Capítulo 18: Entonces la Navidad no es tan mala, milagrosamente nadie los ataca esta vez.

—Es solo un niño Patroclus.

—Oh por favor, es fuerte y valiente, me recuerda un poco a ti.

—Este es nuestro momento, solo puedo verte aquí y vas a ayudarlo… ¿para qué?

—Oh Aquiles no me veas así, es su destino y tal vez, alguna vez volvamos a estar juntos; pero ahora ocupamos ayudarlo.

—No me agrada.

—Tal vez algún día lo haga.

—Eres demasiado amable.

—Shh, déjalo mirar, si lo conoces, sé que te agradaría.

.

Todo parecía borroso dentro de su sueño, como si hubiese voces a su alrededor, pero como siempre dejó de soñar y estaba viendo cosas a su alrededor, como si de alguna manera estuviera en presencia de una locura; el monte olimpo adivinó un poco confundido, ya que había sentido que estaba en otro lugar por un momento. Intentó caminar, pero su cuerpo era como una especie de espectro del que nadie parecía percatarse. En el peor de los casos se sentía como uno de los tantos fantasmas de Hogwarts, así que intentó dirigirse, pero terminó dando vueltas de forma patética sin que nadie lo viera.

O lo ayudará.

Aún estaba algo mareado por su pérdida de magia, por aparecerse al otro lado del mundo y sostener el cielo entre sus brazos.

Confundido por la charla anterior.

Pero bueno, si estuviera pasando esto o fuera un sueño, Draco al menos podría comprender un poco.

Su cuerpo debe estar inconsciente en algún lado.

En la penumbra del alba, las antorchas y hogueras hacían que los palacios construidos en la ladera reluciesen con veinte colores distintos, desde el rojo sangre hasta el índigo. Por lo visto, en el Olimpo nadie dormía nunca. Las tortuosas callejuelas se veían atestadas de semidioses, de espíritus de la naturaleza y diosecillos menores que iban y venían, unos caminando y otros conduciendo carros o llevados en sillas de mano por un par de cíclopes. El invierno no parecía existir allí. Percibió la fragancia de los jardines, inundados de jazmines, rosas y otras flores incluso más delicadas que no sabría nombrar. Desde muchas ventanas se derramaba el suave sonido de las liras y de las flautas de junco.

En la cima de la montaña se levantaba el mayor palacio de todos: la resplandeciente morada de los dioses.

Doce grandes tronos formaban una U alrededor de la hoguera central, igual que las cabañas en el campamento. En el techo relucían todas las constelaciones, todos los asientos se hallaban ocupados. Los dioses y diosas medían unos cuatro metros de altura.

Parecía que algunos saludos ya se habían hecho.

Percy estaba con Thalia y Annabeth, tanto Bianca como el cuerpo de Draco no estaban ahí. Notó también a Grover con… una extraña vaca como serpiente, no sabía qué pensar.

Interesante.

Había una esfera de agua suspendida en el centro de la estancia, junto a la zona de la hoguera. La vaca nadaba alegremente en su interior, agitando su cola de serpiente y asomando la cabeza por los lados y la base de la esfera. Parecía disfrutar aquella novedad de nadar en una burbuja mágica.

Draco piensa que esto es ridículo y lo peor, se acostumbra a eso rápidamente.

—Héroes —empezó Artemisa.

Oh algo iba a iniciar.

Intentó hacer algún movimiento, pero nadie pudo verlo, para ser seres celestiales, dejaban mucho que desear sobre viajes astrales.

¿Cómo pudo hacer un viaje astral?

La diosa bajó de su trono y, adoptando estatura humana, se convirtió en una chica de pelo castaño rojizo que se movía con desenvoltura entre los grandiosos olímpicos. Cuando se acercó con su reluciente túnica plateada, vio que su cara no delataba ninguna emoción. Parecía moverse en un halo de luz de luna.

—La asamblea ha sido informada de sus hazañas —dijo Artemisa—. Saben que el monte Othrys se está alzando en el oeste. Conocen el intento de Atlas de liberarse y el tamaño del ejército de Cronos. Hemos decidido por votación actuar.

Hubo algunos murmullos entre los dioses, como si no estuvieran muy conformes con el plan, pero nadie protestó.

Tanto poder y no lo utilizaban.

Qué desperdicio.

—A las órdenes de mi señor Zeus —prosiguió Artemisa—, mi hermano Apolo y yo cazaremos a los monstruos más poderosos, para abatirlos antes de que puedan unirse a la causa de los titanes. La señora Atenea se encargará personalmente de que los demás titanes no escapen de sus diversas prisiones. El señor Poseidón ha obtenido permiso para desencadenar toda su furia contra el crucero Princesa Andrómeda y enviarlo al fondo del mar. Y en cuanto a ustedes, mis queridos héroes…

Se volvió hacia los otros inmortales.

—Estos mestizos y los otros dos que no se encuentran aquí por sus heridas, han hecho un gran servicio al Olimpo. ¿Alguien de los presentes se atrevería a negarlo?

Debe hablar de Bianca y Draco.

Eran los únicos que no estaban ahí.

Bueno.

Físicamente.

Draco era una especie de proyección astral.

Artemisa miró en derredor a los asambleístas, examinando sus rostros uno por uno. Zeus llevaba su traje de raya diplomática. Tenía su barba negra perfectamente recortada y los ojos le chispeaban de energía. A su lado se sentaba una mujer muy guapa de pelo plateado trenzado sobre el hombro y un vestido multicolor como un plumaje de pavo real: la señora Hera.

A la derecha de Zeus estaba, Poseidón. Junto a él había un hombre enorme con una abrazadera de acero en la pierna, la cabeza deformada y la barba castaña y enmarañada, al que le salían llamas por los bigotes: el señor de las fraguas, Hefesto.

Hermes le guiñó un ojo a Percy y Annabeth. Esta vez iba con traje y no paraba de revisar los mensajes de su caduceo, que era también un teléfono móvil. Apolo se repantigaba en su trono de oro con sus gafas de sol. Tenía puestos los auriculares de su iPod, así que no sabe si estaba escuchando siquiera, pero miró a los chicos y levantó los pulgares.

Dioniso parecía aburrido y jugueteaba con una ramita de vid. Y Ares, bueno, estaba en su trono de cuero y metal cromado, mirando a Percy con rostro ceñudo mientras afilaba su cuchillo.

Por el lado de las damas, junto a Hera había una diosa de pelo oscuro y túnica verde sentada en un trono de ramas de manzano entrelazadas: Deméter, la diosa de las cosechas. Luego venía una mujer muy hermosa de ojos grises con un elegante vestido blanco: sólo podía ser la madre de Annabeth, Atenea. A continuación, estaba Afrodita, con su cabellera negra alborotada y grandes ojos verdes, que le sonrió a Percy con aire de complicidad.

Todos los olímpicos reunidos, todo aquel poder en una sola estancia… Parecía un milagro que el palacio entero no volara por los aires.

Espera, falta alguien.

¿Dónde está Hestia?

—He de decir —intervino Apolo, rompiendo el silencio—, que estos chicos se han portado de maravilla. —Se aclaró la garganta y empezó a recitar—: «Héroes que ganan laureles…» —

—Sí, de primera clase —lo interrumpió Hermes, al parecer deseoso de ahorrarse la poesía de Apolo—. ¿Todos a favor de que no los desintegremos?

Algunas cuantas manos se alzaron tímidamente: Deméter, Afrodita…

—Espera un segundo —gruñó Ares, y señaló a Thalia y a Percy—. Esos dos son peligrosos. Sería mucho más seguro, ya que los tenemos aquí… sin contar la niña que fue reclamada por Hades y el otro mestizo que nadie sabe quién es su padre.

—Ares —lo cortó Poseidón—, son dignos héroes. Y no vamos a volar en pedazos a mi hijo.

—Ni a mi hija —rezongó Zeus—. Los otros dos no importan mucho. Lo ha hecho muy bien.

Thalia se sonrojó y se concentró en el suelo de mármol.

Draco quiso quejarse, no estaba aquí, pero estaban hablando de él.

La diosa Atenea se aclaró la garganta.

—También yo estoy orgullosa de mi hija. Sin embargo, en el caso de los otros dos hay un riesgo de seguridad evidente.

—¡Madre! —exclamó Annabeth indignada—. ¡Cómo puedes…!

Atenea la cortó con una mirada serena pero firme.

—Es una desgracia que mi padre Zeus y mi tío Poseidón rompieran su juramento de no tener más hijos, incluyendo Hades que ha demostrado con esta niña romper su palabra. Como sabemos por la Gran Profecía, los hijos de los tres dioses mayores (como Thalia, Percy y ahora la niña Bianca) son peligrosos. Por muy majadero que sea, Ares tiene razón.

—Bianca ahora es una cazadora —gruñe Artemisa con el mentón en alto, que hace a Atenea bufar.

—¡Exacto son peligrosos! —dijo Ares—. Eh, un momento. ¿Cómo me has llamado?

Iba a incorporarse, pero una enredadera se le enrolló a la cintura como un cinturón de seguridad y lo obligó a sentarse de nuevo.

—¡Por favor, Ares! —resopló Dionisio—. Guárdate esos arrestos para más tarde.

Ares soltó una maldición y se arrancó la enredadera.

—¿Y tú quién eres para hablar, viejo borracho? ¿En serio deseas proteger a esos mocosos?

Dionisio los miró con cansancio desde la altura de su trono.

—No es que sienta amor por ellos. ¿Realmente consideras, Atenea, que lo más seguro es destruirlos?

—Yo no me pronuncio —dijo Atenea—. Sólo señalo el peligro. Lo que haya que hacer, debe decidirlo la asamblea.

—Yo no les aplicaría ningún castigo —dijo Artemisa—, sino una recompensa. Si destruimos a unos héroes que nos han hecho un gran servicio, entonces no somos mejores que los titanes. Si ésta es la justicia del Olimpo, prefiero pasar sin ella.

—Cálmate, hermanita —dijo Apolo—. Has de relajarte, caramba.

—¡No me llames hermanita! Yo los recompensaría.

—Bueno —rezongó Zeus—. Tal vez. Pero al monstruo hay que destruirlo. ¿Estamos de acuerdo en eso?

Gestos de asentimiento.

—¿Bessie? ¿Quieren destruir a Bessie? —El pánico salió de la voz de Percy, claramente tenía empatía por una vaca, joder.

—¡Muuuuu!

Poseidón frunció el entrecejo.

—¿Has llamado Bessie al taurofidio?

—Padre —dijo—, es sólo una criatura del mar. Una criatura realmente hermosa. No pueden destruirla.

Poseidón se removió, incómodo.

—Percy, el poder de ese monstruo es considerable. Si los titanes llegaran a capturarlo…

—No pueden, dioses —insistió su amigo—. Querer controlar las profecías nunca funciona, ¿no es cierto? Además, Bess… digo, el taurofidio es inocente. Matar a alguien así está mal. Tan mal… como que Cronos devorase a sus hijos solo por algo que tal vez pudieran hacer. ¡Está mal!

Zeus pareció considerar las palabras de Percy. Sus ojos se posaron en su hija Thalia.

—¿Y qué hay del riesgo? —dijo—. Cronos sabe que, si uno de ustedes dos sacrificase las entrañas de la bestia, tendría el poder de destruirnos. ¿Crees que podemos permitir que subsista semejante posibilidad? Tú, hija mía, cumplirás dieciséis mañana, tal como augura la profecía.

—Tienen que confiar en ellos, señor —suplicó Annabeth alzando la voz—. Confiad en ellos.

Zeus torció el gesto y les dirigió una mirada severa.

—¿Confiar en un héroe?

—Annabeth tiene razón —dijo Artemisa—. Y ese es el motivo de que deba otorgarle mi recompensa a uno de ellos. Mi leal compañera Zoë Belladona se ha incorporado a las estrellas. Necesito una nueva lugarteniente. Y tengo intención de elegirla ahora. Pero antes, padre Zeus, debo hablarte en privado.

Zeus le hizo una seña para que se acercase. Se inclinó y escuchó lo que le decía al oído.

Le asaltó una sensación de pánico.

Era Percy, quien se había volteado hacia Annabeth.

—Annabeth —dijo entre susurros—. No lo hagas.

Ella frunció el entrecejo.

—¿El qué?

—Escucha, tengo que decirte una cosa. —Las palabras acudían atropelladamente a sus labios—. No podría soportarlo si… No quiero que tú…

—Percy —dijo ella—, pareces a punto de marearte.

Draco pudo verlo claramente, lo que Annabeth tal vez ignoraba o no quería ver, fue un poco difícil ver claramente los ojos del chico, la desesperación por poder perder a Annabeth. Percy ni siquiera estaba seguro de sus sentimientos, pero la desesperación de perderla aun sin saber que la quería, hizo que el corazón de Draco se rompiera en pedazos.

Siempre lo supo.

Siempre supo que Annabeth y Percy eran algo más.

El año pasado había decidido eliminar estos sentimientos.

Pero igual dolió.

Casi resignado y esperándolo, pero duele.

Llevaba más de un año convenciéndose de que estaba bien, que era mejor ser amigos, pero joder como dolía ver a Percy suplicar con la mirada a Annabeth que lo eligiera a él. Draco quiso gritar ahí mismo que él lo elegiría, pero no importaba, porque, aunque Percy volteara a verle, no iba a elegirlo.

No como Draco quería.

Esta era una declaración de amor, lo supieran o no Annabeth o Percy, y dolía como una perra verlo.

Tocó su pecho viendo dos hilos salir de este, el azul que representaba a Percy y ahora lo sabía, el otro morado estaba unido a Annabeth; ambos eran sus vínculos, pero nada más.

Eran su familia.

Eran suyos.

Pero no de la forma que quería y estaba bien, dolía y quería llorar, porque no obtenía lo que quería.

Sonríe sin humor.

Tal vez Afrodita estaba equivocada, el destino de Draco tal vez no era amar, o al menos no obtener un amor recíproco.

Todo se evaporó lentamente y pudo ver el rostro de Annabeth sonreír cuando escuchaba a lo lejos a Thalia formar parte de las cazadoras, porque ella no se iba a marchar del lado de Percy y tal vez Draco debería comenzar a guardar un poco de distancia de ahora en adelante.

.

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Abrió los ojos lentamente como si hubiera estado en un largo sueño, cuando se medió incorporó, siguió sintiéndose como si lo hubiera chocado un meteorito, pero pudo sentir un poco de su propia magia regresar. Al voltear de reojo pudo ver la enfermería del campamento mestizo, había estado aquí más veces de las que le gustaba admitir, entre una de las camas, Bianca di Angelo dormía tranquilamente; supone que de la lucha del monte no fue el único en gastar todas tus reservar.

Puede que invocar un ejército de esqueletos fuera algo bastante cansado.

Se sienta en la cama notando parte del sol del día fuera de la ventana.

Tiene sueño.

Pero está en casa.

Piensa en sus recuerdos en medio del sueño, como había sido capaz de ver algo que pasó, aunque no estuviera presente.

Había sido raro.

—Draco. —El sonido de una voz le hizo voltear, antes de toparse con dos pequeñas figuras a su alrededor, una abrazándola con mucha fuerza.

—Will… Nico —dice casi sin voz.

Ambos niños no se alejan rápido, en su lugar se aferran a él, antes de empezar a quejarse porque de un momento a otro desapareció, caos en el campamento, nadie lo encontraba y solamente habían llegado gracias a un caballo alado tiempo después, sujetos a este con sogas y el caos para mantenerlos con vida. Había pasado solo unas horas y era el día siguiente a toda la locura de la lucha contra los titanes, lo cual fue un alivio, odiaba perder mucho tiempo en esto.

Bianca solo parecía agotada.

Percy y los demás habían llegado hace media hora, estaban con Quirón informando todo luego de verlos.

—Escuché que sujetaste el cielo con Percy —habla Nico emocionado con ojos brillantes. Draco gruñó ante el recuerdo, mientras Will hacía pucheros diciendo que era un idiota—. Escuché que salvaste a mi hermana, aunque nadie sabe cómo —añade ahora pensativo.

Sí.

Draco tampoco sabe bien cómo pasó eso.

—Tu cabello parece tener mechones blancos ahora, Annabeth y Percy se veían similares —señala Will un poco más tranquilo a su lado y pasándole una manzana verde.

Oh sí.

Eso era por haber sujetado el cielo entre sus manos.

El recuerdo de la charla de Annabeth y Percy lo hizo suspirar, ambos niños se vieron curiosos, antes que un sonido de alguien los hiciera levantar la mirada. Bianca se había sentado luego de estirar sus brazos sobre su cabeza, luego volteó a verlos aturdida, cuando sus ojos se encontraron con Nico soltó una risa ahogada, antes que el pequeño niño de cabellera negra saltara sobre esta y la envolviera en un mortal abrazo.

Al ver al niño llorar en sus brazos y Bianca regresar el abrazo.

Draco sonrió.

Sintiendo el cariño de Bianca por Nico, tan fuerte y enorme, que se sintió un poco culpable de sus palabras días atrás.

Días.

Solo habían pasado pocos días.

Siente que ha pasado una eternidad desde entonces.

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Las cazadoras no esperan mucho luego de que Bianca se pone sobre sus pies, cuando Draco sale con ella de la enfermería, le gruñe a Artemisa para que la deje despedirse al menos de su hermano; contrario al odio que pensó que tenía de la diosa, esta asiente antes de darle una última mirada. Thalia una nueva cazadora, sonríe al acercarse a Draco chocando las manos con él, no eran tan cercanos, pero habían luchado de alguna forma en la lucha final y ella parecía reconocerlo; Draco sonrió sintiéndose un poco animado porque, aunque era una hija de Zeus que acababa de condenar a que Percy fuera probablemente el niño de la profecía.

Bueno.

Era bastante cool.

Zoë había muerto, aunque las cazadoras y Bianca parecían afectadas por eso, Draco se sintió un poco culpable de no sentir nada al respecto; apenas si la había conocido.

No pasó más de una hora y luego de una despedida emotiva de Bianca con Nico, casi todos en el campamento (observó a Clarisse de reojo, quien parecía tranquila al verlo y sin intenciones de meterlo en un bote de basura), estaba ahí para despedirse de sus aliadas.

Nico estaba llorando, pero está bien, es solo un niño.

Aunque Quirón parece pensar que ahora que se ha revelado ante todos que Bianca es una hija de Hades, bueno, es normal pensar que Nico también lo sería y eso significa que otro hijo de los tres grandes debe ser vigilado atentamente.

Que dolor de cabeza.

—Draco. —Se sorprende de la voz de Bianca cuando se coloca frente a él, se había despedido de Percy y su grupo de misión, se había despedido de Nico y pensó que solamente le daría una sonrisa antes de irse—. Cumpliré la promesa que te hice, pero espero no ser un poco egoísta al pedirte una a cambio.

Bueno.

No le parecía algo que quisiera hacer, pero no pudo negar que ahora, con el vínculo entre ambos, era imposible el no querer ayudarle.

—Cobraré caro el favor a las cazadoras por eso —dice divertido viendo a las demás. Thalia se ríe, luciendo mucho más relajada de lo que recuerda verle y Artemisa solamente ladea la cabeza.

Sigue sin agradarle.

—Cuídalo —solicita Bianca de forma solemne viendo a Nico, quien parpadea confundido antes de ver a su hermana y Draco respectivamente curioso.

Oh.

Esas palabras.

Fueron las mismas que había solicitado Draco en medio de la lucha, pensando que Annabeth estaba en peligro si la dejaba sola y… sonríe.

—Con mi vida. —Porque es todo lo que puede decir, porque Bianca sonríe al reconocer su juramento y reconocer sus palabras.

Entonces.

Se abrazan.

Es tan anticlimático, tan raro que ambos, luego de su primer encuentro, estén compartiendo un abrazo entre ambos como viejos camaradas, solo por un extraño giro del destino que provocó que terminaran unidos al otro por unas cuantas horas.

Pero qué horas habían sido.

Que luchas habían vivido, habían dejado la espalda del otro a su cuidado y habían confiado porque no tenían opción.

Y solo así, Draco sentía que podría confiar en ella.

Tal vez era un poco idiota como un Hufflepuff, culpo a Percy por eso.

—Buena suerte con Potter, aunque se parece mucho a Percy —susurra Bianca en su oído, Draco la empuja indignado y esta solamente se ríe antes de correr hacia las cazadoras.

Cuando se gira se despide con la mano de forma radiante y Draco lo hace de forma emocionada.

Una locura.

—Puede que sostuvieras el cielo, pero no creo que seas tan fuerte para cuidarme —señala Nico, con ojos rojos por el llanto cuando Bianca se marcha.

Draco solamente se ríe palmeando su hombro.

Lo que sea.

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Los siguientes días Draco la pasa tranquilamente en la enfermería. Will suele venir para ayudarle a sentirse mejor, Nico decide que está aburrido con los hermanos Stoll así que se queda con él en la enfermería. Habla con sus padres, promete llevar Dracmas para que tengan con ellos y les asegura que todo está bien; su padre señala su cabello de diferente color y aparte de una risa tensa no dice mucho; por su propio bien o su madre lo asesinará si descubre la verdad. Lavender parece estar en un caos, había hablado con Silena y ha escuchado en lo que se metió, está lista para obligarlo a soltar toda la pasta cuando regrese al colegio.

Envía unas cuantas cartas por medio de mensajería Hermes a sus padres, que espera pueda enviarles a sus compañeros de salón. No entiende aún como la lechuza de Theo pudo ingresar, porque cuando intentó enviar una no funcionó; decide no pensar mucho en eso.

Si Potter decía algo sobre su viaje a Hogwarts con Bianca, bueno, hay mucho que explicar y no tiene ganas.

—Yo volví a ganar.

—No es justo, Apolo literalmente brilla.

—Hades es el más fuerte.

Draco deja que tanto Will como Nico se distraigan a su lado, es un poco reconfortante esos dos mocosos a su alrededor y puede que estuviera evitando a Percy.

Un poquito.

No dura para siempre.

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—Me estás evitando Draco.

—Estoy recuperándome Percy.

Era la mañana del 24 de diciembre y Percy estaba alistando todo para ir a su casa con su madre, parecía perturbado cuando no solo luego de varios días casi ignorándolo, había anunciado que se quedaría en el campamento para estas celebraciones. Will había estado radiante (casi literal) y estaba convenciendo a Quirón de que le permitiera otra pijamada, Nico parecía un poco más alegre de que pasara la Navidad con alguien cercano ahora que Bianca estaba por ahí luchando.

Con un grupo de doncellas.

Y una diosa.

Nico no quería estar solo.

Por eso cuando caminó a la cabaña de Hermes no esperó ser emboscado por Percy, debió haberlo conocido mejor.

Había estado trabajando estos días en cerrar las compuertas del vínculo, no lo rompería, solamente haría que no fuera tan fácil sentir las emociones del otro. Curiosamente, como la Oclumancia que aprendió de su madre y de Amos, hizo que el sentimiento fuera mucho más sencillo de lo que había esperado; aunque un poco incómodo, ya que estaba acostumbrado a las emociones flotantes de Percy.

Todos sus otros vínculos eran leves, solo cuando algo era demasiado se sentía, si no lo era solo era una presencia ahí en el fondo de su mente.

Pero Percy era como tenerlo siempre a su lado, sintiendo por él, cortar esa parte era difícil luego de casi dos años así.

Se sentía raro.

—Le dije a mamá que irías, tú le habías prometido ir. —Ahora se ve enojado, a lo cual Draco sonríe un poco incómodo.

Debería sentirse mejor de que Percy estuviera preocupado por él, casi enojado por ser ignorado, pero no lo hizo. Eso significaba que era igual que siempre, nada había cambiado y en ningún momento Percy se había encontrado tentado por él.

Siempre quiso a Annabeth.

Duele saberlo, o duele reconocerlo de una forma final.

No quiso guardar esperanzas, pero ahí habían estado antes, ahora estaban muertas.

—No puedo dejar a Nico y Will solos, soy su nuevo niñero, pregúntale a Quirón. —Piensa seguir caminando, pero Percy vuelve a meterse en su camino.

Le gruñe.

—Tráelos entonces, pero no me vas a dejar solo esta Navidad, Malfoy —gruñe Percy con los brazos cruzados y dando un pisotón.

Draco gimió.

Joder.

Percy Jackson era un dolor de trasero.

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Sus esperanzas mueren cuando Quirón acepta la idea, Draco se despide casi lloroso de Silena, quien se ríe de forma encantadora al despedirlo. El viaje a la casa Jackson pasa con Draco prácticamente dormido y babeando al lado de Percy, todo el cansancio de estos días no se ha recuperado completamente. Sally es un ángel que los acepta a todos, lo que incluye también a Annabeth y Grover para Navidad. El pequeño departamento se vuelve demasiado ruidoso y lleno de personas, especialmente porque Paul está ahí ahora. Draco olvida su idea de alejarse de Percy, ambos intercambiando un asentimiento mientras abrazan de forma protectora a Sally.

Ese hombre aún ocupa pasar sus estándares primero.

Will corre con Nico gruñendo detrás de él, ambos inesperadamente volviéndose amigos cada segundo y Draco se alegra de que su idea inicial funcionara.

Casi se matan más de una vez.

Mira los resultados, no sus métodos.

Annabeth parece algo tímida con Sally y Draco solamente se traga su amargura, porque cuando Annabeth salta para hablar con él, es tan encantadora y amable, agradecida porque a pesar de todo fue por ella y eso lo hizo sentirse mal.

Casi no lo hizo.

Abraza a Annabeth y esta ríe encantada.

—A ti también te gusta verdad. —No es una pregunta, es una afirmación cuando están a solas en el desayunador, viendo como Percy juega con los otros chicos, más Paul, un poco de Mario Kart.

Draco solamente toma su té con tranquilidad.

Lo llamaron inglés por eso.

Incultos.

—Sí, pero no importa, yo no soy quien le gusta a él. —Empuja a Annabeth con un codo, una sonrisa amable y sincera.

Si tiene que perder a Percy por alguien, bueno, Annabeth es la mejor opción; al menos le agrada Annabeth.

Annabeth se sonroja ligeramente.

—Estaba pensando en las cazadoras, darte vía libre, yo… eres importante para Percy, de una forma que ninguno de nosotros lo entiende.

—El vínculo.

—No, no es el vínculo, lo sé porque tengo uno contigo; lo cual me disculpo, no quería que sintieras eso, el peso… lo intenté, pero a veces fallaba. —Draco hace un movimiento con la mano de «no importa», señala sus mechones blancos en su cabello y ella sonríe con amargura, ambos entienden un poco mejor al otro, o Draco entiende la mitad gracias a que estuvo con Percy y Annabeth tuvo que hacerlo sola—. Lo que quiero decir, es que eres importante para Percy de una forma que yo no lo soy.

—Estaba muerto de miedo por ti.

Annabeth sonríe ante sus palabras.

—Lo sé, yo no quería dejarlo, me alegro ver que él tampoco quiere dejarme… y puede que no sea lo mismo que siente por mí lo que siente por ti, pero eres importante para él; a tu propia manera especial.

Draco la ve pensativo, antes de ver a Percy que salta enojado cuando Will inesperadamente gana la carrera, Nico está riéndose entre todos.

—¿Esto es una declaración para una relación con poliamor? —Recibe un golpe de Annabeth ante su comentario. Ella se ríe cuando Draco se sujeta el brazo adolorido.

—Lo que quiero decir es que no pienso quitarte a tu mejor amigo, por si no lo olvidas también soy tu amiga y siempre estarás ahí para nosotros, como nosotros para ti —dice, con seriedad y aunque no quiere sentirlo, hay alivio por sus palabras, de que no será dejado totalmente atrás por ellos si salen alguna vez—. Así que no te alejes de él, estos días ha sido insufrible, pensando que te alejas de él, celoso de Nico y Bianca; algo sobre que lo llamaste Potter.

Se sonroja un poco abochornado de lo emocionado que eso lo hace sentir, pero luego asiente.

Ignorando la parte de Potter que realmente no recuerda bien.

Ve a Annabeth, la chica de la cual claramente Percy está enamorado, pero que está diciendo que incluso sabiendo que Draco se siente atraído por Percy, no lo va a alejar de él; todos siguen siendo amigos y eso lo hace sentir un poco emotivo.

Tampoco le dice bicho raro porque le gusta Percy.

—¡DRACO ES TU TURNO! —grita Percy moviendo sus brazos de forma ruidosa, viéndolo como un cachorro y Draco sonríe.

Ve de reojo a Annabeth quien asiente levantándose para ir con él.

La niña toma asiento al lado de Percy, este le da una sonrisa cariñosa, pero cuando lo ve a él, también le da una sonrisa radiante, genuinamente feliz de tenerlo a su lado.

Draco pierde la carrera.

Pero siente que ha ganado algo más.

Esa noche Percy duerme con Grover y Annabeth en la misma cama, mientras que él logra tener a Nico que sigue pateándolo y a Will a su lado; pero a pesar de todo se siente feliz.

Especialmente porque Paul duerme en el sofá.

Y no se acerca a Sally.

Le conviene con 5 semidioses entrenados y un sátiro alerta de hacer cualquier cosa (aunque no lo sabe).

.

.

Estaban viendo la televisión al día siguiente, con Will quejándose sobre qué deberían hacer algo más saludable como jugar, a lo cual Nico salta emocionado cuando ve lo que parece un juego de video de criaturas extrañas; Will y Percy parecían saber un poco sobre que era el juego de Pokémon. Mientras Nico comentaba que parecía interesante, Percy rápidamente comentó que sería mucho mejor si un Pokémon tuviera armas, al tiempo que Will comentaba que había jugado hace alguno de los juegos llamado Ruby.

No lo entendió.

¿Por qué esos nombres?

Colores y piedras preciosas.

A alguien le falta imaginación.

—Lo siento Nico, no tengo mi consola conmigo —dice Will, pareciendo arrepentido cuando Nico hace un puchero al borde de hacer un berrinche.

Parece un poco sensible por la pérdida de su hermana y aunque parece tener una fascinación por Percy, se encuentra a cada rato al lado de Draco casi exigiendo que lo abrace; cuando no lo hace se queja de que Bianca solía hacerlo.

Para no hacerlo llorar lo hace.

Molesto.

Su pie se mueve incómodo dándole una mirada a Percy, este parece igual de incómodo ante Nico y ahora se arrepienten de dejar que Sally saliera de compras con Annabeth y Grover esa mañana. De repente, su amigo parece saltar en sus pies, sujetar a Nico por los hombros y empujarlo al nido de almohadas que habían puesto esa mañana para ver la televisión.

—Nico, yo te elijo —dice Percy mientras hace un movimiento imaginario de una gorra en su cabeza, todos lo ven confundidos.

Luego este mira suplicante a Draco quien suspira y sujeta a Will por la cintura, antes de arrojarlo frente a Nico.

—Will es hora de luchar —habla con menos ánimos, aunque una sonrisa divertida cuando Will voltea a verlo.

Ambos niños se ven confundidos, luego se ven entre ellos, luego regresan su mirada a los mayores; luego que Percy levanta los pulgares, Nico sonríe de forma radiante y se abalanza sobre Will. El pobre hijo de Apolo no tiene oportunidad cuando Draco comienza a reírse histéricamente y ambos comienzan a decir ataques al azar que no entiende nadie.

—Nico usa tu ataque de mordida.

—Will usa el ataque abrazo de oso cariñosito.

—Nico defiéndete.

—Will usa tu ataque de bombilla eléctrica.

Cuando Sally llega poco después con Annabeth y Grover, junto al almuerzo con una gran cantidad de dulces, se detienen en la puerta congelados cuando ven a Draco y Percy gritando, mientras que en el medio de la sala tanto Will como Nico ruedan de forma divertida entre ellos.

Les preguntan qué hacen.

Draco no los entiende, fueron dejados sin supervisión.

¿Qué esperaban?

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La misma noche, cuando todos duermen en la sala de estar, luego de una tarde terriblemente larga donde cada uno eligió una película y no se podían marchar sin verlas todas, queda sobre un nido de almohadas, con Nico sujeto por su brazo y Will descansando inconsciente con la cabeza contra sus muslos. Cuando abre los ojos un poco adormilados, puede ver a Annabeth sentada a su lado abrazando sus rodillas, por otro lado, los ronquidos de Percy y Grover eran épicos.

Cuando esta lo ve, parece pensativa, Draco levanta una ceja curioso.

—No te voy a culpar por lo que me digas, solo es curiosidad.

—Suéltalo Chase.

—Tenías el tiro perfecto, lo vi en tus ojos, querías lastimarlo… pero en lugar de asesinarlo, lanzaste totalmente consciente a su hombro.

Entonces Draco regresa a la cueva, a la lucha, a sujetar el peso del cielo, pero como antes de eso había estado observando a Luke antes de ser el primero en atacar.

Y lo hizo.

Pero no fue a matar.

Podría dar una charla moralista sobre como nunca había matado nada antes, que su deseo no era asesinar a nadie, pero eso no parece tener sentido para él; en ese momento había querido herir a Luke, pero no asesinarlo.

Traga saliva.

—No lo sé —susurra un poco nervioso, pero Annabeth le da una mirada que lo entiende, antes de lanzarle, gracias a su vínculo, una ola cariñosa que intenta reconfortarlo, aunque funciona mejor cuando ella acaricia suavemente la frente.

—Yo tampoco podría saber si lo haría, por eso tenía curiosidad —susurra como si fuera un secreto y tal vez lo sea.

Para ellos al menos, nadie dice nada más el resto de la noche.

Draco le da la mano a Annabeth que ella usa para entrelazar sus dedos, se siente bien de tenerla ahí para él.

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Decir adiós no es fácil, van a una estación de buses para despedirse de sus amigos el 26 de diciembre temprano. Will parece triste de que su madre lo esté buscando tan pronto, ya que quiere pasar con él año nuevo. Annabeth había comentado tímidamente la idea de volver con su padre y Grover debe emprender su viaje lo más pronto posible, porque Pan lo está esperando. Hay abrazos por todas partes, se siente bien que al ver a Annabeth y Percy abrazarse, no demuestre el dolor leve de su pecho y en lugar, lo llena con una gran felicidad al abrazar a Will que se había hecho tan cercano para él.

Es difícil no verlo como familia.

Todos en el campamento, de alguna forma, son familia, pero Will se ha ganado un lugar en su corazón por tolerarlo desde el inicio.

La sorpresa en realidad fue cuando Nico y Will se despiden.

—Debes llamarme, tengo mucho de Mitomagia que enseñarte aún —dice Nico con tristeza, que apenas puede ocultar y Will le sonríe de forma radiante.

—Espera un poco Nico, voy a hacerte un fanático de Star Wars —le menciona Will con el mentón en alto, antes que los dos niños se den un abrazo incómodo, pero emotivo entre ambos.

Draco puede sentir que va a llorar.

—¿Estás llorando, Draco?

—Cállate Percy. Nuestros bebés están creciendo.

Grover es mucho más fácil de despedir, espera que este viaje lo lleve a su destino y que deje de meterlos en estas misiones de último segundo. Annabeth lo envuelve en un abrazo, asegurando que lo verá el próximo verano y Draco solo puede esperar porque sus padres se lo permitan.

Cuando solo quedan Percy, Draco y Nico en la parada, se sienten un poco confundidos.

Había tenido una idea, ve de reojo a Nico, quien salta emocionado al lado de Percy.

Puede que funcione.

Puede que no.

Camina antes de que Percy se suba a su espalda como un Koala, con Nico sobre este, agradece la fuerza de ser un semidiós o todos habrían quedado en el suelo.

Aunque había levantado el cielo.

Esto era un juego de niños.

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Su madre llega el 30 de diciembre a la casa de la familia Jackson, para su sorpresa su padre está con ella, quien, aunque parece querer estar en cualquier lugar menos aquí, acepta esta vez sentarse en el sofá de la familia. Percy parecía desanimado ante la idea que volviera a irse, casi parecía esperanzado de que otra vez compartiera el año escolar. Nico también estaba interesado en la escuela secundaria, bueno, estaba más interesado en las cazadoras y quejándose de que su hermana no lo había visitado desde que se fue del campamento.

Dudaba que eso cambiara pronto.

Nico no puede quedarse con los Jackson, ya que Percy era un hijo de uno de los dioses importantes y Nico también, ambos juntos fuera del campamento, era solo cuestión de tiempo antes de que alguien los atacara de alguna forma.

Entonces Draco había pensado.

¿Quién tiene una casa enorme con nuevas protecciones que aleja a los monstruos?

Además, Bianca ya sabía la verdad sobre Draco.

Bien, esto podría salir muy mal de todas las formas posibles, así que es mejor ir al grano.

—Padre, ,adre —dice con una sonrisa, antes de levantar a Nico por debajo de los brazos—. Acabo de adoptar a un niño —añade con una sonrisa.

Narcisa se congela, Percy bufa y Sally solamente niega con la cabeza.

Lucius, por otro lado, deja un poco su imagen para pasar su mano por su rostro molesto.

—Un hurón es una cosa Draco, pero este es un niño.

—Sí y es hijo de Hades —dice con una sonrisa radiante, provocando que tanto Narcisa como Lucius lo vean incrédulos.

Sí.

Esta negociación no puede ser fácil.

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Al final Draco probablemente se ha endeudado de por vida. Su padre es un negociante mucho mejor que él, pero admite que estaba en un estado débil porque quería realmente llevarse a Nico. Percy parece triste de perder a dos amigos, aunque Draco no sabe cómo explicar que Nico parece más fanático que otra cosa. Aparte de sus ya exigencias de ser el primer lugar este año, su participación en algunos eventos sociales durante el año, además de mejorar sus relaciones con los Slytherin y otros herederos en Hogwarts, sus padres logran convencerlo para tener reuniones sobre matrimonio.

No está obligado a elegir alguna niña, su madre mataría a sus padres si ese fuera el caso, pero sí estaba siendo presionado por algunos padres de sangre pura para intentar coordinar un posible matrimonio arreglado.

No le dice a Percy, este no debe saberlo.

Su mejor amigo siempre es de los que piensan que el amor es algo especial (incluso si él mismo no parece enterado de sus sentimientos por Annabeth) y que toda persona tiene derecho a elegir como casarse. Los matrimonios arreglados entre sangre pura no eran extraños, eran la norma y Draco, aunque no disfrute de las mujeres, sabe que en algún momento debe dar un heredero, así que tener una esposa, es necesario; probablemente ambos tengan algún amante durante el matrimonio.

Puede que fuera demasiado pensar a sus 13 años de edad, pero los niños crecidos en estas familias saben eso como si fuera la cosa más normal del mundo.

Blaise solía bromear sobre su madre, Pansy era consciente de los amantes de sus padres, Theo solamente suspiraría durante estas reuniones.

Se suponía que esperaría hasta tener 15 años, pero ahora ha prometido reunirse con al menos 3 niñas este año. Su madre parecía querer decir algo más, pero solamente mantuvo el rostro en blanco y Draco aceptó la idea con tal de brindarle protección a Nico hasta el verano. La idea de que este se mantuviera en el campamento, cuando a veces todo el año no llegaban tantos niños se le hizo solitario; también estaba que, aunque Hades lo reclamara, o más bien, reclamara a su hermana, no vino por él.

No puede.

Percy dijo que su padre no puede cuidarlo, Hades tampoco podría.

No iba a dejar a Nico atrás, se lo había prometido a Bianca y algo dentro de él, quería cuidar un poco del niño molesto; era su familia de alguna forma.

¿No lo eran todos en el campamento?

Hijos de los olimpos, reclamados o no, de alguna forma todos eran familia de alguna manera; un poco como los sangre pura entre los magos, aunque Draco nunca sintió un apego a ellos.

El campamento mestizo era diferente.

Eran suyos.

Ese pensamiento era aterrador.

Entonces cuando su madre aceptó y su padre también, con sus condiciones, era hora de partir; luego de una explicación rápida a Nico sobre los magos en una habitación a solas, el niño pareció sorprendido pero interesado. Una parte de Nico claramente quería quedarse con Percy, pero a pesar de ser un niño molesto, parece entender que no sería buena idea; aunque parece muy pensativo y eso no sería algo bueno. Este promete mantener el secreto luego de amenazar a la figura de Bianca que le había dado sobre Hades, puede que no fuera el método más moral, pero fue efectivo.

Es hora de irse.

—No pienso dejarte ir —gruñe Percy, sujetándose a Draco como un koala en la entrada principal del edificio.

Sally a su lado ríe, mientras que Nico salta emocionado detrás de Draco con sus padres, listos para irse a Londres.

—Percy tengo que irme —suspira Draco, pensó que disfrutaría más la cercanía, pero la verdad es que era molesta y estaba siendo asfixiado un poco.

—Casi no estuvimos juntos.

—Sí, bueno, había una misión mortal, pero sabíamos que era poco tiempo.

—Me meteré en tu maleta, nadie se dará cuenta.

—Lo harán.

—Quiero que te quedes, eres mi mejor amigo, ahora tenemos dos niños juntos, no puedes abandonarme.

—Seguiré siendo tu mejor amigo, el próximo verano volveremos a buscar a la muerte.

—No, no lo harán —dicen Sally y Narcisa al mismo tiempo, lo que hace a Draco sonreír arrepentido y su padre Lucius parece casi cansado.

Luego de que Sally sujete a Percy y Draco logre escapar, le promete que hablaran más seguido, aunque ahora lo hacen todos los días. Percy se queda haciendo pucheros cuando se despiden, piensa en las palabras de Annabeth, en cómo dice que, aunque no es de la manera que Draco quiere, al menos es importante en la vida de Percy y aunque este no regrese sus confusos sentimientos, para Draco también es de las personas más importantes en su vida.

Le da una leve sonrisa, su amigo sonríe casi con lágrimas y el idiota es sentimental.

Duele irse, pero la esperanza es que volverá pronto.

Siempre tienen el próximo verano.

¿Pero por cuánto tiempo?

Bianca y Thalia ahora son parte de las cazadoras, Nico es joven, Percy tiene 14 años pronto a cumplir 16, solo quedan dos veranos antes de que probablemente una profecía que acabe con el mundo inicie.

Su vida era mucho más fácil cuando era ignorante.

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Nico tiene la boca abierta cuando llegan a la mansión, probablemente no había esperado que tuvieran tanto dinero, pero nada es comparado a como salta cuando ve por primera vez a un elfo doméstico. Como el niño creció hace muchos años, muchas de las cosas anticuadas, parecen tener más sentido para el niño, quien rápidamente se adueña de la habitación al lado de la de Draco. Por mucho que quiera que el niño duerma solo, las primeras noches lo hace a su lado recordando a Bianca; parece deprimido ante la idea de que él irá a Hogwarts y que lo deje atrás.

No podrá ir a un colegio muggle, pero su madre piensa instruirlo en muchas cosas y está dispuesta a contratar muggles si Nico quisiera conocer algo.

Es algo admirable, se sorprende del cambio de sus padres. Bueno, Lucius sigue siendo un claro ejemplo que pone sobre todos los sangre pura, incluso con un hijo claramente mestizo, por lo cual a veces cuando dice algo de forma despectiva sobre los sangre sucia, la mirada de su madre lo detiene. Lucius defiende que Draco como hijo de dioses, incluso es superior, pero no es del todo real.

Ha vivido en el mundo muggle, aunque no ha tenido tanto tiempo para hablar con sus padres, siempre comentó sobre el mundo muggle durante su año en la escuela muggle; algo debe haber quedado.

Nico es hijo de una mujer muggle, si Lucius comenta algo, Draco sacaría la carta de: «puede que fuera una mujer muggle, pero fue tan hermosa para convencer a uno de los 3 olimpos más poderosos de enamorarse». No lo ha hecho hasta ahora, pero Draco sabe que podría suceder y siempre hay que estar tres pasos de tu enemigo, o padre con mentalidad de superioridad.

Draco leyó sobre el holocausto y la Segunda Guerra Mundial en el colegio muggle, bueno no lo dieron en clases, pero lo leyó en la biblioteca y le horrorizó pensar que se parece mucho a la superioridad de sangre.

Matar porque te crees superior a ellos.

No es algo que le guste pensar.

No desde que fue al inframundo.

—Debes escribir, enviar mensajes por mensaje iris, debes hacer muchas cosas o si no iré por ti —habla Nico saltando sobre la cama, luego de que jugara con él Mitomagia otra vez.

Draco logra encontrar un catálogo mágico, lo había escuchado de Lavender, un catálogo que se puede pedir por búho y donde misteriosamente hay cosas muggles. Compra casi todo el catálogo de cartas de Mitomagia, solamente para no ser intimidado por Nico que no deja de jugar, lo cual resulta que Draco apesta en el juego, pero ahora al menos tiene un mazo de calidad.

Eso hizo feliz a Nico.

No tanto como los pegasos en el establo, pero lo hizo feliz.

Sus padres ya habían dado la fiesta de año nuevo antes de que llegara, la dieron unos días antes para poder pasar las vacaciones con Draco.

Se irían en unas horas a Italia, Nico parecía fascinado por la idea, aparentemente ese era el hogar de nacimiento de su madre.

Se preguntó si Narcisa lo eligió por eso.

Otra pregunta que se instaló en su mente, es que, a pesar de los años, la madre de Nico había tenido que tener familia; debe haber algún descendiente por ahí, o eso esperaba. Se preguntó qué sentiría Nico de encontrarse con gente que vivió en esa época o algún descendiente de ellos esparcido por ahí; sería imposible que lo reconocieran años después.

—A veces me pregunto sobre mamá, soy un hijo de Hades, debería saber de esas cosas —dice Nico con el rostro pensativo.

Draco se pregunta sobre eso, sobre el inframundo, sobre si Hades realmente hubiera amado a esa mujer, entonces la habría mantenido con vida; pero no lo hizo, debe haber un motivo. La vida y la muerte parece ser algo muy peligroso entre los olimpos, algo que se debe tener cuidado y solo quisiera que Nico no pensara tanto en su pasado.

Cada día aprecia más interesado en sus recuerdos de antes del casino.

Era peligroso.

—Es hora de irnos —dice su madre apareciendo con una sonrisa, Draco sonríe de regreso, pero durante un segundo capta la mirada de celos de Nico o mejor dicho, añoranza.

Espera que traerlo aquí no funcione como catalizador de alguna forma, Nico parece pensar más en su madre y se pregunta si su idea de protegerlo, no lo arrastrara a otra cosa. Por suerte para Draco, su madre es una mujer encantadora con instinto materno que obliga a Nico a tomarle la mano y le sonríe con cariño cada que pasan por alguna ciudad en Italia.

Viva los trasladores y el dinero, su padre tiene el ministerio en la palma de su mano.

Al día siguiente su padre obtiene su copia del diario el profeta, que incluso llega en las ciudades mágicas de Italia, donde hay rumores sobre la familia Malfoy y sobre un niño que está con ellos. Se pregunta porque cuando estuvo en USA no pareció atraerlos, pero probablemente sea por la niebla del campamento mestizo, debe aprender a controlarla.

—Niccolo será un familiar lejano de parte de los Malfoy, sus padres murieron y aunque no sea un sangre pura, hay uno o dos miembros que puedo utilizar para respaldar la historia, ayudará a levantar la imagen de la familia; dado que es un hijo de los tres grandes deberá tener poderes que lo hagan pasar por un mago —decide Lucius con tranquilidad tomando el té.

Draco se pregunta porque no puede decirle "Nico" como todos, pero se está defendiendo del ataque de bolitas de pan de Nico, su madre parece tranquila sin llamar la etiqueta; solo es cuestión de tiempo antes de que obligue a Nico a eso.

Tiene un don para someterlos.

Su padre, por otro lado, tiene un don para someter la historia a conveniencia y salir ganando, al menos eso provocaría que Nico pueda estar con ellos sin que nadie lo trate mal. Le da un poco de mala espina todo esto, su padre odia a los mestizos e hijos de muggles como si fueran inferiores, al menos aquellos que no le puedan ser de utilidad. Aun así, está dispuesto a tener a Nico dentro de la familia, como uno más de ellos, solo porque Draco se lo pidió.

Ojalá algún día pueda conocer a Annabeth, ella era encantadora, hasta ahora con Percy debido al vínculo lo ha aceptado e incluso habló con este cuando fue a traerlo a la mansión hace unos días.

—Sería genial hacer magia, aumentaría mis puntos de ataque —habla Nico con emoción, Lucius y Narcisa lo ven de reojo confundidos, Draco solamente se ríe ligeramente.

—Creo que deberíamos ir a Roma —señala Draco, ganando tres pares de ojos, a lo cual tose un poco incómodo—. Me gustaría ver algunas edificaciones de los Romanos… cuando hable con Annabeth me pidió fotos —admite a regañadientes, haciendo a Nico reír divertido.

—Ella es la amiga de Percy, aunque no es tan genial como él, saben que derrotó un Minotauro cuando tenía solo 12 años —habla ahora viendo a sus padres, Narcisa parece sorprendida.

Lucius parece horrorizado.

—Oh no, es como Draco con Potter otra vez —lo escucha susurrar y Draco solo entierra su cabeza en la mesa mientras Nico comienza hablar de Percy.

No es verdad.

No era tan malo.

Por la mirada de sus padres puede entender que sí lo era.

Toma fotografías a los monumentos con la cámara que le ha dado Sally para Navidad, no podrá llevarla a Hogwarts como quisiera, pero tendrá fotos que cuando le enseña esa noche a Annabeth, la niña admite que está encantada y no puede esperar por el verano para verle. Debe hablar con Percy (a lo cual Nico se une animado), porque este escuchó que habló con Annabeth, luego llama a Will, donde Nico lo empuja para hablar con el niño sobre todo lo que ha hecho.

Ignorando la ciudad mágica donde estuvieron.

Es encantador.

O le encantaría decir eso, porque el niño lo ha empujado con el pie y su vientre duele, estúpido mocoso que solo es molesto.

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Draco es empujado en medio del sueño, cae al suelo oscuro y está seguro que había estado soñando donde era un héroe aclamado por todos los demás; pudo jurar que incluso Harry Potter a lo lejos le aplaudía mientras decía con la multitud que era grande. Claramente luego de meses de extraños sueños, justo cuando tiene uno emocionante, este termina abruptamente, o no tan abruptamente. Lejos de la mujer que suele atormentarlo en sueños, cuando se pone de pie, puede ver a un hombre elegante a tan solo unos metros sentados en lo que parece un enorme trono.

Ya lo había visto antes.

Gimotea un poco descontento, tanto por una noche normal en su vida.

—Hades —dice con aburrimiento, vale que el hombre no lo asesinara e incluso lo tratara con un poco de normalidad para ser un rehén en su momento.

No significa que le guste verlo seguido.

O nunca.

—Tampoco me interesa mucho verte Malfoy. —La forma burlista en la que dice su apellido hace que bufe, idiota—. Solamente vengo advertirte algo —dice con calma, a lo cual Draco levanta una ceja.

Los dioses, siempre tan molestos, exigiendo que haga tareas ridículas y no ayudándolo en ninguna forma, se supone que son poderosos.

Son unos vagos.

Eso es lo que son.

Menos Hestia, ella le agrada.

—Como si quisiera hacerte caso.

—Me debes una.

—Hijo de perra.

Hades no se inmuta ante su insulto, solamente camina hacia él con calma, acercando su rostro al suyo. Por un momento traga saliva, intimidado por el aura que este desprende, recordándole que en este momento quien era un insecto no era el hombre de la muerte.

Era Draco.

Odiaba sentirse así.

—Salvaste a mi hija Bianca, te felicito, las parcas estaban asombradas de que un mestizo lograra cambiar el curso de la vida que claramente estaba destinado para ella; en eso te deberé siempre una. —Eso lo sorprende, no pensó que le agradecieran, ya sabe, los Olimpos no suelen preocuparse mucho por sus hijos—. Hay un nuevo destino para una hija del inframundo, algo que no suele ser posible, una vida larga y hermosa; pero ahora tienes a mi hijo también, más te vale cuidarlo —añade alejándose ligeramente con una sonrisa divertida—. Mi hermano Zeus estaba enojado por tu sola existencia, al igual que Apolo, un mestizo que puede ir en contra de las profecías… sabía que no tenía que matarte, eres interesante Malfoy —sigue diciendo su apellido con burla, pero Draco lo ignora, interesado.

Información, eso siempre era interesante.

—Apolo dijo algo sobre las profecías, no le agrado mucho. —No es que le hubiera agradado antes a un Olimpo, pero parecía que, a diferencia de Percy, estos lo odiaban a él con mayor facilidad.

Hades asiente.

—Hay profecías, siempre hay profecías y esas nos rigen; pero tú estás fuera de ella, probablemente por la maldición en ti —indica señalando su pecho.

¿Maldición?

Piensa en lo que dijo Quirón hace tiempo atrás.

—La maldición de Patroclo —susurra pensativo con una mano en su mentón, Hades asiente.

—Nyx la creó hace una eternidad, quería equilibrar el mundo, quería que Aquiles no fuera más grande de lo que eran los Olimpos o los descendientes del caos; pero de forma irónica esa maldición otra vez se ha creado en ti, esperando que probablemente te destruyera como a Patroclo… parece ser que todo ha salido diferente a lo que ella pensó. —Ahora Hades incluso parecía divertido con las manos en sus bolsillos, parece un poco muggle—. La maldición si bien te atara a personas y en el futuro podría ser peligrosa, también de alguna forma ha provocado que tu mera existencia salga de las profecías, nunca ha existido una criatura que no fuera gobernado por ellas y por eso tampoco los dioses del Olimpo estarán felices contigo; algo que no pueden controlar nunca es bueno.

—Pareces divertido por eso.

—Es hilarante, porque nadie puede ponerte un dedo encima, porque no saben que podría suceder, porque no está escrito y probablemente nunca lo esté; aún así, es probable que exista una profecía en ti que te guíe alguna vez… aunque solo escuché de reojo por Perséfone que Apolo la sabe, no se la ha dicho a nadie. —Ahora Hades parece casi interesado y Draco bufa.

Olimpos.

Siempre siendo idiotas.

Una profecía en él, pero las otras profecías no lo afectan.

¿Qué significa eso en la profecía que podría estar con Percy?

¿Mantenerse cerca de él podría cambiar algo?

Tiene mucho que pensar, pero no ahora frente a Hades, quiere dormir y tener sueños alegres donde todos lo adoran, porque es una persona genial.

—Bien, lo que sea, salvé a tu hija, eso hace pensar que tú me debes una a mí. —Señala Draco a Hades con un dedo y este solamente rueda los ojos—. También cuido a tu hijo, el cual es una molestia, esos son dos favores —musita con un puchero.

—Acepta que no te mate como uno —maldice ante sus palabras, pero Hades solamente lo mira divertido—. Del otro, tal vez hablaremos en el futuro, Draco Malfoy —añade con una sonrisa que parece conspiratoria.

Antes de que pueda decir algo vuelve a la realidad.

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Nico lo ha golpeado y ha caído de la cama, idiota.

Continuará…

En la historia original no solamente Bianca muere, siento que es el punto donde Nico cambia totalmente y se vuelve bastante oscuro y se aleja de todos. Quiero que en este libro Nico no sufra tanto, pero tarde o temprano veremos a nuestro chico amante del negro, porque amo a ese Nico, pero menos traumado lo cual creo que sería lindo para él.

Se ha terminado las vacaciones de navidad, volvemos a Hogwarts pronto, me pregunto que pasara ahora que Draco vuelva a ver a Harry.

Me emociono.