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❀ ═══════ • VI • ═══════ ❀
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El maestro Umino Iruka se aclaró la garganta antes de hablar frente a su clase.
—A partir de hoy, todos ustedes son ninjas, pero aún son Genin novatos. La parte más dura acaba de empezar —dijo con orgullo mientras era escuchado atentamente por sus alumnos—. Empezarán a tener misiones encargadas por la Villa. Así que hoy crearemos equipos de tres integrantes, y cada equipo tendrá un Jounin de profesor. Deberán seguir las órdenes de sus profesores para cumplir las misiones —concluyó su discurso.
Mientras tanto, los protagonistas de la gran atracción escandalosa del día reflexionaban sobre lo dicho por Iruka.
¿Equipos de tres? Eso solo significa gente metiéndose en mi camino, pensó Sasuke, su suspiro de irritación fue ocultado por sus manos que estaban entrelazadas frente a su rostro.
Espero que me toquen compañeros agradables… O no tan desagradables, se dijo Sakura a sí misma. Ella tenía el mentón apoyado sobre el dorso de su mano izquierda, con el brazo apoyado sobre la mesa.
Quiero que me toque con Sakura-chan y el otro… Cualquiera menos Sasuke, o Ami, fue el turno de Naruto. Él se encontraba con una pose aburrida, descansando su cabeza en su mano derecha, con los brazos recargados en la mesa.
—Hemos intentando hacer los equipos equilibrados —retomó el maestro sacando una lista que mantenía oculta detrás de su espalda.
Sus alumnos protestaron en disconformidad por la noticia, pero Iruka los ignoró y comenzó a decir en voz alta los equipos y los integrantes que los conformaban.
—…Ahora, Equipo 7: Haruno Sakura —La mayoría de los muchachos prestaron suma atención y desearon con todas sus fuerzas estar en ese equipo para acercarse a la joven—, Uzumaki Naruto…
—¡SÍ! —exclamó el Uzumaki sonriendo contento a la vez que levantaba los brazos en victoria por poder estar junto a su amiga.
La peli-rosa le devolvió la sonrisa manteniendo la compostura, pero también compartía su alegría. Así fue hasta que Iruka retomó la palabra, petrificándola en su lugar.
—…Y Uchiha Sasuke —terminó de nombrar a todos los integrantes del equipo, decepcionando a sus otros alumnos y deprimiendo a las chicas por no estar con el pelinegro.
—Mierda —murmuró Naruto en derrota, cambiando drásticamente su estado de ánimo.
Esto es… totalmente inesperado, pensó Sakura con asombro.
Bueno… Quitando al idiota, somos un grupo decente, se dijo Sasuke y luego miró por el rabillo del ojo a su compañera para ver cómo reaccionaba al estar en el mismo equipo que él.
La joven de cabello rosa percibió una vez más la mirada del pelinegro, y se obligó a sí misma a controlar su reacción ya que no quería dar una imagen errónea a su "pariente lejano". Esta era una buena oportunidad para ella de acercarse a él después de no haberlo conseguido durante todos esos años fallidos, lo que la había hecho sentir culpable e indigna de estar frente a él por no cumplir con su palabra.
Con esos pensamientos en mente, Sakura le devolvió la mirada con cierta timidez, pero acompañada de una pequeña sonrisa amistosa de medio lado y un leve asentimiento de reconocimiento. Quería que comenzaran de buena manera, lo que significaba que debía dejar de huir de él.
La repentina acción de ella provocó que Sasuke se sorprendiera internamente, era la primera vez que le devolvía una mirada sin ese velo de tristeza que apagaba el brillo de sus llamativos ojos. Se vio a sí mismo incapaz de no devolverle el gesto de manera cómplice, admirando cómo se iluminaba su rostro; le resultó agradable porque no era la misma expresión que ponían sus acosadoras, la de ella era desinteresada… Y le sentaba bien.
¿Qué…?, el inesperado pensamiento hacia su nueva compañera lo dejó helado, además de que él no le sonreía a nadie. ¿Pero qué estoy haciendo?, se recriminó. Cortó la conexión de sus miradas y volteó el rostro hacia el frente. Sin embargo, un diminuto sonrojo apareció en sus mejillas sin su permiso. Si no fuera por sus manos entrelazadas, que ocultaban la mitad de su rostro, hubiera sido vergonzoso que la chica lo viera así. Él no era un adolescente hormonal.
Por su parte, Sakura se sintió revitalizada por su actitud receptiva hacia ella y lo tomó como una pequeña victoria, un buen presagio de que su misión auto-impuesta podría hacerse realidad si iba por ese camino. Esta vez daría su mejor esfuerzo para llegar a él, aunque Sasuke se lo pusiera difícil, de ahora en adelante se frecuentarían más a menudo y sin nadie que se interpusiera ya que solo serían tres de ellos —sin contar al sensei a cargo— haciendo misiones. Esta vez no desperdiciaría la oportunidad que se le había dado.
Ella finalmente imitó la acción del joven, también volteó al frente. Pero, a diferencia de él, ella mantuvo su sonrisa con la única diferencia que ésta era más pequeña y cálida.
Por otro lado, había alguien que no estaba de acuerdo con el resultado de las agrupaciones.
—¡IRUKA-SENSEI! —gritó un muy molesto y disconforme Naruto, haciéndose notar con su voz estridente—. ¡¿Por qué un ninja aventajado como yo tiene que estar en un equipo con ese inútil engreído?!
Naruto, a veces puedes ser muy arrogante, se dijo Sakura, suspirando mentalmente por el comentario fuera de lugar de su amigo que podría generar otra disputa con el Uchiha. Tendría que hablar con él luego sobre ello, no podían estar así durante las misiones o entrenamientos futuros.
—Sasuke y Sakura son los que se graduaron con mejores notas. Naruto, tú fuiste el peor —respondió Iruka molesto, poniendo los brazos en su cadera en una pose de regaño. Los demás comenzaron a reírse por sus palabras—. Hacemos esto para que los equipos estén equilibrados, ¿lo entiendes?
—Bah. Procura no meterte en mi camino —habló Sasuke, su ceño estaba fruncido, pero siquiera se molestó en darle una mirada—… o te mataré —terminó la frase, provocando que el Uzumaki temblara de rabia.
—¡¿QUÉ HAS DICHO?!
—Tranquilízate, Naruto —intervino Sakura con su forma serena. No quería quedarse con un compañero menos tan pronto, así que debía calmarlo. Aunque su amigo era bastante testarudo cuando se trataba del Uchiha.
Bueno, esto debería funcionar… Incluso con Naruto, pensó Iruka. Soltó un suspiro de cansancio a la vez que una gota de sudor bajaba por el costado de su rostro. Solo podía rezar porque todo saliera bien mientras observaba cómo el rubio quería asestarle un golpe a su inmutable compañero, siendo retenido por la peli-rosa que trataba de hacerlo desistir de su objetivo a la par que ella misma era empujada contra el pelinegro. Qué equipo tan peculiar, admitió para sí, preguntándose en qué estaba pensando el Hokage cuando decidió juntarlos. Será un asunto con el cual tendrá que lidiar su sensei.
—¡Bien, suficiente! Esta tarde conocerán a sus profesores Jounin —retomó la palabra con una sonrisa nerviosa—. Tomen un descanso hasta entonces.
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Sentado en uno de los tejados de la Academia, Naruto se encontraba enfurruñado por haber sido humillado por su rival y puesto en evidencia por Iruka frente a los demás. Después de lo ocurrido con el maestro Mizuki unos días atrás, creyó que Iruka lo tomaría más en serio, pero él continuaba reprendiéndolo en cada cosa que hacía como si fuera un niño.
—¡Maldita sea con Sasuke! —maldijo con los brazos cruzados y el ceño fruncido, centrando todo su disgusto en el Uchiha—. Y Sakura-chan no me dejó darle su merecido… ¡Agh! —chilló sorprendido.
Un paquete envuelto con un pañuelo rojo fue colocado con cuidado sobre su cabeza mientras era sostenido por una peli-rosa que se asomó desde su espalda para darse a conocer.
—Por supuesto que no iba dejarte hacerlo. El futuro Hokage no puede ir contra sus compañeros de clases, ¿verdad?
—¡Sakura-chan! —nombró con sorpresa por no haberla sentido llegar; ella era tan silenciosa como siempre. Su semblante se transformó nuevamente en uno indignado antes de hablar—. No es mi culpa. Ese tipo simplemente me saca de quicio.
La muchacha soltó un suspiro y le quitó lo que había puesto en su cabeza antes de acuclillarse junto a él.
—Ahora somos un equipo…
—¡No estoy de acuerdo con eso! —protestó de inmediato.
—Pero lo somos —reprendió ella, picándole la mejilla con su dedo índice—. Ahora somos ninjas activos de la Aldea, y enfrentaremos situaciones de vida o muerte en las misiones. Si no podemos llevarnos bien y confiar entre nosotros, sería poner en riesgo nuestras propias vidas y el bienestar de la Aldea. ¿Verdad?
Naruto se mantuvo en silencio, escuchando atentamente a su amiga; sus palabras estaban cargadas de la sensatez que siempre la caracterizó. Ella puso sobre la mesa una verdad de gran importancia que había pasado por alto por culpa de su ceguera por su rivalidad con el Uchiha.
—¿Naruto?
—Sí, tienes razón —concedió en un murmullo, su furia anterior menguando lentamente al comenzar a enfriar sus pensamientos.
—¿Qué te parece si le das una oportunidad a Sasuke-kun?
—Está bien… Lo intentaré solo por ti. Y porque seré un Hokage genial que no dejará de lado a nadie por más amargado, arrogante o molesto que sea —concluyó dejando sobresalir su labio inferior y mirando hacia un costado. Llevarse bien con el pelinegro le parecía algo imposible, pero pondría de su parte para que funcionaran como equipo—. ¡Pero si se mete conmigo no prometo quedarme callado!
—Trabajaremos en ello —Sakura rio nerviosamente con unas gotas de sudor cayendo por su sien. Al menos era un comienzo—. Muy bien. Vamos a comer antes de que se nos acabe el tiempo —invitó levantando las cajas de bento que había traído con ella envueltos en el pañuelo rojo.
La peli-rosa sonrió con ternura al verlo con los ojos brillantes y abandonando su berrinche que lo hacía ver adorable. Mientras Naruto hablaba sobre que había olvidado su almuerzo en su euforia por llegar temprano a clase ese día, ella se perdió en sus pensamientos de cuando comenzaron a volverse tan unidos.
Flashback.
Otro intento fallido más, otro paso más que la alejaba de cumplir con el objetivo que se había auto-impuesto después de conocer lo ocurrido con el clan. Y mientras más pasaba el tiempo, más se sentía culpable consigo misma, lo que también la hacía dudar sobre si debía continuar o no.
Ese día el ánimo de una Sakura de doce años estaba por los suelos, y todo se lo debía a su compañera de clase.
Ami no dejaba de meterse con ella, alentada por su nula reacción a sus provocaciones e insultos. Todos sus actos se resumían a criticar su apariencia, su acento, su vestimenta, cuestiones que a la peli-rosa la tenían sin cuidado y solo rayaban en lo cansador más que al acoso mismo. Pero desde hacía un tiempo, la niña y su séquito de seguidoras habían tomado un nuevo pasatiempo: frustrar cada uno de sus intentos de acercamiento a Sasuke. Para peor: lo estaban logrando satisfactoriamente.
Ese día había sido uno de esos en los que tuvo que alejarse del joven Uchiha porque sus compañeras fanáticas se interpusieron cuando pretendía invitarlo a almorzar, aglomerándose a su alrededor y chillando con sus voces estridentes. Tuvo que desistir y alejarse del tumulto para que Sasuke no la relacionara con esos actos y le lanzara esa mirada disgustada como a las demás.
Y ahí estaba ella, descansando debajo de un árbol luego de terminar su solitario almuerzo, con un fracaso más en su historial y el remordimiento creciendo en su interior. Resopló con cansancio y estaba a punto de emprender su regreso a la Academia para esperar la siguiente clase cuando divisó a alguien acercándose por el camino.
¿Sasuke?, se preguntó mentalmente con sorpresa, el chico caminaba hacia ella. ¿Uh? Está mirándome… ¿con ojos cálidos?, pensó sin poder evitar que su rostro reflejara lo desconcertada que estaba ante una situación tan… repentina e inusual.
A solo un par de metros de su posición, Sasuke desvió su camino y se recargó en un árbol frente al que ella estaba apoyada. Él se quedó parado allí, con los brazos cruzados y una pose despreocupada por la cual seguramente las niñas gritarían por lo genial que se veía.
Sakura dejó de observarlo y se puso nerviosa con su presencia, preguntándose qué hacía él allí. ¿Tal vez había escapado de sus acosadoras y buscaba refugio en ese lugar apartado y solitario? Seguramente era eso, no podía concebir la idea de que lo hiciera para estar con ella, no era realista. Ya había tenido muchas desilusiones el último tiempo, no quería agregar otra a su lista.
—Tienes una frente amplia y muy bonita… Hace que quiera besarla.
¿Eh?
La cabeza de la peli-rosa giró bruscamente hacia él y observó con ojos bien abiertos a su compañero de clase. No sabía cómo sentirse al respecto, sorprendida tanto por el hecho de que le estuviera hablando directamente con tanta confianza como por el comentario en sí mismo. Por otra parte, tampoco entendió qué quiso decir con eso; ¿debía tomarlo como un insulto o como un halago? Su comportamiento era por demás confuso para ella.
Se permitió analizarlo discretamente, observando directo a sus orbes negros en busca de respuesta, solo para que un segundo después reconociera ese brillo peculiar en sus ojos y las leves muecas que le dijeron lo que estaba ocurriendo.
—Olvídalo, eso suena como algo que diría Naruto —habló él nuevamente mientras reía, como si hacer chistes fuera lo más característico de su persona.
Ella se mordió el labio inferior, dejando su semblante en blanco; en cambio, su "Yo interno" se reía nerviosamente con varias gotas de sudor cayendo por su sien ante lo absurdo del asunto. Habiendo descubierto de quién se trataba, solo le quedaba seguirle la corriente para descubrir qué se traía entre manos esta vez.
—Sakura, hay algo que quiero preguntarte —continuó Sasuke.
Él se acercó y se sentó en el suelo junto a ella, quien no le quitó la mirada de encima mientras lo hacía y mantuvo su semblante sereno. Le dio un asentimiento de cabeza para darle a entender que tenía toda su atención.
—¿Qué piensas… de Naruto? —dijo con cierta vacilación en su tono.
Con que es eso, pensó Sakura. Apartó la mirada del chico y la llevó al frente, se tomó unos largos segundos para elegir las palabras que diría y que expresarían lo que realmente sentía por ese chico que se había vuelto tan cercano a ella sin que se diera cuenta.
—Naruto… Siempre está metiéndose en problemas... Se divierte gastando bromas… Y siempre alguien termina enfadado con él, sin importar lo que haga —comenzó con un tono suave y pausado—. Es una molestia… —A cada palabra que pronunciaba, Sasuke se sentía desfallecer y algo en su pecho se iba oprimiendo más y más—. Eso es lo que piensan los demás.
—¿Eh? —murmuró confundido por la repentina dirección de su discurso.
—Pero, para mí —continuó, volteó su rostro hacia él una vez más, con una sonrisa cálida y maternal que lo descolocó aún más—, es un gran chico. Su perseverancia y determinación en todo lo que hace son algo admirables. No importa si falla o si se ríen de él, continuará hasta demostrar que sí puede y que los demás están equivocados con él… ¿Sabes? Esa forma de afrontar la vida me recuerda a alguien muy especial para mí. —Su mirada se tornó nostálgica, pero no perdió su sonrisa—. Haría cualquier cosa por protegerlo. Es como… un hermano.
El chico quedó petrificado en su lugar, con los ojos bien abiertos, su corazón latiendo desbocado contra su pecho y sin palabras que poder pronunciar ante su total sorpresa.
"Es como… un hermano" se repetía una y otra vez en su cabeza, como si no pudiera creer que una afirmación de esa clase fuera posible con él implicado. Nunca escuchó algo similar de la boca de nadie y nadie se lo diría en el futuro, no a él, no en esta Aldea, no en este mundo. Pero ahí estaba, escuchando cómo esta chica —que había salido de la nada un día y nunca lo despreció— reconocía su existencia como algo positivo.
Analizó cada palabra de ella con minuciosidad en su mente, buscando algo que le demostrara que le estaba mintiendo y solo quería burlarse de él, sin embargo, la expresión en su rostro, sus ojos cálidos, le transmitieron que había sido realmente sincera.
Hasta ese momento, él había tenido sentimientos confusos hacia Sakura, siendo la única persona que se le acercaba de forma desinteresada y que no lo rechazaba, las emociones que le generaba en su interior eran difíciles de identificar para alguien como él que nunca había formado lazos con nadie. Ahora que ella le decía que lo apreciaba y le ponía un nombre a lo que sentía por él, hermandad, no le desagradaba en lo absoluto.
Estar cerca de la chica era agradable para él y si así era como se sentía tener una hermana, quería mantener ese lazo para siempre.
—¿Eso responde tu pregunta?
—¿Qué? Oh. Ah, sí —respondió entre balbuceos, saliendo finalmente de sus profundos pensamientos.
—De acuerdo. Volvamos a la Academia, Naruto —instó ella con una sonrisa mientras se ponía de pie.
El rostro de Sasuke se deformó completamente en una mueca de asombro, miedo, vergüenza y demás reacciones contradictorias que sacaron una pequeña carcajada de la chica. Fue mucho más gracioso cuando se revisó el cuerpo con nerviosismo, encontrando que nada había cambiado en él desde su llegada.
—¿Cómo…?
—Nada escapa a estos ojos. —Guiñó su ojo derecho con diversión, luego le extendió la mano.
El rostro del chico se volvió rojo, y resaltó más en él cuando la técnica de transformación se disipó en una nube de humo y mostró a un rubio muy avergonzado.
—Lo siento, Sakura-chan. Yo solo…
—Está bien. Será nuestro secreto. No le diré nada a Sasuke-kun —consoló con tono cómplice.
Naruto no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas por todo el júbilo que estaba sintiendo en su interior, tenía un remolino de sensaciones que nunca antes había sentido.
Él simplemente había llegado hasta ahí porque había visto la mirada triste de Sakura cuando Ami y las demás la apartaron del Uchiha; pensó que a ella le gustaba como a todas las chicas e ideó un plan para preguntárselo y aprovechar la oportunidad para saber qué pensaba de él mismo porque no entendía por qué era agradable cuando los demás lo despreciaban. Incluso a su mente llegó la posibilidad de que ella solo estuviera jugando con él para sobresalir sobre las demás y llamar la atención de Sasuke.
Pero no fue así, Sakura era genuina en su trato y ahora que lo sabía no quería separarse de ella. Hermana, qué bien sonaba esa palabra porque también venía ligada a otra que él nunca tuvo y ha anhelado desde siempre: familia.
—Gracias —musitó, sorbiendo los mocos que habían comenzado a caer por su rostro junto a sus lágrimas. Se restregó el rostro con la manga de su sudadera y puso su mejor sonrisa mientras aceptaba la mano de ella que se mantenía extendida hacia él sin vacilar.
Fin del flashback.
Ese había sido el comienzo de todo, el día en que ellos se hicieron cercanos, inseparables, el inicio de la etapa más feliz de Naruto, de ambos ya que los dos necesitaban desesperadamente aferrarse a algo para continuar y no ceder ante la soledad.
—¿Sakura-chan?
—Lo siento. Mi mente comenzó a divagar —respondió al salir de sus recuerdos gracias a la voz del chico que había estado parloteando—. Vamos a otro sitio —terminó con una sonrisa, poniéndose de pie.
Ambos se trasladaron a una de las bancas dispuestas a los lados de un camino cercano a la Academia y que llevaba a la salida de la Aldea. Allí almorzaron con toda la tranquilidad y privacidad que les brindaba el lugar; sin compañeros molestando, sin aldeanos mirándolos con desprecio o hablando despectivamente en murmullos que no se molestaban en disimular.
Solo eran ellos, una comida simple, pero deliciosa, y la naturaleza rodeándolos.
Al menos así fue hasta que la barriga de Naruto comenzó a gruñir con sonidos alarmantes. Su cuerpo se estremeció de pies a cabeza y el sudor frío lo cubrió, su rostro se volvió cada vez más azul a medida que los rugidos se intensificaban a la par de su malestar.
—¿Qué sucede, Naruto? —cuestionó con preocupación, dejando su tarea de guardar las cajas de bento vacías.
—Mi… estómago. —Se abrazó a sí mismo, intentando con esa acción disminuir el dolor, pero era en vano—. Oh, no… Necesito… ¡un baño! —exclamó con urgencia y sin mediar más palabras se levantó del asiento y salió disparado hacia la Academia.
—Por todos los cielos con este niño —suspiró Sakura como si fuera una madre que se refería a su hijo, agarrándose el puente de la nariz en busca de paciencia—. Seguramente no desechó los cartones de leche como le dije… Otra vez.
Así se la encontró Sasuke que venía caminando con las manos en los bolsillos de su pantalón, por el mismo camino que anteriormente había tomado el Uzumaki. Él tenía la idea de marcharse por su cuenta al salón de clases después de haberse escondido para comer su almuerzo tranquilamente, pero en su camino se topó con el rubio que pasó por su lado corriendo como alma que lleva el diablo, incluso le gritó unas disculpas por atravesarse tan bruscamente, algo fuera de lo común en él.
Al fijarse desde dónde venía el rubio, a lo lejos divisó el tono rosado de la cabellera de su nueva compañera de equipo sentada en una de las bancas a los costados del camino. Lo meditó por unos segundos, indeciso, pero finalmente se decantó por ir hacia ella para pedirle que fueran juntos al salón. Sin el escandaloso de Uzumaki rondándole, no debía preocuparse de ninguna escena indeseable.
Sus miradas su cruzaron a medio camino en el momento que ella detectó su presencia y ambos la mantuvieron en el otro el tiempo que le tomó acortar la distancia que los separaba hasta que se detuvo junto a su asiento.
—Haruno —llamó lo más amistosamente que su tono de voz le permitió, con las manos descansando en los bolsillos de su pantalón de forma relajada. No había necesidad de ser grosero, después de todo, no tenía nada en contra de ella—. Debemos irnos, ya es hora —continuó cuando ella le dio su completa atención.
—Un —respondió con su monosílabo favorito. Segundos después se recriminó mentalmente por lo indiferente que había sonado. Aunque no podían culparla ya que era la primera vez que él se dirigía a ella por iniciativa propia e incluso ¡la buscó para caminar con ella! Esto la tomó por sorpresa—. Quiero decir, está bien —rectificó, poniéndose de pie y juntando sus cosas, luego recordó algo importante—. Um… Naruto…
—Hmp. No me interesa ese cabeza hueca, pero iba en dirección a la Academia —interrumpió, girando su cuerpo en otra dirección sin poder evitar poner una mueca ofuscada al pensar en el rubio. Todavía no podía creer que ella fuera su amiga.
¿Qué le ve a ese tonto?, se preguntó, luego se sorprendió por ese pensamiento. Chasqueó la lengua con molestia, recriminándose de nuevo a sí mismo por el rumbo que había tomado su mente otra vez. A mí qué me importa, agregó.
La peli-rosa malinterpretó su repentina expresión malhumorada, relacionándola con el vínculo tenso que mantenía con Naruto y decidió que ese sería un buen momento para interceder por él.
—Sobre eso —comenzó a hablar con calma y seriedad, buscando la mejor manera de decir las cosas sin que el nerviosismo por su primera charla con el Uchiha la afectara demasiado—... Lamento que Naruto siempre termine peleándose contigo. Él no ha tenido una buena infancia… No tuvo padres a su lado que lo guiaran apropiadamente. —Inmediatamente después de escucharla, Sasuke la miró desde el rabillo de su ojo, estrechando su mirada con expectación ante lo que ella quería decirle con eso—. Por eso hace esas cosas y se mete en problemas, está solo…
El pelinegro se mantuvo en silencio, simplemente esperando a que ella continuara. No quería hacer un juicio prematuro sobre por qué le estaba diciendo todo eso a él, no quería pensar que ella era como todos los demás. Su tono de voz al hablar no era uno de burla o despectivo, por lo que seguiría escuchando su discurso antes de asumir cosas para nada agradables de la chica y que podrían cambiar su percepción de ella.
—Busca desesperadamente llamar la atención de los demás porque él solo quiere que lo reconozcan. Así que, por favor, no te enfades con él, Sasuke-kun. Naruto es un buen chico —concluyó con voz suave y una pequeña sonrisa cálida en sus labios.
Las palabras de ella sorprendieron gratamente al joven, pero no fue lo único que lo hizo. Esa sonrisa que le estaba mostrando provocó que su corazón se saltara un latido y luego latiera más rápido, incluso sintió un leve calor en sus mejillas —pidió al cielo que no fuera visible para la chica—. La razón: Sakura no le sonreía cálidamente a nadie que no fuera Naruto, y ahora le estaba regalando una a él, solo a él.
Lastimosamente, antes de que algo pudiera salir de su boca, el momento fue destrozado por la aparición repentina de Ami.
La joven se había pasado la hora de descanso buscando al Uchiha para pedirle que almorzaran juntos una última vez antes de tener que separarse, con la esperanza de que surgiera el amor entre ellos y así formar una relación que los mantuviera unidos a pesar de ya no compartir clases, sin embargo, no logró dar con él en ninguna parte. Estaba a punto de desistir cuando finalmente lo divisó a lo lejos. No lo pensó dos veces y se acercó rápidamente a él, pero no estaba solo, sino con su enemiga máxima: la extranjera de cabello raro, a quien odiaba porque siempre se hacía la interesante para que todos estuvieran pendientes de ella.
Ami alcanzó a escuchar parte de la conversación que ambos estaban teniendo por lo que decidió intervenir y dejar en una mala posición a esa tonta peli-rosa frente a su querido Sasuke-kun.
—¿A quién le importa Naruto? —dijo con desdén mientras se acercaba al dúo, llamando la atención de estos por su tono malintencionado—. Es un idiota buscapleitos. —El enojo y el desprecio se apoderaron de cada célula del cuerpo de Sakura, quien ya había tenido suficiente de esta chica, pero no fue la única afectada, Sasuke se encontraba en la misma situación, también apretó los puños y frunció su ceño—. Su existencia solo se basa en molestar a todos y hacerle el trabajo más duro a los demás. No entiendo cómo puede salir impune después de todo lo que hace. —La irritación de ambos iba en aumento a cada palabra que salía de los labios desdeñosos de Ami—. No podría soportar la vergüenza que sentirían mis padres si supieran que me relaciono con alguien tan despreciable como él, es una mala influencia que solo atrae a gente de su calaña —agregó intencionalmente para Sakura, mirándola con burla y superioridad—. Debería simplemente desaparecer, así todos estarían más contentos sin él aquí.
Esa fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de los dos compañeros de equipo. Sasuke tenía la intención de intervenir, pero Sakura fue más rápida que sus sentidos y en un segundo tenía a Ami agarrada por el cuello de su ropa.
—¡Cállate! ¡Simplemente, deja de hablar! —gruñó Sakura apretando los dientes con rabia; no pudo evitar zarandear a la chica que puso una cara de espanto ante esa reacción que nunca esperó de su pasiva compañera de clase.
Al ver esto, Sasuke salió de su asombro e intervino alejando a la peli-rosa de Ami, no queriendo que se metiera en problemas por una persona como ella.
—Déjala, Haruno. No vale la pena —intentó tranquilizarla cuando logró separarla, pero ella no le prestó atención y solo miraba con gran desprecio a la otra chica.
—¡Él está solo y es despreciado por cosas que no entiende, por eso se comporta así! —continuó Sakura, revolviéndose entre los brazos de Sasuke que le impedían darle su merecido—. ¿Quién eres tú para afirmar que su vida no vale nada? ¿Tú qué sabes por lo que él está pasando? —exclamó lanzándole su peor mirada.
En un momento de lucidez, se dio cuenta de lo que estaba haciendo al ver la mirada horrorizada de Ami. Se zafó del agarre del pelinegro y decidió marcharse de allí antes de que las cosas se agravaran de su parte. Sasuke tenía razón, ella no valía la pena.
El Uchiha observó la espalda de la peli-rosa alejándose, dejándolo con sentimientos encontrados en su interior. Él había presenciado algunas de las veces en las que la joven intervenía y defendía a Naruto, pero esta vez lo tomó por sorpresa su reacción tan violenta. Aunque, si lo pensaba bien, no podía culparla por explotar después de aguantar tantos años de hostigamiento de parte de la peli-morada, la había llevado al límite y meterse con la vida de su amigo fue el detonante.
Ella… es muy noble, se dijo al pensar en la forma en la que ella protegía a quienes apreciaba.
Después del susto inicial, Ami se sintió molesta por no haber logrado su objetivo de dejar mal a esa tonta extranjera. Sin embargo, ver al Uchiha defendiéndola de esa loca le dio el valor para continuar con su cometido.
—¡Esa chica está demente, Sasuke-kun! Esa forma de actuar no es normal. Siempre está defendiéndolo, de seguro está obsesionada o enamorada de ese idiota. Son tal para cual —comentó mientras se acercaba al joven para tomar su mano, esperando que Sasuke estuviera de acuerdo, después de todo, la salvó de ella.
Contrario a lo que cruzaba por la mente de Ami, Sasuke apartó su mano como si le diera asco y dio unos pasos hacia atrás para tomar distancia como si tuviera la peste.
—¿Nunca te preguntaste por qué Haruno nunca se defendió de ti todo este tiempo? —habló mirándola con el ceño completamente fruncido. Si antes estaba enfadado con la chica frente a él por su comportamiento, ahora estaba furioso por el último comentario que escupió con veneno—. Ella siempre estuvo en segundo lugar en la Academia, podría haberte hecho puré si así lo hubiera querido. Y prefirió no hacerlo porque no se ensucia las manos con la basura.
—¿Qué? —cuestionó con una sonrisa nerviosa, sin esperarse esa reacción de él ni unas palabras tan crueles.
—Haruno tiene razón, tú no sabes nada de lo que implica estar solo.
Sasuke empezó a caminar en la misma dirección por la que se fue su compañera, pero se detuvo a un par de metros y se giró medio cuerpo para decirle unas últimas palabras.
—Eres —comenzó a decir mientras le devolvía una mirada asqueada y de total desagrado en sus facciones, dejando pasmada a Ami—… completamente despreciable —concluyó con la misma palabra que ella había utilizado para referirse a Naruto, y sin más retomó su camino.
Ami solo se quedó de piedra por las palabras dichas por el chico, viendo su silueta alejarse cada vez más mientras su visión se nublaba por las lágrimas que habían comenzado a juntarse en sus ojos.
Por el lado del Uchiha, él apresuró su paso para alcanzar a la peli-rosa que se había ido a paso airado en sintonía con su estado de ánimo. Creyó que ya no la encontraría al no verla por ningún lado, pero afortunadamente ella se había detenido al doblar en una intersección del camino a la Academia.
Es rápida para ser tan baja, pensó Sasuke mientras se acercaba a ella, quien se mantenía parada con los puños cerrados a los costados de su cuerpo y la cabeza gacha.
—Haruno —llamó. Colocó una mano en su hombro para llamar su atención al ver que no le hacía caso.
—Lamento que hayas visto… eso —dijo con tono calmado unos largos segundos después, aunque su expresión corporal demostraba lo contrario y delataba su enfado, además de que no le había devuelto la mirada desde que llegó a su lado—. No fue mi intención…
—Deja de disculparte por lo que hacen los demás —reprendió sin sonar brusco, interrumpiéndola, y ejerciendo un poco más de presión en su agarre, pero sin la fuerza como para generarle dolor—. Me sorprende que no hayas reaccionado así mucho antes, esa chica siempre fue una molestia persistente.
Sakura giró el rostro a un costado y se frotó un brazo sin saber qué decir al respecto. A pesar de que sus palabras eran ciertas, no estaba para nada orgullosa de lo que había hecho, mucho menos estando en presencia de Sasuke.
¿Qué imagen de mi le he dado? Y el día en el que nos ponen como equipo, se recriminaba internamente, sus mejillas se calentaron por la vergüenza que sentía de estar frente a él.
—Tu paciencia es… admirable —comentó en un murmullo, sintió una gran necesidad de animarla en ese momento por lo que dijo lo primero que se le vino a la mente. Descubrió que verla decaída no era algo de su agrado.
La peli-rosa lo miró finalmente con sus grandes ojos, con el asombro brillando de manera cálida en sus pozos de jade. La pequeña sonrisa que dibujó en su rostro, acompañada de un suave rubor distinto al anterior, hicieron mella en el interior del chico y tuvo que apartar su mano de ella y alejarse un paso con un extraño nerviosismo creciendo en él.
—Un —pronunció su muletilla afirmativa, sintiéndose agradecida con su intento de aligerar el mal momento que le había hecho pasar Ami.
—¡Sakura-chan!
Ambos se giraron ante el grito de Naruto que se acercaba trotando hacia ellos. El semblante del chico cambió cuando descubrió que su amiga estaba con su rival.
—Por favor, no le digas nada a Naruto sobre lo que pasó —murmuró Sakura, acomodándose un mechón de cabello detrás de su oreja.
—No te preocupes —respondió el pelinegro, acomodado su postura a una más relajada y con las manos en los bolsillos.
—¿Todo bien? —Fue lo primero que salió de los labios del Uzumaki al llegar, su pregunta fue para la peli-rosa, pero sus ojos estaban puestos en Sasuke, mirándolo con sospecha.
—Sí. De hecho, estábamos por ir al salón a esperar a nuestro sensei. Solo faltabas tú —habló Sakura con su habitual tono tranquilo, acorde con su intención de que el chico no se enterara de lo que había ocurrido ya que solo provocaría que se echara la culpa a sí mismo por ser la causa de los ataques hacia ella, cuando en la realidad no era así—. ¿Vamos juntos?
La mirada de Naruto se posó de nuevo en Sasuke, estrechando su mirada, pero no encontró hostilidad en él —sin contar con su actitud indiferente de siempre—, y tampoco parecía que le hubiera hecho algo a su amiga.
Ambos se mantuvieron la mirada por unos segundos, para luego asentir con un leve movimiento de cabeza en un tácito acuerdo de tregua momentánea. Los dos tenían presentes la petición que la peli-rosa les había hecho ese día e iban a respetarla lo mejor que sus actitudes tercas lo permitieran.
—Sí, vamos —concedió poniendo una de sus características sonrisas.
De esa manera, los tres se encaminaron a la Academia, con Sakura en medio de los dos muchachos manteniendo una pequeña sonrisa y sintiéndose agradecida de que pusieran de su parte para comenzar de la mejor forma esta nueva etapa de sus vidas.
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