Partiendo a una misión afuera de Konoha y de la región del fuego, HanaYasha y sus alumnos, acudieron al auxilio de un pueblo oculto entre las montañas.

En ese lugar, hombres y mujeres comenzaron a desaparecer de forma misteriosa desde hace unos días, por lo que el líder de la población; un terrateniente de ropas elegantes, teme que la bruja Youkai que vivía en el palacio maldito, oculto en la cima de una de las montañas, haya despertado de su letargo de 300 años.

Listos para enfrentarla, el equipo de ninjas se dispuso a subir por la montaña. Con la advertencia de que la entidad maligna, le solía vender carne humana a monstruos que fueran de su confianza.

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-H-H-Hana-sensei... - la llamó Naruto, pegándose a la pared de rocas y tragando saliva con fuerza. Sufría de vértigo con solo ver el precipicio a su lado izquierdo. - ¿Es mal momento para decir que le tengo un poco de miedo a las alturas?

En eso, Sasuke le jaló el cabello.

-No seas cobarde y sigue caminando. - dijo con frialdad.

-¡Oye! ¡A ti no te hablé, de verás! - gritó enojado, con dos círculos blancos en lugar de ojos.

Delante de ellos, HanaYasha les hizo un ademan para que se detuvieran. Al ser un lugar alto, la niebla apenas y los dejaba vislumbrar los alrededores. Entonces, cuando el viento sopló con fuerza por ahí, apareció ante sus ojos dorados, un puente que daba hacia la montaña de la bruja. Para su mala suerte, estaba tan descuidado, que había hilos deshechos y tablas cortadas. El rubio volvió a tragar saliva.

-HanaYasha-sensei, ¿Qué hacemos? - interrogó Sakura.

Justo en ese instante, más viento movió otra parte de la neblina, revelando el resto del puente.

-La otra parte está intacta... - murmuró, girando hacia sus estudiantes. - Antes de saltar, van a poner una cantidad moderada de chakra en las plantas de sus pies.

-¡¿Qué?! - preguntó Naruto, poniéndose pálido. - ¡¿S-S-Saltar?!

-Aterrizarán en una de las tablas que están bien y darán otro salto para llegar a la montaña. Traten de no abusar de la cantidad de chakra. De lo contrario, la tabla que hayan escogido se romperá al instante.

El rubio tragó saliva con más fuerza que antes. En eso, HanaYasha se acercó a la pared rocosa. Al sentir el chakra en sus pies, comenzó a correr, dando un largo salto en la orilla del acantilado.

Los chicos estaban anonadados mirándola caer por los aires hasta una tabla del puente, la cual, usó exitosamente para colocarse sin problemas al otro lado.

-¡Sakura! ¡Sigues tú! - gritó, poniendo sus manos a los lados de su boca para que su voz sonara más fuerte.

-Ok... yo puedo... - susurró nerviosa, parándose junto a la pared de rocas del acantilado y haciendo una posición de manos. - Concéntrate, concéntrate...

Sintiendo el chakra fluyendo en sus pies, corrió lo más rápido que pudo y saltó, pisando el tercer escalón y siendo recibida por los brazos de su maestra, quien la felicitó y le dio una palmada en su cabeza.

-¡Naruto! - exclamó, mirando a los chicos. - ¡Quiero verte aquí ahora mismo!

-R-Rayos... - musitó el mencionado, con un tic en su ojo derecho.

Repitiendo el procedimiento de Sakura, llegó sin problemas a la montaña. Aunque, por un segundo, se atrevió a pensar que su ataque de nervios le jugaría en contra.

Sasuke volteó un segundo al abismo. Si caía, era el fin. Con ello en mente, reunió cierta cantidad de chakra en sus pies y saltó. No obstante, cuando aterrizó en la segunda tabla del puente, esta se hizo pedazos, consiguiendo que sus compañeros vieran asustados como desaparecía por el precipicio.

Rápidamente, HanaYasha se arrojó al vacío, impulsándose con estilo de viento para alcanzarlo. Al momento de tomar su mano, lo jaló hacia ella, abrazándolo, y usó un látigo de agua para sujetarse de unas ramas entre las rocas. Una vez que dejaron de moverse, suspiró con tranquilidad.

-¿Estás bien? - preguntó con dulzura, juntando su frente sin querer con la suya.

El Uchiha, al tenerla tan cerca, no pudo evitar sonrojarse, desviando la mirada y apoyando su cabeza en su hombro izquierdo. La joven no esperaba esa reacción, parpadeando confundida.

-¡Sasuke! ¡HanaYasha-sensei! - los llamó Sakura, acercándose a la orilla y buscándolos en medio de la neblina al igual que el rubio.

-¡Estamos bien! - gritó la Hanyou, haciéndolos sonreír aliviados. - ¡Arrojen una cuerda para subirnos!

La chica de cabello rosa sacó de su mochila una cuerda, mientras que Naruto hacía una posición de manos.

-¡Jutsu clones de sombras! - exclamó, apareciendo desde una nube de humo a cinco rubios más.

Sakura arrojó un extremo de la cuerda al vacío y le dio la otra parte a su amigo de la infancia.

-¡Estamos listos! - escuchando las voces de los clones, la kunoichi tomó la cuerda con la mano que desprendía el látigo de agua.

-Voy a comenzar a subir. - le dijo al Uchiha. - Sujétate bien.

Él asintió, aferrándose con fuerza a su torso.

HanaYasha tomó la cuerda con ambas manos y empezó a escalar. Sin saberlo, el menor estaba muy nervioso, ya que podía sentir su cuerpo; aunque tuviera su chaleco verde oscuro, y su inconfundible aroma a bosque y flores silvestres. La caída lo había dejado temblando, pero al estar tan cerca de la peliplateada, se sentía más tranquilo.

Luego de unos minutos que parecieron eternos, llegaron a la orilla.

-¡Sasuke! - exclamó Sakura, viendo como su sensei lo sentaba en el piso.

Cuando se puso de pie, ella se acercó y se arrodilló a su lado.

-Oye, ¿No te lastimaste? - interrogó Naruto, acercándose también y agachándose a su altura.

Su compañero negó.

-Sakura. - la llamó la hanyou, viendo la enorme roca que bloqueaba una entrada segura a la montaña. - ¿Nos ayudarías con esto?

La menor asintió, sonriendo y tronándose los nudillos, antes de destruirla con su puño derecho.

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-Parece que tengo unos invitados muy interesantes... - hablaba una mujer desde sus aposentos, mirando con atención lo que le mostraba su esfera de cristal. - Y uno de ellos posee algo muy especial...

Poniendo una amplia sonrisa en su pálida cara, tomó de un frasco cercano un puño de polvos. Los colocó frente a sus labios y sopló, esparciéndolos alrededor de la esfera.

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Mientras Sakura y Naruto conversaban amenamente sobre su experiencia en el puente, Sasuke y HanaYasha caminaban detrás de ellos. De no ser por el eco que ocasionaban sus pisadas a través del túnel rocoso que cruzaban, estarían en completo silencio.

El Uchiha miró a su maestra por el rabillo del ojo. Recordar la mirada que le dedicó en el precipicio y la sensación de tenerla tan cerca; hasta poder percibir el aroma en su cuello y su cabello plateado, hacían que su corazón latiera más rápido de lo ordinario.

-Sasuke. - lo llamó la mayor, haciéndolo dar un respingo. - Está bien asustarse de vez en cuando.

-No estoy asustado. - replicó molesto, parándola en seco y obligándola a voltear hacia él. - Pero...

De pronto, Naruto gritó, llamando la atención de ambos.

-¡¿Q-Q-Q-Qué es eso?! - preguntó aterrado, señalando un circulo negro que se extendía bajo los pies de la pelirrosa.

Al dar un paso al frente, los cuatro fueron transportados a una habitación amplia y lujosa.

-¿Dónde estamos? - cuestionó la joven Haruno, alucinada con los detalles en las columnas y el techo y los costosos adornos en los muebles.

-¡Bienvenidos a mi palacio, ninjas de Konoha!

Dijo una mujer con el rostro pintado de blanco, al igual que sus parpados, que tenían líneas rojas. Ojos negros. Largo cabello blanco que caía sobre el sillón donde estaba recostada de lado. Vestía un elegante kimono violeta oscuro, con estampado de flores doradas. En su mano sostenía un largo bastón de madera.

-¡Ay! ¡Qué horrible! - exclamó Naruto con una mueca, provocando que la desconocida lo fulminara con la mirada.

-¡¿Tú eres la bruja que ha estado secuestrando a los aldeanos?! - preguntó HanaYasha, llevando su mano a la empuñadura de colmillo sangriento.

-¡JUJUJU! ¡Así es! - anunció sonriente. - ¡Mi nombre es Yama Uba y apuesto a que me pagarán mucho dinero por tu sangre de Hanyou!

Sin moverse de su sillón, estiró sus cabellos hasta la joven, quien desenfundó su espada y los cortó de un solo movimiento. Lanzando unas risas, la mujer estiró su cuello, acercando su cabeza hacia Sasuke.

-Aún no has despertado el sharingan, pero... - lo tomó de su torso; alargando sus brazos y sus manos, y lo arrojó a un enorme jarrón que se escondía detrás de una cortina de seda. - ¡...tu carne es muy valiosa!

-¡Sasuke! - lo llamó HanaYasha, abriéndose paso en el conjunto de cabellos con colmillo sangriento.

Yama Uba ensanchó su sonrisa. Tomó a los dos estudiantes que quedaban y los introdujo en un solo jarrón. Acto seguido, enredó sus brazos en el torso de la Hanyou; haciéndola soltar su arma, y la sumergió en otro jarrón, transportándola a una silenciosa habitación con paredes de piedra.

-¡Demonios! - gritó enojada, saliendo del jarrón y cayendo al piso.

Al ver sus manos, se dio cuenta de que ya no tenía sus garras.

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-¡MALDICIÓN! - bramó Naruto, saliendo del agua del jarrón en donde se encontraba. - ¡Esa Youkai es...!

Cuando escuchó su voz, se cubrió la boca con sus manos. Después de apartarse del jarrón, se asomó a su interior, viendo confundido el rostro de una chica de piel bronceada, ojos azules y largo cabello rubio peinado en dos coletas, usando sus ropas.

-¿Q-Qué...? ¿Qué es esto...? - cuestionó preocupado, dando unos pasos hacia atrás.

-¿N-Naruto?

Al escuchar una voz masculina, se giró despacio. Junto a un jarrón en la pared, se encontraba un muchacho de piel clara, cabello rosa; a la altura de su nuca, y ojos de color verde jade.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - gritaron aterrados, señalándose con dos círculos blancos en lugar de ojos. - ¡¿QUÉ TE PASÓ?!

-¡¿POR QUÉ PARECES NIÑO?! - exclamó Naruto.

-¡¿Y TÚ PORQUE TIENES PECHOS?! - interrogó Sakura, con una vena punzante en su frente. - Incluso cambiaron nuestras voces... - musitó, llevándose una mano a su cuello.

-Espero que no haya pasado lo mismo con nuestros poderes...

Cuando la rubia dijo eso, se inundaron en un incómodo silencio.

Fin del capítulo.