¡TRADUCCIÓN!

- NOTAS DE LA AUTORA -

*Advertencias*

Ninguna.

*Derechos de autor*

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


¡Apartamento Vacío!

Capítulo 4. Subamos a un nuevo nivel

...

Fue fácil encontrar el gimnasio y localizó rápidamente la puerta que daba al exterior. Salió, colocando una piedra en la puerta. Afuera se podía apreciar una pequeña ensenada donde las paredes sobresalen más allá de la puerta del gimnasio. Un lugar perfecto para fumar.

Se sentó contra la pared y sacó sus cigarrillos. Sacó uno del paquete y lo encendió con el encendedor plateado que había sacado del bolsillo. En el momento en el que la marica tocó sus labios, se sintió más tranquilo. Inhaló el humo profundamente y lo retuvo hasta que sintió los pulmones ardiendo antes de dejar que el humo saliera de la boca en anillos.

Fumó un rato dejando que el humo lo envolviera. Al terminar, aplastó el cigarrillo en el suelo antes de levantarse y estirarse. Luego se quitó la chaqueta y la agitó en el aire, con la esperanza de eliminar el olor a humo. Terminando dicha acción, se arrojó la prenda al hombro y camino de vuelta al edificio.

Le dio una patada a la roca que atascaba la puerta y se aseguró de cerrarla por completo. Caminó de regreso a la cafetería y, al oír el ruido, caminó hacia su casillero para guardar la chaqueta. Incluso después de ser ventilada, olía demasiado a humo para usarla todo el día.

Una vez que llegó a su casillero, puso la combinación y abrió la puerta. Metió la prenda en el interior junto con los libros que había llevado durante el día y sacó los demás que utilizaría por el resto de este.

Estaba considerando volver al comedor cuando sonó el timbre. Sonrió. Estaba feliz de no tener que volver a la ruidosa cafetería.

La siguiente clase de Ferb era Física. Se dirigió al aula sin quejarse. Ya adentro, vio a un anciano con anteojos sentado frente al aula.

- ¿Ferb, cierto? — preguntó el hombre, sonriendo de manera leve.

- Sí. — respondió.

- Soy el Sr. Hervey, tu profesor de Física, obviamente. Puedes sentarte en cualquier lugar; no hay muchos chicos en esta clase. Ahora mismo estamos aprendiendo sobre espejos convexos, si no llegaste hasta esa parte en tu antigua clase de física, entonces podemos programar una clase extra después de la escuela para ponernos al día. Pero si es todo lo contrario, te sugiero que busques un buen libro y disfrutes del tiempo libre. — el hombre sonrió una vez más.

- Supongo que tengo suerte de haber traído un libro hoy. — dijo Ferb ofreciéndole a su nuevo maestro una leve sonrisa.

El señor Hervey asintió, señalando que Ferb podría tomar asiento. Y con eso, el peliverde tomo un asiento de atrás que nadie estaba ocupando. Luego sacó su libro y comenzó a leer. Estaba feliz de que el Sr. Hervey no se hubiera tomado el tiempo para presentarlo a la clase. Por lo general, a Ferb no le gustaban los profesores, pero hasta el momento el Sr. Hervey no era tan malo.

Pasó la clase leyendo, mientras la voz monótona del Sr. Hervey vagaba por la sala. Ferb tenía la sensación de que Física sería una clase fácil. Sabía todo de lo que el profesor estaba hablando, y no tenía dudas de que así seguiría todo el año.

La clase parecía pasar volando y antes de que se diera cuenta, sonó el timbre y los pocos estudiantes de la clase salían lo más rápido que podía de la sala. Ferb siguió su ejemplo y se levantó del escritorio lentamente. A continuación seguía Cálculo, y aunque era bueno en Matemáticas, no lo esperaba con ansias. Por experiencia de Ferb, los profesores suelen querer que todos participen en clase.

El joven británico no estaba de humor. Si el maestro comenzará a hacerle muchas preguntas, comenzaría a corregir cualquier error que este cometiera. Ese tipo de maestros suelen tener un nivel de engreidad demasiado alto tratando de omitir pasos y hacer los ejercicios con rapidez, cometiendo así muchos errores.

Pensándolo bien, a Ferb le encantaría que su nuevo maestro pareciera un idiota.

Entró en la sala y, pudo visualizar a Phineas y Baljeet. El peliverde deseó que Baljeet no quisiera ser amigo de una persona que fumaba, pero en el momento en el que el chico de cabello negro lo vio, lo llamó.

- ¡Ferb! Hay un asiento desocupado a lado mío. — dijo el chico hindú con una sonrisa.

- Genial. — murmuró Ferb mientras dejaba sus cosas sobre su escritorio. Tal vez si se metía en problemas, lo trasladarían a un asiento diferente. Por supuesto, que eso podría esperar otro día. Quería ver que tan idiota era el profesor antes de hacer algo problemático.

- Es bueno tener otro amigo en nuestra clase. Supongo que no eres tan bueno en Matemáticas como en Francés, ¿Eh?— preguntó Baljeet.

Ferb solo se encogió de hombros. Él es bueno en Matemáticas. Se preguntó si Baljeet era bueno en eso o si solo era uno de esos niños que estudiaban demasiado.

- Personalmente me encantan las Matemáticas. Es mi materia favorita. — Baljeet le dijo a Ferb. — No puedo esperar para tomar Cálculo avanzado el próximo año. Tal vez tome un curso durante el Verano. — Baljeet comentó a Phineas y Ferb.

- Si así es como quieres pasar tu verano, entonces ve por ello, Baljeet. — Phineas nunca pasaría el verano estudiando, pero para Baljeet es todo lo contrario. Cualquiera pensaría que era un chico extraño, y Ferb estaría de acuerdo con todos ellos.

El verano era para divertirse, no para sentarse en una sala de clase. En especial cuando sabías todo lo que los maestros supuestamente enseñaban. Aunque, pensándolo bien, no era relevante para Ferb como el chico la pasaba en el verano. No eran amigos, y apenas se conocían.

El profesor de Matemáticas entró en la sala unos segundos después de que sonó la campana.

- Buenas tardes clase. — dijo el hombre desde el frente de la habitación. Era de baja estatura, Ferb estaba casi seguro que no llegaba a los cinco pies. Llevaba una camisa de manga corta fajada. Llevando consigo una corbata roja y pantalones negros que se habían enrollado en la parte inferior para ajustarse a él. La cara estaba arrugada y el cabello castaño estaba peinado hacia un lado.

Ninguno de los estudiantes respondió al saludo, pero al profesor no pareció importarle demasiado.

Ferb levantó la mano, indicando al hombrecito que lo mirara.

- Oh, veo una nueva cara por aquí. Había escuchado que había un nuevo estudiante corriendo por los pasillos. — dijo en un intento de ser divertido.

Ferb no pudo resistir poner los ojos en blanco. Era obvio que la dirección debió haber informado a todos los maestros correspondientes sobre su llegada.

Después de un momento de silencio, el hombre habló de nuevo. — ¿Y cómo te llamas? — el hombre parecía agradable, pero se notaba la ansiedad por complacer a otras personas. Lo cual no era bueno si trabajabas con un grupo de adolescentes.

- Ferb Fletcher. — respondió, con la esperanza de que el maestro ya no lo hiciera hablar más.

- ¡Oh, eres británico! ¿Como se siente estar rodeado por un montón de americanos? — preguntó el profesor en un tono agradable.

- Bien. — respondió sin molestarse en decir que no se había mudado de Inglaterra.

- ¡Me alegro! ¿Quieres contarle a la clase algo sobre ti? — era obvio que el hombre le estaba ordenando más que preguntando, pero decidió que lo tomaría como lo último.

- Ni siquiera un poco. — respondió. Al principio, el hombre pareció sorprendido, pero luego se echó a reír. De seguro pensó que Ferb estaba bromeando.

- ¡Qué sentido del humor tienes! — dijo mientras asentía con la cabeza en señal de aprobación. — Soy el Sr. Richardson, ¡y espero que disfrute el Cálculo porque estamos de llevar esta lección a un nivel completamente nuevo! — se notaba la emoción en su voz, este hombre amaba las Matemáticas en todo su esplendor.

- Si, subamos a un nuevo nivel. — dijo el británico con un evidente giro de ojos que el profesor o bien no vio, o más probablemente, fingió que no haber visto.

La lección fue aburrida y llena de juegos de palabras pésimos e intentos de bromas que ni siquiera a Baljeet le parecieron graciosos. Pasó la mayor parte de la clase leyendo, siendo las matemáticas demasiado simples para él. Miró a Baljeet, que parecía estar anotando todos los problemas y resolviéndolos lo más rápido posible, como si intentara competir con el maestro.

Ferb luego miró de manera diagonal desde su asiento hacia donde estaba sentado Phineas. El chico miraba al señor Richardson como si lo estuviera escuchando, pero en lugar de hacer anotaciones en su cuaderno, hacía dibujos. No se podía decir a ciencia cierta que es lo que estaba dibujando, pero con toda honestidad, no le importaba.

La clase parecía durar una eternidad y había llegado a la conclusión que el Sr. Richardson era, sin duda, el profesor de Matemáticas más aburrido que había tenido. Cuando sonó la campana del fin de periodo, no evitó levantarse lo más rápido que pudo, y parecía no ser el único. Se apresuró a salir del salón de clases, ignorando así la despedida de Baljeet.

Una vez que llegó al pasillo, redujo la velocidad y decidió buscar un baño. Al encontrar uno y entrar a hacer su asunto, al salir, encontró la habitación en la que estaba su clase de Arte.

Dentro del aula, pudo visualizar una cabellera rojo brillante muy conocida, pero para su alivio, ninguno de los amigos de mencionado estaba a su alrededor. El británico sabía con exactitud que el pelirrojo no le dirigiría la palabra, después de todo no lo había hecho desde la mañana.

Ferb comenzó a caminar a la parte más profunda de la habitación cuando una mujer rubia apareció delante de él.

- Hola, hola, hola, ¿Supongo que eres Ferb Fletcher? — la mujer hablaba tan increíblemente rápido, y al parecer no entendía el concepto sobre el espacio personal.

Ferb retrocedió un paso antes de contestar. — Sí.

- Bueno, ¡Es un placer conocerte Ferb Fletcher! ¡Y bienvenido a la clase de Arte! — dijo la mujer agitando los brazos con emoción.

La mujer era de un desordenado y largo cabello rubio amarrado a un moño, y con un delantal blanco con varias salpicaduras de pintura también llevaba pantalones grises y unos largos aretes de pavo real.

- Gracias. — dijo el británico sin saber que más responder.

- Ahora, ¿Por qué no te sientas aquí, enfrente de Phineas? — preguntó guiándolo hacia la mesa que estaba ocupada por el pelirrojo y una chica de cabello castaño.

Ferb quería darse una palmada en la cara. No era como si hubiera planeado ignorar por completo a Phineas solo porque lo había follado un par de veces, esa no había sido su intención cuando lo vio por primera vez en la mañana. Lo que había planeado era tratarlo como una persona normal. Pero, no significaba que quería pasar todo el día con el chico.

Phineas bajo la mirada ante las noticias.

Ferb se sentó frente al chico, pero mantuvo los ojos en la maestra que parecía que iba a dirigirse a la clase.

- ¡Escuchen todos! ¡Hoy vamos a trabajar en bocetos! ¡Saquen los lápices y el carbón! Pueden dibujar lo que quieran, ¡Solo asegúrense de dejar volar su creatividad! — vaya que para Ferb, la profesora era un espíritu libre.

Después de eso, la maestra se volvió a dirigir al joven británico. — Olvidé decirte, soy la señorita Mulberry. Puedes encontrar papel, lápices y carbón en ese lugar. — dijo la mujer mostrándole el lugar donde estaban los materiales que necesitaría para la clase.

Una vez que ella se fue, el peliverde fue a buscar carbón y papel de los lugares designados antes de regresar a la mesa.

Cuando se sentó, se tomó un momento para observar a la chica de cabello castaño sentada junto a Phineas. Ella tenía una mirada llena de terror. Como si fuera un ciervo atrapado en una trampa.

Traía una melena de color marrón que le llegaba hasta los hombros que combinaban a la perfección con sus ojos. Llevaba una larga camiseta gris con cinturón y leggings negros. Adornaba su cabeza con una diadema verde y unos pendientes de oro. Portaba de calzado unos botines de pinchos.

Él la miró por breves instantes hasta que se dio cuenta porque lo miraba de esa manera. Habían dormido juntos el año pasado.

No podía recordar su nombre, eso si alguna vez se lo había mencionado. Si no fuera por la edad, probablemente no la recordaría en absoluto. Claro que ella era bonita, pero también lo eran muchas de las mujeres con las que se acostaba. No había nada en ella que le hiciera desearla por segunda vez. Por supuesto, supuso que era algo mutuo porque nunca la vio de nuevo en Turnpike.

Para Ferb no era una sorpresa encontrarse con alguien con quien se había acostado anteriormente pero, demonios, eso solo sucedía en Winsplain. Danville High estaba demasiado lejos de la taberna que cualquier otro lugar en Winsplain. Sin mencionar que Danville tenía algunos bares propios, bares mucho más bonitos que la Turnpike Tavern. Realmente las personas de Danville estaban haciendo un gran esfuerzo para mantener sus escapadas sexuales en secreto.

Él solo se encogió de hombros ante la chica. No planeaba decirle a nadie que se había acostado con ella. Con quien se haya acostado era su asunto.

La castaña miro a Phineas de una forma extraña, miró hacia atrás antes de que una mirada de realización cruzara por su rostro. — Oh, Adyson, ¿Ya conocías a Ferb? — Ferb sabía con exactitud que Phineas no quería preguntar, pero también resultaría extraño que no lo hiciera.

- Ah… — la castaña vaciló, y en ese momento el chico de cabellera verde rodó los ojos y respondió por ella.

- No. — respondió de manera simple, sin levantar la vista del dibujo que estaba realizando.

- Bueno, Ferb, Adyson. Adyson, Ferb. — Phineas dijo con una sonrisa en el rostro. Ferb estaba empezando a pensar que todas las sonrisas del pelirrojo eran falsas.

- Hola. — dijo Adyson dando una breve mirada. Ferb asintió en respuesta.

A partir de ahí, los tres permanecieron en total tranquilidad, trabajando en sus proyectos de arte. Para el británico pudo ser peor si hubiera sido de otra manera.

Dibujaron en silencio durante el resto de la clase hasta que sonó la campana. Antes de irse, guardaron los suministros, los dibujos fueron puestos en los espacios que estaban etiquetados con sus nombres. Por ironías de la vida, el suyo estaba junto con el de Phineas.

Una vez que el dibujo fue guardado, Ferb salió del aula, dirigiéndose directo a su casillero. Sentía que el día había sido muy largo para él.

Colocó sus cosas en el casillero correspondiente antes de sacar su chaqueta y ponérsela. Luego de situar su mochila en los hombros, sale de la escuela para dirigirse a su nueva casa.


- NOTAS DE LA AUTORA -

No estaba muerta, andaba de parranda :v

Después de que me tardará mil años en hacer una actualización de este bellísimo fic, al fin tengo la traducción del Capítulo 4.

Me siento mal, porque se supone que iba actualizar todos los días Jueves — que decepción —, y no voy a ponerles excusas porque sería injusto y tampoco prometeré que publicare pronto, así que, en verdad espero que me disculpen.

Como recompensa, les invito a leer el pequeño Drabble que recién publique llamado "¿Puedo…?"

Sin más que decir: Besos y abrazos. Sugerencias y comentarios serán bienvenidos.

¡LolitaMick14 fuera, paz!