Rías Gremory no podía creer lo que sus ojos le indicaban, lo que sus sentidos gritaron con angustia. Miedo, una intenso aroma a miedo que recorría una tragica escena digna de una obra trascendental que traspasa fronteras.

En la gran calle, rodeadas de hermosas casas, digna zona de gente de buena calidad económica. Pero, más allá de eso. Había algo que se apoderó de la atención de ella, y de su amiga; Sona.

"Dime, Rías...". Su mejor amiga hablo. Contenía una fuerza de voluntad absoluta, pero aún así, su voz quebrada se podía entender. "Que haremos ahora?". Ella culminó con una frase detonante.

Había 3 cuerpos, los tres fueron atados de pies y manos, colgados hasta el medio del poste de luz. Estaban desnudos, 2 de ellos podían identificar que estaban muertos, ya que dos grandes agujeros se abrieron en su pecho. Pero a un así, uno de ellos, que tenía su pecho tan limpiamente abierto que notaron su falta de corazón.

Uno de ellos estaba vivo. Ya que constantemente largaba bocanada de aires, pero no parpadeaba, no se movía, siquiera un intento de fuerza que salían de su cuerpo. Además, el líquido rojo de la sangre se derramaba de su espalda cada tanto.

Pero más allá de eso, no había signos de batalla alguna, ni nada que sospecharian de eso. O simplemente fueron masacrados sin resistencia , o todo fue limpiado sabiendo que pronto llegarían. No importa cuál era la razón, las dos fueron aterradoras.

Se escucharon fuertes arcadas a su espaldas, fuertes gruñidos desagrables de vómitos salieron de varias figuras, que miraron con horror la situación. Incluso, la figura femenina que yacia en el pavimento.

La nobleza de Rías, la nobleza de Sona. Y unos nuevos Saji Genshirou e Issei Hyoudou se apartaron a un costado, largaron grandes cantidades de desechos de su boca, con intensos ataques de pánicos e intentos de hablar.

A su lado, sus compañeras de nobleza, haciendo un esfuerzo doble. Aguantar su dolor, intentar consolar a los nuevos.

Ninguna de las dos partes pudieron ignorar lo que su cuerpo pedía, su comida fue desechada ante tal escena. Era normal, eran sólo niños que nunca había visto cadáveres de esa forma.

"Akeno.." hablo Rías. La mencionada soltó un disgusto, movió su boca con asco. "Trasporta a la chica. Ella es la única que nos importa". Terminó. Estaba sería, realmente la situación más sería que había vivido en toda su vida.

Nadie cuestionó esto, tenían mucho tiempo para sacar hipótesis de la humana. Además, incluso la piedad estaba en juego.

Mientras tanto, Sona se acercó lento al cadáver vivo. Con cierto recelo mantuvo su distancia ante el cuerpo atado. Pronto, después de unos segundos que se hicieron eternos. Se decidió que era hora de cortar sus ataduras.

Lento pero seguro, sus femeninas manos se envolvieron en sus ataduras, que más de cerca pudo que no eran más que pedazos de cables arrancados. Además que estaban fuertemente atados, incluso dañando la piel.

Al terminar la primera parte. Dudo un momento, tal vez no debería soltar a este individuo tan fácil. Pero sacudió la cabeza, incluso con las peores personas se tendría que tener piedad.

Activo sus alas de murciélagos, volo y pronto todo estaba hecho. El cuerpo se soltó por su falta de equilibrio, el gran sonido del cuerpo azotandose contra el piso llamo la atención de todos.

El cuerpo que ahora les daba la espalda nisiquiera soltó un grito de dolor, no hizo un intento de aliviar la caída. Sólo quedó ahí inmóvil, sin dejar que sus ojos expresaran alguna emoción.

La mayoría hizo un gran esfuerzo, se acercaron temblando, agarrando su boca para evitar que más desecho le salga de ahí. Todos se reunieron alrededor del individuo y lo que vieron les helo la sangre completamente.

"Sus alas han sido arrancadas...". Hubo un susurro al unísono. Como si un cuento mitológico, las alas del ángel caído se habían despegado de su ser, lo que único que se podía ver era un gran pedazo de espalda sin piel ninguna. Con gusanos que se amotinaban comiendo su carne incluso más allá que eso.

"Un mensaje". Afirmó Sona. Ya superado su sorpresa. Mordio su labio con fiereza, esto era algo demasiado serio. "Alguien quiere mandar un mensaje con esto".

Ella era inteligente, desde muy fue educada para que supiera el valor del conocimiento, y además entendía lo necesario que era un mensaje en este mundo lleno de seres tan poderosos caminando por ahí.

Se subió sus lentes con lentitud. "Probablemente dirigido a todos los seres sobrenaturales de hecho. Como marcando que les hará si se meten con el". Miro otra vez el cadáver, giro sus ojos, los dos cuerpos entraron en su órbita.

"Mi padre me contó historias de guerra. Como usaban este tipo de mensajes. Servian como un gran cebo, una provocación. Es una declaración de intenciónes, de manera muy violenta. La persona detrás de esto, es peligrosa". Culminó

Hubo respiraciones fuertes, grandes jadeos que anunciaron ideas sin decir por tal declaración. Sona Sitri nunca se equivocaba, sabía analizar siempre la situación. Si ella decía esto, es por que era algo más allá de su nivel.

"Necesitamos a los Satans...". Rías afirmó seriamente. Algo más allá de su nivel, que terminó con 3 angeles caídos de alto nivel muertos, decenas de humanos siendo masacrados, y una declaración de intenciónes en su territorio.

"Presidenta, que haremos con la niña?". Kiba Yuto pregunto con empatía. Su boca soltaba respiraciónes entre cortada indicando que no la pasaba bien en este momento.

Rias pensó por un momento pero la idea estaba clara. Un entierro dignó, todos ellos ya se imaginaron la situación cuando vieron una chica desnuda muerta en medio de 3 cuerpos. Pero nadie mencionó la realidad para no oscurecer aun más la situación.

"Un entierro dignó".

...

24 horas antes

Lunes. Issei Hyoudou sabía el día que era inconscientemente. Una especie de naturalización de los días, sus horarios, sus pequeños detalles que no se escaparon esta vez.

Abriendo lentamente sus ojos. Los sonidos se fueron destapando uno a uno para el, los pájaros, las personas caminando cerca de su ventana, autos pasando y demás. Esto era rutinario, el con los sonidos que lo acompañaron toda sus mañanas desde que empezó su viaje escolar.

Todo había sido tan normal. Su vida que pasó como un sueño, una fantasía de imágenes aleatorias que nunca pasaron. Sólo fue un mal recuerdo, o una premonición de lo que pasaria.

El nunca murió. Ni de una forma tan cruel, pero aún así se sintió tan real. Levanto su brazo hasta su pecho, y se agradeció que ahí no hubiera un agujero hecho por una lanza de luz.

"No fue real...". Murmuró entre dientes. "Yuma..". Sacudió la cabeza varias veces en negación. Golpeo su muslo varias veces, para darse fuerza e olvidar esas imágenes.

Pronto el joven Issei se encontró cambiado, con su ropa escolar. La voz de su madre que lo llamo varias veces para desayunar. Para asegurarse que no hubiera un algo en el pecho tuvo que revisarse varias veces con duda.

"Ja ja ja..". Puso una sonrisa socarróna. Como burlándose de la idea. "Como si las lanzas de luz y las chicas con alas existieran". Negó con fiereza.

Bajo por las escaleras suavemente. Fue extraño, una sensación de fuerza se había apoderado de su cuerpo. Incluso al mirarse, pensó que nunca había sido tan alto, ni que tuviera tan buen físico.

Ignoro la situación realmente. Su mente ya funcionaba y sólo pensó que era un autoengaño. Eran bastante normales esas historias.

Al llegar a su cocina; se encontró a su padre en la mesa tomando un café, una especie de Croissant se encontraba a medio a comer por su progenitor. Su madre alegremente cocinaba al ritmo de una música imaginaria, se escucho el ruido de un huevo cocinandose lentamente.

"Oh". Su padre, levantó la cabeza y le hecho una mirada. "Buenos Días, Isse". Hablo seriamente. Lo vio levantar una ceja como sorprendido.

"Buenos días, Otou-san". Hablo. Camino hacia una silla, se sentó lentamente en la mesa redonda. Espero paciente mirando el plato vacío que estaba en su frente.

"Buenos días , Ise". Su madre terminó de hacer sus cosas. Se dio vuelta, le echo una mirada sorprendida. "Oh, estas más alto o sólo soy yo?". Mencionó poniendo en el plato unos huevos cocidos.

Tuvo que rascarse la nunca con timidez. "Buenos días, Oka-san".

...

El desayuno transcurrió sin problema. Las algarabia se notó en la voz de la familia, fue agradable. Issei sentía que todo estaba tan bien, que nunca se sintió tan capaz de lograr algo como ahora.

Pero aún así...

Había algo, que no podía explicar. Una sombra que cubría esa sensación de bienestar. Le estaba gritando en su oido que escape del placebo de la comodidad.

La escuela fue rara. Podía escuchar voces susurrando cosas inauditas, ver a sus compañeros incluso más allá del pasillo. Sentía ojos mirando su espalda, incluso cuando caminaba sentía que podía superar eso.

La escuela se había vuelto incluso más fácil, diría?.

Hubo algo raro al mirar al joven alto serbio que cruzó en la entrada. Una picazon en su nunca, como una mordida.

...

El primer timbre, para almorzar sono. Una visita inesperada piso el salón de 1 E.

"Hyoudou Issei, se encuentra en este salón?". Una voz suave, acompañada de una amabilidad extrema sono en el aula.

Hubo algunos susurros, hablando del dueño de la voz. Kiba Yuuto, el rubio miembro del club de lo oculto. Que asistia al 2C, fue víctimas de miradas enamoradas.

Pronto un joven castaño, sorprendido por la inesperada búsqueda. Se paró de pupitre, y se señaló. "Yo soy Issei Hyoudou..".

El rubio asintió con una sonrisa. "Espero que no te moleste, Issei-san. Me gustaría hablar contigo". Terminó con un asentimiento con media sonrisa.

El joven castaño ladeo su cabeza confundido. Por que quería hablar con el, no lo conocía prácticamente nada. Aunque lo había odiado por ser tan hermoso. No pasó de miradas discretas.

Que perdía entonces.

"Claro". Asintió. "Guía el camino, Yuuto-san". Hablo con calma y amabilidad. El fue amable en su primera interacción, así que no era descortes.

La caminata hacia el destino desconocido, donde surgiria la charla, según Kiba. Fue rápida, además que el silencio fue un acompañante clave. Sólo el paso de las pisadas, las palabras de los demás estudiantes que chismoseaban entre ellos.

Poco a poco el silencio se adueño del ambiente. Cuando ya no quedaba ni vista de los estudiantes antes mencionados. Ninguno de los dos quiso mirar hacia atrás, sólo caminaron hasta llegar el destino.

Fue chocante encontrarse con el edificio del club del ocultismo. Había fantasiado con la idea de estar aquí alguna vez, pero ahora no parecía tan impresionante.

"Aquí es". Hablo el rubio. "Aquí adentro se llevará a cabo nuestra charla, Issei-san". El joven entró por la puerta de madera, la dejó entreabierta invitando a su acompañante a entrar.

Fue fácilmente una de las sorpresas más grandes de su vida, al entrar al club. Se encontró con un sueño húmedo de toda su vida, y una sorpresa a la vez.

Ahí estaba la reina carmesí de grandes pechos, la Yamato Nadeshiko de pelo negro que sostenía una bandeja con dos tazas con contenido en ella. Ellas eran unas bellezas de otro nivel, grandes pechos, cinturas estrechas y grandes muslo con un gran trasero.

Mientras que Akeno se paró franqueando su costado derecho con la bandeja. Con su uniforme escolar que resaltaba aún más su figura.

Rias, que se sentó en una comoda silla. Encima una pierna por encima de la otra, presentaba una belleza sería, de carácter rudo diría.

"Bievenidos, Issei Hyoudou-san". Hablo en forma lenta, Rías. Tenía un aire de seriedad sensual que se desbordaba por su voz. "Es un placer tener un nuevo visitante al club" terminó de rematar.

Hubo asentimientos de Akeno, que contenía una sonrisa suave pero pícara. Más bien, sería una especie de rostro de una muñeca inocente.

Hubo un silencio incómodo. Issei tuvo que pasar por un pequeño shock. Todavía no pudo recuperarse del sueño aquel, y ahora tenía a las dos mujeres más hermosas que había visto hablándole como si nada.

"Eeee..." el castaño se rasco su mejilla con lentitud. "No se que decir...". Murmuró con un leve sonrojo.

"Fufufu, bastante tímido...". La Yamato Nadeshiko acoto con una sonrisa sensual. Rías, soltó un suspiro suave, tenía que esperar esta situación.

"No digas mucho, Hyoudou-san. Déjanos hablar a nosotros". La reina carmesí se mostró sería. Ella levantó su brazo derecho y señaló. "Si quieres, puedes sentarte". Ella señaló un sofá largo que se veía bastante cómodo.

Hubo un asentimiento rápido. Entendiendo la situación, Issei camino con rapidez y apoyo su cuerpo de forma suave. El gran sofá pronto se adaptó a su cuerpo.

"Bien, Hyoudou-san. Intentaré ser lo más directo posible. Es lo mejor que se puede hacer en esta situación".

"Nosotros somos...".

'Que?'. Tuvo que soltar una risa nerviosa. 'Demonios?. Ángeles caídos?. Dioses?...'. Se acomodo el pelo varias veces. 'Esto es un sueño después de todo. No hay forma después de todo'. Asintió varias veces.

"No es un sueño, Hyoudou-san".

'Claro, claro. He leido esto en algún novela..'

"Todo lo que has vivido es cierto. Despierta, acepta tu realidad, muestra tu poder".

Sus ojos parpadearon varias veces mirando a la dueña de la voz. La diosa carmesí se encontraba terrorificamente sería. Incluso la coqueta de pelo negro no mostró muecas de diversión.

"Esto...". Susurro. Hubo cabezas moviéndose en unisono. "Yo soy un demonio?". Se señaló con confusión.

"Si". Fue la respuesta que recibió. De pronto el sofá se volvió extremadamente hostil, como si hormigas lo pícaran, obligando a levantarse violentamente.

"Mientes. Nada de esto es real, lo de la mujer con alas no es real. Ustedes no son reales!!!". Grito. Su brazo apunto violentamente contra la de pelo carmesí, su rostro se transformó en una horrible expresión de enojo. "Pronto despertare y todos ustedes desapareceran!".

Hubo un suspiro cansado. "La negación es normal, la mayoría pasa demasiado tiempo en este estado hasta entender cuál es la situación. La segunda fase es la dolorosa realización de la realidad. Y la tercera es la transformación a la realidad vivida". Hablo suavemente Rías. Negando con un rostro de empatía total. La mayoría de los rencarnados humanos reaccionaron así ante todo.

"Muestrales, Akeno". Hablo. Pronto la mencionada con una asentimiento, hizo un pequeño esfuerzo. Grandes alas de murciélago se desplegaron desde su cervical. Eran tan antinaturales, como implantadas de forma artificial. "Ves, Hyoudou-san. Somos reales, todo esto es real".

Hubo un sonido desagradable de trago de saliva, un pequeño silencio de respiración con boca abierta. Pequeños espamos de sonidos guturales salieron de la boca del joven.

"Entonces...". Sus manos agarraron sus rostro de forma violenta. "Eso fue real...?". Sus dedos se pegaron en su piel, hizo fuerza de forma nerviosa. Sus uñas arañaron su cara, su boca se abrió varias veces para aceptar la realidad tan violenta.

"Aquí viene la segunda fase..". Una voz en el fondo hablo. Suavemente, fría e femenina. Nadie le presto atención, sólo asintieron dolorosamente.

"Toma tu tiempo, esto suele ser doloroso. Haremos lo que podamos para ayudarte. No queremos gente con complejos en esta nobleza".

...

La aceptación fue dolorosa. Extremadamente dolorosa podría describirlo. Como si tu cerebro fuera devorado por una bestia que te obligaba a ver siempre tu trauma miles de veces, y saber que había incluso más como esos caminando en el mundo, lo hacia ver peor.

Pensar que pasaria con tus padres, con la gente de este mundo. Saber que sólo eras un peón al ritmo de un ser que podía aniquilarte pero por diversión te mantenía vivo. Su mente fue devorada constantemente por esta bestia.

Pronto el dolor pasó de desesperanza a tristeza, de la tristeza a la rabia, de la rabia al vómito. Así constantemente hasta que su mente se cansara de torturar la imaginación con ideas tan oscuras que te hacían temblar las rodillas.

Todo era efímero. Ya que al cabo de varias horas, todo fue realización. Todo esto existía, vivía ahora contigo. Sólo te quedaba seguir caminando con esa sombra en tu espalda.

Después vino la sorpresa absoluta. Según le habían indicado. Logró activar su Sacred Gear, el regalo de Dios a la humanidad. Que para conmoción de todos los presentes resultó un Longinus.

Boosted Gear, el alma del dragón rojo de Gales, Draig. Según entendió, está cosa lograba intensificar el poder del inviduo cada 10 segundos. Con una increíble capacidad de evolucionar se encontraba entre la élite de las armas.

Además que competía una eterna lucha con el dragón Blanco de Inglaterra, Albión.

El día terminó con probablemente la situación más desagrable que había vivido en su vida. La primera vez que conoció la muerte de otras personas, encima llendo más allá de eso.

Por que, toda su vida había cambiado en tan sólo 24 horas?. Pensó que una nueva oportunidad le había sido otorgada, un nuevo mundo que iba más allá de lo que sus malos pensamientos le indicaban.

Esa imagen se grabó en su mente, este mundo, se había trasformado en un campo de batalla. Un lugar lleno de terror, de daño colaterales como indicaba la mujer que fue encontrada.

"Ella sólo fue daño colateral...". Había dicho la chica de lentes, la presidenta. Tan frío, tan seco, hablando de una vida humana.

En tan sólo un día entendió cuál era su nueva vida. Hyoudou Issei entendió donde se encontraba parado.

Estaba en la selva, llena de depredadores. Sólo el más fuerte sobrevivirá.

...

"Dispara maldita sea!!!". Hubo insultos, gritos, pequeños sonidos de los casquillos rebotando contra el suelo por todas partes. "MIERDA!".

El crujido de dientes siendo apretaron, dedos enganchados al cargador del Kalashnikov, los dedos que temblaron entre pasos de gente corriendo por su vida.

En un gran edificio, que alguna vez había sido una escuela que educaba, que tenían valores inquebrantables. Un gran grupo de soldados se agrupó entre paredes y aulas. Con sus armas de la guerra fría disparando a cualquier parte que fuera visible.

Era un guerra, normal que estas situación ocurrieran. Campos de batallas improvisados, hundiéndose en el abismo de la supervivencia. Escabullirse entre aulas, comedores, patios o demás que esto podría ofrecer.

Uno de los tantos soldados de origen musulmán, tuvo un ataque de pánico absoluto. Había comenzado a gritar que el fin se acercaba, una locura habían pensado en aquel momento.

Su profecía se cumplió.

El fin se acercó, vieron que tenía forma humana. Pero detrás de esta sombra queriendo parecer humanoide, había un Dios que desató su castigo ante ellos.

La mayoría solamente corrió cuando la muerte estuvo cerca. Los pocos que quedaron, fueron advertencias entre aterradores sonidos de carne despedazandose. Sólo su imaginación hizo el trabajo restante para entender la situación.

Así que muchos cayeron antes que llegar a este lugar. Atrincherados, con el plan de ráfagas constantes, se dividieron enfocándo en todos los francos posibles. Llevarlo hasta una zona liberada, atacar esperando lo mejor.

La mayoría coincido que era un buen plan. Por mucho que fuera bueno, en el cuerpo a cuerpo. Desarmando a soldados regulares con facilidad. Incluso mostrando fuerza absoluta de arrancar carne sin transpirar.

No era un Dios. Eso se trataron de convencer colectivamente. No era la muerte que venia por ellos, más bien era un joven con buena capacidad. Pero que no podía esquivar balas.

Que error garrafal. Fue una masacre. Cuando las balas fueron disparadas de todos los francos, el joven que vislumbraba una capa de sangre que bajaba de su rostro hasta sus manos. Solamente se movió incluso más rápido que las balas, desapareciendo de la mirada de sus enemigos.

El primero fue el franco izquierdo; donde una vez rota la primera defensa que consintió en granadas siendo explotadas. Sus manos arrancaron cabezas, cuerpos enteros partidos a la mitad, golpes que hacían desaparecer partes conectadas de forma tan sencilla.

Los gritos de terror fueron altos, bastante claros de hecho. La palabra monstruo que se repitió en aquella aula, que más temprano que tarde se transformó en una escena visceral, donde los cuerpos fueron esparcidos de forma aleatorias.

El fuego no cesó. De grandes armas inclusive, pero nada detenía al devorador, que superaba cada bala o la recibía de frente sin daño alguno.

El franco derecho fue el siguiente. Donde un arma de calibre 50, una metralleta fue usada de juguete por la bestia. Esta vez, se dedicó a matar más rápido, como si la anterior vez fuera una prueba de sus capacidades.

Ellos eran el último franco. También había una razón para dividirlos, por que si lograba demostrar que estaba más allá. Lo único que quedaba era escapar, y coincidieron quienes eran los necesarios.

Así que era retirarse de inmediato. Mientras algunos cubrían la retaguardia, la mayor parte de la fuerza se alejó a pasó rápido.

Estos se convirtieron en carne podrida que pintaron las paredes cercanas.

Hubo cierto alivio cuando lograron alejarse de la escuela. Por alguna razón, el monstruo decidió no seguirlo. La esperanza pálpito en su corazón.

Pero el los siguió hasta encontrar uno de sus campamentos. Escondido entre las sombras, ocultando su presencia. Masacro a todo el cuartel de un sólo ataque. Siquiera fue de noche, no fue sigiloso, ni misericordioso. Fue brutalmente de frente, y dejo un rastro de sangre en todo su camino de vuelta.

...

Fue dolorosamente silencioso. Sin sentido alguno de hecho, pensando que tal vez el latido de su corazón sólo fue una ilusión, de que latiera o que tuviera corazón alguno.

"Hoy, despedimos a Yuka Mazamune. Que fue llevada por Dios al paraíso, ya que era demasiado para este mundo..". El pastor hablo. Sosteniendo una Biblia con fuerza. "Ya que tu lo dijiste; Corintios...". Recitó un versículo con gran elocuencia.

Hubo sollozos tristes, llantos completos, silencios tortuosos y presencias falsas. Un funeral muy completo pensó con ironía.

Al parecer, Arkadiuzs había tomado demasiado tiempo para limpiar, que se olvidó a la niña en el suelo. Pero antes de que pudiera hacer algo, la presencia aterradora de demonios lo ahuyento.

Una historia inventada después. Donde la chica murió profundamente durmiendo por un ataque cardíaco de alguna enfermedad no descubrida. Sospecho que sus padres la olvidarían al cabo de un tiempo para ser felices. Pero igual manera conservarían una sensación de recuerdos.

Una muerte digna ciertamente.

El estaba lejos de la escena en general, donde en un comentario bastante privado. Un grupo de familias se reunían para la despedida final. El arrepentimiento después de la muerte era un gran castigo para los malos familiares.

El sacerdote continuo chillando sobre Dios que casi lo hace vomitar. Un Dios en esta tierra, no dejaría que sus hijos sufrieran. No dejaría que el mal se extienda por todo el mundo para después decir que fue libre albedrío.

No. Dios no se llevo a las malas personas al otro mundo.

Negando decepcionado. Arkadiuzs, enfocó su mirada en un grupo particular. Demonios puros e allegados identificó.

Probablemente dueños de la ciudad, de sus alrededores y demás. No sentía particular amenaza. Si no más bien, una hostilidad que llegó con el desconocimiento. Después de todo, incluso ellos se asemejaron al miedo humano de no saber algo.

"Esto se pone cada días más complicado. Considerando las nuevas presencias que se habían mudado recientemente". Mencionó al aire.

El podía sentir a todo el mundo en esta ciudad, todo lo que pasó y pasaba el lo sabía. Pero nunca había hecho algo, hasta el asesinato, posterior mensaje de los caídos.

"Las piezas han sido movidas". Levanto su cabeza, se enfocó en el cielo azul del mediodía.

Siempre sentía que había un tablero grande de ajedrez, el problema es que no sabía cuál era su pieza en este juego. Después todo, la mayoría es sólo una pieza que alguien más usa por una causa.

Todavía molestaba esa picazon en el corazón, que cosquilleaba con lentitud enfermiza.

Su mano viajó hasta su corazón. Donde latio lentamente, podía sentir las vibraciones de este. "Estoy cada vez más humano...?".

Un recuerdo viajó desde lo más profundo de su mente que lo hizo soltar una bocanada de aire.

übermensch.

...

Bien. Intento que la historia no sea sólo del protagonista aunque le daré más acción. Las piezas han sido movidas, algunos jugadores están en Kuoh listo para hacer un movimiento.

Estoy abierto a criticas