dioses como cada Ocaso en invierno o Solsticio en primavera.
Varias figuras se escondían entre las sombras entraron en la habitación del infante donde residía el pequeño, dormido profundamente, lo tomaron entre sus brazos y desparecieron del Monte Olimpo.
Para cuando había concluido la reunión de los Dioses ya era demasiado tarde
-Hermano voy a revisar a nuestro pequeño, ya debería haber despertado de su siesta - comento el dios del mar viendo al dios de los cielos
-Si hermano tráelo con nosotros para que podamos estar todos juntos en el banquete que tendremos en un momento-
Los demás dioses asintieron ante lo dicho por su padre pues querían jugar con el pequeño un rato antes de regresar a sus rutinas diarias, pero en especial cierto Dios del sol que había estado algo raro desde hace algunos meses casi desde la fecha en que presentó a su hermano
-¿No estarás escondiendo algo, verdad Apolo?-preguntó la Diosa de la Luna a su gemelo pues este dejó de estar decaído y se la pasaba con una sonrisa en su rostro.
-Para nada, hermana vamos con padre- trato de cambiar de conversación mientras iba con su padre ignorando la pregunta, ante la mirada pensativa de su gemela
Mientras tanto Poseidón ya estaba cerca del pasillo central que conducía a la habitación de su pequeño.
Cuando Poseidón llegó al pasillo que daba hasta la habitación del infante el ambiente se encontraba extremadamente tranquilo demasiado, algo en su pecho decía que algo no estaba bien.
Apresuro el paso y encontró abierta la puerta, los guardias desmayados, inmediatamente entro preocupado a la habitación para ver que todo estaba bien mientras mandaba un mensaje mental a sus hermanos para que vinieran en seguida.
La habitación se encontraba muy silenciosa con un nudo en la garganta se acercó en donde estaba la cuna pero lo que vio lo dejo helado no había rastros de pequeño con una mano tomo la sabana entre sus manos y con otra se tapaba la boca mientras lagrimas salían de sus ojos.
En eso llegaron los demás dioses y encontraron a Poseidón en el piso arrodillado enfrente de la cuna llorando mientras sostenía la sabana de su pequeño, entonces entendieron él por qué. Dos enormes auras asesinas se hicieron presentes mientras el ambiente cambiaba drásticamente.
Zeus ordeno inmediatamente la búsqueda del bebe a todos los Dioses Presenta los cuales en ese momento salieron en busca del infante pero antes de que saliera el ultimo este lo detuvo - Apolo espera antes de que salga necesito que interrogues a los guardias -
Fue todo lo que necesito el nombrado para acatar las órdenes de su padre y salir para llevar a los dos guardias arrastrados por el piso
Cuando todos se fueron Zeus y Hades se derrumbaron en el piso junto a su hermano mientras lágrimas comenzaban a salir de ambos y daban un grito de impotencia
Mundo Humano
En el mundo humano ya era de noche en las afueras de Inglaterra se apareció una de esas extrañas sombras, la cual estuvo esperando el momento en el que apareció un extraño viejo barbudo con extrañas y coloridas túnicas, el cual tomo al pequeño
-Espero que todo ya esté listo -cuestiono la sombra al viejo
-Si ya está preparado, ya tengo las piezas de ajedrez perfectas para esto…. Entonces estás seguro que este niño es… - Pregunto con un brillo de codicia en sus ojos
-Es correcto pero tienes que esperar a la edad de 15 años para arrebatarle todo su poder… si lo haces antes no funcionará y ese poder desaparecerá, no tienes que preocuparte sellamos la mayor parte de su poder para evitar problemas innecesarios- una vez que la sombra termino esta desapareció del lugar dejando al viejo solo
Ante eso el viejo adhiere enseñar de afirmación antes de darse media vuelta y seguir su camino, el viejo llegó a una casa donde dejó al pequeño en una cesta donde toco levemente antes de irse.
Los residentes de la casa salieron era una pareja de entre los 20 y 30 años, un joven pelinegro y una joven pelirroja que tan solo al ver al bebe se apresuraron a recogerlo y meterlo a la casa con temor de que este pequeño pudiera enfermarse.
Mundo Mitológico: Monte Olimpo
Los días estuvieron pasando hasta convertirse en meses pero aun así los Tres Grandes seguían con la esperanza de encontrar a su amado pequeño el cual les fue arrebatado, todos los Dioses del Olimpo tenían un semblante bastante triste, la pena y tristeza se veía reflejado en sus caras ya que nadien había dado con su hermano, sobrino, pero lo que estaban peor y se podía ver en sus rostros eran Zeus, Poseidón y Hades.
"Mi pequeño... Mi pequeño ha desaparecido y nadie lo ha encontrado" pensaba el Dios de los Cielos, con un sobresalto se dio cuenta que estaba llorando enojado y triste. Lanzó varios rayos con Tormentas sobre las ciudades más importantes del mundo humano pero no importaba pues no podía sentir a su pequeño. Entonces una idea llegó a su mente si él no podía tener a su hijo cerca entonces ninguno de los demás dioses lo harían tampoco.
En el submarino palacio de Poseidón este también se encontraba pensado en los días con su hijo-"Mi niño, espero que estés bien. Si tan solo pudiera sentir tu presencia"-pensaba el Rey de los Mares antes de sentarse en su Trono, mientras esperaba pacientemente alguna noticia de alguna criatura, esos días nadien, ninguna persona se atrevía a tocar o navegar en el mar pues el mar estaba enfadado
"Oh mi dulce pequeño espero que este bien, espero poder algún día encontrarte y traerte de nuevo con nosotros con tus padres, ya que tú eres la luz que me iluminaba cuando estaba aquí en el inframundo"-pensó Hades antes de sentarse esperando noticas por parte de algún dios o fantasma
Mundo Humano
Finalmente en una fatídica noche de Halloween al pequeño Dios se le conocería como Harry Potter, EL-NIÑO-QUE-VIVIO y el mismo anciano que había dejado aquel día en la casa de los Potter, lo volvería a tomar y dejar en la puerta de la casa de los Dursley su familia materna mas cerca
Mundo Mitológico: Monte Olimpo
En el Monte Olimpo todos los Dioses habían perdido casi toda última esperanza las peleas que el pequeño Dios había detenido con su presencia comenzarían de nuevo y más fuertes que antes, con Tres Dioses mucho más huraños e irritables que antes, destrozados por la pérdida de su tan querido pequeño hijo.
