— NOTAS DE LA AUTORA —

*Advertencias*

Sexo & breve mención de drogas.

*Derechos de autor*

La historiapertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


¡Apartamento Vacío!

Capítulo 15. Sabes Mi Nombre, Ahora Muéstrame Tu Cerebro

...

Cuando Ferb llego a casa, tomó dos cervezas de la nevera y se sentó junto a su padre en el sofá. Puso una frente al castaño antes de abrir la suya.

—Gracias —dice Lawrence abriendo la cerveza y tomando un trago. Veían un partido de fútbol. Su deporte favorito—. Entonces, ¿Cómo te fue en tu proyecto?

—Conoció a la mujer de la lámpara —dijo mientras ponía los pies sobre la mesa de centro, como solía hacerlo.

Lawrence miró a su hijo, interrogando con los ojos.

—Linda. Vive al final de la calle. Es la madre de mi compañero. Dijo que te agradecería de nuevo por la lámpara —respondió, esperando ver la reacción de su padre.

El castaño parecía sorprendido, pero también emocionado—. Que serendipia tan dulce.

—Parece agradable —dijo el peliverde con honestidad—. Trato de pagarme por arreglar la plomería.

Lawrence se rio entre dientes. Sabía que su hijo jamás aceptaría el dinero de una dama.

—¿Realmente vive al final de la calle? —pregunto, tratando de asimilarlo.

El otro asintió.

—Bien, seré el tío de un mono —dijo al final con una sonrisa antes de beber la cerveza.

Vieron el partido y tomaron cerveza, comentando ocasionalmente sobre los jugadores. Cuando se hizo tarde, Ferb subió por las escaleras para irse a la cama. Su padre estaba demasiado ocupado pensando en Linda para darse cuenta de lo extraño era que Ferb no haya salido.

Por supuesto, eso no le molesto a Ferb, de hecho lo puso feliz. No sabía explicar como se sentía. Por lo que no estaba de humor esa noche.

Una vez que llegó a su habitación, fue a la ventana y la abrió. Tomó el paquete de cigarrillos y, rápidamente encendió uno antes de acostarse a la cama y comenzar a fumar.

Phineas era más complejo de lo que creía. Era inteligente y emocionalmente cambiante —por no decir de emociones extremas—. Le hizo recordar la segunda vez en la que ambos se habían acostado.

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«Ferb estaba fumando un cigarrillo cuando noto la presencia del pelirrojo con el que había estado hace noches atrás. Recordaba a la perfección al chico. El sexo había sido bueno y el un compañero interesante, sin embargo, no deseo tener una segunda vez. Una segunda vez con personas que habían sido vírgenes podría ser algo peligroso.

Miró al muchacho, que parecía mirar a su alrededor con confianza. Parecía estar más seguro de lo que había estado al comienzo de la última semana. El británico estaba a punto de voltear hacia a la barra para tomar una copa cuando notó que el pelirrojo caminaba hacia un tipo grande que estaba bebiendo con algunos otros hombres.

El hombre era alguien habitual en la taberna, eso Ferb lo sabía. Llevaba más tiempo que él y se había ganado su reputación. Aunque no una buena. Escucho que se llamaba Guy. Solo habían hablado dos veces. Una vez para rechazar una oferta de sexo y otra porque hubo una disputa sobre quien se iba a casa con otro hombre. No se fue con ninguno de los dos. El estado de ánimo se disparó después de que Sid saco la escopeta detrás de la barra y amenazó con disparar a aquel que se atreviera a lanzar un puñetazo.

Los dos no se habían dicho ni una palabra desde entonces, pero cosas así pasaban en la autopista de peaje. No era algo por lo que guardar rencor.

Lo que tenía su atención era aquella reputación de Guy. Era violento, eso era un hecho, pero parecía llegar hasta el dormitorio o donde quiera que tuviera sexo. Escucho cosas del hombre que casi le hicieron encogerse ante la idea de que el pequeño pelirrojo se liará con él. Al chico de iris azules tuvo suerte con Ferb, pero todavía no tenia la experiencia suficiente para tener sexo tan duro como puede ofrecer Guy.

El chico no lo sabría sobre ello hasta llegar a la tercera base —porque, sin duda alguna—, Guy no le preguntaría sobre su historial sexual.

A Ferb no le importaba tanto, pero tampoco quería que destrozaran al chico. Rápidamente camino hacia el. Lo atrapo justo antes de que Guy y él hicieran contacto visual.

—Oye —se quejó, confundido.

Ferb tuvo la ligera impresión de que el más bajo no esperaba volver a hablar con él. Fue un poco insultante por parte de alguien que era nuevo en ese tipo de escenarios.

—Te destrozara —dijo tratando de sonar claro.

—¿Por ofrecerle sexo?

—No, durante el sexo. Te dejará cojeando y sangrando —mencionó alejándolo del hombre para que no se diera cuenta de que lo estaba bloqueando.

Alzando una ceja, el pelirrojo preguntó—. Entonces, ¿con quien puedo tener sexo?

El británico miro alrededor de la taberna. Conocía a algunos tipos que no serían tan rudos. Observó que algunos ya se habían ido. El chico había llegado demasiado tarde. Ferb tuvo un polvo y regresó por uno más.

Mientras escudriñaba el lugar, se detuvo en un chico. Era rubio y de cabello corto gelificado; un cuerpo ágil. No sabía mucho sobre él aparte de que no escucho queja alguna. Miro más a su alrededor y no vio a nadie más de quien supiera algo, o que fuera habitual. Era una noche lenta, y algunas personas ya estaban con alguien, o ya se habían ido a casa a pasar la noche.

Cuando volteo nuevamente hacia el chico, este le estaba mirando con impaciencia.

—Quizás el —señalo al rubio.

—¿Quizás? —preguntó con una ceja alzada.

—Llegaste tarde en una noche lenta. Todo lo que sé es que nadie ha dicho mucho sobre él —dijo encogiéndose de hombros. El tipo no parecía peligroso.

El más bajo solo asintió con lentitud como si lo estuviera considerando.

Entonces reparó en el hecho de que el pelirrojo ni siquiera se molestó en preguntarle; eso lo irritó. Ok, tal vez si lo hubiera hecho, lo hubiera rechazado, pero con total honestidad... El no hacerlo, le resultó mucho más irritante.

El pelirrojo está a punto de dar un paso hacia adelante, cuando la voz de Ferb se escucha de nuevo.

—O podrías venir conmigo a casa.

El chico se detuvo y volteo hacia él. Se encogió de hombros y solo respondió:

—Ok.

Las iris del chico parecieron brillar con picardía y Ferb por un momento se preguntó si había sido engañado. Pensó en decirle al otro que lo olvidara, pero con toda honestidad estaba más impresionado que enojado.

No dijo nada mientras guiaba a Phineas al estacionamiento donde estaba ubicado su auto. Continuó en silencio mientras abría las puertas. Los dos adolescentes subieron al coche y cerraron las puertas. Ferb puso en marcha el auto y empezó a conducir hacia el apartamento.

Miro al pelirrojo y noto que no parecía tan nervioso como la última vez, lucía más contemplativo sobre lo que estaba haciendo. Observó que la chaqueta negra que llevaba el chico tenía un logo de una escuela. En pocas palabras, un estudiante.

Ferb no se molestó en identificar algo más en la chaqueta la cual llevaba la palabra Danville en ella. Por lo que sabía, había tres escuelas preparatorias en Danville. Aunque no le importaba en cual de ellas asistía el chico.

Una vez que llegaron al edificio de apartamentos en el que vivía Ferb, estaciono el auto. Ambos salieron y caminaron con tranquilidad hacia el edificio. Ya dentro, subieron las escaleras. Cuando llegaron al piso indicado, Ferb abrió la puerta con calma.

En el segundo en el que entraron, el pelirrojo se lanzó hacia él. El británico cerró la puerta de una patada y comenzó a besar ansioso al chico.

Ambas lenguas se frotaron con salvajismo cuando el más bajo comenzó a apretarse contra el más alto. Ferb agarró las posaderas del pelirrojo y les dio un apretón, haciendo que el otro suspirara en su boca.

El muchacho solo besó con más intensidad, Ferb solo dejó escapar un gruñido mientras lo levantaba y le permite envolver las piernas alrededor de la cintura. Y como en un principio, ambas bocas chocaron con rudeza cuando el pelirrojo empujó la cabeza de Ferb hacia atrás imponiendo el total poder de la situación

Satisfecho con la acción, Ferb solo lo beso más demandante y obedeció echando la cabeza más atrás. Comenzó a besarle el cuello mientras lo cargaba hacia el dormitorio.

Gimió pasando las uñas por la espalda de Ferb. A pesar del tamaño y comportamiento del chico, era increíblemente rudo.

Estando ya dentro de la habitación, uso el cuerpo del más pequeño para cerrar la puerta, golpeándolo contra ella en el proceso. Con el golpe, solo soltó una pequeña queja mezclada con placer; levantó la cabeza para darle a Ferb más acceso a su cuello.

Succiono el cuello, mordisqueando bruscamente mientras bajaba de a poco en poco.

—No... Sin marcas, sin marcas~ —dijo tirando de la chaqueta de Ferb, tratando de quitársela.

Hizo un ruido, indicando al chico que lo entendía, mientras accedía a quitarse la chaqueta. Fuera está, el muchacho ya estaba tirando de la parte inferior de la camisa del peliverde. Ferb se sacó con rapidez la prenda por la cabeza y la tiró al suelo. Tan pronto como estuvo fuera, el más bajo comenzó a palparle el pecho.

Una de las manos del pelirrojo acarició los abdominales mientras la otra permanecía clavada en el hombro del contrario. Comenzó a besar el pecho de Ferb, deteniéndose para lamerle el pezón. Levantó la mano para darle un pequeño apretón al otro.

Como respuesta fisiológica, Ferb metió los dedos en la parte trasera de los jeans del chico, sintiendo con firmeza la regordeta posadera del pelirrojo.

Al sentir las manos del británico en sus jeans, el muchacho se acercó con lentitud al oído de Ferb y susurro un:

—Follame.

—Será un placer —dijo mientras alejaba al chico de la puerta y lo llevaba a la cama.

Lo tiró a la cama antes de subirse encima de él. Una vez ahí, comenzaron a besarse de nuevo. Las manos del más pequeño fueron de inmediato al botón de los jeans de Ferb. Desabrocho y bajo la cremallera rápidamente antes de bajar la prenda hasta las rodillas, donde el contrario los pateo el resto del camino hacia abajo, quitándose los zapatos en el proceso.

El pecoso luego quiso quitarle los boxers a Ferb, pero este lo detuvo.

—Yo me encargo de esto; quítate la ropa —manifestó ya con los boxers retirados.

El pelirrojo de inmediato se quitó la chaqueta y la camisa mientras Ferb le ayudaba a sacarse los zapatos al chico. Fuera estos, los pantalones bajaron por las piernas con rapidez que fueron tirados al suelo una vez retirados —al igual que los boxers—.

Luego volvió a gatear hacia él y le beso de nuevo.

Mientras se besaban, Ferb metió la mano en el cajón de la mesita de noche. Sacó una botella de lubricante y un condón.

Vacío un poco del líquido en dos de los dedos y lo unto.

—Estírate.

De manera inmediata, el pelirrojo abrió las piernas y agarró la almohada de la parte superior de la cama de Ferb para colocarla debajo de las caderas. Una vez hecho eso, el peliverde comenzó a besar el cuello del chico mientras empujaba con suavidad un dedo en la entrada del más bajo.

Estaba completamente relajado cuando entró en el interior. No apretó los puños como la mayoría de la gente. Solo se recostó y permitió que el dedo se moviera dentro de él. Ferb espero un poco antes de agregar un segundo dedo. Aun asi el otro permanecía en un estado de relajación increíble a pesar de tener dos dedos en el interior. La única señal de incomodidad eran las profundas respiraciones que estaba tomando. Pensó que el chico debiera estar drogado para relajarse tan bien como él.

Movió ambos dedos en forma de tijeras para poder dilatarlo. El adolescente más pequeño dejó escapar un gemido de dolor, pero todavía no apretó los puños. Lo dilato más, continuo besándolo y acaricio su miembro con la rapidez necesaria para satisfacerlo. Recordó el ángulo exacto donde estaba ubicada la próstata del chico para poder golpearla, pero no lo hizo hasta que hubo deslizado otro dedo con lubricante.

Unas dilataciones y algunos golpes certeros en aquel punto dulce en el pelirrojo, el peliverde comenzó a ponerse el condón con la otra mano.

—Estoy listo —dice apartando sus labios de los del contrario.

Asintió y se movió para alinearse con la entrada del muchacho. Colocó las piernas del más bajo donde las quería antes de deslizarse con lentitud.

Apretado. Tal como la vez anterior.

Estando por completo adentro, tomo respiraciones lentas y profundas, asegurándose de quedarse quieto para permitir que el otro se adapte a su tamaño. Su compañero se tomó el tiempo con respiraciones más pequeñas y controladas, adaptándose de a poco en poco. Después de diez segundos, abrió los párpados y lo miro.

—Estoy bien —dijo con un destello de lascividad y sensualidad en las iris—. Muévete.

Escuchar esas precisas palabras, no pudieron poner más contento a Ferb.

Las embestidas dieron inicio y los brazos del chico se cerraron alrededor de la espalda del peliverde, sincronizando con cada movimiento. Ambos cuerpos se reconocieron a la perfección a pesar de que solo habían tenido sexo solo una vez.

Segundos después, los gemidos se escucharon en toda la habitación; empuje tras empuje. Beso a Ferb de forma tosca, rasguñaba y gimoteaba sin parar.

El británico se tomó el tiempo para tocar el trasero del chico mientras lo embestía, el sonido de la piel chocando contra él enviaba un hormigueo por toda su columna. Dejó que la otra mano vagara libremente, explorando así el cuerpo de su compañero.

Le encantaba la sensación de las uñas arañando su espalda y el son de los gemidos mezclados con los suyos que se extendían por todo el lugar.

Juro que las uñas del chico le estaban cortando la piel, pero aun asi no dejo de arremeter con fuerza. Podía intuir que el pelirrojo quería ser tocado... listo para explotar de placer. Ferb se acercó, agarró el falo del contrario y comenzó a bombear al mismo ritmo de las embestidas.

—Tan cerca. Más duro... —exige el pelirrojo.

Aumentó la velocidad y empujó lejos los pensamientos de lastimar al chico debajo de él. Estaba por llegar.

El toque tosco de sus caricias se hizo notar mientras mantenía una mano firme en el trasero del chico. Unos segundos después, ambos se vinieron al mismo tiempo.

Ferb continuó empujándose superficialmente mientras intentaba superar el orgasmo. Una vez terminado, se tomó un tiempo para coger algo de aire. El sexo había sido incluso mejor esta vez.

Sentía los temblores del muchacho mientras se retiraba tan suavemente como podía. Estando fuera, se quitó el condón y lo arrojó a un cubo de basura junto a su cama. Luego agarro un cigarrillo y un encendedor del alféizar de la ventana para después encenderlo. Abrió la ventana y comenzó a fumar.

El humo entrando por los pulmones calmo la sensación que siempre tenia después del sexo. Le permite bajar del éxtasis del orgasmo más rápido. Para cuando recupero el aliento y se relajo, el chico aún estaba acostado en la cama temblando ligeramente,

No lo apresuro. No le importó cuánto tardaría el pelirrojo, solo debía de estar dispuesto a irse una vez que hubiera bajado de su altura.

Segundos más tarde, el chico se sentó y respiró hondo. Se levantó de la cama y comenzó a buscar su ropa para ponérsela pieza por pieza. Con las prendas ya puestas, tomó sus zapatos y se sentó en la cama para ponerlos. No se movía lento, pero podía sentir que el muchacho estaba contemplando algo. Ferb solo agarró sus boxers mientras el chico pensaba y se los puso antes de volver a sentarse en la cama.

El pelirrojo terminó de ponerse los zapatos y se puso de pie. El chico británico pudo darse cuenta de que ya estaba empezando a sentir los efectos del sexo. Es probable que fueran más bruscos de lo debieron ser.

Comenzó a caminar hacia la puerta, obligando a su cuerpo a no cojear mientras lo hacía.

—¿Necesitas transporte? —pregunto.

Tal vez lo rechazaría como la última vez. El orgullo hizo que la noche fuera más larga.

—No, estoy bien... —contestó contemplativo.

No supo como, pero tuvo la pequeña intuición de que el contrario quería que le dijera su nombre. Aunque estaba por completo seguro de que esa información ya la tenía desde la primera vez que ambos compartieron calor. Nunca lo mencionó, pero tenía la clara certeza de que su encuentro no había sido accidental; el chico había querido llamar su atención.

No, el chico realmente quería que Ferb le dijera su nombre para poder decirle el suyo a cambio... para sentirse mejor consigo mismo. Porque así al menos el pelirrojo podía irse sabiendo que ambos conocían sus nombres.

El peliverde quiso poner los ojos en blanco. Conocer aquellos dos datos, no cambiaría nada.

Eran dos desconocidos que se descubrieron en un bar y luego cogieron. Saber algo tan insignificante, no cambiará lo ocurrido, y con toda honestidad, Ferb siempre trato de aprender el nombre de nadie. Los nombres solo hacían las cosas más íntimas, y el británico no había tenido algo así desde hace tres o cuatro años. Además, tener un rostro y nombre en mente, hacía que las personas fueran más fáciles de recordar. Y él no quería recordar a nadie.

Pero la desesperación se podía marcar en el aura del pequeño pelirrojo; el querer preguntar pero con el deber de no poder hacerlo. Así que Ferb decidió recompensar por el buen comportamiento del chico.

Cuando la mano del otro tocó el pomo de la puerta, el peliverde hablo.

—Me llamo Ferb —dijo recargándose contra el alféizar de la ventana.

Sin mostrar emoción alguna, respondió.

—Phineas.

El peliverde y el otro solo salió de la habitación. No se molestó en seguirlo; no creía que robaría nada o se quedaría más allá de lo esperado.

A los pocos minutos pudo confirmarlo cuando vio al chico caminando por la calle hacia la parada del autobús, el cual tardaría al menos media hora en llegar, pero supuso que al otro no le importaba.

Fumo y lo miro mientras ardía su cigarrillo. Una vez acabada la llama, Ferb la frotó sobre el alfeizar y luego lo tiró a la papelera. Echó una última mirada al pelirrojo sentado en la parada del autobús antes de cerrar la ventana y acostarse para irse a dormir...»

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Phineas pudo interpretarlo fácilmente esa noche. Era un excelente actor, pero una parte de Ferb se preguntó si él mismo lo sabía. Mientras yacía en su cama, pensó más y más en él, y sus inventos. Había algo en el que lo hacía diferente a los demás, y el británico realmente quería saber que era ese algo.

La curiosidad podría ser una fuerza imparable.


—NOTAS DE LA AUTORA—

Vaya si que no me tarde en actualizar una nueva traducción de esta belleza, ¿verdad chicos y chicas? Y por supuesto no es porque haya estado ansiando el momento de traducir este capítulo lleno de lemmon jajajajaja… * risas nerviosas *

Sabes hablando del capítulo, me puse a pensar un poco. Si Ferb no tenia relaciones por tercera vez con la misma persona… ¿Cómo le hizo Phineas para conseguir esos dos intentos de tercera? : v

Nunca lo sabremos… ¿O sí? 7u7r

En fin, espero leernos pronto. No les prometo nada;)

Besos y abrazos, mis amores.

Pdt. Vayan a ver la portada bonita que le hice a este fic, ya sea en mi Tumblr o Wattpad (links en el perfil).

Historia Original: En mi perfil 3

¡LolitaMick14 fuera, paz!