—¿Cuánto tiempo te quedaras?— la pregunta fue hecha de manera incisiva, y podía percibirse cierta animosidad de parte de Lily, aunque no era raro aquello.
A pesar de que el tema ya se había conversado y, al menos en teoría, saldado también, para ella aún había una necesidad sin saciar, aquella en la que haría entender a su hermana mayor que no siempre tendría la razón, que no todo lo que dice es correcto, que puede ser la persona más lista del planeta, pero eso no quiere decir que sea la más amable ni mucho menos.
Por su parte, ante aquella pregunta, la chica castaña únicamente suspiró mientras acomodaba sus lentes. El viaje fue largo y había sudado mucho, por eso su piel estaba grasosa y sus lentes resbalaban de su rostro. Pensó que podría llegar a casa de su hermana y tomar un largo baño antes de descansar un poco, pero ella parecía ser tan irracional como hacía meses lo venía siendo.
Miró a su hermana menor y, pese a que se sintió feliz de estar una vez más con ella, la actitud que le mostró la desanimaba mucho. Podía entenderla, pero su conducta reciente era completamente irracional. Según su madre, en una charla que tuvieron a solas sobre el tema, Lily atravesaba al fin su etapa de rebeldía, esa extraña etapa de la pubertad tardía y pre adolescencia en la que las personas cuestionan cualquier figura de autoridad y cualquier normativa impuesta. Tenía sentido, después de todo, su pequeña hermana nunca pasó por eso durante la adolescencia, Lily fue siempre una niña modelo y aunque a veces algo inconsistente en sus esfuerzos, nunca fue alguien retadora.
Ella nunca llegó a pasar por eso, y pensó que su hermosa y rubia hermana menor tampoco lo haría, pero viéndola ahora con aquella mirada tan expresiva y penetrante se sentía decepcionada de ser justo ella quien causó tal rebeldía en la pequeña Lily. Era una pequeña disputa que seguramente se solucionaría sola al paso del tiempo, pero preferiría un comportamiento más racional de la menor.
—Si es lo que quieres, puedo irme de aquí. Aun si no encuentro hoteles con disponibilidad, debería toparme con algún motel…
—¡No! ¿Por qué irías a un lugar así?
—Es evidente que no estás feliz con mi visita, pese a que la hice de tu conocimiento con seis días de anticipación para evitar problemas en tu itinerario.
—¡Claro que no! No quiero que te vayas, menos a un lugar así. Te dije que podías quedarte en mi casa, y no he cambiado de opinión. ¿Por qué tendrías que irte?
—La expresión de tu rostro, tu actitud, tu tono de voz, tu lenguaje corporal tan tenso, la distancia que tienes con mi persona. Admito que las relaciones interpersonales son algo en lo que no destaco mucho, pero incluso yo puedo inferir tu disgusto ante mi presencia. Me permito agregar que todo eso proviene de tu presente molestia ante nuestra última reunión, donde claramente no obtuviste el resultado que esperabas.
—Lo hice, mamá y papá te regañaron, y era justo eso lo que quería. Al menos de ellos. De ti aún no obtengo lo que quiero.
—Di mis disculpas en aquella reunión…
—No son tus disculpas sin intención lo que yo quería. A veces eres muy frustrante, Lisa. Se supone que tu eres la hermana mayor, deberías ser la que de soluciones, no más problemas.
—Entonces te pido que seas clara conmigo, dime exactamente qué es lo que quieres de mí si no es una disculpa.
—Que admitas tu error… y que dejes de burlarte de mí ahora mismo.
Aunque ciertamente Lisa sonreía de forma casi burlona mientras veía a Lily, no lo hacía por burla a sus necesidades, en su lugar, la mayor presente se sentía feliz de ver cómo mientras conversaban, la pequeña rubia había comenzado a desempacar su maleta.
—Bien. Dime a cual error te refieres, y si eres capaz de probar que me equivoqué, entonces recibirás una sincera y amplia disculpa. Será una formal, claro está, de forma oral entre tú y yo, si lo pides, también de manera pública ante nuestra familia, y la disculpa escrita llegaría un par de días después en hoja membretada y con sello.
—No quiero todo ese show barato ni tampoco tus papelitos decorados… bueno, la disculpa escrita si me gustaría recibirla, podría agregarla a mi colección de documentos oficiales. Pero solo quiero que admitas que estas equivocada.
—¿En qué?— de manera provocativa, Lisa usó su mirada inquisitiva en la menor, tratando de intimidarla un poco.
—Ya no soy una niña, soy perfectamente capaz de hacer las cosas por mi misma y también de elegir lo que es mejor para mí. Todas ustedes se han encargado de enseñarme todo lo que necesito y es momento de que me dejen en paz y me permitan crecer sola. Especialmente tu, Lisa.
—En términos legales, sigues siendo una niña hasta que cumplas tu mayoría de edad legal, para lo cual, aunque poco, aún falta tiempo.
—No empieces con los tecnicismos, Lisa. Si justo ahora decido cometer un crimen doloso, sabes bien que la ley haría la excepción y se me juzgaría inmediatamente como adulta u no como menor.
—Te concedo eso. También concederé tu afirmación de ser capaz de hacer las cosas por ti misma, esta casa es la prueba después de todo. Pero estas muy equivocada si crees saber lo que es mejor para ti.
—¡Claro que lo sé! Ya no soy una niña, deja de tratarme como una. Se bien lo que quiero, y no hay forma de que puedas decirme que me equivoco.
—Yo no dije eso. Hace mucho tiempo, años, que me di cuenta de lo bien que sabes lo que quieres, tienes tus ideas muy claras y sin dudas has hecho todo lo posible por concretarlas. Jamás te quitaría el mérito de todo eso.
—¿Entonces cual es el problema?
—Sabes bien lo que quieres, de eso no tengo dudas. Pero no por eso sabes que es lo que más te conviene.
—¿Y se supone que tu si lo sabes?
—Claro que si, Lily. Deberías dejar de ser tan necia, tu talento es uno con muy pocos precedentes, sin lugar a dudas estas a mi nivel. Si te tomaras esto en serio, hace tiempo que me habrías superado.
—Pero yo no quiero eso. Hicimos un trato, Lisa, yo haría lo que me decías para tus experimentos raros sobre mi memoria, y también estudiaría lo que me enseñabas, pero a cambio yo podría hacer lo que se me antoje cuando se me antoje hacer algo. Y déjame repetírtelo una vez más, Lisa: ¡Yo quiero estudiar Desarrollo de Software!
—Jamás dije que no podías hacer eso.
—Lo hiciste, dijiste que no podía hacerlo…
—No trates de engañarme, Lily. Si fueras cualquiera de nuestras otras hermanas creería el hecho de que confundieras mis palabras de esa forma, pero no hay manera de que tú lo hagas. Sabes perfectamente que no te prohibí estudiar esa carrera, de hecho está en la lista de carreras que planeo curses. Lo que yo te dije es que deberías posponer eso, dejarlo para más adelante ya que era la cuarta carrera que espero termines…
—¡No! Ya te lo dije, Lisa, no me interesa la educación continua, no quiero hacer eso, yo no sirvo para esas cosas…
—No podemos desperdiciar tu talento, Lily…
—¡Yo no tengo ningún talento, Lisa! Deja de decir que si, la Hipertimesia es un maldito trastorno neurológico, no es un talento, no lo fue y nunca lo será. Yo no soy como tú, como ninguna de ustedes, acéptalo de una maldita vez. ¿De qué me sirve recordar todo con tanta precisión? ¿Qué es lo que gano con eso? ¿Buenas notas escolares? Sabes bien que no, porque da igual si recuerdo exactamente lo que me enseñaste si no soy capaz de comprenderlo. Por eso es que soy tan buena en Matemáticas, pero tan mediocre en Filosofía. ¿Lo recuerdas?
—Excusas, sabes que aún estamos puliendo los detalles para que esa discrepancia se resuelva…
—¡No me importa que eso se resuelva!— en este punto, los reclamos de Lily eran ya en un tono alto, y pese a no estar llorando, su voz se escuchaba rota y su respiración entrecortada— Se que esto te decepciona, pero no quiero pasar mi vida estudiando de la manera en que tu lo haces, tampoco me interesa ser reconocida. Yo más que nadie se que no tengo nada que ofrecer, se que lo único que tengo es un poco de ventaja recordando cosas, pero nada más que eso. No soy especialmente buena en las artes, tampoco en las ciencias, y definitivamente no lo soy en las áreas sociales. Pero no me importa, no tengo que serlo, ya no me importa si lo soy o no.
Con un enorme pesar en su cuerpo, Lisa tuvo recuerdos inundando su mente al escuchar a su pequeña hermana diciendo eso. Debido al paso del tiempo, esos recuerdos no eran nítidos, en realidad eran más parecidos a un mar de emociones negativas. Había pasado tanto tiempo de aquel suceso, que por mucho que lo intentara, sus recuerdos no le darían ningún detalle relevante, pero si le permitirían revivir esos amargos sentimientos y emociones que le acompañaban.
No estando dispuesta a cometer el mismo error una vez más, Lisa actuó antes sus impulsos, sin racionalizarlos, para ese momento era lo correcto. No tenia que analizar nada, era un momento de debilidad de su hermana menor y debía intervenir para darle apoyo, pues de no hacerlo, sentía que aquello podría volver a pasar, ese recuerdo desagradable que le abrió los ojos aun siendo una pequeña niña.
"Yo no soy como tú, como ninguna de ustedes". ¿Hace cuanto tiempo es que Lily tenía ese tipo de pensamiento? ¿Por qué creía eso? ¿Estaba afectando a su vida creerlo? ¿Todas las molestias que la familia se tomó fueron inútiles? ¿Ella y el resto de sus hermanas cometieron el mismo error de nuevo? ¿Alguien más sabía sobre esto? ¿A quién debería contarle sobre esto? ¿Sus padres podrían soportar un trago tan amargo? ¿Era una buena idea siquiera contarle a alguien más sobre esto? ¿Acaso Lily también llegó a pensar en… irse?
Lisa estaba muy abrumada, no pensó en ningún momento que aquella discusión que a sus ojos era absurda y algo infantil tuviera ese tipo de trasfondo. Se lamentaba ser tan inepta a la hora de entender a las personas e interpretar sus palabras y actos. Seguramente cualquiera de sus hermanas mayores abrían notado algo antes que ella. Pero eso no era importante, podría encontrarle solución eventualmente, en ese preciso instante era Lily su prioridad.
La envolvió en medio abrazo y la incitó a hablar más sobre lo que le molestaba, quería saber con más detalle sobre las últimas palabras que su pequeña hermana dijo así como también sabía que exteriorizarlas le haría bien a la rubia. Fue algo que no esperaba escuchar, pero que estaba agradecida de hacerlo. Ahora al menos sabia cual era el problema y podría pedir ayuda a su familia para solucionarlo. Y gracias al buen juicio que Lisa podía jactarse de haber cultivado en su hermana menor, Lily no tomó una decisión apresurada y completamente descabellada, como él lo hizo en el pasado, obligándolas a entender sus errores tras enfrentar el miedo que su ausencia causó, así como a enfrentar la desdicha de no haber podido expresar nunca las disculpas que le debían.
El inherente buen humor y porte de Lily le hizo salir de su estado de llanto rápidamente, y después de ver lo mucho que su hermana mayor se preocupo por lo que decía, decidió también perdonarla, pudiendo al fin mostrarle lo feliz que se sentía de tenerla de visita. No importaba si esa visita era únicamente para temas laborales que Lisa debía atender.
Por su parte, esa misma noche Lisa canceló su presentación en la ponencia de aquella universidad, dejando a la doctora Erendira sin el respaldo de su presencia, pero sabiendo que haría un buen trabajo. Por ahora estaría con Lily hasta que sus hermanas y padres le digieran que es lo que debía hacer. Trataba de mantenerse calmada, pero esas palabras, tan similares a las que él llego a decir en el pasado, la asustaban y la ponían nerviosa. Tenía miedo de que al igual que él lo hizo, Lily simplemente tomara la decisión de irse sin avisar y no volver a ser vista nunca más.
