Notas Iniciales: Después de algún tiempo finalmente me estoy animando a escribir a MaleAshley con su hermano, así que espero que su relación sea el doble de retorcida de lo que ya es originalmente.
Advertencias: Riesgo de lemmon parafílico.
Dos Corazones Podridos.
Pequeño rayo de luz perdido. Ese que se opaca por nubes tormentosas. Si su hermano fuera el solitario rayo de luz que se aferra a iluminar las sombras entonces él sería las nubes, grises, ruidosas y feas, las que arruinan un clima cálido y perfecto, aquel que con tanto esfuerzo el debil rayo de luz trata de mantener. Asher lo admiraba, quería que le perteneciera, que fuera sólo suyo. El pequeño Ash intentaba sujetarlo, atraparlo, destrozarlo. Pero, ¿acaso se puede tomar la luz con los dedos? Porque siempre fallaba en tocarlo a pesar de que lo sentía en su piel. ¿No es extraño?
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No era raro que se sintiera ahogar desde el nacimiento de su hermano menor, era una sensación tan frecuente que consideró ya debía haberse acostumbrado. Sin embargo, la sensación se sentía más molesta y opresiva que de costumbre porque acababa de tener un sueño donde él y Asher se besaban. Repasando el sueño ahora que estaba consciente, asemejó el entorno polvoroso y decadente como el almacén donde jugaban en su infancia, así que no fue sorpresa que de un momento a otro se viera a sí mismo en el interior de una caja de madera despostillada. Lo que fue un shock fue ver desde tan cerca el rostro de su hermano, sentir cómo su aliento acariciaba sus labios. Asher había susurrado algo sobre estar feliz de que fueran sepultados juntos, antes de que impactara sus bocas violentamente estableciendo un ritmo apasionado.
Andrew reflexionó que en ese mismo instante debió despertarse, pero aparentemente había gozado tanto de la situación que dejó a su mente ir escalando hasta que prácticamente tuvo a su hermano menor gimiendo su nombre bajo él, babeando por el placer que le provocaba. Una imagen que hizo a su miembro tan duro que la incomodidad lo obligó abrir los ojos.
El hermano mayor sentía vergüenza de este deseo y no ayudaba que pudiera escuchar con claridad la acompasada respiración de Asher. El cual, ajeno a la situación de su consanguíneo en su habitación compartida, descansaba pleno y sin ninguna preocupación en el mundo. Andrew sabía lo que esto significaba y le ocasionaba conflicto lo incómodo que siempre fue compartir un noviazgo con Julia, a quien había decidido usar para cubrir su verdadera orientación. El primer paso para ser feliz era aceptarse pero el doble filo en su nueva realidad era que quien había despertado este aspecto en su sexualidad fue alguien de su propia sangre. Y habiéndolo confirmado más que descubierto en verdad no debería levantarse para dirigirse a la cama de su hermano, pero fue lo que hizo casi de forma automática.
Peligroso.
Se reprendió a sí mismo cuando fue más consciente de sus acciones, más eso no lo detuvo de arrodillarse delante de la cama de Asher, moviéndolo del hombro para que despertase, quedando hipnotizado por esos ojos fucsias y esa sonrisa adormilada con la que lo invitó acostarse junto a él, ofreciéndole un espacio que se sentía más familiar que el colchón de su propia cama. Asher cerró los ojos siquiera Andrew había sido cubierto por las cobijas, no importándole que se acomodaran tan cerca que las puntas de sus narices podían rozarse. No era una sensación extraordinaria para ninguno y aun así Andrew se descubrió disfrutándola más de lo debido. Los latidos de su corazón se aceleraron al pensar que podría besarlo con sólo un impulso.
Estaba jodido.
Se mordió el labio y trató dormir pero la señal entre sus piernas sólo se volvió más dolorosa cuando inconscientemente Asher atrajo uno de sus tobillos para colocar su rodilla entre los muslos, suspirando con gusto cuando su hermano mayor no se resistió en apegarse más a su cálido cuerpo. Un buen hermano buscaría terapia por lo que estaba sintiendo pero Andrew no era un buen hermano y no quería que nadie conociera sus sucios secretos; él quería guardarlos en lo profundo de su subconsciente y usarlos cuando la presión de la sociedad fuera tanta que pudiera permitirse la degeneración sin titubear. No se trataba tampoco de un buen hombre para negarse a cuidar de su pequeño monstruo favorito, el que nunca tuvo problemas en demostrarle su afecto incluso en público, aun cuando tal acto tenía un efecto negativo para las personas que percibían el comportamiento raro e inapropiado entre dos varones relacionados.
—Andy… —murmuró Asher acomodando la cabeza sobre la almohada. La respiración de Andrew se cortó cuando sintió a su hermano frotarse contra su erección. Le excitaba pensar que Asher estaba tomando ventaja al respecto, aprovechándose de su debilidad para jugar con su explosivo libido; eso sólo hizo la situación más candente.
—No me llames así —respondió deslizando sus manos por la silueta de su hermano, pretendiendo encontrar el mejor ángulo para abrazarlo aunque terminara deteniéndose en su estrecha cintura, donde apenas resistió clavarle los dedos con fuerza.
No le costaría nada empujarlo y girarlo sobre la cama para que estuvieran en una posición más adecuada; casi podía escucharlo gemir de forma aguda mientras él trabajaba su rígido cuerpo con los dedos. Pero Andrew se reprimió otra vez ya que ni siquiera debería estar recostado en el mismo lugar que el objeto de sus frustraciones en muchos niveles. Por el que constantemente se metía en peleas callejeras, ya que los otros estudiantes no encontraban a alguien más maniaco y psicótico que Asher para molestar y agredir por mera diversión.
¿Cuántas veces Andrew se había salvado de milagro de recibir un reporte por pelear sin sentido en la búsqueda de defender a su hermanito de dos o tres sujetos que lo odiaban? No era que los Graves siempre salieran bien librados pero era mejor defenderse y proteger al chico que no tuvo escrúpulos en que asesinaran involuntariamente a una niña, cuyo único pecado fue sentirse atraída a él cuando eran pequeños.
La propia Julia que se decía ser una amiga para Asher obtuvo el maltrato. Muchas veces Asher trató convencer al proclamado novio de que la eliminaran de sus vidas, así solamente serían ellos dos y era todo lo que el hermano menor juraba necesitar. No quería amigos, padres ni amoríos. Y era aterrador cómo Andrew lo consideró un destino ideal, jamás una condena, pues si pudiera tener a su hermano menor a solas (únicamente para él) podría hacerle todo lo que quisiese sin restricciones. Sin jueces o verdugos, por lo tanto podrían devorarse sensualmente en cada posición del Kamasutra.
—Andy, soñé que descuartizaba a la vecina. —Aquello hizo que Andrew saliera abruptamente de su ensoñación, su sangre se heló y sus ojos se abrieron para encontrarse con los fucsias brillantes de Asher, cuya expresión era inquietantemente tranquila y macabra—. Fue una escena espectacular. Toda su habitación estaba teñida de rojo, sus tripas adornaban las paredes mientras su cuerpo semidesnudo se encontraba postrado sobre su cama, sus sábanas escurrían en su propia sangre y sus ojos reflejaban el horror que experimentó en su caída a la muerte.
—Asher… —El aludido asintió antes de que Andrew siquiera lo preguntara.
—Me ayudaste, Andy.
—No…
—Sabes bien cómo se te queda mirando. A pesar de que sabe que tienes novia, esa perra babea por ti y cree que podría tener una oportunidad de coger contigo.
—Asher… —Andrew no pudo detenerlo, pues en su garganta se le había formado un nudo ciego.
—Deberíamos demostrarle cuánto te interesa, Andy. Sólo tendríamos que entrar a su departamento y rebanarle la garganta. Nadie se daría cuenta. No tenemos cámaras de vigilancia y las que hay hace mucho que están obsoletas y sólo sirven de adorno. Vamos, Andy. Sé que podemos deshacernos de ella.
—No… Asher…
—Vamos, regálame su muerte. Si no vas a deshacerte de la zorra de tu novia, al menos deja que la sangre de esa perra se derrame. Sé que pode-
Andrew interrumpió la siguiente oración de su hermano pequeño capturando sus labios en un beso lleno de anhelo, miedo y excitación. La lujuria se adueñó de cada movimiento que el hermano mayor ejerció sobre el menor, quien jadeó frente al abordaje desesperado. Y aunque su risa causó un efecto sensorial en el libido de Andrew, no le permitió hablar de nuevo.
—Esto es un sueño, Asher. Deja que ocurra como si fuera un sueño… lo necesito…
—…Como desees —dijo Asher con una sonrisa diabólica que lo único que logró fue incrementar el deseo hirviente en el interior de Andrew Graves, que se posicionó entre las piernas de su hermanito, listo para tomar el papel que le correspondía en su deliciosa fantasía.
—Dime lo que quieres, Ash.
—Lámeme, hermano. Cómeme entero.
—Joder, sí. Te comeré bien.
Andrew se deslizó bajo las cobijas y Asher se estremeció alzando sus brazos sobre la almohada por encima de su cabeza, restregando sus dedos contra la cabecera de la cama en un intento por concentrarse en lo que Andrew ya estaba haciendo entre sus piernas. Los sonidos húmedos de una cálida boca succionando y la frescura de la saliva siendo rociada por un agitado aliento consiguieron que Asher riera, resistiéndose gritar para que sus padres en la otra habitación escucharan y se dieran cuenta de la verdadera naturaleza de su hijo favorito. Ese que Asher podía apreciar con sólo levantar las sábanas para encontrarse con un par de ojos turquesas inyectados de obscenidad pura e incontrolable.
—Que boca tan lasciva tienes, hermano mayor. —Andrew tarareó en una afirmación alrededor del miembro erecto de su consanguíneo—. Como me gustaría que el mundo supiera cómo te humillas para tenerme dentro de ti. La manera en la que buscas tragar mi semen para resistir y no vomitar las noches que te coges a todas tus putas. Apuesto que te estás masturbando mientras digo todo esto y me practicas una felación. —Y el gemido desmoralizado de Andrew afirmó su comentario sin el menor atisbo de vergüenza—. A veces quisiera que aceptaras tu crimen, hermano. Que no fingieras al día siguiente que esto no ocurre cada noche… y por fin aceptaras que soy el único que logra saciarte. Si hicieras eso me harías el hombre más feliz. Pero… por desgracia tienes miedo de que el mundo sepa que estás lejos de ser la pobre e indefensa víctima.
—Ash… —El hermano menor se permitió mirar el rostro lleno de lágrimas de Andrew, mismas que el susodicho no se molestaba en cubrir al levantarse de su postura anterior y se dejaba expuesto para que el otro lo contemplara y saboreara tanto como quisiera, por eso –contrario a consolarlo– Asher se burló de él.
—Eres patético, hermano.
—Lo soy, lo soy, Ash. Soy el peor, y tú sigues cubriendo mis aspectos malos al punto que ya no eres capaz de llorar más. De verdad, no te merezco.
—Shhh… —Asher levantó el rostro del hijo mayor para que sus miradas se conectaran—. No es momento para esto, ¿recuerdas? Estamos viviendo tu fantasía, sigue. Úsame, hermano.
—Asher… gracias.
Andrew abrazó el delgado cuerpo del más joven de los Graves y comenzó acariciarlo con ardor, descubriendo más y más de su codiciada piel como si su vida dependiera de ello. Asher recuerda la primera vez que hicieron esto. Fue una noche de fiesta en la que Andrew había bebido demasiado pero había decidido no hacerle caso a ninguna de sus putas y corrió directo a casa. Su mente había estado demasiado nublada por el alcohol para detenerse analizar lo que estaba haciendo, así que Asher sufrió las consecuencias. Había dolido como el infierno, había causado trastornos nuevos en el menor de los Graves pero él lo aceptó todo porque era su Andy, el chico que recibía el amor del mundo mientras que Asher estaba destinado al desprecio, al odio y al dolor. Lo peor era que ya no le importaba como antes, ahora todo lo que quería era la atención del hombre que comenzaba a enterrarle los dedos por el recto sorpresivamente. Había estado tan sumergido en sus recuerdos que no se dio cuenta en qué momento su hermano trajo el lubricante.
— ¿Vas a violarme otra vez, Andrew querido?
—No lo digas así… tú quieres esto. Lo quieres, Ash. Por favor, dime que lo quieres.
—Lo quiero —mintió sólo para continuar con aquella farsa, a pesar de que su pene ya estaba un poco más flácido contra las manos de su hermano mayor que no se rindió y continúo masturbándolo mientras besaba su clavícula y cuello de forma hambrienta. Un movimiento preciso de sus largos dedos y el cuerpo de Asher volvía estar interesado en ello.
—Si, por fin —jadeó Andrew con lascivia—. Te tengo, hermano.
—Mierda, sé amable. Por lo que más quieras, esta vez se amable.
—No puedes pedirme eso. No puedes… hace tiempo que no tenemos sexo.
—Andrew…
—Shhh, te gustará. Confía en mí. Por favor, Asher.
El hermano menor se mordió los labios con ansias, al fin rindiéndose por lo que estaba a punto de sufrir una vez sus cuerpos fueron alineados correctamente. Sonrió con locura, pues si algo podía disfrutar de todo aquello era lo mucho que Andrew parecía necesitar su cuerpo; lo desesperado que podría volverse cuando le era negada su cooperación. Su mueca Andrew debió confundirla con deseo ya que no perdió tiempo en penetrarlo e iniciar las estocadas. Asher gritó inconscientemente pero al próximo segundo se mordió las yemas de los dedos para mantenerse callado. Andrew siempre había actuado como un animal cuando lo tenía de esta manera a su merced. Dientes, garras y gruñidos profundos contra sus oídos, dejándole marcas carmín no sólo en su piel blanca como un lienzo, sino también en su cerebro, las imágenes rasgadas de lo que significaba el amor fraternal para su familia: nada más que un frío intercambio de favores. Y dolía pero estaba extasiado.
—Mi hermano mayor es un monstruo muy obsceno —gimió lo más discretamente que le fue posible—, que siente placer por cogerse a su hermano pequeño. Aunque a la mañana siguiente aparente ser la pobre víctima del momento.
—Basta, Asher.
—Sabes que es cierto.
—No, cállate. —Andrew le cubrió la boca con tanta fuerza que pudo haberlo asfixiado ahí mismo sino fuera por los cortos intervalos en que lo liberaba entre el descontrolado vaivén, distrayendo su curioso tacto con las perforaciones adornando esa cara de marfil—. No quiero oírlo, no hables mierda… no ahora. Es mi sueño. Hazlo más placentero.
— ¿Eso quieres, imbécil? Bien, aquí lo tienes. Cógeme, Andrew… cógeme.
—Mucho mejor. —Andrew aumentó la velocidad unos instantes antes de que el ritmo de sus caderas tartamudeara por la llegada del orgasmo. Asher sufrió espasmos por ello pero estaba muy lejos de eyacular también ya que no estaba lo suficiente excitado y eso hizo que Andrew se preocupara—. ¿Por qué? Asher… ¿Qué tengo que hacer para que lo disfrutes por una vez?
—No me preguntes a mí —dijo desviando la mirada con asco.
—Asher…
— ¿Qué quieres que te diga? No lo sé.
Mortificado, Andrew revolvió sus neuronas y los cabellos negros en la búsqueda de una solución a este problema, sin entender cómo era posible estimularlo al principio pero durante su unión carnal perdía todo lo obtenido. No quería pensar en sus encuentros como algo unilateral, por eso siempre se enfocaba en forzar una respuesta en el cuerpo de su hermano. Sin embargo, cada vez era más difícil y eso lo ponía histérico. En su fantasía el apetito de ambos estaba en armonía, por eso odiaba su realidad.
—Muy bien, hagamos esto.
—Déjalo así, Andy. Lo importante es que tú seas liberado de tus frustraciones, ¿no? Por la carga que significa tu horrible hermano menor.
—No. Puedo solucionarlo. Voy a solucionarlo.
—No gastes energías en esto, ya haces suficiente día a día.
—Cállate, se me ocurrirá algo. —Andrew volvió inclinarse hacia él y lo besó suavemente, lo que desconcertó a Asher un poco ya que estaba acostumbrado a los besos salvajes. Aquel gesto no era nada especial pero cuando su hermano mayor se apartó y lo miró a los ojos, descubrió un brillo distinto a la lujuria incontrolable reflejada en su mirada—. Te amo. —El cuerpo de Asher se tensó y estremeció con las suaves caricias que le dedicó a su pecho—. Eres lo más importante de mi vida.
—No necesito tu compasión, Andy. No quiero nada que no sientas realmente.
— ¿Qué te hace pensar que es mentira?
—Esto sí es caer bajo. Decir todo eso para que yo pueda terminar.
—Pero es cierto.
—Detente —demandó Asher al borde de las lágrimas, las cuales Andrew lamió para proseguir su cometido, ofreciéndole dulces caricias y besos delicados mientras susurraba todas las cosas que le gustaban de él. Cosas triviales, detalles pequeños, que todas las personas que lo juzgaban y despreciaban a la distancia no notarían, nadie más que Andrew.
—Volvería a matar por ti si hubiera una manera de salir ilesos. Incluso me desharía de Julia. Descuartizaría a todas las personas que intentaran separarme de ti.
— ¡Andrew! —El menor de los Graves intentó apartarlo cuando el mínimo roce de sus dedos logró hacer a su piel arder. Andrew sonrió victorioso en su interior cuando notó la erección gloriosamente despierta, razón por la que no dudó trabajarla al mismo tiempo que a su próstata.
—Me moriría sin ti… —El alargado gemido de Asher fue más caliente de lo que el mayor de los Graves había escuchado jamás, así que sonrió satisfecho cuando finalmente sintió su semen empapar su mano. Sólo había un problema, había vuelto a excitarse con los sonidos que su pequeña obsesión hecha carne había estado emitiendo. Ahí se dio cuenta que nunca tendría suficiente de él—. Te amo, Asher.
—Eres una mierda… —gruñó el aludido humillado.
—Te amo.
—Ya no lo digas, lograste lo que querías, ahora déjame en paz.
—Te amo —insistió Andrew volviendo acurrucarlo entre sus brazos como si fuera aquel chiquillo que hacía berrinches cada dos segundos—. Te lo diré cuantas veces sea necesario hasta que entiendas que hablo en serio.
—No… porque cuando esta noche termine volverás a ignorarme como todos, me seguirás tratando como basura. Y lo soy. Pero duele que quieras hacerme creer lo contrario en estos momentos.
—…Lo hago por nosotros, Asher. Si el mundo supiera lo que hacemos...
—Y un carajo. Sólo te gusta alimentar tu ego, maldito infeliz. Suéltame sino quieres que te patee.
Andrew se apartó, dejando que Asher se deslizara fuera de la cama para recuperar sus pantalones y salir al baño para deshacerse del aroma a sudor y sexo. Andrew por su parte se quedó ahí con el rostro enterrado en sus temblorosas manos. Esto era incorrecto, no porque fueran varones, sino porque eran hermanos. Lo sabía pero de todos modos no podía frenar sus instintos a tiempo. Eran una combinación demasiado desequilibrada y peligrosa para funcionar pero demasiado entrelazada entre sí para ir en busca de nuevos horizontes. El hermano mayor siempre trató de engañarse pero entonces se percató de que él mismo había iniciado todo, desde el momento que llegaron a la adolescencia y se percató que nada lo excitaba tanto como su hermano pequeño. Cómo podría cambiar las cosas cuando no quería, cuando estaba enloqueciendo por lo mucho que lo necesitaba en su vida.
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"Asher es lindo, ¿no crees?"
"Si, es un poco espeluznante pero cuando sonríe todo eso deja de importar."
"Me gustaría mucho ser su novia. Ya sabes lo que dicen de los hombres locos cuando están en la cama."
"Es una lástima. Yo siempre dejo cartas de amor en su casillero pero nunca las responde. Me pregunto qué tipo de chicas son las que le gustan."
"Hablando de cartas. Escuché que alguien más las rompe antes de que lleguen a las manos de Asher."
"¿En serio? Pero, ¿quién se atrevería hacer eso?"
"Muchos dicen que han visto a Andrew delante de su casillero todos los días antes de que termine la escuela"
"¿Su hermano? ¡Pero si es un chico tan tranquilo! Además tiene novia. ¿Por qué rompería las cartas que van dirigidas a su hermano pequeño? ¡Seguro son esos tipos que molestan a Asher y tratan de culpar a Andrew!"
"Escuché… que es una competencia entre ellos, y Andrew no quiere que su hermano sea más popular que él entre las chicas".
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"Asher es difícil en general. Creo que deberías dejarlo aprender un poco de independencia. Andrew… ¿por qué siempre luces más enfocado en Asher que en mí, que soy tu novia?"
Fin.
Notas Finales: Creo que el final me quedó un poco apresurado porque sabía que al darle seguimiento acabaría escribiendo más de la cuenta. Pero está bien para la primera prueba, ¿no? Erotismo y angst mezclado, jeje.
