Parte I. Días Festivos.
Capítulo 4.
Cuando nos Conocimos.
La historia de la noche cuando Chase y Skye se conocieron en el pasado.
Hace 10 años...
El sol recién se había puesto dando paso a la noche. Apenas había dejado de nevar hace tan solo una hora. Un niño caminó y subió los escalones que daban a la puerta principal de aquella gran casa estilo victoriana. Antes de que el niño buscara su llave para entrar, la puerta se abrió, apareciendo frente a él un hombre bien vestido con un esmoquin, de mediana edad, alto, de complexión delgada, y un problema de calvicie que apenas estaba aflorando.
—Me alegra que por fin regresara joven Ryder, me tenía preocupado. Estos "trabajos" suyos no programados están extendiéndose demasiado..., oh... veo que trajo a otro —dijo aquel hombre, observando un pequeño bulto peludo envuelto en una manta en los brazos del niño.
—Esta es una cachorra Martin, el nuevo miembro de la familia…, y… hablando de "familia", dime... ¿ella está en casa? —preguntó Ryder con una mirada muy seria.
—Si se refiere a la señora joven Ryder, no debería preocuparse, salió de compras hace horas y siempre regresa tarde en la noche —dijo Martin con un leve tono de molestia.
—Señora... claro... Bueno, iré a mi habitación, gracias Martin —dijo Ryder entrando a la casa y caminando con cierta prisa en dirección a las escaleras.
—La cena estará lista en cinco minutos joven Ryder, le recomiendo bajar y cenar rápido si no quiere encontrarse con la señora más tarde —aconsejó Martin sonando preocupado por el niño.
—Gracias Martin, lo haré —dijo Ryder antes de subir las escaleras apresuradamente y caminar directamente hacia las puertas de su habitación al final del pasillo.
Ryder entró en su habitación, una habitación amplia con estantes llenos de libros a cada lado de las puertas. Tuercas, tornillos y una que otra herramienta esparcidos por el piso. Innumerables planos decorando las paredes. Una enorme mesa de trabajo frente a la puerta que da vista a una ventana grande, y a lado de esta ventana, una puerta que da al balcón. Y por último, una modesta cama en una esquina de la habitación la cual apenas y se notaba.
Ryder caminó por su habitación, tomó una almohada de su cama, la puso en el piso cerca de su mesa de trabajo y sobre ella colocó suavemente a la pequeña cachorra envuelta en su manta, la cual permaneció dormida. El niño se sentó en su silla frente a la mesa e hizo algunas anotaciones en un cuaderno, después sacó una hoja de papel de su bolcillo y la desdoblo para leer la información que guardaba.
—Necesito actualizar este documento en los próximos días —pensó Ryder—, si el plan sale bien, en el futuro ellos ya no necesitaran certificados de esta clase. Debo hacerlo bien.
—Veamos pequeña, según el certificado que me dio tu antiguo amo, naciste el 14 de agosto de 2009, eres una cruza de Cocker Spaniel y Poodle, una Cockapoo, y tu nombre es... "Rose", veo que alguien no tenía mucha imaginación, pensaré en un nombre más apropiado para ti después. Me alegra haber vuelto a esa granja por tus papeles, todos merecemos saber cuando es nuestro cumpleaños y… supongo que no todos tenemos la suerte de saberlo con certeza —dijo Ryder con una sonrisa triste mirando a la pequeña cachorra de cockapoo dormida en esa almohada.
—Chase... —llamó Ryder—, ¿dónde estás amiguito?
Un pequeño cachorro de pastor alemán asomó su nariz desde debajo de la cama y, muy lentamente, salió y caminó con temor hasta donde estaba el niño que lo llamó.
—Chase, quiero presentarte a alguien, ella es... mmmm... bueno, aún debo pensarlo mejor…, en fin, ella será tu nueva amiga —dijo Ryder insistiéndole al pequeño pastor para que se acercara.
Chase se acercó lentamente hasta la almohada donde dormía la pequeña cachorra, acercó su nariz a la cockapoo y la olfateo antes de alejarse de ella de nuevo.
—¿Amiga? —se preguntó Chase confundido—, pensé que ya tenía un amigo, a Marsal.
—Marshall es tu amigo, pero puedes tener más amigos Chase. Escucha…, saldré unos minutos, necesito que la cuides, ¿puedo contar contigo? —preguntó Ryder viendo a Chase a los ojos.
—¡Claro!, ¡la cuidare toda la vida! —dijo Chase en un tono inocente y emocionado moviendo su cola. Al verlo, Ryder solo se rio por la inocencia de su pequeño cachorro.
—Basta con solo unos minutos Chase. Ahora vuelvo, no tardo —dijo Ryder caminando hacia la puerta y saliendo de la habitación, dejando a los cachorros solos.
El pequeño pastor se quedó quieto justo frente a la almohada, viendo a la pequeña cachorra dormir. Pensó que no debía apartar su mirada de ella para "cuidarla". Mantuvo su vista directamente en el rostro de la pequeña, casi tocando la nariz de ella con la suya, hasta que, sin previo aviso, la cachorra abrió sus ojos y observó al pastor directamente con sus tiernos ojos violetas.
Chase se asustó al ver sus ojos y sentirse observado, gritó de miedo, salió corriendo y se ocultó detrás de una caja, temeroso de aquella cachorra desconocida. Después de un minuto de haberse escondido, Chase recordó que tenía la responsabilidad de cuidar a la cachorra, no la podía dejar sola. Con mucho cuidado, Chase asomó su cabeza por uno de los costados de la caja para ver si la cachorra estaba bien. Cuando lo hizo, solo pudo observar una almohada vacía con una manta encima, la cachorra se había ido.
El pequeño pastor sintió mucho miedo, creyó que había fallado en su misión. Ryder confió en él y lo decepcionó, y la pequeña cachorra estaba perdida, talvez podría estar en peligro, no sabía que debía hacer ahora. En ese momento, Chase sintió como alguien tocaba su cola. Volteó su cabeza y pudo ver a esa pequeña cachorra de cockapoo de grandes orejas y con un pañuelo rosado en el cuello, jugando inocentemente con su cola. Instintivamente, Chase retiró su cola y se alejó un poco de aquella cachorra sin quitar su vista de ella. La cachorra se acercó lentamente al pastor mientras lo miraba directamente a los ojos, acercó su hocico al suyo y le habló.
—Salut, qui es-tu? —preguntó la pequeña cockapoo con una sonrisa mientras acercaba más su rostro al pastor.
—Ah, ah... ¿qué? —balbuceó Chase al no entender nada.
—Salut Que —dijo la cachorra antes de salir corriendo mientras reía.
—¡Oye!, ¡espera!, ¡no te vayas! —gritó Chase asustado mientras perseguía a la cachorra.
Chase estuvo correteando a la cachorra un buen rato y, a pesar de que la pequeña cockapoo se tropezó varias veces con sus grandes orejas, ella seguía logrando escapar. En algún momento la cachorra decidió que era ella quien debía atrapar al pastor, por lo que comenzó a perseguirlo. Sin darse cuenta, ambos cachorros estaban jugando a las atrapadas y divirtiéndose mucho. Corrieron por toda la habitación, bajo la cama, bajo la mesa y escondiéndose el uno del otro, esperando el momento para que el otro lo encontrara. Chase estaba divirtiéndose mucho intentando escapar de la pequeña cachorra hasta que notó que ella ya no estaba y no lo estaba persiguiendo. La buscó por todos lados hasta que la vio en una esquina de la habitación, cerca de una canasta con un cojín en la que un pequeño cachorro de pelaje blanco dormía. La cachorra solo se quedó observándolo de forma curiosa hasta que Chase se acercó a ella.
—Qui est-il? —preguntó la pequeña cachorra mirando al cachorro blanco desconocido y señalándolo con su pata.
—Ah... él es Marsal —explicó Chase—, no lo despiertes, aún es muy pequeño, le gusta dormir, él puede dormir todo el día y no cansarse.
—Oh... Marsal, Que, Marsal —dijo la cockapoo señalando al cachorro dormido, después a Chase y volviendo a señalar al cachorro en la canasta al final.
—¿Qué?, no..., yo soy Chase... Chase, C, A, E, no, espera, ¿cómo era? —dijo Chase confundiéndose a sí mismo.
—Oh... ton nom est Chase, beau —dijo la pequeña cachorra mostrando una tierna sonrisa.
—Sí, soy Chase, ¿cuál es tu nombre? —preguntó el pequeño pastor.
—¿Nombre?, nom?, Rose, J'y crois —respondió la cachorra.
—Rose, mmmm... ¿es por tus ojos? —preguntó Chase extrañado.
—Je ne comprends rien —respondió la cockapoo.
—Eh..., oh, ya sé, ven Rose, te mostraré algo lindo, te va a gustar, sígueme —dijo Chase corriendo debajo de la cama.
La pequeña cockapoo, sin saber bien lo que estaba pasando, decidió seguir a su nuevo amigo. Chase salió de debajo de la cama arrastrando un pequeño oso de peluche vestido de policía para mostrárselo a la cachorra.
—¡Mira Rose!, este es el Oficial Oso —dijo Chase con emoción—, es un policía, él me cuida cuando duermo, los policías cuidan a las personas, algún día yo quiero ser un policía como el Oficial Oso, para cuidar a las personas. Le prometí a Ryder que te cuidaría y eso haré siempre. Mira, si oprimo su pansa suena música, eso me ayuda a dormir —dijo Chase para después presionar la pansa del peluche y hacer sonar una dulce melodía.
—¡Oh, ours! —dijo la cachorra muy emocionada.
La pequeña cockapoo estaba fascinada con el pequeño peluche que tocaba música, tanto que no lo pensó mucho para saltar y abrazar al oso. Cuando Chase vio lo que la pequeña hacía, se molestó mucho. El Oficial Oso era solo suyo.
—¡OYE!, ¡NO!, ¡él no es tu amigo!, ¡es mío! —gritó Chase muy molesto, arrebatándole el peluche a la cachorra y alejándolo de ella, dejando a la cachorra tirada en el suelo.
La pequeña cachorra estaba asustada, no esperaba que le gritaran. La cockapoo comenzó a derramar algunas lagrimas, se levantó y corrió lo más rápido que pudo debajo de la mesa para esconderse y llorar.
Chase vio como la cachorra se alejaba con lagrimas en los ojos mientras él se quedaba abrazando al peluche todavía molesto.
No pasó ni un minuto cuando Chase se dio cuenta de lo que hizo. Él había herido a la pequeña cachorra cuando tenía que protegerla, ¿qué clase de policía hace eso?, el Oficial Oso debe estar decepcionado de él. Chase no lo pensó dos veces y dejó el peluche en el suelo para ir a buscar a la cachorra, él necesitaba disculparse.
Chase se acercó a la mesa y pudo ver a la cachorra llorando hecha bolita, eso le destrozó el corazón, él no quería lastimarla.
—No llores... por favor…, es que... el Oficial Oso es mi amigo, y quiero que solo sea mi amigo…, pero te lastimé… y lo puse triste a él… y te hice llorar a ti… y lo siento... lo siento mucho… —dijo Chase acercándose a la cachorra y comenzando a llorar.
Chase se acostó en el suelo cubriéndose la cara con sus patas. Él estaba llorando mucho y se sentía muy arrepentido por haberle gritado a la cachorra.
—¡Lo siento...!, ¡lo siento mucho!..., ¡te lastimé!..., ¡no merezco ser policía!... —sollozó Chase en voz alta.
La pequeña cachorra no pudo evitar sentirse conmovida al mirar llorar al pequeño pastor. Ella quería consolarlo y hacerlo entender que todo estaba bien. Lentamente se acercó a él y, con cuidado, tomó sus patas para descubrir su rostro, después lo levantó y lo sentó en el suelo para finalmente darle un lindo y reconfortante abrazo que el pastor aceptó y devolvió.
—¿Por qué me perdonas tan fácil?, ¡yo te lastimé! —dijo Chase aún llorando mientras continuaba abrazando a la pequeña cockapoo.
—Ne vous inquiétez pas, tout va bien, ne soyez pas triste... s'il vous plaît —dijo la cachorra con su dulce voz mientras abrazaba al pastor.
—Quisiera entender lo que dices —dijo Chase con tristeza, sollozando en el pelaje de la cachorra.
Ambos cachorros estuvieron abrazándose un buen rato, reconfortándose mutuamente intentando hacer sentir mejor al otro. Después de un rato, ambos cachorros dejaron de llorar y salieron de debajo de la mesa más tranquilos.
—Enserio no quise gritarte, si quieres jugar con el Oficial Oso no me enojare, él estará feliz de ser tu amigo también. Solo cuídalo mucho, él es importante para mí —dijo Chase mientras caminaba a lado de la cachorra.
La cachorra solo sonreía mientras caminaba a lado del pastor sin entender lo que este decía, hasta que algo en la ventana llamó su atención. La pequeña detuvo su paso y se quedó observando la ventana por un buen rato hasta que se dio cuenta de lo que estaba pasando. Ella corrió y se escondió debajo de la cama dejando al pastor atrás hablando solo.
El joven pastor no entendía lo que había asustado a su pequeña amiga, se acercó a la ventana para ver lo que había ahí y notó como afuera caían copos de nieve en el balcón. Chase fue a buscar a la cockapoo para intentar preguntarle lo que la había asustado. Entró bajo la cama y la encontró acurrucada al fondo contra la pared.
—Il neige!, Il neige! —dijo la cachorra mostrándose asustada mientras se cubría los ojos con sus patas.
—¿Neige?, ¿hablas de la nieve?, la nieve no es peligrosa, o bueno, creo que no siempre, ven, te mostraré —dijo Chase intentando convencer a la cachorra para que lo siga.
Chase salió de debajo de la cama y se acercó a la puerta de cristal que da al balcón, la puerta no estaba completamente cerrada por lo que le fue muy sencillo abrirla y salir al balcón donde estaban cayendo los copos de nieve. La cachorra asomó su cabeza desde debajo de la cama y pudo ver al pastor salir y jugar con los copos de nieve que caían.
—Mira, no es peligrosa, son copos muy pequeños, y están fríos, ven, déjame enseñarte —dijo Chase desde el balcón mirando directamente a la cachorra y extendiendo su pata delantera.
La cachorra no parecía muy segura de seguirlo esta vez, aún tenía miedo y no quería salir de su escondite.
—Por favor, sé que antes te fallé, pero por favor, confía en mí, te prometo que te protegeré siempre —insistió Chase en un tono calmado pero con mucha seguridad, mirando a la pequeña cachorra directamente a los ojos.
A pesar de que la pequeña cachorra no entendía lo que su amigo pastor estaba diciendo, algo en su voz la hizo sentirse segura y le dio la confianza suficiente para salir de su escondite y acercarse al pastor.
La pequeña cachorra caminó lentamente y con mucha precaución hacia el balcón, atravesó la puerta, salió, se acercó al pastor, y abrazó una de sus patas para sentirse segura.
—¡Lo hiciste!, vez, estás bien, mira, muchos copos de nieve —dijo Chase mostrándole los copos de nieve que caían a su alrededor y atrapando unos cuantos con su lengua.
La pequeña cockapoo, poco a poco obtuvo confianza al ver los copos de nieve caer mientras estaba a lado del pastor. Ella parecía emocionada mirando el cielo nocturno mientras caían los copos de nieve. A pesar de las nubes, había partes del cielo despejadas que dejaban ver las estrellas y la luna, la cachorra estaba encantada con la vista.
—Oh…, te gusta mirar el cielo —dijo Chase mirando a la pequeña cachorra que estaba observando el cielo emocionada sin dejar de abrazar una de sus patas—. Mira, de esas nubes cae la nieve, pronto nevara, y esos puntitos brillantes se llaman estrellas, Ryder dice que son soles muy lejanos, como el sol grandote y amarillo de nosotros que sale en el día y que tiene mucha luz, y esa es la luna, en los cuentos dice que está hecha de queso, ¿me pregunto a que sabrá ese queso?, ¿será un queso normal?
—La lune et les étoiles sont belles, la neige aussi —dijo la cachorra señalando el cielo con su pata y mirándolo de forma soñadora.
La cachorra estaba muy feliz mirando el cielo desde el balcón, el pastor no necesitaba entender lo que decía para saber que estaba disfrutando mucho el momento.
—Merci, j'aime être avec toi —dijo la pequeña cockapoo abrazando la pata delantera del pastor y acurrucándose más en él.
La puerta de la habitación se abrió y Ryder entró con tres tazones de croquetas para sus cachorros. Los colocó en el suelo y dio un vistazo a su habitación en busca de sus pequeños amigos. Desde dentro, Ryder no tardó mucho en encontrar y ver como dos de sus pequeños cachorros estaban en el balcón, sentados en el suelo acurrucados muy juntos mirando caer los copos de nieve del cielo.
—Esos dos pequeños no tardaron ni 30 minutos en crear un vínculo —dijo Ryder en voz baja para sí mismo—. Se ven adorables al intentar charlar entre ellos, parecen divertirse solo mirando la nieve caer del cielo... ¿el cielo?..., creo que eso me da una idea.
Ryder salió al balcón para reunirse con sus cachorros y ver como estaban.
—¡Ryder!, ¡volviste! —dijo Chase emocionado corriendo a encontrar al niño.
—Veo que hiciste un buen trabajo cuidando a la cachorra, gracias Chase —dijo Ryder acariciando la cabeza del pastor.
—No..., no lo hice, yo le grité cuando quiso abrazar al Oficial Oso..., lo siento Ryder —dijo Chase bajando la mirada.
—¿Te disculpaste con ella? —preguntó Ryder de forma comprensiva.
—Sí... lo hice —respondió Chase volviendo a alzar la cabeza.
—¿Aceptó tus disculpas? —preguntó Ryder.
—Creo que sí... lo hizo —dijo Chase.
—Entonces, todo está bien, no te preocupes Chase —dijo Ryder acariciando al pastor.
Ryder se acercó a la cachorra, la cargo en sus brazos y habló con ella.
—Comment vas-tu, petit? —preguntó Ryder.
—Eh... bien, je m'amuse beaucoup, Chase est très gentil avec moi, il me montrait le ciel —respondió la cachorra con una suave voz.
—Je suis content de l'entendre, tu sais, j'ai une idée, que penses-tu du nom Skye, ça signifie ciel, tu l'aimes? —preguntó Ryder buscando saber la opinión de la cachorra.
—Oh... Skye, C'est mignon, j'aime!, j'aime! —dijo la pequeña con emoción.
—Alors c'est décidé, ton nom sera Skye, Skye Rose Connor, Je réparerai vos documents demain —dijo Ryder bajando a la cachorra de nuevo al suelo.
Chase estaba sorprendido por la conversación de Ryder y la cachorra, el pequeño pastor no tenía idea de que Ryder entendía lo que decía la cockapoo.
—¿Entiendes lo que Rose dice Ryder? —preguntó Chase muy sorprendido.
—Sí Chase, y por cierto, a partir de hoy su nombre será Skye, y su nombre completo será Skye Rose Connor, me gustaría que conservara también su antiguo nombre —dijo Ryder mientras acariciaba a la cockapoo.
—¿Skye?, ¿Rose se llamará Skye?, creo que suena lindo, le queda, a ella le gusta mirar el cielo. Ryder, ¿sabes si ella está molesta conmigo? —preguntó Chase algo preocupado.
—No Chase, no lo está, de hecho, creo que le agradas —dijo Ryder inclinándose hacia Chase.
—¡Sí!, ¡le agrado! —gritó Chase brincando de alegría.
—Jeje, bueno cachorros, debemos entrar, les traje la cena —dijo Ryder entre risas, viendo que ambos cachorros entraran, y esta vez asegurándose de cerrar la puerta del balcón detrás suyo.
Chase y Skye se acercaron a los tazones y comenzaron a comer de un mismo tazón sin importarles mucho.
Un pequeño cachorro hambriento de pelaje blanco caminó bostezando a los tazones queriendo cenar. Se acercó a un tazón y simplemente comenzó a comer lentamente. En un descuido, el cachorro simplemente levantó la vista y vio a una cachorra desconocida comiendo del mismo tazón que Chase, pero no le dio importancia y volvió a concentrarse en su tazón. Un minuto después volvió a levantar la mirada para ver a la cachorra nuevamente.
—¿Quién es ella? —se preguntó el pequeño Marshall algo confundido—, ¿de qué me perdí?
—Que buenos cachorros —pensó Ryder mientras observaba a sus cachorros cenar.
Nota: Skye no es francesa. La explicación se dará más adelante en la historia.
