Galaxy Angel – La novelización

Por Fox McCloude

Disclaimer: Galaxy Angel y todos sus personajes son propiedad de BROCCOLI. Todos los derechos reservados.


No desesperar (8-1)


– ¿La Luna Negra? – preguntó Takuto estupefacto mientras miraba al príncipe Shiva. – ¿Qué es eso?

– No conozco todos los detalles, pero Lady Shatoyarn me contó sobre ella. – explicó el heredero con gravedad. – La Luna Negra es una tecnología perdida cuyo único propósito es traer caos y destrucción. Una máquina automatizada para producir armas en masa... eso fue lo que me dijo.

Una máquina automatizada... fue entonces que Takuto no tuvo ninguna duda. Su presentimiento al verla quedaba confirmado. Esta era la fuente de la aparentemente infinita flota de Eonia. No había otra explicación. Pero esa respuesta, más que aliviarlo, sólo lo hizo sentir aún más terror, al tenerla allí frente a ellos.

– La Luna Negra... – dijo Lester. – No sé si realmente pueda creer en algo así. De un solo golpe, y apenas rozándola, fue capaz de destruir Fargo.

– Sí, y a mí también me preocupa el impacto directo que recibió Rhome. – agregó Takuto. – ¿Aún no sabemos cómo están las cosas allá abajo?

– No estoy segura. – dijo Coco angustiada. – Pero desde aquí, puedo confirmar que la superficie del planeta quedó severamente dañada. Incluso si... si no estaban cerca de la zona del impacto, la onda de choque por sí sola tuvo que haber tenido un efecto devastador...

– No... entonces las personas de Rhome fueron... – dijo Takuto, sintiendo que se le iba la voz.

– Odio decirlo... pero creo que no hay ninguna esperanza... – corroboró Lester con pesar.

La tripulación del puente se quedó en silencio por unos segundos, hasta que una señal de comunicaciones los sacó a todos de su trance. Almo informó que provenía desde Fargo, y sin tardanza Takuto ordenó que abrieran el canal. Al principio sólo había señal de audio, pero la voz que sonó del otro lado de la línea era inconfundible.

– Aquí el centro de control del puerto secundario de Fargo. ¿Quién está comandando el Elsior y a la Brigada Angel?

– ¿Comodoro Luft? – exclamó Takuto al reconocerlo. – ¡Soy yo, Takuto!

– ¿Takuto? – respondió el Comodoro, y finalmente Almo pudo ajustar la imagen en la pantalla. – Ya veo que lograste llegar al Elsior en medio del caos. Eso me alegra.

– También me da gusto ver que usted se encuentra bien. – replicó Takuto. – Por favor, díganos cuál es la situación allá.

– Todos los puertos fueron dañados, y el control central no responde. Las naves que se encontraban en el puerto en su mayoría se encuentran bien. Pero el distrito de la ciudad de Fargo... fue totalmente aniquilado en ese ataque...

– Eso es terrible... – Takuto volvió a apretar sus puños y sus dientes. – Eonia, maldito monstruo...

– Contén esa ira por ahora. – le dijo el Comodoro en tono muy serio. – Flotas aliadas de los planetas cercanos ya vienen en camino en este momento. Y dejando eso de lado, Takuto, ¿sabes dónde está el Príncipe Shiva?

– Sí, él está...

– No te preocupes. – El propio Príncipe Shiva salió al paso y se plantó frente a la pantalla. – Estoy justo aquí.

– ¡¿Qué?! – jadeó Luft sorprendido. – ¡Gracias al cielo se encuentra a salvo!

– Lo trajimos con nosotros cuando escapamos del baile. – explicó Takuto.

– Hiciste un buen trabajo. No, un GRAN trabajo, Takuto. – respondió el comodoro muy complacido.

Pero la posible alegría por esa noticia se disipó cuando los sensores de alarma volvieron a sonar, trayéndolos de vuelta a la realidad. Coco tecleó en su estación y a los pocos segundos les informó de más malas noticias:

– ¡Comandante! ¡La flota de Eonia ha comenzado a movilizarse!

– Ya vienen por nosotros... – dijo Takuto. – ¿Cuántos hay?

– ... Las reacciones aún siguen incrementándose. – dijo la operadora del radar. – ¡Naves automatizadas siguen saliendo de esa cosa negra una tras otra! Y también, hay tipos nuevos que nunca habíamos visto mezclados entre ellos.

– ¿Otro nuevo modelo? – exclamó Lester. – ¿De qué se trata esta vez?

– Estamos analizando los datos ahora. – dijo Coco. – ¡La flota de Eonia se aproxima hacia Fargo!

– No podemos permitirlo. – dijo Lester. – ¿Qué hacemos, Takuto?

– Esa esfera gigantesca... tenemos que derrotar a la Luna Negra. – dijo Takuto, luchando contra su propio terror. – Si no lo hacemos... todo estará perdido. ¡Comodoro Luft, déjenos todo a nosotros! ¡Usted dese prisa y rescate a la gente que queda en Fargo!

– ¡N-no puedes hacer eso! – exclamó el veterano. – ¡Tienes que escapar ahora!

– ¿Por qué? – replicó Takuto. – En este momento, el Elsior y los Emblem Frames son la fuerza más poderosa con la que contamos.

– ¡¿Cómo puedes decir eso con el Príncipe Shiva a bordo?! – lo regañó Luft. – ¡No puedes permitir que el Elsior tome semejante riesgo mientras está contigo!

– En otras palabras, ¿deberíamos priorizar la seguridad del Príncipe Shiva y retirarnos del combate? – No era realmente una pregunta. Por mucho respeto que le tuviera a su antiguo mentor, Takuto sabía que no podía obedecer esa orden en este momento.

– ¡Luft! – salió al paso el Príncipe Shiva. – ¡¿Me estás diciendo que abandone a la gente de Fargo?!

– E-eso no fue lo que quise decir. – dijo Luft, amilanándose un poco ante el tono autoritario del Príncipe. – Puede que sea difícil, pero encontraremos una forma de evacuarlo a usted y...

– ¡Nos estás diciendo que los abandonemos! – protestó el príncipe indignado. – ¡Mayers, pelea para proteger y apoyar a Fargo! ¡Es una orden!

– ¡Takuto, no lo hagas! – respondió Luft. – ¡Debes llevar al Príncipe Shiva a un lugar seguro!

Takuto miró a ambos, a su mentor y al Príncipe. Parecía un camino sin salida independientemente de cuál opción eligiera. Si elegía quedarse a pelear, ponía en peligro la vida del príncipe al arriesgarse a pelear, y con ello también al futuro del Imperio Transbaal. Pero si escapaba, se arrepentiría toda su vida de haber abandonado a su suerte a la gente de Fargo.

En un momento como este, la única elección obvia era aquella que sabía que podía hacer sin arrepentimientos.

– ... Entiendo. – dijo finalmente, mientras se ponía de pie. – Escuchen todos. El Elsior interceptará a la flota de Eonia. ¡Todas las manos, prepárense para el combate!

– ¡Finalmente! – dijo el Príncipe con tono complacido. – ¡No permitas que se acerquen a Fargo!

– ¡Takuto! – gritó Luft claramente enojado.

– Lo siento, pero no puedo desobedecer una orden real del Príncipe Shiva. – dijo Takuto con una gran sonrisa. – Y en este momento, tal vez el mejor lugar para ocultar un árbol sea en medio del bosque. Quiero decir, si el Elsior huye mientras todas las demás naves se quedan aquí, sería prácticamente decirles a gritos que el Príncipe Shiva se encuentra a bordo.

– Pero si la nave donde está el príncipe se queda aquí, puede que la flota de Eonia asuma que no se encuentra en el Elsior. – puntualizó Lester.

Luft se quedó callado ante sus palabras. Quizás fuese porque un mes atrás, cuando conocieron al príncipe por primera vez, él no tuvo reparo en desobedecer la orden que le dio (y en contra de los deseos del propio Luft), y ahora hacía exactamente lo contrario. Pero dada la situación, Takuto prefería aferrarse a la poca esperanza que tenía, antes que huir sin siquiera haberlo intentado y vivir con ese arrepentimiento.

– ... Lo entiendo. – dijo Luft con resignación. – Entonces no diré más. Por favor mantén a la flota de Eonia a raya todo lo que puedas.

– Sí, entendido. – dijo Takuto haciendo un saludo miltar.

– No hagas nada más allá de tu línea del deber, Takuto. – le advirtió Luft. – Sobrevive para que podamos encontrarnos de nuevo.

Dicho eso, Luft cortó las comunicaciones. Mientras estaban conversando, la Brigada Angel había regresado al Elsior para repostar combustible y municiones, y para estas alturas ya debían estar listas para volver a salir. De inmediato pasó la comunicación hacia el hangar para darles sus instrucciones.

– Brigada Angel, ¿escucharon todo? ¡Vamos a enfrentarnos a la flota de Eonia junto con nuestros aliados!

– ¡Ahora sí estás hablando! – dijo Forte. – ¡Que vengan todos, me voy a cargar hasta el último de ellos! ¡Les enseñaré todo lo que tengo!

– ¡Muy bien! – dijo Takuto. – ¡Todos listos, en marcha!

...

Unos minutos después, el Elsior estaba finalmente en posición, y la Brigada Angel se mantenía en espera de las órdenes para iniciar el ataque. Takuto lamentaba que no contasen con mucha ayuda, pero al menos por el momento, tenían que hacer todo lo posible. El tiempo apremiaba.

– Almo, muestra el mapa táctico en la pantalla. – ordenó el comandante.

– Sí, señor. – replicó la operadora.

En ese momento, su objetivo era prevenir que el enemigo se aproximara a Fargo hasta que todas las personas que quedaban allí pudieran escapar. Sin embargo, en ese momento la Luna Negra estaba desplegando refuerzos constantemente, así que no importaba a cuántos de ellos pudieran derrotar. Si por él fuera, le encantaría iniciar un ataque directo, pero abrirse paso entre todas esas fuerzas ellos solos sería prácticamente imposible en su estado actual. Y había otra complicación de por medio.

– Los nuevos modelos parecen tener a la Luna Negra rodeada, y no nos permitirán acercarnos. – observó Takuto. – ¿Qué sabemos sobre ellos?

– Por mi análisis preliminar, parece tratarse de un nuevo tipo de satélites de ataque. – respondió Almo.

– Este es el único satélite de ataque que se encuentra en esta área. – señaló Lester en la esquina inferior izquierda del mapa. – Sin embargo, hemos confirmado una enorme presencia de naves automatizadas. Primero, tenemos a las fragatas de misil que protegen al satélite, fragatas de alta velocidad, cruceros y destructores. Nuestros aliados nos proveerán apoyo, y se encuentran aquí. – Señaló a los dos acorazados que flanqueaban al Elsior por la derecha. – Esta vez trabajaremos juntos.

– Esos cazas que llamaron Emblem Frames, ¿no están aquí? – preguntó Mint.

– Correcto, no estamos detectando su presencia en el radar. – respondió Coco.

– Ja, seguro se fueron con el rabo entre las patas por la paliza que les dimos antes. – replicó Ranpha. – Por eso no se van a mostrar ahora.

– En cualquier caso, la Luna Negra es demasiado peligrosa para dejarla estar. – dijo Takuto. – Lo primero que debemos hacer es penetrar su línea defensiva. El objetivo de la misión será destruir ese satélite de ataque.

Una enorme flecha apareció entre el punto donde estaba el Elsior y el susodicho satélite indicando su ruta de avance. Si actuaban rápido, podrían incluso evadir al enemigo y enfocarse en destruir rápidamente el satélite.

– Dejaremos a las naves enemigas en manos de la flota aliada. – continuó Takuto. – La prioridad de la Brigada Angel será romper sus defensas. Sin embargo, ya que desconocemos las capacidades de ese satélite, tengan mucho cuidado al acercarse a él.

– El tiempo de reabastecimiento y reparaciones será crítico. – señaló Lester. – Takuto, cuando veas que los Emblem Frames están en problemas, asegúrate de dar las órdenes apropiadas.

– Lo sé. – asintió Takuto. – No pienso bajar la guardia. Muy bien, chicas, tengan cuidado allá afuera. Eso es todo. ¿Están todas listas? ¡Brigada Angel, adelante!

– ¡SÍ SEÑOR!

...

Apenas Takuto dio la orden, el escuadrón avanzó tan rápido como podía para encontrarse con sus enemigos. Desde el flanco izquierdo la flotilla de fragatas veloces ya estaba dirigiéndose hacia ellas para interceptarlas. Como de costumbre, Ranpha sería la primera en tomar la punta para iniciar el asalto.

– ¡Ahí les va! ¡Garras de Anclaje, fuera!

El Kung-Fu Fighter disparó sus garras hacia las dos fragatas más cercanas, luego de maniobrar entre la oleada de misiles, enganchándolas para luego arrojar el choque electromagnético. Con eso las dejó deshabilitadas y se elevó para dejar pasar el salvo de misiles lanzado por el Trick Master y el Happy Trigger detrás de ella que terminaron de rematarlas.

– Dos fuera, quedan tres, Ranpha-san. – informó Mint.

– ¡La del centro es mía, voy por ella! – respondió la rubia mientras se lanzaba en picada.

La formación de tres fragatas que venía detrás de las dos primeras también comenzó a abrir fuego contra ellas. Con el blanco fijado, Ranpha le arrojó una ronda de misiles que rápidamente perforaron su coraza, haciéndola estallar rápidamente. Detrás de ella, el Harvester y el Lucky Star también derribaron a las suyas rápidamente, con lo que habían eliminado a la primera línea de defensa.

Ahora venían aproximándose dos destructores y un crucero, que intentaban desviarse hacia el flanco derecho con la obvia intención de ponerse en posición de tiro para atacar al Elsior. Por medio del sistema de comando de alta velocidad, Ranpha vio que Takuto le estaba designando el crucero como siguiente objetivo, y ella estaba más que feliz de obedecer.

– Entre más grandes son, más pedazos habrá que recoger después. – comentó la rubia. – Pero bueno, hoy les toca caer a ustedes. ¡Esta es por las personas en Fargo!

Ranpha no se contuvo en soltar sus misiles, buscando acribillar al acorazado todo lo que pudiera. Las defensas resistieron por un momento, pero el ataque continuo del Kung-Fu Fighter terminó perforando sus escudos, y las detonaciones pronto evidenciaron daños críticos en la nave enemiga, enviándola a la deriva, y unos segundos después, el Elsior le envió un mensaje de alerta para que salieran de la zona de fuego, y comenzaron a dispararle con sus cañones de largo alcance, terminando de partirla en dos.

– ¡Jaja, ese fue un buen tiro! – dijo la rubia. Luego hizo una verificación de municiones y se percató que había agotado casi todos sus misiles en ese ataque. – Tch, creo que se me fue la mano. ¡Chicas, iré a repostar, voy a necesitar más misiles!

– Con toda confianza. – dijo Forte. – Te cubriremos mientras tanto.

El Kung-Fu Fighter dio la vuelta mientras las otras cuatro naves se formaban para protegerla. Mejor reponer sus misiles lo más rápido posible, ya que todavía tenía mucho por ventilar con las naves enemigas.

...

Mientras Ranpha se dirigía al hangar del Elsior, las demás mantuvieron el frente, sin dejar de disparar para contener el avance del enemigo. Por fortuna para ellas, la flota aliada mantenía el flanco derecho firme mientras ellos lograban hacer retroceder al izquierdo, aunque fuese poco.

Mint analizó la formación enemiga. Habían logrado penetrar las dos primeras líneas defensivas, pero quedaba una más compuesta de fragatas de misiles que las superaban en número, sin mencionar a las cinco naves pesadas que rodeaban al satélite de ataque. La joven heredera de Blancmanche pensó que tal vez podrían ganar tiempo haciéndoles desperdiciar munición, o hacer una interferencia para dejar las naves incapacitadas el tiempo suficiente para abrirse paso y continuar avanzando.

Con eso en mente, abrió el canal de comunicaciones con el puente del Elsior:

– Aquí el Trick Master. Takuto-san, tengo una idea que podría ayudarnos a avanzar más rápido.

– Déjame adivinar, ¿quieres correr una interferencia en las naves enemigas usando tus Fliers? – preguntó Takuto con una gran sonrisa.

Mint no pudo evitar sonreír también. Por lo visto, ya la conocía lo suficiente para saber cómo pensaba, pero si ambos estaban en la misma página, eso simplificaba las cosas.

– En esta área de efecto, creo que puedo hacer una interferencia por cinco segundos. – dijo Mint. – Sería suficiente para que pueda trazar su curso de avance y prepararles un ataque de emboscada, y entonces las otras y el Elsior podrán abrir fuego con todo lo que tengan. Aunque necesitaré cobertura hasta poner mis Fliers en posición.

– Pues la tendrás. – replicó Takuto. – Confiamos en ti, Mint.

La comunicación se cerró, y Mint se dispuso a lanzar sus drones. La interferencia sería breve, ya que no quería sobrecargar sus Fliers como en el enfrentamiento anterior. Mientras lo hacía, Vanilla se puso frente a ella y activó el escudo satelital para bloquear los disparos que venían de las naves enemigas. A su lado, vio algunos rayos de energía disparados desde los cañones del Elsior que proveían cobertura adicional.

Mint hizo los cálculos de frecuencia antes de posicionar sus Fliers estratégicamente para lanzar su interferencia. Al mismo tiempo, verificó el curso actual de los enemigos, que claramente tenían en la mira al Elsior como objetivo principal. Qué predecibles, pensó la peliazul, pero eso le facilitaría mucho las cosas. Si se dirigían hacia el mismo objetivo, era mucho más sencillo establecer el área de convergencia donde lanzarían todos sus proyectiles.

– Fliers en posición, iniciando cuenta regresiva para interferencia...

La interferencia sería sólo de cinco segundos, pero eso sería suficiente para descolocarlos. Las naves enemigas se estaban posicionando para abrir fuego simultáneamente contra el Elsior, pero su plan no daría resultado. Apenas el contador de tiempo llegó a cero, ella hizo lo suyo.

– ¡Flier Dance!

En cuanto se activó la interferencia, las naves enemigas interrumpieron su ataque, quedándose totalmente vulnerables. Sin perder tiempo, tanto el Elsior como los demás Emblem Frames los acribillaron con lásers y misiles, sin piedad alguna para asegurarse que ninguna de ellas escapara para causarles problemas después. Al mismo tiempo, Ranpha había vuelto de repostar y rápidamente se unió a la refriega, arrancándole a una de ellas la cubierta superior antes de soltar dentro de ella un salvo de misiles explosivos.

– La tercera línea enemiga ha sido neutralizada. – anunció Takuto desde el Elsior. – Ahora debemos dirigirnos hacia el satélite de ataque.

– ¡Jaja, ese déjenmelo a mí! – dijo Ranpha. – ¡Vamos a ver quién lo destruye primero!

– Espera, Ranpha-san. – le advirtió Mint. – Antes de eso debemos eliminar a las naves escoltas que lo están protegiendo.

– Sí, como sea. – replicó la rubia. – ¡Sólo quitemos a los estorbos de una vez!

Estaban muy cerca de cumplir su misión. Las naves escoltas ahora eran lo único que se interponía entre ellas y el satélite enemigo.

...

En el puente del Elsior, Takuto seguía observando detenidamente el progreso de la batalla. Hasta ahora no habían tenido ningún tropiezo, pero las cosas podrían comenzar a complicarse en cuanto se encontrasen dentro del rango del satélite de ataque.

El resto de la flota aliada afortunadamente había alejado al resto de las fuerzas enemigas de ellos, dejándoles el camino despejado, pero aún quedaban cinco naves pesadas protegiendo el satélite, y tendrían que deshacerse de ellas primero antes de poder hacerle frente. Afortunadamente para ellos no se había movido de su posición inicial, lo que significaba que seguramente estaba programado para atacar sólo en cuanto entraran en su rango de efectividad.

– Almo, Coco, ¿tienen análisis preliminar de las naves que protegen al satélite? – preguntó Takuto.

– Dos cruceros pesados y tres destructores. – dijo Coco. – En teoría, el Elsior debería ser capaz de enfrentarse a tres de ellos simultáneamente.

– Si los Emblem Frames nos quitan a los otros dos de encima. – señaló Lester. – Pero no podemos acercarnos demasiado, o el satélite nos pondrá en la mira de inmediato.

– Lo que significa que debemos atraerlos hacia nosotros. – concluyó Takuto. – Atención, Brigada Angel. Inicien un ataque de flanqueo a los destructores, y traten de obligarlos a venir hacia el Elsior para dejar el satélite desprotegido. En cuanto una de ustedes vea una abertura, atáquelo sin dudar.

Era un plan arriesgado, pero si lograban moverse lo suficientemente rápido lograrían tener éxito. El satélite claramente estaba diseñado para ataque contra naves capitales como el Elsior, no contra naves caza rápidas y maniobrables como los Emblem Frames.

Sin perder tiempo, la Brigada Angel se dividió en dos grupos, con el Lucky Star y el Happy Trigger tomando el flanco izquierdo, y el Kung-Fu Fighter, Trick Master y Harvester el derecho. Al hacer esto dejaban al Elsior totalmente expuesto por el centro, y su plan era que al ver la abertura se lanzaran para enfrentarlo cara a cara.

El enemigo mordió el anzuelo, y los dos cruceros que iban al frente de la formación avanzaron y comenzaron a abrir fuego contra el Elsior. Takuto ordenó levantar las pantallas deflectoras delanteras para repeler los lásers y misiles, y aunque hubo algunas sacudidas no sufrieron daños significativos.

– Comandante Mayers, el fuego del enemigo es demasiado intenso. – advirtió Almo. – Los escudos no podrán resistir para siempre.

– Sólo un poco más. – ordenó Takuto. – La Brigada Angel se ocupará del resto si tenemos problemas.

Ellos debían mantener posición hasta que el enemigo hubiese salido del radio efectivo del satélite. Takuto activó la pantalla de radar para observar los movimientos, y calculó que estarían fuera de rango en menos de un minuto. Los escudos estaban resistiendo pero disminuían a un ritmo bastante acelerado. Era una carrera contrarreloj donde el primero que cometiera un error sería el perdedor.

– Ya casi... ya casi... ¡AHORA! – ordenó Takuto. – ¡Disparen todas las armas principales hacia los cruceros enemigos!

El contraataque no se hizo esperar. El Elsior abrió fuego con todos sus cañones hacia los dos cruceros, cuyas pantallas deflectoras apenas pudieron resistir el embate inicial de los lásers antes de parpadear y venirse abajo, permitiendo a los proyectiles sólidos hacer su trabajo y perforar sus cascos. El daño por sí solo no fue crítico, pero los dejó como presa fácil para el asalto de los Emblem Frames, que tampoco escatimaron en munición para derribarlos en cuestión de segundos.

Con los cruceros fuera del juego, los destructores intentaron tomar el frente y comenzaron a abrir fuego también contra el Elsior. Estos tenían una mayor potencia y alcance, por lo que obligaron al Elsior a ralentizar su avance para mantenerse fuera del rango de efectividad.

Sólo faltaba un paso más para destruir el satélite, y esto quedaría a discreción de la Brigada Angel. Confiaba en ellas.

...

En la cabina del Happy Trigger, el sistema de comandos de alta velocidad transmitió el plan de Takuto para completar la misión. Con todas las naves protegiéndolo fuera de comisión, ahora dependía de ellas destruirlo, y Takuto había delegado en ella la tarea de hacerlo.

El satélite estaba claramente diseñado para hacer frente a naves capitales pesadas, es decir objetivos grandes como cruceros de batalla o naves del mismo tamaño o más grandes que el Elsior. Forte analizó momentáneamente la situación antes de comunicarse con el resto de la brigada.

– Muy bien, escuchen todas. – les dijo. – Vanilla y yo nos acercaremos primero para evaluar sus capacidades ofensivas. Mint, necesito que analices la potencia de fuego y rango de efectividad máximo. Milfie y Ranpha, permanezcan en espera y esperen mi señal.

– ¡Entendido! – replicaron todas las demás al unísono.

El Happy Trigger y el Harvester tenían los escudos más fuertes, así que para ellas sería menos arriesgado acercarse al satélite. Tal como esperaban, en cuanto se pusieron a tiro, el satélite comenzó a armarse por todas partes, revelando una multitud de cañones Phalanx y lanzadores de misiles. Forte y Vanilla se separaron para dificultarles la tarea, y tal y como habían anticipado, los proyectiles habrían sido letales para una nave capital como el Elsior, pero ellas lograron, aunque no sin dificultad, evadir la ronda sin recibir más que unos cuantos impactos menores, que sus escudos lograron repeler.

– Tch, eso sí lo sentí. – dijo Forte al recibir una sacudida. El asalto del satélite era implacable, pero claramente apostaba por disparar una enorme cantidad de proyectiles que individualmente no causarían un problema, compensándolo con un gran número.

En cuanto hubo un cese al fuego momentáneo, ambas volaron para acercarse al satélite y soltarle algunos disparos para evaluar sus defensas. El satélite no tenía escudos, pero sí una armadura extremadamente reforzada para soportar los disparos. En esa pequeña ventana, Forte intentó usar los escáneres para buscar algún punto débil, pero a los pocos segundos comenzó a abrirles fuego de nuevo y las obligó a replegarse.

– Forte-san, mi análisis muestra que el satélite de ataque está armado con cañones Phalanx, misiles anticruceros y lásers de largo alcance. – dijo Mint. – Su distancia de máxima efectividad está entre 2000 y 2500 unidades, pero siguen siendo demasiado lentos para derribar naves pequeñas y veloces.

– Entre eso y que parece estar bien blindado, será difícil destruirlo. – agregó Forte. – ¿Crees que tenga algún punto débil?

– El análisis del espectro térmico muestra que hay una enorme concentración de energía en la parte inferior. – continuó Mint. – Asumo que ese debe ser su núcleo de energía, pero también es donde el blindaje es mucho más fuerte.

– Tiene sentido, un impacto directo en ese lugar lo haría volar en un instante. – asintió Forte. – ¿Habrá alguna forma de perforarlo?

– Quizás... Vanilla-san podría. – dijo Mint. – Hay una posibilidad remota, pero si una bomba de nanomáquinas a máxima intensidad fuese capaz de abrir un agujero en la coraza del satélite...

– Lo haré... – replicó Vanilla. – Sólo necesito que me abran una oportunidad para lanzarla.

– Pues la tendrás. – dijo Forte. – Milfie, Ranpha, tenemos que atraer el fuego del satélite todo lo que podamos y que Vanilla pueda disparar la bomba. ¿Están listas?

– ¡Cuenta conmigo, Forte-san! – dijo Milfie.

– Tch, ¿cuántas veces más voy a servir de carnada? – dijo Ranpha. – Pero está bien, lo haré. ¡Tenemos que volarlo!

Los Emblem Frames rompieron formación e inmediatamente comenzaron a maniobrar entre los proyectiles. Ranpha se aprovechó incluso de atraer algunos de vuelta hacia el propio satélite para dañar algunos de sus cañones y lanzadores para facilitarles aún más la tarea, a la vez que Forte usaba sus escudos para servir de tanque y absorber el daño del otro flanco. Algunos de los misiles lograron derribar los Fliers de Mint, pero al haberse alejado lograron dejarle una abertura a Milfie para que pudiera disparar con el Híper Cañón hacia la parte superior, logrando inhabilitar su torreta principal.

– ¡Buen tiro, Milfie! – dijo Forte.

– Aún no podemos celebrar. – les recordó Mint. – Los lanzamisiles y las torretas secundarias todavía están en línea. Vanilla-san, ¿cómo vas?

– Estoy terminando de calibrar la bomba de nanomáquinas. – replicó la aludida. – Sólo unos segundos más.

– Te cubriré mientras tanto. – dijo Forte, activando los propulsores del Happy Trigger mientras maniobraba para ponerse por detrás del satélite y delante de Vanilla, mientras el resto continuaban intentando atraer la mayor cantidad de fuego posible.

Para facilitarle la tarea, Forte fijó suslanzamisiles en las torretas laterales del satélite, que eran las armas que representaban la mayor amenaza por detrás.

El daño sirvió para obstruir los puertos, que explotaron al no poder lanzar sus proyectiles, lo que le dio a Vanilla la ventana que necesitaba para lanzar la bomba de nanomáquinas. Forte se elevó para apartarse y dejarle el camino libre, y vio cómo la bomba impactaba contra la parte inferior del satélite.

Se quedaron en espera por un momento, a la expectativa de si habría funcionado o no. Pasaron unos pocos segundos antes de que el efecto se hiciera visible, y las nanomáquinas empezaran a hacer su trabajo, empezando a expandirse gradualmente por toda el área.

– ¿Funcionó? – preguntó Forte.

– Tardará un poco en penetrar la armadura lo suficiente, pero sí. – dijo Mint.

– ¡UWAAAAA! – gritó Milfie de repente. – ¡Chicas, necesitamos algo de ayuda aquí!

– ¡Habla por ti! – replicó Ranpha, antes de sacudirse tras recibir un impacto. – Auch, creo que a mí también me vendría bien una mano.

– Vanilla, ve tú, yo me encargaré de lo que falta aquí. – dijo Forte. – Mint, cúbreme mientras tanto.

– Entendido. – dijo Vanilla, dándole vuelta al Harvester para ayudar a Milfie y Ranpha, mientras Mint se colocaba junto a Forte.

La líder de la Brigada Angel observó el agujero que hizo la bomba de nanomáquinas. Parecía bastante grande después de unos minutos, pero no habría forma de saber si sería suficiente para perforar su protección y hacer detonar el centro de energía del satélite. Y este todavía tenía algunas armas para atacarlas.

– Mint, necesito que atraigas el fuego por unos segundos. – dijo Forte. – Soltaré toda mi carga sobre el objetivo.

– De acuerdo, Forte-san. Usaré a mis Fliers como señuelos. – respondió la peliazul.

Las dos se separaron, con Forte alejándose un poco mientras Mint dispersaba sus Fliers buscando atraer todo el fuego posible lejos de ella. La intención de Forte era ponerse a distancia óptima para maximizar el daño de su ataque todo lo posible. Respiró profundamente y fijó en la mira el agujero que dejó la bomba de nanomáquinas, antes de soltar los seguros de todas sus armas.

– ¡Objetivo en la mira! ¡Todos los puertos abiertos, STRIKE BURST!

Forte empezó por disparar sus cañones de riel cargados al máximo, buscando perforar lo que quedaba de la armadura del satélite, y luego descargó todos sus misiles en una oleada continua. Afortunadamente el agujero era lo bastante grande para que casi todos pudieran entrar, y a los pocos segundos comenzaron a verse explosiones desde adentro. El satélite de ataque comenzó a desestabilizarse, saliéndose de su curso antes de estallar en una enorme bola de fuego.

– ¡Impacto confirmado! ¡Golpe directo, chicas! – gritó Forte.

– ¡Bien hecho, Forte-san! ¡Ese satélite es historia! – celebró Ranpha.

– Ahora el Elsior podrá avanzar con seguridad. – dijo Mint. – Nuestro siguiente objetivo es la Luna Negra. Deprisa, debemos reagruparnos.

Mientras ellas estaban en ello, el resto de la flota aliada se las había arreglado para eliminar al resto de las naves automatizadas, así que el camino del Elsior estaba despejado. Sin más obstáculos que les impidieran su avance, la Brigada Angel regresó para escoltar a su nave nodriza, que había puesto sus motores en marcha para seguir su avance una vez que ya no había peligro.

Destruir el satélite era la parte fácil. Ahora venía la más difícil.

...

– ¡Satélite de ataque destruido! – confirmó Coco. – ¡Todas las naves enemigas en el sector también han sido derribadas!

– Buen trabajo. Ahora que hemos derribado sus defensas, sólo hace falta un esfuerzo más. – dijo Takuto, antes de abrir el canal de comunicaciones con las Angels. – Atención, Brigada Angel. ¿Todavía pueden continuar?

– ¡Por supuesto! – dijo Milfie. – ¡Déjamelo a mí!

– Sin problemas aquí. – secundó Ranpha. – ¡Yo seré la primera en llegar a la Luna Negra!

– No se preocupen por mí. – terció Mint. – ¡Adelante!

– Eso solo fue el calentamiento. – agregó Forte con determinación. – ¡Acabemos con ellos ahora mismo!

– ... Unidad #5, sin problemas... – concluyó Vanilla.

– Muy bien, entendido. – dijo Takuto. – ¡Todas las naves, avancen hacia la Luna Negra!

Por más que pudiera parecer un suicidio, Takuto lo veía como la única oportunidad que tenían de sobrevivir a esto. Ya había tomado la decisión de no rendirse, y lo iba a llevar hasta las últimas consecuencias. Tenía fe en la Brigada Angel y en su capacidad para sacarlos a flote de esto, igual que lo habían hecho durante todo el viaje hasta Rhome.

Esta historia continuará...


Notas del autor:

Hola, gente. Bueno, ya es sábado y el capítulo abre inmediatamente con un segmento de batalla. La situación es realmente crítica, y de las pocas buenas noticias que tenemos es que al menos el Comodoro Luft aún sigue con vida. Con la Luna Negra al acecho, el Elsior y la Brigada Angel son los únicos que pueden hacerle frente. Las chicas se las han arreglado bien, pero como cabría esperar, Eonia todavía se está guardando algunos ases bajo la manga.

Siento que las notas sean breves, pero en este segmento no sucede la gran cosa. El plato principal del capítulo vendrá en el siguiente, así que váyanse preparando. Gracias por el review a TheNewDabs, los veré el lunes para el siguiente. ¡Brigada Angel, despeguen!