—Mi imbécil favorito— dice Sirius, saliendo de la chimenea y sacudiéndose las cenizas restantes de los hombros. Severus, que lo mira con el ceño fruncido de molestia y ojeras marcadas, no dice nada mientras el hombre se acerca a él con una sonrisa—. Dime, ¿ya encontraste escuchas, o lo que sea?

—Solo molestias. Una acaba de meterse por el flú.

En un viejo local abandonado, que Dumbledore ocultó bajo un Fidelio, están esperando que el resto de la Orden aparezca. El local, a pesar de ser sombrío y casi completamente vacío de muebles a excepción de la mesa rectangular y las sillas que utilizan en las reuniones, no está sucio ni invadidos de plagas, como lo fue alguna vez Grimmauld Place.

Sirius se ríe levemente ante su respuesta, pero Severus decide ignorarlo y voltear nuevamente hacia la ventana. No le gusta perder tiempo en estas reuniones, y aunque su parte racional está un poco avergonzada, está casi saliendo de su piel pensando en que tendría que estar usando su tiempo en mantener a Harry vigilado por sus propios ojos, en vez de confiar que los elfos domésticos, Minerva y Hogwarts mismo.

Hace apenas dos meses, Tom los había traicionado. Su yo racional, está jodidamente enfadado.

Hace dos meses, nadie sabe nada de Tom. Su yo idiota, el mismo que adoptó a Harry, a Teddy, a un maldito perro, el que se casó con un hombre lobo, está asustado.

Lamentablemente, las debilidades de Severus no solo no desaparecieron con el tiempo desde esa noche, sino todo lo contrario: se multiplicaron, lo atacan cada vez que quiere actuar como se supone que Severus Snape actuaría en una situación así, y no lo dejan descansar sin la necesidad de algunos vasos de whiskey por las noches.

Cada vez que piensa en Tom, lo primero que atraviesa su cuerpo es la preocupación y el temor de que el chico está muerto, como si el mismo chico no hubiese ayudado a resucitar a aquél que va por la cabeza de su hijo. Cuando Remus se acerca a él, ya sea para abrazarlo, besarlo o llevarlo a la cama cuando Severus está demasiado mareado para irse por sí mismo, lo primero que siente es un amor tan profundo que lo obliga a odiarse por sí mismo por la frialdad con la que -intenta- tratar a este hombre tan dulce y paciente. Cuando Teddy solo murmura palabras educadas, sin mirar a nadie a los ojos y aferrándose a Duque cada vez que puede, se siente un fracasado: había sacado al niño de un hogar horrible solo para, al parecer, meterlo en otro. Cuando Draco se acerca a él con una carta dirigida a su madre para que revise que no está compartiendo información crucial, se siente un completo imbécil, dudando de Narcissa, Lucius y de su propio ahijado, que nunca fueron más que leales; la mirada en blanco de Draco mientras espera su aceptación para hablar con su propia madre, sabe, lo perseguirá por el resto de su vida. Cuando mira a Harry...

El local se va llenando rápidamente por los miembros de la Orden hasta que llega la hora oficial de la reunión, con apenas algunas palabras murmuradas entre ellos, e ignorando activamente a Severus, a quien tratan como si fuera una carta particularmente peligrosa del Snap Explosivo. Bueno, no todos ellos. Remus, apenas sale del flú, se reúne a su lado y lo rodea con un brazo, dejándole un beso en la frente. No importa qué tan asesinas sean las miradas de Severus, Remus simplemente no parece preocupado por ellas. Y Sirius tampoco se deja intimidar, acercándose a él bajo el pretexto de que, ahora que está con Remus, no puede simplemente dejarlo hundirse en la miseria.

Su yo más joven, inmaduro y resentido, habría hechizado a este idiota.

Cuando Dumbledore llega, no pierden el tiempo antes de encontrarse todos sentados en la mesa, con Severus en una punta y Dumbledore en la otra. Ignorando cómo Remus entrelaza sus piernas bajo la mesa, con él sentado a su derecha, presta atención al director.

—Anoche hubo un robo en la bóveda de Bellatrix Lestrange, específicamente en su bóveda Black— el director mira a cada uno de los miembros de la Orden con los ojos levemente apagados—. Creo que tengo una idea de por qué, y si es lo que creo que es, tengo la sensación, sino la desafortunada certeza, de que Voldemort se hace cada vez más fuerte.

—¿Qué crees que robó?— pregunta Tonks, su cabello morado resaltando entre todos. Sin embargo, no hay una pizca de risa en sus ojos ni en su postura. Ahora mismo, ella es un Auror completamente capaz y con una misión.

Dumbledore mira a Severus un momento, y el pocionista logra contener un suspiro a tiempo, sabiendo exactamente lo que viene.

—Uno de sus horrocruxes, me temo. Si sigo la idea de que Voldemort repartió sus horrocruxes para evitar que fueran destruidos todos en un mismo ataque, con Lucius Malfoy teniendo uno, no es de extrañar que Bellatrix tuviera otro.

Desde lo sucedido con Tom, Severus está nervioso con la idea de que la Orden sepa que Harry es un horrocrux. Dumbledore confía en esta gente, y Severus, en parte, también.

(Severus también confiaba en Tom.)

No cree que la Orden intente matar a Harry, pero Severus confió demasiado ya. No puede seguir dejándose estar, no puede permitir que alguien más intente acercarse a ellos, a él, y solo termine queriendo hacerles daño. No puede permitir, bajo ningún término, que nadie de estas personas sepa que Harry es un horrocrux, algo que están buscando activamente destruir para destruir al Señor Oscuro.

El Señor Oscuro puede gobernar todo el maldito mundo, si quiere, siempre que se mantenga alejado de su familia.

El dolor en su brazo, al que se acostumbró hace dos meses, le recuerda cruelmente que él es el primero en ser una amenaza para su familia.

x x x

Unas semanas después del comienzo de clases, unas manos alejan su cabello suelto de su rostro mientras deja su estómago en el retrete, y por un momento, confuso por el alcohol persistente en sus venas y el dolor de cabeza taladrante, cree que es Remus, como siempre suele serlo. Pero hay cosas incorrectas: las manos son más pequeñas, mucho más cuidadosas mientras sostienen su cabello por sobre su hombro, y el peso leve que siente apoyándose contra su costado lo hacen tragar pesadamente y mirar hacia su visitante desafortunado, jadeando levemente y frunciendo el ceño mientras enfoca sus ojos con un poco de esfuerzo.

Harry le da una pequeña sonrisa, sus ojos preocupados, pero no le dice nada. No parece incómodo con la situación mientras se encarga de cuidar a su padre borracho, al parecer, pero el solo verlo hace que el estómago de Severus se siente repentinamente enfermo, por cosas que poco tienen que ver con el alcohol.

Tobías Snape, un hombre en el que poco ha pensado desde su muerte, parece burlarse de él desde algún rincón oscuro de su mente.

—¿Te sientes mejor?— pregunta Harry, utilizando una mano para sostener su cabello y la otra para acariciarle la espalda con movimientos circulantes y calmantes, ningún gramo de juicio, molestia o incluso miedo en sus ojos. No hace que se sienta mejor, exactamente, y aunque no lo merece, le da un poco de esperanza.

—¿Qué haces aquí?— su voz es ronca mientras deja de apoyarse en el inodoro y se sienta completamente en el suelo del baño, apoyando su espalda contra la pared y alejándose del cuidado de su hijo. Quien no tiene absolutamente nada que hacer allí.

—No tenía ganas de estar en la torre hoy.

No suena a mentira, pero no tiene suficiente fuerza como para tratar de estudiarlo a fondo. Harry se sienta a su lado, mirándolo, y por un momento, Severus agradece que la poción de adopción haya cambiado los ojos del niño. Suficiente con su padre apareciendo en su mente como para tener que soportar los ojos de Lily en una sola noche.

Es solo después de unos momentos en silencio que Severus entiende que la incomodidad que recorre cada parte de su cuerpo es solo una advertencia de lo doloroso que será dormir esa noche.

Desde que tiene a Harry, se prometió a sí mismo una cosa increíblemente importante: no ser su padre. Desde entonces jamás estuvo en su mente ahogar cualquier tipo de dolor o molestia bajo toneladas industriales de alcohol, como a su padre le gustaba, y aunque el pensamiento de la paz que eso le traería no había estado fuera de su mente cuando Harry apenas era un niño pequeño increíblemente estresante, jamás dejó que lo controlase.

Demasiado pedir que siga siendo así. Y el único culpable es él.

Se pregunta si Teddy llegó a un punto de tenerle un miedo irreparable, porque aunque jamás fue del tipo de borracho violento, aún tenía sus cosas, que definitivamente asustarían a un pequeño niño. Mirando a su lado, se pregunta si la confianza que Harry alguna vez le tuvo está desapareciendo, y no lo culparía. Echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos, respira profundo y, desea, que su marca vuelva a dolerle lo suficiente como para no ser consciente de nada más.

Es infantil, lo sabe, y es lo que lo saca de su pequeño pozo destructivo para volver a ser el adulto lo suficientemente consciente como para entender lo mal que se está mostrando ante su hijo del medio.

—Lo siento— ofrece, aún sin abrir los ojos y sabiendo que poco puede mejorar una disculpa sin acciones que demuestren su verdadero arrepentimiento. Para su propia vergüenza, no puede prometer que no volverá hacerlo. No aún, por lo menos.

—No tienes nada de qué disculparte— dice el niño amablemente—. Aparte de ser un imbécil sin motivo con papá, asustar a todos esos pequeños Hufflepuffs en tu clase y tratar, por algún motivo que aún no entiendo del todo, alejar a todos los que se preocupan por ti mediante miradas de odio y palabras que seguramente lastimaron a más de uno— Severus mira de reojo a Harry y lo encuentra sonriéndolo, sus ojos burlones, y suspira con resignación—. Si te estás disculpando por algo de todo eso, ciertamente no soy yo con quien debes disculparte.

Lamento que tengas que ver... esto— termina, moviendo su mano para abarcar el baño y a sí mismo perezosamente.

—Entonces las disculpas no son necesarias.

—Harry-

—Estamos, uhm, viviendo momentos tensos, ¿no?— Harry frunce el ceño, un poco de culpa filtrándose, pero antes de que Severus pueda intentar calmarlo, continúa—. Si bien estamos preocupados por ti, es entendible. Eh, que necesites... ¿distraerte?

Severus mira fijamente a Harry sintiendo el cariño calentando su pecho, pero el sentimiento de culpa simplemente pesa aún más.

—No necesito que me justifiques, Harry— Severus apenas duda un segundo antes de pasar su brazo por sobre los hombros de su hijo y atraerlo a un pequeño abrazo, al que Harry corresponde con gusto, inclinándose hacia él y arrastrándose levemente en el suelo para apoyar su cabeza contra el pecho de Severus con un suspiro feliz—. Muchas personas tienes vidas tensas y difíciles, no solo momentos, y no los ves ahogándose en alcohol. No es bueno, niño.

Harry no dice nada, pero Severus tampoco lo necesita, ni lo quiere, en cualquier caso. Las cosas simplemente se han desmoronado alrededor de la burbuja que había creado para mantener a Harry feliz y a salvo, y la destrucción inevitable atravesó la burbuja y está afectando al niño directamente. Y Severus es el principal culpable.

Suspira, atrayendo la mirada de Harry, y le ofrece una pequeña sonrisa, sintiéndose decidido a dejar de seguir empeorando las cosas. No importa cuánto le gustaría volver a ser quien alguna vez fue, solitario, amargo y poco interesado en los demás, a menos que vuelva en el tiempo trece años y evitara tomar a un bebé Harry bajo su tutela, es alguien que jamás volverá a ser.

—Lamento que tu cumpleaños número quince no haya sido... lo mejor.

La fiesta de Harry, si bien no le faltaron regalos de cumpleaños ni abrazos durante el día, fue solamente una cena lo suficientemente formal con la familia, con Albus sumándose y Sirius apareciendo poco después con una botella whiskey muggle que Remus y él le permitieron a Harry y Draco solo un sorbo. Ninguno de los amigos de Harry estuvieron presentes, y aunque se había sentido un poco culpable en el día, Severus no retrocedió en sus palabras.

Harry lo miró con sorpresa, posiblemente extrañado de que haya sacado el tema después de tantos meses, pero Severus seguía sin estar completamente sobrio.

—Entiendo las circunstancias, ¿sabes?— sonó un poco molesto cuando lo dijo, pero el rostro de Harry estaba tranquilo—. Sé que no estamos precisamente en tiempos de una gran fiesta... Deja de disculparte por estupideces.

—Estos últimos meses he hecho muchas estupideces.

—Sí— aceptó Harry, alejándose de Severus y cruzando los brazos sobre su pecho—. Y deberías disculparte por esas cosas, ya te lo he dicho. Con Remus, con Teddy... ¡Hasta con Charlie! No está enojados contigo. Bueno, tal vez Charlie sí, pero Remus y Teddy están solamente preocupados por ti. Discúlpate con ellos por ser un verdadero idiota-

—Sigo siendo tu padre, ¿sabes?— Severus entrecerró sus ojos—. Hay cierta cantidad de insultos que te permitiré antes de castigarte.

—Son justificados.

—Mhm.

—¿Te disculparás?— Harry lo mira con un poco de urgencia—. ¿Mañana, tal vez?

Severus no tiene el corazón para decirle a Harry que las cosas no mejorarán de un día al otro solo porque él se disculpe. Que apenas hay pocas probabilidades de que la actitud de Severus en los últimos meses no haya abierto una brecha incurable entre él y el resto de la familia. Así que deja escapar todas esas palabras en silencio con un suspiro, tragándose su propia ansiedad e inseguridad, y asiente, provocando una sonrisa deslumbrante en Harry.

Tal vez haya cosas que destruyó, sin siquiera posibilidades de poder repararlas, pero lo único que le queda ahora es seguir adelante y tratar, cuidadosamente, de aligerar el ambiente. Tal vez las verdaderas consecuencias de sus acciones se verán cuando ya no haya un peligro inminente sobre sus cabezas, y volverán para golpearlo con todas sus fuerzas cuando Severus menos se lo espere, pero él las aceptará cuando aparezcan sin siquiera quejarse.

Mientras tanto, ahora mismo, se levanta del suelo frío del baño, ayuda a su hijo a levantarse, y decide dejar de empeorar las cosas en su familia.

x x x

che esta vez no fue un año, algo es algo ;D

no sé cuánto más pueda con este dolor llamado familia disfuncional separada ni cuántos años más pueda seguir sin finalizar esta historia así que con un poco de suerte...

pero como no soy para nada una persona que cumpla sus responsabilidad, me callo, y nos vemos la próxima! como siempre, gracias por seguir por acá 3