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El coche principal de la familia Nishikino se terminó de estacionar frente a la gran residencia. Hasta cierto punto el dúo de mujeres habían tomado una faceta neutral, aunque por parte de Maki era imposible lo que estaba haciendo.

Sentía la piel caliente y la necesidad de quitarse el abrigo que tenía junto a la camisa que vestía, a tal punto de que estaba a nada de empezar a sudar.

Era la mala suerte de ser una mujer futanari con el libido tan descontrolado con el que había nacido.

- ¿Q-quieres cenar?.- Preguntó tímidamente Nico.

- En realidad quiero darme un baño primero.- Respondió con una sonrisa la doctora. Ambas bajaron del auto y fueron tomadas de la mano para abrir la entrada principal de la mansión.

- Entonces toma un baño en lo que preparo algo.- Propuso la mayor.

- ¿No quieres bañarte conmigo?.-

- Eso es muy riesgoso para mí, probablemente terminaremos haciéndolo en el baño y no pienso hacerlo con el estómago vacío.- Nico lo dijo como una condición necesaria. A la Nishikino no le quedó de otra más que aceptar e irse al fondo de la casa para buscar sus cosas y tomar su tan deseado baño.

- ¿Recuerdas cuando lo hacíamos casi todo el día y muy apenas comíamos algo?.- Mencionó Maki una de sus anécdotas antes de irse a su habitación.

- Claro que lo recuerdo, era increíble el tiempo que teníamos en aquél entonces.- Le respondió sonriente la pelinegra. La Yazawa amarró su cabello en una coleta alta; haciéndola ver aún más madura de lo normal, mientras se despojaba de su abrigo para irse a revisar las alacenas de su cocina.

La de ojos rubí comenzó a ver qué podría preparar para su esposa, aunque notó que no obtuvo respuesta alguna y se le hizo raro porque Maki siempre le avisaba cuando se iba del lugar.

- Hey, Nico-chan.- La llamó la más alta.

Por su puesto la Idol se asustó de golpe porque no había escuchado movimiento alguno hasta que giró su rostro y se encontró con Maki de la nada.

- ¿Si?.- Acató confundida, la doctora estaba muy cerca. Maki sin pedir permiso ni preguntar, tomó con total libertad el rostro de Nico y la besó.

La contraria creyó que sólo se trataba de un beso corto y que Maki se iría después, pero no fué así. La unión de labios se intensificó a tal punto que se le dificultó respirar, no puso alto hasta que sintió una de las manos de la más alta entrar debajo de su ropa yéndose directamente a uno de sus pechos, tocando directamente.

- T-te dije que tomarás el baño primero...- La mayor se separó un poco quedando a escasos centímetros de la pelirroja quién no apartaba la mirada de su esposa.- ¿Maki?.

- Es que... Creo que terminaré tocandome si trato de esperar más..- Confesó apenada; cubriéndose la boca por la vergüenza que a los pocos segundos evadió la mirada.- Tal vez debo hacerte caso.

Como respuesta al asunto, Nico luchaba consigo misma. No pudo poner más excusas porque muy en el fondo se sentía nerviosa en realidad, tenía mucho que no lo hacían por cuestiones de trabajo y porque siempre tenían que estar cuidando de sus pequeños retoños. Tal vez debía darse la libertad que tanto merecía y recompensar a Maki.

- Es mejor que lo hagamos en la habitación.- Por último, la tomó de la mano y se la llevó de inmediato. Maki se sorprendió por el cambio repentino de la Idol, ahora se encontraba siguiéndola y sin poner objeción.

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El asunto se agilizó un poco, quién estaba acorralando con besos era Nico. Apenas dieron un paso dentro de la habitación, la mayor no esperó más y empujó a Maki hacia la cama para acostarla, se quitó las últimas prendas que tenía puestas, quedandose en ropa interior.

Acto seguido procedió a ponerse encima de su mayor amor en la vida. Atrapandola con besos y suaves mordidas en sus labios.

- Creí que la que tenía el problema era yo...- Pronunció la doctora entre el beso.

- Es sólo que no lo hemos hecho en mucho tiempo, supongo que... Me estaba conteniendo también.- Reveló con una sonrisita cómplice. Maki quería seguir hablando pero la pelinegra se desesperó un poco y volvió a besarla. La Nishikino estaba más que feliz con su actuar, no quería verse como la única necesitada en el momento.

Pero la doctora notó que Nico se veía muy concentrada besándola, no perdió su tiempo y dirigió sus manos en las caderas de Nico, tomándola con fuerza y decisión. Los dedos de una de sus manos fueron directos a la zona íntima de la mayor, haciendo de lado su ropa interior y palpando esa parte que ya estaba húmeda.

- MMgh... - Un dulce y pequeño gemido salió de la boca de Nico al sentir tal contacto. Deseaba con ansias que Maki comenzará a tomar la iniciativa también.

- ¿Acaso ya estabas excitada?.-

- Desde que estábamos en el auto, me costó mucho mantenerme tranquila en realidad...- Confesó apenada.

Y en unos momentos después. Nico se aferraba ferozmente al torso de la más alta, abrazando su espalda de la misma manera. Maki por otro lado gracias a su condición física lograba cargar a su esposa sin ningún problema, sosteniendo sus piernas con sus brazos y empujando sus caderas con cierta fuerza a medida para no lastimar a la Idol.

- Teníamos tanto sin hacerlo así...- Le susurró con un aliento caliente en el oido a la pelinegra, tomándola por sorpresa, no pudo evitarlo y sacó su rostro dentro el cuello y el hombro de la doctora para besarla con dificultad, tratando silenciar sus gemidos.

- Espera, no hagas eso... Quiero escucharte.- Pidió con el pecho agitado. Porque le encantaba la forma en que Nico le miraba cuando estaban en el acto; sus ojos con un intenso color rubí y mordiendo sus labios constantemente mientras dejaba escapar uno que otro sonido. Era la imágen perfecta que necesitaba Maki para sentir que todo en su ser le hormigeaba hasta la punta de sus pies.

Para el próximo escenario. La Nishikino seguía con la misma energía eufórica en el ambiente tenso y pesado de la habitación que era testigo de todo lo que ocurría.

Decidió por regresar a la cama, y poner a su mujer de espaldas y agachada, en la conocida posición "en cuatro". La Idol arrugaba las sabanas cada que sentía el choque rudo de Maki. Los movimientos de la dueña de su cuerpo consistían en sacar con lentitud su miembro para causarle desesperación a la pelinegra para después meter la cabeza y lo de más de su falo con fuerza, tocando el punto exacto que causaba las contracciones de la Yazawa.

- Date prisa Maki-chan, hazlo ya.- La miró de reojo, pidiéndole casi con molestia.

El contacto visual entre sus ojos se sintió único. Puesto que la doctora parecía que había presionado un interruptor, sonrió con una disminuida adrenalina por la falta de medicamento para regular su libido.

- Date la vuelta, Nico-chan, necesito verte.-

Gracias al tono de voz amable y tranquilo fué que su esposa aceptó, si fuese el caso contrario, se hubiera enojado con toda la intención del mundo.

Ahora simplemente la Nishikino podía mirar con atención las reacciones que quería. Elevó un poco una de las piernas de Nico para facilitar sus movimientos. Extrañamente cuando tenía esa cercanía con ella, era exactamente donde la pelinegra envolvía con mucha más intensidad el miembro de la doctora.

- Ahh... - Suspiró pesado.- Si sigues apretándome así, terminaré más rápido Nico-chan.

Le dijo aumentando la fuerza de sus caderas, perdiendo el ritmo que llevaba.

- E-esta bien...- Dijo con la mente ya en blanco, justo cuando creyó que no podía sentir más la desesperación de su pelirroja, esta misma comenzó a hacer más rápidas sus metidas. Instintivamente la Idol se cubrió la boca, no podía contener sus casi gritos-gemidos.- ¡Espera, espera,espera!.

- Sólo dame un momento...- Y sin más. Nico llegó climax, y un poco después Maki al dar sus últimas embestidas sintió las sensaciones de las contracciones desde su abdomen hasta que terminó por venirse dentro, aún moviéndose un poco para seguir sintiendo el placer hasta el límite.

El pecho de Nico se movía con pesadez para recuperar el aliento, cubriendo su rostro por el esfuerzo físico y la energía que ya había gastado.

La Nishikino sacó con cuidado su pene, a la par que salía los fluidos de ambas mujeres. Se quedó mirando un momento y después echó unos cuantos mechones de su cabello hacia atrás por el calor que sentía. Hasta ella misma notó la diferencia de cuando tenía sexo estando sin medicamento, cada toque y roce se sentía muchísimo más caliente.

Algo avergonzada, sin notarlo volvió a tener otra erección sólo con recordar de nuevo como tenía a su esposa, procedió a acortarse a lado de ella y cubrirse con una almohada. No quería molestar más a Nico.

- ¿Qué haces?.- La mencionada retiró sus manos de su rostro para notar el semblante tímido que había tomado la doctora.

- N-nada, vamos a descansar, Nico-chan.- Le pidió con una sonrisa, dándole un pequeño beso.

Claramente le correspondió, pero no pudo evitar introducir su mano en esa parte que tanto cubría Maki.

- ¿No estás satisfecha?.- Le cuestionó.

- No es eso, es sólo que es difícil no ponerme así cuando hacemos esto. Sólo pienso en hacerlo sin parar.- Mencionó un poco desanimada.

- Maki-chan.-

- Podemos irnos a dormir, de verdad... ¡Nico.!.-

La Idol le retiró la almohada, dejando ver que ya estaba acariciando con lentitud la pronunciante erección de su esposa.

- Cierra la boca, cariño.- Le ordenó con picardía para atraparla con un beso. Y aunque no quisiera la menor, Nico sabía exactamente como masturbarla, con suavidad y cierta cantidad de fuerza, desde la punta hasta el inicio de la longitud. Era imposible que no se le escaparan unos cuantos gemidos ahogados.

- ¿Puedes hacerlo tú?.-

- A-ah.. Si, claro...- Maki dejó de sentir las caricias de su esposa, parecía que la Yazawa quería besarla apasionadamente. Así que ella misma tomó su polla y comenzó a darse placer, pero con más rapidez y rudeza. Nico era tan buena besando, que sintió como introdució su lengua en su boca por unos cuantos minutos.

Frunció un poco las cejas al notar que la pelinegra tomó su barbilla y le daba unas cuantas lamidas al lóbulo de su oreja, una de las partes más sensibles en su ojiamatista. Abandonó la idea de ver como la doctora se tocaba para hacer a un lado su mano y continuar ella misma.

Era exactamente el ritmo que quería y era tan placentero que la pelirroja intentó detener el brazo de Nico, agitó ligeramente las caderas y echó la cabeza hacia atrás, dejando salir una cantidad considerable de semen a la par de un suspiro pesado y lleno de alivio

- ¿Estás bien?.- Le preguntó la pelinegra. Viendo que por fin el miembro de Maki descansaba en su abdomen, dando un indicio de que su energía ya había acabado. Vió que su esposa tomó un pañuelo de la caja que tenía a un lado para limpiar con timidez la mano de la Idol.

- L-lo siento, no quería molestar.- Se disculpó.

- El día que no me pidas hacerlo, ese día me voy a preocupar idiota.- La regañó con una sonrisa, dándole un último beso en la mejilla.

- Quiero dormir, de verdad me siento muy cansada.- Sin esperar respuesta, tiró el pañuelo con el que limpió sus fluidos y acercó el cuerpo de su amada al de ella, abrazándola para dormir.

- De verdad que no tienes idea, creí que esto tardaría más horas...- Le dijo entre un tono de alivio y con humor.

- Nico-chan...- Le mencionó avergonzada y un poco molesta.

- Es broma, es broma. Te amo mucho, Maki-chan.-

- También te amo, Nico -chan...- Le correspondió las mismas palabras con el mismo sentimiento, cayendo dormida por el cansancio. La Idol sonrió y se acurrucó más en el cuello de la doctora, cerrando sus ojos y uniéndose al tan esperando sueño.

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[ Omake- 1/1.

" Las curiosas preguntas de Dia Nishikino"]

La hija mayor y la primer primogénita de la Nishikino Maki y Yazawa Nico; había entrado en la edad exacta en dónde los pequeños se cuestionan todo a su alrededor. Y una de sus más constantes preguntas era siempre

"¿Qué hizo que nuestras madres decidieran amarse por siempre?".

Observaba todo a detalle con esos grandes y ligeramente rasgados ojos color celeste llenos de curiosidad e interés por todo.

Usualmente la mitad de la semana le tocaba pasarla con una de sus madres, aunque ellas acordaban que sólo sería un tiempo muy limitado porque no les gustaba la idea de llevar a sus hijas a sus áreas de trabajo, porque no querían aburrirlas o arriesgarlas a algún accidente. Pero las pequeñas; Dia y Ruby amaban con mucha intensidad a sus queridas progenitoras, era difícil hacerles entender que tenían trabajo. Aún así, buscaban la manera de darles gusto.

- Mamá.- Llamó la pequeña pelinegra a su madre .

La doctora se encontraba sentada en su escritorio organizando papeleo y algunos archivos que tenía pendiente por separar y engrapar. Sus dos hijas esperaban pacientemente en el sofá frente a ella, Ruby hacia su tarea con una gran sonrisa, mientras que Dia tomó asiento cerca de la mayor.

- Dime, querida.- Prestó atención y bajó las hojas de papel para verla.

- ¿Qué te hizo sentir que mamá Nico era la persona indicada?.- Hizo su pregunta moviendo sus deditos con emoción y brillo en sus ojos. Maki al escuchar eso sonrió extrañada, Dia siempre llegaba en momentos inesperados.

- Acabas de cumplir diez años, ¿y ya haces ese tipo de preguntas?.- Hizo una mueca divertida y se inclinó un poco para estar a la altura de su retoño.

- ¡Por favor responde!, tengo mucha curiosidad.-

Pidió casi en una súplica y llanto. Su pequeño chantaje obtuvo resultados, pues la pelirroja de suave melena asintió sin otra opción.

- Bueno, si te soy sincera. Nunca creí que conocería a alguien como tu madre. Digamos que en un inicio yo creí que me casaría con otra mujer, de la cuál tus abuelos ya habían casi planeado una boda.- Contó con ironía y alivio.

- ¡EHHHH!, ¿cómo puede ser eso posible?.- Se expresó con total pánico, como si le hubieran dicho el final de su serie favorita.- ¡Mamá y tú tienen que estar juntas!, no me imaginaria a nadie más que ella.

- ¿Verdad que si?.- Dijo entendiendo el mismo sentimiento de su hija con risillas.- Por supuesto que yo me negué a eso, si nunca la hubiera conocido. Tal vez no hubiera sido tan feliz como lo soy ahora.

La ojiverde asintió molesta, incluso hizo un puchero inconforme con sólo imaginar a su hermosa madre con otra mujer. Las dos Nishikino's eran algo celosas en cuestión de eso, siempre estaban ahí abrazando a Maki cuando veían a las enfermeras intentando coquetearle, o con las pacientes que buscaban la manera de llamar la atención de la dueña del hospital.

- Fuí algo tonta e insegura al inicio, pero al final logré mejorar mucho y darme cuenta de que debía hacerla feliz. Ella me enseñó muchas cosas, me dió ánimos y además de eso...- Deshizo su postura y se recargó en su silla, después pensó por un par de minutos. Intentando que la menor perdiera la paciencia.

- ¿Qué cosa?.-

- También formé una hermosa familia, me dió dos bellas hijas.- Le respondió orgullosa y feliz. Dia sonrió de mejilla a mejilla y se regresó a su lugar junto a su pequeña hermana. La doctora se quedó confundida, parecía que su niña sólo quería escuchar eso. Regresó a su trabajo, dándose más prisa para poder irse a hogar junto a sus hijas.

Y tan sólo al llegar a casa. La doctora fué directo a saludar de beso a Nico, quién había llegado temprano para preparar la cena. Dia esperó a que Maki fuese a tomar su baño para relajarse del trabajo, mientras tanto la menor de la familia se dirigió a su habitación para cambiarse y estar cómoda.

Nico y la ojiverde estaban solas en la cocina.

- ¿Qué sucede?, desde hace rato que me miras, amor.- La Yazawa que era más consciente de su alrededor, pudo notar que la miraban minuciosamente.

- S-sólo quería hacerte una pregunta, mamá... - Titubeó nerviosa.

- No me hagas esperar.- Habló curiosa la mayor, tomando asiento frente a su hija.- ¿Qué es?.

- ¿Qué te hizo pensar que mamá era la indicada?.- Ladeó su cabeza levemente ansiosa, quería saber su respuesta sin esperar mucho.

- Bueno, ahora que me lo preguntas...- Cuestionó confundida. - De las personas con las que salí, Maki-chan fué quién más llamó mi atención y al principio yo no creía que ambas seríamos parte de nuestras vidas, somos muy diferentes.

- ¿De verdad?.- Cuestionó sorprendida.

- Claro que sí, Maki era una chica: reservada, seria, protectora y un poco tímida. Sacarla de ese lugar sólo fué cuestión de tiempo...- Le contó con una sonrisa nostálgica.- Y aunque era inexperta en demostrar su amor por mi... Cuando me dijo sobre lo que sentía, me pregunté... "¿Y si fuera ella... El amor de mi vida?".

Dia abrió sus ojos con emoción a flor de piel, era difícil de entender las formar de dar amor de cada una de sus madres. La doctora siempre mostraba cariño con detalles o tratando de hacerlas sentir felices con sus cosas favoritas, y la Idol era muy emocional y le encantaba demostrar su contacto físico con besos y abrazos.

- ¿Qué te dijo Maki-chan?.- Nico pudo deducir que su esposa ya había sido víctima de las preguntas de la menor.

- Mamá casi no expresa mucho lo que siente. Pero dijo que te amaba mucho y que aprendió mucho de ti. Esperaba que me dijera más, pero sólo fué eso.- Expresó algo desanimada.

- Eso es porque a tu madre todo le da vergüenza, ya la conoces.- Le contó con gracia, ofreciéndole una paleta que tenía guardada para ella.- Después puedo contarte más cosas, sólo no le digas.

Lo último dicho lo dijo en un susurro, haciendo cómplice a su pequeña Dia de sus travesuras.

La Nishikino soltó una risita y tomó el caramelo con alegría.

- ¿De qué tanto se ríen?.- Una tercera voz se unió al momento; era Maki cargando en sus brazos a Ruby quien parecía tener sueño.

- No es nada Maki-chan, no seas chismosa.- Bromeó la Yazawa.

- ¿No lo puedo saber?.- Preguntó interesada.

- Tal vez después, mamá.- Dia se unió al plan de Nico para molestar.

La Nishikino mayor frunció el ceño y entendió el juego, sólo sonrió de lado.

- ¿Ruby ya se durmió?.- La Idol se puso de pie y se acercó a la menor.- Tal vez deberíamos llevarla a la cama.

- Eso es porque jugamos mucho con You antes de regresar con mamá.- Le respondió Dia.

- Ahora que lo recuerdo, mañana iremos a ver a todas. Llevaré a Ruby a la cama, esperen un momento.- Anunció la doctora para después irse a dejar a la más pequeña de la familia.

Con cada paso que daba la doctora, no podía sentir una inmensa tranquilidad. Desde que cambió sus hábitos para convivir mucho más con Nico y sus hijas, notó la diferencia. Todo en su vida iba bien. El manejo del hospital y el reclutamiento de personal marchaba a la perfección.

Usualmente se preguntaba si era normal sentir tanta felicidad constantemente. Ni ella tenía una respuesta, más que esforzarse para ganarse lo que tanto quería.

Recostó con suavidad a la menor en la gran cama que tenía, al hacerlo y cubrirla con una manta, su teléfono comenzó a sonar. Se dió cuenta que era la gran 'Ayase'.

- ¿Hola?.-

- Buenas noches, Maki. Lamento llamar tan tarde haha..- Saludó con normalidad la rubia al otro lado de la llamada.

- No tengo problema en verdad... ¿Hablas por lo de mañana, cierto?.-

- Es que Umi tenía la duda, pero ella se encuentra de regreso de Italia, y me encargó que te preguntara.-

- Es verdad, fué a dar una de sus conferencias...- Comentó.

- Así es, ¿mañana nos veremos en tu casa?.-

- De hecho es lo que les iba a avisar. Las veré acá en la mañana temprano.- Le dijo agendando en su teléfono y poniendo una alarma para prepararse.

- Me parece perfecto, le diré a Umi en ese caso. -

- Bien, nos vemos mañana Eli. Descansa.- Se despidió la pelirroja y colgó la llamada a la par de su amiga.

Se apuró para avisar por mensajes de texto a sus demás acompañantes. Por supuesto en la lista estaba: Rin y Hanayo, Eli, Nozomi, Umi, Kotori y unas amigas cercas de esta última.

Cada cierto tiempo organizaban una que otra salida para frecuentarse.

[Y aunque toda su vida creyó que nunca podría vivir rodeada de gente que le aportaría tantas cosas en su vida, Maki ya era consciente de la realidad en la que vivía]

- Descansa Ruby-chan.- Le dió un beso en la frente a la pequeña pelirroja y encendió la lámpara de noche que tenía a un lado antes de salir de la habitación para dejarla dormir.

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- ¿Sabías que por tu tío Kotarō, Maki-chan se acercó a mi?.- Le contó maliciosamente Nico a su hija, frente a la ojiamatista.

- ¿EN SERIO?, ¿TÍO KOTARŌ?.- Dia dejó de lado los pancakes que comía.

- ¿De verdad vas a contarle eso?.-

- Claro que sí, Maki-chan.- Le aseguró a su esposa.

- S-sólamente fué por coincidencia, yo sólo hacía mi trabajo.- Maki se excusó algo avergonzada.

- Lo que digas Maki-chan, haré como que te doy la razón.- La mayor movió su mano para restarle credibilidad a lo que dijo la pelirroja.- Kotarō-kun fué técnicamente nuestro cupido, quién diría que todo empezó a causa de que se cayó de un árbol estando tan pequeño.

- Tu hermano siempre fué algo inquieto ahora que me doy cuenta.- La Nishikino bebía de su taza de café favorita.

- Oh vamos, yo sé que estás más que agradecida con él. No mientas.- Jugaba con una sonrisa la mayor.

- Como sea, me da igual.- Intentó evadir el tema pero sus mejillas se tiñeron de un color carmesí, evidenciándose.

Y de nuevo, a ojos de Dia era claro el lenguaje de amor que tenían sus madres. Estaba más que feliz al haberse dado cuenta y se limitó a disfrutar de su cena.

Fué un día agradable, uno de los tantos que vivía y viviría continuamente.

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Y hasta aquí termina "Y si fuera ella...", fué un placer y gusto haber escrito un buen NicoMaki, espero que les haya gustado. Esperen el NozoEli próximamente. (Mucho ánimoooo).

Gracias por haber llegado hasta el final, agradezco sus bonitos comentarios, me motivan a seguir escribiendo y mejorando. Sin más, una vez más, gracias. ().