"Ahora o nunca"

Lady Supernova


Introducción


Catedral de San Patricio, Nueva York, 27 de enero de 1921.

Sus ojos azules, se posaron cautelosos, sobre la entrada de la imponente catedral y sin poder evitarlo, resplandecieron con dolorosa angustia.

«¿Qué es lo que haces aquí?»

Le preguntó su conciencia, al tiempo que él, buscaba con desespero, una respuesta apropiada para poder dar contestación a esa simple pregunta.

¿Qué hacía en ese lugar? Sinceramente, no tenía la menor idea. No entendía el por qué tenía que lastimarse de esa forma.

Tal vez estar en ese sitio era la única manera en la que podría salir adelante, después de que Candice respondiera: «Acepto», él podría deshacerse de ella y de su maldito recuerdo. O quizá, su presencia en ese sitio se debía al hecho, de que aún, no podía aceptar que había perdido y que estaba ardiendo por dentro, esperando a tomar el valor suficiente para detener la condenada ceremonia. Estaba perdido. Con toda honestidad, no sabía cuál de esas dos razones era la que lo hacía permanecer ahí, sentado y con el alma en un hilo.

Lastimosamente el final se encontraba muy cerca, él era consciente de eso. Solo era cuestión de minutos para que su corazón terminara por desmoronarse. Ya nada podía hacer al respecto, únicamente, le quedaba aguantar y esperar a que ocurriera un milagro.

Su mirada azul zafiro, se posó sobre la figura del afortunado novio, quien se hallaba felizmente plantado sobre el altar. Arrogante y orgulloso, el joven rubio portaba con altanería los colores de su clan y dibujaba una sonrisa de triunfo en sus labios, como recordándole a todos los ahí presentes que, él y solo él, había sido el único vencedor.

Las primeras notas de un conjunto de gaitas, pusieron en alerta los sentidos de Terry y le obligaron a voltear hacía la entrada de la catedral, para que inevitablemente, sus ojos lo llevaran a encontrarse con la imagen de la mujer de su vida.

Se puso de pie y observó cómo ella avanzaba por el enorme pasillo, dispuesta a contraer matrimonio con aquél, que con codicia le miraba desde el altar.

Su corazón latió lentamente y su mirada se empañó, al ver que Candice pasaba justo a su lado... se le veía radiante y muy hermosa... se mostraba tan feliz y tan dueña de la situación, que entonces, él por fin se permitió odiarla.

La detestó con tal pasión, que de alguna forma, su alma se sintió liberada.

«¿Qué demonios estoy haciendo aquí?», volvió a cuestionarse Terry... «¿Vale la pena seguirme lastimando?», un escandaloso «¡No!» salió desde el fondo de su corazón y fue justo en ese momento, cuando desistió en continuar con aquel cruel martirio.

Ver a Candice White Andrew, llegar al altar y tomar la mano de su futuro marido, fue lo último que pudo resistir. En cuestión de segundos se levantó de su asiento y de inmediato abandonó la catedral. Lo hizo con la frente en alto y sin volver la mirada hacia atrás.