—¿Tobirama? —Madara pregunta, frente a él tiene la escena más extraña e incómoda que haya presenciado: ese Senju le está sonriendo. —¿Qué sucede?
—¿Por qué sucedería algo? —responde, actuando de una forma tan relajada que lo vuelve extraño —¿acaso no puedo visitar al mejor amigo de mi hermano?
Madara lo mira profundamente intentando descifrar qué razones llevarían a Tobirama Senju a tocar la puerta de su hogar, sin importarle tener que caminar por el distrito Uchiha, con todos ellos mirándole y juzgando cada uno de sus pasos, y acabar frente a él con esa sonrisa tétrica y su amabilidad falsa.
—Habla ya, Senju.
—Necesito que cuides algo. —suelta —no es gran trabajo, no molesta mucho.
—¿Algo?, ¿por qué no lo cuidas tú?, ya que dices que no molesta mucho.
—No puedo —aclara de inmediato —tengo trabajo, y por lo que veo, tú no estás haciendo nada.
Entonces, Madara ríe irónicamente, allí está el Tobirama Senju que conoce, irritante, molesto, y directo. Con sus brazos cruzados y su tono de Senju mandón. Pero, no es culpa de Madara que pueda estar en su casa sin ocuparse en cualquier cosa, de hecho, eso es completamente culpa del Senju frente suyo, Hashirama quiso nombrarlo a él como Hokage, pero Tobirama se opuso, luego cuando Hashirama quiso hacerlo su consejero y mano derecha, Tobirama Senju volvió a oponerse.
—¿Y de quién es la culpa de que estés repleto de trabajo, Senju?
—¿No lo cuidarás? —pregunta y rueda los ojos cuando Madara simplemente le ha dicho "no". —Bien. —dice y de inmediato se va, sin siquiera despedirse, pero a Madara eso no le molesta, después de todo, no es extraño de Tobirama tal actitud.
Madara lo mira alejarse y no le importa mucho lo que hace ese Senju sino hasta que lo ve agacharse junto a la casa de alguien más y decirle algo a alguien que no puede ver, mientras lo señala a él.
—¿Qué crees que estás haciendo, Senju? —Madara le grita, pero Tobirama despojándose de toda vergüenza simplemente le hace un gesto de despedida y dice "gracias por tu ayuda", y por supuesto, Madara no puede creer tal descaro. Pero no puede ocuparse mucho con tal ofensa, porque yendo hacia él va un niño corriendo. —Tobirama, ¿qué mierda crees que haces? —volvió a gritar, pero fue en vano, y Madara nunca había maldecido un jutsu tanto, como el hiraishin en ese momento.
No puede creer que Tobirama sea tan desvergonzado como para ir a dejarle un mocoso como si él fuera niñera, ¿quién se creía para hacer algo como eso?, tomaría a ese mocoso Senju y lo iría a regresar con Tobirama o con el primer Senju que se le cruzara por el frente, y luego iría a la torre hokage para gritarle unas cuantas cosas al inútil de Hashirama, porque claro, la actitud de Tobirama es culpa de lo permisivo que Hashirama es con él.
Entonces, decide que no es necesario dejar que el niño llegue hasta él, camina a su encuentro sin siquiera prestarle atención y lo toma de un brazo con fuerza en cuanto están lo bastante cerca.
—Iremos a dejarte con ese Senju insolente —Madara dice —rápido, niño.
—Alto, Maddy. —pide, y Madara se queda paralizado un momento, existe solo una persona que lo llama de esa manera.
Respira hondo, se masajea el puente de la nariz y finalmente le presta atención al niño, no puede creer lo que está viendo.
—¿Hashirama? —pregunta, y este niño pequeño que parece tener alrededor de cinco años, lo mira con una carilla triste, los ojos a punto de lágrimas y afirma apenas con un gesto. —¿Qué pasó?
Pero el niño no dice nada, tan solo baja su cabeza y mira al suelo, parece avergonzado; entonces, Madara que no tiene mucha paciencia, pero se ha alivianado apenas darse cuenta de que se trata de su mejor amigo, suelta el brazo del niño y le toma la mano para poder ir a su casa. Siente las miradas de algunos, pero poco le importa, sabe que ninguno es tan valiente o tan tonto como para atreverse a cuestionarlo.
—Entonces —Madara comienza una vez que ha sentado a Hashirama sobre el sofá, y él mismo ha hecho igual —¿sabes quién soy?, ¿recuerdas todo?, ¿qué cosas recuerdas?, ¿solo pareces un mocoso o eres un mocoso? —pregunta y se irrita de más cuando Hashirama simplemente le ha levantado los hombros. —Hashirama —regaña —dime.
—Sí.
—¿Sí qué?, grandísimo tonto —le grita, y no es que haya sido la genuina intención de Madara, pero Hashirama parece estar a punto de llorar —Hashirama, ni se te ocurra ponerte a llorar, porque sino...
Su amenaza parece no tener importancia para Hashirama, y es que lejos de calmar las lágrimas del niño, solo han desatado su llanto, y con ello, un montón de palabras que buscan ser una explicación, pero que Madara no comprende.
—Hashi, está bien, no estoy molesto —le dice, no es un insensible y ya ha lidiado con otros niños pequeños siendo el mayor de cinco hermanos, sabe que esta es la forma más acertada para tranquilizar a un niño que llora. —Todo estará bien, ¿de acuerdo?
Y así, Hashirama se tranquiliza, respira profundo varias veces con ayuda de Madara quien le sirve dando el ejemplo y luego lo hacen contar hasta diez usando sus dedos; en cuanto Madara cree que está realmente calmado se atreve a hacer las preguntas de nuevo, Hashirama explica que no sabe bien qué sucedió, pero que recuerda estar trabajando en la torre hokage cuando una extraña niebla proveniente de la ventana lo envolvió, no está muy seguro de lo que pasó después, pero cree que tal vez se desmayó, porque despertó en la oficina de su hermano, explica también que aunque tiene todos sus recuerdos, realmente sí es niño y no solo luce como uno, su emociones, la forma en que responde a los estímulos, y la manera en que actúa son propias de un niño pequeño, y no puede hacer nada para evitarlo. Madara vuelve a respirar hondo, parece que el que necesita tranquilizarse ahora es él; entiende porqué Tobirama lo llevó a su casa, nadie, ni el más estúpido se atrevería a husmear o tratar de averiguar nada de lo que suceda en la casa de Madara Uchiha, y le resultaba claro que nadie debía ver al Hokage en ese estado.
—¿Tobirama te trajo aquí mientras trabaja en arreglar esto?
—No sé —Hashirama dice y Madara siente que quiere gritarle de nuevo, hasta que el niño acaba diciendo que "Tobi da miedo" y Madara no puede evitar reír con eso.
Supone que no importa, Tobirama no es un irresponsable y está seguro de que estará trabajando en solucionar el problema de Hashirama lo antes posible, así que no tiene de otra más que relajarse y cuidar al niño hasta que Tobirama y una solución lleguen por él. Y con eso en mente, el día junto a Hashirama resulta ser más llevadero de lo que pensó, pero al caer la tarde, las cosas no siguen el camino que él había esperado, sino que Tobirama regresa a su casa y explica que aún no ha podido encontrar una solución, Senju comprende que Madara no tiene obligación alguna, pero siendo una de las personas más respetadas y temidas de la aldea, espera que pueda encargarse de mantener a Hashirama oculto y a salvo; a Madara no le parece nada agradable tener que lidiar con un niño por más tiempo, pero sabe que Tobirama tiene razón, él es la mejor opción para hacer ese trabajo.
Entonces, sucede que Madara acepta ayudar a Tobirama y se encarga de proteger al niño, hasta que el Senju pueda encontrar la cura que revierta el caos en el cuerpo y la mente de Hashirama.
No es complicado, porque Hashirama resulta ser un niño muy enérgico, pero también bastante dulce y dócil, de hecho, ni siquiera Izuna había sido tan obediente, ni en las ocasiones en que Madara tuvo que fingir estar enojado para que lo obedeciera, pero Hashirama, en cambio, no daba un solo problema. Madara ha reído un poco cuando ha pensado al respecto, el viejo Butsuma siendo cruelmente engañado por la vida al enviarle un hijo tan dulce y cariñoso como Hashirama, para después obligarle a lidiar con Tobirama, y es que, aunque Madara no puede estar seguro, no tiene duda alguna de que ese Senju era un mocoso difícil e insoportable.
Los días que transcurren lo hacen sin mucho movimiento, es una rutina, Madara se despierta a las ocho en punto, y junto a él Hashirama, que no está feliz durmiendo solo y ha sido complacido con el capricho de dormir junto al Uchiha, después Madara toma un baño para luego asegurarse de que Hashirama se bañe bien, prefiere no involucrarse demasiado, aunque no sabe si por respeto a su amigo o porque cree que sería incómodo, pero de cualquier forma está ahí para asegurarse de decirle "lávate detrás de las orejas", o "te faltan los pies"; para Hashirama, uno de sus momentos favoritos es el desayuno, porque Madara lo deja preparar la comida junto a él, no puede acercarse a la cocina, porque Uchiha Madara no es ningún insensato, pero puede colaborar con las tareas sencillas, y después de eso es su parte menos preferida, porque Madara tiene que limpiar la casa y lo obliga a ayudar, después de todo es culpa suya que Uchiha haya tenido que darle vacaciones a su doméstica, siempre hay un par de quejas y muchos suspiros de cansancio que Uchiha ignora completamente, pero no es tan malo, porque pronto puede colorear en alguno de esos libros para niños que Madara tenía por alguna razón que ni siquiera le interesa descubrir, y Madara siempre está cerca a esa hora, ejercitándose un poco. Lo que sigue después no tiene mucha importancia, es solo Madara haciendo un poco de trabajo como líder de Uchiha mientras Hashirama lo acompaña con la esperanza de que acabe pronto para poder jugar, después viene la cena, un baño y ambos van a la cama, a Madara le gusta leer un poco, porque no se duerme tan temprano, pero aunque Hashirama siempre decide quedarse despierto junto a él, al final su cuerpo lo traiciona y acaba dormido muy pronto.
Cuando se dan cuenta, ha transcurrido poco más de una semana juntos, Tobirama siempre va después del trabajo para saber cómo está y para avisar que aún no ha logrado encontrar una solución, la mayoría de las veces Hashirama ya está dormido, pero de vez en cuando algo lo hace despertar por un rato, eso es algo bueno, porque Hashirama puede saber que su hermano sigue pendiente de él. Sin embargo, en esta nueva ocasión es distinto, Tobirama está yendo por la tarde.
—¿Qué pasa? —pregunta Madara desde adentro mientras le hace un gesto a Hashirama para que haga silencio, hay alguien tocando la puerta, y aunque el niño quiere seguir jugando, no duda ni un segundo antes de obedecer la petición del Uchiha. Resulta que es Tobirama quien visita. —Senju —Madara dice como un saludo y Tobirama entra sin responder siquiera.
—Tobi —Hashirama grita, está feliz de ver a su hermano allí, es un desastre de niño muy sucio que evidencia haber estado divirtiéndose mucho, y que corre a él para abrazarlo. Y aunque Tobirama no es bueno demostrando emociones, no puede evitar sonreír con lo dulce que es su hermano. —No te preocupes por nada, Maddy y yo ya tenemos una solución.
—¿Ah sí? —pregunta, Madara no tiene idea de lo que Hashirama está hablando y el niño parece feliz y orgulloso de su afirmación. —¿Y cuál es esa solución?
—Voy a vivir aquí con Maddy —responde y ambos adultos casi quieren ahogarse. —Pero me tengo que llamar Hashi Uchiha.
Madara ríe ante eso, Hashirama es definitivamente una dulzura para decir algo como eso, además Tobirama parece estar sufriendo un ataque con eso de "Hashi Uchiha".
—Qué solución tan buena, Hashi —Madara le dice, tomando al niño en brazos para poder cargarlo, y Tobirama está sintiendo que el estómago se le retuerce cuando observa a su hermano tan feliz en los brazos del Uchiha.
—Deja de animarle esas tonterías, Uchiha —Tobirama regaña, recibiendo la risa de Madara y un mal gesto de su hermano. —ya tengo una solución.
Pero esa noticia no parece hacer feliz al niño, y es que se ha abrazado al cuello de Madara con un poco de fuerza, "¿qué pasa, Hashi?, ¿no estás feliz?" Uchiha pregunta mientras le acaricia la espalda, y el niño que no dice nada, expresa mucho.
—Dime —Madara pide y siente que se derrite su corazón cuando Hashirama confiesa que quiere seguir estando con él —Hashi, no importa la edad que tengas, yo siempre te voy a querer mucho, y siempre puedes venir a mi casa —por supuesto, Madara está haciendo todo su esfuerzo para convencer a Hashirama de que volver a ser un adulto es la opción más adecuada para él, pero Hashirama no está convencido.
—Si vuelves a ser un adulto podrás salir a pasear con Madara. —Tobirama dice, ese Senju siempre tan listo, Hashirama le ha prestado atención y preguntado si pueden ir a la feria. —Sí, podrás ir a la feria con Madara.
Con eso aclarado, Hashirama ya no tiene dudas de volver a ser un adulto, así que permite que Tobirama haga con él lo que deba, y justo como con el primer cambio, termina inconsciente.
Cuando Hashirama vuelve a despertar ya no es un niño, sino que es el mismo hokage de antes, ya tampoco está en casa de Madara, sino que está en su propia casa, y no entiende porqué siendo un adulto eso logra ponerlo un poco triste.
