Capítulo 14

Confesando Nuestros Verdaderos Sentimientos

Un silencio sepulcral invadió la habitación. Shikamaru seguía pensando qué decisión sería la mejor que podía tomar en estos momentos. Sabía que si optaba por ir a la reunión perdería una de las pocas oportunidades que le quedaban para recuperar a Temari, pero si elegía ir a buscarla, su madre se enteraría y podría hacerle daño a ella y a su familia de nuevo. De cualquier forma, Temari saldría lastimada.

Ino prefirió romper el hielo porque el tiempo de analizar la situación se estaba agotando.

-¿Y bien? ¿Qué vas a hacer?-Shikamaru tragó saliva antes de responder.

-Asistiré a la reunión y buscaré a Temari.-Exclamó con el ceño fruncido y una mirada que transmitía determinación.

Ino abrió los ojos de par en par.

-¿Cómo le harás para estar en dos lugares al tiempo? ¿Acaso tienes una máquina para clonarte o algo?

-No necesitas escuchar ninguna explicación de parte mía Ino. Solo confía en mí y mi inteligencia de estratega.-La rubia suspiró.

-De acuerdo, confiaré. Solo espero que esta vez no te comportes como un idiota.

-Tranquila, no lo haré. No volveré a ser lo que fui en el pasado.-Su amiga le sonrió con dulzura.

-Temari sí que logró cambiarte bastante.

-Sí, lo sé.-Shikamaru se reacomodó el nudo de su corbata.

-¿Estás seguro de que tu plan no fallará?

-No, ten certeza de que no será así.-Ino salió del cuarto y tomó rumbo a su casa.

-¡Shikamaru! ¡Ya es hora de partir! ¡¿Qué tanto haces allá arriba?!-El vago soltó un sonoro suspiro que combinaba fastidio y hastío.

-¡Ya voy! ¡Dame un momento!-Salió de su cuarto y se topó frente a frente con su padre, quien no pudo hacer otra cosa que meter las manos en los bolsillos.

-¿Estás listo hijo?

-No sé si listo sea la palabra correcta para esta situación. Lo podríamos llamar más bien prepararse psicológicamente para el apocalipsis.-Shikaku tuvo que contener su carcajada para que su esposa no sospechara nada.

-Sí, este embrollo es muy problemático.

-Mendokusai

-¿Y qué hay de Temari? ¿No has pensando en alguna estrategia para recuperarla?

-Sí, y justo de eso es que te quería hablar. Esta noche estoy decidido a cometer una locura, pero necesito de tu ayuda para que sea fructífera.

-Está bien. Cuenta conmigo para lo que necesites. Solo dime lo que tengo que hacer.

-Bien, este es el plan.-Se acercó a su viejo para susurrarle al oído toda la estrategia que tenía pensada llevar a cabo.

-¿Y crees que tu madre no se dará cuenta de lo que estás tramando?

-Ella podrá ser muy astuta cuando se lo propone, pero nadie puede vencer a mi mente de estratega una vez que entra en acción.

-Ante eso no discuto.-Shikaku abrazó a su hijo por los hombros y ambos bajaron al primer piso para salir con Yoshino al encuentro tan desafortunado.

-Hasta que se dignaron en bajar. Qué demorados.

-Lo importante es que estamos listos. No te pongas problemática mujer.-Yoshino levantó la mano en señal de querer mandar una cachetada, pero tomó aire y contuvo sus instintos asesinos.

-No, esta noche no puedo estar de mal humor. Debo mantener mi mente serena y tranquila para que todo salga bien.-Se alisó las arrugas que se habían formado en su vestido tras aquel movimiento.

Tomó de gancho a su marido y la familia Nara partió hacia la residencia Yagami. Durante el camino no hubo palabras por parte de ninguno de los tres. Solo se escuchaba la melodía de los grillos que le daban ese toque de paz y tranquilidad a la noche.

Finalmente, llegaron a su destino. Yoshino tocó el timbre y de inmediato la puerta fue abierta. Un hombre alto y fornido con el cabello rojizo apareció detrás de esta.

-Buenas noches, señor Yagami. Es un honor verlo de nuevo.-Yoshino hizo una leve reverencia y los vagos la imitaron.

-Buenas noches, señora Nara. El honor es nuestro. Adelante, pasen. Están en su casa.-Los Nara se adentraron en aquella mansión tan extravagante y elegante.

Shikamaru solo podía pensar en el hecho de que luego de esto, correría en busca de la chica que ama y toda esta horrible historia tendría un final feliz, o por lo menos por un instante.

La señora dueña de casa los recibió con los brazos abiertos.

-Bienvenidos señor Nara, señora Nara y Shikamaru.-Al ver al prometido de su hija se emocionó y se le acercó con poca sutileza.

-Buenas noches, señora Yagami. Se ve muy bien esta noche.-Shikamaru tomó la mano de la mujer y le dio un suave beso, tratando de verse lo más sereno y amable posible.

La mujer tomó la cara del Nara.

-Oh, arigato. Aparte de ser un chico muy guapo, también eres muy educado. Tus padres sí que supieron criarte.

-Sí señora. Muchas gracias por invitarnos a su humilde residencia.

-Gracias a ustedes por aceptar nuestra invitación.-La señora Yagami sonrió con picardía y tomó a Shikamaru de gancho.

-Espero que estés ansioso de ver a nuestra hija Shikamaru.-Aquella frase hizo que el vago se sintiera incómodo y con ganas de huir. Lo último que quería ver era el rostro de esa mujer.

-Por supuesto que sí.-Esbozó una sonrisa falsa y se rascó la nuca.

-Ella bajará en unos momentos. Se está haciendo unos últimos retoques para quedar como toda una princesa.-Shikamaru se limitó a asentir y desvió la mirada.

Se culpó para sus adentros por no ser lo suficientemente hombre para liberarse de las garras de su dramática y superficial madre. De repente, la imagen de Temari llegó a su mente.

Aquella cabellera rubia que brilla mucho más que el sol, sus ojos aguamarina tan bellos y puros, sus mejillas enrojecidas llenas de ternura cada vez que él la acariciaba con lentitud y amor o en los momentos donde le decía un cumplido, esa sonrisa tan sincera y perfecta que lo hace perderse de la realidad y sentir que solo ellos dos existen en el mundo, pero lo más lindo de todo, la personalidad que la hace tan única y especial para él.

-Oh, por fin acabaste de alistarte hija.-Esas palabras hicieron que Shikamaru saliera de sus cavilaciones.

Tayuya bajó despacio esas enormes escaleras mientras su mano se deslizaba por el pasamanos de madera. Llevaba un vestido morado largo, unos tacones a juego y una pulsera plateada.

Al ver a su prometido, sonrió en un intento fallido de atraerlo, ya que lo único que hizo él fue una mueca de fastidio. Tayuya corrió para abrazarlo y en uno de los escalones, pisó mal y el tacón se le dobló. Shikamaru fue tras ella para atraparla antes de que cayera, al igual que un héroe sin capa.

-Me salvaste Shika. Arigato.-Exclamó con una voz chillona y temblorosa.

Lo atrajo hacia ella en un fuerte abrazo y el vago fingió que le correspondía ante el gesto.

-Ni creas que lo hice porque me nació.-Le susurró al oído en un tono sombrío.-Si fuese por mí, habría dejado que te estamparas la cara con el suelo, pero en este contexto eso no es lo adecuado. Debo fingir que de verdad me importas, aunque me valga una mierda tu existencia.-Tayuya cambió su semblante a uno más serio y pícaro.

-Ya lo sé, no es necesario que me lo recuerdes. Jamás seré lo que quieres, pero tendrás que irte acostumbrando a verme día tras día, porque una vez nos casemos, te será inútil huir de mí.

-Eso ya lo veremos.-Se zafó del agarre de la pelirroja y se volteó para ver la reacción de los demás adultos en la sala.

-¿Estás bien mi niña?-La madre de Tayuya la abrazó con preocupación.

-Sí mamá, estoy bien.

-¿Cómo se te ocurre correr así por las escaleras y más en tacones? ¿No pensaste en lo que pudo haber pasado si Shikamaru no te hubiera ayudado?

-Lo sé, gomen. Es que me emocioné tanto al ver a Shika que no me supe contener.

-Eso lo entiendo pequeña, pero no por eso puedes dejar que se te nuble el sentido de razón.

-Bueno, ya no se estrese más señora Yagami. Lo importante es que su hija está ilesa.

-Sí que eres un amor Shikamaru.-El Nara solo asintió con una sutil sonrisa de por medio.

Uno de los camareros se acercó.

-La cena está lista señor.

-Muy bien. Pasemos al comedor.-Ambas familias entraron y tomaron asiento.

La cena se veía majestuosa. Un enorme pavo en todo el centro rodeado de otros aperitivos cárnicos, todo tipo de ensaladas y uno de los mejores vinos.

-Espero que disfruten de la comida.

-Itadakimasu.-Todos se dispusieron a deleitarse.

-Vaya, sí que está delicioso.-Dijo Shikaku metiéndose a la boca un buen trozo de pavo.

-Nos alegra que les guste.

-Por cierto, Shikamaru, ¿verdad?-El vago alzó la mirada y se tragó la cucharada de ensalada que se había metido hace unos instantes.

-Sí señor.

-¿Cómo fue que te enamoraste de nuestra hija?-La pregunta lo tomó desprevenido, pues no sabía cuál era la forma más conveniente de soltar una gran mentira.

Tomó aire antes de contestar.

-Siendo sincero señor, no sé cómo expresar lo que su hija generó en mí.

-Sí, te entiendo. En las cosas del amor los hombres somos pésimos para decir qué provoca una mujer en nuestro ser, ya que son tantas cosas que las palabras no alcanzan.-Shikamaru asintió y volvió a enfocar su vista en la comida.

-¿Por qué decidiste comprometerte con Tayuya?-El Nara se atragantó con su propia saliva y comenzó a toser.

-Kuso, ¿por qué tienen que hacer preguntas de ese tipo? Me enferma.-Pensó para sí.

Tomó un poco de agua para aclararse la garganta y decir otra mentira.

-Bueno, es verdad que parte de este compromiso se debe a nuestros vínculos económicos, pero es en especial porque amo a su hija con todo el corazón y no existe otra en el mundo como ella.-Mencionar esas palabras le provocó un mal sabor de boca. Era asqueroso tener que decir todo lo contrario a lo que sentía por Tayuya.

-De verdad que eres un encanto Shika. Por eso es que te amo tanto.-Exclamó la pelirroja sonriendo.

-¿Y qué hay de ustedes señor y señora Nara? ¿Cómo se sintieron cuando supieron que su hijo quería pasar el resto de su vida con nuestra hija?-Shikaku desvió la mirada con una mezcla de hastío y tristeza.

-Para serles sincera, me sorprendió bastante. Nuestro hijo nunca fue alguien que quisiera darlo todo por una mujer, así que al enterarme de todo este asunto del compromiso y que Shikamaru por fin encontró a la chica de sus sueños, me sentí muy feliz por él, aparte de que eligió a la indicada.-Shikamaru suspiró con su típica pereza.

-Mamá, no debes decir cosas tan vergonzosas. Vas a hacer que me ponga rojo.-Se rascó la nuca con fingido nerviosismo.

Yoshino le tomó la mejilla y la apretó con suavidad.

-Hijo mío, no hay razón para sentirse avergonzado. Al contrario, deberías estar más sonriente que nunca.

-Tu madre tiene razón Shikamaru.-Exclamó el dueño de casa con una sonrisa de por medio.

Shikamaru ya no sabía por cuánto más iba a poder soportar esta tortura. Apretó su puño con fuerza para seguir resistiendo las ganas de gritar y mandar todo al carajo.

-¿Y qué hay de usted señor Nara? ¿Cómo tomó la situación?-Shikaku mantenía la mirada fija en su plato. Parecía tener la mente perdida en sus pensamientos.

Yoshino le dio sutilmente un codazo para que volviera en sí. Al reaccionar, el sujeto observó al otro hombre y se ajustó la corbata.

-Bueno, en lo que a mí concierne, estoy muy orgulloso de que mi hijo haya decidido sentar cabeza con una mujer tan atractiva como lo es Tayuya.

-Me alegra escucharle decir eso señor Nara.-Y no hubo más palabras después de eso.

Todos disfrutaron de la cena por el resto de la noche y luego, se sentaron en la sala principal. Las madres establecieron una charla muy amena y los padres no hacían más que escuchar lo que las dos hablaban.

Había llegado el momento de llevar a cabo la siguiente parte del plan.

Shikamaru se levantó del sillón y se tomó con fuerza el estómago. Los demás lo miraron confundidos.

-¿Qué pasa hijo?

-¿Te encuentras bien Shika?

-No sé, no lo creo. Señora Yagami, ¿me permite usar el baño por favor?

-Si, seguro. Es la siguiente puerta a la derecha.

-Le agradezco.-Shikaku también se paró de su asiento.

-Vamos hijo, yo te acompaño por si te da un desmayo en el camino.

-Arigato.-Ambos vagos se dirigieron al baño.

-Bien, ¿estás listo para irte?

-Por supuesto.

-Menos mal es un primer piso, sino te matarías.

-Descuida viejo, estaré bien. Solo procura seguir con el plan como quedamos, ¿de acuerdo?

-Confía en tu padre Shikamaru.-El aludido abrió la ventana y salió por ella. Shikaku por su parte, volvió a la sala principal.

Yoshino se le acercó casi corriendo.

-¿Cómo está?-Preguntó preocupada.

-No muy bien. Supongo que algo de la comida le habrá dado indigestión.

-Pobre Shika. Espero que se ponga bien.

-Voy a ir a preguntarle cómo sigue.-Shikaku tomó a su mujer del brazo.

-Yo que tú no iría hasta allá mujer.

-¿Por qué no? Es mi hijo de quien estamos hablando.

-Es mejor que lo dejes tranquilo hasta que se le pase. ¿No te parece?-La castaña suspiró con pesadez y se zafó del agarre.

-Sí, tienes razón.-La pareja se sentó de nuevo y la plática continuó.

Temari seguía recostada en el pasto de aquel lugar lleno de magia e ilusiones, preguntándose si de verdad Shikamaru llegaría.

Llevaba más de una hora contemplando el cielo, recordando todos los bellos momentos que pasó con ese vago que puso su mundo de cabeza de la forma más hermosa y curiosa posible.

Suspiró y se resignó a pensar que él realmente no se tomaría la molestia de venir a hablar con ella. Se levantó y se dispuso a irse antes de volver a tener esperanza de cruzar palabras con él.

Shikamaru iba corriendo por las calles de la ciudad en busca de Temari, en aquel sitio que había marcado el inicio de una hermosa historia de amor.

Finalmente, llegó a su destino sudando y con la respiración agitada. A la distancia, vio la silueta de una mujer que parecía alejarse poco a poco. Se acercó lo más rápido que pudo para no perderla del todo de vista.

-¡Temari!-Gritó y volvió a tomar aire.

La nombrada se volteó y abrió sus preciosos ojos de par en par que al instante se le aguaron.

-Shikamaru…-Corrió hacia él y lo abrazó rodeando su cuello. El vago le correspondió ante el gesto apegándola más a él por la cintura y apretándola con firmeza para no lastimarla.

Duraron así casi 20 minutos. Habían extrañado el volver a unirse así, sin que nadie tuviera el poder de molestarlos ni mucho menos hacerles daño.

Shikamaru tomó entre sus manos el rostro de ella y limpió con dulzura las lágrimas que iban rodando por aquellas mejillas que amaba consentir.

Se quedaron viéndose a los ojos por un par de segundos, hasta que el Nara se acercó a Temari y sus labios se juntaron en un mágico beso. Ese beso que habían deseado tener con tanto anhelo.

Chocaron frente con frente.

-Pensé que nunca vendrías.-Shikamaru sonrió con ironía.

-¿Por quién me tomas mujer? Esta era la última oportunidad que nos quedaba para hablar y ni loco la iba a perder por nada del mundo.

-Sí, pero como he estado aquí desde hace rato comencé a perder la fe.-Shikamaru se puso serio y agarró las manos de la rubia, logrando que sus dedos quedaran entrelazados.

-Escucha Temari, sé que en todo este tiempo nada de esto ha sido placentero para nosotros. La forma en la que las cosas se dieron no fue como ninguno de los dos lo planeó, pero te juro que solo tú has logrado llegar a lo más profundo de mi corazón y no existe otra mujer que viva en mi cabeza que no seas tú. Te amo como no tienes idea, y estoy dispuesto a recuperar nuestro vínculo sea como sea, porque no quiero soltarte, no de nuevo. Ya cometí ese error antes, no quiero volver a hacerlo.

Temari sonrió con ternura.

-Yo también te he echado mucho de menos en este tiempo y, creí que lo mejor que podía hacer era alejarme de ti con tal de que mi padre no tuviese que sufrir más, pero el amor que te tengo no ha dejado de crecer con el paso de los días. Es por eso por lo que, decidí que lucharé por estar contigo de nuevo, y me importa un bledo lo que tu madre intente en contra mía o de mi familia, me mantendré firme y seguiré yendo detrás de ti sin importarme cuánto cueste.

Se sumergieron en un mar de emociones por medio de un cálido y reconfortante abrazo. No querían separarse por ningún motivo.

-Soy tan feliz al escucharte decir eso, pero de mañana no puedo escapar.-Temari se separó de él y lo miró con sus ojos llenos de angustia.

-¿Qué?

-Sí o sí, me casaré con Tayuya. Por el momento no tengo alternativa.

-Lo sé.-Shikamaru tomó el mentón de su chica y lo acarició.

-Pero eso no permitirá que me aleje de ti. Solo sellaré ese pacto para mantener a mi madre contenta, y después idearé la forma de que huyamos juntos. ¿Te parece?

-¿Y si tu mamá se da cuenta?

-No importa. Lograremos salir de esta. Por ahora, solo quiero que te cuides y cuides de tu familia, en especial de tu padre. Créeme que esta vez todo volverá a ser como siempre tuvo que.

-Está bien, confío en ti Shikamaru.-Se dieron el último beso de esa preciosa noche con la luna como testigo.

Shikamaru llevó a Temari de vuelta a su casa. Llamó a la puerta y al instante Gaara abrió. Al ver al sujeto, se quedó sorprendido.

-¿Nara?-Enfocó la vista en su hermana.-Temari, ¿me vas a explicar o tengo que pedirle a él que lo haga?

-No, descuida, yo lo haré.-Contó todo lo sucedido.

-Entiendo. Hasta que te dignaste a bajarle a tu orgullo, ¿no hermanita? Yo ya estaba perdiendo la fe de que ustedes dos volvieran.

-Bueno, no hemos vuelto del todo. Todavía hay asuntos que debo resolver para que las cosas tomen el curso que deberían.

-¿Tayuya?

-Exacto.

-Bien, te deseo suerte con ello. Igualmente cuentan con mi apoyo y el de Kankuro.

-Arigato hermano.

-No me agradezcas Temari. Es lo menos que podemos hacer por ti después de todo lo que has sacrificado por nosotros tres.-Le puso una mano en el hombro a Shikamaru.

-Gaara…

-Esta vez procura cuidar bien de Temari y no dejes que nada ni nadie te haga soltarla. Mujeres como ella son difíciles de encontrar hoy en día. Así que, aprovecha el lindo tesoro que tienes.-El vago sonrió de lado.

-No te preocupes, te prometo que así será.-A lo lejos se oyeron pasos que provenían de las escaleras.

Rasa y Kankuro asomaron sus cabezas con lentitud.

-¿Papá? ¿Qué haces despierto a esta hora? Necesitas ir a descansar.

-Por favor Gaara, tampoco estoy tan viejo.-El pelirrojo resopló y se cruzó de brazos.

-Kankuro, ¿en serio te era tan difícil mantenerlo acostado en su cama?

-No es mi culpa. Él insistió en querer bajar a ver lo que estaba pasando. Además, me amenazó con una chancla y todo si no lo dejaba, y sabes cómo es un golpe de esos de parte de nuestro padre.-Shikamaru trató de contener la risa.

-Lo sé, pero pudiste haberle quitado la chancla y después lo mandabas a dormir otra vez. No es tan difícil como parece.-Kankuro suspiró.

-Todos sabemos que en esta casa el único que puede quitarle la chancla a papá eres tú Gaara.-Temari soltó una risita.

-Es cierto.-El dueño de casa se emocionó al ver al hombre que acompañaba a su hija.

Se acercó con emoción.

-¡Shikamaru! ¡Qué bueno verte de nuevo por aquí! ¿Cómo has estado?

-Muy bien Rasa, muchas gracias. Veo que se encuentra mejor de salud.

-Sí, de milagro. Me sorprende que estés con Temari. ¿A qué se debe este maravilloso encuentro? No me digas que…

-Sí papi, es justo lo que piensas. Shikamaru y yo hemos decidido que estaremos juntos.-Esa noticia hizo que Rasa esbozara una sonrisa de oreja a oreja.

Se abalanzó hacia la feliz pareja y los abrazó.

-No saben cuánto me alegra escuchar eso.-De repente, se quedó en estado de duda.-Espera, ¿no que estabas comprometido Shikamaru?

-Así es.

-¿Entonces cómo…?

-Yo me encargaré de romper esa unión, no se preocupe. Su hija también está de acuerdo, así que ya veremos cómo avanza el resto de esta historia.

-Ya veo. Bueno, me alegra mucho tenerte de vuelta aquí. Esta siempre será tu casa hijo.-Gaara y Kankuro quedaron boquiabiertos ante las palabras de su padre. ¿Desde cuándo era tan amable con alguien fuera de la familia?

-Papá, ¿seguro que estás bien de la cabeza?-Rasa solo se rio a carcajadas.

-Claro que estoy bien Kankuro. ¿Por qué tienes esa cara de trauma? ¿Acaso dije algo fuera de contexto?

-No, no es nada.-Desvió la mirada incómodo.

-¿Y tú Gaara? ¿Por qué me miras como si estuviese loco?-Gaara hizo el mismo gesto que su hermano.

-Por nada, no te preocupes.

-Déjalos papi. Ahora debes ir a descansar. Recuerda lo que dijeron los médicos.

-Pero…

-No me reclames.-Exclamó la rubia con dulzura. Rasa bufó cual niño pequeño, se dio media vuelta y subió de nuevo las escaleras.

-Sí, definitivamente nuestro padre cada día está más raro de lo normal.

-No, no está siendo raro Kankuro. Volvió a ser el hombre que era cuando mamá estaba viva.-El castaño sonrió de lado.

-Sí, supongo que sí.

-Bien, tengo que irme. Descansa Temari.-El Nara le dio un tierno beso en la frente.

-Tú igual.-Temari entró en su residencia y cerró la puerta detrás de sí.

Shikamaru tomó rumbo de vuelta a la casa de los Yagami para no seguir levantando sospechas. Se reacomodó la corbata y se peinó de nuevo, ya que el tanto correr le había descuadrado su coleta. Alisó las arrugas de su pantalón y salió del baño.

Una vez estuvo de vuelta en la sala principal, todos lo miraron expectantes, menos Shikaku. Tayuya corrió a abrazarlo.

-¿Cómo estás Shika? ¿Te sientes mejor?

-Sí, ahora lo estoy.

-¿Qué te pasó hijo?

-Nada señora Yagami. De pronto fue que comí demasiado rápido y todo se revolvió en mi estómago causándome malestar.

-Pobrecito. Si quieres te preparo un agua aromática para que no te vuelva a dar.

-En serio, no se preocupe. Me encuentro mucho mejor.-Tomó asiento al lado de su padre.

Las charlas siguieron como si nada, y ambos Nara estaban que caían del sueño. Ninguno podía seguir resistiendo ese ambiente tan elegante e hipócrita.

Bien llegada la noche, ambas familias se despidieron y los Nara se dispusieron a volver a casa.

En el camino, Shikamaru solo pensaba en que por fin esta historia tendría el final que siempre quiso, volvería con la chica de la que realmente está enamorado y nada ni nadie tendría el poder suficiente para separarlos de nuevo.

Inconscientemente, sonrió como tonto y suspiró.

Yoshino lo miró confundida.

-¿Te sientes bien Shikamaru?-Aquella pregunta sacó al vago de sus cavilaciones. Se rascó la nuca.

-Sí mamá, estoy bien. ¿Por qué lo preguntas?

-Es que te ves muy contento, y hace poco en la reunión tenías una cara de querer matar a todo el mundo.-Shikaku, para evitar que su esposa comenzara a sospechar algo, la abrazó por el hombro.

-No te preocupes mujer, él ya te dijo que está bien.

-Conozco a mi hijo Shikaku, y sé que algo le pasó para que se le haya quitado esa mirada de hastío.

-Ya sabes cómo son los jóvenes de hoy en día, cambian con frecuencia de ánimo.-La castaña suspiró.

-En fin, espero que solo sea eso y no que volviste a cruzar palabra con la tal Temari esa.-Encaró a su hijo y frunció el ceño.

-¿Y cómo para que lo haría? Tengo un compromiso en el cual enfocarme ahora. No tengo tiempo para perderlo con otra mujer.-Decir aquello le dolió porque no era cierto, sin embargo, no tenía más opción que mantener contenta a su madre.

-Bien, te creo.

-Hablando del tema, ¿a qué hora debo levantarme para arreglarme como es debido y llegar antes que Tayuya?

-No te preocupes, yo te levantaré, porque dudo que la alarma te pueda sacar de esa cama a la que llamas paraíso.

-Muy bien.-Llegaron a su residencia y cada quien tomó rumbo a su habitación. Mañana iba a ser un día largo y no había tiempo que perder.

Los rayos del sol iluminaron las cortinas del cuarto de Shikamaru, haciendo que esta llegara hasta sus ojos. Shikamaru se movió hacia el otro lado de su cama para poder seguir durmiendo.

-Mendokusai…-Se reacomodó sobre la almohada.

La puerta fue abierta de una patada y detrás de esta se hallaba una Yoshino histérica.

-¡Nara Shikamaru!-Ese gritó despertó al aludido de inmediato, casi dando un salto en la cama del susto.

-¿Es necesario que interrumpas mi sueño de esa manera tan poco agraciada?

-Consideré que era el único modo en el que te pararías de esa cama. Ahora ve y date una buena ducha porque hoy tienes un día muy importante.

-Sí, voy a casarme con Tayuya, qué emoción.-Rodó los ojos. Su voz sonó llena de sarcasmo.

-Solo haz lo que te digo, ¿o quieres que me ponga más rígida contigo?

-No, no es necesario.-El vago se levantó y fue a ducharse. Luego de durar casi una media hora, volvió a su habitación en donde encontró su traje.

Suspiró y se resignó a ponérselo. Ajustó la corbata y salió para bajar las escaleras y desayunar.

La comida ya se encontraba servida.

A los pocos segundos, bajó su padre.

-Buenos días.

-No sé qué tienen de buenos.-Shikaku tomó asiento al lado de su hijo.

-Lo sé, yo tampoco, pero todo sea por mantener a tu mamá contenta.-De repente, Yoshino llegó. Lucía un vestido largo y ajustado color lila con tacones a juego.

-Hoy va a ser un día maravilloso.-Dijo emocionada.

Shikamaru se limitó a suspirar y comer. Su padre lo imitó.

Salieron hacia el lugar donde se iba a celebrar la boda, y Shikamaru en lo único que pensaba era en Temari.

Temari se despertó sin muchos ánimos. Este sería el día en el que Shikamaru se casaría con otra mujer a la que él no quería ni por las curvas.

Se fue a dar una ducha rápida y una vez vestida con un hermoso vestido verde oscuro que le llegaba a la rodilla y peinada, bajó las escaleras para ir a desayunar.

-Buenos días mi niña.-La recibió su padre con alegría y le sirvió panqueques.

-Buenos días.-Dijo ella con voz apagada. Rasa la miró con tristeza y se sentó a su lado.

-¿Estás así por la boda de Shikamaru?-Aquellas palabras hicieron que Temari abriera sus ojos de par en par.

-¿Cómo lo…?

-Encontré la invitación en tu mesa de noche. ¿Pensabas que no me iba a enterar?-Antes de poder responder, Gaara y Kankuro bajaron corriendo como locos.

-Buenos días familia. Espero que hayan dormido bien.-Exclamó Kankuro con una sonrisa de por medio y lleno de energía. Temari y Rasa se miraron con confusión. ¿Ahora qué mosca le había picado a este tipo?

-Hijo, ¿te importaría explicarnos por qué la emoción?

-¿Cómo que por qué papá? ¿Acaso no te enteraste?

-¿De qué?-El hombre enarcó una ceja.

-Hoy es el día en el que vamos a impedir una boda.-Afirmó Gaara con su semblante serio.

Temari y Rasa volvieron a mirarse.

-¿Ustedes también…?

-Claro que lo sabíamos. Somos tus hermanos. No nos puedes ocultar nada.

-Por si te quedó la duda, Kankuro husmeó en tu habitación y encontró la invitación.-El nombrado sacó la tarjeta de su bolsillo.

-Y es por eso que vamos a evitar que Nara cometa una locura.

-¿Están seguros de que será una buena idea?

-¿Amas a Nara o no?-Exclamó Gaara cruzándose de brazos.

-Claro que sí.

-¿Entonces qué estamos esperando? Tenemos una boda que arruinar.-Los Sabaku No terminaron el desayuno y salieron de su casa.

Kankuro encendió el auto y partieron a la velocidad de un rayo, llegando al lugar de tan infortunado evento. Temari se bajó del coche y corrió para evitar que esos dos lograran decir "acepto".

Shikamaru observaba en todas direcciones sin poder ubicar a Temari, aunque no le sorprendía que no estuviese.

El papa comenzó a hablar.

-Hoy, estamos aquí reunidos para unir a esta hermosa dama y a este noble caballero en sagrado matrimonio. Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre.

-¡Yo me opongo!-Aquel grito sorprendió a todos los que se encontraban allí. Shikamaru volteó su rostro al instante y abrió sus ojos de par en par.

-Temari…

-¡No voy a permitir que te cases con ella! ¡Esa mujer no es la indicada para ti! ¡Sé que anoche dije que confiaría en ti, pero no creo soportar verte en el altar con otra mujer que no sea yo! ¡Te amo Nara Shikamaru!

Ante tales palabras, Yoshino se le acercó hecha una furia, levantó su mano dispuesta a dar un buen golpe, y entonces…

oooooooOOOOOOOooooooo

Hasta aquí el capítulo. Espero que les haya gustado. ¿Qué creen que pasará entre Yoshino y Temari? Dejen su opinión en los comentarios.

-Ino: ¿Tan lejos tenías que llegar en todo esto?

-Yo: Claro. El verdadero amor se manifiesta cuando quieres estar con alguien por el resto de tu vida y no te importa lo que tengas que arriesgar.

-Ino: Bueno, en eso no te voy a refutar, pero espero que pronto esos dos vuelvan a estar juntos.

-Yo: Tranquila, así será.

-Ambas: Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo.