El rubio llegó con cansancio a la casa de su primo el cual le recibió con un abrazo que lo dejó algo desorientado. Katsuki no era muy amante de ese tipo de acciones pero lo dejó pasar.

Dejó sus maletas en uno de los cuartos para invitados y al quitarse su suéter, fue recibido por un lindo abrazo de su pequeño Zuzu.

-Hola cielo, ¿te portaste bien con el tío Katsuki?-acarició su cabeza con cariño

-Si papi, no le di molestias para nada

-¿Cómo que no diste molestias pelusita? Tengo las bolas llenas por esperar a tu padre para cogerte entre ambos-comentó con falso enojo provocando el sonrojo del menor-¿Tienes energía para follártelo?-miró a su primo con burla

-Por supuesto, aunque me gustaría tomar un baño para relajarme


Los alfas acariciaban y besaban el cuerpo del omega quien suspiraba por la atención de ambos.

La enorme tina albergaba a los tres individuos quienes estaban demasiado enfrascados en atender sus instintos sexuales.

Masajearon el miembro del menor el cual gimió guturalmente despertando aún más la excitación de los dominantes.

Prepararon su entrada y sin avisar, entraron al mismo tiempo en él provocando un enorme placer al omega quien soltó al máximo sus feromonas, cortando así la poca cordura de los mayores.

Lo embistieron violentamente provocando que el peliverde se aferrara a ellos para evitar desmayarse del placer.

Pasado bastante tiempo, los penes de los alfas comenzaron a hincharse formando el nudo dentro del omega para luego correrse de manera abundante dentro suyo.

El menor cayó rendido en brazos de ambos debido a la sobreestimulación en todo el cuerpo.

-Parece que fue demasiado para nuestro conejito-comentó divertido el pelicenizo dándole mimos

-Pero se irá acostumbrando a ambos-dijo acariciando su cabeza con delicadeza-esperemos a que bajen nuestros nudos para limpiarlo


Estando completamente limpios, vistieron al menor y lo dejaron descansar en su habitación.

-Te dije que necesitabas bajar tu estrés-bebió su café amargo mirando a su primo

-Lo sé, pero lo hice con mi hijo-frunció el ceño ya que, a pesar de haberlo disfrutado, seguía siendo su bebé

-Veo que no lo entiendes-suspiró con cansancio-la pelusita es nuestro omega, tonto

Lo vio rascar su nuca como sabiendo que lo era pero no lo quería aceptar.

-¿Hueles eso?-comentó el cenizo haciéndolo despertar de su conflicto interno

-Es muy dulce y atrayente-notó que el olor provenía del cuarto de Izuku-creo que adelantamos su celo

-Y al parecer el nuestro también-sus aromas se volvieron más fuertes-te lo dije

-Bien, pero hay que tratarlo con cuidado para no lastimarlo-lo vio asentir con seriedad

-Podré arrancarle la cabeza a cualquiera, pero jamás haría algo que nuestro conejito no quiera

Entraron a la habitación del omega sintiendo su olor más intenso.


Besaban cariñosamente el cuerpo de su bebé mientras lo acariciaban. Katsuki se colocó detrás suyo y entró lentamente en él hasta estar dentro por completo.

-¿Te gusta el enorme pene de tu tío dentro de ti pelusita?-comenzó a moverse lentamente tomando su cintura para embestirlo

-Me...me gusta mu...mucho ahhhh-soltó pequeños gemidos placenteros

-¿Te gusta como papi juega con tu polla bebé?-masturbó con lentitud a su pequeño el cual asintió excitado-muy bien cariño, papi va a entrar también dentro tuyo. ¿Estás listo?

-S...si-sintió cómo también se hacía espacio dentro de su recto haciéndolo gritar de placer

-Ta...tan apretado-exclamaron ambos alfas moviéndose dentro suyo de forma coordinada

Las embestidas acelararon provocando que el omega gritara sin piedad y soltando más de su esencia que hizo quitarles toda lucidez a los alfas.

Continuaron con la faena por horas hasta que sintieron el clímax llegar. Los dientes de los alfas picaron sus bocas y al formarse el nudo y liberarse dentro del omega, mordieron su cuello marcándolo como suyo.

Dicha mordida lo hizo correrse como nunca antes manchando a todos de semen.

Regularon sus respiraciones y sintiendo de nueva cuenta el calor de sus celos, iniciaron una nueva ronda.


Varios días pasaron encerrados en la habitación hasta que por fin sus celos se calmaron.

Se bañaron juntos para relajarse y quitar sus fluidos del cuerpo e hicieron la limpieza de la casa y sobre todo del cuarto del menor.

El peliverde miraba la televisión cubierto con una cobija mientras era atendido por su tío y papá evitando dejarlo solo. Sabían que no podían separarse mucho de él luego de haberse enlazado.

Al terminar de limpiar, se sentaron junto al omega quien estaba a nada de tener los ojos acuosos por no sentir cerca suyo a ambos.

-Tranquilo cariño, aquí estamos

-Conejito no te pongas triste. No podíamos dejar la casa sucia

-Esta bien-comentó haciéndose bolita en su lugar

-¿Bebé, qué ocultas?-preguntó el rubio mirándole con extrañeza

-¿Tienes frío?-lo abrazó el cenizo junto con su primo

-Solo quiero mimos de ustedes-puchereó sonrojado

Ambos sonrieron y se dedicaron a cuidarlo y darle cariño el resto del día.