Tercer arco: Mi padre me odia, título para la vida de todo mestizo.
Capítulo 22: Draco piensa seriamente sobre si es suficientemente un héroe si Percy lo asesina.
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Hace mucho tiempo existía un chico, era simple, aburrido, incluso algo lento, que era odiado por su padre al no sobresalir. Ese niño fue obligado a irse lejos de casa, muy lejos donde encontraría alguien opuesto a él, un chico que brillaba con fuerza propia.
Cuando lo vio, fue como si todo fuera diferente, como si el significado de su propio universo nunca hubiera sido nada, pero ahí mismo fue como si algo hubiera nacido de su pecho; a veces podía verlo. El hilo de color rojo brillante que unió ambos destinos.
Era interesante.
No era nadie comparado al hijo del rey, era un inútil y cada día, aunque lo intentara, no parecía que fuera a destacar como el príncipe.
Destinado a la grandeza.
Y, aun así.
Este volteó a verlo.
¿Fue gracias al hilo que los unía?
No estaba seguro, una bruja le había dicho cuando era niño, esas videntes en las calles, que su destino era oscuro y tenía una maldición; aunque nunca pudo saber qué clase de maldición pudo hablar esa mujer. A veces solamente todo su interior quemaba en anhelo por algo, que desaparecía cuando el chico volteaba a verlo y decía su nombre.
—Patroclo —dice el príncipe separando las sílabas y de una forma única que nadie ha podido repetir.
Nunca nadie repetirá la sensación que hay en su pecho al decirlo.
Y Patroclo es feliz cuando Aquiles lo llama.
Sin saber que la maldición que lo une a él, será un problema en algunos siglos para otro chico.
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Nico está cuando llega a la mansión Malfoy, lo cual provoca que Draco suelte un chillido antes de abrazarlo con temor; está vestido totalmente de negro, pero al menos con ropa de diseñador cuando toca la camiseta de este. Draco no quiere criticar al niño que parece tener un "extraño" gusto por la moda, pero una parte de él que jura hubiera podido ser de la cabaña de Afrodita (si su padre no fuera el imbécil dueño del olimpo) quiere llorar lágrimas de sangre. Sus padres no parecen afectados por el deseo de Nico de utilizar todas sus ropas negras y con calaveras en ocasiones, su madre comenta que cuando era niño también tenía esta tendencia de querer vestir con temáticas de héroes; así que queda solo en la lucha.
Aunque tiene una sudadera algo grande, que Nico asegura había sido dejada por Bianca.
Nico habla mucho.
Especialmente sobre Mitomagia y eso lo hace sentir un poco relajado, una extraña sensación de seguridad de que algunas cosas no cambian tanto como saber quién es tu padre divino.
Casi no quiere ir al campamento.
Cuando abraza a su padre, haciendo que Lucius levante la ceja confundido, simplemente no quiere irse de ahí.
—Ya sé quién es y lo odio. —Es todo lo que dice Draco, provocando que Lucius suspire antes de sentarse con él en su despacho.
Ignora los papeles que tienen una gran cantidad de trabajo sobre una de las compras que ha hecho en el mundo muggle, con muchos intermediarios y solamente por un comentario de Percy sobre la marca Apple de obtener mucho dinero; los Malfoy son buenos para obtener nuevos negocios y ser accionista de una marca con futuro prometedor es algo que pueden ver a lo lejos.
Su padre dice que esperaba darle todas las acciones a Draco con el tiempo cuando fuera mayor, y está bien.
Es como una especie de salvado a futuro.
Algo que lo ayudará.
Lucius habló mucho sobre su negocio, pero cuando notó la clara mirada de Draco perdida, comenzó a contar historias de cuando era niño. Draco no sabe si sentirse mejor o peor cuando su padre admite sobre ese momento vergonzoso cuando estaba obsesionado con Potter, es humillante, pero Lucius lo hace para señalar que cree que Niccolo tiene también una obsesión con Percy Jackson de forma muy similar; también admite que Draco últimamente habla mucho sobre Percy, al menos más que Potter.
No está planeado, sabe que su padre tiene expectativas sobre él.
Especialmente por su linaje de sangre.
Puede que no sea un Malfoy de sangre, pero es un Malfoy y un heredero. Tiene obligaciones que cumplir, tiene algo que hacer cuando sea mayor y tiene un legado que proteger; incluso si no fuera el suyo. Por lo tanto, tiene que hacer muchas cosas, pero es como si algo dentro de él gritara para que le dijera a su padre, para probar si este sería igual que Zeus cuando lo vio noches atrás.
—Soy gay. —No quiso decirlo de forma tan cortante, pero corta el discurso de Lucius sobre cómo Niccolo había terminado siendo expuesto por un pegaso que casi lo envía a volar al lago.
Algo sobre no tener buenas conexiones con animales.
Todo queda en silencio, su padre le da una ceja levantada y Draco se sonroja humillado por algún motivo.
Hay unos momentos de silencio, donde el cuerpo de Draco siente que tiembla y quiere decir algo para defenderse, aunque duda que tenga alguna defensa a semejante sentencia tan tajante. Pero para su sorpresa, Lucius solamente se aclara la garganta y cuando busca en sus ojos, no encuentra la indiferencia o molestia de Zeus en su rostro.
Solo, curiosidad, y un poco de incomodidad.
—Sí, tu madre me habló sobre eso. —Bien eso no es lo que espera, sabe que Narcisa sabía o que lo sospechaba, pero que le dijera a Lucius hace que gimotee con su rostro entre sus manos—. Dijo algo sobre la sangre, aparentemente es común entre los griegos este tipo de costumbres y cuando comenzaste con tu obsesión con Heracles… y Potter. —Draco gime ahora más fuerte de vergüenza, Lucius sigue incómodo—. Ella lo comentó como una posibilidad a futuro, así que no estoy sorprendido… pero si es un problema para tu matrimonio, supongo que podríamos buscar un sangre pura que cumpla tus estándares; el embarazo entre chicos no es lo más confiable, pero es una buena forma de conseguir un heredero —añade su padre como si quisiera darle fin a esta charla.
Draco agradece que esté por terminar, no quiere hablar de eso nunca más.
Luego se detiene y levanta la mirada sorprendido.
—No estás… ¿Decepcionado? —pregunta odiando la propia debilidad de su voz, pero Lucius solamente frunce el ceño antes de suspirar.
—No.
—¿De verdad?
—Esto complica tu vida, totalmente, pero no es lo peor que hemos oído de ti en los últimos años; tu madre sigue enojada por lo del cíclope.
Puede entenderlo, de hecho, desde que fue al campamento mestizo, sus padres parecen haber envejecido un poco más de años de lo que deberían; aunque se siguen viendo bastante bien, según Draco. Aunque ha pasado los últimos años preocupado por Percy y sus amigos, se sorprende de haber omitido el pequeño detalle de que este tiempo sus padres también debieron estar preocupados por él.
Se siente algo culpable de omitirlo.
La mayoría de padres del campamento mestizo no se preocupaban por sus hijos, Draco sabe que no era lo mismo con los suyos, pero le hizo un poco indiferente al respecto.
Vaya.
—En mi defensa, no quería estar ahí —musita Draco en voz baja, a lo cual Lucius mueve la mano indicándole que no ha terminado.
Cierra la boca.
—Tal vez, una parte de mí no quiere que seas así para que no sufras innecesariamente. —La sinceridad de su padre lo sorprende, su rostro parece lejos de cualquier máscara que suele utilizar para mirarse cansado—. Pero no puedo cambiarte, lo supe en el momento que Narcisa te dio en mis manos, que aunque quisiera que tu sangre fuera la mía, no es algo que podría hacer; pero que en todo lo demás si serías mi hijo, así que incluso esto no es algo que me haga cambiar con la promesa que hice ese día.
Se mueve incómodo, Lucius levanta una ceja dándole oportunidad de hablar.
—¿Me amas? —Usualmente cuando era niño odiaba que le dijeran eso, había querido crecer ese primer año en Hogwarts, ser alguien importante y el amor de los padres no parecía importante entonces.
Algo de niños.
Pero ahora, ahora lo era todo.
—Te amo como el hijo que eres para mí. —Parece querer decirlo de forma indiferente, pero cuando Draco se lanza a él para abrazarlo con fuerza abrumadora, solamente suspira casi sin aire.
Hay unas palmaditas en su espalda.
Son suficientes para que Draco se sienta amado y que el desastre de su tercer año, quede de largo un poco.
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Nico duerme en su habitación, aunque ahora se ve como una especie de niño que está entrando a la adolescencia ("Tengo 11 años") parece extrañar aún mucho a su hermana, quien solamente ha podido hablar pocas veces por mensajería iris. Para su sorpresa y molestia (había practicado todo el año anterior) no juegan Mitomagia, en su lugar el niño le enseña lo que sus profesores de italiano le han enseñado y parece poder tener una charla casual; termina ayudando un poco a Draco con las bases del idioma. A diferencia del francés o el griego, este parece más complicado, pero Nico parece complacido de tener algo que enseñarle a él.
Dice que ha estado practicando sus poderes de hijo de Hades, pero no entra mucho en detalles.
—Mamá dice que has estado perdido muchas horas —señala Draco, pero Nico simplemente tararea sin darle importancia.
Algo oculta.
Lo que no oculta son las patadas que le da aun cuando duermen juntos después de todo y Draco siente pena del pobre bastardo que termine como pareja de su hermano, porque le costará mucho dormir con él.
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Hay un delicioso desayuno el día que deben partir, Narcisa parece decepcionada de pasar tan poco tiempo con Draco y Nico, especialmente cuando anuncian que estas vacaciones de Navidad también tendrán que pasar en el campamento mestizo. Al final Lucius admite que el mundial de quidditch se celebrará antes de clases, por lo cual Draco parece emocionado cuando dice que podría invitar a sus amigos; Nico salta diciendo que sin duda le dirá a Will y Draco piensa rápidamente en Percy, con suerte Annabeth y Lavender estén dispuestas. Su madre parece un poco satisfecha con el hecho de que podría verlos un poco más este verano, cuando se despide de ellos en el ministerio de magia de Inglaterra, Draco se sorprende ligeramente de ver cómo esta abraza a Nico.
Nico parece un poco incómodo, pero en realidad aprecia el gesto y hay unas mejillas rojas cuando su madre besa suavemente su mejilla.
Es tan lindo.
Cuando su madre lo abraza, Draco se deja llevar por la fuerza que puede y esta se ríe encantada, diciendo que está creciendo mucho y que pronto pasará su altura.
Ambos se despiden, Draco se siente orgulloso de ser lo suficiente mayor para poder viajar solo a estas alturas, su madre había comentado algo con molestia, el cómo Draco parece siempre viajar por todos lados; así que salir de la MACUSA, es como un día de campo para él. Hay personas que ven raro a Nico, pero este solamente se cruza de brazos usando la chaqueta de aviador que le había enviado Bianca de regalo; una forma de estar siempre con él.
—Pensé que iríamos a la casa Jackson —habla Nico cuando usan el Carruaje Estelar.
Ya saben, la versión mejorada del autobús noctámbulo de Inglaterra. Su madre le permitió llevar su varita para eso, con la promesa de no hacer magia fuera de riesgos peligrosos; aunque estaba más acostumbrado a usar magia sin varita a estas alturas.
Amos lo entrenó bien.
—Sí verás, tengo bloqueado a Percy como desde hace dos semanas, así que lo mejor será evitarlo todo lo posible; así que vamos al campamento mestizo —habla mientras revisa su mochila, tiene todos sus suplementos para el cuidado de su cabello al día.
Nico le da una mirada poco impresionada, pero por la forma en que parece pensativo, no está del todo molesto por eso.
Como si ocultara algo también.
Le da una mirada insistente, pero Nico solamente desvía su mirada.
Sí.
Algo oculta.
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Cuando volvió al campamento fue con una enorme aspiración de aire puro que lo hizo suspirar alegre, fue como volver a casa luego de un largo viaje y aunque le hizo una mala mirada a la cabaña de Zeus cuando paso por ella, entrar a la cabaña de Hermes fue agradable; incluso si los hermanos Stoll le dieron un mortal abrazo que casi lo deja sin aire. Nico tampoco tiene cabaña, así que ambos terminan acostados en sus camas al lado del otro, antes que Will entre de forma radiante para buscarlos. Hay un extraño momento donde Will y Nico chocan las dos manos emocionados, que hace que entrecierre el ceño pensando que hay algo ahí de amistad que le parece extraño.
Entonces Will lo abraza y Draco se derrite un poco.
Porque es Will.
Osito cariñosito Will.
Lo abraza de regreso, sintiéndose cómodo con su amigo.
—Trajiste la consola.
—Te patearé el trasero en una batalla Pokémon.
Mira confundido cuando Will y Nico se apartan de él camino a la enfermería, como viejos amigos y dejándolo completamente solo.
Traidores.
Camina hacia la cabaña de Silena para quejarse, la chica se ríe en su cara recordándole como las vacaciones de Navidad pasadas apenas si los toleraba.
Idiotas todos.
¿Por qué extrañó este lugar de nuevo?
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Draco se agradeció que Lavender apareciera primero antes que Percy, eso significaba que cuando tuviera que colisionar con su amigo, tendría alguien que no lo ignorara olímpicamente. No quiere ver a Percy y en realidad la llegada de Lavender llega con un rumor, que hace que Draco se sienta mucho más tranquilo de lo que debería estarlo en esta situación. Lavender dice que escuchó de Mitchel hablando con Drew, que vieron cuando Lee estaba en la cabaña de Quirón en el momento que Annabeth pedía permiso para ir por Percy por su cuenta; una especie de salida de amigos que todos piensan que es una cita.
En cualquier otro momento, eso sería desgarrador para Draco.
¿Ahora?
Claro que no.
Percy claramente estaba interesado en Annabeth románticamente, aunque no lo viera y Annabeth estaba interesada en Percy y si ambos iban a una cita, cuando ambos volvieran al campamento mestizo estarían de tan buen humor que con suerte ignorarán cómo Draco los apartó de su mente por días.
—Pensé que estaría más deprimido —comenta Clarisse con aburrimiento mientras Silena la silencia con la mirada, Draco, por otro lado, está levantando los puños victorioso.
Lavender a su lado suspira.
—Creo que está pasando por la etapa de superación, ahora que tiene a Anthony —canturrea Lavender de forma mal intencionada en medio de la fogata de esa noche.
Will, que había estado hablando de forma intensa con Nico sobre algo, deja de charlar para voltear a verle con el ceño fruncido.
—¿Quién es Anthony? —pregunta de forma insegura, al tiempo que Nico a su lado se ríe, ganando un empujón de su parte.
Todos voltean a ver a Draco, quien maldice la boca floja de su mejor amiga, quien parece demasiado emocionada ante la idea. No es que vaya a decir algo que desconozcan, es el secreto peor guardado en el campamento que tuvo sentimientos por Percy Jackson y si bien nadie del campamento se ha abierto como alguien que disfruta de la compañía de su mismo género, siempre hay rumores al respecto.
Podría decir que nadie.
Restarle importancia a lo que fuera que era Anthony y no mentiría, aunque torpemente iniciando una amistad con alguna otra cosa implícita, no es su pareja.
No tiene que decir nada que no quiere.
Pero Percy lo aceptó.
Su padre lo aceptó.
Entiende porqué en Hogwarts no puede ser sincero, pero aquí no hay motivo para ocultarlo y… ya tiene suficiente con estar en la cabaña de Hermes, sin poder reclamar la cabaña de su padre del olimpo porque este no lo quiere.
—Un chico de mi escuela, que creo que le gusto y creo que él me gusta. —Rasca su mejilla algo dudoso, porque hay un enorme silencio.
Bueno.
Puede que su padre no lo quiera, ya saben, su padre del olimpo; que se jodan todos, su padre es Lucius, Zeus es basura genética. Pero no importa si la cosa en el olimpo no lo quiere, que piense que es un inútil y que no puede hacer nada, le va a demostrar que Draco Malfoy no se deja dominar por estúpidas reglas aquí abajo.
Incluso las heteronormativas.
Va a ser el primer campista en abrirse abiertamente con sus gustos y solamente será lo primero de muchas otras cosas que espera ganar en primer lugar.
—Sabía que no era hetero, paga Conor —dice Travis de la cabaña de Hermes ganando una mala mirada de Draco cuando Conor salta alarmado.
—Espera, no, todavía no, aposte a que era bisexual —chilla el hermano menor antes de voltear a verlo de forma lastimera.
¿Quisiera poder ayudarlo?
No, en realidad no.
Sonríe burlón.
—Lo siento, no me siento interesado en las mujeres. —Claro que hubo esa cosa con Afrodita, pero aun en la mente de Percy, se pregunta si fue más que todo por las facciones que le recordaron al chico que por ser mujer—. Gay —dice con la confianza que no pensó tener hace un año, señalándose con el pulgar.
Conor gimotea mientras Travis se ríe y nada es diferente. Hay algunas chicas de la cabaña de Afrodita que chillan ante su declaración, otros de la cabaña de Ares que lo llaman mariposa, antes que Clarisse les dé una patada defendiéndolo.
Lo cual es irónico.
Cuando Clarisse fue la primera en lanzarlo a un cubo de basura, ahora gruñe que a la mayoría de los olimpos en realidad tampoco les importa mucho el género. Otros como Nico parecen verlo con cierto interés, pero luego de las claras insinuaciones que ha obtenido del niño con Percy, puede darse una idea de porque se muestra interesante en cómo es recibido por el campamento.
Silena aplaude encantada mientras Lavender se ve orgullosa y… Will luce miserable.
—Entonces te gusta este chico Anthony. —No es una pregunta, así que se sorprende un poco antes de asentir y Will se pone de pie caminando hacia su cabaña con rostro deprimido, Nico se apresura a seguirlo diciéndole a Draco que estará bien.
—¿Hice algo mal? —pregunta Draco a Silena cuando esta le impide ir por Will.
La chica sonríe dulcemente abrazándolo como un oso de peluche.
—Percy y tú son otra cosa, no cariño, pero es que Will tenía este crush masivo por ti.
—Oh, digo, Will es lindo, pero es como mi hermano menor.
—Y es por ese motivo que no te dejo ir con él, es un encanto, no le vas a romper el corazón.
Draco mira aún asombrado el camino de Will, no había notado nada y algo le hace sentir como un imbécil. La noche termina con Draco admitiendo no haber besado a nadie aún y Conor riéndose antes de tomar sus mejillas para besarlo en los labios, fue tan rápido que no se dio cuenta de nada y así fue como su primer beso fue robado.
También fue como todos se dieron cuenta de que robarle un beso a Draco Malfoy de 14 años, no era tan fácil como hacerlo si tuviera 11 años.
Puede que no fuera tan fuerte como Percy Jackson, pero Draco era terrorífico enojado.
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Algo bueno de ir al campamento era la ausencia de Dionisio, Draco no tenía el mínimo interés en conocer a un medio hermano por ahí desde otra perspectiva, pero apenas Dionisio desapareció, hubo otra incorporación. Quintus. El hombre andaría por los cincuenta, a juzgar por el pelo y la barba grises, ambos muy cortos. Parecía en buena forma para su edad. Llevaba siempre unos pantalones negros de alpinismo y un peto de bronce sujeto con correas sobre la camiseta naranja del campamento. En la base del cuello tenía una marca extraña, una mancha morada que quizá fuera parte de un tatuaje o una marca de nacimiento.
Cuando Quirón lo presentó con amabilidad, Draco solamente lo vio con duda unos momentos, porque había un enorme perro negro que solamente los miraba a Lavender y a él fijamente.
—Lav, recuerdas cuando nos conocimos esas vacaciones de Navidad.
—Que un perro me perseguía, sí, se parecen mucho.
Ambos habían visto a la Señorita O'Leary de forma intensa, pero Quintus no dijo mucho sobre el perro que solía olfatear hacia ellos antes de irse.
Sospechoso.
Tampoco pudo hablar mucho con Will, aunque quisiera, el chico sonreía de forma forzada y por más que le preguntaba a Nico, este se encogía de hombros diciendo que ocuparía tiempo.
Dos días después pudo recoger fresas con Will, nadie comentó nada, no está seguro si se suponía que debería saber algo.
—No tienes que hacer esto —había dicho Will luciendo miserable, pero Draco se quedó a su lado.
A pesar de lo mucho que quería a Nico o Will, no había un vínculo tan tangible como con los otros chicos (Percy, Annabeth, Lavender y Bianca), los vínculos que estaba creando con Nico y Will eran prácticamente por pura fuerza de voluntad y no por escenarios traumáticos que los unieron a la fuerza.
Draco quería estos vínculos.
Se siente un poco hipócrita al mismo tiempo.
Will tiene un enamoramiento por Draco, como Draco tiene un enamoramiento por Percy, así que entiende que a veces una distancia es lo mejor para cuando estás pasando la etapa de: "debo superar mis sentimientos por ti". Pero Percy nunca se alejó de él, todo lo contrario, siempre estaba ahí y ahora está haciendo exactamente lo mismo que odió de Percy; pero es que no quiere estar lejos de Will.
Ahora entiende a Percy y siente pena por Will en su situación.
—Lo siento si duele, realmente entiendo por muchos motivos porque no debería. —Comparten una mirada mientras Will susurra "Percy" y Draco asiente porque todos lo saben menos Percy y está feliz de que siga así—. Pero quiero estos vínculos, eres un gran niño y una persona que me aceptó casi de inmediato en el campamento, así que lo siento por ser un idiota. —Se sorprende de disculparse dos veces con alguien, cuando usualmente no lo hace con nadie.
Espera que Will lo entienda.
Lo hace.
El niño suspira antes de verlo, sujetando sus rodillas contra su pecho con un puchero.
—No quería que me gustaras, solo, comenzaste a verte bastante genial.
—Soy bastante genial.
Will hace una mueca y Draco suspira.
—También eres bastante genial.
—Pero no te gusto.
—No, no de esa forma, no funciona así.
Will solamente tararea viendo el suelo pensativo, coloca su costado contra el de Draco y aunque no hay nada muy íntimo de parte de Draco o Will, aprecia el sentimiento. Aprecia que no se marche y Draco comprende horrorizado que, desde Luke, tiene un miedo terrible que sus amigos lo abandonen por algún motivo que no había procesado.
Tal vez por eso que a pesar de que siempre supo que la distancia podría ayudar con sus sentimientos por Percy, nunca se alejó activamente.
—¿Es porque soy menor?
—Sí, y también eres rubio, no me gustan las rubias.
Will hace más pucheros, pero cuando Draco lo empuja este suelta una pequeña risa que hace que algo dentro de Draco se ensanche de cariño.
A pesar de no regresar los sentimientos de Will, este parece tranquilo a su lado y algo en su interior comienza a formarse, Draco solo puede esperar que sea un vínculo.
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Grover aparece una mañana con seriedad, Draco había estado charlando con Nico sobre el uso de la espada, mientras este solamente saltaba emocionado intentando luchar; no era Percy, pero podría darle algunas guías. Saluda a Grover emocionado, pero este parece cansado y solamente niega con la cabeza.
—Percy está enojado contigo, lo siento —habla Grover de brazos cruzados haciendo que Draco esquive la mirada, avergonzado.
Annabeth había dejado el mensaje de que vendría el día siguiente, con Clarisse, porque había estado trabajando en algo con ella antes que Draco llegara; justo el día que ella se fue, el timing perfecto.
Su tiempo claramente estaba llegando a su fin.
Camina rápidamente donde Lavender y Lou están hablando emocionadas con un chico que se llama Cecil Markowitz que es un hijo de Hermes, cree que Will suele hablar con este, pero los ignora para sujetar a Lavender con fuerza por los hombros.
La niña parece confundida.
—Ocupo que me asesines, Lav. Mañana llega Percy y estoy seguro de que morir por tus manos sería más rápido —afirma con nervios en su voz.
Los tres chicos solamente lo ven incrédulos, pero cuando Lavender se niega comienza a gritar llamando a Clarisse para que lo asesine. Es detenido por Quirón quien lo arrastra diciendo que está asustando a los niños nuevos que han llegado este verano.
Son solo 5 y en realidad, es mejor que se acostumbren a esta locura.
Quirón lo obliga a dar una clase en unos días con Clarisse y Draco gruñe un «de acuerdo», frustrado.
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La primera que ve al día siguiente es Annabeth, su rostro parece enojado y Draco se encoge detrás de Drew, quien claramente le gruñe, pero Draco la mantiene como escudo humano que es ignorado por Annabeth quien se dirige a Clarisse rápidamente. A esta distancia es casi imposible bloquear las emociones fuertes de la chica, que son desde la molestia hasta los celos, lo cual provoca que se aleje de Drew quien sigue gruñendo a él. No es ni cerca el medio día, dado que se suponía que tendría una cita con Percy había esperado que llegara un poco más tarde y tener tiempo de despedirse de sus seres queridos.
Al siguiente que ve es a Percy y a Quirón.
Y sí.
Admite que se confía con que el enojo que tenía Annabeth no era contra él, lo cual falla cuando el chico se detiene frente a él de brazos cruzados.
Nico lo saluda emocionado, pero es Will quien sabiamente arrastra a Nico lejos de ellos, guiñándole un ojo a Draco al pasar y quiere suplicar porque se quede con él.
—Hola, Perce —saluda con una sonrisa radiante, notando claramente la frustración ahora frente a él y como su vínculo es demasiado fuerte.
Se siente asfixiado de las emociones del chico y traga saliva por eso.
Quirón se raspa la garganta para indicar que deben seguir adelante con algo, Draco había escuchado que eran llamados, pero se había distraído un poco.
—Apenas termine esto iremos al campo de entrenamiento. —Es una orden. Draco se estremece nervioso antes de asentir y seguir a todos.
El bosque.
Malas noticias sin duda.
Las ninfas se asomaron desde los árboles para mirarlos pasar. Entre la maleza se agitaron sombras enormes: los monstruos que se conservaban allí para poner a prueba a los campistas. Quirón los llevó por un camino diferente a lo usual, recorrió un túnel de viejos sauces y pasó junto a una cascada hasta llegar a un gran claro alfombrado con flores silvestres.
Había un montón de sátiros sentados en círculo sobre la hierba. Grover permanecía de pie, en el centro, frente a tres sátiros orondos y viejísimos que se habían aposentado en unos tronos confeccionados con rosales recortados. Draco supuso que serían el Consejo de Sabios Ungulados.
Grover parecía contarles una historia. Se retorcía el borde de la camiseta y desplazaba nerviosamente su peso de una pezuña a otra. No había cambiado mucho desde el invierno anterior, quizá porque los sátiros envejecen sólo la mitad de rápido que los humanos. Se le había reavivado el acné y los cuernos le habían crecido un poco, de manera que asomaban entre su pelo rizado.
En un lado, fuera del círculo de sátiros, observaban la escena Annabeth y Clarisse.
Quirón les hizo sentarse con ellas.
Clarisse llevaba su áspero pelo castaño recogido con un pañuelo de camuflaje. Se la veía más corpulenta que nunca, como si hubiese estado entrenando, lo cual Draco podría afirmar por la manera en que la había visto esa mañana con una lanza en sus manos.
Annabeth rodeaba con el brazo a la otra chica, que parecía estar llorando. Era bajita, con un pelo lacio color ámbar y una carita muy mona de estilo elfo. Llevaba una túnica verde de lana y sandalias con cordones, y se estaba secando los ojos con un pañuelo.
—Esto va fatal —gimió.
—No, no —dijo Annabeth, dándole palmaditas en el hombro—. No le pasará nada, Enebro, ya lo verás.
Annabeth los miró y les dijo moviendo los labios: «La novia de Grover».
Draco sintió el desconcierto de Percy, había estado varios días y no había pensado en preguntar si Grover tenía novia.
Genial.
Incluso el sátiro tiene pareja antes que él.
¿Dónde lo dejó eso?
A pesar de las claras emociones que en su interior siguen por Percy, porque sigue siendo un chico atractivo a su lado, el pensamiento de Draco lo traicionó ante la idea de pensar que, si hablaba con Anthony en algún futuro luego del verano, tal vez podría tener algo así como una pareja formal y sería interesante.
Su mente traicionera, por algún motivo pensó en Potter, pero al no tener sentido simplemente espantó la imagen mental sin sentido.
No sabe de dónde vino ese pensamiento intrusivo.
Enebro era una ninfa del bosque, una dríada.
—¡Maestro Underwood! —gritó el miembro del consejo que se hallaba a la derecha, cortando a Grover en seco—. ¿De veras espera que creamos eso?
—Pe… pero, Sileno —tartamudeó Grover—, ¡es la verdad!
El tipo del consejo, Sileno, se volvió hacia sus colegas y dijo algo entre dientes. Quirón se adelantó trotando y se situó junto a ellos. Los ancianos no causaban una gran impresión. Les recordaban a las cabras de un zoo infantil, con aquellas panzas enormes, su expresión soñolienta y su mirada vidriosa, que no parecía ver más allá del siguiente puñado de manduca. Draco no lograba entender por qué Grover estaba tan nervioso.
Sileno se estiró su polo amarillo para cubrirse la panza y se reacomodó en su trono de rosales.
—Maestro Underwood, durante seis meses, ¡seis!, hemos tenido que oír esas afirmaciones escandalosas según las cuales usted oyó hablar a Pan, el dios salvaje.
—¡Es que lo oí!
—¡Qué insolencia! —protestó el anciano de la izquierda.
—A ver, Marón, un poco de paciencia —intervino Quirón.
—¡Mucha paciencia es lo que hace falta! —replicó Marón—. Ya estoy hasta los mismísimos cuernos de tanto disparate. Como si el dios salvaje fuera a hablar… con ése.
Enebro parecía dispuesta a abalanzarse sobre el anciano y darle una paliza, pero entre Clarisse y Annabeth lograron sujetarla.
—Eso sería un error —murmuró Clarisse—. Espera.
Draco casi quería apoyarle, ese tono de los viejos del consejo no le agradaba en lo más mínimo.
—Durante seis meses —prosiguió Sileno—, le hemos consentido todos sus caprichos, maestro Underwood. Le hemos permitido viajar. Hemos dado nuestra autorización para que conservara su permiso de buscador. Hemos aguardado a que nos trajera pruebas de su absurda afirmación. ¿Y qué ha encontrado?
—Necesito más tiempo —suplicó Grover.
—¡Nada! —lo interrumpió el anciano sentado en medio—. ¡No ha encontrado nada!
—Pero Leneo…
Sileno alzó la mano. Quirón se inclinó y les dijo algo a los sátiros, que no parecían muy contentos: murmuraban y discutían entre ellos. Pero Quirón añadió algo y Sileno, con un suspiro, asintió a regañadientes.
—Maestro Underwood —anunció—, le daremos otra oportunidad.
Grover se animó.
—¡Gracias!
—Una semana más.
—¿Cómo? Pero ¡señor, es imposible!
—Una semana más, maestro Underwood. Si para entonces no ha podido probar sus afirmaciones, será momento de que inicie otra carrera. Algo que se adapte mejor a su talento dramático. Teatro de marionetas, tal vez. O zapateado.
—Pero, señor… no… no puedo perder mi permiso de buscador. Toda mi vida…
—La reunión del consejo queda aplazada temporalmente —declaró Sileno—. ¡Y ahora vamos a disfrutar de nuestro almuerzo!
Los viejos sátiros dieron unas palmadas y un montón de ninfas se desprendieron de los árboles con grandes bandejas llenas de verdura, fruta, latas y otras exquisiteces para el paladar de una cabra. El círculo de sátiros se deshizo y todos se abalanzaron sobre la comida. Grover se acercó a ellos, desanimado. En su camiseta descolorida se veía el dibujo de un sátiro y un rótulo: «¿TIENES PEZUÑAS?»
—Hola, Percy —dijo, tan deprimido que ni siquiera le tendió la mano—. Me ha ido de maravilla, ¿no les parece?
—¡Esas viejas cabras! —masculló Enebro y Draco asintió de acuerdo—. ¡Ay, Grover, ellos no tienen ni idea de cuánto te has esforzado!
—Hay una alternativa —intervino Clarisse con aire sombrío.
—No, no. —Enebro movió enérgicamente la cabeza—. No te lo permitiré, Grover.
Él se puso lívido.
—Tengo… que pensarlo. Pero ni siquiera sabemos dónde buscar.
—¿De qué están hablando? —pregunto Percy.
Una caracola sonó a lo lejos.
Annabeth apretó los labios.
—Luego te lo explico, Percy. Ahora será mejor que volvamos a las cabañas. Está empezando la inspección.
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¿Draco era tan cobarde para correr a una inspección de cabaña y esconderse de Percy?
La respuesta era simple: sí.
Cada tarde, uno de los líderes veteranos se paseaba por las cabañas con una lista escrita en un rollo de papiro. La mejor cabaña conseguía el primer turno de las duchas, lo cual implicaba agua caliente garantizada.
La peor había de ocuparse de la cocina después de la cena.
La cabaña de Hermes estaría más en la línea, si no estuviera llena de gamberros y juguetones semidioses que claramente aumentan el caos. Igualmente, Draco se apresuró a su litera, donde comenzó acomodarla con ayuda de Nico que sigue compartiendo con él, otros como Lavender también tienen ya su litera como Lou y Cecil. Algunos chicos nuevos duermen esta vez en el suelo con sacos, no siente la menor de las penas, ya que Draco inicio así.
Hay una niña llamada Julia que se ha hecho rápidamente amiga de Alice, una de las niñas nuevas del campamento.
Una mala combinación entre ambas.
Draco puede no ser un profeta o tener el don de la profecía, pero ha visto algo de los Stoll en ellas.
—Vaya Draco tal vez le agradas a un olimpo, porque sigues con vida —bromea Lavender y Draco le saca el dedo del medio.
Es solo cuestión de tiempo, pero Draco aprovechará cualquier momento para un descanso.
—Escuche que Tyson regresó esta mañana, con suerte entretenga a Percy, se lo he pedido como un favor —dice Lavender guiñándole un ojo y Draco bien pudo haberla besado ahí mismo.
Era su mejor amiga por algo.
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Solo ocupó 4 horas antes que Percy literalmente lo sujetara por el cuello de su camisa, deteniéndolo de su caminata hacia la enfermería. Intentó lucir lastimero, pero el rostro de Percy era como el hielo mientras lo arrastraba al campo de batalla. No había nadie presente cuando Percy sujetó su espada, no una de entrenamiento, no, su espada que salió del bolígrafo y Draco gimoteo por dentro. Tomó la lanza de su brazo con un ágil movimiento, alegre que no hubiera nadie presente y supuso que esto distaría mucho de los usuales entrenamientos que hicieron en el pasado.
Trago saliva nervioso.
Percy era fuerte, el mejor espadachín del campamento con talento nato y aunque lo había visto por las imágenes, claramente había dado un estirón como el propio Draco.
No dice nada.
Siente el sudor correr por su frente sin necesidad de luchar.
Percy se abalanza.
Draco gruñe mientras salta hacia la derecha para esquivarlo, se ha vuelto aún más rápido de lo que recuerda y solamente los músculos que tienen memorizado el movimiento, son capaces de colocar la lanza para retener el golpe de Percy. Este gruñe claramente molesto prestando mucha más fuerza y Draco tiene que sujetar su eje para no soltar la presión.
Salta hacia atrás, mueve la lanza para esquivar otros dos golpes y sigue esquivando los golpes de su amigo.
Rápido.
Fuerte.
Mortal.
Un corte en su mejilla lo alerta, pero no puede pedir tiempo fuera, no cree que Percy se lo dé y, por lo tanto, intenta la finta que había estado pensando. Si funcionó con un hombre lobo, supone que funcionaria con Percy y cuando se agacha para usar parte de su lanza sin filo para golpear su quijada desde abajo.
Funciona.
No tiene tiempo para celebrar, Percy tiene un tiempo de respuesta corta y tiene que usar una mano para dar una voltereta para atrás y un leve mechón de pelo es el único masacrado.
—¿Por qué cerraste el vínculo? ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba? —La forma en que Percy puede hacerle preguntas cuando Draco a muy duras penas puede esquivarlo, es un claro ejemplo del nivel entre ambos.
Aún no es tan fuerte.
Maldice la idea, porque hace unos días se había enfrentado a un hombre lobo y ahora nota que tal vez no es tan fuerte como pensó que sería. Pero no puede dejarse llevar por sus sentimientos negativos, porque en el momento que se vea enfocado en la furia que siente, podría perder cualquier posibilidad contra Percy que se encuentra enojado.
Salta para darle un poco de espacio.
—Estaba un poco ocupado luchando contra un hombre lobo —gruñe lo que es verdad, pero tristemente lo equivocado.
Percy tiene un tic en su ojo, Draco traga saliva.
—¿Un… hombre lobo? —parece preguntar para que cambie su respuesta, pero hacerlo sería mentir y el vínculo probablemente lo delate.
Siente el sudor correr por su frente.
Bueno.
Ha pisado una mina sin saberlo.
—¿Sí? —dice un poco nervioso, antes de tener que poner toda su fuerza en la lanza para que el golpe de Percy no lo enviara volando por los aires.
Está furioso, preocupado y muy, pero muy enojado.
El combate se reanuda de una forma tan feroz que Draco se siente alarmado, siempre hay una lucha casi juguetona entre ambos, aunque Percy es claramente mejor, nunca se ha puesto realmente serio con él. Entiende un poco como Luke tuvo que sobrellevar esta carga de poder, como, aunque no venció a Atlas, pudo hacerle frente o la manera en que algún punto Percy luchó contra Ares.
Tiene un talento abrumador.
Draco solamente sigue a pie porque ha aprendido la mayoría de sus movimientos, porque puede sentir su vínculo y es como un pequeño sensor de alerta que probablemente Percy no ha notado. Sus reflejos también son mejores que en su primer verano para poder alejarse del peligro, pero le faltaba mejorar sus ataques en esta contienda.
Odia admitirlo, pero personas como Percy y Luke lo destruirían fácilmente.
Bueno.
Percy tal vez no exactamente, pero cree que es más por el conocimiento y vínculo, pero si no fuera por eso, estaría siendo papilla ahora mismo.
—Maldita sea. —Es todo lo que puede decir, luego de la barrida mortal de Percy y antes de saberlo está sobre su espalda.
No ve el cielo, Percy está sobre él con la espada en su cuello, con una mirada bastante intimidante y molesta, que hace a Draco jadear agotado por los pocos minutos de lucha intensa que pudo manejar. Lo ve fijamente al rostro, notando como las facciones del chico comienza a pasar del enojo a la tristeza y preocupación. Por un pequeño instante, solo uno pequeño, puede ver una mirada similar a la de Harry Potter, su corazón late un poco ante la idea y decide ignorarlo por su propio bien.
Percy es hermoso, bastante atractivo, fuerte y su mejor amigo.
Se alegra de notar que sus sentimientos, si bien ahí, han ido menguando poco a poco desde el año pasado.
La distancia eventualmente ayudó.
Hay tranquilidad, su pecho no se oprime tanto como cuando tenía sentimientos más fuertes y no siente las mariposas asesinas que tenía antes; solo siente ansiedad por lo que va a decir y se da cuenta de que a pesar de todo este tiempo.
No sabe por dónde empezar.
—Conocí a mi padre del olimpo —susurra por bajo, no dice su nombre, siente como si en alguna parte Zeus estuviera al pendiente de él.
No.
No lo haría.
Dejó muy claro lo poco que le importaba.
Los ojos de Percy pasan de la tristeza a la sorpresa, no había esperado esto y Draco se pregunta cómo continuar ahora. Siente ese extraño deseo de llorar nuevamente, pero en su lugar solo le da una sonrisa que probablemente sea algo torpe a Percy cuando un pensamiento se forma en su mente.
—Es Zeus y me rechazó, dijo que… no me quería, solo fue una especie de contrato con mi familia.
El pensamiento es claro y firme, sabe que llega al rostro de Percy la comprensión de lo que pensó y trasmitió por el vínculo. Se quedan así unos momentos, Percy viéndole con la boca ligeramente abierta a solo unos centímetros sobre él. Se pregunta si sabe que significa eso, no solamente que su padre claramente lo desprecia y que eso está matando de alguna forma a Draco por dentro; por mucho que no quiere que sea así. Esto también lo coloca de alguna forma en la extraña profecía, aunque no suelen cumplirse con Draco, es oficialmente hijo de uno de los tres grandes.
Lo quieran o no.
Es más joven que Percy al igual que lo es Nico, Bianca y Thalia al ser parte de la caza, tampoco cumplirían nunca los 16 años oficialmente.
Lo cual está mal.
Teóricamente, por el paso de los años, ya tendrían más de esa edad, pero los olimpos son quisquillosos e idiotas.
Percy rueda, ahora está de espaldas al lado de Draco y tiene miedo de verlo, por algún motivo siente que ha hecho algo malo, aunque no es culpa suya; pero algo es culpa de él después de todo. Sus pensamientos se congelan cuando una mano lo sujeta, voltea a ver a su derecha, donde Percy está viendo intensamente el cielo aún sujetando su mano.
Su agarre parece mortal y desesperado, Draco regresa el agarre.
Percy es físico, Percy disfruta de un abrazo o un agarre de manos de formas que Draco aprende a disfrutar, es una manera de que le diga que está ahí.
—Te quiero. —Las palabras de Percy hacen su corazón saltar nervioso, se siente un poco incómodo cuando este gira a verlo con intensidad, siente que se ahoga—. Eres familia, incluso si tu padre es… si fuera… no importaría, eres mi familia, eres mío Draco Malfoy de la misma forma que yo soy tuyo y te quiero. —Es curioso como semejantes palabras que son dichas de forma no romántica impactan tanto el interior de Draco.
Sus ojos se llenan de lágrimas que se niega a soltar, así que voltea a ver hacia arriba tragándose el nudo de su garganta.
Falla.
Unas dos o tres lágrimas salen de su rostro mientras se muerde su labio para no sollozar patéticamente.
—Gracias —dice casi ahogado, lo cual tiene que tragarse cuando Percy suelta su mano.
Antes que pueda suplicar de forma patética que no lo suelte, Percy se abraza a él como un Koala de lado enterrando su rostro en su cuello.
—No lo perdonaré, jamás lo perdonaré por hacerte llorar. —Hay una amargura al hablar, que provoca que Draco se ría mientras llora haciendo un sonido bastante horrible.
—Dijo que no sería nadie, no tengo ninguna bendición y probablemente solo sea un estorbo, dijo que nunca me reclamaría. —Su voz suena hueca, aunque disfruta el contacto y el abrazo de su amigo.
Siente la ira asesina desbordar del cuerpo de Percy mientras se abraza más fuerte a él.
—Mío —gruñe y Draco se estremece un poco—. Eres mío Draco y le vas a enseñar que está equivocado a ese idiota, porque eres la persona más fuerte que he conocido y eres mi mejor amigo, la persona más genial de todas —farfulla ahora molesto.
Draco quiere comentar que Sally Jackson y la propia Annabeth son personas asombrosas, pero es egoísta y disfruta de su mejor amigo pensando lo mejor de él. Se sorprende de sentirse bien, no duelen las palabras de Percy, no desea más de ellas, no quiere un beso bajo la luz de la luna; aunque sigue enojado por Conor por besarlo, porque había estado fantaseando las últimas semanas con besar a Anthony Goldstein.
Hay algo entre Percy y él, este vínculo extraño, sobrenatural, que le hace su persona más preciada en este momento y saber que lo era con él.
Bien.
Se siente bien.
—Lo siento por bloquearte, no lo volveré hacer.
—Hablaremos después de eso.
—…
—…
—¿Quién es Rachel? —pregunta confundido cuando ve el número y nombre en la mano de Percy, escrito con marcador.
La forma en que Percy se aleja de él rojo como un tomate, hace que Draco se ría a carcajadas cuando le cuenta la historia. No se siente celoso, en realidad se siente un poco mal por Annabeth que tuvo que ser testigo de todo (ahora entiende su mal humor), preguntándose si esta Rachel será algo como Anthony para él.
Algo nuevo, interesante y con posibilidades.
Pero cuando Percy parece algo confundido de él mismo, este no suelta su mano y le dice varias veces lo importante que es Draco.
Y es suficiente para él.
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Draco se siente más ligero esa noche con sus amigos en el lago luego que pudieron ponerse de pie, sabe que Percy comentó algo sobre Tyson, problemas en el océano y también está todo esto sobre Grover que lo tiene un poco tenso. No quiere meterse mucho en esto, antes, porque no quiere saberlo; probablemente termine siendo arrastrado pronto. No se equivoca.
—¿Cuál es «la alternativa»? —le preguntó Percy a Annabeth—. La que mencionó Clarisse—
Draco está con un batido de manzana viendo a ambos, se pregunta porqué está aquí, pero Percy comentó que Annabeth sigue tensa con él.
Por Rachel quiere decirle, pero dejará que lo descubra, espera que más temprano que tarde.
Annabeth tomó una piedra y la lanzó con destreza para que rebotara por la superficie del lago, quiere aplaudir por eso.
—Una cosa que descubrió ella. Yo la ayudé un poco esta primavera. Pero sería muy peligroso. Sobre todo, para Grover.
—El niño cabra me da miedo —murmuró Tyson quien estaba al lado de Draco, parecía feliz con ser una especie de muro para que Draco se acomode mejor.
Lavender sigue charlando en otro lado con sus amigos de la cabaña de Afrodita o con Lou y Cecil, se preocupa por la falta de Will y Nico; suele significar problemas para ambos niños.
Percy la miró sin poder creerlo.
—¿Por qué te da miedo?
—Pezuñas y cuernos —musitó, nervioso—. Y el pelo de cabra me da picor en la nariz.
Draco se ahoga de risa, provocando que Annabeth se ría con él, a lo cual Percy solamente gruñe con las manos en su rostro.
Y en eso consistió toda la conversación sobre Grover.
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Draco esperó hasta que llegara Nico antes de dormir, aunque Lavender ya prácticamente roncaba, Draco no se atrevió a dormir en su cama. Nico apareció justo antes del toque de queda y por algún motivo, se sintió como esos padres que esperan a sus hijos de brazos cruzados en la puerta. Nico tenía este rostro pensativo que le hizo sentir inquieto, solamente levantó una ceja al verlo y Draco levantó las manos al aire porque su pequeño mocoso se estaba volviendo un adolescente bastante molesto. Para su sorpresa el niño no fue a su cama, en su lugar se colocó en la suya y se puso de espaldas ofreciéndole un cepillo de cabello que Draco tomó confundido.
Suspiró.
Comenzó a cepillar el cabello, Nico prácticamente ronroneo.
Solía hacerlo cuando estaban juntos, Nico decía que Bianca solía hacerlo, pero ahora Bianca era una cazadora y Nico estaba a su cuidado.
Si lo pensaba bien, de alguna forma retorcida, Nico y Bianca eran tanto sus primos, Percy o incluso Tyson; sin contar muchos semidioses o dioses. No quiso pensar en el señor D, Artemisa o Apolo como sus medios hermanos; ni siquiera se atrevía a pensar así de Thalia, era un gran no en su mente por ahora.
—¿Qué estás ocultando? —susurra porque los hermanos Stoll lo matarían si los levanta a estas horas.
Nico lo ve sobre su hombro, su cabello está cerca de sus hombros y le recuerda al cabello de Severus, versión menos grasoso y un poco punk adolescente.
—Nada.
—No te metas en problemas.
—Vendrías para rescatarme si lo hiciera.
Draco lo odia, porque es verdad, así que solamente se acuesta y en lugar de irse, Nico es como un puto gato durmiendo a su lado; Draco sabe que significa antes que suceda el día siguiente.
Sí.
Despierta en el suelo por una patada de Nico.
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Al día siguiente, durante el desayuno, había mucho revuelo en el comedor. Al parecer, a las tres de la madrugada se había localizado un dragón etíope en la frontera del campamento. Draco estaba tan exhausto que había seguido durmiendo pese al alboroto, fue extraño que Nico también lo hiciera porque suele tener el sueño ligero; pero estos días parece dormir mucho, incluso sin las opciones de casa. Los límites mágicos habían mantenido al monstruo a raya, pero este siguió merodeando por las colinas intentando encontrar algún punto débil en sus defensas y no pareció dispuesto a marcharse hasta que Lee Fletcher, de la cabaña de Apolo, y dos de sus camaradas se pusieron a perseguirlo. Cuando el dragón tuvo una docena de flechas alojadas en las grietas de su armadura, captó el mensaje y se retiró.
—Debe de seguir ahí fuera. —Les advirtió Lee durante los anuncios de la mañana—. Tiene clavadas veinte flechas en el pellejo y lo único que hemos conseguido es enfurecerlo. Es de un color verde intenso y mide nueve metros. Sus ojos… —Se estremeció.
Draco ama a los dragones.
Pero de lejos.
Que no intenten matarlo.
Los dragones que no lo matan son hermosos.
—Buen trabajo, Lee —dijo Quirón, dándole una palmada en el hombro—. Que todo el mundo permanezca alerta, pero sin perder la calma. Esto ya ha sucedido otras veces.
—Así es —intervino Quintus desde la mesa principal—. Y volverá a ocurrir. Cada vez con más frecuencia.
Hubo un murmullo general.
Todos habían oído los rumores: Luke y su ejército de monstruos planeaban invadir el campamento. Muchos de ellos creían que el ataque se produciría aquel verano, pero nadie sabía cómo ni cuándo. Que el número de campistas fuera más bien bajo no ayudaba mucho. Sólo eran unos ochenta. Tres años atrás, cuando Draco había empezado, había más de cien. Ahora, en cambio, unos habían muerto, otros se habían unido a Luke y algunos habían desaparecido.
No era prometedor.
—Un buen motivo para practicar nuevos ejercicios de guerra —prosiguió Quintus, con un brillo especial en los ojos—. Esta noche veremos qué tal lo hacen.
—Sí —convino Quirón—. Bueno… ya está bien de anuncios. Vamos a bendecir la mesa y a comer. —Alzó su copa—. ¡Por los dioses!
Todos levantaron sus copas y repitieron la bendición.
Bueno casi todos.
Draco miró su copa pensando en Zeus, más intensamente de lo que quisiera, casi de forma cansada.
—Para Hestia, realmente yo… me siento un poco abandonado por los Olimpos, pero al menos ya se quién es mi padre y lo odio, así que creo que Hestia es la mejor.
Cuando todos habían empezado a comer, Quirón y Grover se acercaron a la mesa de Poseidón.
Draco miró de reojo a Nico masticar todo, mientras se reía por bajo sobre algo de un juego de póker con los hermanos Stoll; al parecer haber sido criado mayormente en un casino lo hizo en el típico invicto del juego que los hermanos Stoll querían vencer.
Un brillo lo hizo distraerse, Silena al otro lado del campamento, usualmente brillante y risueña, parecía preocupada.
Su rostro parecía un poco apagado incluso.
Draco masticó lentamente sintiéndose confundido por eso, notó a Annabeth sentarse al lado de Percy y Grover, pero aunque esta parecía llamarlo con la mirada, no tenía intenciones de ir; probablemente terminaría metido más tarde que temprano en todo.
Cuando volteó a ver a su derecha, Nico que había succionado la comida y saltó para empujar a Will en la mesa de Apolo, este se vio brillante antes de asentir y seguirlo.
Su mirada se estrechó.
Algo planeaban esos dos.
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Mientras caminaba al lado de Percy para el juego de la noche, este le explicaba un poco resumido la charla con Grover y Annabeth, además del laberinto de Dédalo; no parecía un lugar seguro, pero estaba casi seguro que terminarían ahí tarde o temprano. Percy le aseguró que no tenía que ir si fueran, que no era su obligación y Draco recordó las vacaciones pasadas, como había rechazado ir con Percy a la misión, aunque al final había terminado involucrado.
Sí.
Ese barco de no seguirlos hace tiempo había despegado.
—Muy bien —dijo Quintus en la mesa principal, al tiempo que se ponía en pie—. Ponganse alrededor.
Iba todo cubierto de bronce y cuero negro. A la luz de las antorchas, su pelo gris le confería un aspecto fantasmal. La Señorita O'Leary saltaba a su lado y daba buena cuenta de las sobras de la cena.
—Se repartiran en grupos de dos —anunció Quintus. Y cuando todos empezaban a hablar y escoger a sus amigos, gritó—: ¡Grupos que ya han sido elegidos!
—¡Uuuuuuh! —protestó todo el mundo.
—Su objetivo es sencillo: encontrar los laureles de oro sin perecer en el intento. La corona está envuelta en un paquete de seda, atado a la espalda de uno de los monstruos. Hay seis monstruos. Cada uno lleva un paquete de seda, pero sólo uno contiene los laureles. Deberán encontrar la corona de oro antes que nadie. Y naturalmente… tendrán que matar al monstruo para conseguirla. Y salir vivos.
Qué consuelo.
Todo el mundo empezó a murmurar con excitación. La tarea parecía bastante sencilla. Debe haber algún truco.
—Ahora anunciaré quiénes serán sus compañeros —prosiguió Quintus—. No se aceptarán cambios, permutas ni quejas.
—¡Arrrífff! —La Señorita O'Leary había hundido todo el morro en un plato de pizza.
Quintus sacó un rollo de papiro y empezó a recitar nombres. A Beckendorf le tocó con Silena Beauregard, cosa que pareció dejarlo más que contento. Los hermanos Stoll, Travis y Connor, iban juntos. Ninguna sorpresa; siempre lo hacían todo unidos. A Clarisse le tocó con Lee Fletcher, de la cabaña de Apolo: la refriega brutal y el combate táctico combinados; formarían un equipo difícil de superar. Quintus continuó leyendo la lista hasta que dijo: «Percy Jackson y Annabeth Chase.»
—Fantástico —dijo Percy, sonriendo a Annabeth.
—Tienes la armadura torcida —fue su único comentario, y se puso a arreglarle las correas.
—Grover Underwood —dijo Quintus— con Tyson.
Grover dio tal brinco que poco le faltó para salirse de su pelaje y quedarse en cueros.
—¿Qué? Pe… pero…
—No, no —gimió Tyson—. Ha de ser un error. El niño cabra…
—¡Sin quejas! —ordenó Quintus—. Draco Malfoy y Lavender Brown. Ve con tu compañero. Tienes dos minutos para prepararte.
Tyson y Grover miraron a Percy a la vez con aire de súplica. Tyson estornudó. Grover empezó a mordisquear nerviosamente su porra de madera.
Lavender saltó risueña caminando a su lado haciendo que sus largos rizos se movieran, Draco le dio un beso en la mejilla que hizo a la niña reír deleitada. A pesar de la extraña personalidad de Lavender, era algo que atraía a Draco tenerla cerca; la confianza de tener a alguien de los dos mundos a su lado y entenderla mejor que nadie.
Tenía un gusto cuestionable por la comadreja que parecía disminuir como el suyo por Percy, pero nadie es perfecto.
—Es hora de patear traseros, Drakito —dice abrazándolo de su brazo, Percy le saca la lengua antes de irse con Annabeth.
Parece un perro siguiendo a su dueño, cuando le cuenta a Lavender, esta se ríe.
Bueno, que inicie la aventura.
Continuará…
Les juro que no me había dado cuenta la cantidad de páginas que llevábamos y solo seguía escribiendo sin detenerme, pero bueno, me detuve a tiempo porque en los próximos capítulos se volverá todo una locura de este verano.
Me partió el corazón la charla de Draco y Percy.
Son unos niños, 14-15 años apenas, pero han pasado, por tanto.
Me encanta esta amistad, sé que se ve algo complicado y algunos no vean que esto puede no ser romántico, pero me encanta como ambos se quieren. Es una especie de almas gemelas, pero platónicas, donde Draco y Percy con el apoyo del otro.
Pero creo que también es peligroso, al Percy decir esas palabras, debe tener cuidado. Percy es leal al extremo y Draco es egoísta al extremo, las cosas que el uno hará por el otro para protegerlo podrían ponerlos en peligro.
Amo iniciar otro arco con ustedes, este arco tendremos más de Percy Jackson y la batalla del laberinto, pero no solo eso, este arco también abarcara parte del cuarto año de Hogwarts, así que hay mucho que hablar y espero que sigan disfrutando todo hasta ahora.
Pronto tendremos personajes que conocemos y probablemente disfruten.
Pobrecito mi Will, tenía un crush masivo por Draco, pero todo parece calmarse poco a poco. Por otro lado Nico y Will son mejores amigos ahora, lo que saben que si han leído la profecía del rayo y las estrellas, podría ser tanto bueno como malo.
Ambos son dinamita juntos.
