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Pasaron tres meses desde que Candy se mudara a Londres, su padre se había quedado con ella una semana entera hasta que se instale adecuadamente en su nuevo departamento, que a petición de su madre, William buscó uno que estuviera cerca de la academia de ballet y que estuviera en una zona segura.
-Irás a la fiesta de George?
-No estoy segura.
-Vamos Candy, será divertido. – insistió – sabes que él está interesado en ti?
-Pues a mí no me interesa en lo absoluto – Margaret, era una joven rubia de complexión pequeña, la única amiga de Candy en esa ciudad – sabes bien que tengo novio.
-Pero amiga, él no está aquí. – dijo guiñándole el ojo - lo que pase aquí nunca lo sabrá, disfruta un poco de los ingleses – dijo con picardía mientras le guiñaba el ojo.
- Ya basta Maggy, no estoy interesada en engañar a mi novio.
-Cómo estás segura que él no está divirtiéndose con otras en Estados Unidos?
-Porque confió en él, punto.
-Bueno, después no digas que no te advertí.
-Mejor cambiemos de tema, averiguaste si podremos participar en la presentación de fin de año?
Aunque no quiso, Candy se quedó pensando en lo que su amiga le hubo dicho, ella confiaba en Terry; pero no en las mujeres que lo rodeaban. Cada noche hablaban por teléfono y hasta ese momento nunca había sentido raro a su novio, bueno, sólo una vez tuvo una inquietud.
Flashback
-Te extraño preciosa.
-Yo también, no es lo mismo sólo hablarnos por video llamadas, quiero abrazarte y besarte.
-Yo también me muero por tenerte entre mis brazos – hablaba bajito, Terry estaba de guardia esa noche – pero pronto iré a visitarte.
-De verdad!? – dijo emocionada – este mes pareció años sin ti.
-Sólo espera y…
-Terry…? – Candy escuchó la voz de una mujer cerca de su novio, lo vio quitarse los auriculares y atender a su interlocutora – puedes ayudarme con esto? – su voz se escuchaba melosa.
-Eh… sí aguarda un momento. – antes de que Candy pudiera preguntar quién era, él habló – te llamo mañana – su voz es escuchó más baja – te amo.
Todo el día Candy estaba distraída preguntándose, quien sería la mujer que estaba con Terry, parecía muy cercana a él.
Dos días pasaron y el castaño recién se comunicó con ella, sólo le había mandado algunos mensajes, estaba triste; pero también furiosa, acaso ya la había olvidado?
-Cómo estás mi amor? – escuchó al otro lado del teléfono.
-Ah… Terry. – dijo desanimada.
-Wow, qué rápido te cansaste de mí.
-No es eso! Es sólo que… - escuchó que tocaban el timbre de su puerta.
-Por qué no vas a abrir, yo espero – sugirió.
-De acuerdo, debe ser algún vecino. – dijo de mala gana – espera un momento. – la rubia tenía el celular en la mano – quien? – dijo abriendo la puerta.
-No sabes que es peligroso abrir la puerta antes de saber quién está del otro lado?
-Terry! – dijo feliz y sorprendida de verlo frente a ella – cómo… cuándo…?
-Hola mi amor. – dijo abrazándola mientras sonreía del desconcierto de su novia. – acabo de llegar.
-Por eso no me llamaste ayer?
-Estaba en pleno vuelo, no quería arruinar mi sorpresa.
-Oh! – saltó nuevamente a sus brazos – te extrañé tanto… no es un sueño, verdad?
-No mi amor. – dijo besándola – ya no aguantaba más tiempo sin verte.
Terry comenzó a besarla mientras la empuja hacia dentro el departamento, con su pie cerraba la puerta; Candy rodeó su cuello y lo acercaba más a ella, quería sentirlo, saber que no era un sueño el que Terry estuviera ahí, en Londres, con ella.
Sin previo aviso la rubia bajó sus manos a la camisa del castaño y comenzó a desabotonarla, él no se quedó atrás, ya se estaba quitando la chaqueta, para después imitar a su novia y también desabotonar la parte frontal de su vestido.
-Dónde…?
-No… - lo interrumpió – aquí… - Candy seguía con su empresa de despojarlo de sus prendas mientras lo empujaba hacia el sofá – ya quiero sentirte…
-Yo también… - le quitó el vestido y estaba trabajando en el brasier – es nuevo?
-Sí… te gusta? – se alejó un poco para que él lo apreciara.
-Los modelos ingleses son muy complicados de quitar – se quejó causando la risita de su novia.
-No lo es – dijo llevando sus manos a su espalda para quitárselo ella misma – ves? Fue sencillo.
-No te burles y ven aquí. – la jaló nuevamente hacia él para volver a besarla mientras sus manos jugaban con la zona despejada.
-Terry…
-Mmm? – estaba acariciando sus delgados brazos mientras ella acariciaba su pecho.
-Quien era la mujer que te habló el martes?
-El martes?
-Sí, mientras estábamos conversando… escuché la voz de una mujer que te pidió ayuda.
-Ah! – recordó – era Susan, una residente – escuchar ese nombre tan parecido al de su némesis, la inquietó – me pidió que le ayudara a analizar un caso.
-Ah… - quiso levantarse.
-Hey… espera – la detuvo – qué sucede? – la rubia evitaba verlo – No me digas que pensaste que tenía algo con ella?
-N-no… - dudó – pero… por qué susurraste cuando ella estaba cerca? – reclamó.
-Porque estaba en horario de trabajo – su voz se oía algo molesta – no puedo estar hablando por teléfono cuando debo estar al pendiente de los pacientes.
-Yo… - desvió nuevamente su mirada, se sentía avergonzada – tienes razón, lo lamento.
-Mi amor – dijo dejando escapar un suspiro – no tienes que desconfiar de mí, no voy a engañarte, no soy tan tonto para perderte sólo por una aventura.
-Lamento haber desconfiado – dijo abrazándolo – no volveré a desconfiar de ti jamás.
-Te amo Candy – la miró fijamente – mira. – sacó su celular y le mostró una aplicación.
-Qué es? – dijo sin entender.
-Una cuenta regresiva – Candy lo miró confusa – calcula el tiempo que falta para terminar nuestros proyectos y estar juntos nuevamente.
-Terry! – dijo llorando mientras lo besaba – te amo… te amo mucho.
Terry rodeó su cintura y cayó junto con ella en el sofá, nuevamente le demostraría cuanto la amaba y la había extrañado. El castaño se quedó dos días con ella, la acompañó a su academia y mientras ella estaba en clase, él aprovechaba para visitar la biblioteca y seguir investigando para su proyecto de grado, y en las noches, ambos se entregaban completamente al otro, no existía nadie más que ellos en aquel apartamento.
Fin del flashback
-Avísame si cambias de opinión – dijo Maggy al despedirse – no tienes que hacer nada malo, solo vamos a divertirnos.
-Bueno, te llamaré si cambio de opinión; pero no creo hacerlo.
Y no lo hizo. Esa noche Candy esperó la llamada de su novio, sabía que la llamaría cuando tuviera un momento libre. Estaba hablando con su madre, contándole como le estaba yendo en sus clases cuando le llegó un mensaje a su correo, sonrió al ver que era del castaño, preguntándole si podría llamarla, con una sonrisa le contestó que sí, mientras se despedía de su madre alegando que tenía que practicar.
-Hola mi amor.
-Hola cariño – respondió aún con una sonrisa – no tenías clases?
-Cancelaron la clase.
-Y eso?
-Se presentó un caso muy particular en el hospital, la mayoría de los doctores se interesaron en este y están estudiando al paciente.
-Es grave?
-Como cualquier enfermedad; pero en este caso es más que nada interesante y raro, ya sabes cómo son los doctores, quieren que sus nombres sean mencionados en el descubrimiento de una nueva enfermedad o la evolución de una.
-Y a ti no te interesa?
-Me interesa más hablar con mi novia. – dijo coqueto – por ahora los médicos con más experiencia acaparan el caso, ya después nos permitirán a los residentes estudiarlo.
-Qué injusto.
-Lo es, se parece más o menos a lo que pasa contigo. – Candy le había contado que en las audiciones tomaban primero en cuenta a los bailarines con más experiencia, a los novatos los tomaban como extras nada más.
-Supongo que así crecemos.
-Qué sabia te has vuelto.
-No te burles siempre lo he sido. – escuchó la risita de su novio al otro lado.
- Te extraño… - lo escuchó decir.
-Yo también… cuándo vendrás.
-No estoy muy seguro, tal vez el próximo mes.
-Es mucho tiempo… yo quisiera ir, pero las clases…
-Lo sé mi amor – el horario de Candy era de seis días a la semana, sólo los domingos lo tenía libre. – al menos tendrás compañía, Archie me dijo que iría a visitarte.
-Sí, llegará mañana; pero sabes que no es lo mismo. – dijo desanimada.
-Qué bueno que no te oye o ya estarías escuchando sus reclamos.
-Él sabe que no es lo mismo, a él no puedo besarlo como te beso a ti.
-Mi amor, quítame es imagen de la cabeza por favor. – escuchó la risa de Candy y supo que ya no estaba tan triste.
La pareja habló un poco más antes de colgar, pues al día siguiente la rubia tenía práctica muy temprano.
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Archie había llegado en la tarde, Candy lo fue a recibir al aeropuerto; ahora estaban en una pequeña cafetería cerca del departamento de la rubia.
-Cómo está Paty?
-Enorme. – dijo riendo – aww, eso duele – se quejó al recibir un golpe en el hombro por parte de la rubia – sabes que es broma.
-Pues vaya broma.
-Su vientre está enorme, sabes que no quieren saber el sexo del bebé?
-Quieren que sea sorpresa, me lo dijo cuando hablé con ella.
-Pues yo me muero de curiosidad. – se quedó callado por un momento.
-Qué pasa?
-Me alegro tanto que ahora esté contenta. – dijo mirando por la ventana – finalmente sus padres hablaron con ella.
-Hubiera querido estar ahí para apoyarla.
-Lo sé gatita. – tomó su mano – supongo que también fue duro estar lejos cuando ella te necesitaba – Candy asintió con la cabeza – no te sientas mal, Stear estaba junto a ella y tú la llamabas cada día, así que no se sintió sola.
-Incluso así, hubiera querido estar junto a ella, así como ella estuvo a mi lado cuando mis padres se separaron.
-Por suerte estarás presente cuando nazca el bebé, tendrás vacaciones, verdad?
-Sí, sólo faltan cuatro meses. – dijo más animada – ya quiero saber que será.
-Por qué no hacemos una apuesta.
-Una apuesta? – dijo intrigada – cuál sería el premio?
-No sé… decidimos en ese momento.
-Mmm… de acuerdo. – estiró la mano hacia él – yo creo que será niña.
-Creo que Terry y tú piensan igual.
-Qué? Acaso él también apostó?
-Todos estamos en esto, menos los padres, claro está.
-Qué harás si se enteran.
-Negaré que fue mi idea. – dijo sonriendo ladinamente – sabes? yo pienso que será un niño, Stear también lo cree.
-Eso es trampa. – se quejó – tienes el apoyo de uno de los padres.
-Jajaja, Paty quiere que sea niña.
-Sí, me lo dijo.
-Ahí está, tú también tienes el respaldo de la madre.
-Ok. – aceptó – cómo van las apuestas?
-Anthony, Terry y tú, dicen que será niña. – informó – Karen, Albert, Tom y yo, decimos que será niño. Y… Luisa también lo cree así. – dijo algo cohibido.
-Luisa? – cuestionó sorprendida.
-S-si… - dijo alejando su vista de ella – ella y yo… estamos saliendo. – escuchar eso la sorprendió, Luisa era amiga de Susana y Elisa, además no confiaba mucho en ella.
-Bueno…
-Gatita – tomó su mano al verla expresión que hizo – ella cambió.
-Si tú la quieres… no tengo porque oponerme.
-Tu opinión es importante para mí. – Candy recordó que los últimos meses que estuvo en América, Luisa se había portado amable con ella, también sabía que se había alejado de Elisa y Susana.
-No quiero que te lastime.
-No lo hará, ella también sufrió por nuestra ruptura.
-Olvidaste a Annie?
-Quise mucho a Annie; pero para ella su carrera es más importante que cualquier cosa, incluso lo era más que nuestra relación. – dejó escapar un suspiro – cuando cancelaba algunas citas por sus prácticas, la entendía; no me molestaba que se esforzara para ser la mejor; pero me molestaba que lo hiciera siempre, sabes? – la miró - creo que solo me gustaba y no la amaba profundamente, pues me resignaba a que me plantara.
-Y a Luisa?
-Quiero estar con ella todo el tiempo. – afirmó – cuando rompimos… me dolió bastante, la extrañé por mucho tiempo, ahora que regresó a mi vida, sólo quiero estar con ella a cada momento.
-Estás enamorado de ella. – afirmó con una sonrisa.
-Lo estoy, por eso es importante para mí que aceptes mi noviazgo con ella, no podría ser completamente feliz si mi hermanita no se lleva bien con mi novia.
-Eres un manipulador – dijo riendo – no tengo nada en su contra, si ella te hace feliz, yo lo estaré también por ti.
Candy estaba feliz por su amigo, nuevamente lo veía ilusionado, sólo esperaba que Luisa no lo lastimara nuevamente.
Más tarde, fueron a comer y Candy le mostró los alrededores, ella vivía en una zona céntrica, cerca de museos y bellos parques.
Archie se quedó por una semana completa, Candy como buena anfitriona lo llevó a visitar los museos, la catedral Westminster, pasaron frente al palacio de Buckingham, donde se tomaron fotografias, también la acompañó a la academia un par de veces. Antes de regresar a América, fue con la rubia de compras, le llevó obsequios para sus amigos, en especial para su sobrino o sobrina.
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La clase había comenzado y el maestro les enseñaba los pasos para la obra de Salomé, por supuesto, Candy era sólo un extra, ella y Maggy serían bailarinas.
-Muy bien chicos! – llamó a los jóvenes – todos a sus lugares.
-Creo que seremos pareja.
-Hola George. – saludó educadamente la rubia.
-Por qué no fuiste al cumpleaños de Brian, estaba divertida.
-No pude hacerlo.
-Me habría divertido más si hubieras asistido.
-Estaba hablando con mi novio, así que comprenderás cuales eran mis prioridades.
-Sabes que una relación a larga distancia nunca funciona?
-La mía sí. – dijo tajante – así que te agradeceré que guardes silencio y te concentres en los pasos.
Al joven le había gustado Candy desde el primer momento en que la vio, enterarse que tenía novio lo desanimó; pero se alegró al saber que era una relación a larga distancia, pues él creía que todas estas terminaban por un engaño, internamente esperaba que fuera él, el causante de la ruptura entre Candy y su novio.
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La semana transcurrió con normalidad, Candy se concentraba bastante en su personaje, como decían en el teatro: "No había papel pequeño, solo actores pequeños" en este caso, bailarines.
-Perfecto! – señaló el coreógrafo – Candice – llamó a la joven – el director te espera en su oficina.
-A mí? – dijo para sí misma – de acuerdo, en seguida voy. – respondió a su maestro.
-Muy bien continuemos con los personajes principales.
-Crees que sea algo malo? – Maggie la acompañaba – nunca llaman tan de repente a los nuevos estudiantes, a menos que sea algo malo.
-Bueno… ahora lo averiguaré. – dijo cerca de la oficina.
-Señorita White – la secretaria se puso de pie – el director Brown la espera – dijo abriendo la puerta.
-Gracias. – ingresó a la oficina, la cual era amplia y elegante, tenía imágenes de bailarinas conocidas que habían estudiado en esa academia. -Buenas tardes director Brown. – saludó educadamente – me dijeron que quería hablar conmigo.
-Candice, toma asiento. – se levantó para recibirla. -Así es – se sentó frente a ella – he oído buenas cosas de usted señorita White. – la rubia lo miró sorprendida – los maestros no hacen más que alabarla. Dicen que tomé una buena decisión al invitarla a formar parte de esta academia.
Candy escuchaba atentamente lo que el director le decía, estaba sorprendida, nunca creyó que sus maestros hablaran tan bien de ella; para ella los ingleses eran personas que no mostraban sentimientos tan abiertamente, los veía como personas frías y apáticas. Que equivocada estaba.
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Lamento la demora, pero por fin terminé el capítulo, espero que no las decepcione. Bueno, me lo dicen en los comentarios. Gracias por seguir la historia. Se cuidan mucho y tengan un buen fin de semana, lo que resta…
