Capítulo 17
Familia Desmoronada
Aquel silencio entre Kankuro y Gaara parecía más largo de lo normal. Tras haberle sujetado el brazo en busca de una respuesta a la actitud de su hermano, Gaara se mantuvo firme en su mirada a pesar de que Kankuro mostraba cero emociones.
-Dime, ¿vas a seguir haciendo como que no existo? Perdona que te lo diga Kankuro, pero estás actuando como un niño y un cobarde que no quiere hacerle frente a la realidad que nos atañe.
Kankuro siguió sin articular palabra ni cambiar su semblante. Por dentro estaba que le gritaba cuánto deseaba no tener que verle la cara jamás para poder escapar de aquella situación, pero sabía que, si lo hacía, su orgullo quedaría mancillado.
-¡Maldita sea Kankuro! ¡Di algo! ¡Lo que sea!-Gaara sentía que estaba a punto de explotar. Era como si su esfuerzo por recuperar a su hermano fuese en vano.
El castaño se soltó del agarre y tomó asiento en el comedor para continuar haciéndose su sándwich, lo que dejó a Gaara estupefacto.
Apretó la mandíbula y contuvo un sollozo. Odiaba sentirse estancado al no saber cómo lograr que Kankuro volviera a hablarle.
A los pocos segundos, Rasa bajó las escaleras y fue a la cocina a servirse un café.
-Buenos días Gaara.
-Buenos días, papá.
-¿Has podido arreglar algo con Kankuro?-Gaara apretó los puños y negó con la cabeza.
-Es inútil. Cualquier cosa que intento no funciona. Busco encararlo y hace como que no me ve, intento ofenderlo y no reacciona a ni una sola palabra que le digo. Creo que lo mejor es que en serio me muera para no sufrir más por esto.-Rasa acarició la cabeza de su hijo.
-No digas una tontería así hijo. ¿Sabes el daño que nos harías a mí y a tu hermana si mueres? De por sí perder a tu madre fue doloroso; perder a uno de mis hijos también me mataría por dentro.-Gaara suspiró.
-¿Pero qué caso tiene si convivo con un hermano para el que ya no significo nada?
-Kankuro es muy infantil, terco y orgulloso muchas veces, pero a pesar de eso, él te ama muchísimo, y así como tú darías tu vida por él, él estaría dispuesto a hacer lo mismo por ti.-El pelirrojo miró de reojo a su padre con poca emoción.
-¿Qué te hace pensar eso?-Rasa sonrió y abrazó a su hijo.
-El vínculo entre dos hermanos que siempre han compartido juntos es imposible de quebrantar por una pelea como esta. Tarde o temprano Kankuro te perdonará, sólo tienes que creer en esa posibilidad.
-Yo no veo esperanza en esto. Dudo que las cosas vuelvan a ser como antes.-Unas pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos celestes.
-Van a ser como antes. Te puedo asegurar que Kankuro no estará ignorándote toda la vida.-Gaara sonrío con tristeza.
-Espero y tengas razón papá.
-Conozco a mis tres hijos los suficiente como para saber cómo actuarán en cada situación.-Rasa se sirvió el café y fue hasta el comedor para tomar asiento al lado de Kankuro.
-Buenos días, hijo.
-Hola papá. ¿Dormiste bien?
-Como un bebé. ¿Y tu hermana?
-Creo que no se ha despertado todavía. Además, es muy temprano para que lo haga, no como nosotros que tenemos que alistarnos a esta hora para ir a trabajar.
-En eso coincido contigo, pero hay que agradecer que conseguimos el dinero de una forma legal y no con medios dañinos.
-Bueno, algo es algo.-El castaño tomó el ultimo pedazo de sándwich que quedaba y se lo metió en la boca.-Bien, terminaré de arreglarme para irme adelantando hacia el trabajo. Todavía hay mucho por hacer.
-Está bien.-Kankuro se levantó de la silla y fue hacia el baño.
Gaara salió de la cocina luego de haberse calmado.
-Parece que ni siquiera querrá ir conmigo a trabajar.-Rasa le sonrió a su hijo.
-Sólo dale algo de tiempo. No desesperes.
-Gracias por tu apoyo papá. De verdad que no sé qué haría en este momento sin ti y sin Temari.
-Para eso son las familias Gaara. Sin confianza y apoyo mutuo, una familia no sobrevive.
-Bueno, desayunaré afuera. No quiero darle más incomodidad a Kankuro.
Temari bajó por las escaleras.
-Por lo menos podrías despedirte de tu hermanita, ¿no crees Gaara?
-Pensé que todavía no estarías despierta Temari.-La rubia avanzó hacia la cocina y se sirvió una taza de café.
-Mi preocupación por lo que está pasando entre Kankuro y tú no me ha dejado dormir. No sé cómo hacer que nuestro hermano entre en razón.
-No eres la única que está preocupada en este momento. Me siento perdido sin tener que estar pendiente de Kankuro, de sus payasadas y de salvarle el pellejo cada vez que se mete en líos.-Se acercó a su hermana y sujetó su mano con delicadeza.
-Te juro que en este momento quisiera estar en tu lugar para no verte tan mal.-Gaara le sonrió con tristeza y besó su frente. Sentía que se estaba derrumbando, pero buscó disimular su mal estado.
-Ya tuviste tu dura batalla hermanita y lograste superarla. Ahora, es mi turno de enfrentar este gran conflicto que poco a poco se hace más grande.-La mirada de Temari cedió a la preocupación. Amaba demasiado a sus hermanos para actuar como si nada pasara.
-Pero…
-No quiero que cargues con este dolor. Esto se solucionará, lo prometo.-Temari suspiró y se mordió el labio inferior en un intento de contener sus lágrimas de frustración.
-Está bien, confiaré en ti.-Su hermano besó su mejilla.
-Debo ir a trabajar.-Temari asintió y Gaara salió de casa.
Rasa se levantó y se acercó a su hija. Acarició su rubio cabello con tal de ofrecerle la paz que necesitaba para no derrumbarse.
-Descuida mi pequeña. Kankuro entrará en razón, incluso sin que nosotros tengamos que mover un dedo.
-¿Qué quieres decir con eso? Si no hacemos algo Kankuro seguirá comportándose de esa forma tan inmadura y Gaara no parará de sufrir.-Los ojos de Temari se llenaron de lágrimas al ver cómo su familia se estaba desmoronando.
Rasa tomó el rostro de su hija entre sus manos.
-Está bien que quieras arreglar esta situación por el bien de tus hermanos, pero también debes ser consciente de que a veces sólo debemos dejar que todo fluya. Cuando menos te lo esperes esos dos serán los mismos de antes.
-¿Y si nada mejora y Kankuro sigue odiando a Gaara? No puedo soportar la idea de que ya no exista el amor que se tienen.-Rasa acarició las mejillas de Temari con los pulgares secándole sus lágrimas.
-Temari, Kankuro y Gaara se aman como los hermanos que son. Este absurdo conflicto no podrá cambiar eso. Debemos darle tiempo a Kankuro para perdonar y sanar a su corazón y darle fuerzas a Gaara para que no renuncie en recuperar a su hermano.
-Supongo que tienes razón.-Besó la frente de su hija.
-No quisiera tener que dejarte sola en tu estado actual, pero debo irme a trabajar.
-Tranquilo papi, ve y cumple con tu labor.-El semblante de Rasa pasó a uno más amoroso.
-¿Estarás bien?-Temari le sonrió con tristeza.
-Estaré bien, no te preocupes.-Rasa tomó sus cosas y se fue. Temari quedó sola y por instinto, se recostó en el sofá a llorar sin piedad.
Tenía que hacer algo para que Kankuro arreglara las cosas con Gaara, pero, ¿qué? ¿De qué forma conseguiría unirlos de nuevo? Kankuro no aceptaría ningún plan que involucrara a Gaara, y en caso de juntarlos, él lo ignoraría por completo. Si existía una solución a esto, ¿cuál era?
De repente el timbre sonó, sacando a Temari de sus cavilaciones. Se limpió las lágrimas. No quería que la vieran llorar más.
-¿Será que a papá se le quedaron las llaves?-Se paró del sofá desanimada y abrió la puerta. Sus ojos no podían creer a la persona que veía al frente suyo.
-¿Shikamaru?-El Nara, al darse cuenta de lo hinchados y rojos que estaban los ojos de Temari sintió una gran preocupación.
-Hola mi vida. ¿Estabas llorando? ¿Qué pasó?-Ella no le respondió y simplemente lo abrazó en busca de tranquilidad. Shikamaru le correspondió al instante acariciando su cabeza.
-No sé qué hacer, te juro que no sé.-La preocupación de su novio aumentó.
-Dime qué pasó.-Temari contó cómo se sentía y lo mal que iban las cosas para su familia sin parar de llorar. Se le veía el dolor y la congoja en sus ojos.
-Odio sentirme así.-Shikamaru con suavidad entró en la casa y cerró la puerta detrás de sí. Con cuidado hizo que su novia se acomodara en una de las sillas del comedor.
-¿Quieres que te sirva un poco de agua?-Temari asintió con la cabeza. A los pocos segundos, Shikamaru llegó con el agua y tomó asiento a su lado.
-¿Por qué viniste tan temprano amor? Todavía no estamos ni cerca de la hora para entrar a clases.
-Tu padre me llamó. Dijo que no quería que te quedaras sola el día de hoy y me preguntó si podía venir a hacerte compañía un rato antes de ir a la escuela.
-¿En serio mi padre hizo eso?
-Su voz se oía tan preocupada que no dudé ni un segundo en arreglarme y venir hasta acá para asegurarme de que estuvieras bien.-Temari esbozó una dulce sonrisa.
-Te agradezco que hubieses venido. Siento que de no haber sido así en este momento me estaría volviendo loca.
-No imagino cómo te debes sentir por lo que está pasando entre Kankuro y Gaara.-La sonrisa de Temari se apagó y agachó la mirada.
-No es fácil saber que tu familia ya no es la misma de antes. De por sí no lo es desde que mamá murió, y todavía sigue siendo difícil cargar con ese peso.-Shikamaru tomó las manos de su novia entre las suyas.
-Lo sé mi vida, y por eso también estoy aquí, para darte todo el apoyo que necesites y asegurarte que pase lo que pase siempre me tendrás a tu lado. Me equivoqué una vez al dejarte ir, no quiero cometer el mismo error.-Temari acarició la cara de Shikamaru.
-Te amo cielo.
-También te amo mi princesa.-Se conectaron en un tierno y dulce beso que le devolvió a Temari un poco de la calma que había perdido hace un par de días.
A escasos centímetros de distancia frotaron sus narices.
-Deberías irte a arreglar para irnos con calma.-Dijo Shikamaru en un susurro.
-Está bien, pero si me doy cuenta de que andas espiándome, te vas a llevar una buena bronca.-Shikamaru se limitó a reír.
-Mujer, te respeto como mi novia y no miraré tu cuerpo desnudo hasta que seas mi esposa.-Temari lo miró con el ceño fruncido.
-Más te vale Nara.-Subió las escaleras para darse un buen baño y ponerse su uniforme escolar.
Shikamaru caviló en sus pensamientos por unos momentos. ¿Qué podía hacer para ayudar a que la familia de Temari se restaurara? Si Kankuro no quería nada proveniente de su familia, mucho menos de él que sólo es el novio de su hermana. No era alguien muy relevante como para meterse en situaciones ajenas, pero sabía que su novia realmente necesitaba hallar una solución al problema. Por primera vez, parecía que su intelecto no servía para solucionar este tipo de problemas.
Temari regresó al comedor y abrazó a su novio por la espalda.
-Ya podemos irnos amor.-Shikamaru volvió en sí.
-Claro.-Se levantó de la silla y la pareja salió de la casa.
Después de caminar por un largo rato en silencio, llegaron a la entrada donde se encontraron con Tenten y Naruto.
-¿Y esas caras largas? ¿Pasó algo que no sepamos?-Shikamaru y Temari se miraron.
-¿Quieres que les diga yo o prefieres hacerlo tú?
-Prefiero hacerlo yo.-Temari tomó aire para calmarse y no llorar mientras relataba la historia, sin embargo, al llegar al final se quebró y Shikamaru tuvo que concluirla.
Naruto y Tenten no sabían qué decir ni cómo reaccionar. Jamás imaginaron que algo como eso sucedería entre los Sabaku No. Eran hermanos tan unidos que parecía hasta imposible asimilar tal realidad.
-Lo único en lo que voy a opinar es que Kankuro es un idiota. Gaara ha dado muchas cosas por él, debería darse cuenta de eso.
-¿Crees que no hemos intentado hacer que entre en razón Tenten? Es como hablarle a una pared, no tiene caso que ceda.-Naruto suspiró.
-Tiene que ceder, no importa cómo, sólo tiene que ceder. Las cosas no pueden seguir así. Perdona que te lo diga Temari, pero tu hermano se está comportando como todo un egoísta y un imbécil.-Dijo el rubio con un semblante muy serio que muy rara veces se podía apreciar en su mirada. Aquello sorprendió a los otros.
-Tienes toda la razón. Kankuro debería dejar de ser tan terco.
-¿Quieres que yo me encargue de convencerlo?-Preguntó Tenten preparando sus puños.
-De nada servirá golpearlo. Ni así accederá a perdonar a Gaara. Hay que ser más radicales para lograrlo.
-Podría funcionar que viera a su hermano en un estado crítico para que se diera cuenta de lo mucho que le importa.
-Es una buena idea Shikamaru, pero ¿qué podríamos hacer exactamente?
-De eso es de lo que no estoy seguro.
…
Kankuro se encontraba frente a su computador terminando de completar unas estadísticas que le habían solicitado para certificar la cantidad de productos que habían sido vendidos tras las inversiones realizadas durante su creación.
Al rato entró Kotetsu con un montón de papeles que dejó sobre el escritorio de Kankuro. El castaño lo miró con evidente hastío.
-¿Y esto?
-La mitad son de Rasa-sama y la otra de Gaara-san. Es importante que firmes cada documento lo antes posible.-Kankuro suspiró fastidiado y volvió su vista a la pantalla del computador.
-¿Exactamente qué contienen los documentos?
-Los de Rasa-sama son solicitudes de inicios de nuevos negocios dentro del área. Los de Gaara-san incluyen el dar préstamos a algunas pequeñas empresas para beneficiarlas, ya que parece que últimamente sus ventas no han ido del todo bien.
-Hazme un favor y deja los papeles de mi padre a un lado para saber cuáles son los que me trajo él.
-Seguro.-Kotetsu hizo lo que le pidieron y dejó la tanda de papeles enviados por Rasa aparte.-Si necesitas algo no dudes en avisarme de inmediato.
-Gracias Kotetsu, pero por el momento te puedes retirar.-El aludido hizo una leve reverencia y salió de la oficina. Tras media hora de trabajo, Kankuro terminó con las estadísticas.
Volteó a ver el monto de papeles con poca emoción. Quería deshacerse de lo que había enviado Gaara, pero sabía que eso era ser poco profesional y posiblemente su padre le daría una buena reprimenda por eso.
Odiaba a su hermano con todas sus fuerzas por el daño que había causado en su familia, a tal punto que prefería verlo muerto a cualquier precio.
Tomó el primer papel de aquella torre y le echó una mirada.
-Vaya, un negocio de almohadas necesita más dinero para cubrir las inversiones perdidas. Bueno, las almohadas son necesarias para dormir bien. No entiendo por qué la gente ha dejado de comprar menos. Tendrán el préstamo.
Así, uno por uno fue revisando papel por papel, optando por cuáles debían ser los negocios que merecían un mayor beneficio. Al terminar la mitad de su labor, una mujer rubia y voluptuosa entró en la oficina con una taza de café, la cual dejó sobre el escritorio.
-Veo que andas muy atareado Kankuro. ¿No te gustaría tener un poco de diversión conmigo?-Sin ser poco sutil, apoyó sus pechos en el escritorio en una búsqueda de despertar la lascivia de Kankuro.
El Sabaku No la vio con poco interés y siguió revisando los papeles enviados por Rasa.
-Hoy no estoy de humor Mei. ¿Te importaría dejarme solo?-La mujer le hizo una cara de perro regañado con tal de convencerlo.
-Te haría bien liberar tu rabia conmigo, ¿no crees?-Dijo ella con una voz sensual. Kankuro se enojó y tiró el papel que tenía en las manos sobre el escritorio.
-¡¿Qué parte de no quiero follar contigo hoy no has entendido?! ¡Me tienes harto! ¡Que seas la puta más buena con la que he tenido sexo no quiere decir que lo necesite todos los días!-Su última frase la dejó perpleja.
-Pero… creí que…
-¡Ya cállate maldita sea! ¡Kotetsu!-El pelinegro entró a toda velocidad a la oficina.
-¿Qué sucede Kankuro?
-Saca a esta estorbosa mujer de mi oficina por favor.-Dijo con un semblante más tranquilo.
-Enseguida.-Tomó a la mujer del brazo y esta lo hizo a un lado.
-No me toques. Yo puedo salir sola.-Se dio media vuelta y avanzó hacia la puerta.-Esta me la vas a pagar Sabaku No Kankuro.-El nombrado soltó una risa llena de ironía.
-Ya vete.-La mujer salió con Kotetsu de la oficina de Kankuro. A los pocos segundos, entró su padre.
-¿Por qué había tanto escándalo aquí?-Preguntó Rasa sin rodeos.
-Se trataba de una distracción que no me dejaba hacer bien mi trabajo, eso es todo.
-Creo que es la primera vez que rechazas la insinuación sexual de tu secretaria. Eso no es normal en ti Kankuro.-Este suspiró.
-Lo sé, pero te juro que hoy no tengo ganas de estar con mujeres.
-¿Sigues mal por lo que ha pasado con Gaara?-Kankuro se rascó la cabeza.
-Es que no puedo creer lo que nos hizo. No reconozco a mi hermano.-Por primera vez, Kankuro había dejado ver lo que realmente sentía por la situación que su familia vivía. Más que sentir odio, era decepción hacia Gaara, pero para no llorar lo manifestaba con rabia.
Rasa se sentó en la silla al otro lado del escritorio y se cruzó de brazos.
-Es verdad que Gaara ha cometido errores a lo largo de su vida, pero es normal. Es humano. Así como nosotros, no es perfecto.
-De todas formas, no le costaba nada confiar en Temari y en mí. Somos familia, debemos apoyarnos en los momentos difíciles.-Rasa suspiró.
-Supongo que eso lo heredó de mí. Yo tampoco soy mucho de mostrar o contar cómo me siento realmente.
-Eso es demasiado fácil de notar.-Padre e hijo rieron suavemente.
-Yo creo que deberías perdonarlo a él y a ti mismo Kankuro. Esto no puede seguir así. Sé lo mucho que amas a tu hermano.-Kankuro apretó los puños.
-Y porque lo amo tanto es que me duele que me haya ocultado una verdad tan grande como lo de mamá. Si lo hubiese sabido, tal vez entre los dos habríamos encontrado la manera de salvar su vida.
-De cualquier manera, Karura iba a morir. Ese era su destino. No podíamos hacer nada más que mantenerla estable por un par de días más.-Kankuro permaneció en silencio por unos cuantos segundos reflexionando sobre su comportamiento.
-Creo que más que odiar a Gaara, me odio a mí mismo. Como su hermano mayor debí darme cuenta de lo mucho que estaba sufriendo y la incertidumbre que tenía al no saber qué hacer. Por eso, cada vez que lo veo me llega ese sentimiento de culpa y me duele. Pensé que con ignorarlo sería mejor, pero parece que me equivoqué.
Rasa sonrió ante las palabras de su hijo.
-Por primera vez estás hablando como todo un hombre. Estoy muy orgulloso de ti.
-Arigato.-Su padre se levantó de la silla y le revolvió los cabellos.
-Ahora, sólo falta que le digas de frente a Gaara cómo te sientes y que te disculpes por tu tonta actitud.
-Lo haré. No te preocupes.-Rasa se dirigió a la salida y se fue.
…
Gaara se encontraba analizando unas breves tablas de la distribución del dinero en los diferentes negocios registrados, sin embargo, no se podía concentrar. Le dolía saber que su hermano jamás lo volvería a tratar como antes. ¿Qué podía hacer para recuperarlo? Las cosas no podían quedar así.
Rasa entró en la oficina de su hijo.
-¿Qué tal te va con el trabajo Gaara? ¿Todo en orden?-El pelirrojo dirigió la mirada hacia su padre.
-La verdad no. No he podido avanzar mucho y eso me estresa.
-Es por Kankuro, ¿verdad?-Gaara asintió con la cabeza.
-Sé que cometí un error que le afectó en sobremanera, pero no por eso tiene que ser así de malo conmigo. Es algo del pasado que debemos superar como familia.-Rasa suspiró y se acercó a su hijo.
-Eso lo entiendo perfectamente hijo, pero también intenta ponerte en los zapatos de Kankuro. Fue un golpe de choque muy fuerte lo que confesaste, y tu hermano nunca ha sido alguien capaz de manejar sus emociones, así como tú. Le ha costado asimilar esa información.
-¿Acaso ya hablaste con él sobre esto?
-Así es, pero no te diré qué fue lo que hablamos exactamente. Es algo que deben solucionar entre tú y él. Yo sólo soy un intermediario que trata de dar un punto neutro a la situación.-Gaara suspiró y se reacomodó en su escritorio.
-Si te soy sincero, no sé cómo hacerle frente a este conflicto. Sé que huir no es la solución, pero a veces siento que no encuentro una manera adecuada de abordar el tema.-Rasa abrazó a su hijo.
-Cuando sea el momento, todo fluirá. Kankuro y tú se aman muchísimo, y su vínculo no puede ser roto.
-Espero que tengas razón papá.
-¿Prefieres salir más temprano hoy?
-No te preocupes. Si quieres tú y Kankuro pueden irse, no hay problema. Cubriré un par de horas más e iré directo a casa.
-Muy bien, como gustes.-Rasa salió de la oficina de Gaara y buscó a Kankuro para que se fueran a la casa.
Gaara permaneció otras cuatro horas adelantando su trabajo, bueno, lo que apenas pudo hacer al concentrarse. No podía dejar de pensar en lo que había hablado con su padre. Sentía la necesidad de arreglar las cosas con Kankuro lo más pronto posible.
Terminó de revisar el último documento que tenía pendiente y salió de su oficina casi como un loco. Para romper el hielo a la hora de dialogar con su hermano, decidió ir a una repostería a comprar el postre favorito de Kankuro.
-Buenas noches, señor, ¿en qué le puedo colaborar?-Preguntó amablemente el vendedor.
-¿Sería tan amable de venderme un postre de tres leches?
-Seguro. ¿Lo prefiere para llevar o comer aquí?
-Para llevar por favor.-El hombre empacó el postre y se lo entregó a Gaara.
-Serían 2.000 yenes.-Gaara pagó y salió con una gran sonrisa. Sabía que Kankuro no podría resistirse las ganas de comer aquel postre. Le encantaba y repetía cada vez que tenía la oportunidad.
Mientras caminaba pensaba de qué forma iniciar la conversación para que los dos dijeran sin pena cómo se sentían y recuperar la relación que los unía. De un momento a otro, se escucharon varios disparos alrededor de la zona. ¿Qué estaba pasando? ¿Había ladrones cerca o algún asesino suelto?
Gaara se mantuvo tranquilo y siguió con su camino. Si había un asesino suelto, podía matarlo si lo veía alterado o si intentaba llamar a la policía. En caso de ser ladrones, tenía que actuar con normalidad por si estaban armados. De todos modos, nada de lo que pasaba alrededor iba a impedir que él lograra arreglar sus problemas familiares.
Sin esperarlo, una bala perdida impactó por su espalda y se le quedó incrustada en el pecho. El pelirrojo con suerte podía respirar. En un intento por pedir ayuda, trató de llamar a su padre, pero perdió la estabilidad y cayó al suelo de rodillas.
-Ayuda… por… favor…-Dijo en un suspiro de aliento y se desmayó.
…
Temari se encontraba recostada en la cama de su padre junto a su hermano Kankuro, mientras veían una película juntos.
Rasa les ofreció palomitas de maíz para disfrutarla todavía más.
-Hacía falta tener este tipo de tiempo en familia.-Dijo Kankuro con una gran sonrisa. De repente, Temari sintió angustia. Su corazón latía a toda velocidad. ¿Por qué? No había explicación lógica para eso.
-Papá, pon el noticiero.-Rasa miró a su hija con extrañeza, pero al ver la expresión de su rostro comprendió que había algo que le preocupaba.
Cambió el canal y en las noticias se mostraba una escena bastante perturbadora.
-El asesino Black Jack se escapó de su celda hace dos días, y ha acabado con la vida de más de un civil gracias a sus ataques de locura. Se han reportado en entre ayer y hoy 250 muertos por homicidio.
-Papá, eso es cerca al trabajo de ustedes, ¿no?
-Se sigue investigando cómo este peligroso hombre obtuvo una pistola calibre 22 y logró salir de prisión sin ser detectado.
-Gaara…-Pensó Kankuro al instante y en un ataque de pánico tomó su celular para llamar a Gaara. Desafortunadamente, fue mandado al buzón de voz.
-Los pocos ciudadanos que se han encontrado malheridos por una bala, actualmente están en el hospital central, y la cantidad de pacientes aumenta a gran velocidad.
Temari y Rasa seguían prestando atención a la noticia, cuando vieron a través de la cámara a Gaara recibiendo oxígeno manualmente, postrado en una camilla para ser metido a la ambulancia.
-No puede ser…-Temari se cubrió la boca del pánico y comenzó a llorar. Rasa quedó en estado catatónico por un par de minutos.
-La policía no descansará hasta capturar a este asesino serial y hacer justicia a todas las familias afectadas gracias a Black Jack.
Kankuro volteó a ver el televisor y al reconocer a su hermano, salió de inmediato de su casa directo al hospital central para ver a su hermano. No estaba dispuesto a aceptar que iba a perder a Gaara de esa forma, no sin antes reparar lo que se quebró en el vínculo entre los dos. A pesar de cómo se sentía, su hermano seguía siendo parte de su familia y todavía se preocupaba por él.
Entró por la puerta del hospital muy alterado y corrió hacia la recepción.
-Señorita, ¿se encuentra registrado el señor Sabaku No Gaara?-La mujer con mucha paciencia que irritaría a cualquiera revisó los archivos del sistema.
-Lamento informarle que no tenemos a nadie con ese nombre. Han llegado tantas personas en los últimos dos días que los registros están demorados.
-¡Mierda!-Kankuro golpeó la pared en señal de desespero.-Se lo ruego, tiene que ayudarme. ¿No ha visto a un pelirrojo entrar de urgencias por alguna puerta?
-No señor, lo siento. Si quiere puede sentarse y esperar. En caso de que el hombre que busca aparezca entre los registros con mucho gusto le ayudaré.-El Sabaku No desató su ira.
-¡No tengo tiempo para esperar a que el nombre de mi hermano salga en la puta lista del hospital! ¡Su vida está en juego en este momento, y lo sé porque lo vi en las noticias! ¡Necesita ayuda inmediatamente y yo tengo que saber que por lo menos está vivo carajo!-La mujer se asustó y trató de mantener la calma.
-Señor, por favor relájese. El hospital hace todo lo posible por cuidar de sus pacientes y de los nuevos que llegan.
-¡A la mierda con esa estúpida idea de relajarse! ¡Es de mi hermano de quien estamos hablando! ¡Puede que para ustedes su vida no valga nada, pero para mí sí! ¡Es de mi familia y lo amo! ¡Sería capaz de dar mi vida por él así como él ha hecho por mí!-Ante esas últimas palabras quedó estupefacto. Ubicó una de las sillas y se sentó.
Luego de unos minutos, Rasa y Temari llegaron al hospital y se acercaron a la recepción.
-Disculpe señorita, ¿sería tan amable de decirnos si entre sus instalaciones ya se encuentra el joven Sabaku No Gaara?-Al escuchar ese nombre otra vez, la mujer se cubrió la cara asustada.
-No me vayan a golpear por favor.-Padre e hija se miraron confundidos. ¿Qué había pasado para que ella reaccionara así?
-No haremos tal cosa señorita, no se preocupe.-La mujer suspiró y se tranquilizó.
Los Sabaku No se fueron a sentar en las sillas de la sala de espera, cuando vieron a Kankuro con la mirada perdida y triste. Temari estaba sorprendida de verlo ahí cuando en un principio había dicho que no le importaba lo que le pasara a su hermano. ¿Había cambiado de parecer? Imposible. Kankuro era demasiado terco como para ceder a algo que fuera en contra de lo que pensaba.
De golpe, una ambulancia entró a toda velocidad y en medio del caos, sacaron en una camilla a un pelirrojo.
-¡Den permiso por favor! ¡Este hombre necesita una habitación con urgencia!-Los hombres que llevaban la camilla se atravesaron por todo el pasillo como locos. Parecía que la vida de la persona que estaba postrada corría un gran peligro. Uno de los médicos abrió la puerta de una de las habitaciones, donde el pelirrojo fue enviado para acomodar todas las conexiones que lo mantendrían a salvo.
Temari y Rasa los siguieron con la mirada sin pestañear. En sus caras se notaba lo perturbados y asustados que estaban. Una cosa era verlo por las noticias, pero otra era tenerlo en frente y no poder hacer nada más que esperar.
-Gaara…-Soltó la rubia en un susurro casi inaudible y una lágrima se le escapó. La preocupación se notó aún más en sus ojos al igual que la incertidumbre. Era consciente de que no podía hacer nada por su hermano; sólo le quedaba aferrarse a la esperanza de que no muriera dentro de aquella habitación.
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Hasta aquí el capítulo. Espero que les haya gustado.
-Kanku: No puedo creer que permitieras que le hicieran eso a Gaara. ¿Qué te pasa?
-Yo: Amigo, esta es mi historia, no tuya, así que no te metas. Yo sé por qué escribo lo que escribo.
-Kanku: No me hubiese importado que la bala le hubiera dado a para Nara. No quiero que mi hermano sea el que debe sufrir.
-Yo: Ya te lo dije Kankuro, es mi historia, no la tuya.
-Ambos: Gracias por leer y nos vemos en el próximo capítulo.
