Capítulo 16

Conflicto de Hermanos

Temari seguía observando a su padre con sorpresa, tratando de entender por qué había mencionado el nombre de aquel restaurante luego de tantos años.

Sabía perfectamente que a todos los Sabaku No les traía muchos recuerdos ese lugar, y no es como si estos les dieran mucha alegría. Parecía imposible descifrar la razón por la que Rasa considerase Ichiraku una opción para compartir en familia.

-¿Estás seguro de que es una buena idea?-Preguntó Temari luego del silencio que se había formado.

-Completamente seguro.

-Pero… no hemos vuelto a comer ahí desde que mamá murió.-Rasa tomó la mano de su hija entre las suyas.

-Lo sé, pero creo que ya estamos listos para volver. Además, nada haría más feliz a tu madre que darle la bienvenida al nuevo integrante de la familia en el lugar que ha marcado nuestras vidas desde que tenemos memoria.-Los ojos aguamarina de la rubia se llenaron de lágrimas.

-¿Te sientes listo para dar este gran paso? No quiero que lo hagas por obligación, porque sé que todavía extrañas mucho a mamá.-Su padre le sonrió con tristeza.

-Sé que nunca dejaré de extrañarla y jamás podré amar a otra mujer de la forma en la que la amé a ella, pero también tengo claro de que es hora de superar las heridas del pasado y mirar hacia el futuro.

-Tienes razón. Aunque todavía se siente como si ella se hubiese ido apenas ayer, debemos ser fuertes.

-Esa es mi pequeña.

-Pero creo que también debemos hablar esto con Kankuro y Gaara.

-Mañana me haré cargo de eso, no te preocupes.-Rasa depositó un beso en la frente de su hija.-Descansa.

-Tú igual.-Temari subió las escaleras y llegó a su cuarto. Se tiró de un salto a la cama y al instante se quedó dormida.

A la mañana siguiente, los rayos del sol atravesaron las cortinas, logrando que Temari por inercia abriera los ojos.

Fue al baño para arreglarse y demás, para después bajar al comedor, donde el desayuno ya estaba servido.

-¡Buenos días!-Saludó una vez estuvo allí.

Gaara y Kankuro estaban degustando sus alimentos.

-Buenos días.-Exclamaron ambos hermanos con poca emoción, ya que estaban más concentrados en la comida.

-¿Dormiste bien mi niña?

-Sí papi.-Temari tomó asiento y se dispuso a comer.

-Bueno, como los cuatro estamos reunidos, hay algo que me gustaría comentarles, aunque Temari ya está enterada.

-¿De qué se trata?-Preguntó Kankuro con poco interés.

-He pensado en que podríamos celebrar la unión de Shikamaru y Temari al estilo Sabaku No en Ichiraku.-Gaara se atragantó con un pedazo de tocino y tuvo que tomar parte de su café para aliviarse.

Aunque a Kankuro no le afectó tanto la noticia, tuvo que detener su velocidad masticando y tragar con calma. Así, lograría asimilar mejor la información.

-Es un chiste, ¿verdad?

-No, no lo es Gaara.-Temari observó a su hermano con preocupación.

-¿Te molesta tener que celebrar otra vez el noviazgo de Nara y Temari?

-Eso no tiene nada que ver Kankuro. Lo que no me explico es por qué de todos los restaurantes que existen tiene que ser precisamente ese.

-Hijo, sé que te duele la partida de tu madre, y por eso no volvimos a comer en Ichiraku, pero ya es momento de que demos este gran paso, ¿no crees?-Gaara apretó los puños hasta sacarse sangre con las uñas.

-Gomen, pero no puedo.-Se levantó de su silla y salió corriendo a su cuarto. Al rato, se escuchó un portazo.

-Gaara…-Rasa hizo lo mismo para seguirlo, sin embargo, Temari lo detuvo con un ademán de su mano.

-No te preocupes papi, Kankuro y yo nos haremos cargo de esto.

-¿Nos?-Preguntó el castaño enarcando una ceja.

-Sí, nos.-Temari agarró del brazo a su hermano y lo arrastró hasta el segundo piso.

La puerta estaba cerrada con llave. Tocaron, pero Gara no respondió.

-Hermano, sabemos que estás ahí. Ábrenos por favor.

-¡No quiero ver ni hablar con nadie! ¡No estoy de humor!

-Gaara, por favor.-Habló Temari suavizando su voz lo más que pudo.

-¡¿Qué parte de no quiero estar cerca de nadie no quedó clara?! ¡Váyanse!

-No me obligues a tumbar la puerta de una patada hermano. Sabes que, si eso pasa, esta será la tercera vez que la tendrás que cambiar este año.

Se escucharon unos pasos a lo lejos y un Gaara con los ojos hinchados y rojos a causa del llanto abrió la puerta.

-Admito que no tengo dinero para pagar una puerta nueva.-Se hizo a un lado para dejarlos pasar.

Kankuro y Temari tomaron asiento en la cama. Gaara se ubicó en frente de los dos.

-¿Y bien? ¿Qué quieren? Si buscan convencerme para acceder a la descabellada idea de papá, tengan por seguro que eso no pasará.-Se cruzó de brazos.

-En cierto punto veníamos a eso, pero parece que es inútil intentarlo.-Exclamó Kankuro en medio de un suspiro.

-Lo que yo quisiera saber es la razón detrás de tu reacción.-Temari se acercó a su hermano y tomó su rostro.

-Es una reacción normal en mí.

-Eres bueno en muchas cosas Gaara, menos para mentir.-El pelirrojo bufó.

-Lo sé.

-¿Por qué actuaste de esa manera cuando papá nos comentó su idea?

-Yo…-Gaara se mordió el labio inferior con tal de no volver a llorar.

Kankuro apoyó su mano sobre el hombro de su hermano.

-Sabes que puedes contarnos lo que sea. No vamos a decirle a medio mundo lo que sientes. Somos familia y estamos para darnos apoyo en cualquier situación.

-Yo… no me siento listo para esto. Sigue siendo muy pronto.

-Pero si no es ahora, ¿entonces cuándo?

-No lo sé, sólo tengo claro que si entro de nuevo a ese restaurante me sentiré culpable.-Su respuesta sorprendió a sus hermanos.

-¿Culpable? ¿Por qué?-Gaara quitó las manos de Temari de su cara y se sentó en la cama.

-Yo pude haber salvado la vida de mamá. Si no hubiese sido tan cobarde en ese entonces, ella seguiría aquí.

-¿Qué quieres decir?

-Yo siempre supe del tumor que amenazaba la vida de mamá mucho antes de que los médicos lo descubrieran.-Temari y Kankuro abrieron sus ojos de par en par.

-¡Eso es imposible! ¡Apenas y eras un niño!-Una vez más, las lágrimas se apoderaron de los ojos celestes de Gaara.

-¡Ya sé que era un niño, pero los síntomas decían todo!-Tomó aire para así calmar su histeria.-En esos tiempos tuve curiosidad de saber por qué mamá se veía tan demacrada cuando empezó a ponerse enferma. Dediqué mucho tiempo a la investigación hasta que me enteré que se trataba de un tumor que la podía matar en cualquier instante.-Su voz se oía entrecortada.

-¿Por qué nunca mencionaste nada de eso antes?-La angustia comenzó a reflejarse en los ojos de Temari.

Gaara enfocó la vista en su hermana.

-¿Crees que algún médico le hubiese creído a un niño? Los adultos nos consideran demasiado inocentes para entender muchas cosas, aunque tengamos el intelecto suficiente para ello.

-¿Y qué hay de papá?-Preguntó Kankuro conteniendo sus ganas de gritar por la rabia que se iba acumulando en su corazón.-¿No podías hablarlo con él?

-Lo hice, pero no me creyó. Dijo que sólo eran imaginaciones mías y que mamá se iba a recuperar, aunque yo sabía que no.-Temari se unió al llanto de Gaara.

-Pudiste habernos dicho a nosotros. Te habríamos creído.

-No quería involucrarlos. Creí que era lo mejor.

-Eres un imbécil Gaara.-Kankuro miró a su hermano con profunda desesperación y no tardó mucho en ceder ante el dolor por medio de las lágrimas.-¡No te costaba nada decirnos lo que sabías! ¡De pronto así pudimos haber hecho algo! ¡Eres un maldito egoísta! ¡Odio ser tu hermano!-Aquel comentario melló en lo más profundo del alma de Gaara.

Kankuro salió de la habitación cerrando la puerta con todas sus fuerzas. Bajó por las escaleras. Rasa, al mirar cómo se encontraba su hijo, se paró de la silla preocupado.

-¿Qué pasó con Gaara?

-¡Ese tipo es un desgraciado! ¡Debería haber muerto él en lugar de mamá!-Sus palabras alteraron a su padre.

-¡¿Qué rayos estás diciendo Kankuro?! ¡¿Cómo te atreves?!

-¡Pregúntaselo al maldito de tu hijo del medio!-El castaño salió por la entrada y cerró de un portazo.

-¡Kankuro! ¡Kankuro!-Rasa no entendía qué estaba pasando. ¿Por qué Kankuro había decidido irse de esa manera tan precipitada?

-¡Maldita sea!-Gaara golpeó la pared con tanta fuerza varias veces seguidas hasta que le sangraron los nudillos.

Temari no sabía qué hacer para calmar a su hermano.

-Gaara…-La rubia buscó entre los cajones un par de curitas para ponerle en los nudillos a su hermano y detener el sangrado.

El pelirrojo la miró de reojo.

-¿Por qué sigues aquí? Deberías odiarme al igual que Kankuro.-Temari tomó la mano de Gaara con suavidad para no lastimarlo.

-Somos familia Gaara. Nunca podría odiarte.

-No merezco tu cariño ni afecto Temari. Es mi culpa que mamá muriera. Si tan sólo… hubiese hecho algo en ese momento…-Temari le sonrió con tristeza y lo abrazó, dejándolo sorprendido.

-No es tu culpa. Hiciste todo lo que podías a pesar de ser un niño, sin embargo, salvar a mamá era igual a un milagro. Ni siquiera todos nuestros esfuerzos juntos hubiesen sido suficientes.-Gaara no podía creer que después de haber confesado todo, su hermana siguiera con él dándole apoyo.

-Temari…

-Lo que sí no fue correcto es que no nos contaras nada a Kankuro y a mí y optases por cargar tu solo con esos sentimientos negativos. Entiendo que querías evitar que nos sintiéramos pero de lo que estábamos, pero somos tus hermanos, y tus peleas también son nuestras.-Gaara se aferró al cuerpo de su hermana, liberando así todas sus emociones encontradas.

Minutos después, la puerta de la habitación fue abierta por un Rasa angustiado. Ambos hermanos reaccionaron y enfocaron sus miradas en su padre.

-Necesito que me expliquen por qué Kankuro se fue tan enojado.-Gaara abrió los ojos de par en par.

-¿Se fue? ¿Cómo que se fue?

-Sí, salió furioso y no entiendo por qué.-Gaara suspiró y le contó toda la situación. Rasa apenas y se lo podía creer.

-No pensamos que a Kankuro le afectaría así.

-Perdóname Gaara. Debí haber confiado en tu palabra en ese momento. También es mi culpa que esto esté pasando.

-Eso ahora es lo de menos papá. Lo primordial es que encontremos a Kankuro y lo hagamos volver a casa antes de que cometa cualquier estupidez de la que después se arrepienta.

-¿Pero dónde podrá estar?-Preguntó Temari preocupada.-Kankuro no es de los que se queda en un sitio por mucho tiempo.

-No se fue hace mucho, así que dudo que haya ido muy lejos. Las probabilidades están a nuestro favor. Encontrarlo no será imposible.-Los tres salieron del cuarto y bajaron las escaleras corriendo. Al abrir la puerta, se encontraron con Shikamaru.

-¿Qué haces aquí?-Gaara enarcó una ceja.

-Quise venir por mi novia para invitarla a salir.

-No es el mejor momento. Apártate.-Shikamaru trataba de descifrar por qué los ojos de Gaara y Temari se veían tan rojos.

-¿Pasó algo malo? Los puedo ayudar en lo que necesitan.

-No es de tu incumbencia. Ahora, quítate del medio para que podamos irnos.

-Gaara, deja que siga. Es mejor explicarle todo para que no siga con esa cara de confusión.

-Pero papá…

-Sólo hazme caso.-Gaara rechistó y se hizo a un lado para que el Nara lograse pasar.

-Hagamos esto rápido, ¿sí? No tenemos tiempo que perder.

-Toma asiento Shikamaru. Estás en tu casa.-Shikamaru hizo caso y se ubicó en uno de los sillones. Justo ahí, entre Rasa y Gaara contaron todo lo sucedido y el vago no supo qué otra cosa hacer más que abrir la boca. Jamás se le metió en la cabeza que algo como eso pudiese pasar.

Temari tomó la mano de su novio.

-Amor, ¿nos ayudarías a encontrar a Kankuro?-Shikamaru enfocó su vista en Temari y le dio un suave beso en la frente.

-Claro que sí mi princesa. Entre más seamos buscando, más posibilidades tenemos de encontrarlo.

-No sabes cómo te agradezco lo que haces por nuestra familia Shikamaru.-El aludido sonrió con sinceridad.

-No tiene nada que agradecerme Rasa-san, lo hago con gusto. Además, ya me siento parte de los Sabaku No y estaré para ayudarles en lo que necesiten.

-Bien, dejémonos de cursilerías y vámonos. Debemos movernos rápido antes de que Kankuro se nos pierda del área.

-Tienes razón.-Los cuatro salieron.

-Deberíamos separarnos. Así lo encontraremos más rápido.

-Muy bien. Gaara y yo iremos por este lado. Ustedes dos vayan por el otro. Dentro de dos horas volvámonos a ver en este punto.

-Hai.-Se dividieron y comenzaron a buscar.

-¡Kankuro! ¿¡Dónde estás!?

-¡Kankuro! ¡Sal de donde quiera que estés!-Luego de caminar por un buen rato, Temari se sentó en un banquito resignada.

-Es inútil, no está por ningún lado y las dos horas ya casi terminan.-Shikamaru se sentó a su lado y la abrazó. Ella por inercia apoyó la cabeza en su hombro.

-Vamos a encontrarlo sea como sea. No pierdas la fe todavía.-Temari volvió a llorar. Le dolía no tener noticias de su hermano y que se hubiese ido tan enojado. Nunca lo había visto así.

-Pero llevamos mucho rato tratando de dar con él y no aparece.-El Nara tomó el rostro de su novia entre sus manos y una a una le secó las lágrimas con los pulgares.

-Te prometo que lo vamos a encontrar. Tengo la certeza de que no se ha ido muy lejos, o como mínimo no ha salido del área.

-Tengo miedo de que le pase algo malo Shikamaru. Kankuro cuando está enojado no sabe ni lo que hace.

-Si piensas eso, le va a pasar. Yo estoy seguro de que donde sea que esté está bien. De pronto con resentimiento en el corazón, pero ileso físicamente.

-Me alegra tenerte a mi lado en estos momentos. Sin ti, estaría derrumbada y sin ganas de luchar.

-Seré tu soporte las veces que necesites. Te amo y me tendrás a tu lado tanto en las buenas como en las malas.-Se besaron con ternura, apaciguando parte del dolor que sentía Temari.

-Arigato.-Se abrazaron.

-¿Ye te sientes mejor?-Temari asintió con la cabeza.-Entonces sigamos buscando.-Avanzaron otro rato, hasta dar con el restaurante Ichiraku.

Por la ventana, Temari logró distinguir una silueta encorvada y cruzada de brazos. Una vez pudo reconocer aquel cabello castaño, supo que se trataba de Kankuro.

Por un momento, Temari perdió la voluntad de su cuerpo y estuvo a punto de caer debido a la sorpresa de haber encontrado a su hermano allí.

Shikamaru la sujetó de los hombros.

-¿Qué pasó? ¿Lo encontraste?-Temari señaló con el dedo índice la figura de Kankuro.

Ambos entraron en el restaurante y se acercaron a él. Los ojos de Kankuro estaban hinchados de tanto haber llorado. Temari no supo qué decirle al verlo con la mirada tan triste y perdida.

Kankuro sólo la observaba sin deseos de hablar y seguirse sumergiendo en aquella decepción, rabia y dolor que lo atormentaba.

-Por fin te encontramos.-Exclamó su hermana con la voz entrecortada.-De todos los lugares que podías estar, jamás pensé que sería este.-Kankuro seguía sin articular palabra. Se notaba que no tenía deseos de nada.

-Sé que es algo tonto preguntártelo pero, ¿cómo te sientes?-Temari estuvo a punto de darle un codazo en el estómago a su novio por aquella pregunta tan estúpida, sin embargo, la voz de su hermano la detuvo.

-Mejor que hace un par de horas. El llorar alivió un poco los sentimientos que tenía encontrados en un principio.-Temari abrazó a su hermano, quien de inmediato se aferró a ella con fuerza, sintiéndose más en paz.

-Lo importante ahora es que estás bien.

-Creí que si venía a este lugar nadie me encontraría porque no pensarían que estuviese aquí, pero ahora veo que me equivoqué con ese análisis.

-Nos preocupaste un montón cuando te fuiste, sobre todo a Gaara.-La mención de aquel nombre le devolvió la ira a la sangre.

Con sutileza, separó a su hermana de él.

-Para mí ese sujeto está muerto. No quiero volver a saber nada de él.

-¿Cómo puedes decir eso Kankuro? Gaara es tu hermano; nuestro hermano, y aunque pasó lo que pasó, no debemos darle la espalda de esa forma.

-Se lo merece por haber dejado morir a mamá.-Temari apretó los puños tratando de contener las ganas de abofetear a su hermano por su actitud.

-Mira, entiendo que estés dolido por esto, yo me siento igual, pero no por eso odiaré a Gaara. Podrás decir una y mil veces que lo desprecias con todo tu corazón, pero sigue siendo parte de nuestra familia. Además, no es culpa suya que mamá muriera. Si ella se fue de este mundo es porque era su momento de decir adiós. La vida no es algo que podamos controlar, no somos dueños de ella.

-No es por ser entrometido en temas familiares tan delicados, pero Temari tiene razón. A pesar de lo que pasó, Gaara sigue siendo tu hermano, y si sientes que se equivocó, debes perdonarlo y darle una segunda oportunidad. Al fin y al cabo, somos humanos y es normal cometer errores a lo largo de nuestra vida, para después aprender de ellos.-Kankuro fulminó a Shikamaru con la mirada.

-No hables de algo que no entiendes Nara. Si estuvieras en mi situación, pensarías igual que yo, te lo aseguro.

-Kankuro, ¿no te das cuenta de que estás actuando como un niño? ¿En serio te vas a empeñar en odiar a Gaara después de todo lo que él ha hecho por ti?-El castaño frunció el ceño y su voz sonó más fuerte de lo que hubiese querido.

-¡¿Lo que ha hecho por mí?! ¡¿Qué carajos ha hecho por mí ese desgraciado?!

-¿De veras no lo sabes?-Kankuro desvió la mirada para que no se pudiese distinguir cómo se suavizaba su rabia.

-¡Pues no!

-Apoyarte cuando nadie más podía, ayudarte en todo lo que has necesitado, soportar tus estupideces y actos de inmadurez. Todavía me sorprende que sepa aguantarte. Gaara te ama como el hermano que eres para él.

-Kankuro, escucha las palabras de tu hermana. Sé que amas mucho a tu hermano y serías capaz de poner tus manos al fuego por él. Es verdad que en estos momentos estás resentido y muy triste, pero podría decir que Gaara se siente mucho peor que tú.

-No creo que haya sido fácil para Gaara decirnos todo lo que sabía. Ha lidiado con esa carga durante tantos años, que hasta este día pudo soltarla para que nosotros la llevemos con él.

-¿Sabes qué Temari?-La voz de Kankuro se relajó.-Todo eso me importa una mierda. Te lo dije en un principio, Sabaku No Gaara está muerto para mí y lo que menos quiero es recibir noticias de él.-Temari contuvo las lágrimas.

-Eres un egoísta y un malagradecido.

-¿Qué?

-En este momento sólo estás pensando en lo mal que te sientes y en que Gaara es el responsable de todo. No te importa cómo nos sentimos los demás. Te aseguro que no eres el único que está sufriendo con esto.

-Te diré algo con mucha franqueza Temari, y es que eres una mujer muy blanda. No me entra en la cabeza como después de lo que nos contó ese tipejo te dignas en darle una segunda oportunidad y perdonarlo así de fácil.

-Porque vivir con rabia y rencor no sirve de nada. Además, no creo que Gaara se haya equivocado del todo, también tú y yo tenemos la culpa por no haber hecho algo por Gaara cuando estaba sufriendo en silencio.-Kankuro se mordió el labio inferior.

-Está bien, si tú quieres perdonarlo al igual que papá, eso ya es problema de ustedes dos, pero yo no pienso cambiar de opinión. Es más, creo que debería irme a vivir con el tío Yashamaru.-Tal idea hizo que Shikamaru y Temari abrieran sus ojos como platos.

-¿¡Te has vuelto loco!? ¡No puedes irte a vivir con nuestro tío, así como así!

-¿Y por qué no? Esa es la única forma en que no tendré que soportar ver a ese pelirrojo todo el día. Sólo en el trabajo y ya.

-Vamos Kankuro. Tú sabes perfectamente que la situación económica del tío Yashamaru está por los suelos. ¿Crees que podrá mantenerte por este estúpido capricho?

-Ese es un buen punto.

-Bien, si no quieres perdonar a Gaara, no me voy a meter, pero reconsidera la idea de irte de la casa. Dudo que quieras vivir una vida de perros.-Kankuro se quedó pensativo por unos minutos y asintió con la cabeza.

-De acuerdo, no me iré a vivir con el tío, pero si vuelves a insistirme del tema de mi supuesto hermano, no tendré compasión, ¿quedó claro?-Temari suspiró. Se preguntaba quién de los dos era más terco, si él o ella.

-En fin, haz lo que quieras. Ahora, vámonos de aquí.-Kankuro se resignó e hizo caso.

Salieron del lugar y caminaron hasta el punto de encuentro. Rasa al ver a su hijo, se le abalanzó para abrazarlo. Tal acto sorprendió a todos, ya que el hombre no era del tipo de persona que fuese tan expresivo, excepto con Temari.

-Me tenías tan preocupado. Por un instante llegué a perder la esperanza de que lográramos dar con tu ubicación.-Kankuro le correspondió ante el gesto una vez que se recuperó del shock.

-Descuida papá, estoy bien y sigo entero.-Se separaron.

-Me alegra que hayas vuelto Kankuro, por poco y creí que nunca volvería a verte.-Kankuro ignoró a su hermano por completo.

-Bien, creo que es hora de volver a casa.-Puso sus manos sobre su cabeza y tomó rumbo.

Gaara se quedó estupefacto. Definitivamente recuperar el vínculo que tenía con su hermano no iba a ser tarea fácil. Menos mal no estaba solo en esto, ya que contaba con la ayuda de su padre y su hermana.

-En serio me odia.-El pelirrojo apretó los puños con tal de contener las lágrimas de la tristeza que le producía la indiferencia de Kankuro hacia él.

-No te preocupes hermanito. Ya veremos cómo solucionamos este conflicto con Kankuro. No puede quedarse odiándote toda la vida.

-Esas palabras no me dan mucho aliento Temari. Conozco a Kankuro y sé lo terco que es cuando algo se le mete en la cabeza. Jamás me volverá a ver como su hermano menor. Es más, dudo que me vuelva a determinar.-Shikamaru le puso una mano en el hombro al Sabaku No.

-Gaara, es verdad que las cosas en la vida pueden ser difíciles, pero no imposibles. Aunque en este momento Kankuro nos haga pensar que te desprecia, yo sé que en el fondo te sigue queriendo; eres su hermano después de todo.

-Nunca pensé que iba a decirte esto Nara, pero gracias por estar aquí. Eres un hombre estupendo.-El vago se sonrojó levemente por el comentario.

-No es nada. La familia de mi novia también es la mía. Cualquier cosa que necesites, estaré para ti. Sólo dime y vendré corriendo en tu rescate.

-Arigato. Eso significa mucho para mí.-Temari no pudo evitar sonreír ante aquel cruce tan tierno de palabras entre su novio y su hermano.

-Regresemos.-Todos se dirigieron de vuelta a la residencia Sabaku No.

-Te agradezco la ayuda que nos ofreciste en la búsqueda de Kankuro, Shikamaru. Fue un gesto muy amable por tu parte.-Shikamaru sonrió con suficiencia.

-No tiene que agradecerme nada Rasa-san. Así como estoy para mi novia quiero estar para su familia, porque no tengo dudas de que algún día seré parte de ella.

-De todas formas, nos ayudaste mucho el día de hoy. Espero poder recompensarte por ello.

-Insisto Rasa-san, no tiene por qué hacerlo. Yo me conformo con que encontramos a Kankuro ileso.-El hombre le sonrió con sinceridad y lo estrechó en un cálido abrazo. Una vez más, todos quedaron atónitos. Últimamente Rasa estaba siendo muy cariñoso cuando tenía la oportunidad.

-Ahora entiendo por qué mi hija se enamoró de ti. De verdad que tu corazón es puro.-Shikamaru volvió a sonrojarse, para luego responder al gesto de su futuro suegro.

-Le agradezco las palabras Rasa-san.-Al rato se separaron y el Nara se fue a su casa, no sin antes besar a su novia y despedirse de los demás integrantes de la casa.

Temari suspiró. El ambiente se puso tenso.

-Sí que ha sido un día largo.

-Ni que lo digas hermanita. Iré a tomar un descanso en mi cuarto. Caminar por tanto rato sin rumbo fijo me cansó.-Para bajar la incomodidad, Gaara hizo uno de sus típicos comentarios que le dirigía a su hermano.

-Tú siempre te cansas al dar dos pasos Kankuro. Eres demasiado flojo para caminar.-El aludido fingió no haber escuchado nada y subió las escaleras llegando a su habitación.

Gaara se recostó en el sofá y se cubrió el rostro con el antebrazo, tratando de ocultar las lágrimas. Rasa tomó asiento frente a él.

Temari se sentó a su lado moviendo la cabeza de su hermano para que este la acomodara en sus piernas.

-¿Por qué está pasando esto? Nunca debí admitir esa verdad, así las cosas serían como siempre.-Temari le acarició el cabello.

-¿Y dejar que siguieras lidiando con esa dura carga tú solo? Te lo dije esta mañana, tus peleas son las nuestras. Una familia siempre debe estar unida ante las adversidades.

-Lo mejor hubiera sido aceptar la idea de papá de invitar a Nara a almorzar en Ichiraku.

-Gaara, era obvio que ya no podías aguantar más en ocultar lo que sentías en ese entonces, pero sigo diciendo que no fue tu culpa. De hecho, no fue de nadie. Es cierto que perdimos a mamá en cuerpo, pero su alma sigue aquí con nosotros.

-Tranquilízate un poco hijo. Puede que mañana a Kankuro se le pase la pendejada.

-No lo conoces papá. Mañana nada va a cambiar. Kankuro seguirá mirándome con odio, y creo que ni siquiera se tomará la molestia en hacerlo. Para él, me volví alguien inexistente.

-No seas tan pesimista Gaara. Incluso en las peores situaciones siempre hay que tener una mente positiva.

-Papá tiene razón. No debes pensar que todo va a salir mal a partir de ahora.

-¿Qué caso tiene conservar la mente positiva si es evidente cómo es esta cruda realidad?

-De toda mala situación hay algo bueno. No olvides eso.-Rasa se subió a su cuarto.

-¿Qué puedo hacer Temari? Me siento horrible conmigo mismo.-La rubia no sabía cómo responderle. Se mordió el labio inferior.

-Hoy, cuando encontramos a Kankuro, hablé con él y traté de hacerle ver que está actuando como un niño chiquito, y hasta uno es menos rencoroso que nuestro hermano, pero me dijo que no quería arreglar nada contigo y que para él ya estabas muerto.-Gaara volvió a ceder ante el llanto.

-Soy un asco de hermano. No soy lo suficientemente bueno para Kankuro.

-Al contrario, eres demasiado para él. Kankuro debería sentirse feliz de tenerte a su lado.

-Le hice daño, y no creo que eso me lo pueda perdonar.

-Gaara, el mundo no gira alrededor de nuestro hermano. Tarde o temprano tendrá que entender que esto es absurdo y muy infantil. A todos nos duele la muerte de mamá. Él no es el único que sufre.

-Soy un idiota.

-Aquí el único idiota es Kankuro. Ya no te sientas mal, ¿sí? Te prometo que te ayudaré para que recuperes el vínculo con él.

-Dudo que sea posible.

-Confía en mí y en el cariño que ambos se tienen. Lograrán salir de esta.

-Espero que tengas razón.-De un momento a otro, hermano y hermana se quedaron dormidos en el sofá.

Al día siguiente, entre las 4 a.m. y 5 a.m., Gaara se levantó y se dirigió a la cocina en busca de algo de comer.

Allí, encontró a Kankuro husmeando en el refrigerador, del cual sacó lechuga, queso, jamón y tomate. El pan yacía sobre la mesa. Para variar, al castaño le daba pereza hacer algo más complicado que un sándwich.

Sus miradas se cruzaron. La expresión de Kankuro se mantuvo neutral, como si no hubiese nadie frente a él.

-Buenos días hermano.-El castaño hizo caso omiso a las palabras de Gaara, tomó todos los ingredientes y se dispuso a salir de la cocina, sin embargo, el pelirrojo no se lo permitió al sujetarlo del brazo.

Kankuro rechistó.

-¿Piensas ignorarme y hacer como que no existo por el resto de tu vida?-Una vez más, miró a Gaara a los ojos sin mostrar ninguna emoción.

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Hasta aquí el capítulo. Espero que les haya gustado.

Díganme en los comentarios qué creen que va a pasar entre Gaara y Kankuro a partir de este punto.

-Te: ¿Esto va en serio? Acabamos de pasar por una situación difícil y ahora resulta que llegamos a una nueva. Dime, ¿a qué juegas?

-Yo: ¿Qué? Sólo consideré que no podía dejar el tema de la muerte de Karura así no más por el aire.

-Te: Sí que te encanta meter conflictos de todo tipo en lo que escribes.

-Yo: Obvio. Es en lo que se basa lo que creo.

-Ambas: Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo.