Parte I. Días Festivos.
Capítulo 3.
La Cena de Navidad.
Con Chase y Skye ausentes de la cena de navidad, los cachorros comienzan a discutir sobre la clase de relación que guardan sus amigos.
En el mirador, los cachorros se habían reunido para disfrutar de la cena de navidad que habían preparado para esta noche especial. Rubble y Everest cocinaron las salchichas que ella recibió de parte del bulldog, también calentaron un pavo que previamente habían preparado y cocinado para la cena. El resto de los cachorros prepararon una gran variedad de dulces para disfrutar después de terminar de comer.
Con la cena caliente y lista para degustar, los cachorros decidieron esperar a que Chase y Skye regresaran al mirador, pero como estaban tardando mucho y no querían que la cena se enfriara, decidieron comenzar sin ellos. Los cachorros se sentaron en el suelo alrededor de la mesa redonda donde estaba servida la comida y comenzaron a cenar y conversar entre ellos.
—Wow, estas salchichas están deliciosas Everest —dijo Marshall con la boca llena.
—Agradécele a Rubble, él hizo la mayor parte —respondió Everest.
—¡De nada!, la comida es mi especialidad —dijo Rubble con orgullo.
—Sí, el pavo también está excelente, Chase y Skye se lo están perdiendo —dijo Zuma saboreando su cena.
—Ellos dos están tardando mucho, ¿a dónde habrán ido? —se preguntó Rocky un poco preocupado.
—Chase se veía muy nervioso —dijo Everest—, talvez solo dieron un paseo para relajarse.
—Puede ser..., o podrían estar tardando por otra cosa..., oigan, ¿creen que Chase por fin se le declare a Skye? —preguntó Marshall muy casualmente.
Todos los cachorros alzaron la mirada al escuchar esa pregunta, ninguno esperaba eso. Todos dejaron de comer por unos momentos pensando en esa posibilidad.
—Oigan..., Chase se esforzó mucho para darle ese telescopio a Skye, talvez sí planeaba hacerlo —dijo Everest algo insegura.
—No lo sé... —comentó Rubble—, él dijo que fue de último momento el cambio que hizo en el intercambio de obsequios, él ya tenía mi patineta para dármela.
—Bueno... —agregó Marshall—, él llevaba planeando comprar un obsequio para Skye desde hace meses, talvez se sintió inseguro al final y no sabía lo que debía hacer.
—Amigos..., Chase sí planeaba decírselo hoy —dijo Rocky con la cabeza caída—, él se decidió de último momento, lo escuché cuando lo planeaba.
—¡¿QUEEEEE?! —gritaron todos los cachorros presentes al escuchar la declaración de Rocky.
—¡¿Qué fue lo que escuchaste amigo?!, ¡¿cuándo?! —preguntó Zuma muy sorprendido y nervioso.
—Lo escuché en el baño ayer en la noche —relató Rocky, inseguro de que tanto debía decir—, fue como a media noche, ya todos estaban dormidos, yo me levanté al baño y lo escuché vomitando en el inodoro. Estuve a punto de entrar y ofrecerle ayuda cuando lo escuché decir algo así como: "tranquilo, tranquilo Chase, debo decírselo, quiero hacerlo, Skye será amable si me rechaza, pero no quiero arruinar nuestra amistad si lo hace, ¿qué debería hacer?, ¿el obsequio será suficiente?, $700 dólares no es mucho, ella merece mucho más, no me esforcé lo suficiente, no la merezco". Después de escuchar lo nervioso que estaba, decidí dejarlo solo y fui a un arbusto para hacer lo que tenía que hacer.
Todos los cachorros presentes se sorprendieron con esa revelación, se miraron entre ellos pensando en la situación de su amigo.
—¡Demonios amigo!, ¡dices que yo arruiné la oportunidad de Chase! —dijo Zuma con enojo—, ¡¿cómo voy a disculparme por eso?!, ¡rayos!, en qué estaba pensando cuando lo acusé de robar, ¿qué se supone que debo decirle?
—Tranquilo Zuma —dijo Rocky con calma y dándole unas suaves palmadas en el lomo al labrador—, no creo que Chase siga enojado por eso, solo sé sincero y podrás arreglar las cosas con él.
—Aun así… —dijo Zuma agachando la cabeza—, el saber lo que Chase se esforzó para comprar ese telescopio y lo nervioso que estaba en ese momento, me hace sentir muy mal el haberlo arruinado. No debí tratarlo así, él no merecía eso, Chase no hizo nada malo.
—Sí, ahora entiendo porque se veía tan nervioso —dijo Everest con una mirada triste—, no puedo creer que Chase pensara en la posibilidad de que Skye lo rechazara, incluso después de comprarle un obsequio de $700 dólares.
—Y nosotros peleando por obsequios de $50 dólares, me siento avergonzado por eso —dijo Rubble bajando la mirada.
—Saben, es curioso como todos sabemos lo que siente Chase por Skye —comentó Marshall—, a mí nunca me ha dicho que le guste ella ni nada.
—Bueno, los chicos suelen ser más obvios que las chicas en ese aspecto —dijo Everest de forma pensativa.
—Sí..., ¡espera qué! —dijo Marshall muy nervioso y entrando en pánico.
—Sí, es fácil notar que a Chase le gusta Skye —contó Everest—, él suele preocuparse demasiado por ella y siempre la está cuidando más que a nadie.
—No solo le gusta… —agregó Zuma—, está completamente enamorado de ella, digo..., lo entiendo, Skye es genial y muy linda, y por un tiempo puede que a mí también me gustara ella, pero cuando noté lo que Chase sentía decidí olvidarlo. Skye es demasiado importante para él. Además, no creo tener oportunidad con ella, creo que todos nosotros sabemos que el único que tiene oportunidades reales con Skye es Chase.
Todos los cachorros machos asintieron después de ese comentario.
—Es verdad... —comentó Rubble—, y te entiendo Zuma, creo que yo también me sentí igual por Skye un tiempo. De hecho, una vez intenté coquetear con ella, pero no salió bien.
—Wow, ¡¿qué?! —gritó Everest sorprendida—, ¿cuándo pasó eso?, ¡cuéntame!
—¡Oh sí! —dijo Marshall recordando aquella anécdota—, hablas de cuando te disfrazaste de francés y trataste de fingir el acento para llamar su atención, eso fue muy gracioso.
—¡No hablas enserio!, ¡rayos!, ¿dónde estaba yo cuando pasó eso?, ¿y cómo reacciono Skye?, ¡cuéntenme! —dijo Everest emocionada y muy interesada por la anécdota.
—Fue antes de que te nos unieras Everest —dijo Rubble avergonzado—, creo que aún éramos muy jóvenes. Fue muy vergonzoso, Skye parecía muy incomoda y solo terminó cambiando de tema.
—Oh Rubble, lo siento mucho… —dijo Everest aguantándose la risa—, ¿y cómo reacciono Chase?
—Creo que él ni siquiera notó que eso pasó —dijo Rubble aún avergonzado.
—¿Y Chase suele coquetear con Skye? —preguntó Everest con mucha curiosidad.
Todos los cachorros pensaron en esa pregunta, pero ninguno parecía seguro de la verdad.
—De hecho, no... —dijo Rocky mientras pensaba en ello—, nunca he visto a Chase coquetear con ella, él suele ser muy educado. Creo que solo se limita a cuidarla y a ser muy amable con ella.
—Sí..., Chase no es así —agregó Marshall—, él es muy serio y reservado, pero suele ser más abierto con Skye. Ellos dos han sido muy cercanos desde pequeños, como si tuvieran alguna clase de conexión única.
—Y que lo digas amigo —dijo Zuma—, ellos dos se tienen mucha confianza, y suelen hablar mucho entre ellos. Es como si fueran pareja desde hace años pero sin serlo realmente.
—Y a todo esto…, ¿Skye sentirá lo mismo por Chase? —se preguntó Marshall.
—Oh sí, estoy casi segura de que sí —respondió Everest—, Skye no rechazaría a Chase sin darle primero una oportunidad, de eso no hay duda.
—¡Claro que sí! —agregó Zuma—, de hecho, creo que Skye sí suele coquetearle a Chase, pero dudo mucho que él lo haya notado. Skye parece ser muy sutil en eso, ella suele actuar de forma muy natural con él. Ella incluso suele subirse al lomo de Chase muy a menudo sin siquiera pedirle permiso, además de la forma en como ella lo mira a veces.
—Oigan cachorros... —comenzó Everest con más seriedad—, cuando Chase y Skye vuelvan, debemos evitar intervenir en lo que sea que esté pasando entre ellos, entienden. Esto es algo que solo les concierne a ellos dos, no debemos hacer preguntas incomodas ni insinuar nada, si ellos tienen algo que decirnos, nos lo dirán en su momento, solo debemos actuar natural, ¿están de acuerdo?
Todos los cachorros presentes asintieron con aprobación estando de acuerdo con la postura de Everest. Después de aquella charla, los cachorros continuaron con su cena y siguieron conversando sobre cosas más triviales a la espera de que sus dos amigos volvieran.
Chase y Skye caminaban por el puente de regreso al mirador. Decidieron tomar el camino más largo para disfrutar un poco más de la compañía del otro.
—Skye, lamento que hayas tenido que verme así hoy, no me sentía muy bien —dijo Chase sintiéndose más tranquilo.
—Descuida —dijo Skye de forma muy dulce—, tú has hecho lo mismo por mí cuando lo necesito, y yo siempre estaré contigo cuando lo necesites, somos equipo, en las buenas y en las malas.
—Gracias Skye, no sé que haría sin ti —dijo Chase dándole una sonrisa a la cockapoo.
—Bueno..., no mucho —dijo Skye en broma.
—Supongo que es verdad jeje —dijo Chase en tono divertido.
Los dos cachorros llegaron al mirador y, cuando entraron, notaron que todos ya estaban terminando de cenar, lo que los hizo sentir un poco tristes al no haber estado presentes con sus amigos. Los demás cachorros notaron desde la mesa cuando sus dos amigos volvieron y no pudieron evitar mirar sus caras de decepción.
—Oh no..., nos perdimos la cena —dijo Skye con decepción.
—Lo siento Skye, supongo que es mi culpa, ¡yo y mis tontos nervios! —dijo Chase algo molesto y bajando la mirada.
Los demás cachorros se levantaron y caminaron hacia sus dos amigos. Zuma fue el primero en hablar.
—Chase... yo... bueno... lo siento —dijo Zuma hablando directamente con Chase—, dije muchas cosas hirientes y... te acusé de cosas que no son verdad, y arruiné tu noche, enserio lo siento, ¿podrías perdonarme?
Chase ya había olvidado las palabras de Zuma, él realmente no tenía ningún rencor contra el labrador.
—No te preocupes Zuma —dijo Chase con una sonrisa reconfortante—, agradezco tus palabras, pero realmente nunca estuve enojado contigo, solo... no me sentía muy bien hoy. Lamento que hayas creído que era tu culpa, todo está bien.
—De todos modos Chase —insistió Zuma—, estuvo mal que te dijera eso y lo siento.
—Bueno, gracias, enserio lo aprecio —dijo Chase con una voz tranquila para después dirigirse a los demás—, por qué no nos sentamos y terminamos de cenar, estoy hambriento.
Todos los cachorros volvieron a la pequeña mesa y se sentaron de nuevo, esta vez todos juntos para poder disfrutar de la noche en paz. Aún quedaba comida, así que Chase y Skye se sirvieron un plato con un trozo de pavo y salchichas, se sentaron juntos y comenzar a cenar.
—Espero que la comida no se enfriara mucho —le dijo Everest a los dos—, disculpen por comenzar sin ustedes.
—No te preocupes Everest —dijo Skye de forma comprensiva—, nosotros tardamos mucho en regresar.
—¿Por qué tardaron tanto? —preguntó Rocky.
—Solo caminamos un rato por la ciudad —dijo Chase—, realmente no me sentía muy bien, y Skye sugirió que saliéramos a dar un paseo para despejar la mente.
—¿Ocurrió algo interesante mientras daban su paseo? —preguntó Marshall de improviso, a lo que Everest, quien estaba sentada a su lado, respondió con un ligero golpe en su costado.
—Bueno... —respondió Chase recordando su noche—, Skye me obsequió una bolsa de galletas que ella misma hizo, las compartimos, las galletas estaban muy ricas. También me dio una linda foto con un marco muy bonito. Después solo caminamos un rato por la ciudad, visitamos el árbol de navidad de la plaza, hablamos de muchas cosas, y volvimos aquí.
—¿No ocurrió nada más? —preguntó Marshall muy curioso.
—¡Marshall! —susurró Everest intentando llamarle la atención al dálmata.
—Acordamos acampar en la montaña en año nuevo —agregó Skye—, para poder usar mi nuevo telescopio para ver la lluvia de estrellas que ocurrirá esa noche. Bueno, si Ryder nos da permiso, claro.
—¿Puedo ir? Awww... —dijo Marshall hasta que Everest lo pellizcó para que entendiera la situación—. Olvídenlo, creo que mejor me quedo.
El resto de la noche pasó de forma muy tranquila. Cuando todos terminaron su cena, los cachorros se acomodaron en los cojines frente a la gran pantalla de televisión para ver películas navideñas mientras comían dulces, galletas y bebían leche. Después de unas horas, todos se quedaron dormidos.
Chase, quien se había quedado dormido a lado de Skye, se despertó en algún momento de la noche y, al ver a todos los cachorros dormidos, se levantó y apagó la televisión para dejarlos descansar. El joven pastor decidió salir un momento del mirador, se paró afuera de la puerta principal y solo se quedó observando el cielo estrellado de la noche, pensando en lo que quiso hacer hoy y no pudo. En ese momento pudo sentir una leve brisa helada, y observó como comenzaban a caer pequeños copos de nieve en todo el jardín y la ciudad, una nevada se acercaba. Mientras el pastor estaba sumido en sus propios pensamientos, notó la presencia de cierta cachorra quien salió del mirador y solo se sentó a su lado en silencio.
—Es una hermosa noche —dijo Skye con calma.
—Muy hermosa —dijo Chase solo continuando viendo las estrellas y los copos de nieve caer.
—¿Recuerdas aquella noche Chase? —preguntó Skye con nostalgia.
—¿Qué noche? —preguntó Chase dirigiendo su mirada a Skye, quien en ese momento volteó a verlo a los ojos con una tierna sonrisa, como si intentara hacerlo recordar una noche especial.
—Aquella noche... cuando nos conocimos, ¿la recuerdas?, creo que esta noche es muy parecida —dijo Skye muy dulcemente.
Chase sonrió al recordar aquella noche lejana del pasado, sintió mucha nostalgia. Había pasado mucho tiempo, pero se sentía como si hubiera sido hace tan solo unas pocas noches.
—El tiempo pasa muy rápido —pensó Chase en silencio.
—Cómo podría olvidarla —comenzó diciendo Chase—, yo era un cachorro muy temeroso en ese tiempo, recuerdo que incluso te tenía miedo a ti al principio, no entendía nada de lo que decías.
Ambos cachorros se rieron al recordar aquellos tiempos de inocencia. La nostalgia se apodero del ambiente.
—En ese tiempo, yo solo quería dejar de sentirme sola y pequeña —dijo Skye al mirar las estrellas—, quería una familia, y la encontré en ti, en Ryder, y en todos ustedes, y no podría estar más agradecida.
—Yo también me siento agradecido, agradezco mucho que seas parte de mi vida —dijo Chase viendo a Skye con ternura.
Skye solo se acercó y se inclinó para recargar su cabeza en Chase mientras seguía admirando la belleza de la noche.
—Está haciendo más frio, deberíamos volver adentro o podríamos resfriarnos —dijo Chase con preocupación.
—Solo unos minutos más, es una noche muy dulce —dijo Skye cerrando los ojos con calma.
—De acuerdo..., solo un poco más... —dijo Chase, acurrucándose con Skye, disfrutando de la tranquilidad de la noche... como aquella vez.
