Había olvidado actualizar por aquí, así que los dejo con episodios masivos, hasta alcanzar donde tenía la última actualización, espero disfruten de la historia.
No olviden dejar sus reviews, favs y todo lo que puedan para apoyar esta obra, que la pasen bien, hasta muy pronto~
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Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Riot Games tiene los derechos de los personajes usados.
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Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^
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El Baile del Cuervo
Por Clarisce
Capítulo 10: Un Beso al Día
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De ese momento no hay más que recordar, sólo su mísera soledad, la forma en que lo miraba, como si pudiera cambiar algo, pero nada era diferente, ella era Irelia y él sólo un demonio.
Cuando se fue una extraña sensación la invadió, ¿cómo podía llamar a estos sentimientos? ¿Ira? ¿Tristeza? ¿Dolor? No, eran… eran…
— Señorita, tiene que irse —la interrumpieron.
— Emeri, me dijiste que no confiara en nadie de la familia —confesó a la recién llegada.
La habitación de su esposo se sentía tan… vacía, al llegar se sentó en la cama y esperó que los sirvientes trajeran sus maletas, la reliquia familiar llegó primero, Irelia se ocupó de acomodarla apropiadamente frente a la cama, entonces llegó la joven Tawk, ésta como su sirvienta personal debía ayudarla a adaptarse, pero ahora estaban en un gran problema, dado que nadie tenía permitido entrar a la habitación del joven amo de la casa Swain sin aviso.
— Pero esto es rebelión, el amo Swain no lo tolerará.
— Me dijo que me sintiera como en casa —dijo Irelia— cuando terminó la ceremonia sólo hizo eso y se fue, pero mi esposo, escapó… se fue con aquella-
Fue interrumpida, mientras Emeri cubría su propia boca y chistaba la voz de la joven.
— No hable mal de la señorita Stelia, hay muchos espías suyos en casa, si la escucha, le dará poder, no debe hacerlo.
— ¿Ellos son amantes? —preguntó.
— No lo sé, yo me encargo de muchas cosas pero no esas, aunque…
— ¿Eh?
— Aunque el joven amo y la señorita Diavil eran muy unidos de niños.
— Entonces…
— Le contaré todo lo que quiera, pero vámonos, si el joven maestro la ve aquí, no sólo rodará mi cabeza, también la suya, seré ejecutada… en silencio en algún lugar de Noxus, nadie encontrará mi cuerpo y…
— No te preocupes —dijo Irelia incauta y sombría— te llevaré conmigo si eso sucede.
— Reboza de confianza, señorita, pero yo prefiero servir a los Swain, no puedo dejar lo que conozco y definitivamente no puedo vivir de buenas intenciones, ni mis hermanos ni yo podemos.
— ¿Tienes familia?
— Agh… por favor, salga de la habitación, ya están condenados los sirvientes que trajeron sus cosas, pero nosotras aún podemos…
La puerta hizo un crujiente ruido, el cual hizo que Emeri volteara con susto, la persona que aparecía no era más que Lille, el mayordomo, éste con cara seria movió su mano para que Emeri saliera.
Iba a sacarla de ahí antes de que ocurriera la tragedia, Lille apreciaba a Emeri, tal vez estaba preparando una bolsa de monedas de oro para compensarla en caso de que Jericho quisiera deshacerse de ella por su error.
— Pase buena noche, señorita Xan —dijo y salió con Emeri.
Las horas pasaron y la fría noche hizo que Irelia comenzara a prepararse, buscó entre su ropa algo apropiado para recibir a su nuevo esposo, se acostó en cama y cubrió su cuerpo con un montón de mantas.
Después de quedar algo soñolienta escuchó un ruido sordo, creyó que era Lille otra vez para intentar persuadirla o en última instancia Emeri, pero no, esa sombra no era nada más y nada menos que su esposo, éste encendió las luces y gran sorpresa se dio al notar a la joven en su cama.
— Estoy soñando —dijo para sí mismo, se frotó los ojos.
— Bienvenido, esposo —respondió Irelia con frialdad.
— Iba a… —no podía seguir.
Había vuelto de sus reuniones aunque no lo quería, después de pasar un tiempo con los duques Diavil y de escuchar sus propuestas, decidió que no era momento de aplazar una conversación, que pensándolo bien, resultaba dolorosa para alguien que ya había herido en el pasado, aunque de maneras distintas.
— ¡Eres un mentiroso! —le gritó y se levantó de cama.
Swain inmediatamente cubrió su rostro y lo giró a otra parte, su esposa no tenía nada más que un camisón tan delgado que pasaba a ser transparente, que dejaba ver partes de su cuerpo que nadie debería.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó entre asustado y nervioso.
— ¡Mentiste! Te quieres divorciar de mí porque tienes una amante, ¡así que me ofendiste al mentirme!
— ¿En qué mentí? —preguntó ya muy desconcertado.
— En que… en toda esa tontería de una vida pasada, no puedes pensar que creeré tal estupidez y todo para escapar con tu amante, no, no —dijo casi irracional.
— Tú —empezó y siguió sin mirarla— tú crees en espíritus que te hablan por profecías, en sueños que te muestran a tu alma gemela, naciste y creciste en la tierra de la magia y el poder espiritual y… ¿no crees en vidas pasadas? —Swain se acercó a la cama, tomó una manta y con esta cubrió a su esposa, la cual seguía agitándose sin dejar de mostrar las transparencias de su vestir.
— ¡Deja eso! —le dijo y golpeó la manta que querían ponerle encima.
— No toleraré su comportamiento, ¡señorita Xan! —intentó poner su rostro más serio.
— ¡¿AHORA SOY SEÑORITA XAN?! —lo enfrentó exponiendo más su pecho.
— Es la última vez que se lo pediré, no quiero repetirlo, nosotros nos divorciaremos, no hay una razón para seguir juntos, no puede ser tan descabellado como para creer todo menos lo que le he explicado, ¡me está llevando a un punto sin retorno!
— Y yo no dejaré que me faltes al respeto de esa manera —lo tomó por los hombros, lo guió hacia la cama con rapidez y lo tumbó en la misma, Swain cayó de espaldas y miró a la gran mujer sobre él— ¡voy a…!
— ¿Qué vas a hacer? —preguntó tuteándola— ¡No te aproveches de esta situación! —volvió a cubrir sus ojos con las manos— Hago esto por ti, no por mí. Deberías estar agradecida, regresar a tu ciudad y olvida que esto pasó.
— Nos besamos y nos casamos, no voy a irme —repitió, apoyó sus manos en la cama, quedando cara a cara con el nervioso peliblanco.
— ¡Cielos! ¿Vas a forzar nuestra primera noche? ¿Por qué querrías hacerte eso? —calmó su voz— no mentí, tú y yo éramos enemigos en nuestra vida anterior, yo invadí Jonia con ayuda de un demonio, servía a fuerzas que no conoces y al final nos enfrentamos, una y otra y otra vez, todo para que termine… para que… —alzó su mano y tocó la mejilla de su nerviosa y enrojecida esposa— para terminar con tu vida y la mía. No le he dicho esto a nadie —Irelia parecía haber enfriado su enojo— eres la primera, yo… lamento haber pensado que estabas de parte de mi madre, lamento haber intentado asesinarte hace unos años, lamento haberte lastimado, de nuevo.
— Volviste, ¿por qué? —preguntó cayendo a la cama a un lado de él, respirando agitada, sostener una actitud fuerte, había sido demasiado, estando tan nerviosa.
— Por mucho que lo niegue, durante estos años pensaba que la razón para volver en ésta segunda vida era la de evitar que nuestras naciones se enfrentaran, sin embargo sentía un vacío, cuando estuve en ese lugar… —recordó algo— el mundo espiritual en mis sueños, al recorrer ese mundo, una tristeza me atrapaba, eso no cambiaba nunca, pensé que era lo que yo había sentido antes de morir y luego creí que era lo que tu pueblo sintió, melancolía, soledad, desesperación, abandono y una angustia inconmensurable, pero no, no era nada de eso, eras tú… ¿sabes por qué? Porque esos sentimientos tenían el mismo sabor de tu beso, así que… antes de negarlo, regresé, iba a cambiarme para ir por ti a la casa principal y me sorprendiste.
La joven de cabellera oscura se giró hacia él, lo miraba enternecida, quería tener todo lo que él le ofrecía, aunque fuera una migaja, Swain también la miró con sus temibles ojos rojos, parpadeó un par de veces y volvió a ver a otra parte.
— ¿Estás enojada porque dije que tu beso sabe a soledad? —preguntó de inmediato al no escuchar nada más.
— Estamos casados y he soñado contigo todos estos años, estaba destrozada, imaginando que… podías ser otro, pero tú apareciste.
— Empujé a tu hermana, deberías desear arrancarme la cabeza.
— Ella me dijo que no fuiste tú.
— Tal vez vio mal.
— No mientas tan casualmente —dijo la peliazul— me asustas, lo dices con naturalidad y puedo creerte.
— Te ibas a casar con otro a pesar de haberte obsesionado conmigo todo este tiempo, ¿realmente vale la pena una niña que ni si quiera es de tu sangre?
— Somos hermanas de baile, además ella es muy pequeña y yo…
— No cambias. Siempre has hecho todo por ayudar a los demás, incluso si eso implicara que vivieras atormentada por tus decisiones.
La joven buscó la mano de Jericho en la cama, no giró sólo la tomó, éste se dio cuenta y aceptó el toque para entrelazar la mano con la suya.
Tal vez los espíritus querían que compensara a la mujer más amada en Jonia, ya que, en su vida pasada, ella perdió a su familia, a su pueblo y lo único que quería era bailar en soledad; nunca pudo amar o ser amada apropiadamente por nadie, sólo sintió el odio de Noxus y era buscada para expandir cualquier rastro de rencor entre ambas naciones.
Así que sí, tal vez él tenía otro propósito. Giró a verla, se levantó levemente y tomándole la mejilla con dulzura, la guio hacia su rostro para besarla. Se besaron por un largo tiempo, ella tomó a su esposo por la solapa y lo hizo estar sobre ella, el beso terminó con ambos casi ahogados y sin aire, se miraron nuevamente, ésta vez conscientes de su verdad.
— Si recuperas tus memorias, seré el primero en ser asesinado.
— Yo quiero estar contigo, ¿tú no?
— Ah… —dijo pensativo, pero su cuerpo y su mente estaban de acuerdo en que deseaban ese contacto humano— podemos esperar, al menos un poco más, hasta que terminemos nuestro primer año.
Era esa la edad en que lo hizo pedazos siendo un hombre, sería la misma edad en la que defendió sus tierras y la misma en que comenzó su rivalidad cantada por la ira. Las cuchillas que manejaba en su danza para pelear contra la injusticia, no quedarían impolutas sin su sangre.
— No quiero.
— ¿Otra vez con esa terquedad?
— Eres un hombre inteligente, creo que podemos negociar.
— Abusas de esto.
— Entonces no ibas a dejarme en nuestra primera noche, pero ibas conmigo para pedirme el divorcio de todos modos…
— ¿De todo lo que escuchaste es lo único que te importa? —preguntó desconcertado— No te pareces en nada a ella.
— La mujer de tu vida pasada, ¿no?
Swain se levantó de la cama soltando la mano de su esposa, pero ésta se sentó a su lado, obligándolo a tomarla de la mano otra vez, se abrazó a él como si fuera pegamento.
— Ella no era una mujer, era una fiera, una bestia indomable, incapaz de ser doblegada, con una moral intacta e ideales tan fuertes como si los dioses hubieran grabado en su alma —sonrió al recordarla, la odiaba, pero en el fondo admiraba todo ello sin decirlo a nadie, ni si quiera a Raum— y no vayas a decir que tengo amantes, eres la única mujer que me ha hecho esto y vive.
— ¿Y esa roja? —dijo apretando a Swain por el cuello con su otra mano, se refería a Stelia.
— La futura duquesa Diavil no es amante mía, somos socios en algunos asuntos, sus padres me ofrecieron su patrocinio, ya que mi propia familia es complicada y no soy un hijo legítimo —miró a Irelia, ésta no dejaba de aprisionarlo, primero su mano contra la suya entrelazada y luego su otro brazo alrededor de su cuerpo.
— Ella te abrazó —dijo un poco triste.
— Me guarda afecto por lo unidos que fuimos en nuestra infancia, antes de recordar —se soltó de Irelia, rodeó la cama y se acostó en la misma, entonces llamó con una mano a su esposa para que se acostara a su lado— ¿quieres hablar de eso? —preguntó más relajado.
La joven de cabellera oscura se subió a la cama y a gatas se acercó a Swain, lo miró con los ojos entrecerrados y en lugar de continuar con más acoso, se acomodó al lado del hombre que se había convertido en esposo.
— Tienes que prometer algo…
— Más condiciones.
— Escúchame, si recuerdo o no, yo lo dejaré por escrito, quiero vivir nuestro matrimonio, deseo ser tu apoyo y la persona que esté para ti, que no guardes todo el sufrimiento. Sé que te afecta, lo noté cuando nos vimos por primera vez bajo la mesa, temblabas porque te hice algo horrible.
— Tenías razón en todo, no te disculpes.
— Bésame, todos los días, aunque estés enojado, aunque yo te odie, hazlo, así… al menos sabré que esto era real y si lo que dices es verdad, si recupero mis recuerdos, habrá valido la pena, porque la persona que soy no cambiaría su moral, sin importar cuántas vidas pasen y no te haré daño.
— ¿Estás loca? —preguntó nervioso.
— A cambio —respiró hondo— esperaré todo el tiempo que necesites, no sólo 1 año.
Había intercambiado la intimidad por una relación de pareja.
— No sabía que eras tan buena en esto —dijo Swain y se apartó un poco— por ahora está bien si dormimos en la misma cama, pero no… no vayas a tocarme más que la mano y acepto lo del beso, un beso cada día por el bien de nuestra imagen pública, ¿si? —se mentía a sí mismo, el beso era lo que más le había revuelto las ideas, lo disfrutó.
— Sí —afirmó agitando su cabeza también—. Ahora cuéntame todo de esa otra vida… —su cara parecía seguir sin creerlo, estaba divertida.
...
...
...
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Fin de Episodio 10
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