Ranma ½ y sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.
El corazón de Nabiki
Por
Dr Facer
Capítulo 1
~ 1988, mes de Marzo~
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—¿Alguien va a salir? —preguntó Kasumi, saliendo de la cocina al escuchar que alguien había bajado las escaleras. La mayor de las hijas de Soun Tendo llevaba en la mano su monedero, y estaba ya rebuscando algo de dinero cuando alcanzó a una de sus hermanas en la puerta—. Espera un poco, Nabiki, por favor.
Nabiki Tendo estaba poniéndose una chamarra, pues era Marzo a fin de cuentas y el clima aún estaba un poco frío, cuando Kasumi le extendió unos cuantos billetes. Normalmente la mediana de las hermanas Tendo no habría tenido ningún problema en tomar el dinero, hacer el mandado y aprovechar para quedarse con el cambio, pero ese día no tendría oportunidad de hacerlo pues ya tenía planes para casi toda la mañana.
—¿Me imagino que necesitas algo? —dijo Nabiki, su mirada fija en los billetes, considerando que con esa cantidad no le alcanzaría ni siquiera para comprar un buen suéter o una blusa o un vestido, por lo que se resignó a escuchar lo que su hermana quería pedirle para ver si tenía posibilidad de ayudarla.
—Necesito leche y huevos, si no vas a tardar mucho, ¿podrías comprarlos de regreso?
—Oh, creo que no podré —contestó Nabiki—. Quedé de verme con Kikuko y Ryonami en el parque y es posible que me tarde varias horas, pero…(1)
—Entiendo… —suspiró la mayor un poco desanimada, aunque no tardó mucho en recuperar su natural optimismo y sonrió para luego asentir—. Está bien, supongo que puedo ir yo misma, todavía es temprano, y…
—¿Has pensado en pedirle a Akane que vaya? —sugirió Nabiki, pues hasta donde sabía su hermana menor no estaba haciendo nada en especial esa mañana.
—Sí… pero si ella va, Ranma tal vez quiera acompañarla —contestó la mayor con un tono de preocupación casi imperceptible en su voz.
Nabiki asintió, entendía perfectamente bien a lo que Kasumi se refería. Si bien era cierto que Akane y Ranma se llevaban mucho mejor desde que regresaron de Jusendo, todavía peleaban de cuando en cuando y eso significaba que la leche podría terminar derramada o los huevos aplastados.
—No te preocupes, como te decía, yo puedo ir —Indicó Kasumi, regresando los billetes al monedero para después tomar su abrigo del perchero y luego calzarse los zapatos—. Hay una nueva cremería a un par de calles de aquí y he tenido curiosidad de ver si tienen cosas buenas, además está bastante cerca de la casa.
—¿También van a salir? —interrumpió entonces Akane, que venía bajando las escaleras al tiempo que se abrochaba un suéter obviamente con la intención de ir a alguna parte—. Si todas vamos por el mismo rumbo podríamos ir las tres juntas.
—Yo iré a la tienda —Comentó Kasumi.
—Y yo al parque —agregó Nabiki—. ¿Qué harás tú?
—Saldré con Yuka y Sayuri, compraremos cuadernos y otras cosas para la escuela —respondió la menor del trío—. ¿Tú ya tienes todo lo que necesitas, Nabiki?
—Sí, desde hace días, y muchas gracias por recordarme que las clases inician el lunes, hermanita —suspiró la mediana con un notable sarcasmo—. Buena manera de arruinarle a una el último sábado de vacaciones.
—Deberías estar feliz porque entrarás a tercero —comentó Kasumi—, ya casi terminas la preparatoria.
—Supongo que sí… —dijo Nabiki, que luego de alzar los hombros abrió la puerta para salir a la calle—. Bueno… yo ya me voy, las veré más tarde.
-0-
Un poco después…
Mientras caminaba por el vecindario en dirección al parque, observando el ir y venir de las personas que se cruzaban con ella mientras atendían sus asuntos, Nabiki no pudo evitar que sus pensamientos se centraran en las palabras de Akane y de Kasumi.
"Tercero…" pensó con un suspiro, sintiéndose repentinamente melancólica. "Para estas fechas del próximo año me estaré graduando de la preparatoria…"
La muchacha hizo una pausa al llegar a la esquina para esperar a que pasaran un par de automóviles y poco después, cuando se disponía a cruzar la calle, una ráfaga de viento frío le alborotó el cabello. Suspirando, se ajustó la chamarra y siguió su camino, hundiéndose en pensamientos relacionados con el próximo año escolar.
"No puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido," se dijo al girar por la calle sobre la que estaba el Neko Hanten. "Si parece que fue apenas ayer cuando entré a primero. Recuerdo bien ese día, me sentía… feliz de hecho, porque Kasumi y yo fuimos juntas a la escuela, ella entrando a tercero y yo empezando la preparatoria."
—Y al año siguiente yo fui quien acompañó a Akane en su primer día —murmuró levantando la mirada recordando que su hermana menor había estado muy contenta en ese momento—. Lástima que se le arruinó la mañana cuando conoció a Tatewaki, aunque… ¿Quién se habría imaginado que ese imbécil decidiría que mi hermana tenía que ser su esposa?
Nabiki sonrió para sí misma cuando razonó que al menos Akane no tendría qué soportar al idiota de Kuno en tercero, y además, su hermana no se quedaría sola en Furinkan, pues tendría a Ranma para hacerle compañía.
"Y ahora que lo pienso… también ya ha pasado más de un año desde que Ranma y su padre comenzaron a vivir en el dojo," pensó Nabiki. "El tiempo sí que pasó volando."
Un fuerte y repentino escándalo sacó a Nabiki de sus meditaciones; mirando frente a ella, alcanzó a ver cómo Happosai salía dando largos saltos del Neko Hanten mientras se quejaba de que no le permitieran disfrutar de los últimos placeres de su vida. El maestro fue inmediatamente perseguido por Mousse, que salió corriendo del Café Gato mientras juraba que cortaría al viejo maestro en pequeños pedacitos. Detrás de Mousse salió de un salto un enorme tigre blanco, el cual fue seguido por una linda muchacha de cabello esmeralda, y tras de ella salieron Pink y Link, las gemelas herbalistas de Yakusai. Finalmente, bastante molesta y acusando a Mousse de serle infiel, salió corriendo Shampoo para unirse a la persecución, y a juzgar por la furia en su mirada, la amazona de cabello azul obviamente iba con la intención de aplastar a Navel por haberse acercado al joven pato.(2)
—...Por lo que veo fue algo bueno que Shampoo y Mousse se hicieran novios—, comentó Nabiki en voz baja, observando con cierto interés al grupo de adolescentes que se alejaba en dirección de la avenida principal. En particular porque gracias a ese noviazgo gran parte del caos en el barrio se había trasladado del dojo Tendo al Neko Hanten.
—Happy, Happy, me pregunto si algún día dejarás de ser tan estúpido… —dijo Cologne con hastío mientras salía del restaurante—. Lo único que sabes hacer es causar problemas.
—¿Todo bien señora Cologne? —Le preguntó Nabiki ocultando expertamente su curiosidad mientras pensaba que quizás podría sacarle algunos yenes a la información relacionada con lo que acababa de ver.
—Ah, Nabiki Tendo—, contestó la anciana—. Sí, supongo que todo está bien.
—¿Qué fue lo que pasó? —insistió Nabiki—. ¿El maestro Happosai les robó algo?
—Fuera de un plato de ramen no se robó nada. En realidad, desde que Mousse logró que Shampoo le diera el beso matrimonial hemos tenido bastantes altercados por culpa de Navel y las gemelas. Es una pena, pero tener a cuatro muchachas bonitas casi a diario en el Neko Hanten ha causado que Happosai venga más seguido a fisgonear… pero no importa, regresaremos a China en unos cuantos meses y allá todo estará bien.
—¿En serio van a regresar a China?—, preguntó la mediana, bastante sorprendida por la información y de inmediato razonó que podría vender el dato por algunos cientos de yenes a los varios admiradores de Shampoo en la preparatoria Furinkan.
—Shampoo ya no está comprometida con Ranma, no tenemos ningún motivo para quedarnos aquí. La única razón por la que aún no nos vamos es porque estamos buscando a quién venderle el restaurante—, indicó Cologne mientras regresaba al Neko Hanten—. Así que si conoces a alguien que le interese comprar el Café Gato, dile que venga a verme.
—Si escucho de alguien lo haré— prometió Nabiki, observando en silencio cómo la anciana cerraba la puerta del restaurante. Se quedó allí por un instante y sin más qué hacer, reanudó su camino al parque.
"Supongo que era lógico que decidieran irse, aunque esto significa que tendré que hacer varios ajustes," pensó Nabiki al tiempo que cruzaba la calle. "Pero esto me cambia las expectativas para las ventas de las fotos de Shampoo de este año, y será necesario conseguir una buena cantidad de fotografías para tener un stock de reserva… aunque la escasez podría ayudarme a venderlas más caras, habrá que considerar eso cuando Ryonami, Kikuko y yo hagamos el plan de ventas..."
-0-
Algunos minutos más tarde…
Ocupada mientras meditaba sobre lo que podría significar la ausencia de Shampoo en el vecindario, Nabiki no tardó en llegar a su destino, y de la entrada del parque caminó hacia donde había algunas bancas y mesas de cemento rodeadas por altos cerezos que normalmente eran usadas por las familias que visitaban el lugar los fines de semana. La mediana de las Tendo sabía bien que un café o algún otro restaurante habría sido un lugar más agradable para tener una reunión, y más a esa hora de la mañana en la que la temperatura aún estaba algo fría, pero lo había elegido porque le parecía un sitio más discreto y mucho más económico para discutir sobre sus planes de venta de fotografías para el próximo periodo escolar. Tenía muchas expectativas de aumentar sus ingresos, y si todo iba bien, podría comenzar a vender fotografías sin sostén de la forma de chica de Ranma por todo Tokio en lugar de sólo en algunos distritos cercanos a Nerima.
"Y con eso podría ganar suficiente dinero cada mes para poder comprar ropa y otras cosas sin problemas," pensó ella al tiempo que tomaba el andador izquierdo y subía por una pequeña loma hasta donde se reuniría con sus amigas. "Y más porque papá ya me quitó acceso a su tarjeta de crédito."
Se sorprendió al ver que Kikuko y Ryonami ya estaban acercándose al sitio de reunión desde el otro lado del parque, pues no las esperaba hasta un poco más tarde. Al acercarse, no dejó de notar que también habían instalado tres máquinas expendedoras cerca de las mesas de cemento, una de sodas y jugos, otra de café y una más sólo de botellas de agua.
Kikuko, que llevaba una chaqueta azul, se detuvo junto a una mesa y levantó la mano para saludar al ver que Nabiki se acercaba. La muchacha era bonita, y llevaba su cabello castaño claro corto y al estilo de paje, pues argumentaba que así ahorraba tiempo en arreglarse; esto era debido a que Kikuko, hija de un inspector de la policía, se tomaba muy en serio la puntualidad.
Ryonami, que llevaba un suéter blanco, el cual eligió porque contrastaba bien con su largo cabello castaño rojizo, imitó a su amiga y también levantó una mano para saludar a la mediana de las Tendo. La niña también era bonita a su modo, y llevaba una bolsa de papel con unas piezas de pan dulce, las que le había regalado su padre, pues Ryonami era hija del dueño de una pastelería bastante popular en el vecindario.
Las dos muchachas conocían a Nabiki desde la secundaria, y desde entonces habían permitido que la sagaz niña Tendo se convirtiera en la líder de su grupo. En realidad a ellas eso no les molestaba, pues seguir a Nabiki les permitía tener acceso a dinero extra, así como a la protección y la influencia que les confería el absoluto control del flujo de información que como grupo habían logrado obtener en Furinkan; a fin de cuentas, casi nada sucedía en la preparatoria sin que Nabiki, y por lo tanto ellas, estuvieran al tanto. Si había alguien con algún secreto vergonzoso, así fuera alumno, maestro o personal de la administración, la reina de hielo de la escuela y sus dos asistentes seguramente lo sabían, y estarían listas para usarlo en el momento indicado para obtener la mayor ventaja.
Y era por esa sencilla razón que aunque Ranma, Tatewaki, Akane y Ukyo fueran los alumnos físicamente más fuertes en Furinkan, el verdadero poder sobre todos los estudiantes de la preparatoria, incluso más arriba que el del mismo consejo estudiantil, le pertenecía a Nabiki Tendo, y en menor medida a sus amigas Kikuko y Ryonami.
Debido a esto Nabiki era, en pocas palabras, completamente intocable en Furinkan.
—No pensé que llegarían al mismo tiempo que yo —dijo la niña Tendo una vez que estuvo frente a Kikuko y Ryonami—. Pero es mejor, así no tardaremos mucho y podremos ir a buscar algo más divertido qué hacer.
—Eso suena bien— respondió Ryonami—. El día está frío. Entre más pronto podamos ir a otra parte será mejor.
—Estoy de acuerdo con eso— agregó Kikuko, señalando la mesa más apartada de las máquinas expendedoras, el único lugar que no estaba bajo la sombra de un cerezo y que recibía directamente la luz del sol—. ¿Nos sentamos en aquella esquina? Allá no hay sombra y seguramente hace menos frío que aquí.
—Por mi está bien— aceptó Nabiki, que comenzó a andar en esa dirección—. Por cierto, ¿que traes en la bolsa, Ryonami?
—Pan dulce— respondió la otra—, lo manda mi mamá, podemos comerlo mientras hacemos el plan anual de ventas.
—Es una suerte que traigo una libreta pequeña— dijo Kikuko, sacando del bolsillo de su chaqueta un pequeño cuaderno y una pluma.
—Te la dió tu papá, ¿verdad? —sonrió Nabiki al notar que la portada del cuadernito era negra y decorada con el emblema de la insignia policial.
—Sí, me lo regaló él— dijo Kikuko al tiempo que se sentaba en una de las bancas de cemento—. Chicas, ¿qué tal si nos comemos el pan dulce antes de empezar a trabajar?
—No es mala idea— opinó Ryonami—, así no tendremos que cargarlo cuando terminemos y podremos ir directo a alguna otra parte. ¿Qué dices, Nabiki?
—Supongo que está bien —aceptó ella. Era mediodía, y un bocado antes de pasar algunas horas caminando por la zona comercial del barrio no les caería mal.
—Pero nos haría falta algo de tomar— dijo Kikuko, que señaló a las máquinas expendedoras al otro lado de la zona—. Iré a comprar café, ¿quieren uno?
Nabiki estaba por responder cuando vio algo que la hizo cambiar de opinión. Un hombre se acercaba a trote hacia las máquinas expendedoras. Llevaba sudadera y pants blancos, lo que indicaba que si iba en esa dirección era para comprarse algo de beber. La muchacha sonrió y se levantó, necesitaba estar junto a la máquina de café a tiempo para poder llevar a cabo el plan que ya tenía en mente y que le permitiría conseguir café gratis para ella y sus dos amigas.
—Esperen aquí, yo me encargo de conseguir las bebidas— prometió Nabiki.
—¿Se las pedirás a ese tipo que viene para acá? —preguntó Ryonami algo extrañada—. No le puedo ver bien la cara porque trae la capucha de la sudadera puesta y todavía está lejos, pero parece algo mayor que nosotras.
—¿En serio vas a hacer algo así? —dijo Kikuko algo incrédula—. Nabiki, tú sólo le exprimes dinero a muchachos de preparatoria.
—Oh, vamos, no sean miedosas —contestó la niña Tendo, minimizando las opiniones de sus amigas, pero al verlas preocupadas, se dio cuenta que era mejor tranquilizarlas un poco—. Está bien, si es muy mayor o se ve peligroso no le pediré nada y yo pagaré el café, ¿de acuerdo?
Sin esperar una respuesta, Nabiki se acercó de manera casual a las máquinas expendedoras, para no despertar sospechas en caso de que el hombre que se acercaba estuviera poniendo atención, y se detuvo frente a la máquina de café, fingiendo leer las opciones en el tablero cuando él llegó.
Nabiki lo observó echarse para atrás el capuchón, mirando con discreción cuando lo tuvo lo bastante cerca; era un hombre joven de cabello castaño claro, y tan alto como su padre. Sonriendo discretamente, la muchacha se sintió bastante complacida de que no hubiera sido un señor de más de cincuenta años que intentaba perder peso. Si tenía que calcular, el recién llegado estaba a la mitad de la veintena y, afortunadamente para ella, no era mal parecido. Si bien no era un galán de cine, sí era atractivo a su manera, y su amplio pecho y hombros le daban un aire varonil que lo separaba definitivamente de los chicos de preparatoria con los que ella solía salir.
"Ese reloj que lleva puesto parece caro," pensó la joven Tendo mientras continuaba su inspección del recién llegado y una idea comenzaba a formarse en su mente. "Creo que… si juego bien mis cartas podría sacarle a este tipo bastantes regalos y un par de cenas en algún restaurante de los más caros de Tokio…"
Decidiendo que no perdía nada intentando cumplir con su plan, Nabiki se acercó al recién llegado, que estaba colocando monedas en una máquina sin ponerle atención, y preparó su sonrisa más inocente antes de hablarle, en caso de que se girara a verla de repente.
—Disculpe, señor…— llamó con el tono de voz más dulce que pudo lograr—. ¿Podría hacerme un favor?
—¿Le sucede algo malo, señorita? —preguntó él mientras recogía la botella de agua que acababa de comprar, cuando se enderezó puso atención a la muchacha junto a él y esperó a que continuara, esperando en caso de que fuera algo con lo que pudiera ayudar.
—Bueno, me da bastante vergüenza, pero… —Nabiki bajó la mirada y giró el rostro hacia la derecha, fingiendo perfectamente una timidez que no sentía—. Mis amigas y yo venimos al parque a platicar, y de camino compramos unos panes…
—Ajá… —dijo él, mirando a las dos muchachas que esperaban en las mesas de concreto, deduciendo que eran las amigas de esta jovencita que se le había acercado. Si no se equivocaba, esta niña estaba a punto de pedirle dinero.
—Pero ya no nos alcanza para comprar algo de beber —dijo ella, mirándolo de nuevo, llevándose las manos a la barbilla y ofreciéndole una tímida sonrisa que estaba segura le resultaría irresistible. Nabiki rió fingiendo un súbito ataque de nervios—. ¿Podría comprarnos un café a cada una? No importa si es el más barato, le prometo que si me da una manera de contactarlo le pagaré en cuanto pueda… ¿Nos ayudará?
—No.
—Oh, muchas gracias, yo quiero un… —comenzó Nabiki, que se detuvo cuando su cerebro procesó que él le había dicho que no—. Disculpe… ¿acaso dijo que no?
—No está bien que una muchacha de preparatoria hable con extraños y les pida dinero de esta manera— dijo él con un tono severo, pero al mismo tiempo amable—. Podría prestarse a malentendidos o ser peligroso. Le recomiendo que no lo vuelva a hacer. Y si sus amigas y usted desean tomar algo con su pan, les sugiero que vayan a la casa de alguna de ustedes, allí podrán prepararse café sin gastar ni un sólo yen.
—Pero… —Nabiki parpadeó sin poder entender bien lo que sucedía—. Pero…
—Que tengan un buen día— le dijo él, que luego de darle un largo trago a la botella, se alejó a trote sin decir nada más.
Nabiki estaba tan sorprendida por la negativa que lo único que acertó a hacer fue mirar en silencio cómo él se alejaba. ¿Qué había salido mal? Ningún muchacho de Furinkan o de otra preparatoria habría podido negarse a comprarle algo, de eso estaba segura. ¿Acaso había perdido su atractivo? No, eso no podía ser posible, y en realidad podía entender que eso hubiera fallado, y en realidad que no se hubiera sentido atraído por ella no tenía nada de malo, pero había otra cosa que a Nabiki le estaba carcomiendo las entrañas.
—Nabiki… ¿estás bien? —preguntó Kikuko, ella y Ryonami se habían acercado al notar que Nabiki no se movía, pues temían que el extraño joven le hubiera dicho algo malo a su amiga.
—¿Te hizo algo ese tipo? —quiso saber Ryonami, honestamente preocupada.
—Es que… él no gastó su dinero en mí —murmuró Nabiki, ignorando a sus dos amigas.
—¿Cómo? —preguntaron las otras dos sin entender bien qué sucedía.
—Ese avaro idiota… no gasto dinero en mí, ¡no gastó ni un sólo yen! —murmuró Nabiki con una visible irritación.
—Oh… bueno, no siempre se gana— comentó Ryonami—. No te preocupes, es sólo una taza de café, nosotras podemos pagarlas, y…
—Y además, ¡se atrevió a decirme que no!— prosiguió Nabiki aparentemente sin hacer caso—. Kikuko… Ryonami… no haremos el plan de ventas hoy.
—¿Entonces? —preguntó Kikuko
—Haremos un plan para descubrir todo acerca de ese tacaño miserable—declaró la mediana de las Tendo—. y después buscaremos la manera de sacarle hasta el último yen que lleve en la cartera.
Intercambiando miradas lo más discretamente posible, Ryonami y Kikuko no pudieron sino sentir que esa era una muy mala idea y que era muy posible que llevarla a cabo terminaría trayéndoles bastantes problemas…
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Notas:
(1)Kikuko y Ryonami son las dos amigas de Nabiki que le ayudan a vender fotografías y a organizar círculos de apuestas. Aparecen un par de veces en el anime y en el manga hay dos chicas en la clase de Nabiki que supongo podrían considerarse que son los mismos personajes; las he agregado más que nada por cuestiones narrativas.
(2)La situación que Nabiki encuentra en el Neko Hanten con Mousse, Shampoo, un tigre blanco, una amazona de cabello esmeralda y las gemelas Pink y Link se relaciona con mi historia "La Saga de Shampoo y Mousse". Al principio no tenía intención de conectar estas dos historias pero me terminó pareciendo buena idea que estuvieran situadas en el mismo "universo" ya que me ayuda a tener una base establecida sobre la que puedo trabajar.
Finalmente, desarrollé esta historia debido a la positiva respuesta que recibió la pareja que usé para Nabiki en los fanfics "Betty" y "Retrato de una vida perfecta", no tenía pensado explorar más a fondo el tema pero, a los lectores pareció gustarles la idea así que pensé que valía la pena. Esperemos que la historia les resulte interesante.
Gracias por leer este primer capítulo.
