Atención esta historia está clasificada con contenido adulto, éste capítulo contiene escenas eróticas con alto contenido sexual (también conocido como Lemon), que pudieran perturbar la sensibilidad de algunas personas, si no te gusta este tipo de contenido o eres menor de edad, FAVOR de DETENER la lectura ahora. Leer bajo su propia responsabilidad.
Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.
¿Me ves? ¿Me ves? ¿Te gusto? ¿Te gusta verme parada allí? ¿Te das cuentas?¿Lo sabes? ¿Me ves? ¿Me ves? A alguien le importa? La infelicidad, ¿Dónde se hallaba cuando yo era más joven y no nos importaba nada? Porque fuimos criados, para ver la vida con diversión y aprovecharla si podemos.
Mi madre, mi madre, ella me abrazaba, ella me abrazaría si yo estuviera allí. Mi padre, mi padre, él me agradaba. ¿A alguien le importo?
Entiende en lo que me he convertido, esto no fue lo que diseñé. Y la gente en todo el mundo piensa que debería ser algo mejor de lo soy... — Ode to my family, cranberries.
Planeta Vampa (1 semana antes)
El silencio y la oscuridad la rodeaban, lo último que la mujer terrícola recordaba era hallarse en esa nave espacial donde Broly la había retenido con unas esposas, manteniéndola cautiva; tenía en mente las palabras del saiyan y había reconocido la disculpa en su mirada cuando le había contado que su padre la usaría para desestabilizar a Vegeta, al hacerlo ver su muerte.
A pesar de todo, el hijo mayor de Paragus era un saiyan de principios y le había dejado una capa que tenía un campo de protección que les serviría para amortiguar el poder destructivo de la explosión, adicional ella contaba con su propia barrera, antes de escapar del planta Vegita había construido ese campo de energía que se hallaba dentro de su pulsera-comunicador y que podría protegerla llegado el momento. Si bien, no evitaría que fuera lastimada, evitaría que fuera un golpe mortal, o eso esperaba ella.
La visita de Broly había dejado claro lo que iba a suceder y el ver que el pequeño Chard llegaba después e intentaba ayudarla solo había hecho más desesperada su situación.
El saber que el tiempo se les acababa, la estaba volviendo loca. En un intento desesperado Chard incrementó en una forma peligrosa su ki y logró romper las esposas que mantenían a la científica encadenada... Pero no fue suficiente...
Ella lo sabía, siempre lo supo... no sería el tiempo suficiente y no lograrían sobrevivir a la explosión.
Tenían el tiempo agotado, agarró al niño y lo cargó como una madre canguro lleva a su propia cría, — Yo puedo caminar, vas a lastimarte con mi peso — Avergonzado decía el pequeño, Chard quería bajarse y correr pero ella no se lo permitió.
Tenía la pulsera que la protegía de la explosión, y tenía la manta que Broly le había llevado antes, en un intento de expiar sus culpas, eso debía permitirles sobrevivir a una explosion que no fueran tan poderosa...
Pero ella no pensaba arriesgarse, corrió con su preciosa mercancía, que era la vida de Chard. Habían salido por la puerta de emergencia que estaba en un costado oculta de la batalla, casi saboreaba la victoria cuando el brutal impacto de una onda de energía los golpeó, no directamente a ellos sino a la nave y está a su vez al destruirse; la onda expansiva de la explosión la aventó con fuerza, y pedazos de la misma nave cayeron sin piedad sobre ellos, el impactó los lanzó lejos.
Sintió como si miles de agujas se clavaran en todo su ser y el dolor agonizante se instaló en todo su cuerpo, solo la oscuridad y la inconsciencia la salvaron de la locura por la agonía tan horrible que sintió, después ya no supo nada, la insondable negrura se apoderó de todo su ser, de sus sentidos, el vacío, la nada la engulleron y ella ya sin fuerzas se dejó ir en este, solo viendo en lo más profundo de su mente aquella mirada ónix, que impasible la traspasaba...
Abrió los ojos por primera vez en... no sabía cuánto tiempo había permanecido inconsciente, en esa poderosa oscuridad.
— Argh— Su voz sonaba ronca, algo pastosa como si no hubiera usado la misma en mucho tiempo.
— ¿En donde estoy?— Se hallaba confundida, retazos de imágenes aparecían en su cerebro de lo que había sucedido pero no podía hilar bien las cosas.
— Al fin has despertado...— La voz de un hombre la hizo darse cuenta que no se hallaba sola en ese sitio, por fin se percató de su estado, se hallaba entubada con varias agujas clavadas en sus brazos, la tenían canalizada, podía ver sueros y algunos otros líquidos extraños a los que se hallaba conectada y que estaban siendo suministrados vía intravenosa a su lastimado cuerpo.
Una máscara de oxígeno le cubría gran parte de la cara, como pudo volteó a buscar al dueño de esa voz, lo que halló la sorprendió.
Un ser de la misma raza de Suzuke la miraba mientras hacía anotaciones en una tableta electrónica, si bien su forma de hablar era seria, no se escucha desprecio o amenaza en su tono de voz.
— Soy Sook, ¿Te acuerdas de mí? — Preguntó cauteloso, pues aunque ya se habían conocido, sabía que una explosión de la envergadura de la que la había golpeado era cosa seria y cabía la posibilidad que tuviera amnesia temporal o simplemente desorientada.
Aquellos ojos azules lo miraron cautelosamente, como si intentase hacer memoria. — Sé que te conozco pero no sé de dónde...— Confusa respondió.
— Son los efectos de la amnesia temporal que posiblemente estés sufriendo, en cuestión de horas o días tu mente se restablecerá por completo.
De pronto ella recordó algo importante, un fragmento de lo ocurrido, no tenía claro lo que había sucedido pero sí que los causantes eran Kale y Paragus, de pronto más fragmentos de memorias llegaron a ella: no estaba sola cuando aquella explosión sucedió — ¡Chard! ¿Dónde está él? —Preguntó ansiosa.
Una sombra pasó por la mirada del tsufur pero rápidamente fue dejada atrás como si intentase ocultar su sentir, lo vio sonreírle, de esa forma que se da para transmitir seguridad.
—Él está bien— Confirmó amable, pero a pesar de la certeza y la seguridad que quería transmitir dicha sonrisa no llegaba a los ojos del tsufur.
— ¿Puedo verlo? — Dudosa preguntó.
— Ahora lo que necesitamos es concentrarnos en tu recuperación— Comentó en forma esquiva el tsufur sin hacerle ninguna promesa a ella.
— ¿Así que nuestra gran invitada ha despertado ya?—
Con fingido tono de voz amable preguntó Paragus mientras entraba a la habitación.
Si bien Bulma tenía ciertos momentos del pasado reciente algo borrosos, sabía perfectamente quién era Paragus y todo lo que había hecho, verse bajo su poder no le sentó nada bien, pero antes de que ella pudiera decir algo fue Sook quien habló.
— Despertó hace menos de media hora, aún estoy evaluando su progreso contra los daños que sufrió, por el momento he detectado cierta situación de amnesia temporal en ella que seguramente la harán sentir desorientación al principio pero esperaría que en el transcurso de la semana recuperase al cien su memoria.— comentó el tsufur en el tono más profesional que pudo.
Paragus la miró con burla y desprecio en los ojos, — Ya veo... eso no le quita que aun con magulladuras y moretones pudiera ser atractiva para los mercenarios, esos cretinos son animales, báñala y preparada, se la daremos en forma de recompensa y que la usen de la forma que ellos quieran.
Un frio recorrió el cuerpo de la peliazul, estaba completamente a merced de ese loco, débil como se encontraba no había forma de evitar que ellos hicieran con ella lo que quisieran, fue el Tsufur quien de alguna manera intervino.
— Como ordenes... aun así su cuerpo sigue demasiado dañado, no sobrevivirá a unos cuantos encuentros sexuales, si buscas satisfacer a la cantidad de mercenarios que tienes, necesitaremos que su cuerpo se encuentre en mejores condiciones para resistir.—
La mirada de horror de la peliazul reflejó el miedo inmenso que de ella se apoderó, se miró así misma en esa cama de hospital, postrada y aun muy mal herida, no habría forma en que ella sobreviviera a la tortura que ese desgraciado estuviera pensando en someterla.
Escuchó seguir hablando a Sook con una voz completamente desprovista de empatía — Si lo que queremos es mantener a los mercenarios contentos, entonces necesitas primero fortalecerla para que aguante por lo menos unos cuantos días en vez de horas—
Un nudo de emociones: Furia, miedo, coraje, impotencia, todas ellas arremolinándose en su pecho, intentando salir por su garganta, consumieron a Bulma, quería hablar pero temía que si abría la boca el llanto saldría de esta.
De pronto vio a Paragus agarrar en forma completamente cruel del cuello al tsufur mientras lo lanzaba hasta el otro extremo de la habitación. — No pedí tu estúpida opinión—
El tsufur a persar del rudo trato recibido no se quejó, se levantó tambaleante del suelo, una herida se había producido en su cabeza, gotas de sangre escurrían de esta, aún así no se quejó. —Lamento mi atrevimiento, no volverá a suceder, comenzaré a prepararla...— fue todo lo que con voz monótona y carente de emoción decía Sook.
El miedo se disparó dentro de la peliazul, pero antes de poder lanzar improperios contra Paragus por ser un bastardo y contra Sook por aceptar se cómplice del abuso al que la someterían antes de que la mataran, escuchó la amenaza que el verdadero padre de Chard hizo al otro científico — ¡Más te vale que no estés intentando de alguna forma ayudar a esta basura humana! Aun no les he perdonado ni a ti ni a Suzuke su intento de huida... Agradece que aun se halle viva, aunque ¿Tal vez valga la pena visitarla para que sepa cuanto la extrañas?
Podría romperle el otro brazo o la pierna que aun tiene ilesa. — Se rió en forma demente mientras en la mirada de Sook la desesperación se vio reflejada.
—N-no es necesario Paragus, s-sabes que soy fiel a ti, s-so-solo sugería que podría serte más útil la mujer terrícola si estaba mas repuesta pero comenzaré a trabajar en ella para entregarla a los mercenarios en las próximas horas...— Decía mientras Paragus sonreía y lo miraba con desprecio.
En el momento en que el saiyan dejó de ver al aterrorizado tsufur, éste volteó a ver un breve instante a los ojos a la científica terrestre, solo fue un segundo pero ella pudo ver ahí, por un instante, a través de esa ensayada mirada de indiferencia, se halló con un mirada de miedo hacia Paragus y el poder que éste ostentaba; pudo reconocer por un momento un breve destello de reconocimiento y empatía por Bulma y su situación, fue ahí que la peliazul entendió que Sook había intentado a su particular manera de ayudarla, pero era en vano... Todo era en vano. La entregarían en unas horas más a un grupo de seres rapaces que la ultrajarían y la matarían violentamente.
No había sido intención de Broly, escuchar la conversación de su padre y Sook a escondidas pero sus alarmas se habían levantado cuando vio a Paragus entrar a la habitación de la chica terrícola, sobre todo al escucharlo elevar tanto su tono de voz, muy exaltado.
«¡Padre! No te atreverías a dañarla, ¿Cierto?»
Se negaba a creer que tal bajeza fuera en verdad algo que su amado padre realmente quisiera realizar.
No pudo ayudarse así mismo y sin haberlo pensado realmente, terminó irrumpiendo en la habitación, emociones que no había sentido con tanta intensidad se arremolinaron en su garganta, miró en forma rápida la habitación, él había estado muchas veces antes en esa misma cama, sumamente lastimado por todos los experimentos a los que lo sometieron, débil y sin oportunidad de poderse defender.
Justo como ahora estaba aquella frágil y aterrada mujer, sintió su pecho removerse al verla, respirando agitada pues le habían quitado la mascarilla de oxígeno, así que la respiración que ella hacía era más ruidosa de lo que debía pues el esfuerzo por meter aire a sus pulmones la hacía jadear.
Se hallaba conectada por medio de una serie de cables a los aparatos que monitoreaban sus signos vitales.
Tonos verdosos y morados se hallaban plasmados en esa límpida piel de un antaño prístino blanco, ahora diversas tonalidades que iban desde el profundo morado casi negro hasta el verde amarillento coloreaban ese otrora lienzo blanco que era su piel, por todos lados de sus brazos, su cuello, su cara se hallaban esas tonalidades, la cara aun hinchada de un lado, uno de sus ojos todavía algo cerrado y los labios bastante partidos.
Sí, la condición de la fémina era deplorable, se hallaba tan vulnerable, y a pesar del miedo que veía reflejado en esos ojos azules como zafiros, vio también reflejada la furia y la determinación de no dejarse vencer.
Y a pesar de esa penosa imagen, de alguna manera la mezcla de vulnerabilidad y valentía que reflejaba la hacían ver hermosa, a pesar de su condición.
Su padre lo vio entrar pero no prestó la más mínima atención en él, continuó dándole a Sook las instrucciones, — Dale algunos medicamentos para que baje antes la hinchazón si no, no será atractiva para que la tomen.—
El estómago de Bulma se revolvió, y no solo el de ella, Broly no pudo escuchar más sin interceder.
— La quiero para mí— Comentó serio a su padre.
Este miró a su hijo pero sin entender a que se refería, — Termino con esto y veo que necesitas Broly, ahora déjame terminar de hablar a Sook— comentó distraídamente Paragus mientras continuaba dando instrucciones al científico.
— No necesitas decir nada más padre, no la entregarás, la quiero para mí—
Fue en ese momento que Paragus por fin hiló lo que su hijo decía.
— No— dijo tajante mientras prestaba realmente atención desde que Broly llegó al lugar.
— Esa es la zorra de Vegeta, nada humillará más a ese idiota que enterarse que ella sigue viva y ha estado gozando con todo un ejército— se rio malévolamente.
Broly había hecho muchas cosas malas, no se sabía buena persona, y tenía claro que sus manos estaban manchadas con la sangre de mucha gente, aún así jamás abusaría de un ser indefenso como Bulma lo era.
Ya su alma guardaba el dolor y la culpabilidad por haberle ocasionado todos esos daños que la tenían postrada e indefensa, de milagro se había salvado, además no solo la dañó a ella, aún recordaba cuando horrizado se percató antes de la retirada, del cuerpo maltratado de Bulma bajo los escombros y que ésta sostenía a su pequeño hermano.
Su garganta se cerró y su pecho dolió al recordar lo lastimado que estaba su hermanito. Él era único culpable, era quien había cometido tal acto atroz contra dos seres indefensos, lo menos que podía hacer ahora era mantenerla a salvo.
— No vas a entregarla a nadie, es mía —
Paragus miró a Broly muy enojado, —No vas a tomarla como pareja es la prostituta de Vegeta...—
Broly, aquel hijo con gran fuerza pero tan falto de afecto y amor, siempre había sido tan servicial, tan necesitado de reconocimiento paterno que había sido hasta cierto punto sumiso a los caprichos de su padre.
Era pues el hijo al que Paragus no apreciaba, aquel del que jamás se esperaba una negativa. Broly miró a su padre en forma dura y simplemente dijo —No, ella es mía y si quieres que te ayude contra Vegeta, se quedará conmigo—
El padre de Broly jamás había recibido tal negativa, furioso se acercó más a su hijo mayor para tratar de amedrentarlo, de pronto la puerta se abrió nuevamente entrando Kale, como la reina del lugar.
— Porque tanto escándalo— Decía mientras se acercaba a donde estaba Paragus.
— ¡Vaya! ¡Pero que horrible se ve!— Comentó con cara de asco la saiyajin mientras miraba a Bulma quien permanecía, postrada, indefensa en esa cama.
— ¿No puedes darle un analgésico o algo que le desinflame el rostro? De esa forma no creo que genere muchas ganas en los mercenarios de usarla—
— Estoy trabajando en ello...— Comentó Sook, intentando así de reducir la tensión casi palpable que se sentía en el ambiente.
— Se ve tan fea, no puedo creer que Vegeta haya perdido la cabeza por una zorra tan patética como ella— Decía con tono malicioso.
Se acercó más a Paragus abrazándolo y casi colgándose del cuello, — Si ya todo está resuelto debemos irnos— urgió al saiyan, quién seguía viendo a su hijo en forma enojada.
— He dicho que es mía y me la quedaré — Repitió obstinado el saiyajin.
Kale abrió los ojos con sorpresa, para después reírse pensando que era una broma, al ver que eso no era así y que Broly no cambiaba su semblante se calló en forma abrupta.
— ¿¡Estás hablando en serio!?— el silencio reinó en la habitación siendo esta la confirmación indeseada que Kale obtuvo.
Apretó sus puños con enojo y avanzó sin pensarlo hasta estar frente al otro saiyajin y lo abofeteó duramente.
—¡COMO TE ATREVES!— Por primera vez en varios días Kale estaba realmente furiosa.
— ¡Por culpa de esa perra tu hermano está en coma y tal vez nunca despierte!— Lo abofeteó más duramente.
Broly no se defendió, el odio de Kale contra él estaba justificado, pero no contra Bulma. Había sido él quien perdió el control y dañó a ambos: a la humana y a su hermano.
— ¡Esa maldita prostituta merece pagar lo que ha hecho, va a ser usada por los mercenarios!—
Pero Broly por primera vez se revelaba a ella y a su padre, sentía que era lo único que podía hacer para no perder completamente quién era él, de alguna manera sentía que si protegía a Bulma, su alma no sería juzgada tan severamente cuando él muriera.
— Me quedaré con ella...— Repitió obstinado.
Kale vio la determinación en esa mirada honesta que Broly poseía, la única forma de doblegarlo sería por medio de Paragus, avanzó donde éste estaba y se abrazó a él, a su pecho y comenzó su acto fingiendo llorar.
— ¿Has oído a tu hijo Paragus? ¡Prefiere esa zorra sobre su hermano! ¡Nuestro hijo está al borde de la muerte y él solo quiere jugar con la ramera esa!—
Se abrazó más fuerte a Paragus quien la pegó más a su pecho intentando consolarla mientras su cola intentaba hacer mimos a la cola de Kale.
Paragus estaba furioso — Si así es como lo quieres, así será Broly, aprenderás a la mala — Decía mientras sacaba un control remoto con en cual empezó a torturar a su hijo, en un intento por escarmentarlo.
El collar que Broly tenía sobre su cuello de inmediato comenzó a generar un voltaje que para cualquier otro saiyajin sería excesivo.
— Padre...— Habló en tono de advertencia el pelinegro.
Paragus al verlo mantenerse en pie incrementó la cantidad de electricidad que era descargada.
Hasta Bulma que se hallaba postrada en la cama, podía escuchar zumbar la cantidad de energía que estaba siendo emitida por ese misterioso collar que el saiyan portaba en su cuello.
Fue Paragus quien enojado habló — Si crees que no aumentaré más la cantidad de energía de descarga, estás equivocado.
Broly sabía que en estado normal no aguantaría demasiado así que sin dudarlo se convirtió en súper saiyajin.
— No me obligues a perder el control padre, sabes que este collar no me detendrá —
Era la primera vez que Broly admitía que ese mísero collar no bastaba para detenerlo, la determinación en la cara de su hijo lo hizo retroceder.
— Quieres quedarte con tu juguete adelante, pero la moverás a tu cuarto, no tendrá ninguna ayuda médica adicional ni comida extra, tendrás que compartir tu ración de comida con tu nueva mascota.—
Kale indignada se apartó de él mientras veía a su pareja con reproche. — ¡Como puedes permitir que se quede con ella! Me prometiste que tanto ella como el imbécil de Vegeta sufrirían —
Paragus la agarró fuertemente de la cadera y la repegó a su pecho pasando uno de sus brazos por la
cintura de Kale, sosteniéndola demasiado cerca, mientras con la otra mano la tomaba con delicadeza aunque firme del mentón y la hacía verlo a los ojos.
— Hablaremos después Kale, ellos sufrirán pero cambiaremos un poco los planes — se comunicaron con la mirada y ella se mordió la lengua pero aceptó y salió furiosa de ahí.
— Tienes un hora para moverla de aquí o la mandaré con los mercenarios — fue todo lo que Paragus dijo antes de abandonar también el lugar.
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Planeta Tierra
Tenían nada de tiempo para poderse ir, para Vegeta cada segundo contaba, sentía las manecillas del reloj avanzar, burlándose de él:
Tic tac,
Tic tac,
Tic tac
Incrementó la velocidad del vuelo, debía llegar cuanto antes con su hijo, hablar con él, tenía que marcharse pronto.
Número dieciséis se había quedado con sus hermanos ahí donde había aterrizado la nave de los saiyajines, decidieron esperar y aprovechar el tiempo para estar los tres juntos al menos esas pocas horas.
Si bien los gemelos confiaban en la fuerza de su hermano y su energía casi infinita, no dejaban de sentirse ansiosos por el resultado de la pelea, dentro de la información que había sido compartida con ellos, se había confirmado la existencia de un sujeto tan fuerte que ni Goku ni Vegeta convertidos en súper saiyajin juntos podían vencerlo.
Los gemelos intentaron no pensar en ello mientras permanecían al lado de su hermano, todo lo que podían hacer era esperar que la victoria les favoreciera.
— Sigo pensando que es una tontería el que vayas— comentó con tono irritado número 18, mientras Marrón a quien estaba cargando, extendía sus manos para poder ir con su tío y fuera éste quien ahora la cargara.
Número dieciséis le sonrió a su sobrina, tomándola entre sus brazos.
— ¿Saldrás de viaje tío?— el pelirrojo miró a la niña, adoraba a la pequeña rubia, aún recordaba lo frágil y delicada que se veía la niña al nacer, lo exhausta que número dieciocho se había visto, y a pesar de la delicada criatura que su fuerte hermana había dado a luz, el llanto exigente delataba la fortaleza de sus pulmones y cuerpo, ese llanto le decía que su frágil sobrina sería más fuerte de lo que su apariencia dictaba.
Recordó la promesa que hizo en ese momento a la recién nacida, de siempre mantenerla protegida, justamente ahora estaba por cumplir su promesa yendo en lugar de sus hermanos a tomar su lugar en esa incierta batalla.
— Iré junto con otros guerreros a otro planeta— Señaló el pelirrojo androide hacia el azul cielo, — allá enfrentermos a un grupo de malas personas, iré a ayudar para que después ellos no vengan aquí.
—Eres muy fuerte tío, vas a ganarles— Decía la chiquilla mientras lo abrazaba.
— Esa no es nuestra pelea...— Insistió irritada lazuli.
Fue lápiz, su hermano gemelo quien contestó — Tal vez dieciséis quiere pelear un poco, vamos dieciocho no seas molesta, tú también quieres ir a pelear y por eso estás tan fastidiosa...— Se agachó rápidamente esquivando el golpe que su hermana había lanzado.
— Deja de ser un idiota diecisiete— decía la rubia mientras comenzaba a lanzarle una serie de golpes y la pequeña marrón vitoreaba a favor de su mamá y número dieciséis disfrutaba del momento en compañía de sus hermanos, tenía tanto que no habían estado juntos que atesoraría mucho ese momento.
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Milk y Tights iban en absoluto silencio mientras volaban de regreso a la montaña Paoz, ambas iban ensimismadas pensando en sus propios problemas,
La rubia en apariencia fingía ser la que más en control estaba, hasta lucía aburrida; nada más lejos de la realidad, estaba desesperada, le había cerrado la puerta en la cara a Radditz y por la expresión que éste puso ante su acción, sabía que se lo haría pagar.
«¡Sí ese idiota creía que podía venir y que lo recibiría con los brazos abiertos, es que no me conoce!»
Apretó con fuerza sus puños, intentó respirar, Milk quien había estado sumida en sus propios temas miró con mas detenimiento a la rubia, pues a pesar de no mostrar ningún indicio de estar tensa, uno de sus puños si estaba fuertemente cerrado.
— ¿Estás bien Tights? Supongo que ver a Vegeta debió ser difícil para ti — trató de decir lo más suave que pudo mientras volteaba discreta a ver dónde Goten y Trunks jugaban, parecía que el chiquillo no les estaba prestando atención.
— Debe de ser difícil ver a ese sujeto de frente, es el culpable de todo...— La pelinegra estaba decidida a que alguien debía ser el responsable de toda esa tragedia, y en su mente el príncipe Saiyajin definitivamente lo era.
La rubia intentó cambiar el tema, pues ya iban aterrizando — Deberemos esperar aquí, no sé que es lo que ese sujeto querrá decirle a Trunks...—
En verdad se hallaba preocupada por su sobrino, pero al final de cuentas Vegeta era el padre, su derecho era mayor que el de ella y aunque ella quisiera no habría mucho que hacer, intentaba confiar en que Gokú de alguna forma le ayudaría a interceder para que no se le dijera nada al niño que pudiera afectarlo más.
Tan pronto llegaron y abrieron la puerta un saiyajin furioso las esperaba, su larga cabellera negra lo delataba.
Radditz estaba desesperado, quería hablar con Tights pero ella no le había dado oportunidad de nada. Tan pronto se abrió la puerta, lo primero en que se fijó fue en la rubia cabellera de la fémina, estaba por abrir la boca para exigir un tiempo para hablar cuando la pelinegra mujer al lado de Tights se le adelantó.
— Tu debes ser Radditz, el hermano de Gokú, ¿Cierto? — Recelosa preguntó, pues conocía muy poco de lo que había acontecido en Namek, no estaba segura pues ni su hijo ni su esposo hablaban de lo acontecido en ese planeta.
— S-sí lo soy— un poco confundido por la interrupción de la pelinegra confirmó.
— ¡Pues que maleducado eres! ¿Qué clase de mal hermano mayor hace que mi esposo, o sea TU hermano, tenga que ir a pelear cuando todavía está enfermo?
Y tu sobrino Gohan, ¿Como te atreves a permitir que mi precioso niño vaya a esas peleas tan peligrosas?
¡Mi niño debería estar solamente estudiando!—
Para este punto Milk ya había agarrado del traje a Radditz y lo zarandeaba fuertemente mientras una divertida Tights miraba el espectáculo.
El pelinegro estaba demasiado sorprendido y no sabía cómo actuar — M-mucho gu-gusto... Yo ahh la-mento que Go-gohan pierda sus clases—
La esposa de su hermano era aterradora. Iba a decir algo más cuando su rebelde rubia habló.
— ¡Vaya no sabía que eras tan mal hermano Radditz!— Comentó de pronto la rubia.
— Aunque era de suponerse...— dijo mientras volteaba a ver a la pelinegra que seguí sangoloteando al saiyajin.
— Estás siendo muy suave Milk, ese traidor no solo hace que Gokú y Gohan vayan allá, este tipo es fiel a su amado príncipe, iba a ayudarnos a que Bulma escapara o eso me dijo y después solo me habló para decirme que mi hermana.. que ella ya no estaba y no volvió a contestarme— dijo reproche.
—Deberías golpearlo más fuerte— decía la rubia, Radditz sintió un escalofrío, la pelinegra era aterradora y no quería defenderse demás o podría lastimarla y no quería hacer enojar a Vegeta si su hermano se enojaba por que él por error lastimara a su esposa.
— Y-yo lo siento d-de verdad...— Se disculpaba intentando apaciguar a su recién conocida cuñada.
—Radditz— Saludó Trunks sonriente mientras se bajaba de la nave, se detuvo de pronto y miró confundido al ver que la mamá de su amigo estaba técnicamente golpeando a quien solía ser su maestro de entrenamiento.
De pronto Gokú apareció, se notaba cansando, pues hacer la teletransportación gastaba demasiada de su energía, pero debido a que Vegeta había volado rápidamente rumbo a la montaña Paoz y él no había sido capaz de alcanzarlo, había preferido usar su técnica, aún cuando eso lo debilitase temporalmente por el gasto de energía que eso significaba.
Al menos de esa forma llegaría antes y evitaría que Milk provocara al príncipe saiyajin. Conocía a su esposa y sabía lo enojada que estaba y lo mucho que ella culpaba a Vegeta, Gokú no sabía que había pasado pero después de esa misteriosa llamada recibida por el príncipe saiyajin este se notaba decidido en marcharse cuanto antes.
Cuando llegó se sorprendió por la escena que encontró, a su esposa casi golpeando a Radditz quien se veía entre desesperado y aliviado al verlo llegar.
Escucho el griterío de su "tierna" esposa — ¿Y todavía tienes el descaro de reconocerlo y no pedir disculpas?—
Gritaba enojada mientras lo agarraba de la oreja y se la retorcía cual niño chiquito.
— ¡Discúlpate ahora mismo con Tights!— lo zarandeaba y golpeaba.
— Y-yo espera ¡Aaaay! Sí, s-sí me disculpo! ¡Ay! K-Kakaroto ayúdame!— Desesperado gritó a su hermano al ver que llegaba.
— ¡Milk! ¡Que estás haciendo deja a Radditz!— Alarmado gritó Gokú.
De la forma más gentil pero firme que pudo tomó a su esposa por detrás agarrándola de la cintura para de esa forma separarla del bastante maltratado Radditz, quién le dio una mirada agradecida a su hermano menor, además de otra de ¿Lástima? ¿Compasión? Suponía que por tener él que lidiar con una esposa con un carácter tan terrorífico.
Fue Tights quien habló — Lo lamento Gokú, Milk solo estaba defendiéndome, ¡De lo que ese tonto me hizo!—
Decía enojada. Gokú la miró sorprendido — ¿Qué te hizo? Radditz ¿Qué le hiciste a Tights?—
Dijo en tono de reproche el saiyan criado en la tierra mientras Trunks y Goten veían todo con ojos asombrados escondidos detrás de la nave.
— Goten tu mamá es muy aterradora — decía el peli lila, recordando que él también se había sentido asustado varias veces cuando su mamá se enojaba.
— Nuestras mamás tienen caracteres aterradores— le decía al pequeño pelinegro, mientras Goten solo asentía, confirmando lo dicho por su amigo.
Mientras Gokú intentaba calmar a su esposa, pues todavía tenía que decirle que no tenían los tres días prometidos antes de marcharse sino poco menos ya de tres horas, Radditz aprovechó para rápidamente moverse y acercarse a la rubia.
El hijo mayor de Bardock estaba cansado, había soportado el ataque sorpresivo de su cuñada, pero ahora que su hermano la tenía semi-controlada, pensaba usar esa oportunidad de aclarar las cosas con la rubia.
Tights no se dio cuenta en que momento el saiyajin se movió y se colocó detrás de ella, cuando se percató ya la tenía tomada de la cintura — ¿Pero qué diablos crees que es haces? ¡Suéltame maldito estúpido!— gritó furiosa.
Gokú volteó alarmado a verlos pues se había mantenido controlando a su propia esposa, su hermano mayor lo miró, por un instante antes de decir — Tights y yo tenemos asuntos que resolver pero hay niños presentes — Decía mientras volteaba a ver rumbo a la nave espacial pues ahí se hallaban escondidos los dos infantes—
Gokú miró por un instante la situación y a pesar de que usualmente era demasiado despistado y más para el tema amoroso, hasta él pudo percatarse de la familiaridad con la que esos dos se trataban.
— Date prisa, Vegeta viene para acá y saldremos mucho antes de lo esperado, no tenemos ni tres horas...—
Apenas había dicho eso cuando el grito de la pelinegra no se hizo esperas — ¿¡QUE!? ¡Explícame Gokú a qué te refieres con eso!— Más que disgustada exigió Milk quien ahora iba contra su propio esposo quien la miraba nervioso.
— Y-yo Milk... mira déjame explicarte... — Intentaba controlar a su furiosa mujer.
— ¡Porque tienes que seguir lo que ese idiota dice!— Gritaba fúrica.
Radditz aprovechó ese momento para abrazar a Tights, sostenerla contra su cuerpo y levantar el vuelo, agradeciendo mentalmente a Kakaroto y compadeciéndolo un poco, de alguna forma la escena le trajo a la mente el eco de una memoria casi olvidada, enterrada en lo más profundo de su psique:
"Él había estado jugando con sus amigos afuera de su casa, a pesar de la cercanía que su padre tenía debido a su posición con el rey Vegeta, su madre había preferido vivir fuera del palacio, así que contaban con una casa a las afueras del castillo, en los suburbios que rodeaban a este, donde la mayoría de los comandantes de alto rango vivían; Radditz y sus amigos se hallaban jugando con unos pequeños bichos parecidos a las lagartijas terrestres, él había estado ganando esa tarde, iba con una muy buena racha y se hallaba muy feliz, fue en ese instante cuando de reojo había visto a su padre llegar.
Bardock había estado bastantes meses fuera de casa, y que justo decidiera llegar en ese momento lo llenaba de dicha, aún así, fingió no ver a su padre, a pesar de que seguía de reojo sus pasos entrando a la casa, pero como todo buen saiyajin no demostraría frente a los demás, menos frente a sus amigos, lo mucho que lo emocionaba el haberlo visto llegar. Su padre era su héroe.
Al fin su papá podría por fin conocer a su pequeño hermano recién nacido, quién se hallaba en una de las incubadoras; dicha situación era algo normal, pues los infantes permanecían dentro de estas incubadoras, no solo terminándose de desarrollar sino también donde se les inculcaba en forma mental la información histórica, educativa y bélica de su raza, permanecían pues, en estas hasta los tres años y medio, tiempo en que eran enviados en las naves a conquistar planetas lejanos, los enviaban dependiendo de su nivel, antes de volver en la misma nave espacial a Vegita, con sus familias.
Usualmente cuando el crío regresaba podía tener desde 4 hasta 7 años de vida, dependiendo de la
lejanía del planeta enviado y del tiempo que le tomara completar su misión. Eso sucedía con todos los saiyajines de clase baja.
A los que determinaban que su ki era alto, eran adiestrados fuertemente desde que salían de la incubadora para ser soldados Élite. Eso era lo que había sucedido con Radditz y por eso a su edad se hallaba en el planeta.
Kakaroto había nacido 3 meses antes, pero la misión de su padre se había extendido más de lo esperado y era por eso que no había podido estar ahí cuando el crío nació. Radditz sonrió para sí, si su padre acababa de llegar de misión, quería decir que estaría con ellos si la suerte les sonreía varios meses antes de partir de nuevo, al menos esperaba estuviera con ellos un mes entero...
Acababa de ganar la partida y entro disimulando a su casa, no quería que nadie ni sus padres se dieran cuenta de su emoción, acababa de cerrar la puerta de entrada e iba avanzando hacia el comedor cuando el grito enojado de su madre lo paralizó.
—¡No me importa quien te lo haya ordenado Bardock, acabas de llegar y vienes aún herido!— alzó la voz molesta.
— Gine sabes que no me puedo negar son órdenes del Rey Vegeta—
— Por mí parte, el rey se puede meter sus órdenes por el c...— pero no pudo hablar más ni completar esa frase, porque Bardock espantado le tapó la boca mientras forcejeaba con ella quien furiosa arremetía contra él.
— ¡Suéltame bardock! Pienso ir a decirle a Vegeta lo que pienso de él y sus órdenes y por donde se las puede meter—
Para Radditz la escena fue un evento que se grabó en su memoria, para el niño su madre, Gine, siempre había sido un pozo de amor y dulzura, todo mundo solía mofarse por las espaldas de Bardock, pues a pesar del buen rango que él poseía, su mujer dejaba mucho que desear, debido a lo demasiado amable que era el carácter de su esposa.
Gine, era una saiyajin diferente de cierta forma, amorosa como madre, al menos en la intimidad del hogar, y a pesar de que intentaba restringirse mucho así misma, a veces se le salían uno que otro gesto cariñoso en público con Radditz y Bardock que en ocasiones avergonzaban al joven infante.
Así que ver a su madre, la siempre sumisa, amorosa y sonriente Gine, hecha una furia, gritándole a su padre, lo impresionó demasiado.
— Gine por favor cálmate— decía su padre intentando ser razonable — Me bañaré e iremos hoy juntos a ver Kakaroto antes de partir...—
Su madre estaba hecha una furia mientras golpeaba en el pecho a su padre — ¿Acaso porque ese idiota lo dice debes de ir? ¿Qué no hay más equipos que puedan hacerlo?—
Furiosa exclamó — Vienes llegando Bardock, te fuiste casi todo el embarazo, no estuvimos casi juntos, Y-yo necesitaba de ti— enojada lo confrontó.
Su padre podría aguantar muchas cosas pero jamás ver enojada y menos triste a su madre.
Todo saiyajin sabía lo que era la unión entre parejas pero pocos la practicaban, o al menos admitían abiertamente tenerla, pues usualmente los hombres eran los que marcaban a la pareja pero nunca se completaba a la inversa la unión por el grado de compromiso y sentimientos que estas hacían compartir, que se transmitían, Radditz sabía que su padre y su madre se habían unido.
El equipo de Bardock que lo conocía y respetaba le habían regalado una banda que era la que siempre portaba en el brazo, se lo habían regalado recién se había forjado el equipo poco antes de su unión con Gine.
Todos ellos conocían y admiraban a su comandante y sabían que él lo haría, de alguna forma habían intentado que el resto de saiyajines no se percatara, y de esa forma la marca de la unión de Bardock se hallaba escondida bajo esa banda.
Tan pronto Gine rompió en llanto, enojada, Bardock no pudo más que intentar consolarla, le rompía el corazón verla así.
— Es la única forma que me permitan hacer que Radditz se vaya en la misión junto al príncipe Vegeta sin que se vea sospechoso, sabes que mis premoniciones últimamente han sido más frecuentes,
el rey Vegeta está dispuesto a aceptar que sea Radditz quien vaya en lugar de otro chico en la misión del Príncipe, aún el príncipe sigue también en la incubadora pero no debe tardar más de dos años en salir.
No estoy loco sé que mis premoniciones son ciertas y que Freezer está tramando algo, mis visiones son cada vez más terribles Gine... Y Vegeta cada vez se siente más paranoico, más con el hecho de que tendrá que desterrar a Paragus para evitar que Freezer quiera usar a su hijo en nuestra contra...
Si voy ahora en esta misión y ayudo al rey, si no muestro ningún apego a los críos y creen que es solo por su fuerza, Radditz irá en la misión del príncipe Vegeta, además irán custodiados por Nappa, él es por mucho la mejor opción para que el príncipe y por consiguiente Radditz también vayan bien custodiados; además su majestad prometió que enviará a Kakaroto a un planeta sin nivel de peligro para él, pero es importante que parezca que en lo que eso sucede, que el crío no me importa, Gine, sabes que hay demasiados espías y no sabemos si el plan de Vegeta contra Freezer funcionará— Decía mientras acariciaba las mejillas de su esposa a pesar de que ella seguía golpeándolo enojada, hasta lograr que se calmara—
Jamás había visto a su padre tan asustado, Bardock siempre enfrentó con la cara en alto el peligro, el único día que lo vio temeroso fue aquel día, enfrentando a una muy fúrica Gine..."
Sonrió para sí mismo mientras despegaba llevándose entre sus brazos a una Rubia bastante indignada que le lanzaba improperios y lo golpeaba en el pecho y le daba patadas.
«¡Vaya! No sé por qué olvidé tanto tiempo esa memoria... Las palabras de mi Padre... él sabía de Paragus y de Broly... Si hubiera recordado esto antes...»
Meneó la cabeza quitándose ese pensamiento de la misma, de nada servía lamentarse... realmente no entendía porque había dejado enterrado ese preciado recuerdo tanto tiempo, aunque si lo analizaba, después de que Nappa les dio la noticia a él y Vegeta de la muestre de sus padres y la desaparición de Vegita, él había tenido que suprimir todas sus emociones, habían estado a merced de Freezer y no podían mostrarse débiles.
Tuvo la certeza que enterrar todas sus memorias fue la forma que tuvo su mente de protegerlo.
«Cuando todo esto termine, le contaré a Kakaroto acerca de nuestros padres... él no los recuerda y será una buena forma de pago de mi parte, por haberlo dejado controlando a esa fiera que tiene por mujer...»
Radditz había sentido solo un poco de remordimiento por dejar a Kakaroto ahí. Pero confiaba en que podría controlar al final a Milk, o al menos eso esperaba, si su hermano había seguido los pasos de su padre y había completado la unión, debería poder tranquilizarla. Como esa vez hizo su padre con su madre... Es la única vez que para él su madre lució terrorífica.
Llegaron a un una zona en el bosque donde corría alegre un pequeño arroyuelo que justo ahí formaba una poza no muy profunda donde poder nadar.
Bajó con delicadeza a Tights, tanta furia, tanta agresividad de la hembra lo estaba excitando, quería besarla.
— ¡Aléjate de mi idiota!— Enojada dijo la rubia mientras por fin tocaba tierra, se había sentido aterrada mientras volaban, había estado muy asustada imaginando que el pelinegro se cansara de su berrinche y la dejara caer, afortunadamente eso no había sucedido, y ahora que estaba en ese pequeño padro lleno de flores donde había un arroyuelo con una preciosa poza, podía sentirse segura, más a salvo.
— ¡Tights escúchame!— Intentó infructíferamente hacer que la rubia lo dejara hablar
— ¡Tights nada!— Furiosa cortó. — Estaba asustada, esperaba noticias de mi hermana y tu...— su voz se le cortó mientras comenzaba a llorar.
El pelinegro sintió que el corazón se le oprimía, amaba ver la sonrisa en Tights, su altivez, su arrogancia, su mirada juguetona y pasional, pero el dolor que reflejaba su voz, la agonía en esos ojos chocolate, lo estaba matando.
— No solo me dijiste que mi hermana había muerto... encima me abandonaste, creí que teníamos algo, pero tan pronto me dijiste que Bulma estaba muerta cortaste comunicación, no supe más de ti, como si ya no te fuera útil, me di cuenta que solo te servía mientras creías que mi hermana estaba viva, tal vez para espiarla y poder avisar a tu querido príncipe—
Radditz la miró preocupado, eso no era lo que había sucedido, él no había tenido cara para enfrentarla, el creía que ella lo despreciaba por fracasar, y una mujer como ella no debería tener que relacionarse con fracasados como él.
Pero antes de poder decir nada ella continuó:
—Me rompiste el corazón Radditz, me hiciste creer que te importaba pero nunca fue así, ganaste. Ahora déjame en paz y vuelve a tus tontas guerras junto al principito ese, ya no hay más que te ate aquí...
El pelinegro no sabía cómo expresarse, siempre vio el amor entre sus padres como algo bello de seguir y admirar, a pesar de que muchos criticaban a Bardock llamándolo blando, por permitirle tantas muestras de afecto público a su esposa, porque más de uno la creían de una casta inferior, por lo amable y sumisa que usualmente ella era.
Así que al no saber cómo transmitir sus sentimientos se abalanzó sobre ella dándole un profundo beso pasional, y aunque Tights quería golpearlo y gritarle, sentirse entre esos fuertes brazos, la intrusión de esa lengua salvaje en su boca, pudo más que su cordura y se dejó llevar.
Ambos estaban en una vorágine de sentimientos, de deseos, se separaron un momento para permitir entrar aire a sus pulmones mientras agitados se veían de frente, él disfrutaba de ver los labios hinchados producto de tantos besos de la rubia, mientras un hermoso sonrojo teñía la delicada cara de ésta.
— Estaba avergonzado— confesó con voz ronca y un sonrojo bastante fuerte apareció en la propia cara del saiyajin.
Ella lo miró confundida pero antes de poder preguntar cualquier cosa él continuó.
— Fracasé en lo que me pediste, no soy más que un don nadie que no pudo lograr acabar su misión, creí que tan pronto te lo dijera, me despreciarías y...—
La mirada del saiyajin era agonía pura, la rubia Briefs sintió un escalofríos recorrerla entera, jamás habría esperado que un guerrero tan fuerte y rudo como ese salvaje saiyajin que tenía frente a ella, que se había forjado a fuerza y sangre, que no creía en sentimientos, estuviera en ese momento cohibido, explicándole en la forma más insegura posible sus sentimientos e inseguridades, miró el profundo pozo negro que tenía ese hombre por ojos, y pudo ver toda la vulnerabilidad de su alma atormentada.
— No tuve el valor de escuchar el desprecio en tu voz...— se dejó caer sobre sus rodillas y se abrazó a ella mientras con el dolor de su alma atormentada le decía.
— Déjame reivindicarme...— Decía mientras besaba su abdomen y recargaba su frente en este al permanecer arrodillado frente a ella.
—No saber de ti me ha vuelto loco, imaginarte con otros me ha hecho perder la cabeza..—
Decía mientras se levantaba e intentaba besarla de nuevo pero la rubia Briefs no quería dar a torcer su brazo tan fácilmente, jamás se había enamorado de nadie, había conocido a muchos y se había sentido inclinada a sentir "algo" por alguno de ellos, pero siempre se jactó de que jamás entregó el corazón.
Eso ahora estaba en juego, ese bruto saiyajin salvaje la tenía suspirando a todo momento por él, y la hacía mantenerse llorosa, soñando todo el tiempo como una tonta chica enamorada, esas de las que siempre se burló.
Cuando sentía que su corazón iba a perdonarlo, cerró su mano fuertemente para después abrirla ampliamente y lanzarle una cachetada que resonó fuertemente contra la mejilla del saiyan y le dejó marcada su delicada mano en la misma.
El golpe le había dolido probablemente más a ella que a él pero era su forma de hacerle saber que no lo estaba perdonado.
— Haz lo que quieras con tu vida Radditz, te perdono, ahora puedes irte a seguir luchando tus guerras al lado de tu príncipe, pero a mí no me metas en eso, en lo que a mí respecta tu y yo no tenemos nada, me da igual lo que hagas, de todas formas estoy por aceptar la proposición de alguien más...—
Radditz sintió su sangre hervir al escuchar a la hembra que él ya sentía como suya decirle que estaba por aceptar a otro macho en su lugar, los saiyajines eran seres territoriales no solo en la batalla, sino con sus parejas, y podrían dar la batalla más salvaje no solo en el campo de batalla si no en la cama de ser necesario.
La abrazo fuertemente casi cargándola sobre sus caderas mientras una de su mano la tomaba de la cintura otra la apretaba de las nalgas, por la posición en que la cargó Tights no tuvo otra opción que abrazarse con sus piernas a la cadera del saiyan, sintiendo claramente como la virilidad endurecida de él se encajaba en la tierna carne de su sexo y que aún con la ropa puesta le generaba sensaciones de escalofríos deliciosos.
— Mírame a los ojos y dime que eso es cierto, dime que no sientes la conexión que yo siento...— Decía con voz ronca y grave.
—Dime que no sientes nada cuando hago esto...— Decía mientras se adueñaba de sus labios y comenzaba un beso intenso donde el saiyajin transmitió lo que con las palabras no podía, todo lo que por ella sentía, sin soltar ese beso sus manos ya habían destrozado la blusa y el resto de la ropa de la rubia, y se hallaba en ese momento explorando su suave aunque firme cuerpo.
Sus besos comenzaron a bajar por su cuello, rumbo a su garganta mientras jadeos excitados salía de ella, sus besos continuaron su camino llegando a la altura de esos bellos montículos que era sus senos, besó, lamió la unión central donde comenzaban esos pechos deliciosamente llenos, se adueñó con una de sus manos de uno, jugando con el bastante sensible pezón, mientras con su lengua recorría la aureola sensible del otro, antes de comenzaba amamantarse en forma desesperada.
Tights no supo en que momento permitió que eso sucediera, pero no quería que él se detuviera, cada roce con sus manos, con su lengua, parecía una caricia de fuego que la atormentaba, empujó con sus propias manos la cabeza del saiyan sobre sus senos, ofreciéndoselos.
La mano conquistadora que había estado atormentado uno de sus pechos ahora vagaba libre y salvaje hacia el sur de su cuerpo, conquistando con cada caricia, sintió sus piel estremecerse mientras sentía como esa boca pecaminosa dejaba sus senos en paz y comenzaba también a bajar, sus ojos se conectaron con los de Radditz mientras éste besaba su abdomen lentamente hasta llegar a su ombligo, mirándola directamente a sus ojos mientras lamía en círculos alrededor de la circunferencia umbilical, y le sonreía en forma lasciva, haciéndola humedecer de deseo de solo imaginar esa lengua lujuriosa enterrarse en su ombligo.
Cuando eso sucedió ella no pudo más que gemir y arquearse, jamás había sentido una sensación igual, mientras, la boca de ese salvaje saiyajin atormentaba su zona umbilical, la cola del mismo se acercó hasta el sexo expuesto y necesitado de la rubia y en forma rápida aunque indolora, golpeó las tiernas carnes de su vagina, generando deliciosos calambres de placer en su cuerpo, en sus labios inferiores.
La rubia no pudo más que estremecerse involuntariamente mientras un gemido escandaloso salía de ella, y en un rápido aunque indoloro golpe de esa cola traviesa se había hecho consciente de la hinchazón de su zona sur, de su dolorosa necesidad que le exigía sentir a ese hombre dentro de ella.
Sin darle tiempo a nada lo vio bajar los atenciones de su boca masculina y sensual hacia su sexo.
— Hueles deliciosa— Con voz más que ronca, apenas pudo susurrar el saiyan, mientras su nariz hacía mimos a sus rubios rizos inferiores que se hallaban bastante humedecidos por la necesidad y deseo de la rubia.
— Y tengo que probarte ahora...— Fue todo lo que dijo antes de que su lengua se adentrase en esos labios resbaladizos y volviera aprobar esa esencia que lo había hecho adicto an ella.
Los gemidos escandalosos de ella mientras abría más las piernas y empujaba más la cabeza del saiyan a su centro, se mezclaban con los sonidos lujuriosos de él, quien se hallaba borracho, intoxicado con el deseo de la hembra.
El orgasmo la devoró por dentro, una ignición parecida a fuego espontáneo la quemó por todos lados, haciéndola vibrar, haciéndola gritar, su alma estaba tan sensible como su cuerpo, mientras él feliz recibía toda la sacra humedad que ese orgasmo había producido.
La respiración entrecortada de ella y sus ojos cerrados, así como el sudor en su frente, le indicaban al saiyajin que había logrado su cometido, su lengua ya la había marcado como su hembra.
Subió de a pocos besando todo su cuerpo, Tights ya no podía ni jadear de lo cansada que se sentía, apenas si pudo abrir los ojos Y se topó con esos ojos negros que la miraban intensamente.
— Dime de frente que no sientes esa conexión, dime que hay otro que puede hacerte llegar como lo hago yo, dime que hay otro que puede saciarte como yo lo hago...— Capturó sus labio después de decirle eso y la abrazo más fuerte, haciendo que su muy dura virilidad comenzara a jugar en forma inconsciente entre los resbaladizos pliegues de su bastante sensible sexo.
—Dime que no sientes esta conexión Tights, dímelo y me iré y no te volveré a molestar, dímelo — Serio decía Radditz, quien se hallaba más que asustado a pesar de la aparente tranquilidad que mostraba.
Si su siempre esquiva rubia decidía pedirle que la dejara en paz ¿Qué haría? ¿Sería capaz de cumplir su palabra y no rogarle otra oportunidad?
Jamás en su vida el saiyajin se había sentido tan asustado, no podía más que compadecer a Vegeta, si para él era difícil no quería imaginar lo que estaba pasando el príncipe saiyajin, sintiendo eso que llamaban sentimientos.
— Dime que no lo sientes Tights— insistió, mientras la rubia sentía que su cuerpo que su alma la traicionaba, por un instante se detuvo más que tentada en decirle que la dejara en paz, quería volver a su sitio seguro, pero imagino todo, después de que él regresara a su peleas y por fin ganaran... ¿Qué haría? Buscaría a otra mujer, alguna guerrera presumiblemente... ¿Y se quedaría con ella?
Un sentimiento egoísta vino a ella, celos, de solo pensar en otra mujer a su lado, la hacían querer destruir lo que tuviera enfrente.
Otro beso salvaje la sorprendió.
— Eres un tramposo... No me dejas pensar con claridad — Se quejó la rubia.
Radditz sonrió malévolo — Nunca dije que jugaría limpio—
Ella golpeó ese musculoso cuerpo — No sé si me interesa seguir contigo...— Ni siquiera es tan bueno el sexo...—
A pesar de lo que ella creyera, el hermano de Gokú había comenzado a comprenderla, la abrazó más fuerte mientras salvaje la volvió a besar capturando sus labios y dejó que su hombría se abriera paso entre el sexo tan apretado de la rubia, un gemido de satisfacción salió de ella, mismo que comenzó a beberse, mientras comenzaba en forma firme un vaivén que licuó los pensamientos de la fémina.
No era la única que no podía pensar, él tampoco lo hacía en esos momentos, desesperado, su boca se prendió de uno de sus pezones y cada succión era un latigazo al bastante hinchado clítoris que pronto comenzó a recibir la atención de esa traviesa cola, mientras que el saiyan revolvía sus entrañas, moviéndose, haciéndole el amor de una forma que ningún otro hombre había hecho con ella antes.
Ambos gritaron cuando el orgasmo los golpeó fuertemente, la rubia sintió la cálida simiente de él llenarla... esta vez no habían usado protección y ella no había tomado anticonceptivos.
— Idiota, no me estoy cuidando — Fue todo lo que sonrojada alcanzó a decir al sentirse llena de la simiente del guerrero.
Radditz sintió sus pecho hincharse al saber que su semilla tenía vía libre para enraizarse, y deseo con todo su ser porque eso pasase.
— Eres mía Tights Briefs, y cuando regrese de la pelea, te marcaré aquí— señaló un punto en el cuello de la rubia mientras besaba y raspaba un poco con sus colmillos un punto en el cuello que estaba ansioso por marcar.
— N-no he aceptado nada— Intentó en vano defenderse, ambos sabían que de forma tácita ella había aceptado lo que Radditz ofrecía.
—Quiero conocer a tus padres antes de irme, decirles que será mi mujer por las leyes saiyajines tan pronto vuelva de la batalla—
La rubia sintió que se ahogaba — ¡No vas a decirles nada!— Radditz sonrió ella aprendería que algunas cosas cambiarían y una de esa era que sus padres debían conocerlo, tenían que saber que él sería buen proveedor y cuidaría de su hija para que aprobasen su unión.
— Rompiste mi ropa y ahora ¿Que voy a usar? — Se quejó la rubia, sabía que debían de regresar a la mi tala Paoz pero con su ropa hecha jirones ella dudaba poder pararse ahí...
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Tan pronto el príncipe saiyajin aterrizó afuera de la casa de Gokú éste salió de su hogar para recibirlo y no solo él, Trunks salió rápidamente para ver a su padre.
— ¡Papá! — Saludó emocionado el chiquillo.
Gohan y Piccoro aterrizaron en esos momentos, y Milk y Goten también salieron para poder dar la bienvenida al mayor de los hijos de Son Goku.
Vegeta sabía que la familia de Kakaroto necesitaba tiempo para hablar entre ellos, les daría ese espacio mientras él hablaba también con su propio cachorro.
— Tengo algo que hablar contigo Trunks— Llamó en forma seria aunque calmada el saiyan.
Goku de reojo vio que Vegeta pensaba marcharse a otro lado a hablar con su hijo, solo asintió con la cabeza a modo de despedida temporal, sabía lo que el otro saiyan quería hablar con su retoño, y si bien tenía sus dudas, sabía que para el príncipe saiyajin la honestidad era imprescindible en la relación con su hijo.
Gokú vio a padre e hijo alzar el vuelo rumbo a un claro cercano, donde Vegeta pensaba explicarle todo lo que pudiera en la medida de lo posible al infante.
Tan pronto llegaron al lugar la belleza del mismo hizo que el chiquillo casi olvidase el motivo real de esa visita.
Pero su padre, un saiyajin entrenado en la estrategia para la guerra no lo había olvidado. Aún así permitió al crío relajarse, lo vio admirar alegre el sitio, Vegeta avanzó tranquilamente.
Trunks no había podido tener tiempo de estar con su padre, desde que su mamá y él abandonaran el planeta Vegita, no había vuelto a ver a su papá sino hasta hace unas horas y en ese momento en el revuelo de verlo de nuevo, hizo que se le escapara notar que faltaba algo primordial en su padre y que ahora lo tenía alarmado.
Pues a pesar de que en apariencia era él mismo, había un elemento faltante tan característico en su raza que sin poder evitarlo tuvo que preguntar por él.
Vio a su padre caminar hasta una zona donde había varios árboles cercanos a un pequeño riachuelo que corría cercano, se acercó a él y se sentó a su lado.
— Papá...— Sintió nervios pero su curiosidad era mayor... — ¿Dónde está tu cola?— El pecho del niño se estrujó, ahora que lo miraba más de cerca, su padre tenía una grandes ojeras y el cansancio se notaba en su cara, así como un velo de tristeza cubría de alguna manera su mirar.
El corazón del infante comenzó a latir rápido y sus manos comenzaron a sudar frío, por primera vez se dio cuenta que no quería que su padre contestara su pregunta.
—Así que te has dado cuenta, eres un chico listo— comentó Vegeta, con tono ligero y con un dejo de orgullo en la voz.
Se recargó en el árbol que tenía a sus espaldas, mientras miraba el agua en movimiento, el caudal tenía una corriente suave y su sonido era relajante.
El aire fresco y puro de la montaña llenaba los pulmones del príncipe saiyajin, y el olor de la salvia y el cedro, impregnaban el lugar. El murmullo de las cigarras, el croar de las ranas y el suave canto de las aves a lo lejos, todo hablaba de una paz sin final.
«Este es un lugar perfecto para que mi descendiente crezca, para que "ella" viva feliz y en paz»
Miró de frente, inhalando una vez más el delicioso aroma a bosque que lo rodeaba, llenando sus pulmones con ese delicioso aroma a bosque, a vida.
— Perdí mi cola en una pelea Trunks— No veía caso mentir a su descendiente, decidió hablar con la mayor verdad posible.
Trunks sintió como si una corriente eléctrica lo atravesara y lo hubiera electrocutado.
Su corazón se aceleró, la ira lo embargó al pensar que alguien se hubiese atrevido a lastimar a su padre.
«¡Hicieron una emboscada a papá, ¡Intentaron matarlo!»
Para él era claro que su padre era muy poderoso, no había forma en el universo en que le hubieran podido hacer tal atrocidad sin algún chantaje de por medio.
—¿Quién fue papá?— Trató de sonar lo más tranquilo que su vocecita furiosa se lo permitía.
Vegeta sonrió orgulloso, sabía que el niño era perspicaz y no estaba desilusionándolo, había llegado a la rápida conclusión de que alguien lo había traicionado.
— Paragus y Kale, la madre de tu hermano.—
Vegeta guardó silencio permitiendo al crío que procesara la información antes de proseguir.
La cabeza del crío corrió salvaje, ¿La madre de su hermano? ¿Porque ella haría eso?
Recordó la de veces que ella lo miraba con desprecio a pesar de mostrarse amable, como si su cordialidad fuera solo un disfraz, recordó las veces que su mamá le prohibió quedarse cerca de ellos dos: Paragus y Kale.
Algo dentro de él comenzó a hacer más sentido.
«¡Ella lo hizo a espaldas de Chard! Mi hermano admira mucho a papá... Debe de estar devastado... Su mamá, ¿Porque ella hizo algo tan horrible?»
A su mente vino lo que el señor Gokú le había contado...
«Mamá se fue y me dejó para avisarle a papá... Ellos dijeron que Paragus capturó a mi hermano.»
Escalofríos recorrían su cuerpo, presintiendo el caos que todo eso significaba. Trató de que el miedo no se filtrara en su voz, y por más que quiso callar terminó hablando.
— ¿Ellos secuestraron a mi hermano? ¿Fue así como lograron herirte padre? — La intensidad en la mirada azul del pequeño Trunks traspasó a su padre.
La intensa mirada ónix se clavó en el crío, estudiándolo, evaluándolo atentamente.
«No tiene más que poco contexto y ha hecho deducciones brillantes, tiene todo el potencial que como heredero debe de tener, será un gran rey»
Orgulloso miró a su primogénito — Tu madre regresó para informarnos, así que nos preparamos para la batalla; por seguridad la dejamos a ella y a tu hermano protegidos. Celery y Tarble cuidaban la nave donde ellos estaban.
No sabíamos que Paragus tenía un hijo llamado Broly, ése saiyajin es muy fuerte Trunks, es más fuerte de lo que yo lo soy.
Diversos sentimientos recorrían al infante — Nadie es más fuerte que tu padre, eres muy brillante — Obstinado comentó el crío, quien sentía como su deber defender a su padre, así fuera de él mismo.
Vegeta sonrió orgulloso, aún así negó con la cabeza, — A los ojos de un hijo, su padre siempre será el mejor.— Comentó con voz suave el príncipe saiyajin.
— Pero tú eres el príncipe de los saiyajines, un día gobernarás a tu raza, y sería insensato que no te sacará de tu error—
Miró a su hijo mientras decía eso, la mirada ónix atravesó al infante dejándolo paralizado como si unas cuerdas invisibles lo retuvieran.
— Hay seres más fuertes que yo, siempre los ha habido Trunks, es por ese motivo que siempre entreno, para superarme y superarlos. Sí, siempre han existido seres más poderosos que yo, pero no todo es la fuerza, ¿Sabes que tengo yo y que la mayoría carecen de este elemento y es por eso que aunque sean mas fuertes, siempre les termino ganando?— Preguntaba serio a su hijo mientras éste intentaba desesperadamente saber la respuesta a la pregunta hecha por su padre.
La mirada sería de su padre le indicaba que esperaba que él contestara, Trunks decidió ser humilde y reconocer su ignorancia.
— N-no lo sé padre...— Vegeta no se inmutó y procedió a contestar.
— La estrategia, ninguno de ellos ha entendido que aunque seas el rival con mayor fuerza, puedes ser fácilmente vencido si la estrategia es la adecuada.—
Volteó de nueva cuenta a mirar hacia el arroyo, mientras seguía hablando —Nos enteramos de la existencia de Broly pero fuimos demasiado orgullosos, demasiado soberbios, al menos yo lo fui; y no fui capaz de prever que él era muy fuerte, casi mató a tu tío Tarble, lastimó mucho a Celery y capturó a tu hermano y a tu madre.—
Al decir esto volteó a ver a los azules ojos del infante, Trunks estaba alterado al escuchar eso, sintió la boca secarse, y de pronto se dio cuenta que ya no quería
escuchar más, por primera vez sintió un gran pánico apoderarse de él.
—Broly es tan fuerte que... atravesó el pecho de Basil y lo mató —
La crudeza de las palabras del príncipe saiyajin, helaban a su hijo, quien intentaba mantenerse centrado en la voz de su padre para no híper ventilar.
De pronto, un miedo irracional se coló en sus huesos. El pánico le cerró la garganta, de solo pensar que clase de monstruo era ese sujeto que ni todos lo saiyajines juntos habían podido vencer, y del que su mismo padre, su gran héroe, hablaba con tanto recelo.
—Cuando Peleaba con Paragus, Broly apareció y fue cuando supe lo que había hecho y que ahora tú madre y tu hermano se hallaban en peligro. —
Volteó a ver a su hijo en forma seria mientras el pequeño saiyan sentía la garganta seca y todos sus temores hacerse realidad.
— Perder mi cola fue solo un precio a pagar para que no los dañaran...—
Vegeta cerró los puños, ahora que sabía que Bulma estaba viva no angustiaría a su hijo con el dolor de saber que por un momento creyó perdida a la musa azul que ambos llamaban el amor de su vida.
—Debemos ir y luchar— Decidido dijo el pequeño niño, la sed de sangre había calado en lo más profundo de sus huesos, en el centro de su ser, se había levantado en él, el agravio cometido por esos despreciables seres de Paragus y Broly, tenían a su joven cabeza llena de juramentos de venganza.
— Escucha bien lo que te diré — Comentó el saiyan de abolengo viendo en forma seria a su hijo, para él esta lección era imprescindible que Trunks la aprendiera.
— Broly es un guerrero muy fuerte, al que ni todos los saiyans juntos pudimos vencer, ni siquiera Kakaroto y yo convertidos en súper saiyajin lo logramos— Comentó el príncipe saiyajin con la voz más seria que pudo, mientras se transformaba en ese instante para mostrar su actual nivel de poder a su hijo, el cual sobra decir era bastante mayor a la última vez.
—Peleamos y perdimos Trunks, ellos escaparon y tienen en su poder a tu madre y a tu hermano... Contratacar sin un verdadero plan, solo porque antes fuimos vencidos, sin contemplar todas las opciones solo hará que nos maten. Y mostrará que somos indignos de ser parte de la realeza saiyajin. Eres mi primogénito, el príncipe heredero de nuestra raza, harás bien en aprender esta lección— Se inclinó y puso una de sus manos sobre el hombro del pequeño.
—Si dejas que tus emociones sean las que te rijan, entonces harás cosas estúpidas y serás vencido. Debes aprender a usar ese enojo que ahora sientes para poder ganar y para ser más hábil que ellos, aprende usar la estrategias a tu favor— Decía mientras lo miraba serio, intentando transmitir lo mejor posible esa dura lección.
A pesar de las ganas que sentía el pequeño de levantarse y exigir venganza, entendía que su padre tenía la experiencia y el poder que a él aún le faltaba, Se mordió la lengua y asintió antes de decir — ¿Que haremos entonces padre?
Vegeta se levantó en ese momento, sonrió y miró a su hijo, —Sé que no he sido el padre que mereces Trunks, cuando eras pequeño te sobre-exigí constantemente y te hice que demostraras tu valía— Acarició la cabeza del niño en forma afectuosa, cosa que sorprendió al infante que conocía a su padre y lo mucho que le costaba verbalizar su afecto.
—Estoy orgulloso de ti, serás un gran rey— fue todo lo que dijo, dejando sin palabras al infante.
— En el futuro lucharás tus propias batallas, tus propias guerras, pero está a la que ahora iré, no es tu lucha — Comentó en forma determinante el peliflama.
El pequeño veía a su padre ahora parado al lado suyo, vestido en su traje real, mientras su capa ondeaba, sentía que su pecho se hinchaba de orgullo.
— Padre déjame ayudarte— Intentó sonar serio pero aún era todavía un crío y su voz infantil salió más chillona de lo que esperaba, lo que había dicho sonó más a una patética súplica que un cachorro hacia al gran depredador, como pidiéndole permiso de acompañarlo a la cacería.
Vegeta sin contestar a la pregunta específica que el niño había hecho, simplemente respondió — Deberás quedarte en la Tierra Trunks y seguir entrenando, sobre pasa tus límites para que un día alcances el súper saiyajin, y aún así sigue entrenando...—
— Padre yo puedo ayudar, Goten puede ayudar, somos saiyajines, queremos ayudar en la pelea.—
Vegeta no volteó a ver a su hijo, en forma rápida y sin que éste se lo esperara, comenzó a atacarlo.
Trunks notó muy pronto que su padre no estaba entrenando, estaba realmente atacándolo, el puño duro de su progenitor se clavó en su estómago, haciéndolo escupir sangre, aún así no le dio tregua, continuó golpeándolo de tal manera que el crío no tuvo más remedio que comenzar no solo a defenderse sino a pelear realmente.
El príncipe saiyajin estaba orgulloso, no estaba siendo una pelea fácil, con solo 4 años su hijo tenía un gran potencial, claro que no estaba usando todo su poder pero tampoco estaba limitándose, pero el niño ya prometía; de pronto Trunks lanzó un ataque y mientras su padre lo esquivaba, lanzó otro más que casi logra herirlo.
Sonrió orgulloso de sí mismo pero su dicha duró poco, su padre comenzó a atacarlo fuertemente, decidido a esquivarlo Trunks voló hacia el cielo pero cuando pudo reaccionar su padre estaba ya sobre él y de una patada lo lanzó directo al suelo, haciéndolo estamparse en la tierra, no tuvo un segundo de descanso después de caer, tuvo que moverse rápidamente pues rayos de ki fueron disparados contra él.
Intentó una vez que pudo estar de pie lanzarle más ataques pero su padre no de dio clemencia y lo golpeó brutalmente dejándolo tirado en el suelo.
— Harás bien en recordar esta lección Trunks, eres el príncipe de tu raza, no puedes embarcarte en una pelea que no puedes ganar.—
El pequeño se sentía frustrado, su padre le había dado una lección de humildad que debía aceptar, no estaba preparado aún para esa pelea de esa manera envergadura.
— Si vas con nosotros a la batalla, no estaré del todo enfocado en mi objetivo, el cuál es acabar con esas escorias. Eres mi primogénito, el príncipe heredero de la noble y poderosa raza saiyajin.—
Se acercó a su hijo quien seguí acostado en el suelo, bastante adolorido por la paliza brutal que su padre le había dado. Trunks realmente creía que su padre le había roto algunos huesos y varias costillas, le costaba respirar.
— Deberás entrenar y permanecer aquí. Te prometo que tu madre y tu hermano llegarán pronto a la tierra, me aseguraré que eso suceda así sea a costa de mi propia vida—
Un escalofrío recorrió al infante al escuchar la fría promesa de su padre. Vegeta no había prometido que él regresaría, solo su madre y su hermano, y el miedo de perder a su papá se apoderó de él.
El príncipe saiyajin leyó ese miedo primario que surgió en la azul mirada de su cachorro y trató de aliviarlo, no con mentiras, de la única forma que un guerrero puede consolar a su progenie, indicándole la importancia y el orgullo que puede haber al morir en la batalla.
— La vida de un guerrero está ligada a la pelea, a la batalla Trunks. Tu madre, tú y tu hermano son mi mayor orgullo, fallé como guerrero, y fallé como príncipe de mi raza al permitir que esos malditos se los llevaran, los traeré de vuelta, esa es toda la promesa que puedo hacerte hijo mío. No se si yo volveré pero si no lo hago, alguien siempre te entrenará para que llegado el momento tomes tu lugar como líder de tu raza.—
Se inclinó y ayudó a levantarse a su hijo. De su traje sacó una extraña semilla que el niño no conocía.
— Cómela— Fue todo lo que dijo, el pequeño hizo caso a su padre y de inmediato sintió restablecerse todas su fuerzas y el dolor lacerante que tenía desapareció.
— Son semillas del ermitaño, tu madre me dio varias, mismas que llevaré a la batalla—
Comentó tranquilo mientras Trunks se levantaba ya restablecido. — Gracias por decirme la verdad papá —
Apenado por su comportamiento infantil habló el pequeño. Vegeta no hizo amago de darse cuenta de la
vergüenza de su hijo al reconocer su derrota y su manera infantil de comportarse.
— Eres el príncipe de tu raza Trunks, nunca lo olvides. Mereces ser tratado como el guerrero que eres... Ahora, el tiempo de irme ha llegado, regresemos —
Y con eso Vegeta emprendió el vuelo de regreso, sin esperar a ver si su hijo le seguía o no.
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El anochecer se estaba acercando y en el crepúsculo del atardecer los tonos naranja comenzaban a difuminarse en el cielo dejando una estela de tonos grises que poco a poco comenzaban a dar paso a la oscuridad de la noche.
Los ruidos de los animales de la montaña comenzaban a cambiar notándose así que el ocaso marcaba el final de los cantos de los pájaros y el comienzo de otra serie de ruidos como los grillos, las ranas y otros animales más nocturnos que daban la bienvenida a la noche y comenzaban su actividad.
Radditz volaba a velocidad más que ligera mientras avanzaban de regreso, el clima fresco del anochecer no le afectaba a pesar de ir parcialmente desnudo del pecho, pues se había quitado la parte superior de su traje de pelea y se lo había proporcionado a Tights, quien llevaba dicha prenda como si de un blusón se tratase, el viaje a vuelo ligero pues, se debía a la rubia que iba semi desnuda.
Debajo de la parte superior del traje de pelea de Radditz que llevaba puesto, nada más la abrigaba, lo que tenía muy avergonzada a la rubia. — ¡Eres un gran bruto! Como te atreviste a romper mi ropa, ahora no tengo nada que ponerme y todos se darán cuenta...— Se quejó amargamente la mayor de las herederas de la corporación cápsula.
— Eso no es lo que escuché mientras te hacía mía...— En forma fanfarrona decía Radditz intentando así molestar a la rubia quien solo alzó la ceja.
— Cariño, un polvo después de tantas semanas sin tener actividad no le cae mal a nadie, pero no te llenes mucho de ti mismo, el sexo apenas si fue bueno y el orgasmo no fue nada espectacular ni tan bueno como para ser recordado — Suspiró en forma dramática antes de continuar — No es nada que no hubiese experimentado antes...—
Casi iban llegando de nuevo a la casa de Son Gokú en la montaña Paoz, estaban a algunos cientos de metros de lugar cuando Radditz decidió aterrizar de emergencia.
«¿Así que quieres juga eh? Vamos a demostrarte quién es tu hombre...»
Sonrió malicioso pero no le dijo nada de inmediato. Aterrizó en medio de varios árboles, la casa de su hermano se divisaba a lo lejos.
Tan pronto aterrizaron la soltó, y ella casi cae, de no ser por la mano firme del saiyajin que la mantuvo erguida.
— Óyeme idiota, ¿Pero que crees que haces? Trátame con más delicadeza — Decía la rubia molesta.
Pero él ni siquiera le contestó la volteó y se repegó a su espalda, separó las piernas de la rubia y alzó con una mano la camisa de su traje de pelea que le quedaba a ella como si de un vestido corto se tratase, mientras con la otra mano, se sacó su miembro viril que se hallaba bastante erecto y emocionado y sin decir nada más se hundió en ella.
— Radditz que haces.. ¡Ahhh!— Fue todo lo que alcanzo a decir antes de sentir la virilidad del saiyan nuevamente reclamándola, quien además capturó sus labios bebiéndose sus gemidos y comenzó a bombearse en forma rápida y dura mientras su cola castigaba sin piedad el clítoris de la rubia, una de sus manos acariciaba su cintura y la otra ingresó por debajo de la ropa que cubría su desnudez y apretaba con pericia los pezones femeninos.
Muy a su pesar, los gemidos escandalosos de la rubia comenzaron a subir de tono — Shhh— La calló mientras continuaba atormentándola y bombeándose dentro de ella —Si haces demasiado ruido el namek va a escucharte, está en la casa de mi hermano y ese sujeto está ahí, esa raza suelen tener una excelente audición... ¿No queremos que te escuche en un momento de placer verdad?—
Decía mientras impúdicamente seguía atormentando su clítoris. Sin esperar respuesta él continuó.
—Eres mi mujer no lo olvides — Decía mientras incrementaba el ritmo de las embestidas y apretaba un poco más fuerte sus senos y con la cola daba golpecitos sobre su clítoris hinchado.
— ¿A quien perteneces Tights?— decía pagado de sí mismo, con la mirada malévola en su rostro. — Dilo en voz alta quiero oírte aceptarlo...—
Pero ella no pensaba cerder, la rubia como pudo negó con su cabeza mientras ella sentía llegar orgasmo tras orgasmo.
— ¿Así que no dirás la realidad en voz alta? — Decía en tono burlón el saiyan.
De pronto detuvo las embestidas y su cola demente dejó de torturarla, ella había sentido que un orgasmo se construía en ella nuevamente, para después ser detenido de pronto, haciendo que ella lanzara un grito de frustración.
— DILO TIGHTS— La voz del guerrero sonó imperante, demandante.
— ¡Tuya! soy tuya...— No pudo ayudarse así misma, necesitaba que él terminara de hacerla suya necesitaba ese orgasmo y sentirlo acabar dentro de ella nuevamente.
Radditz comenzó en forma salvaje a moverse, el sonido lascivo de sus carne al chocar predominaba en la quietud del crepúsculo, la besó más demandante más lujuriosamente, bebiéndose todos sus gemidos; al final él orgasmo los golpeó a ambos, se vació dentro de ella nuevamente en una forma bastante excesiva.
El momento si bien fue rápido fue demasiado intenso, la rubia briefs no podía ni sostenerse en pie...
Gokú se hallaba con su esposa e hijos dentro de la casa, Milk acababa de colocar los platos de la cena, mientras la risa de todos reverberaba en el lugar.
Piccoro se mantenía ahí como una sombra silenciosa, a pesar de lo callado que se mantenía, estaba de muy buen humor disfrutando a su manera del momento.
No era el único, Tarble había sido invitado a la cena, aunque él se hallaba sentado junto al resto de la familia Son, a punto de comer, centrado en disfrutar las delicias terrestres.
El timbre en la puerta rompió la armonía de las conversaciones dentro del hogar, — Es Radditz— comentó el namek mientras Gokú asentía y se levantaba de su lugar, saliendo del comedor y acercándose a la entrada de la casa.
Milk salió tras de él, no así el namek quien les pidió a Gohan y Goten que se quedaran en su lugar, dejando que los anfitriones recibieran a sus visitas. El hermano de Vegeta también se quedó en su lugar sabiendo que en ese momento él solo estaba en calidad de visita.
Milk se sorprendió con la escena que encontró tan pronto abrió la puerta, siempre había pensado que la conducta moral de Bulma en ocasiones se le hacía demasiado relajada y a veces un poco cuestionable y lo decía porque jamás entendió porque había decidido estar con un asesino como lo era Vegeta, pero ahora su sorpresa creció con la escena que presenciaba: Tights se hallaba con el cabello revuelto, de su ropa no había ni rastro y sólo traía encima la parte superior del traje de entrenamiento de Radditz que a ella le quedaba como si de un vestido corto se tratase, cubriéndola.
Las mejillas arreboladas, los labios demasiado hinchados, los ojos brillantes dejaban ver la mirada satisfecha de una mujer que ha sido llevada a la luna en demasiados orgasmos.
Sí, definitivamente había algo mal con la conducta moral de las briefs. Eso fue lo que su mente dictaminó.
Milk no fue la única sorprendida Son Gokú estaba en las mismas, no solo por la forma en que se presentaron, Tights solo cubierta con la parte superior del traje de entrenamiento de su hermano y él sin camisa, adicional era el olor, el aroma de ambos se hallaba más que mezclado...
— Ustedes dos están juntos...— Comentó con asombro el alegre saiyan— Su aroma está mezclado— comentó a modo de confirmación.
La rubia Briefs no sabía ni que decir, y antes de que ella o Radditz hablara fue la pelinegra quien habló.
— Eso hasta yo puedo notarlo, se ve como quien acaba de tener sexo, y huelen al mismo— Decía Milk mientras hacía una mueca de desagrado, — Vamos, pasen al baño, Gokú préstale algo de ropa a tu hermano mientras yo le pasó algo de ropa a la hermana de Bulma.—
A pesar de lo escandalizada que se hallaba Milk, sabía que no debía hacer demasiado drama, sus hijos estaban cerca y no quería que se enteraran.
Mientras los dejaban aseándose volvieron al comedor, estaban haciendo sobremesa cuando Piccoro dijo — Vegeta ha regresado.
Goku se dirigió a la entrada, abriéndola antes de que fuera siquiera tocada. El príncipe saiyajin y su hijo se hallaban ahí.
— Debemos de partir cuanto antes— Fue lo que dijo tan pronto vio de frente a Gokú.
Gokú lo invitó a pasar a su casa — ¿Quien te habló y que te dijeron en la llamada que recibiste?
Fue todo lo que dijo mientras caminaban hacia el comedor, fue en ese preciso momento que Tights y Radditz llegaron también al comedor, ambos con ropas extrañas, ambos con el cabello mojado.
Vegeta alzó la ceja en una pregunta silenciosa, Tarble que estaba comiendo también notó curioso ese hecho.
Radditz simplemente se acercó, esquivando contestar el callado cuestionamiento de su príncipe.
Ante de que empezaran a hablar, Vegeta se dirigió a su hijo — Ve por tus cosas Trunks, iremos a casa de tus abuelos.—
La rubia Briefs quiso protestar, fue Radditz quien la detuvo y con un movimientos casi imperceptible de cabeza la silenció.
Milk sabía que lo que hablarían no era para los oídos de sus hijos, — Goten ve junto con Trunks y ayúdale—
Ante la seriedad del momento, y al ver que su amigo se iba sin replicar decidió seguirlo.
Una vez que Vegeta estuvo seguro que los críos no escucharían dijo las cosas en forma rápida.
—Sekket ha descubierto que Bulma sigue viva— Tan pronto el saiyan dijo esto una exclamación de sorpresa y de alivio salieron de los labios de la mayor de las Briefs.
—Nos iremos ahora par llegar cuanto antes y planear la ofensiva.—
Milk estaba furiosa, para ella todo era culpa de ese cretino que tenía enfrente y que se pavoneaba creyéndose un príncipe, Son Gokú sabía que su mujer no estaba feliz, así que antes de que ella pudiera responderle al saiyan de abolengo fue él quien ofreció una alternativa.
— Podrían, Piccolo, Tarble, y el resto irse contigo hoy Vegeta, mañana por la tarde puedo teletransportarme junto con Gohan y Radditz, la nave tardará al menos varios días en llegar a Vegita, si te alcanzo mañana podría aún así tener varios días para recuperarme del uso de la teletransportación.
— Kakaroto, tú y tu hijo pueden llegar mañana, pero el holgazán de Radditz se va ahora.—
— Yo creo que Radditz también necesita tiempo al menos para ser presentados sus suegro...— comentó en forma casual Gokú.
Vegeta miró con desconcierto y con un ceño fruncido a donde el mayor de los hijos de Bardock estaba, esperando una explicación.
Pero antes de que éste pudiera explicarse fue Tights quien habló — Radditz y yo estamos juntos y no me interesa si estás o no de acuerdo, tampoco estuve de acuerdo con tu relación con mi hermana y nunca dije nada— decía beligerante la rubia, mientras el hermano mayor de Gokú le tapaba la boca y solo decía — Mañana te explicaré todo Vegeta—.
Tarble veía todo en forma curiosa, estaba más que entretenido, pero sabía que ese no era el mejor momento para preguntar nada, su hermano estaba ansioso y no era para menos.
Trunks llegó con una pequeña maleta. —Estoy listo— Fue todo lo que comentó pero antes de que dijeran nada fue Tights quien se quitó a Radditz de encima y habló amenazante — ¡No te vas a llevar a Trunks, no voy a dejar que lo expongas a una guerra!
Vegeta miró a la rubia irritado, ciertamente la mujer era parecida a la madre de Bulma, aunque no se parecían en nada en el carácter, donde su "suegra era dulce y amable" esta mujer era agresiva y contestona, de alguna forma su espíritu le recordaba mucho al de Bulma.
— No digas tonterías mujer, llevaré a Trunks a casa de tus padres—
Y sin decir más salió de la casa, Tarble lo siguió despidiéndose de todos y salió siguiendo a su hermano, tras ellos un apurado Trunks quien emocionado seguía lo que su padre decía, despidiéndose con la mano de su amigo y su familia.
Piccoro también se marchó pero él se fue de regreso a donde estaba la nave saiyajin, sabía que marcharían pronto.
En la casa de Gokú de pronto quedaron solo los Son, y Tights y Radditz, pero la rubia no confiaba en Vegeta.
— Debemos ir a casa de mis padres, si ese sujeto va para allá es mejor estar presente— Diji en tono serio,
Estaban por marcharse cuando Gokú habló para despedirse de su hermano. —Mañana pasaré por ti, Gohan tu y yo lo alcanzaremos, aprovecha este tiempo—
Nunca habían sido cercanos y de alguna manera ambos por primera vez sintieron ese lazo que los unía en sangre y espíritu como familia.
— Gracias Kakaroto—
Fue todo lo que dijo Radditz antes de alzar el vuelo con la rubia en brazos.
La casa de los Son quedó solamente con los integrantes de la familia, Gohan abrazó a su madre, — Te he echado de menos mamá — mientras le daba un cariñoso beso en la mejilla.
— ¿Y a mí no?— Decía con tono de reproche su pequeño hermano.
Gohan miró la cara triste de Goten mientras lo alzaba en brazos — ¡Claro que te extrañé!— alegre contestaba.
— ¡Entonces cuéntame que hiciste estando en el espacio!—
Riendo se fueron al cuarto de Gohan para platicar mientras en el comedor silenciosos se quedaban Milk y Gokú.
— Ya es tarde y mañana tienes que irte, iré a preparar tu baño — Fue todo lo que ella dijo.
Podía sentir el dolor de Milk fluir, jamás había entendido porque cuando era joven su instinto la hizo marcarla mordiéndola, ni nunca se explicó porque él podía sentir las emociones de la pelinegra y en los momentos donde ella estaba más angustiada podía influir en su estado de ánimo y calmarla.
Ahora lo sabía, era por la unión saiyajin, que si bien estaba incompleta, pues de su lado él aún no portaba la marca, podía entender más de lo que pasaba entre ellos.
La vio salir sin darle tiempo a contestar. Pensaba terminar el marcaje con ella de su lado en cuanto regresara de la batalla, y explicarle todo eso a detalle.
Avanzó lentamente permitiendo que ella se tranquilizara un poco, había dejado pasar media hora antes de aparecer en la zona del baño.
— El agua ya está lista, puedes ingresar— comentó ella más tranquila, intentando ocultar así su propio miedo y dolor, sin saber que él podía sentirlo todo.
— Báñate conmigo— Pidió con voz suave el saiyan.
La pelinegra se sonrojó, no se sentía bonita ni estaba arreglada y su cuerpo ya no era lo que antaño fue, pero el saiyan no estaba de acuerdo con todo lo que ella sentía.
— Por favor Milk— Fue todo lo que dijo mientras le daba un cálido abrazo y la besaba lentamente.
Las ropas de ambos comenzaron a caer, mientras la calidez del vapor del agua tibia llenaba todos los sitios, entraron juntos a la gran bañera, ella estaba sonrojada, mientras él se sentaba y acomodaba, ella quiso sentarse en el otro extremo de la bañera pero Gokú no se lo permitió.
—Siéntate aquí conmigo.— fue todo lo que dijo mientras la colocaba entre sus piernas, ella se recargó en el pecho del saiyan era pequeña y cabía bien entre sus brazos.
Gokú la miró a los ojos, veía el miedo y la incertidumbre en ellos, y la besó con ternura, — No moriremos allá Milk, te lo prometo, pronto todo esto acabará.—
Por fin el estoico proceder de la pelinegra se rompió y comenzó a llorar, ella tenía miedo por su marido, por su hijo, por el futuro de todos ellos.
— Confía en mí...— fue todo lo que dijo Son Gokú antes de capturar sus labios dulcemente y comenzar a besarla con mayor pasión, antes de comenzar en forma cada vez más demandante a hacerle el amor.
Milk se olvidó de todo, de sus miedos, de su vergüenza, del recato, y se dejó llevar como cada vez que estaba en la intimidad con su pareja.
Cuando el instinto primario se hacía cargo de sus acciones, jadeos y gruñidos era todo lo que se escuchaba, mientras su esposo la poseía, ingresaba en ella y le hacía el amor en formas que seguramente algunos más considerarían escandalosas...
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Aterrizó junto con su hijo en los jardines de la gran corporación cápsula, el señor Brief de inmediato fue notificado por la inteligencia artificial de su hogar de la irrupción del príncipe saiyajin, lo seguían teniendo registrado así que tan pronto llegó fue reconocido.
El Dr Brief estaba bastante sorprendido de saber que él estaba ahí, por lo que salió junto con su esposa al jardín a recibir a sus invitados.
La sorpresa de los padres de Bulma era bastante, sobre todo al notar que su hija no se hallaba ahí, y que su yerno iba acompañado por un pequeño niño que de inmediato reconocieron como su nieto.
— ¡Que sorpresa verte muchacho! Pasa estás en tu casa— Dijo a modo de saludo el doctor Brief.
— Trunks, ellos son tus abuelos, los padres de tu madre—
Trunks se acercó a ellos, — Mamá siempre me mostraba fotos y videos de ustedes— Comentó a modo de saludo.
La señora Brief no se pudo contener y lo abrazó haciendo que el pequeño se ruborizara.
— Tarble es mi hermano menor— Dijo a modo de introducción.
Comenzaron así a platicar en lo que Radditz llegaba, éste le había informado a Vegeta que iba hacia ese sitio.
—Bulma se halla aún en Vegita, pero pronto vendrá también—
Trunks sabía que su padre no quería preocupar a sus abuelos, decirles que ella estaba secuestrada no era lo mejor.
Los señores Briefs intuían que algo pasaba pero decidieron callar, esperarían que fuera el momento propicio para preguntar.
Minutos después Tights llegó saludando a su padres. Detrás de ella, serio venía Radditz.
Ella esperaba poder explicarle pronto a sus padres quién era él y qué estaban por comenzar una relación,
— Radditz es el hermano mayor de Kakaroto— Explicó tranquilamente Vegeta.
Los señores Briefs sabían que con ese nombre se refería su yerno siempre a Son Gokú.
— Mucho gusto joven Radditz,— Saludó amable el señor Brief.
— ¡Oh es increíble que mi otra hija tenga también como novio un saiyajin!— Comentó emocionada la señora Briefs.
Tights casi escupe la bebida que le habían ofrecido y más la escuchar a Radditz confirmar lo dicho por su madre.
— En cuanto regrese en algunas semanas más Tights y yo nos unieron bajo la ley saiyajin, posiblemente ya esté esperando un hijo mío —
— ¡Deja de decir eso!— Muy abochornada dijo.
— Los señores Briefs comenzaron felices a felicitarlos.
— ¡Oh es increíble y también está a la moda!— Emocionada decía la señora Briefs mientras su esposo empezaba a preguntarle varias cosas.
— ¿Tu resistencia es como la de Vegeta?¿También eres un saiyajin de raza pura?— Entre otras mil preguntas que le hacía al pelinegro, sin darle realmente tiempo a contestarlas.
Trunks disfrutaba el momento viendo como sus abuelos acosaban a Radditz, mientras su padre se mantenía en segundo plano divirtiéndose con la forma en que sus suegros cuestionaban al otro saiyan, el niño sonrió disfrutando ese instante, sabía que su padre no tardaría en marcharse.
Tarble miraba todo con curiosidad él jamás tuvo una familia, no conoció a sus padres realmente, ver lo amables que eran los padres de su cuñada lo hacían querer conocer más de ese planeta tierra, tener más interacción con ellos, le hacía extrañar muchísimo a su propia pareja.
— Es momento de marcharnos— comentó de pronto su hermano, y estaba de acuerdo. Se sentía ansioso de haber dejado a Gure en Vegita, quería verla antes de que partiesen a aquella batalla de donde tal vez no regresara con vida.
Radditz se levantó pero Vegeta negó con la cabeza, — Kakaroto pasará mañana por ti... mañana hablaremos, tienes demasiado que explicar— Fue todo lo que dijo antes de dar la vuelta para marcharse.
Trunks salió para despedir a su padre —Tu madre y tu hermano estarán pronto de regreso.—
Fue todo lo que dijo, a su hijo no se le pasó por alto que jamás prometió su propio retorno, y aunque quería hacerle prometer, que él también volvería, en el fondo de sus entrañas sabía que su padre era un guerrero y no le daría promesas vacías que no sabría si podría cumplirlas.
No hubo grandes despedidas simplemente su padre le dio una significativa mirada, y acarició en forma gentil por solo un instante su cabeza.
Vegeta alzó el vuelo junto con Tarble, el pequeño miró hasta que ambos saiyajines se convirtieron en un punto lejano y dejaron de verse en la distancia.
— Entremos Trunks— dijo con cariño su abuelo quien había salido a buscarlo, mientras extendía la mano para que caminaran juntos, el pequeño la tomó, su corazón estaba lleno de miedo pero era hijo de su padre.
— Papá dijo que aquí hay un lugar donde pueda entrenar mientras él vuelve— preguntó el pequeño niño.
— Lo hay hijo, mañana programaremos el lugar para que entrenes—
Fue lo que dijo amable su abuelo, el buen doctor sabía que algo sucedía, pero todo lo que podía hacer por ahora era cuidar y apoyar a su nieto, ya mañana preguntaría a su otra hija lo que había sucedido...
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Casi llegaban a donde habían dejado la nave cuando la llamada entró.
— ¿Hay alguna información nueva?— La pregunta de Vegeta al zerkiano fue directa.
— Están dispuestos a entregar a Bulma a cambio e que te entregues— Fue lo que Sekket contestó.
Un silencio reinó en la llamada por largos segundos.
— Bien, dame los detalles— Fue su seca respuesta.
Tarble había escuchado parte de la conversación, cuando la llamada terminó y como iban solo ellos dos, se atrevió a preguntarle a su hermano quien rápidamente lo puso al tanto de la situación.
— Es una trampa — Comentó serio Tarble.
Vegeta lanzó un resoplido, — Por supuesto que es una trampa, pero es la forma más rápida y con menos peligro para recuperar a Bulma. Llegando a Vegita les explicaré a detalle el plan—
Tarble no dijo nada más, confiaba en su hermano, aunque tenía serias dudas de lo que quería hacer, casi parecía como si su hermano estuviera dispuesto a pagar con su vida todo con tal de rescatar a Bulma y acabar con esos infelices, se sentía nervioso, todos sabían que la batalla que venía sería definitiva, uno de los dos bando perecería pues el universo con todo y su enorme tamaño no era suficientemente grande para que ambos convivieran.
Todos sabían incluido el príncipe saiyajin que esa batalla solo tendría un ganador y sería el que quedaría con vida...
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Sé que muchos esperaban la batalla en este cap, pero fue imposible, litera este caso tiene casi 16k palabras, y había varias cosas que ir cerrando antes.
Y sé que muchos tienen dudas pero iremos avanzando en ellas, el enfrentamiento final se acerca… ¿Alguien tiene una teoría?
agradezco infinitamente a aquellos que dejan comentarios, no saben el regalo enorme que es eso para los escritores, nos motivan mucho a seguir.
Rápidamente contesto comentarios:
Yenaiv Brief: Bueno creo que este cap a contestado tus dudas al menos con respecto a Trunks, ¿Veías venir esto?Tienes alguna teoría de lo que pasará?
Dekilleraven: Hermosa gracias por tu comentario, me ha emocionado muchísimo, saber que te ha gustado tanto me hace saber que todo el tiempo que he tomado, las horas dedicadas para hacerlo están valiendo la pena.
Tu teoría con respecto a Bulma haciéndose amiga de Broly es muy interesante, con lo que leíste esta vez, ¿Qué opinas?
Acerca de triángulos amorosos... ya veremos qué pasa ;), pero primero lo primero que libren la batalla :(. Tienes razón amé ver a los androides defendiendo el lugar donde ellos viven, simplemente amé esa idea.
¡Cuéntenme qué les pareció este cap! Un abrazo y nos leemos pronto.
