En el 717 5E, en la Universidad Arcana, uno de los miembros del Consejo de Magisters (la máxima autoridad del Gremio de Magos) renuncia a sus cargos y abandona la Ciudad Imperial. Este miembro deja tras de sí rumores y especulaciones sobre sus supuestas prácticas necrománticas, mientras que algunos aldeanos y marinos aseguran haberlo visto embarcándose a Yokuda. Este mago es, por supuesto el nigromante Alex Tharn.
Al año siguiente, durante una reunión con los consejeros del Imperio, el ya viejo Emperador Constantino XI designa a su hijo Attrebus y al Caballero Comandante Alexandros Tharn junto a algunos Paladines investigar una extraña plaga que parece estarse extendiendo en Paramo del Martillo. Por su parte, el líder del Gremio de Magos, el Archimago Galeno, pide a Diana Graco (actual Archimaga del Gremio de Magos) prestarle ayuda al príncipe e investigar el origen de la plaga.
Las investigaciones llevan a Diana y Attrebus a Thaned, donde descubren los efectos de la plaga y que el responsable de su propagación es el nigromante Alex Tharn, hermano del Caballero Comandante de los Paladines. Attrebus consigue matarle ahí mismo y ambos se encaminan a Estrella Dragón tratando de retener la propagación de la Plaga. Pero al llegar se encuentran con la ciudad en ruinas y las población masacrada por los Paladines.
Sir Alexandros Tharn explicó que la Plaga ya ha sido esparcida por toda la ciudad, por lo que ordenó purgarla. Tanto Diana como Attrebus se indignan por las acciones de Tharn y Attrebus despoja a Tharn de su rango y título de caballero. En eso, Tharn se burla y ordena a los Paladines a acabar con los intrusos, sin embargo solo la mitad de los Paladines estuvieron dispuestos a obedecer al caballero renegado, por lo que la lucha ocurre a favor del bando leales a Attrebus y Alexandros, junto a sus pocos leales, consiguen escapar.
-Durante la lucha, aparece una sobreviviente de la masacre, una orca de nombre Lambt gra-Borggol, que explica al príncipe y a la maga que nunca hubo una plaga en la ciudad, y aún así los Paladines atacaron la ciudad. Con la traición de Tharn, Attrebus dirige al grupo hasta el Priorato de los Nueve para alertar a la Orden. Sin embargo, cuando llegan ven que el Priorato había sido asaltado por Paladines que portaban armaduras negras y comandaban a no muertos.
Attrebus se da cuenta que habían hurtado las Reliquias del Cruzado. Uno de los sobrevivientes, un escudero de nombre Valente, les explicó que los "Caballeros Negros" seguían órdenes de una vampiresa de nombre Johanna Kaldvär. Al escuchar el nombre, solo Diana entiende de la magnitud de la amenaza e incita a Attrebus a que volvieran con el Emperador, pues la situación era urgente.
Al volver a la Ciudad Imperial, la corte y su padre lo reciben con honores. Sin embargo, una figura oscura parece materializarse de las sombras y, antes que alguien pudiera hacer algo, esta asesina a Constantino XI y se marcha no sin antes alegar lo siguiente:
"Los Kaldvär volvimos a reclamar lo que es nuestro ¡el dominio de todas las almas mortales!"
Ahora como el nuevo Emperador, Attrebus I no invirtió su tiempo el protocolo pues la amenaza Kaldvär debía ser tratada. Tras averiguar sobre el Clan Kaldvär y su derrota a manos del Cruzado Divino, Attrebus comprende el porqué del ataque a los Paladines y el hurto de las Reliquias del Cruzado. Incapaz de moverse de la Ciudad Imperial por su condición de Emperador, Attrebus envia al grupo conformado por Diana, Lambt y al recién nombrado Sir. Valente a encontrar las reliquias del cruzado para detener los planes del Clan Kaldvär.
Con tal encomienda, por instancias de Diana, van a la Universidad Arcana donde con ayuda del Archimago logran replicar el aparato reflector Dwemer en Skyrim, usando el Planetario de la Universidad. El mapa señaló múltiples ubicaciones, pero no parecía haber manera de filtrar los demás artefactos mágicos en Tamriel para encontrar las reliquias.
Desanimado Valente buscó consuelo en el rezó a los divinos en solitario. Solo para ser sorprendido por un viejo legionario de nombre Wulf que le preguntó que le aquejaba. Valente le explicó que se hallaba sin guía en una búsqueda de la que dependía la seguridad del Imperio.
- Y ¿eso es todo? ¿Ya perdiste la fe? Paladín -
- ¡Jamás! Solo busco guía en los Nueve, pero ellos han decidido no responderme -
- Mnnn yo no diría eso - dijo Wulf tendiendole un pergamino - Creo que esto te será útil en los días que están por venir... y esto también, puede que te de suerte - dijo tirándole un septim.
El pergamino que le tendió Wulf era un mapa de Tamriel con ocho ubicaciones señaladas. Cuando Valente levantó la vista reparó en que Wulf había desaparecido. Una vez volvió con sus compañeros les enseñó el mapa y descubrieron, con sorpresa, que encajaban con los puntos señalados por el astrolabio.
Las compañeras de Valente exigieron saber de dónde sacó el mapa. Cuando Valente mencionó que un viejo se lo dio, el Archimago dijo que no habían soldados retirados con esa descripción en la Universidad. Valente entonces les dijo que el viejo le parecía meramente familiar y que se llamaba Wulf. Esto sorprendió al Archimago, quien explicó que la última vez que oyó ese nombre fue de alguien que le deseó suerte al Nerevarine cuando este se dirigió a enfrentar a Dagoth Ur durante la tercera era.
- Esta bien, hasta hay con esa basura ¡¿como demonios un humano va a vivir novecientos años?! - rugió Lambt gra-Borggol.
- ... Es que no era humano - dijo Diana comprendiendo de quién se trataba - Sir. Valente ¿el soldado se parecía a la imagen en el Septim? - Valente vio y efectivamente era el mismo sujeto - ¡Por los Nueve! el propio avatar de Talos nos ha señalado el camino -
Tras esa "intervención divina", el grupo fue mandado a llamar por Attrebus, quien les esperaba en la Universidad Imperial. Una vez ahí el grupo se sorprendió ante la maquina que tenían ante ellos ¡una aeronave dwemer!
El Emperador les ofreció el "prototipo" del transporte aéreo, conducido por el Cuchilla Namert, como cuarto miembro del grupo. Y así, con su rumbo fijo y con un medio de transporte único, los campeones de Attrebus partieron por todo Tamriel en busca de las Reliquias del Cruzado.
La travesía les tomó diez años para completarse y no fue tarea fácil, pues cada reliquia estaba vigilada por un miembro de alto rango del Clan Kaldvär:
Al llegar a Paramo del Martillo encuentra una guerra civil a punto de estallar entre los Coronas y los Anepasados. Una agente de Kaldvär estaba controlando a los líderes de las facciones incitandolos a luchar. La responsable fue Krisandra Kaldvär, una Guardia Roja que coordina la División de Espionaje de los Kaldvär, ella había convertido a ambos líderes en sus esclavos vampiros y esperaba diezmar a las fuerzas de Paramo del Martillo para asegurar el desembarco de las fuerzas Kaldvär. Sin embargo, el líder de los Antepasados, Ataand Dect-I, era el padre de Namert y este supo lo que había pasado con el, y con ayuda de los demás pudo deshacer el embrujo de Krisandra, desemascarandola durante el Concilio Nacional. Ella intentó escapar pero fue abatida por Namert Dect-I y de sus restos rescató los guanteletes del cruzado.
En Roca Alta, tuvieron que luchar contra el revivido Alex Tharn, ahora convertido en un Liche Perfecto. El Liche Alex usó un ejército de vampiros para conquistar Shornhelm, matar a los Lariat y ahora buscaba conquistar el resto de la provincia con su ejército de No-Muertos. El grupo tuvo que unir a los reyes de Glenumbra, Wrothgar, Stormhaven, los remanentes del ejército de Rivenspire, junto a los Reyes Orcos de Nova y Vieja Orsinium para hacer frente al ejército de no muertos. Mientras, que el grupo sobrevolaba el combate y asaltaba el castillo de Shornhelm, donde se enfrentaron una vez más con Alex Tharn, quien sucumbió, y con el a sus no-muertos, al hechizo definitivo Perdicion del Amanecer invocado por Diana. De el rescataron las grevas del cruzado.
En Skyrim se encontraron con Falkreath y Carrera Blanca abrazados por el fuego de dragón. Shagarr gra-Kaldvär, una Orsimer que sirve como General de la Armada Kaldvär, había hecho tratos con tres dragones; Kaazqethvol, Krahtumwol y Krilreythnau, para que causaran el caos es Skyrim mientras ella invadía por mar. El grupo tuvo un encuentro cercano con los dragones al llegar a Markath, donde el dragón fue abatido por el armamento de la aeronave; cuatro ballestas de 85 kg que disparaban virotes a Gran velocidad, lo llamaban "escorpiones". Además, de contar con un sifón de fuego frontal y los hechizos arrojados por Diana desde la nave. Aunque los dragones fueron abatidos, la nave, apodada "El Intrepido", acabó dañada y Namert tuvo que quedarse en Markath para arreglarla con refacciones otorgadas por el erudito Apraxmer Calcelmo, mientras que el resto se reunía con los Jarls, para que sumaran sus barcos a la Alta Flota del Mar de los Fantasmas. Con las fuerzas combinadas la flota Kaldvär fue hundida y tras tres días de búsqueda se dio con el cadáver de Shagarr, atorada en una red, del que rescataron la Maza de Zenithar.
Una vez reparado el Intrepido, el grupo viajó a Morrowind donde Johanna Kaldvär logra desembarcar en Vvanderfell, trayendo la vanguardia de las fuerzas Kaldvär con ella. Los Redoran se vieron superados, incluso con ayuda de los Indoril, Sadras y Dres. El grupo jugó un papel importante a la hora de complacer las demandas a varios Señores Magos Telvanni, para que se unieran a la defensa de Morrowind. Cuando, el Gran Maestro Neloth mostró una tajante negativa, Lambt se perdió y decidió obligarlo, lo que desató la ira del Señor Hechicero, pero el momento fue aprovechado por el aprendiz de Neloth, Bellion Oranus, para deshacerse de su maestro y avanzar en posición en la Casa Telvanni. De modo que los Telvanni llegaron a tiempo a la batalla, logrando derrotar al ejército Kaldvär a las faldas de la Montaña Roja. Al final, Lambt pudo desatar su ira en Johanna, tomando las botas del cruzado de su cadáver destrozado.
Argonia fue el siguiente destino de nuestros héroes, donde se enteraron que la Duquesa Xandra Kaldvär estaba usando sus poderes para comandar las Plagas del Pantano, no-muertos argonianos, para liquidar a las tribus argonianas. El grupo tuvo que unir fuerzas con los argonianos para poder penetrar Murkwood hasta el corazón de la provincia, donde se hallaba la guarida de Xandra. Sus guías fueron Meeh-Jazee Lafleesh y Othron Othrrus, siendo este último Dunmer y la primera su esposa argoniana, una relación bastante inusual. En fin, Xandra los esperaba en un Xanmeer que concentraba sus poderes y le permitía controlar las Plagas entrando en un estado meditativo. El grupo estuvo muy ocupado combatiendo a las Plagas, en la lucha Othron mostró ser un guerrero bastante hábil al enfrentar a Xandra uno a uno, sin embargo estuvo a poco de morir si Meeh-Jazee no apuñalaba a Xandra por la espalda. Con la muerte de Xandra las plagas se detuvieron y recuperaron la coraza del cruzado, a su vez que Meeh-Jazee y Othron se unían al grupo, resultando que ella era una ex escama sombría y el un miembro de la Casa Redoran.
Con dos miembros más, el Intrepido parte hasta Elsweyr, donde Alexandros Tharn comandaba a sus Caballeros negros contra las fuerzas Khajiita. Los Caballeros Negros no sufrieron embates del sol ni la fatiga, pues se volvieron no-muertos por el poder de Kaldvär. Sin embargo, estos no-muertos se hallaban unidos a Alexandros por la magia de La Matriarca Christina Kaldvär, por lo que si el moría el resto le seguiría. El grupo unió fuerzas con los khajiitas, pasando de ataques de guerrillas a un asalto sorpresa en plena noche en los sabana cerca de Orcrest, el ataque estaría destinado a desorganizar al ejército enemigo e intentar llegar hasta Alexandros. Seria Sir. Valente quien llegaría a este y el combate contra Tharn se decantaría con la victoria de Valente, y este tomaría la espada del cruzado de las manos de Alexandros. Sin embargo, Tharn había dejado una última trampa al imbuir la espada con una maldición mortal, Sir. Valente estuvo a punto de morir, de no ser por la intervención del Melena Dro'ava, quien pudo curar la maldición.
En Bosque Valen, la comcubina de Christina, Galardiel Kaldvär, busco invocar a Molag Bal a este plano a través de Falinesti. Una vez superadas las defensas de los bosmer, Galardiel llega a la ciudad enraizada, aplastando en el proceso a la población de la misma. Una vez tuvo la Bellota Verdadera, Galardiel intenta su cometido, pero su plan no tuvo el efecto esperado pudiendo solo reescribir parcialmente algún acontecimiento reciente, en este caso el revivir a Alexandros y a su ejército, ambos deciden marchar al Corazón de Bosque Valen y usar su poder para así poder invocar a Molag Bal. Al llegar los bosmer encabezados por el Silvernar los Campeones ofrece una furte defensa, que sin embargo no logra detener el avance de los muertos vivientes. Los bosmer invocan la Cacería Salvaje, desatando los poderes del Verde sobre las huestes enemigas, destrozando a Alexandros y Galardiel en el proceso. Una vez acabada la lucha el grupo consigue la coraza de lo que, se presume, era el cuerpo de Galardiel.
El destino guió a los Campeones de Tamriel hasta Estivalia, donde los esperaba una desagradable sorpresa el Principe de la Sangre, Traynnarion, volvió con sus Russamer, ahora como vasallo de Kaldvär. El Señor de los Elfos de Sangre venía a recobrar su reino y expulsa de él a los Maormer que se lo arrebataron. Sin embargo, su poder empieza a decaer debido a la perturbación causada por Galardiel, al parecer ella sentía celos de la nueva cercanía de el príncipe elfo con su Matriarca y de forma cuasi accidental afectó negativamente a Traynnarion. Esto fue aprovechado por los Campeones y Maormer, quienes asaltaron los campamentos de los Russamer uno por uno hasta dejar solo al príncipe y un pequeño destacamento. El Señor de la Sangre se defendió como una bestia en lugar de la realeza, pero aún así sucumbió, esta vez, de forma definitiva.
De sus restos rescataron el yelmo del cruzado y con el volvieron a Cyrodiil a la espera del siguiente paso. Ya habían pasado cerca de diez años desde la última vez que vieron a Attrebus, quien había aprovechado todo ese tiempo para armar al Imperio con un arma secreta, para su asalto final. Esto no acabaría hasta que Christina Kaldvär yaciera muerta, pero ella se mantenía en su pequeño imperio en Yokuda, por lo que tendrían que ir hasta ella. Sin embargo, el Emperador no usaría a si su Armada, no, el había preparado un nuevo brazo de las fuerzas armadas imperiales; la Legion Aérea.
Una vez en Yokuda, la Legion Aérea bombardeó los destacamentos, pueblos y ciudades leales a Kaldvär, mientras el Intrepido se dirigía hasta la Torre Kaldvär donde Christina (apoyada por sus vampiros) y Valente, como Cuarto Cruzado Divino (apoyado por los Campeones de Tamriel) tendrían su combate final, que culmina en una épica batalla entre ambos grupos al pie del Trono de Sangre, donde Valente finalmente se impone a Christina.
Una vez de vuelta en Tamriel, los Campeones de Tamriel son venerados como héroes y Attrebus I, junto a su hijo Reman, declaran que el Imperio Umbranox a sido vengado y la Crisis Kaldvär acabó finalmente.
