Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

"Tú eres la sombra de mi luz ¿Nos sentiste?

otra estrella que se desvanece, temo que nuestro objetivo no esté al alcance de la vista, quiero vernos... Con vida.

¿Dónde estás ahora? ¿Todo fue una fantasía?

¿Dónde estás ahora? ¿Fuiste solo imaginaria?

¿Donde estás ahora? Atlántida... bajo el mar...

¿Donde estás ahora? Otro sueño... El monstruo corre libre dentro de mí, me desvanezco... Tan perdido... desvaneciéndome...— Faded, Alan walker.

Planeta Tierra.

Tenía algunos días que Gokú y el resto había regresado a la tierra. El trayecto a casa no había sido difícil, aunque el comunicarle a Trunks la decisión sí lo había sido.

Son Gokú era el ser más afable y benevolente del universo además de un magnífico guerrero, el hecho de que por el momento su desempeño no estuviera a la altura que debería tener, era porque aún su recuperación no estaba del todo completa, y aún así siempre estaba dispuesto a ayudar.

Y a pesar de su nobleza de espíritu, había sido tajante con respecto al trato de Trunks por parte de Sekket, si bien intentó mostrarse amable con el príncipe zerkiano, no aceptó los motivos que éste le dio para tomar como acertadas sus decisiones y tan pronto acordaron que cada uno volvería a su respectivo planeta le exigió que despertara al infante.

Hablar con Trunks había sido difícil, el pequeño crío era demasiado perspicaz para su edad.

—¿Donde está mamá?— Fue su primera pregunta tan pronto despertó.

— Hola Trunks, me alegra verte despierto... desayuna primero y hablaremos después— Amable comentó Son Gokú pero el infante le dio una mirada de escepticismo mientras alzaba la ceja muy al estilo de su padre, dejándole ver que no le creía y no comería nada sin saber antes, haciéndole sentir al buen saiyan que estaba frente al mismísimo Vegeta y no frente a un pequeño crío.

— ¿Dónde está mi mamá?— volvió a preguntar el pequeño pero en su tono de voz una exigencia innherente a su estatus de príncipe lo hizo sonar más agresivo, y aún siendo un cachorro su voz sonaba demandante.

A Goku le sorprendió que siendo tan joven esa vena de liderazgo ya empezará a formarse en él. Suspiró dándose cuenta que el pequeño presentaba más reto de lo que consideró en un principio y sintió tal vez solo un poco de simpatía por el otro príncipe.

«¡Vaya! No quiero pensar el infierno que le dio a Sekket...»

Eso no significaba que estuviera de acuerdo en poner en peligro el bienestar del niño, Trunks simplemente estaba preocupado y era natural que cuestionara.

— Te diré las cosas mientras comes, pero si dejas de hacerlo no seguiré hablando... ¿Tenemos un trato Trunks? —

La mirada amistosa, y sonrisa amable en la cara de Son Gokú hicieron al niño reconsiderar la situación y solo dio un asentimiento con su cabeza antes de comenzar a desayunar.

Piccoro, Gohan, Tights y Gokú habían discutido lo que le dirían una vez que éste despertara. Había quedado claro que el pequeño era demasiado inteligente y que no les creería si le decían de nuevo que nada pasaba.

Si continuaban diciendo que su mamá estaba bien entonces él demandaría que lo dejaran hablar con ella o con su papá. Acordaron decirle una verdad a medias.

En el momento de hablar con el infante solo Gokú y un silencioso Piccoro se hallaban presentes.

— Tu madre se fue de aquí dejándote con tu tía porque se enteró que Paragus iba a traicionar a tu padre e invadiría con un ejército Vegita, tu mamá intentó contactar a tu papá pero no lo logró, no había comunicación así que viajó a Vegita para decirles, Piccoro y yo fuimos también.

Trunks miró al otro saiyan mientras le contaba, para el no había motivo por el cual su mamá no confiara en que su papá podría vencer al tonto de Paragus.

—Papá es muy fuerte, el podría derrotarlos solo...—

Gokú sonrió al escuchar la arrogancia y seguridad en la pequeña voz infantil.

— Tu padre es muy fuerte Trunks, pero el no poderlo contactar hizo que tu mamá se pusiera nerviosa, cuando llegamos, Paragus junto con su ejército llegó también a invadir, eran demasiados, aprovechó el caos para provocar un gran incendio y llevarse a tu hermano Chard, y a su madre.

Tu mamá está ayudando a tu padre a localizar a tu hermano... pero no quieren que Paragus sepan dónde estás tú, por eso no se comunican contigo para que nadie rastree la llamada.

Trunks miró con los ojos muy abiertos a Son Gokú, completamente en shock por lo que le había dicho, y se afligió por su hermano.

— ¡Llévame con mi papá, debo ir a ayudarle, mi hermano está en problemas!— Exigió con ese porte y arrogancia inherente a su cargo de príncipe, a pesar de que el chiquillo no lo hacía a propósito, el poder corría por sus venas, el mismo poder y herencia que provenía de su padre y de los anteriores ancestros que habían sido reyes tiempo atrás.

Para Gokú fue emocionante ver esa veta bélica que corría en las venas del infante. Como todo saiyajin adoraba la batalla, así que sintió emoción y orgullo por que el niño desde esa edad ya mostrara ese deseo inherente a la raza saiyajin.

Se acordó de su propio hijo, Goten.

«Goten también quería acompañarme a pelear... la herencia saiyan en ellos es muy fuerte»

— Lo siento Trunks, la instrucción de tu padre fue clara. Necesitan que estés alejado, no podrá centrarse en la búsqueda de tu hermano si cree que estás en peligro.

Sonrió cuando vio el ceño fruncido del pequeño niño mientras indignado le contestaba — ¡No soy un estorbo! Yo puedo ayudar...

— Sé que quieres ir a ayudarlos pero no es posible Trunks, no podrías vencer a Gohan o a mi... Es una orden de tu padre..."

Después de aquel momento y a pesar de la renuencia del niño había aceptado que irían a la tierra, tan pronto llegaron habían ido a su casa en la montaña Paoz.

Tight Briefs no había querido que trunks fuera con sus abuelos aún... ella no tenía el corazón para decirle a sus padres lo que había pasado, iría por el radar del dragón para buscar las esferas y revivir a su hermana.

Milk miró a su esposo quien veía a lo lejos el entrenamiento que Piccoro estaba dando a Goten y a Trunks en esos momentos.

La pelinegra se acercó tímidamente a su esposo abrazándolo por la cintura mientras recargaba su cabeza sobre el pecho fornido de su marido.

— Aún no puedo creer lo que me has contado...— Comentó con tristeza en la voz.Necesitamos que Bulma sea revivida...

Goku asentía con la cabeza mientras correspondía el tierno abrazo de su esposa y le depositaba un suave beso sobre la coronilla de su mujer, y recordaba como había sido la llegada días atrás cuando habían aterrizado en la montaña Paoz.

Tan pronto aterrizaron cerca de su casa con tan magnífica nave espacial, vio a Milk y a su pequeño hijo Goten salir corriendo para cercarse a donde estaba la nave espacial.

Tan pronto abrieron la puerta de la nave y vieron su figura salir de la misma, ambos: Milk y Goten corrieron a verlo.

— ¡Goku!

— ¡Papá!

Se escuchó el coro de voces llamarlo mientras corrían a su encuentro y el sonreía mientras los saludaba amablemente.

Gohan salió obteniendo tan cálido recibimiento como su padre. Después de eso Piccoro salió para que finalmente aparecieran Tights y Trunks.

Lo que generó curiosidad en la pelinegra y su hijo.

— ¿Quiénes son ellos y donde estamos?— La infantil voz de Trunks con el dejo de exigente, casi demandante sorprendió a madre e hijo.

— Trunks quiero presentarte a Milk mi esposa, no la recuerdas pues eras muy pequeño cuando te fuiste y a mi hijo Son Goten—

Volteó a ver a su esposa e hijo mientras les decía — Él es Trunks, príncipe de los saiyajines, el hijo de Vegeta y Bulma, ¿Ha crecido mucho desde la última vez que lo viste, no crees Milk?—

El tono amable en la voz del saiyan hacía que las presentaciones fueran fáciles.

Su pequeño hijo con la curiosidad de ver a otro infante como él, se acercó a Trunks, quien de inmediato sintió confianza con Goten y le había contado quién era y la importante misión que sus papás estaban llevando acabo para rescatar a su hermano, así que Goten emocionado se puso junto con él a entrenar para que los dejaran ayudar.

Tener a otro niño de su edad en estos momentos había ayudado a ambos críos, y Piccoro que había sido quien había entrenado años atrás a Gohan, estaba ayudando nuevamente en esa tarea.

Gokú estaba tomando unos días de descanso mientras Tights llegaba con el radar del dragón pues tan pronto sucediera se irían a buscar las esferas del dragón.

La ironía no pasó inadvertida para él.

«¡buscando las esferas del dragón fue como Bulma entró a mi vida, la forma en que nos conocimos... ahora haré una vez más ese recorrido pero ahora con su hermana par traerla de regreso a casa... »

Tights le había dicho que tal vez demoraría unos días más pues como no les había dicho a sus padres el motivo real de su viaje no debía parecer sospechosa.

Goku esperaría mientras disfrutaba de esos días, antes de llamar al resto de los guerreros Z y los androides para explicarle la situación en la que se hallaban...

Planeta Vegita

Como cada vez que se iba a su entrenamiento se deslizaba muy temprano por los pasillos abandonando rápidamente y en forma sigilosa la base y como cada vez intentaba ignorar la nave en la que él y Bulma habían llegado hace tantos años a Vegita y de la que ella se apoderó haciéndola su hogar, pues orgullosa como era jamás aceptó la habitación que él construyó a al lado de la suya en la base obligándolo a unirse a ella en esa nave espacial.

Fracasó en su intento por no entrar ahí, necesitaba echar un vistazo al lugar, aspirar un poco de la esencia fantasmal que de ella ahí permanecía... las reminiscencias de lo que su mujer alguna vez fue...

Al abrir la puerta de la recámara todos sus sentidos se alertaron... En apariencia el lugar parecía igual pero no lo era.

Su corazón se aceleró, una mezcla de temor y rabia se apoderó de él. Alguien había violado su santuario, lo había mancillado, la esencia de su mujer estaba mezclada desvanecida por otra esencia femenina más reciente.

La puerta del baño dentro de la recámara se abrió de golpe, mostrando a la saiyan en un esplendoroso y sensual camisón de dormir, el camisón de su Bulma, el que había tenido la esencia de su ninfa con mayor fuerza, justo ese camisón había sido mancillado por el aroma de otra mujer.

Sintió como si le hubieran dado un fuerte puñetazo en la boca del estómago mientras un sentimiento de pérdida irrefrenable se instalaba en el hoyo que existía en su pecho en el lugar en el que alguna vez estuvo su corazón.

—Hasta que llegaste— Decía la fémina mientras se acercaba insinuante a la cama, en la que alguna vez su dulce princesa de ensueños había dormido.

Ella se acostó en el esta mostrándose muy sugerente en sus movimientos.

— Tenías razón alteza, me estaba comportando muy patética, y en recompensa por ayudarme te ayudaré a ti también... Príncipe Vegeta. Ya que has decidido que Trunks no volverá y Bulma ha muerto, necesitas un heredero, no quiero tomar el lugar de ella a tu lado, solo quiero que cumplas como el príncipe de nuestra raza, ya es hora de que continuemos, ya es hora de que dejes de ser patético y cumplas con tus deberes majestad...— Comentó la sensual mujer mientras lo veía con una mirada provocadora, retadora.

La sorpresa del shock dio paso a la furia, esa maldita mujer había eliminado con su asqueroso olor a hembra, el suave y delicioso aroma de su mujer, la esencia de la única que amaría y al que su corazón pertenecía aún si ella ya no se hallaba en este mundo.

Percatándose de esta forma que con ese hecho, la otra saiyan había borrado el único recuerdo tangible que aún tenía de su mujer.

La furia se tornó en miedo, en dolor, en caos, sintiendo así que el odio comenzaba a devorarlo por dentro...

Nappa y Tarble sabían que ese día Vegeta se desaparecería desde muy temprano del lugar y aún había cosas que necesitaban revisar con él, tuviera la intención de hablar o no.

Lo habían visto avanzar con la intención de marcharse para después verlo vacilar y entrar a la nave que había pertenecido a Bulma.

Se acercaron sigilosamente al lugar, habían decidido en forma tácita esperar afuera de la nave, para abordarlo una vez que saliera de ahí, pues por mucha necesidad que tuvieran por hablar, conocían también sus límites y debían permitirle a su príncipe mantener ese momento a solas con el recuerdo de quién había sido a ojos de todos la reina.

Es por eso que les sorprendió tanto cuando de pronto, en su medidor el ki de Vegeta tuvo un incremento increíble de energía y escucharon un rugido furioso mientras lo escuchaban gritar y maldecir a alguien.

Sin dudarlo entraron corriendo y la escena grotesca que hallaron les generó pánico.

Vegeta enfurecido sostenía del cuello a una Celery en una bata que dejaba ver su bien formado cuerpo apenas cubierto por una lencería demasiado pequeña casi inexistente.

— ¡Tsk! ¡Como te atreves a venir y mancillar las cosas de Bulma!— Furioso la aventó sin ninguna contemplación al suelo.

Su mente estaba hecha un caos, ya no sentía el aroma puro y límpido de su reina en esa habitación, ahora ese suave aroma se hallaba manchado, maculado con el olor de otra hembra. Lo que generó repulsión en él y una ganas de matar a Celery.

Sobre todo al percatarse que con la estupidez hecha por ella lo había hecho perder lo último que tenía de Bulma, toda ella ahora estaría perdida para él para siempre.

— ¡Tsk quien te crees, malditas seas! Nadie más que Bulma merece ser llamada reina, además ¡Ya tengo heredero!— Furioso gritó hacia la figura aún en el suelo de Celery que lo veía altiva, retadora.

— ¡Heredero que nos arrebataron y que no piensas ir a reclamar! ¡Has preferido continuar revolcándote en la miseria! ¡Trunks debería estar aquí con nosotros, donde pertenece! Pero dejaste que un maldito saiyajin de tercera clase como es ese tal Kakaroto te amenazara, dejaste que se llevara a TU HIJO, y que te dijera que si ibas por él ¡Te mataría!— Furiosa decía mientras se levantaba tambaleante del suelo.

— ¡Que clase de príncipe saiyajin permite que un maldito tercera clase le hable así! ¡Qué lo humille así!— más que colérica gritó.

La cordura de Vegeta lo había casi abandonado por completo, sintiendo que lo poco que le quedaba se deslizaba por su mente, dejándolo solo con su furia, con su dolor, con el vacío.

Sin pensarlo empezó a generar una bola de ki en su dedo que estaba por disparar contra la saiyan.

Tarble sin pensarlo se puso frente a Celery.

— ¡Basta Vegeta! ¡Celery no está en sus cabales, te ha provocado con el propósito de que pongas fin a su vida! Si la matas solo la premiarás— Intentó en tono desesperado explicar el menor de los príncipes.

— ¡Y estoy de acuerdo en acabar con su miseria!— Decía poniendo una sonrisa desquiciada en su rostro.

Nappa maldijo por lo bajo pero también se interpuso en su camino. — ¡Si no es por ella hazlo por Kyabe! Él ha creído en ti, nos ha seguido desde un comienzo y está luchando con nosotros, hazlo por la memoria de Basil que dio su vida como un honorable guerrero...—

Vegeta estaba furioso, las entrañas le hervían de ira, nada podría corregir el daño que acaba de inflingir Celery, por culpa de sus acciones había perdido lo último que le quedaba de "ella", su musa, su corazón, su sueño hecho mujer.

La única que ahora sabía merecía ser llamada reina... La única que demasiado tarde había aceptado así mismo que era dueña de ese título, ahora que el fuego, que la lluvia, que el tiempo se había llevado el ultimo girón de sus vestidos; Ahora que por culpa de Celery había perdido el último rastro de la esencia perfecta que "ella" poseía.

Ahora que el mismo Vegeta había olvidado quien en verdad él era, ahora que no era nada ni la sombra de lo que fue... Ahora que el último vestigio de su musa se desvanecía en el aire corrompido por la esencia de otra hembra que no era ella, a su mente vino la mirada, la sonrisa, incluso la voz en su mente de "ella" recordándole así en la forma más brutal que todo lo que en el pasado había logrado alcanzar, todo lo que había sido fue gracias a ella...

— ¡Quítense de mi camino o morirán junto con ella!— Gritó furioso mientras su ki empezaba a elevarse y todo empezaba a vibrar y caerse dentro de la pequeña habitación.

— Siempre estaremos a tu lado y seguiremos siendo fieles a tu Príncipe Vegeta pero no nos pidas que aceptemos que la mates, ¡Celery no está lúcida!

El enojo comenzaba a burbujear más y más dentro del príncipe saiyajin, la piel le picaba sentía que la transformación a súper saiyajin apenas estaba contenida dentro de su piel, quería dejar salir, permitir fluir su poder, permitir que el odio arrasara con todo y su poder devastara cuanto encontrara a su paso.

Sabiendo que el poco control que le quedaba estaba a nada de perderse completamente salió sin voltear a verlos, levantando vuelo tan pronto estuvo fuera de la nave.

Los otros saiyajin no había esperado ese giro en los acontecimientos recientes. El silencio se cernió sobre ellos mientras sentían cada celula de su piel exhalar alivio.

—Necesitaremos sacarla un tiempo de aquí, nada garantiza que no terminará matándola.— preocupado dijo Table.

Nappa asintió mientras Celery permanecía sentada mirando al vacío abstraída en sí misma, como si lo que hubiera sucedido no hubiera significado nada.

Nappa miró a la mujer, sabía que ella estaba inestable desde la muerte de Basil, suspiró sonoramente mientras maldecía por lo bajo.

— Tengo que ir a revisar una zona de asteroides, algunos de nuestros aliados reportaron actividad anómala en ese sector, me mantendrá ocupado varios días, la llevaré conmigo.—

Tarble asintió aceptando que era lo mejor — Daré aviso a Kyabe, márchate con ella de inmediato...—

Vegeta había volado a máxima velocidad tan pronto salió de la nave; voló sin rumbo, lejos de la base, sin un lugar fijo al cual ir, se sentía extremadamente enojado y en su mente la destrucción era lo único que tenía sentido.

Aceleró la velocidad de vuelo, el hormigueo por todo su cuerpo seguía, era demasiado intenso, y el sabía el motivo: Su cuerpo le exigía liberar su ki, permitirle al súper saiyajin emerger.

Cuando no pudo tolerarlo más expulsó todo su ki, la energía se sentía en forma palpable a su alrededor, generando incluso que el clima comenzara a cambiar, con un grito de guerra dejó salir la furia que lo embargaba:

—¡AHHHHH!

Pudo sentirlo emerger de él, toda esa energía, la expulsó en ráfagas de ki que estampó contra una serie de pequeñas montañas, desintegrando muchas de estas en el acto.

Pero no era suficiente, decidió comenzar a entrenar en forma más agresiva, lanzando hacia el cielo una cantidad enorme de energía y después voló rápidamente para interceptarla y tratar de contener, era un entrenamiento muy peligroso, esas cantidades de poder normalmente no eran seguros de manejar de esa manera; interceptó la bola de energía en el cielo lanzado más rayos de ki intentado ralentizar de esa manera la escalada al cielo del mismo, reenvíandolo de regreso al suelo.

Voló de inmediato fustigando a su cuerpo a ir más rápido, para poder interceptar el enorme poder antes de que impactara en la tierra, decidió detenerlo con sus propias manos, Vegeta no estaba pensando ciertamente en lo que estaba haciendo, había dejado que su instinto de batalla lo manejara, se sentía demasiado agresivo, y lo único que deseaba era llevar así cuerpo más allá de límite.

En cuanto llegó a tierra se lanzó en contra de la gran bola de energía que bajaba a una velocidad sorprendente y que amenazaba con impactar en el suelo, pulverizando todo lo que hubiera a su alrededor incluyendo al príncipe saiyajin.

Se lanzó desesperado contra la enorme masa de energía — ¡Te voy a destruir!— Gritó a la nada mientras intentaba detener el implacable avance de esa monstruosa energía, incrementó su ki al máximo.

Se dio cuenta que la cantidad de energía que había generado y que ahora se dirigía a impactarse al suelo de Vegita era peligrosa para el planeta entero, aceleró aún más el vuelo enfrentándose a mitad de camino a la monstruosa masa de ki, pero el poder era demasiado y comenzaba a dañarlo.

— Tsk— Siseaba enojado, mientras intentaba hallar una manera de poder desaparecerlo y que no llegase al suelo, aunque el retroceso en distancia contra el suelo que estaba viendo, le hacía entender que quién iba ganando esa batalla, era la bola incontrolable de ki.

El aire gélido comenzaba a arreciar, el mismo clima estaba cambiando volviéndose más y más hostil a medida de que ese cúmulo de poder se dirigía a impactarse contra contra Vegita.

«¡Maldición de seguir así terminará impactando en el suelo!»

Se dio cuenta que de quitarse de en medio la cantidad de ki que se impactaría podría dañar peligrosamente la superficie del planeta haciendo inestable el núcleo.

—No pienso también perder este planeta— se dijo en reproche a sí mismo...

No había forma de no recibir el impacto de energía, lanzó un contra ataque que le permitiera dividir a la mitad la gigante masa de energía, una parte podría desviarla al espacio exterior, la otra parte debería alcanzarla y detenerla con su propio cuerpo para evitar que el impacto cayera de lleno al suelo.

— ¡FINAL FLASH!— gritó logrando así su cometido, tan pronto vio que una parte de la energía dividída se dirigía al espacio profundo, siguió al resto de la energía que se dirigía ahora al suelo y con el resto de poder que tenía lo lanzó recibiendo él mismo el impacto, el cual fue tan fuerte que cimbró el suelo y formó un inmenso cráter...

Mientras intentaba detener la energía el dolor atravesó todo su cuerpo — AHHHHH

Un grito fuerte y lleno de dolor salió de él, quién a pesar de todo no cejó en el intento de detener la energía lo más posible para que el impacto aunque violento fuera menor.

Su cuerpo lo resintió, el dolor se metió en el como miles de dagas de hielo encajándose dentro, lo último que vio en su mente fue esa mirada azul mientras su suave voz como una reminiscencia de lo que ella fue lo llamaba, lo calmaba mientras caía en la más profunda inconsciencia.

¡Vegeta!

Intentó contestarle pero solo alcanzó a ver la océanica mirada antes de sentir que el dolor en su cuerpo se incrementaba hasta ser imposible de resistir, después no supo nada más... El príncipe saiyajin se desvaneció en la oscuridad...

"..Despertó sobresaltado, mirando a su alrededor, sintiéndose desorientado, la voz de la científica lo trajo a la realidad.

—¿A donde vamos Vegeta?— La diáfana mirada azul resplandecía mientras le daba una sonrisa franca. Ella estaba recostada a su lado mientras lo veía con una mirada curiosa y expectante.

— ¿Tuviste otra pesadilla de nuevo?— ella preguntó, sin haberle dado tiempo a contestar su primera pregunta.

El saiyan miró a su alrededor.

«¿Qué es este lugar? Parece que estamos en el interior de una nave...»

—¿Vegeta?— Escuchó que preguntaba la peliazul a su lado.

— ¿Mmm?— la murmuración fue toda contestación que recibió

— ¿Tuviste otra pesadilla no es así?— volvió a preguntar ella con franca curiosidad mientras le veía, se halla sentado sobre la cama mientras ella seguía a su lado acostada, mirándolo intensamente como si no supiera el porqué de su agitación.

— Tuve una pesadilla, soñé que...— Inhaló profundamente antes de girarse y encararla y enterrar su cabeza en el suave y seductor cuello que se le ofrecía.

Inhaló profundamente llenando sus fosas nasales del olor de la peliazul, fresco, dulce, una mezcla entre lavanda y lirios con un toque de sándalo que siempre lo hacía suspirar.

Se abrazó a ese frágil y delicado cuerpo y habló aún manteniendo la cabeza enterrada en la suave curvatura del cuello femenino.

— Soñé que te había perdido... que morías en una explosión y que Celery destruía con su asqueroso olor todo rastro de esencia tuyo, lo poco que me quedaba de ti...—

Sintió las suaves y delicadas manos pasar por su indómita cabellera, hacerle un suave masaje, dulces caricias que lo querían hacer casi ronronear de placer como un felino.

— ¡Ohhh mi pobre príncipe! Temo decirte que solo fue un sueño, jamás te desharás tan fácilmente de mí— La alegría se transmitía en el tono de voz de la peliazul, quien tarareaba una alegre canción mientras seguía dándole mimos.

— Quisiera que esta fuera la realidad y no la otra— Le dijo con pesar Vegeta mientras por fin se separaba del abrazo y la miraba de nuevo a la cara.

— Pero esta es la realidad, siempre lo ha sido...—Dijo con una suave sonrisa en la cara la peliazul, como si creyera que él hablaba disparates.

Él aprovechó para capturar sus dulces y rojos labios, la besó despacio, saboreando el momento y su esencia.

A pesar de saber que ella no era real, no tuvo el corazón para decírselo a la cara, después de todo ella siempre se esforzaba en hacerlo feliz en esos encuentros, el corazón se le estrujó pero decidió por esta vez callar.

— ¿A donde vamos Vegeta? Sigo sin saber a dónde nos dirigimos y estoy francamente curiosa por saberlo— Decía mientras se desperezaba, estirándose como si de una gatita ronroneante se tratara.

Feliz y enigmático la miró, sabía que no era más que un recuerdo del ayer, que ella realmente no estaba allí, aún así le contestó a ese recuerdo fantasma como si de la Bulma real se tratara.

— Nos dirigimos a aquel planeta en el que alguna vez fuimos felices, al lugar de la eterna Luna— Una sonrisa radiante se pintó en la cara de la fémina, al saber a dónde se dirigían.

Verla sonreír de esa manera era una delicia, se veía tan pura, tan radiante, tan llena de vida.

La diáfana mirada azul resplandecía mientras le regalaba esa sonrisa franca. Emocionada lo besó pasionalmente.

Y aún sabiendo que en realidad ella no estaba allí consintió seguirse mintiendo eso dolía menos que enfrentarse a la triste realidad sin ella, y aún sabiendo que no era cierto ese beso fantasmal se había sentido tan real, que por un momento creyó que en esa nave realmente ella iba a su lado… Que no la había perdido, que seguía con él y esa mujer que se le presentaba ahora era la verdadera Bulma y no una imagen deslucida, una sombra de su verdadera mujer, prefería cerrar los ojos para no aceptar que ahora solo vagaba con el recuerdo de la mujer que amó y lo amó... Que ahora solo vivía con las memorias de quién lo fue todo para él…

— ¿Llegaremos pronto?— Emocionada preguntó.

Él simplemente sonrió y asintió, su intención era llevarla a aquel sitio donde fueron inmensa e intensamente felices, revivir aquellas memorias, pero en el camino mientras pasaban a una velocidad impresionante por una serie de asteroides, se halló que cercano resplandecía el planeta Vegita, un planeta que dicho sea de paso debería ser fantasmal, no era el rojizo planeta al que habían bautizado de esa forma hacía pocos años, sino el verdadero.

Este que ahora se le presentaba, era su planeta original, en el que vivió cuando era niño, a pesar de que hacía tantos años que había desaparecido, jamás lo había podido olvidar, todavía podía verlo nítidamente en su mente cada vez que cerraba los ojos.

Miró el planeta Vegita de sus memorias resplandeciendo frente a él a una distancia relativamente corta. Algo en ese sitio lo llamaba, lo atraía.

Bulma pudo darse cuenta, percatarse de su indecisión, pero ella solo quería verlo feliz, —¿Conoces ese planeta príncipe?—

Lo miraba con curiosidad mientras él seguía perdido en la contemplación de su planeta natal, él asintió lentamente con la cabeza sin quitar la vista de esa visión.

— Ese es Vegita, mi planeta de origen—

Escuchó el jadeo de la humana a su lado, quien emocionada dijo. — Deberíamos ir a ese lugar, me encantaría conocerlo...—

Algo lo traía a ese sitio, pero se había prometido seguir avanzando hasta llegar a Psícora, el lugar de la eterna luna. Su corazón y su mente le exigían volver con ella a ese sitio, necesitaba hacerla reír, verla feliz.

— Será mejor que sigamos nuestro rumbo — Decía serio y decidió seguir adelante rumbo a Psícora a pesar de que él mismo sentía un tirón, algo llamándolo a ese viejo sitio de ensueños de su infancia.

— Vamos Vegeta, unos días de retraso no nos hará daño...— Insistía la ojiazul, mientras se colgaba de él, intentando convencerlo.

Con un suspiro aceptó el desvío, y su curso cambió hacia ese enigmático lugar.

Bulma irradiaba felicidad mientras veía con ojos emocionados todo.

— No es tan hermoso como la tierra pero era mi hogar...— Comentó casual Vegeta, ella volteó a verlo y sonrió. —Es tu hogar y ¡Es precioso!... ¡Me encanta!—

Fue todo lo que dijo para correr rumbo a la puerta de embarque y abrirla tan pronto aterrizaron.

Habían hecho el aterrizaje en uno de los jardines alejados del gran palacio saiyajin... No se escuchaba más que el inmenso silencio y el ulular del viento.

Sabía que no habría nadie más en ese sitio... El lugar estaba vacío, no necesita buscar en los alrededores para saberlo, por algún motivo su antiguo planeta se había mostrado majestuoso tal como era antes de haber desaparecido, pero de sobra sabía que no había nadie más vivo en ese sitio aparte de su mujer y él.

Y aún con el creciente silencio que reinaba en ese lugar, la atmósfera no era opresiva.

— ¡Este sitio es hermoso Vegeta!— Emocionada decía Bulma.

La última vez que él había visto Vegita fue en aquel funesto sueño que tuvo el último día en Psícora, antes de partir rumbo al nuevo planeta que habían elegido para vivir.

Aún recordaba que en esa pesadilla, había llegado al sitio, pero éste lucía diferente, devastado, se había visto deambular frente a las ruinas de lo que alguna vez fue el palacio imperial saiyajin, y fue allí que había visto en las ruinas de Vegita, como un alma en pena a su padre, hecho de huesos.

Un esqueleto espectral quién lo había estado esperando, reprochándole en forma silenciosa su deshonroso actuar al permitirse tener un hijo que no era de sangre pura saiyajin con aquella terrícola.

Y ahí estaba ahora de nueva cuenta frente al palacio de su infancia.

— Vamos te llevaré a recorrerlo— Decía mientras extendía su mano y ella con la confianza de siempre, sonreía y aceptaba tomar esa cálida mano que se le ofrecía.

Poco a poco fue contándole de aquel sitio, su pecho dolía, pues en el fondo quería tener la oportunidad de enseñarle el palacio de su infancia a la Bulma real.

Como si la musa de ensueños que tenía a su lado hubiera leído sus pensamientos volteó a verlo, deteniendo así el recorrido, habían llegado a la sala de los reyes, donde el trono del rey y la reina de Vegita se alzaban gloriosos.

— Soy real Vegeta, de verdad lo soy— decía mientras lo tomaba con ambas manos del varonil rostro.

— No dudes de mí...— decía mientras lentamente lo jalaba hacia un suave beso, al cual él no se negó.

Ruidos fuera de la gran habitación lo hicieron separarse de ella mientras fruncía el ceño.

Estaba completamente seguro de que se hallaban solos en ese planeta.

La tomó de la mano avanzando primeramente él rumbo a donde se escuchaban más y más sonidos, pronto se dio cuenta que eran voces pero aún eran lejanas y no alcanzaba a descifrar lo que decían.

Avanzó por los pasillos, ambos iban en silencio mientras escuchaba cada vez un poco más fuerte y con más claridad lo que se hablaba.

Llegaron a la zona del palacio donde conectaba con el exterior, ese sitio los llevaba de nueva cuenta a uno de los grandes jardines, tan pronto llegaron al lugar pudo ver quienes eran los que interrumpían su recorrido; se quedó frío, al ver a las personas que se hallaban frente a él: Su padre y él mismo, aunque en una versión más joven.

No daba crédito a lo que sus ojos ahí le mostraban.

— Vegeta quienes son ellos, ¿Los conoces? ¿Por qué se parecen tanto a ti?— La voz de una confundida Bulma llegó hasta él.

Tan pronto las palabras de la peliazul resonaron, los hombres que habían estado absortos en sus propia conversación y no habían prestado atención a su llegada, repararon por fin en su presencia.

Algo en la forma de mirar que ambos hombres poseían, puso a Vegeta en guardia, la peliazul iba a seguir avanzando acercándose a ellos despreocupada, desprevenida, cuando una mano del saiyan la retuvo en su lugar.

Acto seguido fue él quien avanzó interponiéndose entre ellos y la científica.

La situación no era normal, frente a él se hallaba su padre, el rey Vegeta III, en todo su esplendor.

Aún recordaba aquel sueño vívido que tuvo donde los huesos de su padre le hacían el mudo reproche por la vergonzosa forma de actuar al mantener con él a Bulma y a su vástago híbrido, por no destruirlos o al menos haberlos abandonado en la Tierra. Había sentido en la piel ese mudo reproche de su fantasmal padre aquella vez que sin haberle dicho una sola palabra le transmitió su desaprobación por no haber dejado atrás su vergonzoso pecado.

Ahora él sabía a ciencia cierta que no había nada de que avergonzarse, Trunks y su madre eran su orgullo, demasiado tarde lo había comprendido.

— Padre...— fue lo que dijo a modo de saludo.

El rey Vegeta lo miró con desdén — ¿A sí que aún te acuerdas que tienes padre? Por lo menos pudiste crear un nuevo imperio... — Dijo con sorna el rey.

El otro sujeto a su lado se mofó de lo dicho — No puedo creer la deshonra en la que me convertí—

Para Vegeta era claro que ese tipo era un clon de él, mucho más joven.

— ¿Quienes son ustedes? ¿Son familia de Vegeta? —Preguntó curiosa la peliazul saliendo del resguardo del peliflama y acercándose a los dos desconocidos, pero antes de que pudiera decir nada más fue el rey quien habló.

— ¿Acaso no le has enseñado a tu concubina modales hijo?— Dijo desdeñoso el rey.

Le dio una evaluadora mirada deteniéndose a drede sobre el núbil cuerpo de la terrícola.

—Las concubinas y mujeres de placer nunca deben hablar y siempre mantienen la cabeza gacha en frente de la realeza— comentó molesto el rey y acercándose amenazadoramente a donde la peliazul de hallaba.

Bulma no se amedrentó, lo miraba curiosa, su intención no era retarlo, simplemente no sabía quien era esa persona y parecía esperar a que Vegeta le confirmara que hacer.

Esa era la diferencia entre la Bulma onírica y la real, posiblemente la verdadera Bulma hubiera contestado a la defensiva, no aceptando que alguien la rebajara, como hizo cada vez que alguien trato de hacerla sentir inferior.

—¿Que no escuchaste a mi padre, esclava?— decía el Vegeta más joven.

Eso fue lo que sacó del estupor a Vegeta, quién comenzó a acercarse en forma agresiva a ellos tratando de quedar lo más cercano a Bulma, onírica o real, era su mujer y no dejaría que le hicieran daño.

«Al menos esta vez no fallaré en mantenerla segura...»

La risa gutural de su padre y de su otro yo reverberó por todo el lugar, —No puedo creer lo patético que te has vuelto... Si este es el camino que escogiste, deberías haber muerto junto conmigo y dejar que la raza se extiguiera en forma honorable— exclamó asqueado el rey saiyajin.

—¡Que indigno comportamiento del príncipe saiyajin! Me niego a aceptar que ese sea mi futuro, debí destruir ese estúpido planeta en cuanto puse un pie en el— exclamó asqueado el Vegeta más joven, refiriéndose en forma desdeñosa al planeta Tierra, mientras seguía su monólogo, mismo que fue interrumpido por Vegeta quien comenzaba a enfadarse con ambos sujetos, ¿Quien se creía su padre para juzgarlo?

Él tuvo su oportunidad durante su reinado y todo acabo por culpa de sus malas decisiones y ahora que se veía así mismo como había sido en el pasado se asqueaba de su actitud; no había sido mas que un idiota príncipe herido en el orgullo, intentando buscar la aprobación de un padre muerto hacía tanto.

—No tengo que darle ninguna explicación a ninguno de los dos— tajante dijo.

Fue su padre quien se acercó más a él, el viento poco a poco comenzó a arreciar cada vez mas, estaba en la explanada donde alguna vez habían existido jardines majestuosos y ahora no había más que tierra roja, seca y rocas esparcidas por doquier.

—Tu objetivo era crear un imperio, y aunque reconozco que sí lo hiciste, el mismo ahora está tambaleando debido a tus estupideces— decía enojado su padre.

Antes de que pudiera contestar el rey siguió con su monólogo —¿Qué es lo que crees que estás haciendo? ¡Eres más fuerte de lo que jamás soñaste! Incluso por fin lograste obtener el legendario super saiyajin, a pesar de que no fuiste el primero de lo cual estoy decepcionado, pudiste ponerte a la altura y evitar que un saiyajin de tercera clase nos siguiera humillando, pero en lugar de matarlo le permites ¡Que te ridiculice!—exaltado gritó su padre mientras daba vueltas alrededor de Vegeta en forma azorada, y el viento revoloteaba la larga capa roja que conformaba parte de su investidura real.

—Permitiste que lo que pasara con una concubina cualquiera te afectara al tal grado que dejaste no sólo que esos imbéciles huyeran, sino también que un guerrero de tercera clase te gritara y ¡Te amenazara! ¡Además fue vergonzoso ver que se llevó al híbrido con él!—

Vegeta se hallaba molesto por las crudas palabras que decía su padre, no le gustaba como se expresaba de él mismo, de Bulma o de su hijo.

—Pensé que te molestaba el hecho de que mi hijo no fuera saiyajin puro— dijo con ironía el príncipe. Su padre resopló, lo miró con mayor desprecio y movió la cabeza en forma negativa. Fue su yo más joven quién contestó en lugar de su padre.

—¿Acaso obtener el supersaiyajin te hizo más imbécil? ¡Por supuesto que no nos importa ese bastardo!—

Un gruñido letal de advertencia salió de la garganta de Vegeta, pero su yo más joven continuó con su perorata.

—No es digno de ser llamado un príncipe ni pertenecer a nuestro linaje ¡No tiene sangre pura! Sin embargo es un excelente aporte a la fila de los saiyajines, además es cuestión de orgullo... ¡Un príncipe saiyajin JAMÁS debe permitir que un tercera clase como es ese tipo se atreva a amenazarnos! Debes darle una lección y después matarlo e ir por el híbrido y por los hijos de ese pobre diablo para incrementar la fila de saiyajines.

El rey Vegeta intervino en ese momento —

No nos mires así Vegeta, haces que piense que te has debilitado, estabas haciendo las cosas bien hasta que decidiste ser débil y todo por culpa de esta mujerzuela— decía mientras se acercaba agresivamente a Bulma, quien lo miró con el ceño fruncido pero aun sin decir nada.

Estando frente a frente, el rey Vegeta se veía demasiado imponente, sobrepasaba en altura por mucho a la peliazul quien tenía que levantar la cara para mirar a su "suegro", sin decir nada más la tomó del cuello y la levantó del mismo mientras ella comenzaba a patalear contra él y a tratar de arañar su brazo.

—Déjame acabar con tu problema ahora hijo mío— decía intentando sonar amable. —Puedo deshacerme de ella en un instante, ni siquiera le dolerá— ofreció con lo que creía era una forma piadosa de acabar con el problema de su hijo.

Vegeta al verlo agarrar a Bulma de esa forma y maltratarla enfureció haciendo explotar su ki y transformándose en super saiyajin, se sintió violento al ver a su padre lastimar a Bulma, y a pesar de querer atacar al rey, no era tonto. Si se lanzaba contra su padre, éste podría romperle el cuello a Bulma antes de que él llegara hasta ella.

—Aléjate de ella padre, ¡libérala o acabaré contigo!— Amenazó furioso.

Se sentía acorralado, y él sabía perfectamente que aún con el respeto que seguía sintiendo por el fallecido rey de Vegita, no dudaría en atacarlo si con eso lograba poner a la peliazul a salvo. Y de eso se percató también su yo más joven, quien parecía sentir lo que Vegeta pensaba en todo momento.

—Que decepcionante resulté ser...— dijo con rabia su yo más joven. — Jamás creí llegar a ver el día en que me hubiera desviado tanto para avergonzar a mi linaje de esa manera... Padre déjame tener el honor de reivindicarme...–

Vegeta III lanzó a Bulma a los pies de la versión más joven de su hijo, pero eso fue todo lo que el Vegeta real necesitó para lanzarse en su contra, evitando que la tocara.

—¡Te mataré si la tocas!—enfurecido exclamó mientras se lanzaba contra su versión más joven, el grito de Bulma lo sacó de su sangrienta pelea contra su versión más joven, al voltear a ver a donde la había dejado apenas pudo mirarla un instante cuando su otra versión estaba sobre él —¡No te distraigas! ¡Aun no acabamos!—decía mientras con una patada lo lanzaban al suelo, se levantó rápidamente a pesar de los golpes recibidos no tenía ningún daño realmente, lo único que quería era poder protegerla.

Cuando llegó a su lado horrorizado miró que estaba sumamente lastimada y ensangrentada, completamente tirada en el suelo. Su ira hizo que su ki incrementara más y un segundo estallido de poder en su versión supersaiayajin sucedió, —¡Padre! ¿Cómo te atreviste a tocarla? ¡Yo te admiraba! ¡QUERÍA SER COMO TÚ!— furioso gritaba mientras cargaba en brazos a la científica terrestre que se hallaba sumamente malherida e inconsciente.

—Toda mi maldita vida crecí para vengar tu muerte y la de nuestra gente, para vengar la destrucción de nuestro planeta. Decidí crear un imperio para mantener tu memoria viva, para dar continuidad a tu legado, decidí tomar una mujer saiyajin para tener un heredero de sangre pura que honrara tu linaje. ¡Hice todo por ti!

¡TODO! Hasta anteponer tus deseos de un imperio y un heredero de sangre pura, sobre la única mujer que merece una corona y ser llamada reina y sobre mi hijo de quien estoy orgulloso, ¡DÍ TODO POR TÍ! y aun así ... ¿TE ATREVISTE A LASTIMARLA?—

Furioso cuestionaba el saiyan, mientras su ki seguía incrementando de nuevo y las piedras sueltas en el suelo comenzaban a elevarse debido a la carga eléctrica que se estaba generando alrededor del saiyan.

—¡JAMÁS voy a perdonarte esta ofensa!— Enojado gritaba, pero antes de poder decir algo más, la mano de una malherida peliazul junto con su voz, acabó con sus intento de parricidio.

—Príncipe detente...— Decía Bulma que intentaba poner una de sus malheridas y temblorosas manos sobre el pecho del saiyan, quién la seguía cargando en brazos. El volteó a mirarla, preocupado por el mal estado en el que estaba, temía por ella.

—Bajáme por favor...—Solicitó Bulma con voz dolorida, Vegeta se negaba a hacerlo mientras sentía le viento arreciar y el ulular del mismo cortando el silencio en el que se habían sumido todos.

—Necesito que me bajes— exigió con fortaleza a pesar del dolor que aun se filtraba en su voz, a regañadientes la dejó ponerse en pie y tan pronto lo hizo ella se alejó en forma tambaleante de él. Acción que generó confusión en el saiyan —¿Mujer?—

Pero ella siguió retrocediendo hasta poner suficiente distancia de él — Aléjate de mi Vegeta...— decía mientras se abrazaba así misma.

El corazón le dio un vuelco al saiyan mientras sentía que un dolor en el pecho lo atravesaba al verla alejarse, cómo si le temiera.

— Jamás te haría daño Bulma, voy a protegerte...—

—¿Me protegerás como lo has hecho hasta ahora?— le decía con un tono sarcástico y de censura mientras su azul mirada mostraba dolor y reproche.

—¿Vas a protegerme de ellos llevándome a ese planeta con engaños? ¿Arrojándome a mí a mi hijo a un lugar donde ya tenías una mujer y un hijo? ¿Dejándonos a manos de salvajes que solo me veían como un cuerpo a disfrutar? ¿Porque te enfadas con tu padre Vegeta? Tu me diste el lugar de tu concubina, yo era la zorra con la que por error te mezclaste y tuviste un híbrido... ¿Acaso ya olvidaste lo mucho que despreciabas a Trunks? Tu padre no hace nada diferente a lo que tú y todos los saiyajines hicierin en tu nuevo hogar...—

El principe Saiyajin se hallaba crispado, el corazón le latía violentamente — Mujer yo jamás te haría daño...— pero ella rió con amargura, con tristeza.

— Ya lo has hecho Vegeta...—

Tan pronto como ella dijo esas palabras como si de un conjuro se tratara el príncipe saiyajin comenzó a ver en su mente una serie de escenas que lo paralizaban y lo hacían arrepentirse de todo lo que había hecho en nombre de su imperio... Empezando por la forma en que había llevado a la peliazul con mentiras a ese lugar.

Las escenas de su idílico viaje antes de llegar a Vegita, de su instancia en Psícora se revelaban ante él... Le dolió la mirada de profundo amor y confianza que ella le daba y que días después destruyó para siempre.

Revivió la forma humillante en que él la trató frente a los demás, así como los continuos desaires que le hizo y la forma en que la relegó a ser una científica para él y cargar con la vergüenza de ser tratada como la amante...

— Mujer ¡BASTA! —

Bulma continuó como si él jamás le hubiera pedido clemencia,

—No fue tu padre quién me ha lastimado príncipe... todo este tiempo has sido...-

Fue en ese momento que el rey Vegeta decidió intervenir, después de ver todo lo que Bulma mostraba:

—¡Estoy orgulloso de ti Vegeta! Creo que te he subestimado, solo perdiste un poco el rumbo pero veo que no es algo que no podamos solucionar, no necesitas hacerte cargo de ella, lo haremos nosotros—

Decía mientras la versión más joven del príncipe se acercaba.

—Aun podemos arreglar esto, debes convertirte en el emperador que siempre estuvimos destinados a ser, yo me haré cargo de ella— Decía mientas comenzaba a generar una bola de ki.

De inmediato Vegeta se puso frente a Bulma — Si te atreves a lastimarla voy a matarte— prometió mientras su mirada negra refulgía con la promesa de desatar el infierno.

Ambos: Su padre y su versión más joven lo miraron divertidos mientras Bulma volvía a alejarse de él, — No es de ellos de quién debo cuidarme Vegeta... siempre has sido tú quien me lastima... ¡Déjame ir!... Deja de encarcelarme en este recuerdo... YA NO PERTENEZCO AQUÍ...— Decía la peliazul mientras comenzaba a toser y escupir sangre, como si cada vez fuera lastimándose más y más.

— Mujer yo...— Intentó desesperado acercarse, excusarse. Pero las risas de su padre y su otra versión que lo despreciaban calaron profundo.

— ¡Te felicito Vegeta hiciste lo correcto, ella debía morir...!—

Decía su padre mientras veía que la peliazul se tambaleaba y caía al suelo— ¡BULMA!— Desesperado quiso a acercarse pero ella con las pocas fuerzas que le quedaban se alejó tambaleante, y fue allí donde se dio cuenta que sus propias manos estaban manchadas con la sangre de su mujer alarmándolo al percatarse que él era de alguna forma el responsable del maltrato de ella.

Las risas que resonaban provenientes de su padre y su yo juvenil, comenzaban a irritarlo en demasía. Quiso gritarles que se callaran. Pero los dioses no estaban a su favor, antes de poder decir nada ellos hablaron.

—¡En verdad estoy orgulloso de ti Vegeta! Hiciste un excelente trabajo deshaciéndote de ella, ahora solo falta matar al tercera clase y traer al híbrido.— Decía el rey mientras las carcajadas resonaban por doquier.

— De de esa forma puedo dejar pasar por alto el insulto que representa que te arrancarán la cola...— Agregó su alter ego más joven.

—Al final si te deshiciste de tu debilidad...— Decía con un dejo de orgullo el Vegeta más joven.

— Tsk ¡CÁLLENSE! — Siseó enojado el príncipe saiyajin.

— En el fondo sabes que decimos la verdad hijo...— respondió el rey.

— Vegeta... estás mejor sin mí y sin Trunks— decía la peliazul mientras sus pupilas azules refulgían con tristeza, su piel se notaba pálida y un hilo de sangre escurría desde su labio partido hasta su mentón.

— ¡Eso no es cierto!— Desesperado gritó.

Las risas burlonas de su alter ego y de su padre, el reproche mudo que seguía haciéndole Bulma, las memorias que seguían llegándole a la mente de todas las situaciones donde su hijo y ella fueron expuestos al escarnio y a sufrir humillaciones lo hicieron temblar, la culpa reprimida y el dolor que no se había permitido expresar, el luto que lo estaba devorando por dentro lo desbordó.

Todo fue demasiado, los sentimientos los sobrepasaron y por primera vez se permitió sentir su pérdida real, se permitió aceptar sus culpas y llorar a su reina perdida, se permitió sentir todo el dolor por la mujer que amaba y que había perdido para siempre.

— ¡AHHHHHH!— Gritó mientras se dejaba caer de rodillas desesperado por el dolor que lo embargaba mientras la culpa vibraba a través es de él y dejaba fluir el dolor por su pérdida.

Las risas y burlas de los otros dos reverberaban

"Patético"

"Me convertí en una vergüenza"

"Deberíamos matarla"

Todo fue demasiado vívido, todo se sentía incorrecto pero demasiado real.

Las risas burlonas de los otros hacían eco en su cabeza, múltiples voces le hablaban de lo débil que era, de que aunque no quisiera sus manos estaban manchadas de sangre, pero sobre todo sintió la urgencia de proteger al único ser que le quedaba, y que avergonzado debido a la culpa que lo embargaba, había permitido que Kakaroto se lo llevara, había cometido una atrocidad, una enorme equivocación.

Por primera vez aceptaba la verdad, su Bulma estaba muerta y era su culpa, se levantó aún temblando y vio aquella representación de la mujer que amaba frente a él, que lucía sumamente lastimada.

Acarició lentamente ese mentón con la mayor suavidad que pudo — Jamás hallaré palabras para pedir perdón, nunca mis actos podrán reivindicar las atrocidades cometidas ni todo el mal que te hecho— Decía mientas la abrazaba y pegaba su frente a la de ella y cerraba los ojos mientras hablaba.

—Sé que todo lo que te hice no tiene perdón y todo lo que puedo hacer es vivir con ello, honraré tu vida, tu muerte no será en vano mi Bulma, recuperaré al hermano de Trunks, esa es al menos una promesa que podré cumplir... Haré de nuestro hijo un príncipe del que estarás orgullosa — Decía con voz ronca y baja.

Acarició la mejilla maltratada de la única mujer que seguiría adorando durante toda su vida aunque ya no estuviera con él.

—Este será mi castigo, no volverte a ver...—

No había necesidad de que ella se lo confirmara, sabía que esta sería la última vez que la vería, los otros fantasmas de su pasado desaparecieron, ellos ya no era necesarios, entendía que ahora que había enfrentado ese hecho, que había vivido su duelo, jamás volvería a ver a esa Bulma onírica que había estado atrapada con él debido a la culpa no aceptada hasta ese momento.

Le rompió el corazón saberlo, le dolió el alma.

— Cuida de Trunks por mí...— Fue todo lo que ella pidió antes de desaparecer..."

Vegeta abrió los ojos, todo el cuerpo le dolía, pero el dolor en el alma que sentía era mayor, la realización de que su musa había muerto por fin había penetrado en todo su ser, su ausencia caló en sus huesos, pero una nueva determinación había llegado a él tras aquella epifanía, la única forma de honrar la memoria de la mujer a la que amaría lo que le quedaba de vida, era no solo a través de la venganza sino también a través del amor, el amor a su hijo de sangre, Trunks y el amor a su otro hijo no consanguíneo: Chard.

Amor, extraña palabra, tan extranjera era la misma para un saiyan que no había entendido que ese era el sentimiento que sentía no solo por Bulma sino por toda su familia, amor… eso era lo que lo hacía buscar la forma de recuperar a Chard, amor eso era lo que sentía por Trunks, amor… eso es lo que siempre sentiría por ella… su musa azul.

El cuerpo le dolía mientras en forma tambaleante se levantaba, le dolía todas las extremidades, pero la agonía de las múltiples heridas obtenidas era poco frente a su férrea voluntad.

Algo tenía decidido, independientemente de la búsqueda de Paragus, debía ir por la sangre de su sangre, iría en búsqueda de Trunks, aún siendo un infante merecía saber la verdad y sobre todo por medio de él, ya no se revolcaría en su dolor, sería un hombre, el emperador, el esposo, el padre, sería todo aquello que debía ser, todo por sus hijos, todo por ella.

Llegó a la base donde la inquietud reinaba. Nappa estaba por irse cuando lo escuchó llegar, maldijo al destino y a su suerte, Kyabe lo miró preocupado, sabía que la suerte de su hermana estaba echada y solo esperaba que obrase un milagro que le permitiera ablandar el corazón del príncipe saiyajin.

Tarble fue el primero que salió a recibirlo, pero se alarmó por el estado tan gravemente herido en el que venía, y a pesar de lo serio de sus lesiones había algo en él que lo volvía más mortal, aún más peligroso de lo que normalmente era, — Hermano...— dijo intentando darle la bienvenida y de ganar tiempo para intentar apaciguarlo antes de que matara a Celery.

Pero Vegeta estaba más allá de todo eso, entró sin voltear a verlo, se bañó y se ciñó el traje real que hacía bastante había dejado de usar, la capa roja ondeó tras él mientras salía dirigiéndose ahora al lugar que fungía como centro de poder, y mientras se ajustaba los guantes los mando a llamar a todos.

Radditz y Tooma eran los únicos que no estaban presentes, el resto se hallaban ahí. La incertidumbre cimbró a todos. La desesperación comenzaba a adueñarse del corazón de Kyabe, si tenía que arrastrase y pedir perdón de rodillas lo haría, haría todo con tal de salvar a su hermana, entendía que lo que había hecho no tenía perdón pero no podía perderla era su única familia.

A pesar de las heridas que tenía, Vegeta se veía imponente, letal. Su mirada ónix era la de un depredador que ha despertado después de un largo letargo, todos se hallaban reunidos, Nappa había maldecido su suerte por no haberse logrado ir con Celery antes de que su príncipe volviera, pero pensó que tendría más tiempo.

Usualmente Vegeta desaparecería por varios días seguidos o esa había sido su expectativa antes de verlo repentinamente regresar.

— Príncipe yo... Lamento lo que mi hermana ha hecho, asumiré la responsabilidad sobre sus acciones — Decía Kyabe mientras se hincaba frente a él y agachaba la cabeza.

Pepper detuvo a Caulifla que quería acercarse y defender a su pareja, Vegeta apenas si miró al saiyan.

—Los berrinches de una saiyan tan patética me tiene sin cuidado— comentó con voz fría y carente de emoción.

—Creo saber dónde se encuentra el escondite de Paragus — Comentó mientras mostraba un sector del espacio específico cercano a ellos.

—Los dividiré en grupos para hacer más rápida y efectiva su búsqueda— Decía mientras segmentaba la zona.

— Nappa te quedas a cargo de los escuadrones, en cuanto Radditz regrese de su expedición, él y Tarble vendrán conmigo a la Tierra, ha llegado la hora de ir por Trunks.—

La reacción de sorpresa de todos no se hizo esperar, habían estado conviviendo con un fantasma de Vegeta, una copia gris, tan diferente del guerrero peligroso que ahora se les presentaba, no sabían que había cambiado pero pudieron por primera vez en semanas ver a su verdadero príncipe, por fin estaba de vuelta y se percataban que de ahora en adelante estaría al frente guiándolos como debía ser...

Planeta Tierra, Templo de Kamisama.

Dendé se hallaba sumamente agitado, había sido contactado por Kaiosama.

"—Los saiyajines se dirigen rumbo a la tierra"

Con esas simples palabras el gran Kaio del norte acabó con la estabilidad emocional delo dios terrestre.

—¿Kamisamas avisarás a Gokú?— Preguntó Mr. Poppo mientras veía la preocupación en el rostro del buen dios.

— Lo haré — comentó cauteloso.

—Avisaré a él y a los androides, la visita de los saiyajines podría no ser en términos pacíficos, deberemos estar preparados...—

No quiso preocupar demás a Mr. poppo, pero algo le decía que esta visita de los saiyajines definitivamente no sería en son de paz...

Planeta Zerk

Tenía pocas semanas que había regresado a su planeta, todo tenía el sabor de la derrota y eso no le gustaba, y más aún porque desde que había regresado solo habían tenido una esporádica comunicación de Tarble, y no solo él se habían percatado de eso, el resto de los líderes de los otros planetas lo habían notado.

Muchos empezaban a hablar de levantarse en contra del yugo saiyajin, en este punto para el zerkiano no era claro si aprovechar ese momento sería o no algo sabio de hacer.

—Mantengámonos al margen de esto — Fue el sabio consejo de su padre que lo miraba con ojos llenos de sabiduría aunque preocupado.

—Conozco a los tiranos y a pesar de todo preferiría vérmelas con alguien como el príncipe saiyajin, sé que lo odias hijo pero a pesar de todo no es un mal emperador—

Sekket abrió sus ojos con sorpresa, no fue capaz de decir nada más que un simple — Padre...— a pesar de todo, sabía que lo dicho por su parte era cierto, con todos sus defectos, el príncipe saiyajin no había traicionado ni quebrantado su palabra.

Era cierto odiaba a Vegeta pero sabía que su padre tenía más tiempo conociendo la política actual y anterior, sabía de lo que hablaba.

— Majestad, una nave no identificada ha arribado a Zerk— El jefe de sus comandantes comentó mientras hacía una reverencia a modo de saludo.

Padre e hijo se miraron pero no dijeron nada más, ninguno tenía conocimiento de alguna visita de otros líderes. Caminaron rumbo al puerto de llegada de las naves, ansiosos por saber de quién se trataba.

La presencia que ya había desembarcado se mostraba confiada y dominante, mientras caminaba por el lugar demostrando con su sola presencia su poderío y peligrosidad, dejando atónitos a padre e hijo, mientras un escalofrío recorría todo su cuerpo.

— ¡Vaya parece que no me esperabas! Es como si hubieras visto a un fantasma— Decía Vegeta con sonrisa maliciosa a modo se saludo, mientras el príncipe y el rey de Zerk lo seguían mirando estupefactos, fue el rey el primero en reaccionar.

— Por el contrario nos hace inmensamente felices saber que estás bien.— Decía mientras ofrecía una reverencia y avanzaba para saludarlo.

— Mi padre dice la verdad Vegeta, discúlpanos si al principio nos quedamos sorprendidos pero no habíamos tenido noticias tuyas y solo era Tarble quien se comunicaba, llegamos a pensar lo peor: Que habías perecido y que no nos lo querían informar.

El resoplido de Vegeta sonó divertido — Me queda claro que esperaban haberse librado de mí, es una pena que eso no vaya a pasar pronto —Su voz amable en el fondo dejaba ver la advertencia implícita cual depredador que era.

—Ya hemos perdido mucho tiempo y tengo ganas de acabar con las escorias de los mercenarios así como con Paragus y con cualquiera que haya pensado que puede aprovechar este momento para revelarse, a partir de ahora las cosas cambiarán...—

Planeta Tierra, montaña Paoz

El día estaba siendo delicioso, con el sol cálido en lo alto y la risa de los pequeños saiyajines que jugaban alrededor.

Piccoro se sentía exhausto, entrenar a esos dos niños llenos de energía estaba agotándolo demasiado, aún así se mostraba implacable, Gokú había decidido ese día ayudarlo, pues Milk le estaba permitiendo hacerlo con la promesa de que dejara en paz a Gohan, pues ya se había atrasado bastante en sus estudios.

A lo lejos vieron que una nave se dirigía rumbo a ellos, —Esa debe de ser Tights— Comentó alegre Gokú mientras veía que a la distancia la nave comenzaba a hacer cada vez mayor.

—¿Crees que haya encontrado el radar del Dragón?— Preguntó Piccoro mientras la risa de Goten y de Trunks resonaba a distancia.

—Eso espero... Trunks es demasiado perspicaz y no se cree tan fácilmente lo que le decimos— preocupado comentaba Son Gokú

Milk se acercó con una bandeja con bebidas, — Krillin llamó viene para acá, al parecer su esposa recibió una llamada de Dendé, y se verán todos aquí—

Si bien para Milk tener a todos los amigos de Gokú en su casa no le hacía gracia, sabía que en estos momentos la situación lo apremiaba.

A pesar de que veía que Trunks era un niño bastante amigable y bueno, no le hacía nada de gracia tenerlo en su casa, pues si Vegeta llegara invadir la Tierra, posiblemente no se tomaría a bien hallar a su hijo con ellos, en lo que a la pelinegra respectaba ese saiyajin era un bárbaro y jamás cambiaría y prueba de ello había sido ese secuestro que hizo de Bulma y su hijo que acabó con ella muerta.

No tuvieron que esperar demasiado para que el kamisama de la tierra apareciera y poco después el maestro Roshi, Krillin y Dieciocho estuvieron ahí.

— Mis hermanos no tardan en llegar— Decía la rubia androide mientras su pequeña hija corría a reunirse con los otros dos niños y jugar con ellos.

— Ya estamos aquí— comentó desenfadado diecisiete mientras el su otro hermano aterrizaban en el lugar.

— Podemos comenzar, no quiero perder más tiempo del necesario— Comentó tranquilamente número diecisiete, el maestro Roshi se percató que faltaban algunos otros guerreros Z pero cuando hizo mención de eso fue diecisiete quien cortó su intento de pedir más tiempo en lo que llegaban los demás.

— Los que importamos estamos aquí, el resto jamás podrá contra esos saiyajines—

El comentario sí bien había sonado de lo más engreído, nadie de ellos ni siquiera el buen maestro se atrevió a refutar, aunque Krillin intentó relajar lo que el androide había dicho.

— Aunque los chicos han entrenado bastante duro, ¿No nos haría daño esperar unos minutos más no creen?

Número diecisiete habló como si nadie lo hubiera interrumpido. — Como decía comiencen ya—

Fue la rubia androide quien le contestó — Puedes ser tan inmaduro cuando quieres...

Y ante la tensión que entre los hermanos comenzaba a generarse, Dendé comenzó a sentirse nervioso así que decidió intervenir y comenzar.

— El Kaio del norte me ha contactado, al parecer ha detectado una nave saiyajin que viene en camino, estuvo espiando y sabe que es Vegeta quien viene para acá.

Gokú lo miró seriamente — ¿Estamos realmente seguros de que es vegeta?—

El buen dios terrestre asintió gravemente. — Según él Kaio del norte debe estar llegando en una semana.

Ese era el tiempo que tenían para hallar el

radar del dragón y las esferas, para ellos era claro que si Vegeta iba a la Tierra no sería con buenas intenciones.

Tights hizo a un lado sus propios sentimientos al escuchar que los saiyajines se dirigían hacía ahí, no se hacía ilusiones sabía que Radditz era ahora su enemigo y lo trataría como tal.

Hicieron un plan, ahora el reloj corría en su contra y debían lograr llevarlo con éxito a como diera lugar.

Planeta Zerk

La sala se sentía tensa, habían discutido mucho acerca del plan, —¿Estas seguro que esto es lo correcto? — Decía con una gran preocupación el rey de Zerk.

— ¿Acaso tenemos opción?— La única forma de que acepten considerar una alianza es que los veamos en un punto medio...— Comentó tranquilo el príncipe zerkiano.

Pero su padre estaba realmente preocupado — ¿Y que pasa si no te creen? Podrían intentar matarte.

El príncipe zerkiano miró serio a su padre — Deberás ser fuerte para madre, yo estaré bien. No es la primera vez que hago negociaciones con esos dos, seguramente me están esperando.

Sin decir nada más el príncipe de Zerk se lanzó al sitio acordado del encuentro con Paragus y Kale. En ese momento no sabía quién de ellos era peor, si el príncipe saiyajin o esos dos, pronto lo averiguaría…

Planeta Tierra una semana después

Piccoro volaba rumbo a la ya tan familiar montaña Paoz, a mitad de distancia un ya adolescente Gohan lo interceptó.

—¡Veo que decidió madrugar también!—

Al namek le asombraba lo emocionado que se veía el chico.

«No cabe duda que por sus venas corre sangre saiyajin, tan emocionado por la batalla que no puede ocultarlo»

Reflexionaba eso para sus adentros mientras permitía que el chico con su fresca charla volara a su lado.

Gokú se les unió también demasiado emocionado, de alguna forma a pesar de que el resto del mundo desconociera el peligro al que se enfrentarían dentro de poco, la emoción embargaba al menos a los saiyans.

— ¿Sabemos a dónde aterrizarán?— preguntó el ex demonio, debían intentar preveer lo mejor posible la llegada para evitar dividirse.

Aún así había acordado que Krillin, Yamcha, Ten shin han, Chaos, Yajirobe y Oolong esperarían en la corporación cápsula.

Mientras que Goku, Piccoro y los tres androides irían al templo de Kamisama, suponían que desde ahí podrían interceptar mejor la nave de los saiyajines.

Dendé se mantenía en constante comunicación con Kaiosama,

—¿Esta seguro de eso gran Kaio?— Kamisama se quedó callado escuchando mentalmente lo que el otro Dios le decía.

— Ya veo... estaremos pendientes entonces...—

La androide 18 sentía los nervios crispados aún así aparentaba estar tan calmada como su hermano, Gokú en cambio moría de curiosidad.

— ¿Que ha dicho Kaiosama, Dendé?

Kamisama inhaló profundamente — Estarán llegando en las próximas horas...—

Planeta Curtz cuadrante 2037 zona norponiente de la galaxia.

La nave zerkiana aterrizó en el lugar acordado, dentro de ese anodino planeta que no tenía ninguna otra cosa memorable salvo que sería el lugar donde se vería con las otras dos personas que intentaban ostentar el título de realeza saiyajin

— Hay otra nave ya en este lugar majestad — Confirmó el general de la armada zerkiana.

El príncipe Sekket vestido con su prístina indumentaria blanca y su preciosa capa blanca que ondeaba tras él, salió a paso firme.

Se dio cuenta que las personas que esperaba ver, ya se hallaban allí. Por algún motivo el poder que ambos emanaban era mayor a lo que anteriormente solían tener, eso no amedrentó al zerkiano quien salió sin titubear avanzando a paso firme.

— Pensamos que no vendrías — Comentó con un dejo de sorna en la voz Kale, quien estaba vestida con una indumentaria digna de una princesa guerrera, mientras que Paragus llevaba un traje real a juego combinado.

—Creímos que eras "leal" al perdedor de Vegeta— agregó riéndose Paragus.

Sekket avanzó hasta quedar muy cerca de ellos — Esa alianza no tiene mayores beneficios ahora para nosotros—

La indiferencia y frialdad del zerkiano hacía feliz a Kale.

— Ahhh es cierto, olvidaba tus pésimos gustos... Te gusta llevarte a la cama a zorras de clase inferior— Decía refiriéndose desdeñosamente a la inclinación de Sekket hacía Bulma.

Continuó Kale, riéndose de él — Una lástima que hayas perdido a la zorra real...—

Sekket no respondió a sus golpes, — Y entonces que tienen para ofrecerme— preguntó con fría calma, la elegancia que rezumaba todo él contrastaba con la fanfarronería de Paragus y hasta con la vulgaridad de Kale, demostrándoles que la clase y el porte venían en la sangre.

Paragus se rio al escucharlo decir eso — Que arrogante te has vuelto Sekket, ¿No te da miedo que nos aburramos de ti y decidamos matarte?—

El príncipe zerkiano los miró, no era la primera vez que trataba con tiranos y seres más poderoso que él, y curiosamente los que no eran los más poderosos solían fanfarronear más intentando demostrar que lo eran.

— No, no me da miedo — Caminó en medio de ellos y se acercó a la nave en la que habían viajado.

«Esta nave tiene tecnología mas vieja que las últimas que ví que Vegeta tenía...»

Analizó todo con detenimiento antes de voltear a verlos nuevamente y contestarles.

— Ustedes me necesitan más a mí de lo que yo a ustedes— fue una declaración escueta pero muy segura.

Kale fue la primera en reír a carcajadas. — No sabía que también eras comediante...—

Pero Sekket seguía tan serio y formal como siempre, — No lo soy— Su afirmación llegaba junto con varios documentos que extendió hacia ella y Paragus.

Ambos curiosos tomaron lo que él les mostraba.

—Ahí hallarán la lista de planetas que se encuentran en la alianza saiyajin debido a que el planeta Zerk se encuentra en ella, lo mismo la negociación con el rey de la galaxia que, como pueden ver, Vegeta firmó con ellos, la firma como aliado seguro la dimos nosotros.—

—¡Qué arrogante!— Exclamó aún entre divertida y ya algo irritada la saiyajin.

— Somos saiyajines, lo que no obtenemos por las buenas simplemente lo tomamos y ya —

Sekket lo sabía, la arrogancia era el talón de Aquiles de esos dos.

— Tú más que nadie Kale deberías de saber el porqué alguien con la poca paciencia y tolerancia que Vegeta tiene decidió forjar estas alianzas y mantenernos a su lado, aún cuando ambos sabemos lo mucho que me aborrece...

Fue Paragus quién dejó la pose de arrogancia y miró con detenimiento al príncipe del planeta Zerk, la pose erguida y arrogante no sobre actuada sino inherente a él, pues desde la cuna había sido alguien de realeza y al igual que Vegeta en su sangre corrían generaciones de reyes, eso era lo que le daba tal seguridad.

Pero Paragus no era tonto, el otro tenía tal seguridad para desafiarlos así, entre más lo miraba más se irritaba, el príncipe de zerk era todo lo que Paragus jamás sería, alto y sofisticado, su porte era gallardo y todo el lucia muy atractivo, su presencia rezumaba poder, no al estilo que ocurría con Vegeta quien se sentía en la proximidad el peligro que el saiyan representaba, con el zerkiano no era de esa manera y aún así todo el destilaba al igual que el príncipe saiyajin poder, sensualidad y arrogancia, y por eso el padre de Broly lo detestaba.

No era tonto y entendió lo que no dijo en voz alta el otro. Miró la información, demasiados planetas, si eliminaba a Sekket muchos pensarían que no eran una amenaza mayor a Vegeta y se levantarían en su contra, los mercenarios no eran un ejército bien entrenado, si bien eran más fuertes, necesitaban capitanes inteligentes que pesarán por ellos, no... esos tipos no eran los saiyajines, ni estaban entrenados para la guerra de la forma que cualquier saiyajin estaba.

Y a pesar de la superioridad en fuerza sobre el resto de planetas Vegeta firmó ese acuerdo porque de lo contrario los saiyajines habrían tenido que dividirse, eran demasiados planetas que podían hacer una insurrección y no podrían detenerlos a todos en poco tiempo, no con los números tan bajos de saiyans actuales.

Comprendió a que se refería Sekket, y reconoció la inteligencia de Vegeta, al tener a su lado a uno de los planetas más poderosos en tecnología, el resto por miedo a la fuerza de los saiyans y al ver a los reyes de Zerk inclinarse a él lo seguirían.

— Creo que podemos beneficiarnos mutuamente...— Comentó el padre de Broly.

Esto desconcertó a la saiyan quien nunca esperó una rápida claudicación de su compañero.

—¿¡QUÉ!?— Bastante desconcertada exclamó.

Pero Paragus solo le dio una mirada que le decía que se callara, cosa que no le agradó para nada, cerró con furia el puño mientras miraba entre él y arrogante príncipe zerkiano.

—¿De verdad podríamos beneficiarnos Paragus? ¿Qué tienes para negociar que pueda interesarme?—

El otro sonrió confiado también, sabía que no debía mostrarse desesperado, era hora de comenzar a portarse como el emperador que estaba destinado a ser.

— La gente de tu planeta está siempre buscando mejoras tecnológicas, podría prescindir por un periodo de tiempo, digamos un año de uno de mis científicos Tsufur, uno de ellos sería una gran adición para ti...—

Había leído las intenciones de Suzuke de intentar escapar cuando la batalla contra Vegeta, sabía que ella y Sook habían intentado huir, la había hecho pagar por su osadía; la había lastimado frente a él, dándoles una gran lección, casi la mató, sobre todo porque había sido culpa suya lo que le había sucedido a Chard, enviarla como préstamo a los zerkianos garantizaría que no tendrían manera de idear un nuevo plan de escape.

Suspiró resignado el zerkiano como si la propuesta fuera un insulto, —la única científica que me interesaba, decidiste matarla...

Kale explotó — Estoy harta de escuchar tonterías de tu parte, ¡Debería eliminarte ahora mismo!— Enojada gritó mientras comenzaba a generar un rayo de ki.

Paragus de acercó al oído a la saiyan mientras apretaba en forma posesiva su cintura y susurraba a su oído — No lo hagas, tenemos todo bajo control, te explicaré cuando estemos a solas...—

Miró al zerkiano, sabía que no había podido escucharlos, y en voz más alta pues se dirigía a él dijo — Tal vez tenga algo que sí pueda interesarte después de todo... Y veremos que tan dispuesto estás a negociar después de que escuches mi propuesta...— malicioso sonrió.

Planeta Tierra

Tan pronto aterrizó en el sitio, supo que ya lo estaban esperando, aquella habilidad de sentir el ki de los demás, que había aprendido hacía tanto tiempo atrás cuando se quedó a vivir en la Tierra, le había servido en incontables ocasiones.

Tan pronto abrió la puerta de la nave, sabía que los hallaría a todos ahí, estaba a punto de salir cuando su hermano lo detuvo un momento —¿Estas seguro de esto hermano?— Preguntó dudoso Tarble.

Sin contestar nada más, simplemente dándole una mirada de confianza y una cínica sonrisa, salió de la nave.

El silencio se cernió sobre los tres saiyajines, afuera los esperaba una gran comitiva. Habían terrizado en un páramo desierto, Gokú, Gohan, Piccoro, los androides y Dendé ya se hallaban ahí, los guerreros Z que habian sido notificados del sitio final donde la nave aterrizaría apenas iban llegando al lugar, era esa comitiva las únicas personas a varios kilómetros de distancia…

Reconoció el característico dogi color naranja de Kakaroto, como él solía llamar a su eterno rival.

Tarble y Radditz se mantuvieron silenciosos a su lado, si bien ninguno de los presentes parecía verlos en forma amenazante, sabían que eso podía cambiar de un momento a otro.

— Vegeta— Fue todo lo que dijo Gokú a modo de saludo mientras se acercaba a donde estaba el príncipe saiyajin, quien lo miró sin dar mayor muestra de reconocerlo salvo una simple y directa orden tan típica de él.

— ¿Donde está Trunks? He venido por él— En forma concisa y sin dar más detalle comentó el monarca saiyajin.

— Pensé que ya habíamos dejado claro esa parte Vegeta— En forma tranquila pero firme indicó Son Gokú.

La risa de Vegeta resonó en todo el lugar, — No hablas más que estupideces, un clase baja como tú no me dará órdenes, ahora vas a decirme antes de que me irrite más, ¿En dónde está Trunks?—

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El pequeño príncipe se hallaba jugando-entrenando con su nuevo mejor amigo Goten. En ese juego-batalla que tenían desde hace rato.

Su tía había llegado hacía poco a la casa de su amigo, desde que llegaron al planeta Tierra casi no la había visto, había estado yendo algunas horas cada pocos días a verlo pero hasta ahora no se había quedado ahí, ni le había dicho cuando podría ver o contactar a sus papás.

Aún así estaba intentando ser un príncipe responsable, sabía que lo único que podía hacer por el momento era entrenar y a eso se dedicó en cuerpo y alma.

Goten tenía un estilo diferente de pelea de su hermano chard y de él mismo, aún así era entretenido y lo mantenía ocupado.

Tights había arribado media hora antes, la esposa de Son Gokú la había recibido en forma amable, y aún con toda esa amabilidad era difícil para la rubia, pues con Milk no tenía tanta relación como su hermana Bulma solía tener.

— ¿Hallaste el radar? — Preguntó amable Milk mientras servía el té, se habían sentado en la mesa del jardín y a lo lejos veían a Trunks y Goten entrenar.

— Me costó hallarlo pero si lo tengo, y no solo eso, he reunido todas las esferas, Yamcha y Tenshin han me han ayudado, si todo sale bien convocaremos a Shen long dentro de poco…—

Se hallaba ansiosa, sabía que los guerreros se hallaban reunidos ahora con los saiyajines, y se sabía cobarde al no haberlos acompañado pero no se sentía tan fuerte para ver de frente al traidor de Radditz.

Mientras ellas conversaban, algo hizo que Trunks se detuviera de entrenar, el pequeño confundido se percató de algo importante.

«Esos ki son...»

Trunks abrió sus grandes ojos azules, su corazón latió fuertemente, sin dudarlo miró hacia el horizonte rumbo a donde sentía el ki de su padre y de los otros dos saiyajines.

«¡ES MI PAPÁ!»

Emocionado, volteó a ver a Goten.

— ¡Me tengo que ir, mi papá vino por mí!—

Acto seguido levantó el vuelo y se marchó, Goten sin dudarlo y sin entender bien que pasaba, decidió seguir a su nuevo mejor amigo.

— ¡Espérame Trunks!—

Milk casi escupe el té cuando vio que el hijo de Bulma salía volando y su pequeño hijo tras él.

— ¿¡A donde van!? ¡Trunks, Goten!—

Al ver lo que ocurría, Tights corrió hacia su nave para seguir a los rebeldes niños que se habían marchado.

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.

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La situación se hallaba algo tensa entre los saiyajines que habían aterrizado y el resto de guerreros.

— No dejaré que te lo lleves — Serio comentó Gokú.

Todos los guerreros Z veían con ojos enojados al príncipe saiyajin, Yamcha en específico lo miraba con profundo rencor, se había hecho a un lado por el bien y la felicidad de Bulma y Vegeta no había hecho otra cosa más que lastimarla, culpaba directamente al saiyajin del trágico destino de la peliazul, Krillin también se hallaba furioso.

Los androides miraban curiosos la situación, número dieciocho quien se hallaba preocupada por el futuro de la tierra, al tener ahora una familia formada, decidió hablar, — ¿Solo eso es lo único que te interesa de la tierra? ¿Si dejamos que te lleves a tu hijo no volverás a molestarnos?— Preguntó con una frialdad que erizó los vellos de cada uno de los guerreros.

Vegeta sabía que de todos ellos los que eran de cuidado eran esos tres androides, aún así confiaba que en su forma súper saiyajin podría vencerlos.

— Es lo único que me interesa de este patético lugar—

Antes de poder decir algo más sintió el ki de su hijo acercarse, no fue el único.

— ¡PAPÁ! — Gritó con júbilo Trunks mientras volaba lo más rápido que sus fuerzas le permitían y llegaba al lado de su regio padre, tenía unas inmensas ganas de abrazarlo y casi de echarse a llorar de alivio al verlo, pero era hijo de su padre y jamás haría semejante escena.

Vegeta mismo al verlo llegar solo sonrió y le dio una suave palmada sobre la cabeza de Trunks, aquel fue toda la muestra de cariño que le daría a su hijo frente al resto.

A lo lejos vio que se acercaba a toda velocidad una nave, identificó el débil ki de la esposa de Kakaroto y otro ki aún más débil, que supuso que era el de la hermana de Bulma.

Tan pronto la nave aterrizó, el gritó exagerado de Milk lo irritó y lastimó sus oídos.

— ¡Gokú! ¡Tu hijo se ha convertido en un rebelde! —

Para después arremeter contra su pequeño hijo quien se hallaba curioso viendo al padre de su nuevo amigo.

— Goten te has vuelto tan rebelde como tu hermano, ¿Porque me pasa eso a mí? ¿¡Porqué!?— Acto seguido se hechó a llorar, distendiendo así la tensión que había prevalecido antes en el ambiente.

— Ya, ya Milk, no es para tanto— Trataba de consolarla Gokú.

— ¡Trunks!— Tights corrió acercándose a su sobrino, abrazándolo en el acto y ocasionando el sonrojo del infante quien no quería parecer débil frente a su padre.

— ¡Tía! — Se quejó mientras está lo seguía abrazando.

La rubia estaba tan metida revisando que el niño estuviera bien que ni siquiera se había percatado de toda la gente que se hallaba ahí reunida incluso los tres saiyajines.

Radditz la miró con ojos desorbitados, sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago y le hubieran quitado el aire de golpe.

Simplemente se quedó completamente en blanco, había imaginado, soñado despierto tantas veces con volverla a ver que ahora simplemente no supo cómo reaccionar.

—Así que tú eres la hermana de Bulma— Comentó tranquilo Vegeta.

Ella volteó a verlo desafiante. Tights sabía que era una tontería, ese sujeto odia aplastarla si quería con una sola mano, pero lo culpaba directamente de lo que le había sucedido a su hermana.

— Y tú debes ser Vegeta, el padre de Trunks.— Se negó a reconocerlo como pareja de su hermana.

La miró solo un instante antes de dirigirse a su hijo — Regresa a la casa de Kakaroto, llegaré ahí en breve por ti, ahora necesito hablar con él—

Trunks quería preguntar por su madre, por su hermano, saber que había pasado, pero el tono de voz de su padre no admitía peros ni réplicas.

Había escuchado demasiadas veces ese tono de voz en su papá y sabía que vegeta esperaba obediencia absoluta, y era tanta la felicidad del infante que lo hizo sin dudar.

Mientras su tía le daba la mano y comenzaba a llevarse al niño y a Goten hacia la nave, la segunda orden que dio Vegeta la paralizó por un momento.

— ¡Radditz! Acompáñalos, revisa cuál ha sido el avance de Trunks en su entrenamiento...—

Tights jadeo y por fin reparó en los otros dos saiyajines, uno de ellos que supuso era el hermano de Vegeta por su gran parecido, el otro era el infame saiyajin traidor que a pesar de la crueldad con que la había tratado, su corazón aún lloraba por él, sus emociones la traicionaron por un momento para después ponerse la fría máscara de indiferencia, — De prisa Trunks, has oído a tu padre—

Radditz se quedó congelado al ver el nulo reconocimiento de la rubia a su presencia, aún así avanzó tras ella siguiendo la orden de Vegeta.

Gokú envió también a su esposa de regreso, lo que menos necesitaba era la tensión que tener a Milk ahí, podría provocar...

Pero antes de marcharse Tights se acercó a Son Goku y con tono sumamente suave que nadie más que el saiyan y Piccoro escucharon ella susurró — Tengo el radar y todas esferas, hagas lo que hagas ellos no deben saber de la existencia de estas... Ellos piensan que se destruyeron cuando namekusein desapareció...

Gokú solo asintió a la rubia mientras ella comenzaba a subirse a la nave. Radditz intentó subir tras ella pero la rubia Briefs le cerró el paso. — Tu puedes volar — y le cerró la puerta de la nave en la cara.

En cuanto se marcharon la tensión comenzó nuevamente.

— No puedo dejar que te lleves a Trunks— Decía Gokú, pero antes de poder decir algo más Vegeta tajante comentó — No me importa lo que pienses o quieras, Trunks es mi descendiente y se irá conmigo, así tenga que pelear contigo para llevármelo.

— ¿En verdad eso es todo lo que buscas? No intentarás destruir la tierra una vez que te lo hayamos entregado?— Insistente dijo nuevamente dieciocho.

— Este sitio no me interesa— Vegeta fue contundente.

— ¿Acabarás con la amenaza de Paragus? Preguntó número 17, entre aburrido y curioso.

—Ahí es a donde me dirijo después de dejar a Trunks a salvo en Vegita— Comentó casual el saiyan.

Y antes de poder decir algo más recibió una llamada de Nappa que confirmaba lo que ya suponía — Tenemos confirmado el sitio donde se esconde ese cobarde —

—Lo siento Vegeta no permitiré que te lleves a Trunks, le hice una promesa a Bulma y él permanecerá en este sitio...—

Antes de que el príncipe saiyajin o alguien más hablara fue número dieciocho quién habló — No, ese no será el trato — Miró fijamente a Vegeta mientras el resto de los guerreros Z jadeaba indignados por lo dicho por la androide.

El mismo Krillin miraba a su esposa sorprendido por su respuesta.

— Podrás llevarte al niño pero no ahora, estás en guerra y Vegita no es más seguro que la Tierra, pero al menos este planeta es más lejano y por tanto más difícil de llegar.

Podrás llevarte a tu hijo tan pronto esos saiyajines no sean más una amenaza...—

Krillin se sintió un poco traicionado, después de todo Bulma había perdido la vida por culpa de ese sujeto, y él sabía que era cuestión de tiempo que usaran las esferas para traerla a la vida.

— Dieciocho... prometer eso no está dentro de nuestras manos— pero la rubia androide no cedería.

— Sí es de nuestra incumbencia— Tajante comentó.

— ¿Y cómo garantizarás que lo que digo es verdad?— Burlón comentó el príncipe saiyajin.

Gokú se hallaba frustrado, las cosas no iban saliendo como deberían, si Vegeta se llevaba al niño sería algo caótico, porque Bulma una vez que reviviera, se volvería loca al saber que su hijo estaba en Vegita nuevamente, y no permitiría que ella regresara a ese lugar.

— Gohan, Piccoro y yo te acompañaremos, para garantizarlo— comentó con firmeza el saiyan criado en la tierra.

Número dieciséis por primera vez habló — También iré con ustedes—

Sus hermanos de inmediato protestaron, diecisiete fue quien dijo en voz alta lo que ambos gemelos pensaban — Esa no es nuestra pelea hermano— pero número dieciséis miró a los gemelos...

—Si ellos ganan la Tierra estará en peligro por lo tanto esa pelea sí nos concierne, tú y número dieciocho han comenzado a formar sus familias ya, me aseguraré que esos sujetos mueran y no amenacen a mi familia ni el lugar donde está vive.

Dieciocho apretó los puños y se sonrojó mientras sintió como se llenaban sus azules ojos de lágrimas, parpadeo para retenerlas, las palabras de su hermano y su nobleza la conmovieron, siendo él quien de los tres era el único androide real, sin un solo elemento humano en él, parecía ser quien más sentimientos poseía.

Lapis, el cual era el nombre real de número 17, miró con orgullo a su hermano y solo dio un asentimiento con la cabeza en forma de apoyar lo dicho por su hermano.

— Entonces es un trato...— Comentó Vegeta, partiremos en 2 días, ahora necesito hablar con Trunks...

Gokú se hallaba tenso, necesitaba hablar con Tights para saber cuál sería el siguiente paso que darían, no quería revivir a Bulma mientras Vegeta estuviera cerca; de pronto, Tarble recibió una llamada.

— Adelante Sekket— Saludó solemne el príncipe menor.

Vegeta de inmediato se conectó a la llamada, pensaba molestar al zerkiano pues Nappa ya había confirmado donde se hallaba la base de Paragus, los saiyajines habían conseguido la información sin necesidad de ayuda...

— Te esmeraste para nada Sekket, eres demasiado lento y Nappa hizo mejor trabajo que tú —

Para el príncipe de Zerk escuchar ese saludo de Vegeta no era inusual, la voz del príncipe saiyajin se escuchaba alegre y eso significaba que las cosas iban conforme al plan de Vegeta.

Sonrió antes de contestar — Saludos para ti también príncipe Vegeta, saber la ubicación de Vampa jamás fue mi prioridad y ambos lo sabemos... pero tengo información que Nappa ni nadie de tus saiyans podrá conseguir jamás...—

Esta vez la voz confiada del zerkiano llamó la atención del saiyajin — Habla— Fue todo lo que comentó.

Sekket se hallaba de vuelta en Zerk, tenía poco que había regresado, las cosas habían cambiado nuevamente volviéndose bastante interesantes, — Ella está viva...—

El corazón del saiyajin golpeó rápidamente su pecho, queriéndose salir... Una combinación extraña de sentimientos lo embargó, sintió alegría de saber que los dioses en lo que jamás había creído por primera vez habían sido benevolentes con él, pero también terror... El miedo comenzó a expandirse por todo su ser en una vorágine silenciosa que lo comenzó a carcomer en un santiamén, por que sabía lo que significaba el hecho de que Sekket lo supiera después de haberse tenido contacto con los traidores.

Los ojos negros refulgieron con la promesa de desatar el infierno — Explícate ahora...—

Todos los demás no sabían lo que pasaba salvo Tarble, el resto simplemente veían a Vegeta; pero la mirada ónix insondable hacía estremecer hasta el más valiente...

Y a pesar de lo calmado que parecía, la mente del saiyan se hallaba hecha un lío.

«¡Debo verla... sacarla de ese asqueroso lugar...! Si esos miserables insectos le han hecho daño los mataré en la forma más dolorosa posible...»

Acabó la llamada, y volteó a verlos, intentó no mostrarse ansioso, pero su rostro mostraba una furia que minutos antes ni había tenido; —Salimos en tres horas, necesito hablar con Trunks— fue todo lo que dijo.

Yamcha estaba cansado de la actitud arrogante de vegeta, — ¡Te exijo que nos digas que ha sucedido!, además Gokú ya te dijo que no te llevarás a Trunks ¡Y no lo harás! —

Vegeta ni siquiera volteó a verlo. Ten shin han también estaba furioso, harto también de la arrogancia del saiyan. — ¡Eres un mal nacido Vegeta!—

Ambos guerreros Z quisieron oponerse al saiyan, Vegeta continuó caminando, — Tres horas, en tres horas los veré en este lugar y partiremos.

Gokú al escuchar la premura de Vegeta preguntó — Pensé que tendríamos algunos días antes de marchar... ¿Qué ha sucedido Vegeta?—

El príncipe saiyajin no se detuvo —Las cosas han cambiado, tres horas esos es todo lo que los esperaré...

Yamcha decidió atacar al igual que Ten shin Han pero el príncipe saiyajin continuó caminando como si nada, con dos golpes los sacó de su camino, y comenzó a volar, irse de esa manera era lo único qué podía hacer para no revelar ese temor que se había instalado en él, y el pánico de no saber si la estaban lastimando, la incertidumbre lo volvería loco si se permitía caer en la desesperación.

Tarble volteó a ver a los presentes, — Lamento conocerlos en estas circunstancias— volteó a ver al hermano de Radditz, — Kakaroto, Vegeta se dirige a tu hogar, lo mejor será que estés presente.— Y con eso tanto Gokú como Gohan, Piccoro y el mismo Tarble emprendieron el vuelo...

Planeta Zerk

Después de terminar la llamada el príncipe zerkiano se sentó, — ¿Como lo tomó Vegeta?— Preguntó su padre.

Sekket solo suspiró — Con él es siempre difícil de saber, pero lo veremos pronto.

Sekket recordó su conversación con Paragus y Kale, no le habían dicho que quería a cambio de la peliazul, dijeron que lo pensarían y le avisarían y lo dejaron ir sin decir más, ahora era cuestión de esperar a que pusieran su precio, que seguramente sería demasiado alto de pagar.

Una llamada interrumpió la conversación — Habla Sekket— Dijo a modo de saludo, esperando que su interlocutor hablara.

— Tu la quieres de regreso, y te la daremos a cambio de algo...— Comentó Paragus jovial.

— Pon tu precio— Comentó el zerkiano, pero la risa de Kale prevaleció sobre cualquier cosa, aún así Paragus habló — Entréganos a Vegeta, él confía en ti, has que venga a nosotros y te la entregaremos—

Sekket conocía los juego de los saiyajines — ¿Ella seguirá viva y sin heridas o daños mortales?— Preguntó con voz tan serena y calma que cualquiera pensaría que era un ser frío y sin sentimientos.

— Así es— Fue la promesa del saiyan.

La llamada terminó — Sabes que Vegeta no es ningún tonto... no caerá en ninguna trampa —comentó preocupado su padre.

El príncipe zerkiano se masajeó las sienes, — No necesito engañarlo, es demasiado arrogante e irá por su propio pie con ellos...—

Fue todo lo que dijo, esperaría que el saiyan lo contactara de nuevo, el haberle dicho que Bulma estaba viva, definitivamente era un acierto, ahora solo faltaba esperar, y ese era el mejor curso a seguir cuando del príncipe saiyajin se refería...

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Wooow larguísimo capítulo con demasiadas cosas sucediendo en él… ahora si la batalla final se acerca… hagan sus apuestas y cuéntenmelas.

Aquí no se puede publicar pero en mi página de FB hallarán un fanart que mande hacer, hace más de un año específicamente donde mostrara el momento de catarsis de Vegeta; ojalá puedan pasarse por la página de FB y lo vean :)

Rápidamente contestó comentarios:

Yenaiv Brief: Ahhh lamento romper tu corazón no eran ellos... aún así esa noticia del final... nos da esperanzas no??? Que crees que vaya a pasar?

Dekilleraven: Pues al parecer tuviste razón y todo parece indicar que sobrevivió al ata que al menos de ella ya sabemos algo. Y definitivamente la respuesta ya de Goku fue genial si te todo porque Trunks es un niño aún y debe ser cuidado aún cuando sea muy poderoso, no deja de ser un niño. Ohhhh Vegeta tuvo que romperse para sufrir una catarsis ahora esperemos que pueda dar todo de si en la batalla que viene.