El constante sonar de las manecillas de ese reloj, viejo vestigio de la decoración original de la casa, me alerta que la noche sigue avanzando hacia el amanecer. Me revuelvo entre las mantas de mi cama, que para estas alturas ya deben estar en rozando el suelo de mi habitación. El débil sonido metálico del pestillo seguido del crujir de la madera me advierte de abrir los ojos, tan pronto como lo hago alcanzó a divisar una silueta ya familiar enfundada en un camisón de dormir. Sin pensarlo le hago un espacio en la cama y levantó las cobijas para que se escabulla. Se acurruca sobre su costado y comienza a temblar, no es por el frío. Las palabras no alcanzan a cubrir su dolor. Han sido solo tres semanas, evocar el recuerdo hace que mi pecho sienta una opresión que la búsqueda de aire no logra aliviar. Me acerco a su cuerpo y la abrazó por la espalda, recargo mi cara sobre uno de sus hombros y espero, espero a que sus lágrimas la dejen exhausta para alcanzar el anhelado descanso. Ese que escapa a nuestra rutina, una vez que dejamos el hospital las noches se han vuelto eternas, y los días agotadores. El sueño se escapa de nosotros. Depresión, menciono el médico que la asistió hace un par de días, no es necesaria la confirmación puedo sentirlo su cintura, se ha vuelto mas estrecha. Es comprensible, en ese estado es difícil comer, dormir, incluso el hablar se vuelve cansado. En estas noches me preguntó que pasaría si alguien irrumpe en mi habitación, lo sé estoy rompiendo un tabú. Aún cuando sea platónico, nadie debería sentir la piel de una Diosa, ni compartir su lecho con ella. Por otro lado, ¿quién podría adentrarse en la intimidad de mi habitación?. Tatsumi las escasas veces que regresa, llega exhausto de la fundación. Hyoga se marchó lo mas rápido que le fue posible a Siberia, Shiryu lo hizo hacia cinco picos e Ikki… Ikki, ¡ah!, mi hermano, como es usual nadie sabe donde está. La mañana después de eso, cuando uno a uno fueron abandonando la mansión, decidí tomarme un par de días para decidir cual sería mi inicio, en que punto podía retomar mi vida. El único hogar que he conocido desapareció, ahí solo hay arena y un sol abrazador. La amistad que cultive ahí… el mundo es demasiado grande para buscar a una persona que tal vez no quiera ser encontrada. Ese día entré en mi habitación y sencillamente me derrumbe como no había sucedido antes, ahí estaba una fotografía que no recordaba poseer, en ella Seiya sonriente forcejeaba conmigo para hacerme entrar en el cuadro de la cámara, recuerdo que Hyoga me había hecho resbalar hacia el lodo y me avergonzaba mi aspecto. Quizá fue que nuestra permanencia en Japón casi definitiva o que la vaga esperanza de recuperar la cercanía de nuestros hermanos mayores, lo que nos acercó. El día que el tiempo se detuvo, no logré sentir el dolor reflejado en su hermana o el de Saori, ni las lagrimas de Hyoga o la rabia de Shiryu. Incluso no fui capaz de expresar mi dolor cuando nos retiramos del cementerio, se ha vuelto tan frío como su hermano escuche a alguien decir a mis espaldas. No fue eso, me sentí abrumado, no podía creer que un par de días antes Seiya me había dedicado la mejor de sus sonrisas para después partir en busca de su hermana y en menos tiempo del deseado nos habíamos adentrado en las profundidades de los reinos de Hades. Nosotros dos fuimos compartiendo cada instante de la batalla. No nos separamos mucho tiempo, al menos es lo que yo mismo recuerdo. Estar bajo el hechizo de Hades, es verlo todo como un sueño de esos donde te esfuerzas por despertar y cuando por fin creer lograrlo, la parálisis te hace presa, no puedes más que sentir terror por lo que sientes, sin poder frenarlo.

Abrazado a la fotografía, completamente consternado, llore como no recuerdo haberlo hecho antes, entre las sombras. Ella me encontró y en un abrazo interminable logramos desahogar nuestro dolor o eso creí con el paso de los días comprobé que su estado empeoraba. ¿Cómo podría marcharme si nadie aquí entiende su sufrimiento?, incluyéndome. Eso que ella misma no se ha atrevido a confesar, no sé si por temor o al igual yo, sabe es un tabú. Después de todo Atena no puede tener preferencias nos debe amar a todos por igual, pero no fue así. Nuestra Diosa se enamoró, ¿acaso nadie se dio cuenta? o ¿es lo opuesto y por tanto no saben cómo frenar su dolor?. Ese, que todos guardamos en nuestro corazón, ver un compañero de armas, un hermano desvanecerse. Solo él se fue, su ropa, su armadura, todo sigue aquí esperando por su retorno, uno que nunca sucederá. Ahí viene de nuevo, otra sesión de duelo. Por primera vez me situó al frente, yo también necesito soltar aquello que atormenta mi corazón.

– Lo siento digo por fin –, ella me mira extrañada –. Me gustaría saber cómo consolarte, pero mucho me temo que esta pérdida te afecta más que a ninguno. Puedo ser tu refugio siempre, aquí estaré mientras me necesites. Mis labios estarán sellados, pero los tuyos no. Hazlo –. Nuestros rostros están tan cerca que siento su respiración en mí.

– Te amo –le dice a ese fantasma que ronda su corazón –. Perdóname –me dice ahora a mí. Después de que sus lágrimas mojaran mi hombro –. Yo no debería imponer esta carga en ti, yo…

– Shh –la silencio, mientras acarició su espalda con ternura –no te preocupes. ¿Cuántas veces haz reconfortado nuestros corazones, aclamado nuestro temores y sanado nuestro dolor?. Es la primera vez en que puedo regresartelo, hacer lo mismo. ¿No es lo que los amigos hacen? –, puedo sentir tu rostro relajarse y aferrarte a mí como si la vida se te fuera en ello –. Intentemos dormir –susurro en tu oído, me desprendo de ti y besó tu frente con cariño y respeto.

Soy un humano que ha roto todo tabú para con su Diosa, rompiendo toda distancia, todo protocolo. Uno que ha vislumbrado tus formas a través de tu ropa de cama, que ha tocado tu piel con inocencia y que ahora te ha profanado con sus labios. Pero nada de eso tiene importancia, te veo tan frágil, me inspiras ternura y un profundo amor. Ese que nada tiene que ver con lo carnal, quizás solo comparable al que profeso por mi hermano. En el pasado, era yo el que solía colarse en su cama, para sentir su cercanía, amor y calmar mis temores. Por eso puedo entenderte. Reposando al otro lado de la cama el cansancio comienza a hacer merma en mí, estoy por entregarme con un último pensamiento en mente, él estaría satisfecho de saber que no estarás sola atravesando este calvario. Que donde otros verían un pecado, soy capaz de ver el dolor de una mujer. Por algo los Dioses eligen mortales para seguir con vida, solo nosotros somos capaces de amar intensamente y de tantas formas que ellos jamás entenderán. Descansa mi Diosa, que al despertar tu carga aligeré, velaré por ti cada día por el resto de mi vida. Después de todo es deber de un Santo protegerte incluido el inconmensurable dolor de perder a tu amado, ese con el cual nunca pasaste ni una noche a su lado, separados por una arcaica prohibición. Una que jamás les dejó ser libres en un mundo que antepuso un tabú por encima de su amor.


Este one shot estuvo guardado por mucho tiempo, no recuerdo si iba a ser parte de Fugitivo o si dio origen a el. O quizás me inspire en el Pecado de una Diosa. Lo que sí es que Next Dimensión tuvo que ver en su desarrollo. Hay muchos fragmentos de fics o inspirados en fics que borro, por suerte este no fue así, espero lo hayan disfrutado.