¡TRADUCCIÓN!

- NOTAS DE LA AUTORA -

* Advertencias *

Ninguna.

* Derechos de autor *

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas y Ferb pertenecen a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


¡Apartamento Vacío!

Capítulo 7. En la Cabeza de un Chico Perfecto

...

Lunes 10 de febrero.

De todos los días de la semana, el lunes era el menos favorito de Phineas. Preferiría los fines de semana y más si estos eran durante el verano. Aunque a veces tampoco le gustaban. A veces ya ni siquiera importaba el día, al menos, últimamente.

Al vestirse y prepararse para ir a clase no pude evitar pensar lo mucho que he estado estresado en estos días. Demasiado diría él. Poniéndose una camiseta roja oscura adornada con un diseño de color negro para después de cubrirla con una chaqueta la cual usaba muy rara la vez. Aún con el estrés sobre, decidir calmarse mientras se mira en el espejo. Le gustaría darse ánimos, pero descubrí que eso solo servía para las demás personas. El parloteo de su mascota Perry el ornitorrinco, se hace escuchar.

Sonríe mientras se inclina para acariciarlo.

—Al menos tu siempre sabes como hacerme sentir mejor.

Lo único que se escuchó de Perry fue un nuevo sonido antes de acostarse en la cama de Phineas.

—Hasta luego, amigo —dice antes de bajar las escaleras para saludar a su madre. Para enfrentar al mundo.

Una vez que bajó por las escaleras fue recibido con el olor a tocino.

—Buenos días, Phineas —la pelirroja lo recibe con una enorme sonrisa, feliz de verlo.

—Buenos días, mamá —respondió con una igual.

—¿Cómo tiene dormido? —Preguntó Linda mientras ponía tocino en un plato, junto con huevos y tostadas de trigo.

—Excelente, ¿Y tú? —Preguntó mientras su comida era dejada frente a él. Sentía un malestar ver cómo su madre se tomaba la molestia de prepararle el desayuno tan temprano, y más si ella no se había hecho el suyo.

—Dormí bien. Sin embargo, me quedé despierta un tiempo. Después de regresar de la convención de lámparas, estaba demasiada emocionada para dormir, ya que obtuve una lámpara nueva.

—Genial, ¿Dónde la vas a poner? —Preguntó. Intentaba conversar con ella lo mayor tiempo posible en las mañanas. Sabía que los días no eran tan emocionantes con tanta frecuencia sin la presencia de Candace.

Jeremy y ella vivían juntos en un departamento al otro lado de la ciudad cerca de la universidad a la que asistió Candace. El rubio se había graduado el año anterior, ahora solo esperaba que su novia también lo hiciera ya ella ya estaba cursando su último semestre.

Y como la cereza en el pastel: la boda del siglo; Jeremy se lo había propuesto en Navidad, y la pelirroja había tomado la firme decisión de casarse en el verano. Solo se necesitó seis o siete meses de planificación, pero si alguien pudo hacerlo, era su hermana. Se le dio muy bien este tipo de cosas.

—Todavía no lo decidió. Creo que en la sala de estar, pero coincidiría mejor con los muebles del estudio —explicó Linda. Él asintió en comprensión.

—Estoy seguro de que se verá genial sin importar dónde están las pongas relacionadas con una sonrisa.

La pelirroja sonríe—. Eres tan dulce: dados antes de besar la parte superior de la cabeza de su hijo.

Le regalo una suave sonrisa. Deseó ser tan bueno como ella tanto pensaba.

En ese momento llamaron a la puerta.

—Parece que Isabella ya llegó a su madre con una sonrisa.

La madre de Phineas adora a Isabella. Tenía el pensamiento de que eran la pareja perfecta, por supuesto, la mayoría de la gente compartía la misma opinión. Después de todo, la morena era perfecta para él.

Es amable, valiente, inteligente, divertida, decidida, hermosa y, para colmo, su mejor amiga.

¿Cómo alguien podría pensar que no eran perfectos juntos?

Cualquiera que tenga un pensamiento negativo en contra de estuvieran juntos, debería estar mal. Pero muy mal de la cabeza.

—Abriré la puerta —menciono mientras se paro para poner el plato en el fregadero.

—Lavare tu plato, ve a la puerta —lo interceptó el plato, llevándolo al fregadero.

—Gracias mamá —le sonríe—. Adios, te amo.

—También te amo, cariño. ¡Que tengas un buen día! —Mencionó después de que él se fue de la cocina. Agarró la mochila antes de abrir la puerta para saludar a su novia.

Llevaba un vestido de rayas negras y grises con un cinturón negro con tachuelas en el centro. Combinado con unas botas negras y aretes dorados.

Lucía tan impresionante.

—Hola específicamente sonriendo a la chica frente a él.

—Hola —contestó devolviéndole la sonrisa.

Phineas no pudo evitar sentirse impropio frente a ella. Isabella era perfecta sin siquiera intentarlo. La novia perfecta en toda honestidad. Siempre estaba para él, dejando un auto para él en su agenda apretada, atenta sin importar que pareciera un loco al hablar.

Lo amaba Lo amaba demasiado.

Como desearía corresponderle de esa manera. Tal vez si se lo repetía a sí mismo en constancia, algún día lo lograría.

En algún momento se despertará y la veré como se suponía que debería hacerlo.

Tenía que.

Phineas se inclinó y le besó la mejilla. La morena sonrió antes de mirar a su alrededor. Luego lo atrajo para besarlo en los labios. Él le devolvió el beso, tratando de ponerle sentimiento. Una vez que ella se aparta, le agarro la mano y avanzamos a caminar hacia la escuela.

Phineas e Isabella la mayor parte del viernes la pasaron juntos. Habían ido a Slushy Burger después de la escuela para comer y hablar. Se pusieron al corriente de lo que habían perdido durante la semana mientras disfrutaban la compañía del otro.

Después de comer, salieron a caminar por la ciudad, él siguió el brazo alrededor de ella en señal de protección. Habían hablado sobre el baile del día de San Valentín; él había elegido algunas canciones que cantaría, junto con la azabache.

Por último, fueron a la casa de Isabella a ver una película. Se acurrucaron juntos mientras miraban el filme, compartiendo besos ocasionales hasta que las cosas se empezaron a poner calientes. Solo habían sido besos, pero para Phineas habían sido lo suficiente subidos de tono.

Ambos chicos habían intercambiado anillos de promesa en su sexto aniversario durante el verano entre su primer y segundo año. Ambos habían acordado que querían que su primera vez fuera especial y que por eso debían esperar.

La dulce chica esperaba esperar hasta el matrimonio porque ella creía que iban a llegar tan lejos. Phineas esperaba aguantar lo suficiente antes de eso.

Mientras caminaban hacia la escuela, conversaron un poco hasta que Isabella mencionó un tema que hizo sentir incómodo.

—Entonces, ¿Qué piensas de Ferb?

Por instinto, el pelirrojo se llevó la mano al hombro, recordando que la morena no sabía nada de lo sucedido aunque eso no aminorara la culpa.

—Está bien bien encogiéndose de hombros. No quería decir mucho.

En respuesta, su novia le mira con extrañeza.

-¿What? —Pregunta tratando de que los nervios no lo dominarán.

—Sé que dijiste que no lo conocías antes de la semana pasada, pero… ¿Estás seguro de que no lo conocías de otra parte? —La azabache sonaba insegura al preguntar.

Estaba inquieta porque no creía que Phineas le mentiría, le tenía una fe total en él. Se sintió horrible al rascarse el hombro.

—Por supuesto.

Sonó tan convincente. No debería de ser así, no cuando estaba diciendo una mentira tan grande.

—Está bien, lo siento por preguntar de nuevo; es solo que ... te comportas diferente a su alrededor. Cuando me lo presentaste, actúalo como si no fuera de la primera vez que lo vieras. Después de eso, parecía que lo ignorabas. ¿Te dijo algo? —Preguntó, claramente preocupada.

No, para nada. Tengo la sensación de que quiere que lo dejen solo —respondió, sintiendo un poco mejor de lo que menos la mitad fuera cierto.

—Entiendo, pero aún no lo compro —mencionó la morena—. Nadie quiere ser ignorado por completo. Todos quieren tener amigos y personas que apoyen. Así que no logro comprender ese comportamiento.

—Tal vez solo no nos quiere como amigos tuvieron el pelirrojo, esperando que Isabel estuviera de acuerdo con él.

—Pensé que podría ser eso al principio, pero trata a los demás compañeras igual. Con respuestas contundentes y sarcasmo. Tiene que haber alguna razón por la que no quiere ser amigo de nadie —la chica discutió.

—Debe tener amigos en Winsplain y por ya no quiere más —el chico ofreció como respuesta.

Tenía que admitir que era extraño que Ferb no se hiciera amigo de nadie. Entendía el porque al él lo evitaba pero, ¿Por qué todos los demás?

—Suena a una historia que debe ser investigada determinada llena de determinación.

-¡No! —Gritó sin pensar—. Quiero decir él es el chico nuevo. No creo que quiera que investigue su vida entera a fondo. Solo dale tiempo.

El solo imagina a Isabella pisando Winsplain, Phineas temblaba. Si Ferb se hubiera acostado con él, no era improbable lo que había hecho con alguien más de la escuela. La morena podría conectarse fácilmente a Ferb con la Taberna Turnpike, y si eso pasaba, sería su fin.

—Creo que tienes razón. No está bien que me meta en sus asuntos. Pero aún así tengo curiosidad —admitió ella, dejando el tema en cuanto llegaron frente a la escuela.

—A mi también —mencionó mientras subían las escaleras y entraban al edificio.

Una vez adentro, se dirigieron primero al casillero de Isabella, ya que estaba más cerca. Al llegar, la morena abrió la cerradura, sacó de la mochila rosa unos libros y solo saco los necesarios.

—Los llevaré por ti —ofreció, tendiendo las manos.

No tienes que hacerlo, la chica sonriendo.

—Quiero hacerlo. Quiero hacer algo bueno por mi increíble novia —dice Phineas tratando de convencerse de que la sensación en el estómago eran mariposas y no otra cosa.

No voy a poner resistencia a una oferta como esa —admitió antes de entregarle al pelirrojo los libros y besarle la mejilla.

Él sonrió mientras caminaban hacia su casillero para recoger sus cosas. Una vez ahí, Phineas le devolvió a Isabella sus libros mientras sacaba lo necesario del compartimiento y ponía su mochila naranja en el. Cerró la puerta y recuperó los libros de la morena para ir a una clase de Historia.

Saludaron al Sr. Ray mientras entraban y el corazón de Phineas casi dejaba de latir cuando vio a Ferb. La conversación de antes con Isabella, lo había hecho temblar.

El peluquero llevaba un par de jeans rotos con una camiseta negra y una chaqueta de cuero del mismo color. Los pendientes del más alto brillaban a la luz, y su expresión en blanco, le dudarían si hubiera sido notado. Aunque no se sorrendería si no fuera así. No es como si el otro lo intenta en realidad.

Se supone que ni siquiera podríamos estar estudiando en la misma escuela. Además de que nunca debieron tener sexo más de una vez. Pero, por Dios, había tenido tanta necesidad; que aunque sea por una vez podría perder el control. Por solo una vez, quería dejar de ser tan perfecto.

Pero ese una vez, no fue suficiente. Le había encantado la forma en la que Ferb se lo había hecho. El sexo junto con el placer, sin duda, lo había dejado extasiado pero, había algo más. La forma en la que Ferb sabía con precisión lo que estaba haciendo sin presiones, lo dejo sin palabras.

Había escuchado de él de un par de un par de mujeres que iban por la calle. Hablaban sobre la autopista de peaje y cómo había un tipo llamado Ferb que tenía por apodo el Dios del Sexo. Pudo sable de sus gustos por ambos géneros y, que no era quisquilloso con quién lo hizo o como lo hizo. Mencionaron que era excelente con las personas vírgenes. Y para tener un segundo round con dicho sujeto, tenias que ser más que excelente en la cama.

Era más que perfecto.

Un tipo que no lo juzgaría. Incluido podría ser olvidado entre el mar de caras con las que se había acostado el chico. Podría pasar un buen rato, y no podría querer preocuparse por hacerlo por segunda vez, porque no le daría esa opción.

Sin duda, perfecto.

Excepto que no fue así, ya que no fue suficiente.

Yacer junto a Ferb en una cama, le liberaba. Por eso quiso hacerlo de nuevo, donde sí obtuve una segunda vez. Casi había una tercera. Pero todos sabemos que Phineas no debió acostarse con él en primer lugar.

Phineas perdió asiento, tratando de ignorar la forma en la que quería darse la vuelta para hablarle a Ferb. Existía una parte de él en la que solo quería tocar la guitarra, en donde solo quería un amigo que no lo juzgara o pensará de una forma humilde sobre él. Pero el contrario no quería ser su amigo. Además, después de la última vez que estuvieron en su casa, es obvio que las intenciones del pelirrojo parecían otras. Con aquel beso tan fogoso en el garage.

Tomó un respiro profundo.

Eso ya no importaba. Ferb había dejado en claro el viernes que no pasarían más tiempo juntos.

Bastaría ser feliz con ello. Le prestaría atención a lo que importa, como: pasar tiempo con su novia, hablar con su madre y concentrarse en la escuela. Debía aceptar que las cosas habían terminado y que no podría cambiar lo que hizo.

Así dejaría el estrés atrás. Aunque eran las principales causas por las cuales estaba así. El sexo con Ferb había sido un verdadero calmante. Tenía que superarlo para evitar volver a lastimarse.

Se rascó el hombro al dar inicio la clase.

Phineas solo quería alejarse del británico, o tal vez acercarse. Intentaba convencerse de que la segunda opción era imposible.


- NOTAS DE LA AUTORA -

¡Sorpresa! ¿Adivinen quien tiene laptop nueva?

¡Pues esta nena!

Estoy tan entusiasmado que no pude evitar actualizar este bello fic —aunque este capítulo estuvo relativamente corto—; ¿Y Saben? Ahora que lo releí, pude llegar a una conclusión: Phineas merece un buen golpe. Por mentirle a Isabella y además sacrificar su felicidad por complacer a los demás. Yo me mataría antes de hacer algo así.

Por último, querían algunos detalles que hablé hace algunos días con la autora. Con esto del Covid-19, me preocupe un poco y decidí enviarle un mensaje. Ella esta bien, y al parecer nos va a sorprender con un nuevo capítulo de esta historia.

En fin, sin más que decir, espero les haya gustado. Besos y abrazos.

¡LolitaMick14 fuera, paz!