NOTAS DE LA TRADUCTORA —

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


Apartamento vacío

Capítulo 41. Lo dejo nada más con su ira

Viernes, 21 de marzo.

—Bueno, señoritas, ¡Aceleremos! —gritó Adyson mientras ella y el resto de las Fireside Girls salían de la escuela, y entraban al estacionamiento. Al grupo también se le unieron los chicos que actuarían como su equipo de preparación a excepción de cierto joven británico.

Hubo un coro de vítores afirmativos mientras el grupo avanzaba por el estacionamiento.

—Ustedes saben donde nos encontraremos, ¿verdad? —le preguntó Isabella a Phineas, con las manos entrelazadas.

Phineas sonrió mientras sacaba un trozo de papel de su bolsillo y se lo mostraba. En el se encuentra escrito la dirección con tinta azul

—También le pedí a Baljeet que lo memorizara en caso de que lo perdiera —le dijo a la chica, con una voz débil y una sonrisa tranquilizadora.

Phineas había comenzado a perder la voz el día anterior. En el estacionamiento su voz sonaba tan baja y ronca que era difícil entenderla. Como no había mostrado ningún otro signo de que algo andaba mal con él, el chico había elegido no ir al médico hasta después de la actuación de The Fireside Girls.

—Tú sí que piensas en todo —mencionó Isabella con una sonrisa en el rostro.

—Oh, si, no te molestes en agradecerme por memorizarlo ¡No es que haya hecho nada para ayudar! —se quejó Baljeet, solo para ser recibido con risas del grupo.

—Lo siento, Baljeet, gracias por ayudar —agradeció Isabella al chico hindú que solo hizo caso omiso.

—En realidad, gracias a todos por ayudar. Es bueno tener un equipo que nos ayude —dijo Katie a los chicos cuando llegaron al auto de Ginger.

—Si, pero es una lastima que Django no haya podido venir —mencionó Holly mientras se apoyaba en el auto.

—Ferb dijo que vendría —le dijo Phineas al grupo, luchando por hablar lo suficientemente alto.

—¿Y seguro que viene? —preguntó Katie, dudosa.

—Phineas dijo que sí, y eso es suficiente para mí —dijo Isabella, interrumpiendo para que su novio no tuviera que esforzarse más en hablar.

Katie asintió, pareciendo aceptar eso como respuesta.

—Bien, entonces todo está arreglado, ¡ya podemos salir a la carretera para nuestro pre-calentamiento al concierto! —anunció Adyson, una vez más tratando de animar a las chicas.

Parecía funcionar mientras las Fireside Girls gritaban emocionadas. Luego comenzaron a subir al auto, Holly y Ginger adelante, Adyson y Katie atrás.

Isabella abrazo con rapidez a Phineas y beso su mejilla antes de dar un paso hacia atrás, y agarrar la manija de la puerta del auto.

—¡Los veré en el concierto! ¡Muchas gracias por hacer esto! —grito la morena antes de subir al auto para sentarse junto a Adyson.

Mientras el auto se alejaba, Phineas y Baljeet se despidieron, mientras Buford puso los ojos en blanco.

—Ella actúa como si no hiciéramos esto cada vez que tienen un concierto —se quejó cruzándose de brazos.

—Oh, Buford, no te quejes. Estarías igual de molesto si nadie te agradeciera —señaló el moreno.

—Solo está enojado porque es una fiesta seca —logró susurrar el pelirrojo.

—¡Buford no está molesto ni enojado! —grito antes de comenzar a caminar hacia su auto— Ahora vamos, tenemos que comer y cargar su basura, ¿Cuando y dónde nos encontrará Fletcher?

—Lo recogeremos después de comer —le dijo Phineas en voz baja.

—¿Qué? ¿Es demasiado genial para comer con nosotros de antemano? —preguntó Buford.

Phineas solo se encogió de hombros ya que al hablar le dolía la garganta. Ferb le había dicho antes que solo iba a ayudar con el transporte y no participa en ninguna diversión previa al concierto.

—No importa, Buford. Fue amable por parte de Ferb querer ayudarnos y estoy seguro de que se divertirá con nosotros en el concierto —le dijo Baljeet al adolescente más alto.

—Si, bueno, será mejor que también se divierta trayendo comida de camino a casa, porque Buford tendrá hambre.

—Estoy seguro de que lo hará, Buford —dijo el moreno poniendo los ojos en blanco.

Phineas solo sonrió. No pasaría mucho tiempo hasta que estuviera con Ferb.


Las chicas llegaron al estacionamiento de su restaurante favorito poco después de haber dejado a los chicos. Era importante para ellas comer temprano para no tener hambre, pero tampoco sentirse hinchadas cuando actuaran.

El pequeño restaurante de sushi frente al que estaban estacionados tenía justo el menú para pedir.

Las cinco chicas salieron del auto rápido, todavía animadas por la charla. No fue hasta que Adyson abrió la puerta del restaurante que las chicas al fin se calmaron.

De inmediato fueron recibidas por un camarero que las llevó a su mesa habitual en la esquina del restaurante. El camarero tomó sus ordenes de bebidas antes de dejar que las chicas revisaran sus menús.

—Entonces, ¿alguien más noto que nuestro camarero es super sexy? —preguntó Holly una vez que el hombre estuvo fuera de su alcance auditivo.

—Lo sé, deberíamos venir más a menudo —Ginger estuvo de acuerdo.

—Vamos, señoritas. Centrémonos en el espectáculo y no en el culo caliente del camarero —las reprendió Adyson.

—Dice la chica que estuvo enviando mensajes de texto durante todo el viaje en auto —dijo Katie con una sonrisa.

—Si, ¿qué chico está fuera de los límites ahora? —preguntó Holly con una sonrisa divertida.

—Ningún chico. Solo estoy hablando con Mishti —respondió encogiéndose de hombros.

—Oh, vamos, Addy. No hay forma de que sea solo Mishti —mencionó Ginger, y todas las demás en la mesa parecieron asentir con la cabeza.

—Me temo que sí. Después de todo, una de nosotras tiene que concentrarse en su carrera musical —dijo con una sonrisa.

—¡Oh, por favor! Tienes que tener el ojo puesto en alguien. Ha pasado una eternidad desde que has salido con alguien —señaló Katie.

A Adyson no le sorprendió mucho la repentina avalancha de preguntas sobre su vida amorosa. En todo caso, era increíble que no hubiera sucedido antes. No podía esperar que todos la vieran pasar de salir con un chico nuevo cada pocas semanas a no salir con nadie sin generar algunas especulaciones.

—Como dije antes Katie, estoy jugando sola en el campo en este momento. No hay nadie especial que haya tenido el honor de llamar mi atención —mencionó de forma simple.

—¿Ni siquiera alguien como Ferb Fletcher? —preguntó Holly.

La risa de Adyson fue breve y forzada, aunque dudaba que alguien pudiera captarla.

—Por favor, díganme que no es un rumor que circula —lo dijo de una manera como si la sola idea le disgustara, aunque eso era casi un hecho, y no por las razones que las otras Fireside Girls podrían adivinar.

—No, pero tienes que admitir que parece tu tipo —señaló Holly.

—Por favor, los chicos malos son tan cliché —dijo riendo la castaña.

—No creo que Ferb sea tan malo. Creo que solo necesita algo de tiempo para abrirse y adaptarse —dijo Isabella, contribuyendo al fin a la conversación.

—¿Es eso lo que piensa Phineas? —preguntó Ginger.

—Más o menos, ¿Por qué? —cuestiono.

—Solo me preguntaba… Quiero decir, Phineas parece ser una de las únicas personas con las que habla, así que tiene sentido que lo sepa —explico.

—Ha comenzado a hablar más con el resto de nosotros, pero en definitiva habla más con Phineas. Pero ya sabes como es él; puede hacerse amigo de cualquiera. Es tan afectuoso, reflexivo, fácil de hablar con él y…

—¡Tierra llamando a Izzie! —llamo Katie agitando una mano frente a la cara de la chica.

—Si, lo último que necesitamos es otro monólogo sobre como Phineas es el mejor novio de todos los tiempos —dijo Ginger, aunque su sonrisa sugiere que en realidad no le importaba oír hablar de eso.

—¡Lo siento! Ya sabes como me pongo —admitió Isabella con un poco de vergüenza.

—No es gran cosa. Solo guárdalo para después del espectáculo —dijo Adyson con una sonrisa.

Aunque no se sentía tan bien. La conversación sobre su interés por Ferb la había puesto nerviosa. Tal vez habría tenido más tiempo para pensar en esa incomodidad si el camarero no hubiera llegado antes con sus bebidas.

—Entonces, ¿están listas para ordenar?

Y así, se olvidaron de toda la charla sobre los chicos.


Ferb yacía en su cama fumando con la ventana abierta, aunque no estaba haciendo ningún esfuerzo para que el humo se filtrara de esa manera. Hace tanto tiempo que se había acostumbrado al olor a humo que lo envolvió.

En estos momentos estaba esperando que Phineas y sus amigos llegarán a su casa. Phineas le había dado la opción de salir a comer con ellos, pero él se negó sin pensarlo. Aceptó el soborno para transportar instrumentos, no para salir a almorzar.

Pero en ese momento Ferb casi deseó haber ido. Si hubiera sabido que los recuerdos empezarían a emerger tan solo con pensar en la fiesta de cumpleaños. Deseo tener algo que lo distrajera.

La última vez que había ido a un evento de ese tipo, ella estaba ahí. Ya nada era igual. Nada. Esa fiesta tenía una temática gótica de principio a fin, y a las Fireside Girls jamás las hubieran invitado, mucho menos les habían pagado para tocar.

De todos modos, los recuerdos de ese día siguieron apareciendo uno tras otro en su mente. Si hubiera sabido que eso sucedería, nunca habría aceptado actuar como rodie; lo que le prometieron a cambio no valía tanto la pena si lo pensaba mejor.

Nada valía la pena si el dolor todavía explotaba en su interior cuando pensaba en ella.

Más de tres años después y aun no podía borrar de su mente a Vanessa Doofenshmirtz. A veces creía que jamás sería capaz de hacerlo.

No en días como este, en los que lo único que podía pensar era en esa estúpida fiesta de cumpleaños.

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«—Mi primera fiesta de secundaria entre mis compañeros; espero encajar —bromeó Ferb mientras Vanessa y él se dirigen hacia el frente a un viejo almacén.

Vanessa se rió mientras le empujaba el hombro.

¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Esto no es cien por ciento una fiesta de secundaria. Es una fiesta de cumpleaños para alguien que de pura casualidad está en la escuela secundaria. Prometo que nuestra reputación está a salvo —contestó con frialdad.

Ferb asintió, aunque sus ojos decían que estaba escéptico.

Además, Marissa es genial. Ella era la única estudiante de primer año con la que valía la pena pasar el rato cuando yo estaba en la secundaria. No podía perderme su cumpleaños —explicó, aunque el peliverde ya conocía su conexión.

Marissa había sido de primer año cuando Vanessa estaba en el último año. Por supuesto, eso había sido hace dos años.

Y sabes, apuesto a que conoce a algunas personas geniales de tu escuela. Podría decirte con quien vale la pena pasar el rato —menciona la castaña con indiferencia.

¿En serio, Vanessa? —preguntó con una ceja levantada.

Supongo que eso no es tan emocionante.

La mirada de Ferb dijo un gran no por él.

Mira, lo único que digo es que a veces es bueno tener gente con quien pasar el tiempo —dijo Vanessa cuando llegaron a la puerta.

Es por eso que estoy aquí contigo. Estar contigo es más que suficiente —dijo Ferb con honestidad mientras se apoyaba contra la puerta sin hacer ningún movimiento para entrar.

Supongo que soy mucho para manejar —la chica le respondió con suavidad mientras imitaba al contrario.

No, eres la cantidad perfecta —dijo antes de inclinarse y besarla.

La pareja compartió besos llenos de pura pasión, lo único que los separaba era un regalo de cumpleaños cuidadosamente envuelto en la mano de Vanessa. Después de un minuto, Vanessa se alejó con una sonrisa en el rostro.

Vamos casanova, antes de que decida que hay algo más que preferiría estar haciendo —dijo antes de plantar un beso final en los labios del adolescente británico.

Mm, ¿te refieres a alguien? —preguntó Ferb antes de mover las cejas de forma sugestiva.

Después de la fiesta —le respondió con una sonrisa antes de agacharse para abrir la puerta del almacén.

El interior de la unidad estaba decorado en negro y morado oscuro, y unos veinte chicos góticos bailaban juntos al ritmo de la música que salía de un estéreo en algún lugar de la habitación.

¡Vanessa!

Ferb y Vanessa se voltearon hacia donde venía la voz, solo para ver a un chico y una chica acercándose a ellos.

¡Skyler, Johnny! —llamo Vanessa por encima de la música cuando la pareja los alcanzo.

Ferb conocía a ninguna de las personas frente a él, pero supo por el nombre que el chico era uno de los ex novios de Vanessa. Por supuesto que eso no le importaba mucho; por la forma en la que la castaña había hablado de él en el pasado, era obvio que el fuego se había apagado hace mucho.

¡Ha pasado demasiado tiempo, Vanessa! ¿Qué has estado haciendo? —preguntó la chica mirando a Ferb con sus ojos después de decirlo. A su lado, Johnny asintió hacia el peliverde como si se presentara en silencio.

Oh, ya sabes, trabajando. Todavía vivo por aquí —respondió.

Ferb supo por la respuesta de Vanessa que tanto Johnny como Skyler eran personas que habían abandonado la ciudad natal de la castaña, Danville.

¿Qué estás haciendo ahora? —preguntó la chica.

Bueno, uh, en realidad soy barman ahora —respondió casi avergonzada.

Últimamente Vanessa se había mostrado rara cuando hablaba de trabajo. Para Ferb era extraño. Vanessa trabajaba en un bar mucho mejor que Turnpike y ganaba bastante dinero. Los hombres casi nunca se iban sin dejarle propina. Además, preparaba las mejores bebidas mixtas del área de los tres estados. Seguro que todavía vivía con su padre, pero Ferb no veía eso como algo de lo cual debería avergonzarse.

Vaya, eso es genial —dijo Johnny dándole un gesto de aprobación.

Si, no está tan mal —respondió Vanessa con una pequeña sonrisa.

Entonces, ¿él es tu novio? —preguntó Skyler señalando a Ferb con su dedo enguantado de rejilla.

Para todos los efectos —dijo riendo un poco.

Ferb sonrió ante el comentario.

De cierta forma no estaban saliendo, en realidad no. O al menos no eran exclusivos. Pero se conocieron en Turnpike y tuvieron una conexión instantánea. Desde entonces volvieron a casa juntos la mayoría de las veces. Y lo más importante es que pasaron la noche. Ellos conversaron. Disfrutaron de la compañía del otro. No era solo sexo entre ellos.

Nunca habían hablado de los detalles de lo que fueran, pero Ferb sabía que él la amaba y ella lo amaba. Eso fue suficiente. Lo demás no importaba. A él no le importaba si ella todavía se acostaba con otras personas, nunca le preguntó si lo hacía. Él mismo casi había dejado de acostarse con nadie más cuando la conoció durante dos meses. La conexión fue así de intensa.

Mientras Vanessa solo estuviera enamorada de él, a Ferb no le importaban los detalles.

Ah, claro —dijo Skyler asintiendo y Ferb casi se sorprende al darse cuenta que ella pudo entender a lo que se refería Vanessa.

Soy Ferb —se presentó el adolescente.

Encantado de conocerte, hombre —dijo Johnny, una vez más asintiendo con la cabeza a Ferb.

Después de eso, el grupo entabló una conversación bastante tranquila. Ferb permaneció la mayor parte en silencio mientras Vanessa hablaba con sus dos amigos, así como con algunos de los demás que se detuvieron para hablar con ella.

No fue hasta media hora después que Ferb escucho algo que lo molesto.

Entonces, ¿Cómo ha estado Monty? —Ferb no estaba seguro quien era la chica que preguntó. Era probable que hubiera dicho su nombre, pero él no prestó atención.

Oh, Monty está bien. Acaba de conseguir otro ascenso —mencionó Vanessa de forma casual, sin darse cuenta como Ferb se puso rígido.

Ja, no puedo creer que todavía no sea el rey de los cerdos —dijo Johnny después de tomar un trago de su cerveza.

Estoy segura de que su primer deber como jefe de policía sería cambiar su nombre a Rey Cerdo —dijo con una sonrisa la castaña.

Ferb no era fanático de Monty, por decirlo a la ligera. Lo había visto un par de veces y cada vez lo odiaba más.

No era que Monty alguna hubiera sido cruel con Ferb, era solo que era obvio que no aprobaba la relación que compartía con Vanessa. Monty no tuvo que decir que pensaba que Ferb era demasiado joven o que pensaba que iba por un camino oscuro. La incomodidad que irradiaba cada vez que algo relacionado al tema aparecía, hacía más evidente lo que pensaba.

Y luego, por supuesto, estaba la forma en que Monty actuaba con Vanessa; como si necesitara estar en cada aspecto de la vida del otro. Como si todavía la amara. Como su a pesar de que se habían separado dos años antes, de alguna manera podrían estar de nuevo juntos.

Fue frustrante.

En especial cuando Vanessa a veces mostraba signos de sentir lo mismo.

Pero Ferb sabía que sacar a relucir su disgusto por Monty no ayudaría en nada. Vanessa ya le había dicho más de una vez que Monty y él nunca serían más que amigos, y él sabía que insistir en el tema solo los enfadaría a ambos.

Así que Ferb no dijo ni una palabra mientras veía a Vanessa hablar sobre Monty con sus amigos, y no lo mencionó más tarde. Él confiaba en ella. Por que no importaba lo que pensara ese idiota de Monty; Vanessa lo amaba. Y ella lo amaba demasiado como para permitir que el otro cambiara eso…»

.

.

.

Que estúpido había sido Ferb en ese entonces.

Fue estúpido pensar que las cosas durarían.

Fue estúpido no darse cuenta cuanto permitió Vanessa que Monty la afectara.

Tan, pero tan estúpido, pensó Ferb.

Golpeó su muslo con el puño mientras se levantaba, sintiendo de repente que la ira lo invadió. El sentimiento de traición era pesado y, acompañado de su frustración por su propia estupidez, se sentía como si lo aplastara.

Si no hubiera sido por el sonido molesto de la bocina de un auto, Ferb podría haber perdido los estribos por completo, algo que no hacía a menudo. Pero la bocina logró sacarlo de su estado de ánimo lo suficiente como para mirar la ventana.

Desde su habitación pudo ver una furgoneta negra —perteneciente a Buford— que seguía tocando la bocina.

Ferb puso los ojos en blanco y, a pesar de su molestia por el ruido, su ira disminuyó un poco.

Apagó su cigarrillo en el cenicero junto a la ventana antes de bajar las escaleras.

Con el humor en el que estaba, era seguro que haría que la noche fuera larga.


—¡Deja de tocar la bocina, Buford! ¡Es de mala educación! —le gritó Baljeet a Buford desde su lugar en el asiento del copiloto.

—Solo le estoy haciendo saber que estamos aquí —refunfuñó.

Phineas no dijo nada mientras miraba por la ventana hacia la puerta principal de Ferb. Con mucho gusto se habría bajado del auto a tocar la puerta, pero sabía que no tenía sentido ya que el toque de bocina era probable que había llamado la atención de todo el vecindario. Así que solo miro la puerta, lleno de ansiedad.

Unos segundos más tarde, Ferb apareció en la puerta con una expresión molesta en su rostro. Al principio, Phineas asume que su molestia se debía principalmente a los bocinazos, pero cuando Ferb abrió la puerta de la camioneta y no le dijo ni una palabra a Buford, fue ahí que pensó que era algo más.

Eso no estuvo bien.

—Lamento mucho el ruido, Ferb. Buford no quiso ser tan grosero —se disculpó Baljeet mientras el bravucón ponía los ojos en blanco.

—Está bien —contestó con sequedad mientras se sentaba en el asiento al lado de Phineas.

—Oh, bien, ¿estás emocionado por el espectáculo? —preguntó Baljeet mientras la furgoneta empezaba a hacer el corto trayecto hasta la casa de Isabella.

—Extático —respondió, su tono tenía un toque de irritación.

Baljeet podría haber seguido intentando entablar conversación si Phineas no hubiera intervenido.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —logro susurrar.

Por un segundo pareció que Baljeet tendría que pedirle que lo repitiera, pero luego de una mirada de reconocimiento cruzó por su rostro.

—¡Oh! ¡Tenemos casi cuatro horas hasta que comience el espectáculo! —respondió.

—Hay mucho tiempo para cargar sus cosas y configurarlas —añadió Buford, recibiendo una mirada fulminante de Baljeet.

Había pasado menos de un minuto cuando ya estaban frente al garaje de Isabella.

Buford abrió el garaje y el grupo de chicos empezó a cargar la furgoneta con los instrumentos que necesitarían las chicas.

Aproximadamente media hora después, Phineas y Ferb regresaron al garaje para tomar lo último del equipo, mientras Buford y Baljeet regresaban a la camioneta para repasar la ruta para la fiesta.

Phineas agarró el hombro de Ferb mientras el chico más alto iba a agarrar un soporte de guitarra.

—¿Está todo bien? —preguntó en voz baja.

La mirada de Ferb era fría y cuando no respondió, Phineas no se sorprendió. La rabia transpiraba por la piel del peliverde, creciendo cada segundo.

Phineas asintió entendiendo y Ferb se giró para llevar el soporte a la camioneta. Phineas agarró el micrófono y lo siguió.

No estaba seguro de lo que había enfadado a Ferb, pero entendía que la ira necesitaba tiempo para hervir a fuego lento. Solo esperaba que fuera pronto. Podía sentir su ansiedad estallar.

Ferb, que podía ser estoico y reservado, que este enojado solo ponía a Phineas nervioso. Y saber que no podía hacer nada para solucionarlo solo hizo que el pelirrojo se sintiera impotente.

Puso el micrófono en la parte trasera de la camioneta antes de sentarse en su lugar correspondiente. Todo el viaje mantuvo con fuerza sus manos entrelazadas, incluso después de que se habían entumecido. Si alguien noto su angustia, no se mencionó nada.


Las chicas llegaron a la fiesta unos veinte minutos después que los chicos, cada una con ropa para cambiarse en la mano.

Isabella había ido a ver a los chicos antes de regresar para encontrarse con sus amigos en el estacionamiento del centro comunitario donde se llevaba a cabo la fiesta.

—Está bien, los chicos están preparando todo, hay un baño en la parte de atrás donde podemos vestirnos y dejar la ropa. La señora Slack dice que puso carteles para que los fiesteros sepan que no deben ir al pasillo que conduce a el —explicó Isabella.

—¿Supongo que no menciono cuando recibimos nuestro pago? —preguntó Adyson con una sonrisa que sugería que estaba bromeando. Al menos en su mayoría.

—Ella también me dio este cheque —dijo la morena mientras agitaba el trozo de papel frente a la castaña.

—Eso es lo que me gusta ver —dijo mientras tomaba el cheque de manos de Isabella y lo metía en su bolsillo—. Está bien, ¡Vamos a cambiarnos y darle vida a esta fiesta!

Las otras chicas aplaudieron y juntas se dirigieron al baño para cambiarse.


—Está bien, eso es todo —anunció Buford revisando todo el equipo en el escenario.

Les tomó un tiempo configurarlo, pero al fin terminaron con el tiempo suficiente para que las chicas practicarán e hicieran su prueba de sonido.

—¡Bien! Entonces estaremos listos para la prueba de sonido tan pronto las chicas salgan —esta vez anunció Baljeet.

—Bien, porque Buford está listo para sentarse sobre su trasero —mencionó el bravucón antes de irse a sentarse en uno de los cubos que los chicos habían encontrado detrás del escenario. Desde su asiento podía tener la vista lateral del espectáculo.

—Oh, Buford, no seas tan vago —lo reprendió el moreno.

—Buford no es…

—Relájate, Buford, has hecho mucho —dijo Adyson mientras las otras chicas y ella aparecían en el escenario.

—¡Si, muchas gracias, chicos! ¡Todo se ve genial! —añadió Isabella con una sonrisa.

—¡Ahora solo tenemos que pasar a la prueba de sonido! —gritó Katie, su entusiasmo parecía crecer.

—Bueno, alguien está emocionado de poder cantar esta noche —dijo Adyson mientras golpeaba con suavidad el hombro de su amiga.

—Oye, no todos los días puedo comenzar el programa —le respondió con una sonrisa mientras las chicas se ubicaban detrás de diferentes instrumentos para estar listas.

Cuando las chicas comenzaron a comprobar el sonido de los tambores, Phineas y Ferb fueron a sentarse detrás del escenario junto a Buford. Había tres cubos detrás del escenario, pero tanto Phineas como Ferb se sentaron en el suelo en lugar de hacerlo en uno de los cubos volcados.

Phineas sabía que el humor de Ferb no había cambiado desde que se encontraron en su casa, pero no esperaba que así fuera. No precisamente.

Nunca lo había visto tan enojado, de alguna manera supo que Ferb no se calmaría muy pronto.

Phineas se rasco el hombro por un segundo antes de retirar su mano y colocarla debajo de su muslo. No fue gran cosa. Estaría bien, Incluso si Ferb estuviera enojado toda la noche, no lo estaría para siempre.

Ferb era humano. Phineas ya se había dado cuenta que el peliverde no siempre podía estar carente de emociones. Aunque el adolescente parecía intocable e insensible, a veces tenía que ser víctima de emociones fuertes.

Intentó relajarse mientras recordaba eso. Fue desafortunado que Ferb estuviera enojado en una noche que Phineas había estado esperando, pero eso no era culpa del contrario. Ocurrían cosas. Eso es lo que el pelirrojo se había dicho a sí mismo mientras ayudaba a instalar el equipo.

Se recordó a sí mismo que no necesitaba sentirse responsable por el estado de ánimo de Ferb. Ferb no había querido que lo hiciera. Si lo hubiera hecho, le habría dicho a Phineas lo que estaba mal cuando pregunto.

Phineas solo tenía que dejar que Ferb resolviera cualquier problema que tuviera y mantenerse al margen.

Pero, por supuesto, no importa cuantas veces Phineas lo pensó mientras esperaba que comenzara el programa, nunca podría aceptarlo.

Nunca había querido ayudar a nadie tanto como quería ayudar a Ferb. Era una lástima que Ferb nunca lo dejará hacerlo.


La gente había comenzado a entrar en la sala de fiestas poco después de que se completara la prueba de sonido. Las chicas estaban paradas detrás del escenario en círculo preparándose para el espectáculo.

—Muy bien, señoritas, esto es importante. Nos va ir bien y tengo la sensación de que la señora Slack nos contratará para más fiestas durante todo el verano —les recordó Isabella a las chicas.

Las chicas asintieron, entendiendo. Un segundo después, las luces del escenario se apagaron y las chicas supieron que esa era la señal.

—Hagamos que la fiesta de cumpleaños de Jane sea algo de lo que hablar —dijo Adyson antes de sonreírle a Katie—. Déjalos muertos.

Cada una de las chicas se paró detrás de su instrumento elegido, Isabella tomó su guitarra. Por lo general cantaba más de lo que tocaba, pero no dominaba mal el instrumento.

Isabella llevaba poco tiempo sosteniendo la guitarra cuando se encendieron las luces, inundando todo el escenario con luces de muchos colores.

—¡Hola chicos, somos The Fireside Girls y estamos aquí para asegurarnos de que la fiesta de Jane sea una que nunca olvidaran! ¡Feliz cumpleaños, nena! —las presento Katie antes de que comenzara la música.

Jenny called me up and said she likes Johnny

(Jenny me llamó y dijo que ella quiere a Johnny)

But yesterday Johnny said you, I like Bonnie

(Pero ayer Johnny te dijo, quiero a Bonnie)

Bonnie likes Jonathan who's still missing me

(Bonnie quiere a Jonathan quien está perdido por mi)

Even though we all know he likes Tiffany

(Siempre pensé que todos sabíamos que él quiere a Tiffany)

Isabella no pudo evitar sonreír mientras miraba a la multitud. Todos los adolescentes parecían complacidos con la música y varios ya estaban bailando. Isabella siempre sabía como sería la reacción del público por la primera canción y ya estaba convencida de que el espectáculo sería un éxito.

Todas The Fireside Girls estaban en su juego y este era su tipo de público.

Sin embargo, cuando la canción llegó a su fin, Isabella sintió un extraño ruido de malestar en el estómago. No pareció durar mucho, así que la morena no le dio importancia. Es probable que no fuera nada.

Y cuando las chicas empezaron la segunda canción, Isabella se sintió en la cima del mundo.


Pasaron unos cuarenta y cinco minutos cuando Isabella estuvo segura de que la sensación en su estómago era algo por lo cual preocuparse.

Todas las chicas en el escenario parecían pálidas y todas sudaban más de lo habitual bajo las luces del escenario. Mientras miraba a Adyson cerca del final de su canción, vio la expresión de incomodidad en el rostro de su amiga.

No quería admitirlo, pero Isabella sabía lo que estaba pasando.

Comida intoxicada, pensó.

Tenía que ser algo que comieron en el restaurante de sushi.

Pero, por supuesto, en donde había sido no importaba en ese momento. Lo que importaba era sacar a las chicas del escenario antes de que alguien vomitara o… Oh, Dios. Antes de que algo peor que el vómito saliera.

Isabella dio una señal mientras cantaba que no comenzarán con la siguiente canción una vez que terminaran esta. Se suponía que tocarían dos canciones mas antes de tomar su descanso, pero Isabella no estaba dispuesta a correr el riesgo.

Cuando terminó la canción, Isabella se dirigió al frente del escenario.

—¡Muy bien, vamos a tomar un breve descanso! ¡Volveremos pronto! —grito antes de que el resto y ella salieran corriendo del escenario hacia el baño.

Una vez que estuvieron fuera del escenario, la rápida caminata de las chicas se convirtió en una carrera. Pasaron corriendo a lado de los chicos y cuando menos se dieron cuenta ya estaban casi en el sanitario.

—Dios mío, ¿Qué está pasando? —preguntó Ginger a pocos metros del baño.

—Creo que voy a vomitar —dijo Holly antes de taparse la boca con la mano.

—Eso no es nada comparado con lo que voy hacer —dijo Adyson, con rostro tenso.

Katie fue la primera en entrar al baño y, al llegar, se arrojó al cubículo más cercano. Las chicas detrás de ella hicieron lo mismo y pronto se escucharon ruidos desagradables en todos los puestos.

—Mierda, ¿por que está pasando esto? —grito Adyson desde el cubículo al lado del de Isabella.

—Intoxicación alimentaria —se atraganto Isabella después de una ronda de vómito en el pequeño bote de basura que anteriormente había estado al lado del inodoro—, tiene que ser.

—¡Oh, Dios, pero comemos allí todo el tiempo! —grito Ginger, su voz sonaba tensa.

—¡Ya no lo hacemos! —exclamó Adyson antes de comenzar a vomitar.

—¡Oigan! ¿Les pasa algo? —se escuchó la voz de Buford fuera del baño.

—Buford… —quiso hablar Isabella, pero comenzó a volver a vomitar.

—Está bien, vamos a entrar. Cúbranse o lo que sea —declaró Buford, seguido por el sonido de pasos entrando.

—¿Qué está pasando? —preguntó Baljeet, su voz resonó dentro del baño.

—¿Y que es ese olor? —preguntó Buford, aunque los sonidos provenientes de la habitación eran demasiado obvio para que alguien pudiera identificarlo de forma errónea.

—Es vomito y mierda —respondió Adyson, sonando cansada y sin aliento.

—Tuvimos una intoxicación alimentaria —explicó Isabella, habiendo cesado de vomitar por el momento.

—¿Estás bien? —pregunto Phineas.

Incluso si no hubiera podido ver a su novio desde la rendija de la puerta del cubículo, Isabella no habría sabido que él estaba parado justo frente a ella. Era la única manera de que su voz fuera lo suficientemente fuerte como para escucharla.

—He estado mejor —dijo Isabella con debilidad.

En cierto modo deseaba poder estar sosteniendo su mano en ese momento, pero considerando lo que estaba haciendo su cuerpo, se alegraba de que él no pudiera verla.

—¿Qué vamos a hacer con el programa? —preguntó Ginger sonando miserable.

—Uf, ¿a quién le importa el programa ahora? —se quejó Holly.

—Si —dijo Adyson, sonando como si estuviera en medio de un vómito seco—, tenemos que hacer algo.

Isabella no tenía la cabeza para encontrar una solución en este momento. Era obvio que todas estaban fuera de combate. No había manera de que pudiera actuar así. ¿Qué se supone que quería Adyson que hicieran? ¿Subir al escenario uno a la vez, cantar una canción y esperar que nadie vomite? ¿Y sin respaldo?

Fue ahí cuando se dio cuenta.

Es nuestra única opción, pienso.

—Los chicos tienen que tocar por nosotras —dijo Isabella, un poco disgustada por el sonido de su propia voz.

—¿Pero no se enojara la señora Slack porque no somos nosotras las que tocamos? —preguntó Katie.

—Son los chicos o un estéreo. Su elección —respondió Adyson.

—Um, odio arruinar un buen plan, pero no creo que eso funcione —intervino Baljeet.

—¿Por que? —siseo Adyson.

Dinner Bell no tiene voz —les recordó Buford.

—Si, a Buford y a mí nos falta la resistencia vocal para cantar bien durante el tiempo que requeriría este concierto —explicó.

—Me importa un comino…

Antes de que Adyson pudiera terminar, es interrumpida por la débil voz de Phineas.

—Ferb puede cantar.

—Oh Dios, Ferb, ¿lo harías? —preguntó Isabella.

No sabía que Ferb cantaba, pero no necesitaba que él lo demostrara. Si Phineas decía que podía, entonces no tendría dudas sobre su habilidad.

Después de una larga pausa, Isabella habló.

—Él está aquí, ¿verdad?

—Aquí mismo —respondió, sonando como si estuviera parado cerca de la puerta del baño.

—¿Lo harás? —volvió a preguntar Isabella.

—Te daremos la mitad de lo que nos pagaron —soltó Adyson, sintiendo que el silencio duró demasiado.

—Bien —respondió con sequedad.

—Claro, le pagan —murmuró Buford.

—Por lo que a mi me importa, peleen por eso, solo salgan —exige Adyson antes de que una vez más a comenzar a tener arcadas.

—Gracias chicos —dijo Isabella aliviada de que al menos alguien estuviera a cargo del espectáculo.

—Siéntete mejor, Izzie —susurro Phineas contra la puerta.

—Haré lo mejor que pueda —dijo forzando una sonrisa a pesar de que Phineas no podía verla.

Luego, los chicos salieron de prisa del baño para hacer lo que les pedían.

—¿Crees que podrán manejarlo? —preguntó Katie.

—Mientras no le digan a nadie que estamos aquí cagándonos, lo considero una victoria —dijo Ginger, provocando algunas risas débiles de las chicas que no estaban vomitando.

Quizás la considerarán una mala persona por pensarlo, pero Isabella se alegró de no estar sufriendo sola.


—NOTAS DE LA TRADUCTORA—

¡Hola lectores! Les traigo una nueva traducción de está historia, también informándoles de paso que ya casi faltan pocos capítulos de traducir; espero estar sacando el último en el aniversario de la historia que sería el 5 de julio :)

Esperamos que después de eso, la creadora de está gran historia nos honre con una nueva actualización. Así que no olviden de ir a darle amor a la historia original.

Sin más que decir, les mando besos y abrazos.

¡LolitaMick14 fuera, paz!

Canción:

Who likes who by Jordan Pruitt

Pdta. Sigan mis nuevos perfiles en Inkitt y AO3, me encontraran con el mismo nombre de usuario; ahí estarán algunas historias resubidas de Wattpad.