— NOTAS DE LA TRADUCTORA —

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


Apartamento vacío

Capítulo 44. Mantener el flujo

Martes, 25 de marzo.

Phineas y Ferb van caminando hasta la casa del peliverde casi en silencio. En algún momento de la película Ferb había encontrado una lata y los chicos se habían turnado para patearla, en ocasiones en el aire y otras entre ellos.

Phineas se alegró por la distracción.

Durante dos días pensó en la manera correcta en la que abordaría sus pensamientos internos a Ferb. Una parte de él creyó que no debería de preocuparse de como decirlos; a Ferb no le importaría porque lo quería cerca. La otra parte pensó que si lo decía de forma incorrecta tal vez Ferb decidiría que no quería hablar con él durante una semana.

A Phineas le gustaba pensar que ya habían superado eso. Lo hablaron, y lo superaron. Pero aún persistía ese miedo de que Ferb pudiera cambiar de opinión.

Pero luego pensó en la fiesta. La forma en que tocaron, en como pudo sentir a Ferb. Pensó en cuando hablaron en la tienda de su padre y lo fácil que había sido. Pensó en como encajaron a la perfección los últimos dos días como si el peliverde siempre hubiera estado ahí en su vida.

Si Ferb hubiera decidido no hablar con él después de eso, nada de lo que dijera hoy le haría cambiar de opinión. Al fin habían alcanzado un punto de estabilidad. Podrían estar en la vida del otro siempre que hubiera algo de espacio entre ellos.

Phineas sintió que era más de lo que tenía derecho a esperar, y mucho menos a tener.

Cuando llegaron a la casa de Ferb, el adolescente más alto pateo la lata hacia su manos y luego la arrojó al bote de basura junto a la cera. Luego llevó a Phineas al garaje donde arrojó su mochila.

Phineas siguió el ejemplo de Ferb quitándose la mochila y colocándola contra la pared.

—¿Estamos retomando el trabajo de carrocería donde lo dejamos? —pregunta Phineas, ya preparándose para hacer lo dicho.

No había tanto que pudieran hacer. Tenían dos puertas para el auto que necesitaban lijarse para pintarlas, pero después de eso se quedaron sin piezas una vez más.

—Podríamos —respondió Ferb, tomando una lijadora.

Trabajaron durante aproximadamente una hora, hablando en ocasiones sobre el proyecto, pero sobre todo conviviendo juntos bajo el sonido de Sanders.

Una vez que terminaron de alisar una de las puertas del auto, preparada para que en un futuro se le pusiera pintura, Ferb le indicó que se tomaran un descanso. Phineas dejó la lijadora y los dos chicos se apoyaron contra una de las paredes del garaje.

—¿Hablar o detenerse? —preguntó Ferb mientras apoyaba su cabeza contra la pared, con pereza.

—No quiero demorarme —respondió mientras se giraba hacia el peliverde, sentándose con las piernas cruzadas.

Ferb asintió, cerrando los párpados y esperando que Phineas continuará. Parecía que sabía cuanto había pensado el pelirrojo en esta conversación.

—Me siento más tranquilo cuando estás cerca. Como si hubiera al menos una persona en la habitación a la que no le estoy mintiendo —comenzó, las palabras fluyeron con tanta facilidad más de lo que se imaginó—. Y siento que no me juzgas por lo que digo o pienso porque no te importa lo suficiente. Así que cuando estas cerca puedo concentrarme solo en ti... Entonces ya no me siento tan mal.

Ferb volvió a asentir antes de abrir los párpados y girar la cabeza para mirar a Phineas— No entiendo porque la verdad te hace sentir de esa manera. Ninguna de las verdades que he visto en ti ha sido vergonzosa, a pesar de lo que pareces sentir al respecto.

Phineas sacudió la cabeza, sabiendo que sus sentimientos eran difíciles de explicar— Es simple, no soy lo quien se supone debo ser.

—¿Quién se supone que debes ser? —pregunta el peliverde.

—... Alguien que mejora la vida a su alrededor —respondió después de una breve pausa, mirando hacia el suelo.

No volvió a levantar la vista hasta que la mano de Ferb apartó la suya de su hombro. Ferb soltó su brazo y Phineas de inmediato entrelazo sus dedos con la esperanza de mantenerlos quietos.

—No se que necesitas de ti las personas que te rodean para tener una vida mejor, pero se que un chico que quiere construir montañas rusas y hacer helado en la luna es infinitamente más interesante que quien pretendes ser —dijo Ferb, una vez más apoyando su cabeza contra la pared y cerrando los ojos.

Phineas dejó escapar una sonrisa amarga— Lo interesante no siempre es lo mejor.

—Supongo que no, pero tú lo eres.

Phineas sintió que su cara se sonrojaba ante el comentario. Ante el cumplido; porque eso es lo que era. Y tal vez también fue la propia confesión de Ferb. La razón de Ferb para estar cerca de Phineas.

—Cuando tocamos juntos en la fiesta... —comenzó, antes de sacudir la cabeza.

Quería preguntar si Ferb lo había sentido de la misma manera que él. Quería escucharlo decir que sí porque, aunque sabía que era un hecho, todavía necesitaba oírlo.

Pero esa parte, esa horrible parte en la que le advertía que si lo preguntaba, podría alejar de nuevo a Ferb. Entonces opto por decir otra cosa.

—Cuando tocamos juntos, estuviste increíble, ¿sabes? Y se que no querías hablar de eso, pero en verdad deberías empezar a cantar en Turnpike —sugirió Phineas mientras se frotaba las manos.

Ferb suspiro— Necesitamos las piezas.

Phineas arqueo una ceja en cuestión.

—Podría hacerlo. No quiero, pero no ha habido nadie más —explicó.

—¿Tendrías que hacer una audición o algo así? —preguntó, manteniendo su tono incluso con la esperanza de no parecer demasiado entusiasmado.

Asintió el peliverde— Será un dolor de cabeza, pero será rápido. La mitad del proceso será esperar a que Stine cierre la boca el tiempo suficiente para cantar.

Phineas se rió— ¿Cuál es Stine?

—El baterista con el palo en el trasero —respondió.

Phineas de inmediato se imaginó al hombre rubio con el ceño fruncido. El pelirrojo era bueno con las caras y era difícil olvidar una tan enojada como la de Stine.

—Parece encantador —bromeó con cara seria.

Ferb resoplo— Me asegurare de transmitirlo.

Phineas se rió una vez más y cuando Ferb puso los ojos en blanco, solo se rió más fuerte.


Baljeet estaba sentada en la mesa de la cocina con un plato vacío frente a él y una pierna saltando erráticamente, cuando sonó el timbre.

Son los Patel; pensó el moreno. Mishti le había estado enviando mensajes de texto durante los últimos dos días mientras su familia se acercaba cada vez más hacia su destino. Hace apenas media hora le había enviado un mensaje a Baljeet que estaban a punto de ingresar al área de los tres estados.

Él estaba nervioso. No por Mishti, si no por sus familias. Cuando más mayor era Baljeet, más se preocupaba cuando pasaban tiempo juntos frente a todos ellos. Siempre sintió que estaban siendo observados, como si sus padres estuvieran allí dándose palmaditas en la espalda por un arreglo de boda tan maravilloso.

Pensó en Buford, siendo no la primera vez en ese día. Pensó en su rostro caído el día anterior cuando le dijo que Mishti estaría allí al día siguiente. Pensó en la forma en que el otro había estado en una extraña mezcla entre enfurruñado y enojado durante estos dos días. Pensó en el camino a casa desde la escuela hace dos horas, donde Buford le había apretado con suavidad la muñeca cuando se separaron.

Y más que nada pensó en como sería volver a besar a Buford. Ese era el pensamiento que atormentaba su mente más de lo que jamás hubiera imaginado.

La noche en que se besaron había parecido demasiado, pero ahora Baljeet no pudo evitar sentir que no era suficiente. Como si Buford no estuviera por completo reconfortado y él tampoco.

Mientras su madre iba a abrir la puerta, se preguntó, ¿Cuántos besos necesitaría para sentirse seguro durante el resto de la velada? Pensó que tal vez si hubiera dado un salto y besado a Buford antes de que se separaran, podría sentirse mejor. Como si sus padres no pudieran hacer nada para separarlos.

Escuchó a su madre hablar animadamente con los Patel, dándoles la bienvenida e invitándolos al comedor a cenar.

Cuando llegaron, Baljeet y su padre se levantaron para saludar.

—¡Que bueno volver a ver a nuestros amigos! —anunció el padre de Baljeet mientras se acercaba para abrazar a la pareja.

Mishti dio un paso al costado para rodear la mesa y abrazar a Baljeet.

—¡Te he extrañado mucho, Baljeet! —dijo en su cuello antes de retroceder y sonreírle.

—Yo también te he extrañado —respondió. Lo decía enserio.

Había pasado demasiado tiempo desde su última visita y, a pesar de sus sentimientos hacia el acuerdo, se preocupaba por Mishti como por sus otros amigos.

Mishti se acercó más mientras sus padres seguían hablando.

—Tengo mucho que decirte, Baljeet. No puedo esperar hasta que tengamos un momento a solas.

Por lo que no era la primera, Baljeet se preguntó si Mishti sabía de su acuerdo y ella estaría dispuesta a aprobarlo.

—No puedo esperar a escucharlo —respondió.

Se cuestionó si encontraría el valor para contarle algunas cosas propias.


Los martes por la noche no solían ser un buen momento para ir a la autopista de peaje. Los días laborables siempre parecían lentos y las parejas para elegir solían ser escasas.

Sin embargo, para los propósitos de Ferb, un martes por la noche era perfecto. Sería fácil encontrar a Stine bebiendo en el bar y a Profeta fumando en un rincón oscuro.

Después de tocar en la fiesta con Phineas las cosas fueron diferentes. Antes no tener dinero no era un gran problema. Le gustaba trabajar en su coche, pero podría encontrar otras cosas que hacer. Ahora quería tener piezas para seguir trabajando con Phineas. Y aunque sus planes podrían ser muchos, no quiso hacer ninguno.

Quería seguir trabajando, quería seguir teniendo la fluidez que tenían cuando trabajaban juntos en algo.

Ferb sabía que las cosas estaban cambiando, pero por ahora no sentía la necesidad de alejar a Phineas. Si pudieran mantener las cosas como estaban, estaría contento.

Entonces, para seguir manteniendo ese orden, iba hacer una audición para ser el cantante principal de la banda y luego comienza a cobrar otra vez.

Cuando Ferb entró a la taberna con el estuche de la guitarra en la espalda, estaba tan muerto como había predicho que estaría. Había menos de veinte personas y todas sus voces fueron ahogadas por el sonido de la máquina de discos.

Ferb decidió que sería mejor ir directo hacia Stine. El hombre más bajo era probable que estuviera de mal humor, pero como estaba sentado junto a la barra, Sid podía ayudar a impulsar las cosas. El camarero había estado presionando cada vez más para ocupar el puesto de cantante principal.

Ferb tomó asiento junto a Stine en la barra y de inmediato lo miró furioso.

—¿No tienes escuela por la mañana? —gruñó mientras dejaba la cerveza de golpe.

—Si, me gustaría hacer esto rápido —respondió mientras Sid se acercaba para escuchar su conversación.

—Entonces escúpelo —dijo antes de golpear su vaso contra la barra—. Me vendría bien una recarga.

Sid puso los ojos en blanco antes de ir a buscar una botella de licor del estante. Mientras estaba de espaldas, Ferb hizo su anuncio.

—Quiero asumir el cargo de cantante principal.

Stine soltó una carcajada cuando Sid se reunió con ellos y se apoyó contra la barra.

—¿Y ahora que, Fletch? —preguntó Sid, ignorando la reacción de Stine.

—Puedo audicionar ahora —dijo Ferb a ambos hombres, quitándose el estuche de la espalda y sentándose a su lado.

—¿De qué carajos estás hablando? ¿De repente cantas ahora? —gruño Stine.

Cuando Ferb se encogió de hombros, Stine se levantó de su asiento solo para inclinarse hacia la cara del peliverde y comenzar a gritar.

—Sabes que si puedes cantar, te voy a patear el trasero, ¿entiendes? ¿por que carajo no dijiste algo antes? ¿Sabes que algunos de nosotros necesitamos el dinero? No todos vivimos en casa con mamá y papá haciendo lo que carajo queramos... —Stine solo se quedó en silencio cuando la mano de Profeta agarró su hombro.

—No nos quedaremos sin guitarrista y cantante —aconsejo antes de centrar su atención en Sid, que parecía estar esperando una respuesta de él.

—El escenario está abierto —dijo Sid señalando hacia el área donde siempre tocaba la banda.

Al instante la ira de Stine se transfirió a Sid.

—¿Hablas enserio? —siseo a través de la barra.

El ceño habitual de Sid se hizo más profundo mientras miraba a Stine— Sigue gritando y te cortaré el paso.

Ferb pensó que Stine podría haber seguido adelante, pero Sid de inmediato sacó una botella de licor del estante y se la entregó, cambiándola por su silencio. Stine se burló, pero se apresuró a tomar un trago que estaba llena hasta un cuarto.

—Veamos, Fletcher — dijo Profeta mientras tomaba asiento junto a la barra y sacaba un cigarrillo de su bolsillo.

Ferb tomó su estuche de guitarra y subió al escenario para montarla. A los pocos minutos sacó su guitarra y la conectó a un amplificador que estaba por ahí. Cuando Ferb estuvo listo, se volvió hacia la pequeña multitud. Algunas personas lo miraban, pero él les prestó poca atención. En lugar de eso, su atención se centró en la máquina de discos que todavía produce Carry on Wayward Son.

Como si hubiera percibido sus pensamientos, Profeta se acercó y desconecto el enchufe.

Al principio, algunas personas parecían molestas, pero al verlo, Ferb tocó una cuerda y llamó su atención.

—Lo lamento por Kansas —dijo Ferb mientras dirige su mirada al bar.

Considero darle a la multitud alguna otra explicación por la interrupción, pero en lugar de eso, paso directo a la canción.

Yeah, yeah, yeah, yeah, alright

(Sí, sí, sí, sí, está bien)

A long time ago in a galaxy far away

(Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejos)

Stood a base to come home, yeah

(Tenía una base para volver a casa, sí)

I'm in the floor and I got all the flavors you tasted

(Estoy en el piso y obtuve todos los sabores que probó)

With sweat dripping down your little back

(Con sudor goteando por tu espalda)

Mientras Ferb cantaba, miró alrededor de la habitación, observando las reacciones. No le sorprendió ver que eran positivos.

Ferb sabía que podría asumir el papel de cantante principal, pero no había querido hacerlo. No quiso hacer otra cosas, no había querido extender su voz más de lo necesario. Pero aquí estaba haciéndolo y teniendo éxito, su motivación colándose en sus pensamientos cada dos líneas de la canción.

Parecía que le tomaría un tiempo cantar sin pensar en Phineas.

Pero pronto Ferb encontró los ojos de un hombre entre la multitud y los mantuvo, cantando mientras la letra de la canción se volvía más provocativa. El hombre parecía feliz de mantener la mirada.

Cuando la canción llegó a su fin, Ferb solo les dedicó una mirada a sus compañeros de banda. Sabía por el ceño fruncido de Stine y el asentamiento de Profeta que había visto lo que necesitaban ver.

Entonces Ferb se acercó al hombre al que le había estado cantando— ¿Quieres ir a algún lado?

El hombre le sonrió— ¿Alguna vez has follado en el puesto de discapacitados?

Ferb lo había hecho, pero no estaba en contra de repetirlo.

—Lidera el camino.


—NOTAS DE LA TRADUCTORA—

La cosa se vuelve mucho más picante mientras más actualizo, ¿Ferb se dará cuenta que ya anda cacheteando bien fuerte la banqueta por Phineas? Porque el hecho de que este cantando solo por Phineas, no me da indicativo de que sea otra cosa además de eso 7u7

Bueno, lo averiguaremos (inserte meme de Sam)

Aunque bueno, se cago el momento con lo ultimo, pero bueno no me puedo poner exigente cuando apenas está aceptando al menos tener cerca a Phineas :/

Y sobre Buford y Baljeet, también se está poniendo bueno el asunto, veamos que pasa.

Sin más que decir, besos y abrazos.

¡LolitaMick14 fuera, paz!

Canción:

—Spaceship by Puddle Of Mudd