Desde que me levanté en la mañana, no he encontrado apenas descanso salvo para comer algo e ir al baño. Ponerme al día con las nuevas tropas de defenza ha sido una tarea tediosa. Me han presentado a tantos oficiales del Astra Militarun que soy incapaz de recordar los nombres de alguno de ellos. Salvo Kolver... Un teniente de la compañía Senturion, con el cual pasé a su lado la escasa media hora que tuve de almuerzo. Un sujeto mucho más agradable que el pedante de su general, cuyo nombre ni siquiera recuerdo.
Sin embargo, hay un nombre que me he tenido que aprender hasta el cansancio. Donmur Kalen. ¨Comisario Mayor del 203th regimiento de Defenza Planetaria de Hazafrano.¨ Al menos se que no he olvidad el nombre y titulo.
Si la palabra ¨intransigente¨ tuviese una representación física, este sujeto sería el perfecto ejemplo. Aún no recuerdo ni una sola vez que me halla hablado mirándome a los ojos desde que lo conocía el día que llegaron las reservas de la guardia imperial. No pierde un solo momento para recordarme lo importante que es su presencia para el ejército, algo que a mi me importa bien poco, pero las palabrotas tengo que guardármelas cada segundo que estoy a su lado.
Y lo peor de todo... Es que estoy bajo su mando.
No puedo negar que cuando me dieron la noticia me sentí algo emocionado. Seguro porque viejas glorias volvieron a mi cabeza. Pensar que por fin podría actuar como un comisario hecho y derecho despertó algo en mí que ya creía que estaba muerto.
A diferencia de mi llegada, el recibimiento de los altos mando de las fuerzas de refuerzo fueron, como mínimo, ostentosas. Todos los regimientos formados cuidadosamente, pues según palabras del propio Purshok, el Gobernador Carsin quería mostrar ¨la grandeza del gran mundo de Cantus.¨ Aunque por experiencia propia puedo afirmar que nada le importa menos a los altos mandos que la prosperidad o el bienestar de cualquier mundo que no suere los miles de millones de habitantes.
Entonces los vi. El grito de algún oficial en la distancia nos avisó de su llegada. Al frente, caminando a paso lente, el mariscal Habrok, con su impecable vestimenta de la guardia imperial, y con más insignias y medallas que dedos en sus dos manos. Y a su lado, el susodicho, Kalen.
Cuando vi a Donmur, con su traje en perfecto estado, su gorra milimétricamente cuadrada, y su descenso marcial por la rampa de desembarque, pude reconocer la marca de la marcialidad y el orden. Recuerdo incluso pensar, que así era como se veía un verdadero comisario. De haber conocido antes hubiese sabido que no lo hacía por deber u honor, sino porque era un arrogante de cuidado.
Sin embargo, había un tercero en toda la seremonia. Uno que no saludaba ni se mostraba altanero como los otros dos. Uno que portaba las inconfundibles vestimentas de los regimientos de Krieg.
A juzgar por su presencia junto a Donmur y a Habrok, supongo que era alguien importante. Seguro aquel que estaba al mando del regimiento de Krieg, el cual se encontraba en el lado opuesto a mi formación. Era dificil saber con exactitud su rango o estatus, pues a diferencia de los otros dos, este no portaba sus logros colgando de su chaqueta. De hecho, de no ser por sus hombreras decoradas y su casco ligeramente hornamentado pasaría como cualquier otro semejante de su regimiento. Un sujeto extraño. Uno que era desconocido para todos aquellos a los que pregunté de las fuerzas de reserva. Ni siquiera Purshok sabía quien era.
Cuando la ceremonia concluyó, mis hombres se retiraron junto al resto, y a mi me asignaron para poner al día a Kalen con el estado de las defenzas de Cantus. Un solo hombre para hacer un reporte era una tarea imposible, y dos noche tuve que permanecer despierto, escribiendo papeles con detalles que sabía que nadie leería. Contar con la ayuda de Mason hubiese sido aliviador, pero este apenas sabía escribir unas palabras en el bajo gótico; y estos reportes debían ser dados en el Alto Gótico. Pero bueno, la falta de educación elemental es algo que no es de extrañar en este imperio.
Pocas veces me había sentido tan disgutado en mi vida, cuando Kalen tomó mis reportes y los hechó directamente a la basura. 72 horas de mi vida desperdiciadas en 1 segundo. Y ni siquiera tuvo la dignidad de mirarme a los ojos, mientras me pedía el mismo reporte, a la par que no dejaba de escribir quien sabe que sobre unos manuscritos.
Estuve una hora hablando, y ni siquiera se dignó a ofrecerme un vaso de agua. Lo peor de todo, era que yo sabía que a él no odría importarle menos lo que yo decía, pero supongo que debía hacerlo por protocoles. Sin embargo, cuando terminé, solo me dijo una cosa:
¨Puede retirarse.¨
Eso fue todo. Ni una orden. Ni un gesto que me diese a entender que mi tiempo sirvió para algo. Ni siquiera me había mirado a la cara desde que entré a su despacho. Nada.
Gracias al Emperador que mi pasiencia es más fuerte que la suelas de mis botas, porque tratar con este sujeto era imposible. Si antes quería permanecer cerca para aprender lo que significaba ser un comisario hecho y derecho, ahora no quiero ni verlo en pintura. Por suerte, este parecía olvidar que existo, y no ma ha convocado desde entonces. No se si eso sea algo bueno, pero debe ser mucho mejor que tener que actuar frente a él.
Por suerte, a mis chicos le fue mucho mejor que a mi. Purshok estaría a cargo de una dos compañías de reserva. A pesar de su aspecto, seguía portando el rango de general, pero era lo suficientemente sensato para conocer sus limitaciones. Allí fue donde conocía a Kolver, el cual estaría bajo mi mando y el del general.
Dicen que cuentas claras conservan amistades, y en este caso, nuestra cavezas. Tanto Purshok como yo estuvimos de acuerdo en no esconder la verdad a los oficiales de las reservas. Sería muy imprudente de nuestra parte aparentar algo que no somos, y más cuando nuestras propias vidas están en peligro. Así que, fuera de los ojos públicos, tanto yo como los miembros de nuetra batalló seguirían las órdenes de Crosta, la capitana que asiganron a nuestro mando. Una mujer mucho más sensata que muchos oficiales que he conocido en mi vida.
El propio Kolver pasó más de cinco horas explicándonos las extrategias que su grupo de reserva usaban. La mayoría de soldados presente habían participado en la lucha contra los moradores de Lestenir, así que cómo mínimo, tenía un punto de experiencia más que cualquiera de nosotros. No escucharlos sería una estupides.
Al final, tal plática no solo me ayudó a sopesar el rato desagradable con Kalen, sino que también me hizo recordar muchas cosas que pensé habí olvidado. Estrategias de combate, tácticas y maniobras tanto ofencivas como defencivas. Cosas que aprendí en la academia, pero que después de 4 años ya ni recordaba del todo. Además, ahora que lo pienso con más calma, yo era el que más experiencia militar tiene de entre todas las tropas de Cantus... Y eso que no le he disparado a ningún enemigo real aún.
Sin embarego, estoy seguro que mañana va a ser un día complicado. El marizcal ordenó a Purshok movilizar a cada ciudadano de Cantus que sea capaz de blandir un arma a primera hora de la mañana. Él sabe algo, algo que todos nosotros desconocemos. Sea lo que sea, no ha de ser nada bueno, para ser capaz de romper el artículo 149 del código de guerra de no involucrar civiles en la zona de guerra.
Para este punto, suponía que el comisario Kalen me hubiese informado de algo, o al menos dado una orden, pero ni siquiera me ha convocado. De momento me quedaré al lado de Purshok hasta que se me designe algo diferente.
Aun asi, ya no podemos seguir ocultandole la verdad a las tropas. Si pensamos que ellos no serán capaces de descubrir que algo no anda bien, somos muy engenuos. El propio Mason me lo preguntó directamente, pero no pude contestarle. Mi cabeza podría separarse de mi cuerpo por eso.
Se muy bien que el miedo no es buen aliado. Una soldado asustado es prop...
Esto no es bueno. Eran las 12:48 cuando un soldado vino corriendo a buscarme. El mariscal Habrok nos convocó a todos en un salon de conferencia. Cuando llegué, Purshok ya estaba en la sala, así como otros oficiales, y muchos más fueron llegando poco a poco. Pero en menos de 10 minutos, ya eramos más de quinientas personas en un solo lugar.
El propio marical nos dió la noticia. Una flota orka había sido detectada, y al parecer se dirigía direcatamente hacia aqui. Hacia Cantus. No tenemos la menor idea de como fueron capaces de superar el mundo fortaleza de Brofonovo sin que la noticia llegase, pero ya no tenemos tiempo.
Inteligencia calcula que llegarán a la órbita de Cantus en menos de 48 horas. Algo así debería ser simplemente imposible. Aún cuando no hemos sido capaz de determinar por que las mareas de la disformidad aún siguen tan activas. ¿Estarán estos dos eventos relacionados? La respuesta me aterra aún más que la pregunta.
Intenté dormir las 3 horas de noche que me quedaban, pero con tal noticia sería imposible. Me quedan unos 10 o 15 minutos antes que Mason venga a buscarme. En este punto, toda la ciudad está siendo movilizada, y puedo escuchar las alarmas de los niveles inferiores desde aquí.
De momento, mis órdenes no habían cambiado. Nos reuniremos con Crosta en los suburvios del distrito 37. Estaremos allí hasta que nos den nuevas órdenes. Llevaré mi diario conmigo, pues estoy seguro que no podré regresar a mi camarote hasta que este contienda no termine.
Ya limpié mi rifle, y creo que cinco cargadores serán suficientes para el primer día. El modelo T-Dux no es el más potente, pero algo mejor que nada. Me vi tentado a tomar uno de los modelos Lucius N98 de los regimientos de Krieg, pero este lo traje conmigo desde que me gradué en la academia. Es algo especial, se podría decir. Si más no recuerdo, creo que lo producían en el mundo forma de Halta... ¿O eran en Lupret?
Por lo menos se que funciona, y el agujero que tengo entre la pared entre mi habitación y el baño lo confirman Por lo menos se que funciona, y el agujero que tengo entre la pared entre mi habitación y el baño lo confirman. Y su municion es estandar, así que no tendré problemas para llevarlo conmigo. Y aunque se que esto es heregía, en mis 4 años en Cantus le hice algunas mejoras.
Tomé el condensador de una vieja fundidora electrica de varas de tungsteno y lo agregué entre las baterías y el dispersador de flujo. Primero me acabo toda la munición de Cantus antes que mi rifle se sobrecaliente.
El viejo Lexter fue de mucha ayuda, pues resulta que profanar tecnología imperial es un pasatiempo para él. Se nota que 60 años de exterpiencia si que hacen la diferencia.
Bueno... Viendo que mi reloj ya marca las 6:58, puedo asumir que Mason llegará por mi en cualquier momento. Solo espero no estar demasiado cansado mañana. Supongo que ninguno de nosotros ha sido capaz de pegar el ojo.
No se si esta sea la última vez que sea capaz de escribir en este diario... Lo único que puedo hacer por el momento, es tratar de mantener la calma, tanto en mis tropas como en mi mismo.
Y que el Emperador nos proteja.
