Sirzechs sintió que su mundo se detenía.
El Rating Game entre su hermana, Rias Gremory, y su prometido Raiser Phoenix, fue más que todo lo contrario a lo que tenía en mente.
"8 peones… 1 obispo… 2 torres… 2 caballeros de Raiser Phoenix han sido retirados".
La voz de su reina resonó repetidas veces en sus oídos, e incluso así, solo aumentó la incredulidad en su mirada.
A través de la pantalla frente a el, podía ver claramente todo… Todo lo que pasaba.
Yuuto y Koneko eliminaron todos los peones, y luego la Nekomata eliminó ambas torres, dejando a Yuuto a las 2 caballeros.
Todos perdieron.
"Una reina de Raiser Phoenix ha sido retirada".
"¿En que momento…?"
……
En la dimensión artificial, donde ocurría el Rating Game.
Ravel miró con pleno shock a Koneko, que eliminó a todas las torres en un instante.
La torre de Rías tenia fuera sus dos colas y orejas de gato, junto a una fina capa de Touki alrededor de su cuerpo.
"¿Cómo… es posible?"
Koneko lo notó. Ella no era una peleadora, al menos en la nobleza de su hermano, a pesar de ser más fuerte que la misma reina.
'Puedo recordarlo… Antes del entrenamiento ella estaría fuera de mi alcance totalmente, y ahora… Estoy mucho más adelante que ella'.
El instinto.
Golpeó el pie con el suelo, levantando un gran trozo del mismo, que se empezó a quemar y derretir. Con una patada, Koneko la envió rápidamente hacía Ravel, que abrió sus alas y empezó a volar rápidamente.
"¿No vas a decir nada, gatita?"
La ceja de Koneko tembló.
Ravel miró como si fuese apenas un borrón a Koneko, cuyos puños se rodearon de energía de purificación.
Un combo de golpes en su rostro dejaron a Ravel aturdida y adolorida, y el último gancho a su mandíbula la envió a chocar contra la pared de ladrillos e incluso la atravesó.
Koneko sintió total satisfacción. Días enteros peleando sin poder acertar un golpe ni por casualidad, siendo golpeada hasta una pulgada de morir…
Ravel se levantó con una expresión entre molesta e incrédula.
"No deberías ser tan fuerte…"
Koneko mantuvo su rostro estoico.
"Naruto-sensei… Hace maravillas. Yuuto y yo podemos derrotar a tu hermano sin problemas".
Ravel lo recordó. El pelinegro que… que…
Koneko alzó una ceja cuando las mejillas de Ravel se sonrojaron.
"Eh-oh… Derrotar a mi hermano, ¿Tú y el caballero?"
Koneko asintió, no llegando a notar el brillo casi avaricioso en los ojos de Ravel.
"Soy la hermana de la Nekoshou Kuroka, y ahora mismo soy más fuerte que ella a mi edad. Palabra de Naruto-sensei".
Los ojos de Ravel brillaron en sorpresa, curiosidad e incredulidad.
¿Qué clase de entrenamiento podría hacer mejorar a alguien al punto de rozar la Clase Suprema?
Era… Imposible.
"Aún me queda mucho. Senjutsu lleva mucho trabajo, pero… No tengo miedo. Nos mostraron la muerte, un verdadero miedo…"
" Raiser Phoenix ha sido retirado. El partido va para Rías Gremory".
Hubo un silbido que resonó en toda la dimensión artificial, que era una copia de la Academia Kuoh.
Y luego, una risa estruendosa, de alguien que se estaba divirtiendo mucho… Demasiado.
"Tu maestro… ¿Es ese Naruto?"
Koneko siguió la mano de Ravel, viendo a Naruto volar como un niño que descubrió sus alas, siendo seguido por una sonriente Akeno.
"Sí… Voy a dar todo de mi para convertirme en su mejor aprendiz. Incluso cuando nos golpeaba hasta la muerte, nos aceptó, nos cuidó y nos guio por el camino para llegar hasta aquí".
Ravel se sacudió el polvo de su ropa, y miró a Koneko justo cuando todo empezó a brillar, al igual que sus cuerpos.
"Por hoy, admitiré la derrota, pero… Voy a vengarme de ti, Koneko Toujou".
"Tómalo de pie, como un pájaro".
Ravel sonrió, sin notar que tanto ella como Koneko tenían un brillo casi competitivo y enojado en sus ojos.
"Los gatos no son los únicos que roban presas".
La expresión corporal y la mirada de Ravel le hicieron saber a Koneko que la rubia con pelo de taladro estaba muy segura de si misma.
"Incluso un hombre como el va a estar más interesado en tomar una taza de té con una dama de alta clase, que pelear con una bruta".
Ambas chicas se plantaron frente a frente.
"No vas a robártelo. No hay pollo frito en el mundo que lo soporte, menos aún una que no llega a gallina codiciosa. No te metas en mis planes".
Ravel sonrió totalmente engreída, y empujó su pecho mucho más grande para que Koneko lo vea.
"¿Qué harás para detenerme, gatita mimosa?"
"Vas a sufrir, senos de pechuga de pollo, sostén con olor a pollo frito y bra-"
…….
Grayfia se frotó la frente. Tuvo suerte de que Millicas se haya dormido, o sino tendría que ponerse a explicar cosas que… No sentía el deba saber aún.
No entendía que había hecho ese chico Asmodeus para fortalecer tanto a Yuuto y Koneko, así como a Akeno, y pasar de un partido desbalanceado a uno más desbalanceado.
Lo había sentido.
Que Raiser haya permitido que Naruto participe a favor de Rías, incluso sin ser una pieza ya que no era un partido oficial, fue estúpido.
Incluso si Naruto no hizo nada más que estar recostado en el Club de Investigación de lo Oculto durmiendo.
'Realmente espero… Que esto sea para bien'.
……..
Zeoticus y Lord Phoenix vieron con un rostro en blanco como el mismo chico que debía pelear junto a Rías en el Rating Game, había cambiado todo el ambiente en solo medio minuto.
Venelana y Lady Phoenix estaban bailando con Naruto, que "convenció" a los músicos de animar el ambiente, y ahora bailaba con ambas mujeres que sonreían… con plena felicidad.
Ravel y Raiser vieron a su madre bailar con el chico que básicamente fue el responsable de su derrota, y se veía totalmente feliz con cada movimiento de su cuerpo.
Lo mismo con Rías, y un curioso Sirzechs que tenía a la siempre sería Grayfia a su lado. Ambos estaban felices de que Rías este libre de ese matrimonio, pero ese no era el problema.
No… El problema era el Asmodeus, que llamó la atención de todo el Inframundo, incluido de los Maous.
Eran años no, siglos de no haber visto a un descendiente original pisar lo que para todos sería Territorio Enemigo.
No le importó todas las miradas sobre el, tanto de miedo y curiosidad, como las de avaricia, lujuria.
Lo primero que dijo fue…
"Que fiesta tan muerta, con tantas bellezas aquí esto es peor que el pecado".
Y al instante fue a hablar con los músicos, y ánimo todo el ambiente de algo formal y casi aburrido, a una fiesta totalmente animada.
Sirzechs miró a Naruto ahora bailar con Rías y Akeno, que se coordinaron perfectamente con el pelinegro, incluso entre las risas divertidas de ambas cuando en medio de un giro alguna lo hacía mal, o una pisaba a la otra.
Lo pudo ver. Su hermana estaba realmente feliz.
"¿Va a hablar con el?"
El pelirrojo asintió silenciosamente, antes de murmurar.
"Pero no ahora… Rías está feliz, y no quiero arruinar eso solo porque esos vejestorios quieran tocar mis bolas".
Grayfia asintió, ignorando el lenguaje poco "educado" de Sirzechs. Miró a Naruto, que nunca dejó de bailar.
……
[Hogar de Naruto – Unas horas después]
Naruto miró el amanecer con un rostro sereno, exhalando lentamente el humo de un cigarro en su boca. Estaba metido en su piscina, en el patio, y con su usual postura, con los brazos estirados a los lados.
El sol saliente se reflejó en sus ojos, que parecían un poco más oscuros que antes.
"Así que… Tu madre…"
Naruto guardó silencio cuando la voz de Ddraig resonó en su oído. El guantelete se materializo en su brazo derecho, pero Naruto no lo miró.
Su vista quedó fija en el amanecer, incluso cuando el humo del cigarro nubló levemente su visión.
"Sí… No hay nada que deba hacer".
Aunque su voz salió sin alguna emoción, Ddraig lo notó.
Dolor.
"Querer mantenerla viva por más tiempo del que le queda sería egoísta de mi parte…"
Una gota cayó al agua. Luego otra…
"¿Por qué ahora? ¿Por… Qué…"
La lluvia empezó a caer poco a poco, a pesar de solo ser una llovizna.
Ddraig, debido a que estaba ligado a cuerpo, mente y alma de su portador, podía sentir todo lo que el.
Y lo pudo ver, casi como si fuese tangible.
Ddraig sintió toda la tristeza, todo el dolor. No sabía que decir, no en una situación así.
No dijo nada sobre el hecho de que su portador no estaba llorando siquiera.
"Todo empezaba a ir tan bien…"
Ddraig finalmente encontró algo que decir.
"Creo…"
……..
Los días pasaron.
Rías, Akeno, Koneko y Yuuto vieron a Asía, que se veía totalmente preocupada mientras hablaba por teléfono lejos de ellos.
Estaban en el patio trasero de la vieja escuela, practicando para el Torneo de Pelotas de la semana que viene.
Un torneo donde harían deportes relacionados a pelotas, sea béisbol, fútbol, básquet y tenis.
La ex monja rubia se acercó a ellos una vez guardó su celular, e incluso el algo distraído Yuuto prestó atención.
"¿Recuerdan que Naruto-sama avisó que se iría por unos días?"
Las chicas asintieron, Yuuto sólo miró en silencio, ya sabiendo de eso porque el estaba ahí cuando el Asmodeus avisó.
Asía se removió algo incómoda, no sabiendo como decir lo que quería decir.
"B-bueno… Creo que va a tomar un poco más…"
Yuuto frunció levemente el ceño, pero ninguna notó eso. Koneko puso un rostro serio, viendo al igual que Rías y Akeno el celular de Asía, que mostró un mensaje de la propia Afrodita.
"Mirá esto, Asia".
Debajo de ese mensaje, había una imagen de la diosa con una sonrisa hermosa en el rostro, mientras la misma Artemisa junto a unas expectantes Atenea y Hera veían una ecografía mágica con sorpresa.
"Tengo 4 semanas de embarazo".
Rías, Akeno y Koneko se vieron en silencio. Yuuto parpadeó un par de veces, antes de murmurar en voz baja.
"¿Habrá ido por cigarrillos?"
……
[Miami, Estados Unidos]
La lluvia empezó a caer con fuerza en la ciudad. Rayos y truenos empezaron a verse y oírse junto a los relámpagos en todos lados.
En uno de los cementerios en la ciudad, Naruto miró hacía una lápida. Su traje sin corbata o moño estaba empapado, y su cabello caía por su frente, pegándose a la misma.
"Kushina Uzumaki. Una madre ejemplar para el mundo. 1973-2012".
Aquellos ojos rosa, casi siempre llenos de vida, alegría y lujuria, ahora estaban vacíos.
Una persona apareció caminando detrás de Naruto, sin ninguna señal hostil.
Esa persona, un chico de cabello plateado y ojos avellana, con una expresión en blanco, similar a la del pelinegro a su lado.
No dijo palabra alguna. Solo mantuvo el silencio, viendo de igual forma la lápida.
La lluvia siguió cayendo con fuerza. Algunos rayos cayeron a las afueras del cementerio.
"¿Recuerdas… La canción que aprendí cuando quise conquistar una chica recién soltera?"
Valí asintió con un pequeño gruñido. Naruto lo miró, esperando que la cante.
"Deja de llorar por el… No ves que estoy aquí por ti… Deja de soñar… Ven a mí…"
Naruto soltó una carcajada leve. Miró la tumba de su madre nuevamente, con una diminuta sonrisa.
"Mamá me dijo que sería mala idea, y así fue… Recuerdo que me apuñalaron 3 veces y me dieron 4 disparos, y solo tenía 12 años. Me dijiste "Ay ella, el niñito de mami"... Haha…"
"La golpiza que me dio aún duele".
Naruto y Valí se rieron ante el recuerdo, no olvidando el rostro de la mujer por nada.
Totalmente enojada, lista para hacer papilla al peliplata.
"Ni siquiera el cáncer evitó que golpeara fuerte. Recuerdo nuestra primer fiesta, que volvimos drogados y borrachos… Por suerte no quedaste con traumas a las palas".
Valí tembló levemente. La imagen de una pala golpeándolo y dejándolo en el suelo cerca de agonizar llegó como un flash a su mente.
"Horroroso. Me había olvidado de proteger mi cuerpo con magia y lo pagué caro".
Tras una leve risa, el silencio se volvió a instalar entre ambos semidemonio.
Un minuto después, Naruto se giró y empezó a caminar fuera del cementerio. Valí se quedó ahí un segundo, que habló finalmente.
"Puedo sentirlo… Te has apoderado del rojo".
Naruto no respondió. Solo siguió caminando, ignorando la lluvia y el camino húmedo.
"Ya sabes que va a pasar. Solo deja que llegue".
Esas palabras llegaron a los oídos de Valí, antes que Naruto se suba a su auto, listo para irse.
……
Al día siguiente, Naruto miró un lugar en específico…
Su alrededor se distorsionó, volviéndose totalmente grisáceo cuando empezó a recordar, mientras caminaba.
Un Naruto de 14 años golpeó suavemente una puerta de una casa pequeña, ubicada cerca de una playa privada que era propiedad de el.
La puerta fue abierta por una mujer. Su cabello rojizo oscuro cae en ondas por su rostro, hombros y espalda. Sus ojos son azules, profundos y brillantes, llenos de bondad y compasión. Su piel es clara y suave.
Kushina.
Ese es el nombre de la mujer que dio a luz al Pecado de la Lujuria actual.
La mujer que fue el pilar emocional de su lado más humano cuando era un niño. La que lo sanó de todas las heridas, lo ayudó con todo lo que necesitó, y ahora lo abrazaba con el calor que solo una madre podría dar.
La que nunca despreció a su hijo por ser una rareza entre dos especies.
Naruto abrió la puerta, viendo finalmente la sala, que no cambió nunca.
"Pero ma~… No puedo hacer nada. Es más, posiblemente te haga abuela antes".
Kushina se quedó en silencio ante las palabras de su hijo, con 13 años, y se giró para verlo con ojos brillosos y llenos de alegría.
"Entonces no hay problema. Sólo asegúrate que no sea un idiota como tu padre y sus amigos".
Naruto sonrió ante el recuerdo, viéndolo frente a el con tristeza y anhelo.
Avanzó un par de pasos más, viendo el sofá frente a la televisión.
El pelinegro, de 15 años, estaba durmiendo en el sofá, con solo una manta tapando desde su ombligo hacía abajo.
"¡Naruto Asmodeus! ¿¡Que te he dicho de ser un pervertido en mi playa!?"
Naruto se levantó repentinamente, manteniendo la manta en su entrepierna. Miró adormilado a su madre, que estaba totalmente molesta en toda su expresión.
Le tomó unos segundos captar lo que Kushina le dijo.
"¡Pero yo no organicé la orgía! ¡Me ofrecieron la oportunidad de estar ahí y la acepté! ¿¡No querías que haga eso!?"
"¡Pero con trabajo de verdad mocoso adicto al sexo!"
Naruto se rió ante ese recuerdo.
Siguió caminando, teniendo recuerdos en cada habitación. La gran mayoría eran regaños divertidos, o extrañas situaciones sabias.
Muy extrañas.
Ambos eran raros en lo que cabe de la palabra, aunque fue Naruto el que llevó eso lejos y solo se dedicó a cumplir su rol.
Finalmente, llegó a la última puerta al final del pasillo.
La habitación de Kushina.
Su mano tomó el picaporte, pero estaba temblando.
Tomó una larga inhalación, y abrió lentamente la puerta.
El olor del perfume invadió la nariz de Naruto.
Cuando abrió finalmente la puerta, lo sintió, lo vio.
No era solo el olor del perfume.
La cama sin hacer.
Las pastillas sin tomar.
Una foto de ella y el cuando era un bebé, y otra de cuando el tenía 15 años.
La ropa en el suelo.
Fue ahí que se dio cuenta.
Jamás la volvería a ver.
Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.
Su rostro se llenó de dolor, y se quebró.
No lloró cuando murió, ni en el funeral. No… Fue cuando llegó la siguiente mañana, que entró a su habitación, y el olor del perfume lo invadió. Cuando vió su cama sin hacer, su ropa en el suelo, las pastillas sin tomar, y la foto de ambos…
Fue ahí que se dio cuenta que nunca más la volvería a ver.
Se quebró.
Se le hizo pedazos el alma.
Sintió el dolor del mundo encima.
……
