A pesar de la hora que era, Lily no sentía frio en la intemperie, y por el contrario consideraba que la brisa que podía sentirse en ese momento apaciguaba el moderado calor que sentía, mismo que no sabía si en verdad era parte del clima o solo seguía estando abochornada por la plática que hasta hace no mucho aún se mantenía.
No entro en aquella casa, tanto por sentirse incomoda con tal acción como por la petición que Leonore le hizo, pero afortunadamente la espera fue mínima. Casi tan rápido como la amable mujer entro acompañada de Paris, regreso sola y estuvieron listas para ponerse en marcha de nuevo. La reunión fue en casa de la señorita Anna, por lo que ella simplemente se quedo ahí cuando fue hora de que todos se retiraran. Y aún cuando nadie se lo pidió, guiada por su sentido de responsabilidad y su instinto maternal, Leonore se ofreció a llevar a las chicas a casa en el auto de Anna, quien se lo presto sin chistar.
Sin preocuparse por ello, Lily acepto que Leonore llevara primero a las chicas revoltosas a casa tomando en cuenta que vivían al oeste de la ciudad, y estaban mucho más cerca sus hogares del de Anna que el de Lily. Realmente no le molestaba ser la última, a pesar de ser tarde, Lily estaba segura de que podría despertar con facilidad al día siguiente tomando en cuenta que no probó una sola gota de alcohol, al igual que la señora Leonore.
En el camino ya de regreso, Lily pasó un buen rato hablando con la amable señora que trabajaba como contadora y administradora de provisiones del restaurante, escuchando de ella cosas simples sobre ser adulto, pero que a Lily le interesaban simplemente por parecerle curiosas. Sabía que de regreso a casa deberían pasar justo por la misma calle en que el restaurante estaba, pero le sorprendió que la señora Leonore estacionara el auto muy cerca del mismo, cerca de una cuadra o un poco más adelante.
—¿Sucede algo, señora?— preguntó con cierto temor la pequeña rubia.
—No te preocupes, pequeña Lily, solo debo recoger a mi niña y después de eso te llevare a casa.
—Oh, cierto, dijo que la dejo con alguien. ¿Algún familiar suyo vive por aquí?
—Toda mi familia vive en Wyoming, pequeña. Pero tengo un muy buen amigo al que le puedo pedir de favor que cuide de mi hija, y sé que él la tratará como a una princesa.
La mujer había estado atenta a su teléfono mientras hablaba, seguramente mandando algún mensaje, pues cuando recibió una respuesta, salió del auto invitando a Lily a que le acompañe, considerando peligroso dejarla en el auto sola a esas horas de la noche.
Lily siguió a la señora Leonore de cerca mientras subían las escaleras de aquel edificio pues al parecer el elevador no era utilizable a esas horas. Fueron hasta el tercer piso y claramente sabiendo su destino, la señora llegó hasta la puerta con el número trescientos tres en la puerta y tocó con cuidado, esperando para que alguien abriera.
Para Lily, la sorpresa fue mucha, en verdad no esperaba verlo ahí, y tampoco sintió que hubiera alguna forma de conectar lo que sucedió y lo que sabía con el hecho de que la persona que abrió aquella puerta fuese Lincoln, quien con una enorme sonrisa les recibió, y en seguida se mostró sorprendido de ver a Lily ahí también.
—Buenas noches señora Leni y, ¿Lily?
—Hola, Lincoln— le saludó tímidamente la pequeña rubia.
—Espero no haberte molestado, sé que es tarde, Lincoln.
—No se preocupe señora Leni, no fue ninguna molestia. Le aseguro que no me despertó ni nada, estaba viendo algo en el televisor cuando recibí su mensaje. Por favor pasen.
Mientras la señora Leonore camino con confianza al interior del departamento, Lily dio pasos cortos y dudaba al avanzar, se sentía incomoda, pero su incomodidad era diferente a la que sintió en aquel club nocturno, no era tan negativa, pero si la hacía sentirse muy nerviosa.
»¿Quieren beber algo? Tengo jugo de naranja, jugo de mango, leche, soda y si quieren seguir, pues tengo también algo de alcohol.
—Gracias, Lincoln, pero me basta con un vaso de jugo de naranja. No bebí en toda la noche y no creo que haya caso en empezar ahora.
—¿Qué hay de ti, Lily?— con amabilidad, el hombre preguntó.
—Yo, pues, si, agua estaría bien. Solo eso.
—¿Cómo se porto mi pequeña diablilla?— cuestionó la mujer rubia una vez Lincoln regresó de la cocina con las bebidas para ambas mujeres— Espero que no te haya dado muchas molestias.
—Claro que no, no se preocupe señora Leni, Marely fue una niña muy buena, aunque debo admitir que tiene mucha más energía de la que puedo manejar.
—Lo sé, saco eso de su padre, él también era una persona que no podía estar quieta, necesitaba estar haciendo algo en todo momento, no importaba si era trabajo o algo que le divirtiera, simplemente quería estar ocupado en todo momento.
—Es impresionante la cantidad de energía que tiene su hija, le juro que hice de todo para hacer que se cansara pero al final lo único que la hizo dormirse fue darle su vaso de leche caliente.
—Es mi arma secreta, Lincoln. Pero me da miedo pensar en cuanto tiempo seguirá funcionando.
—Esperemos que sea así hasta que ella termine la universidad.
Incluso Lily sonrió con aquel comentario, pues aunque solo había sido una vez, ya había sido capaz de ver a la hija de la señora Leonore en el restaurante antes. Esa niña era exactamente igual a su madre, pero con una cabellera muy oscura, de un profundo color negro que resaltaba su bonita piel clara.
—Lamento usarte de niñera cada vez que algo se me presenta o que me tomo algo de tiempo libre.
—No se preocupe, usted ha sido muy amable conmigo por años, y si le soy sincero estoy muy encariñado con Marely.
—Y ella contigo, Lincoln. Es bueno saber que pese a que mi familia no está aquí, tengo gente de confianza para que mi hija pueda recurrir a ellos.
—Siempre estaré aquí para usted y para su hija. Ya se lo he dicho antes señora Leni, pero ustedes son como mi familia, y Merely es como mi hermana menor, no podría negarme a cuidarla, menos aun si es para que usted pueda darse un descanso y salir con las chicas. Que por cierto, ¿Cómo estuvo la reunión?
—Una completa locura, Anna sigue siendo tan alocada como hace siete años. Parece que a ella la edad no le pasa factura, aunque supongo que es porque sigue siendo joven.
—¿Qué tal tu, Lily? ¿Te divertiste en esa reunión?
Pensando únicamente en lo último que se habló en la casa de la señorita Anna, Lily se encogió un poco mientras asentía con su enrojecido rostro por culpa de la vergüenza que sentía. Ahora que conocía algo nuevo sobre Lincoln, sentía que se le dificultaba actuar normal frente a él.
—Bueno, Lincoln, gracias por el jugo, no te quitamos más tiempo, seguro quieres descansar. Dime donde esta mi hija y me la llevaré. Aún debo llevar a Lily a casa.
—¿En que regresaran a casa? Puedo pagar un servicio de transporte si quieren.
—No te preocupes, Lincoln. Anna me prestó su auto, así que puedo llevar a Lily y de ahí puedo ir a casa.
—No se preocupe, señora Leni, yo las llevaré. Usted también debe estar cansada.
—No tienes que molestarte en hacer algo así, Lincoln.
—Pero lo hare de todas formas, así que puede tomar la mochila de Marely y yo iré por ella para llevarlas a casa.
Con la pequeña niña de siete años en brazos, Lincoln bajó las escaleras, acompañado de las dos rubias y al llegar al auto, con muchísimo cuidado, acostó a la pequeña en el asiento trasero, junto a su madre, haciendo todo lo posible por no despertarla. Para Lily, aquella escena la dejó completamente fascinada, era adorable ver a Lincoln actuando como si fuera un padre. Y también agradeció que la pequeña niña durmiera, pues así la señora Leonore le acompañaría en el asiento trasero del auto, dejándole a ella el asiento de copiloto, donde estaba más cerca de Lincoln.
No fue capaz de hablar mucho, pues era la señora Leonore quien conversaba de manera más fluida con el hombre, pero una vez que llegaron a la casa de la amable mujer, quien vivía en la misma dirección que Lily, pero mucho más cerca del centro que ella, él quedó libre para hablar con ella.
—No sabía que tu irías a esa reunión— mencionó Lincoln, volviendo a poner en marcha el auto de su hermana— ¿Qué tal te fue con eso? La verdad, no te puedo imaginar pasándola muy bien junto a Anna y el resto de las chicas.
—Pues, fue más o menos lo que esperaba cuando la señorita Anna mencionó la reunión y me pidió que las acompañara.
—Anna se sigue comportando como una universitaria fiestera, seguro que no fue la mejor experiencia de tu vida. No te puedo imaginar de ninguna manera encajando con ellas, especialmente con Paris y Emma. Ellas tres son las más… ¿alocadas?, de entre todas las trabajadoras del restaurante.
—Estuve bien, al principio estuve con Nancy, pero cuando ella se emborrachó pase el rato con la señora Leonore, ella es súper amable. Incluso detenía a la señorita Anna y al resto de hacer locuras de vez en cuando.
—Tampoco puedo creer que invitaran a la señora Leni, y menos aun que ella aceptara, pero supongo que está bien, se veía feliz, así que habrá valido la pena. Por cierto, Lily, ¿tomaste alcohol?
—¡Por supuesto que no! Estoy lejos de la edad legal para hacer algo así. Solo ir a ese club nocturno casi hace que se me salga el corazón del pecho, estuve asustada de que algo pasara todo el tiempo.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Soy menor de edad, la única razón por la que me dejaron entrar es porque la señorita Anna conocía a algunas personas que trabajaban en ese lugar. Pero no pude sacarme de la cabeza la idea de que nos podrían atrapar. Si eso hubiera pasado, mis padres, mi familia completa se habría enterado y seguramente jamás me perdonarían por eso.
—No es para tanto, Lily…
—¡Claro que lo es! Sería la excusa perfecta para que mi hermana me obligue a volver a casa y que mis padres le permitan controlarme de nuevo.
—Oh…
—Pero, aun con todo ese miedo, debo admitir que me divertí un poco. La señorita Anna es muy graciosa cuando está ebria y Nancy parece una persona completamente diferente. Además pude hablar mucho con la señora Leonore y creo que ahora me agrada mucho más que antes.
—Bueno, la verdad no me gustó la idea de que hayas salido a la reunión con ellas cuando te vi acompañar a la señora Leni. Ellas son mayores que tu y tienen una vida mucho mas, ya sabes, alocada. No diré que alguna de ellas es una mala influencia, pero preferiría que no te juntes mucho con ellas en ese tipo de ambientes, cuando están bebiendo son muy "intensas", tu eres una niña bien, no me gustaría que te convenzan de hacer algo que no estás lista para hacer.
—¿Estas preocupado por mi?
—Pues sí, lo estoy. Si me hubieras dicho antes que las acompañarías no te habría dejado ir con ellas. Prefiero que tomes ese tipo de experiencias en compañía de alguien que sepa guiarte un poco mejor de lo que Anna o Emma harían.
La forma en que Lincoln se expresó en ese momento hizo que Lily se descolocara un poco, pues parecía que él se sentía con derecho de decirle, pedirle o puede que hasta exigirle algo, pese a que no eran más que compañeros de clase, de trabajo y quizá un poco amigos. Pero Lily no sintió molestia ante aquella libertad que Lincoln se tomó, fue como escucharlo preocupado por ella, por su pequeña hermana menor.
—Lo siento, Lincoln. La próxima vez hablaré contigo primero, creo que sería más divertido si tú me acompañas o me llevas a hacer algo así en lugar de la señorita Anna y el resto de chicas.
